Partida Rol por web

Tras devolver el saludo a todo aquel con el que me cruzo, empezando por los dos guardas de la puerta, camino por el alcázar, explorando el lugar con la curiosidad de ser mi primera vez. Me detengo durante unos largo minutos para ver como los jóvenes, y futuros caballeros, se entrenan, entretengo a Sigmund acercándolo algún caballo, e incluso me detengo para hablar con alguno de los clérigos...

Tras un buen rato, y habiendo descubierto la ubicación del lugar donde cenaré, vuelvo a salir al exterior, alejándome tan solo unos pocos metros en busca de un buen pedazo de hierba verde y fresca donde poder sentarme y jugar con Sigmund a la espera de que su madre vuelva....

Todo es perfecto, demasiado perfecto tal vez pero son paladines que se puede esperar. En el exterior a la sombra de las murallas encuentras un buen sitio para descansar. Sigmund esta medio dormido por el cansancio tal vez.

La tarde va avanzando y tras un rato ves como alguien se acerca montado en un extraño animal, un dientes de sable de pelaje plateado que se para para que descabalgue.

Algo sorprendido ante la montura, y con Sigmund tranquilamente dormido en mi regazo, fijo mi mirada en la criatura así como en quien la monta.

Vaya, no esa no es una montura corriente, ese animal parece excepcional...

Es la dama Atriel que se quita el yelmo y le acaricia la cabeza para despedirse de el. Se lo pone bajo el brazo y camina hacia el alcazar con paso firme y con un par de pergaminos bajo el brazo, pero al verte se acerca, mientras el dientes se aleja por el camino hacia el bosquecillo cercano

Al descbrirse el rostro, le dedico una amable sonrisa mientra me incorporo para cercarme hasta ella con Sigmun entre mis brazos.

Saludos, lady Atriel. Veo que poseeis una montura de lo más peculiar. - la saludo, mientras me inclino levemente para que puedo observar a su hijo, dormido placidamente. - Sigmund se haportado de maravilla, es un niño algo traviese, pero desprende una gran inteligencia y bondad.- agrego, sonriente.

Si, siempre he dicho que nuestra dama me ha concedido una extraña montura pero llego a mi siendo un cachorro y no se puede nunca negar nada me rio y miro al bebe pues sera hoy por que otros dias no hace nada mas que protestar con Illian tendre que pensar que es ella la culpable

Ante el comentario de Atriel acerca de su hijo no puedo evitar sentirme orulloso y satisfecho al pensar que el niño se ha comportado mejor conmigo que con la tal Illian.

Supongo que se ha debido a la falta de confianza, quizás mi presencia lo a intimidado y por eso su comportamiento a sido más tranquilo. - comento, intentando quitarle merito al asunto. - Sea como sea, a sido un placer cuidar de él durante estas horas y si necesitaseis que volviera a hacerlo, podeis contar conmigo mientras esté en la ciudad. - agrego, mostrano una sincera sonrisa.

Os lo agradezco de verdad, a veces tengo tanto trabajo que debo cuidarlo en el despacho mientras escribo informes me rio y miro al bebe. Creo que Illian no te vera en unos dias, a ver si esa diablillo no te intenta desviar del buen camino mi pequeño

No debéis agradecérmelo, la verdad es que es un placer poder ayudar. - afirmo, tendiendo a Sigmund hacia su madre, seguro de que esta deseará tenerlo entre sus brazos. - Espero no haceros perder mucho tiempo, ¿pero os importaría contarme algo acerca de la ciudad, sus costumbre, leyes u otras peculiaridades?. Ciertamente, acabo de llegar, y no se mucho acerca de la ciudad. - agrego, caminando al lado de la joven.

Lo cojo en brazos y sonrio mientras caminamos.

La ciudad, nosotros protegemos de las murallas hacia afuera mientras los vigilantes se ocupan del interior y hay veces que pienso que el mundo seria mejor si alguien hiciera algo que debiera.

Si alguien hiciera algo que debiera? - repito, pensativo. - Espero no ofenderos si os pregunto a que os referís exactamente. - agrego, intrigado, sin dejar de caminar, tranquilamente junto a ella.

Perdon, a veces suelo hablar en voz alta, pero no os preocupeis, es algo normal en mi replico sonriendo y caminando hacia el alcazar. Es por el maldito trabajo, algunos caballeros con el maestre han ido a un lugar a escoltar una caravana y estoy intranquila

Ya veo, Lady Atriel. Sin duda vuestro trabajo conlleva demasiadas preocupaciones y responsabilidades, es normal que os sintáis nerviosa e inquieta. - comento, mostrando una leve sonrisa de comprensión. - De todas formas estos caballeros parecen más que capaces, no creo que debáis preocuparos más de lo necesario, seguro que tanto ellos como el maetre volverán sanos y salvos tras escoltar a la caravana... - agrego, con la clara intención de otorgarle un poco de apoyo. pero permitiéndome el lujo de dejar la frase sin acabar, ofreciéndole la oportunidad de contarme algo más si así es su deseo.

Hay veces que creo que Ishamar tiene razon y que solo somos peones de los dioses. Pero se que no es asi, si hay que llevar ese objeto por que la diosa lo ha pedido se llevara y se hara. Desearia tanto haber ido yo, pero mi tio el maestre me pidio que no lo hiciera que esperara, que ya habia echo mas de lo que se me pidio la ultima vez. Incluso entregar lo que mas apreciaba y atesoraba

Cierto, no somos sus peones y ese tal Ishamar está equivocado si así lo piensa. - afirmo, pensativo tras escuchar las palabras de Atriel. - Somos parte de ellos, unos más fieles que otros, pero al fin y al cabo son ellos los que cuidan de nosotros, de ahí que les sirvamos como lo hacemos. - continuo, intentando expresar algo que para mi es lo más natural del mundo, pero que a la hora de la verdad cuesta de hacer entender. - Pero no creo que os apetezca que os hable de ello ahora, sin duda vuestra fe es fuerte y no necesitáis de mis palabras para fortalecerla. - agrego rapidamente, quitando importancia al asunto y mostrando una amistosa sonrisa. - Lo que si siento es que hayáis tenido que entregar eso tan apreciado por vos, ya que vuestras propias palabras denotan que ha sido un sacrificio arduo y difícil.

Tenia el don de la profecia y lo entrege para poder salvar a los mios y bueno, no me arrepiento pero si lo tuviera podria haber salvado a mas gente suspiro y sigo el camino hacia la fortaleza.

Fue una pena perder a un paladin tan prometedor como Ishamar, volvio a su hogar a cuidar del campo, tal vez algun dia regrese

Entendiendo. Pero tu sacrifico sin duda salvó a mucha gente, así que no debes pensar en lo que podrías hacer ahora, si no en lo que lograste. - afirmo, comprensivo, mientras continuo caminando al lado de Atriel.

En cuanto a Ishamar, no puedo decir mucho, pero si un día fue un paladín, seguro que acabará regresando.

Eso me digo todos los dias y aun asi tengo demasiado en la cabeza para no hacer nada mas por mejorarlo sonrio y saludo a los guardias de la entrada

Yo tambien lo espero, pero quien sabe que ocurrira y nos deparan los dioses

Al igual que Atriel, saludo a los guardias mientras medito sobre sus palabras, sin duda cargadas de un intenso deseo por arreglar lo que sucediera en su día.

El que sucederá o que nos deparan los dioses? Sin duda son preguntas sin respuesta, Lady Atriel, pero hay que ser optimista, esa, quizás, es nuestra mayor fuerza.

Asiente mientras entra y se encamina hacia el edificio principal. Un novicio te acompaña a tu cuarto para descansar y te asees hasta la hora de la cena. Te esperaran en el salon principal, donde todos comeran y rezaran antes de irse a descansar.