Partida Rol por web

Limoria, hermosa ciudad, hermosas mujeres te han dicho que en ella viven, tu camino te lleva hasta alli. En las puertas te paran un grupo de soldados que te registran y te preguntan que te trae a la ciudad antes de dejarte pasar. Hermosa ciudad, como hermoso el cielo que ves cubriendola.

El pequeño Flinch estaba habituado a recorrer caminos y caminos en busca de "la locura", así llamaban sus parientes a esta extraña enfermedad que afectaba a no pocos miembros de su raza.
Flinch siempre había sentido la música en su interior, le llamaba y sus manos repondían tensando las cuerdas del instrumento, pero eso no era todo... "la locura" llevaba su arte hasta el más peligroso de los extremos. El pequeño gnomo no tenía suficiente en contar y cantar las historias que le habían relatado los ancianos o la gente que se hospedaba en su pueblo... necesitaba vivir las aventuras él mismo, no podía limitarse a contar una batalla, necesitaba saber que se sentía en el fragor de la lucha; sus canciones sobre dragones le parecían vacías cuando hablaban del extraño temor que azotaba a los héroes que se enfrentaban a semejante peligro, debía vivirlo para poder trasladar estas sensaciones a su música... "la pasión de la vida", tal y como Flinch la había descrito en más de una ocasión.

Esta vez, sus pasos le llevaban hacia la ciudad de Limoria, había oído historias sobre esa ciudad, los mercaderes que había encontrado en el camino le habían hablado de sus gentes y de su pasado. Era una ciudad interesante, llena de gente que conocer y, tal vez, algún héroe que deseara su compañía y que quisiera pasar a los anales de la historia immortalizado en alguna canción.
Pronto, llegó a la ciudad y esta no le defraudó, seguro que conseguiría su propósito...

Al llegar a la ciudad fue registrado por unos guardias, Flinch estaba habituado a esto y, no teniendo nada que esconder, dejó que se cercionaran de que sus pertenencias no eran peligrosas. Cuando fue interrogado sobre su motivo para entrar en la ciudad, éste contestó entusiasmado contandoles a los guardias su propósito sobre escribir una gran y bella canción, sobre reyes y princesas, sobre tumbas de viejos héroes que perecieron para conseguir un mundo mejor, magos poderosos alzándose en la cumbre de torres legendarias y grandes bestias y siervos de la oscuridad que aterrarían incluso a los más fuertes...
Normalmente, los guardias no solían prestar atención a sus palabras, pero A Flinch tampoco le importaba demasiado, una vez había empezado su mente le trasladaba a otro sitio, un sitio inalcanzable para muchos, a él le gustaba llamarlo "el plano de la imaginación".
Así siguió hasta terminar, dispuesto a dirigirse hacia la taberna más cercana, dónde seguro podría escuchar historias interesantes e incluso conocer a alguien interesante.

El mercado, esta a rebosar de gente, hay otro bardo cantando en un rincon aunque sin mucho exito. La gente te mira y te deja pasar, es un espectaculo impresionante ver a un gnomo en la ciudad en tanto tiempo.

Ves a guardias vestidos de negro moviendose por las calles repartiendo orden, a caballeros de brillante armadura caminando hacia el templo, magos apoyados en sus bastones hacia la torre y damas de extraordinaria belleza comprando en los puestos con sonrisas que harian palidecer la luz de las estrellas en sus rostros.

Flinch había paseado por muchas ciudades y muchos mercados, en ellos había conocido mucha gente interesante, guerreros, mercaderes, mercenarios y, por supuesto, otros bardos, con los que habría podido conversar durante días.

Esta ciudad no era una excepción, sin embargo, el bardo que ahora mismo estaba contemplando, no tenía un éxito abrumador. Flinch lo miró un rato, sabía por propia experiencia, lo que se sentía cuando aún no eres un reputado bardo (bueno, de hecho tampoco sabía que se sentía cuando se era un reputado bardo). Ese pensamiento le hizo gracia.

Por ese mismo motivo, decidió ayudarle, quizás con su ayuda pudiera conseguir algunas monedas, comprarse un nuevo instrumento y quien sabe, tal vez tendría un nuevo amigo en una nueva ciudad. Ilusionado con la idea, Flinch se dirigió al bardo que estaba cantando.

Hola compañero, me permites que te acompañe?- le dijo enseñándole la bandurria que siempre llevaba encima.

El bardo te mira y sonrie asintiendo levemente mientras te deja un sitio a su lado. La gente os mira parandose a ver que haceis, es como una nueva situacion.

Os escuchan tocar y tras un par de sonatas os lanzan algunas monedas incluso aplauden la actuacion.

Flinch recoje las monedas que han lanzado los transeuntes al pasar por donde tocaban y se las tiende al otro bardo.

Son tuyas. No está mal -dice el gnomo con una sonrisa-. ¿Eres de la ciudad o estás aquí de paso? Yo estoy aquí buscando nuevas aventuras, grandes héroes e historias fantásticas que contar. Conoces alguna que relatarme... sí claro que las conoces, eres un bardo igual que yo!! ¿Por qué no me acompañas a alguna posada y me las cuentas? Podríamos ser amigos e incluso encontramos a un fornido grupo de aventureros y podemos cantar hazañas increíbles... -dice el gnomo mientras tira de los ropajes de su "nuevo amigo"

El bardo sonrie mientras guarda las monedas en una raida bolsa en su cinturon.

Hace poco la ciudad fue asaltada y un grupo de heroes la salvo. Estoy investigando para crear una dulce melodia para que todos conozcan la historia. Ademas algunos de ellos eran hermosas damas que lucharon con sus amados. Solo se que siguen viviendo en la ciudad, pero no he podido verlas. Todos parece que las protegen. Terminare marchandome tarde o temprano.

¿Cómo? ¿Vas a tirar la toalla? Yo te ayudaré. Vamos a encontrar a esas mujeres y juntos compondremos una canción que será recordada en esta ciudad durante muchas generaciones y se convertirá en leyenda generaciones después. Vamos allá. ¿Por dónde empezamos maese...? Uy, que maleducado soy. Me llamo Flinch, tú eres...

SE rie ante tu arrojo y asiente

Una es la directora de la escuela de magia, pero no se la ve hace tiempo, otra es una maga que volvio a su hogar, una paladina que no sabemos donde esta y como no una de los vigilantes, por lo que dicen su amante es un oso salvaje que te arrancaria la cabeza y los brazos para sorberte el tuetano

Vaya, no parece tan difícil... Aunque no veo necesario batirme en duelo con un oso salvaje, además de que no creo que mis tuétanos fueran muy apetitosos, además no tendría por donde empezar con una personita como yo, así que mirándolo desde este punto de vista, no creo que el oso sea un peligro tan grande.

Pero como no sabes donde está tendremos que tirar del hilo más sencillo. Podemos ir a ver a la directora de la escuela de magia. Los magos son muy reservados con sus cosas, así que seguramente esté ahí dentro preparando alguna poción para transformar esqueletos en sapos o lagartijas en golems... ¿quién sabe?

A lo mejor no nos recibe a la primera, pero he comprobado que insistiendo durante un tiempo los humanos suelen contarte al final lo que quieres... no he entendido nunca porqué no te lo cuentan desde el principio... supongo que les gustar hacerse de rogar... aunque hay algunos que me han dicho que si no me largaba harían no sé que con mi cabeza con una espada... es verdad que a veces se ponen algo violentos.

Entonces, ¿qué te parece?, ¿vamos a ver a la directora de la escuela de magia?

La directora de la escuela dicen que es una drow de extraordinaria belleza y con unos ojos tan hermosos que te perderias en ellos toda la vida replica tu acompañante mientras te guia hacia la escuela de magia. Una bella estructura de tres torres de color marmoleo unidas entre si por puentes que forman un perfecto triangulo y con la puerta abierta.

Ahora solo consigue que te hable, es muy extraña, la vi y solo dijo a ti no

Flinch observa la construcción y durante unos segundos mantiene la boca abierta...

Ummm... y esta puerta abierta... supongo que no tendrán miedo de que los ladrones puedan entrar en esta torre. Yo pondría una puerta y un buen cerrojo con unas campanillas que avisaran cuando... bueno, al fin y al cabo ¿son magos no? supongo que ya habrán pensado en esta posibilidad.

Bueno pues entonces ahí vamos, supongo que no será peligroso entrar, quiero decir que si tienen la puerta abierta será para que la gente entre verdad? Si no, podrían cerrarla, aunque... para que poner una puerta si has de dejarla abierta...

El gnomo sigue con su discusión, aparentemente hablando con él mismo, mientras cruza el umbral de la puerta...

¿Por cierto, no debe ser la única drow de la escuela no? ¿O sí? Espero que te acordarás de ella, si era tan bella seguro que la sabrás reconocer, aunque claro está, dicen que tanto los elfos como los drows son todos de extraordinaria belleza... ummm... eso supone un problema pero... bueno seguro que te acuerdas de algún rasgo... ¿una berruga? No... alguien así no se dejaría una berruga en la cara.... ummm... ¿alguna cana quizá?

Dice mientras avanza, mirando al su amigo bardo.

Exactamente hay cuatro todas iguales asi que adivina cual es de todas. replica tu acompañante y suspira Ojos dorados creo recordar, y una sonrisa, si me lo pidiera la daria el mundo solo con su sonrisa solo por uno d esus gestos. Creo que me enamoro

Flinch se ríe abiertamente ante el comentario de su acompañante.

No creo que te sea muy difícil enamorar-te. ¡Oh! no te ofendas, pero tan rodeado de bellas damas... el corazón de los hombres es débil ante tanta belleza.

Pero volvamos a lo que nos interesa... una drow con ojos dorados... desde luego podría hacer una canción para ella sin haberla visto siquiera, un rasgo un tanto inusual... y cuatro de ellas, nada más y nada menos... pues entonces aplicaremos el archiconocido método gnomo para averiguar lo que hace falta averiguar sin saber lo que hace falta saber, nosotros lo llamamos el método gnomo de prueba y error. Te lo digo a ti porque somos amigos, pero es un secreto bien guardado de nuestra raza... el método consiste en preguntar si una persona al azar es la persona que estas buscando, si es ella ¡bien! la has encontrado, si no es, has aumentado tus probabilidades de encontrarla. ¿A qué es fabuloso? Venga, compañero, vamos a buscarla...

El pequeño gnomo se interna más en el edificio buscando hermosas drows con ojos dorados...

Tu acompañante se rie y asiente mientras te sigue un poco mas rezagado casi quedandose en la puerta abordando a un grupo de estudiantes. Por alli no ves muchos drows, pero de una extraña plataforma baja una de ojos dorados, lleva una tunica muy sugerente y camina con paso suave.

Un hombre de tunica negra la aborda y hablan unos segundos antes de que el se vaya y ella vaya hacia la puerta de salida.

Flinch, al ver a la mujer drow de ojos dorados que puede ser la que estaba buscando. Rápidamente, se dirije hacia ella.

Perdonad mi indiscreción mi señora -dice haciendo una exagerada reverencia- Vos debéis ser sin duda la legendaria heroína que junto a sus compañeras liberó hace poco a esta ciudad de un gran mal, los relatos que de usted he oido no hacen honor a su extraordinaria belleza, sin duda alguna. Me llamo Flinch y trabajo como bardo, componiendo hermosas canciones sobre grandes héroes y sus extraordinarias batallas, sobre hermosas ciudades y más hermosas mujeres y vos sin duda poseeis todas esas cualidades.

Por favor permitidme hacer un relato sobre vos, vuestro valor y vuestro coraje, vuestra belleza y vuestra dulzura y permitidme que sea el que expanda vuestras hazañas por todo el continente.

Te miro con una sonrisa divertida en los labios y arqueo una ceja levemente riendome haciendo un gesto para que un guerrero humano no se acerque.

Asi que sois bardo, ¿sabeis cuantos bardos han venido para pedirme que les cuente mi vida y que desean relatar mis hazañas y las de mis compañeras.?

NO sois el primero ni el ultimo, ya tengo bastante fama en todo el continente, la gente me desprecia por se drow y por ser hija de quien soy. Ahora decidme que hareis para cambiarlo

La belleza y decisión parecían dos cualidades indisociables en esa mujer, a la vez que exhibía un cierto carácter que Flinch no dudaba en describir como agrio-simpático, también parecía tener cierto interés por la proposición del gnomo.

Al acabar la mujer de formular esa interesante pregunta, Flinch no duda en responder, recitando a modo de prosa:

Mi señora, estoy seguro, que han venido a vos, no sólo bardos, sino guerreros, magos y hechiceros.

Todos con grandes promesas, incluso algunos ofreciendo incontables riquezas.

Muchos atraidos para vuestra belleza admirar, otros por vuestras hazañas contar.

Luego, saca la bandúrria que siempre lleva atada en su espalda y pone sus diminutos dedos en las pequeñas cuerdas y mientras toca una suave melodía, su voz entona unos improvisados versos:

A mis ojos plateada luna,

a los vuestros una sombra acuna,

vine cabalgando con suave viento,

no me fui sin consentimiento.

La canción es breve pero intensa. Al acabar, guarda la bandurria otra vez y con voz firme y decidia, se dirije otra vez a la mujer diciendo:

Esto es lo único que puedo ofreceros, mi música, mi voz y mi poesía y, en ofreceros esto, os ofrezco mi vida, pues le he dedicado a este arte cada instante de mi existencia.

Esto es lo único que podré relatar de vos a la gente si no me dais la oportunidad de conocer vuestras hazañas y vuestra persona. Mostradme la realidad y os prometo que la gente la conocerá, por encima de cualquier prejuicio o de cualquier embuste. Dejad que cuente de vos lo que nadie sabe para que podáis vivir en sus corazones como melodía para alejar los tormentos del alma.

Me rio y te miro aplaudiendo

Bonita cancion, pero tambien no se yo si con eso sera suficiente replico y sonrio . Os dejare que sepais cosas, solo debeis saber preguntar. Asi que teneis vuestra oportunidad. Preguntad noble bardo