Partida Rol por web

La explosión provocada por el elfo había debilitado a sus enemigos, pero no parecía que fueran tan débiles como el resto, además, aquella bestia, el cocodrilo, le daba muy mala espina. Así, Saeko esperó a que los guerreros se enfrentasen cuerpo a cuerpo con sus adversarios. Envainó rápidamente sus hojas y lanzó una ráfaga de dos shurikens haciía el cocodrilo, errando en uno de sus lanzamientos.

"Deben parecerse en que los dos tienen plumas. Unos para volar  y otros para escribir" Pensaba el clérigo, cuando Damiel agarró sus viales y lanzó uno, iniciando el combate. "Da igual, seguramente el jefe sea el viejo de anoche", pensó, aún convencido de que ese tipo tenía escrita la palabra "culpable" en la frente. No podía llamarse "cuervo" y ser inocente. Lo que estaba claro es que el elfo era la persona más impetuosa que había visto nunca.

Volaron los shuriken de Saeko. Él agarró la lanza con fuerza, dispuesto a atacar también a la bestia, que parecía más temible que el troglodita "ceceador".

Alain cargó contra el cocodrilo, dispuesto a llevarse la parte más divertida (al menos en su criterio) del combate: el cuerpo a cuerpo. Con su nueva espada larga y su escudo, se lanzó sin miedo contra el cocodrilo, pero de tan confiado terminó por errar el golpe y soltó un sonoro "mierda!".

Tasskar, por su parte, sonrió cuando el adalid tuvo el coraje de acercarse al cuerpo a cuerpo, pero el troglodita ya había aprendido a enfrentarse a los tipos grandes que confiaban demasiado en su armadura. Sujetando la guadaña con su mano derecha, utilizó la otra para conjurar un temible filo flamígero cuya forma recordaba vagamente a la de una cimitarra.

Usando su nueva arma conjurada, atacó a Alain sin piedad dándole en el brazo, mientras este recibía el golpe con un gemido de dolor y repetía varios tacos de nuevo. Tasskar aprovechó para mirar al resto del grupo de aventureros, que probablemente le habían subestimado como enemigo.

Xanorin no dudó en ayudar a su equipo usando uno de sus conjuros ofensivos: de sus dedos surgió un proyectil violeta que se lanzó directo a por el cocodrilo del troglodita, que aunque trató de esquivarlo no pudo. Parecía como si aquel misil estuviera vivo y lo persiguiera.

Erzkal al ver que el combate habia empezado, no quiso quedarse atrás. Fue hasta el troglodita y le atacó con fuerza y por suerte acertó el golpe.

Cuando Erzkal golpeó al troglodita, el crujido que sonó no eran solo los huesos de Tasskar quebrantándose. El suelo bajo sus pies empezó a partirse, incapaz de sostener el peso de tantas personas, pues pendía sobre la estructura (todas las alas este bajo ella estaban derrumbadas).

Quijada, el cocodrilo, hizo un sprint para evitar verse atrapado en la caída, mientras que Erzkal no fue tan rápido y quedó suspendido en el vacío mientras se agarraba con ambas manos: necesitaba subir rápido o caería.

Pero la peor parte se la llevaron Alain y Tasskar, que al encontrarse en su huida hacia un suelo que no se quebrara, forcejearon venciendo el lagarto, que tumbó al adalid que se veía irremediablemente arrastrado a la caída. Pero este, no decidido a dejar la gloria de llevarse al jefe a sus compañeros, alcanzó a atrapar al lagarto y ambos desaparecieron cuando el suelo se abrió bajo ellos...

Ahora, sólo el cocodrilo se enfrentaba a los aventureros restantes, que iluminados por el triste resplandor de la luna que ahora veían, lo tenían acorralado contra el abismo.

Quijada, sin las órdenes de su amo, cargó contra el primero que pudo, el clérigo que esgrimía su lanza. Cargó para propinarle un duro mordisco, aunque este no fue el resultado sino que además el mismo contraatacó, ayudado por el largo alcance de su lanza.

Casi todo el suelo había cedido y Alain ahora estaba en la planta inferior, o más abajo. Era consciente de que tenía que hacer algo por ayudarle, pero la bestia colmilluda fue directo hacia él, a pesar de que tendría que pasar primero a través de su lanza. El clérigo la orientó hacia abajo, clavándola en la escamosa piel, que no le sirvió esta vez como armadura.

Damiel se acerco al Erzkal y trato de ayudarlo a subir, mientras buscaba a Alain y al troglodita con la mirada

Cuanto te acercas a ayudar a Erzkal, intentas vislumbrar dónde han terminado Alain y Tasskar, pero lo único que ves es la niebla que rodea la torre a tanta altura, y tampoco escuchas nada. A no ser que haya algo más debajo (que al menos desde el exterior de la torre, no lo parecía), probablemente hayan caído hasta el fondo.

Damiel se acerca a ayudar a Erzkal y lo ayuda a subir, quedando éste a salvo.

El cocodrilo recibe el ataque de Nadir, y a duras penas, se mantiene en pie. Parece muy malherido por los múltiples ataques recibidos, pero no tiene otra salida que seguir luchando hasta el final (aunque su moral empieza a decaer).

Decidido a acabar con la bestia, el clérigo dió un paso atrás, para poder manejar la lanza con soltura. Se impulsó después hacia delante, tratando de agujerear de nuevo la piel y acabar con ese enemigo, para que pudieran ir a buscar a su compañero caído y el troglodita chalado que quería destruir absalom.

Saeko observa como Nadir, ataca a la bestia. Aquel reptil ya poco podría hacer contra ellos, por las heridas recibidas. Viendo que, de sobrevivir, aquel cocodrilo tenía los días contados ante cualquier nuevo ataque, decide ir a socorrer a su compañero. Corre, para salir de la sala e internarse escaleras abajo, en busca de su compañero Alain y del troglodita que les amenazó. Por el camino, desenvaina sus hojas gemelas.

Nadir remató por fin al cocodrilo, y el combate parecía haber terminado. Saeko, con la característica velocidad de la que presumen los ninjas, empezó a descender por la fortaleza dispuesta a socorrer a su compañero Alain.

Apenas pasaron unos minutos y mientras os recomponíais del combate y algunos de vosotros os sentíais interesados por un cofre que asomaba cerca del borde del abismo, el chillido de un águila os puso en guardia. Entre las nubes, apareció Tasskar montado en un águila gigante mientras reía al ver vuestras caras de sorpresa.

- ¡Ezto no ha terminado eztúpidoz!- gritó mientras descendía en la entrada de la sala, y junto al águila se preparó para seguir con el combate.

Poco después de haber bajado y mientras vas a toda velocidad, escuchas el chillido de una bestia gigante, probablemente un ave, en el piso superior, que te alerta de que tus compañeros están en peligro.