Partida Rol por web

El Amuleto de Samarkanda [Inconclusa]

.: Ryan :.

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26/04/2010, 11:31
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26/04/2010, 11:43
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Y allí te encontrabas. Sin nadie a tu alrededor. Un pentagrama que habías dibujado con esmero en el centro de la habitación, tras mover todos los muebles contra las paredes. La puerta cerrada a cal y canto, con una pequeña cómoda puesta del otro lado para que nadie pueda entrar. Aunque tampoco podrías salir si la cosa se desmadraba de algún modo.

Sin embargo, confiabas que con lo que te habían enseñado ibas a poder realizar la invocación correctamente. No era difícil. Habías repetido una y otra vez, hasta el hartazgo, las palabras que harían que un demonio apareciera dentro del pentagrama, y también los hechizos protectores para que no te hiciera daño.

La verdad es que sabías muy bien a quién ibas a invocar. Su nombre aparecía en muchos de los libros que habías leído y también, sabías de su poder. Sabías muy bien que podía pasar si te equivocabas en una frase, si la criatura que aparecería en ese pentagrama encontraba algún fallo, un tartamudeo, un error en una línea del pentagrama.

Cualquier error sería tu muerte.

Por eso repasaste una última vez las oraciones, las palabras, el pentagrama - Bueno, eso lo hiciste dos veces. -, cualquier cosa que pueda dar lugar a error.

Y te pusiste a ello.

Simplemente tenías que recordar un nombre para decirlo al final.

Y ese nombre era Razael.

Así, con todo controlado, comenzaste la letanía de frases. El incienso llenaba el lugar con su olor dulzón, un poco apagado por el olor de la cera de las velas que tenías alrededor del pentagrama. Y recitaste las palabras, y las frases, y los hechizos de protección, uno detrás del otro, sin equivocarte.

Y nada ocurrió.

Por lo menos durante unos minutos, hasta que notaste como una oleada de olor a azufre empañó los aromas de la habitación y como, en el centro del pentagrama, un pequeño circulo de fuego comenzaba a aparecer.

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26/04/2010, 11:47
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Y una vez más, como siempre, comenzaste a sentir como las tripas se te revolvían.

Una vez.

La invocación daba comienzo.

Otra vez.

El sello estaba abierto y el hechicero comenzaba a protegerse.

Una última vez.

Había dicho tu nombre.

Como un tirón de esencia, te sentiste expulsado de tu lugar de tranquilidad, allí en el Otro Lado, y tu cuerpo, o mejor dicho, tu Esencia se hizo larga, estirándose hasta el infinito...

Hasta que por fin sentiste la paz...

Pero lo que tus ojos veían en este momento, era un simple pentagrama, - muy bien hecho, por cierto -, y una figura de aspecto humano que miraba hacia él, esperando una aparición.

Y no pensabas defraudarle.

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30/04/2010, 14:44
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En ese preciso momento, un trueno se sintió en la lejanía.

Por las ventanas de la habitación podía verse las nubes negras que comenzaban a cubrir el cielo de la ciudad a una velocidad impresionante. Las nubes un poco más claras, avanzaban por debajo de las oscuras, un poco más rápido, casi ganándole terreno a las primeras. Sin embargo, y pese a la diferente velocidad de las nubes, el cielo se encapotó de repente y en pocos minutos.

La luz de la sala descendió en picado, ahora sólo estaba iluminada por las velas que oscilaban de un lado a otro por la Esencia del Demonio.

Un relámpago iluminó la estancia, haciendo que el rostro del invocado pareciera aún más demoníaco.