Partida Rol por web

- ¿Aquí no hay nada! Girto a todo el grupo.

- ¿Qué demonios deberían hacer por aquí? - Albrecht se acaricia el mentón, pensativo - Oye, ¿qué será de Milo? - le pregunta a Hans - ¿Nos acercamos a la cabaña a ver si está allí o si encontramos alguna pista?

Debemos encontrarle... o lo que quede de él. Vamos a su cabaña -dice Andar claramente contrariado. No le gusto la presencia de hombres bestia la primera vez ni esta.

Si pobre Milo, mira que poder acabar de esa manera. Deberiamos hechar un vistazo a la casa de Milo, digo mientras me incorporo. pero esos sí no os preocupeis que aqui dentro no está, este esta muy flacucho, digo clavandole el baculo el en estomago

Otto trata con todas sus fuerzas de dar alcance al hombre bestia, algo que resulta prácticamente imposible. Aunque casi es capaz de tumbar al hombre bestia con su alabarda, no puede mantener el ritmo. Otto frena en seco, dejando escapar a aquél ser. 

-¡Podría ser mucho más que un vulgar saqueador!- Comenta, mientras vuelve, enfurruñado ante la pasiva actitud de los que le acompañaban. -Es posible que vuelva acompañado de una manada de Sigmar sabe qué.- Se para un segundo y trata de recuperar el aliento. Tras unos segundos, se incorpora. -Vamos a buscar a Milo.- "O lo que quede de él..."

Por suerte, Andar conoce donde está la casa de Milo... Por lo menos, donde duerme cuando su locura no lo lleva a otra banda.

Tras una hora de camino cuesta arriba, encontráis en un bosquecillo la cabaña de Milo. Tiene a su alrededor una impresionante colección de craneos y otros huesos de animal que cuelgan de ramas o cuerdas. La cabaña en sí es pequeña, está hecho de piedra seca y madera, y tiene el techo hundido.

De la cabaña mana un hedor repugnante.

Al abrir la puerta de la "casa" de Milo, llego a observar unos craneos a lo largo de la pared, cuando las tripas se me revuelven, Buaggg ee olor Buagggggg. Hecho la comida en el canto de la puerta de la casas, ya tenia revueltas las tripas con la casi disección del hombre bestia, que esto desencadena, que la pobre comida no llegará a su destino final. Otro dia sin comida, pienso mientras me incoporo y limpio la boca con la manga de mi atuendo. Chicos necesito lavar la ropa, ¿Andar no sabrás de un río o algún estanque por aqui cerca?. Un vez recuperado el sentido y con ganas de entrar, al comprobar que ya no podia echar nada más de mi estomago de manera iregular.

Entro en la casa, decidido a inspeccionarla de arriba a bajo,con la intención de averiguar algo y de paso buscar algo de jabón o un sucedaneo para quitarme el olor y las manchas. Mi madre si me ve así seguro que no me da de cenar. Sonrio levemete Eso si seguro que mi padre no pararía de reirse.

Una vez Hans se encuentra un poco recuperado, supongo que os atrveis a echar un vistazo dentro:

Un campesino de raza es ahorrador: nunca tira nada, por inservible que sea. Milo en su locura ha llevado esa tendencia al paroxismo: en su cabaña hay restos de jarras, trozos de tela casera y duelas de barril que debe haber recogido del vertedero del pueblo. Algunos muñecos infantiles están puestos en una especie de altar. Pero lo que llama más la atención es el cadáver de un hombre-bestia, lleno de moscas verdosas. Tenía patas de cerdo, garras de pájaro y escamas con pinchos en la piel, pero aun así le han cortado la cabeza.

- ¿Madre mía, pero qué es esto? ¿Qué quiere decir todo esto? Milo! Milooooo, ¿estas ahí? Venga, sal, chico que todo esto está tomando muy mala pinta!.

- Y ya me contará de dónde ha sacado ese recolector automatizado de cerezas que veo en ese estante... yo que creía que lo había perdido.

Otto entra, sin poder evitar respirar profundo por el viaje, lo cual es un grave error, ya que el hedor de la casa se le mete de lleno por la nariz, y va directo hasta el estómago, provocando que el miliciano sufra un par de arcadas, mientras su cara se vuelve, poco a poco, de color verde. Y el estado de la casa de Milo no ayuda mucho. 

-A esto se le llama perder la chaveta, diría yo...- Otto dibuja una exagerada expresión de asco, y apenas puede reprimir otra arcada. "Eso, claro, si es que Milo ha estado cuerdo alguna vez..." Está a punto de decirlo en alto, pero se lo calla. 

-¿¡MILO?!- Grita, con voz suficiente como para que se pueda oír bien en la casa o alrededor. -¡SOMOS DEL PUEBLO! ¡VENIMOS A BUSCARTE, CHICO!- 

Se os ocurre que en los últimos días ha llovido, junto con éso y lo hecho polvo que está la cabaña y esa...cosa medio podrida, es posible que Milo no haya dormido aquí en álgun tiempo.

Andar explora un poco los alrededores.

- Creo que esta cosa atacó la cabana y la mataron aquí. Fijaos que no hay sangre en los alrededores. Si lo hubieran matado lejos y traido aquí la habría. Ni siquiera una lluvia la borra del todo.

Y hablando de nubes... ´Parece que va a caer pronto un chaparrón.

Agarro la manga de la camisa, la cual empapo de agua recién caida de la lluvia que se encuentra en un cubo, lo cual me da unos momentos de concentración al alejarse de mis pensamientos el horroroso olor circundante a lo largo del cuchitril.

Consigo avanzar a duras penas, ya que demasiada basura dificulta enormemente una investigación profunda. Nunca había estado en esa casa por lo que mi búsqueda no se limitaba a buscar entre libros o cacharros, cabe decir que alguno de ellos tenia el característico toque de Albrech, sino que buscaba marcas distintivas en la casa y en el hombre bestia muerto en extrañas cicustancias, cosa que no habría sido capaz de averigar sin el sutil conocimiento de Andar sobre las marcas del terreno. Una vwz, que he rebuscado por todas las habitaciones, en busca de algo oculto. Recojo un manojo de libros, todos los que puedo cargar conmigo y salgo apresuradamente de la estancia, con el color parecido a una berenjena rellena y como no bien asada a la manera de Waldurg.

Cof cof, ya no podia aguantar más la respiración. me sente a unos veinte metros de la casa, intentando olvidar el horrendo cuerpo de la bestia y el inmundo hedor pestilente que lo acompañaba. Mientras empiezo a ojear los libros que me habían parecido interesantes  había recogido, me percato en las nubes del horizonte. Creo que va a llover, tendremos que buscar refugio, ya que creo que al pueblo no nos va  a dar tiempo a llegar.   

La cabaña solo tiene una habitación. MIlo comía, cocinaba, dormía (y al parecer hasta defecaba) en la misma habitación.

Al hombre bestia lo han atravesado de un disparo a poca distancia, que lo atravesó. Qué armas usaron exactamente lo ignoráis, pues no sois duchos en la materia.

Tratando de no pisar la sangre del "bicho", Hans mete el pie en un agujero del suelo se le hunde hasta la rodilla.

Al principio creéis que sería un agujero para desperdicios, pero pronto véis que se trata de una especie de túnel... Muy estrecho y bajo, por donde un hombre delgado como Milo o un halfling podría colarse.

ALBRECHT: Te llaman la atención las muñecas. Están bastante bien hechas. Son de tela y relleno de lana, pero uno tiene una corona, una capa roja y una pequeña espada, otra una tunica de obisco, otra parece un rico mercader... Tira Sabiduria popular imperio.

OTTO

Te das cuenta que no estáis solos en el bosque. Tienes un instinto de soldado de que hay algo desagradable cerca.

-Yo creo que deberíamos encontrar a Milo y salir pronto de aquí.- Otto sujeta su alabarda con fuerza, mirando a través de la puerta hacia el bosque. -Algo me dice que no estamos solos en este bosque. Y no me refiero a Milo. Además, hay que alertar al pueblo. Podríamos tener una incursión de hombres bestia. Ya se han acercado mucho. Deberíamos avisar y llamar a la milicia para que hagan guardia esta noche.- 

Introducciendome con cierta dificultad por el agujero. Otto yo creo que deberiamos seguir con esta pista antes de volver al pueblo. No se cuanto tiempo le quedará con vida a a Milo. Vuelvo a mirar abajo para calcular la profundidad del agujero. Pienso en la familia y en el pueblo, aunque tienes razon en que debemos avisar el pueblo, pero por lo menos esperemos un rato a ver que encontramos

PEse a que Hans es más bien delgado, no consigue meterse por el agujero. Es más, Albrecht tiene que tirarle de un pie para conseguir desencajarlo luego (lo consigue). Luego tiene que limpiarse un poco la ropa. El agujero tenía basura vieja por las paredes.

Albrecht, ya reconoces las elaboradas muñecas: uno es el conde de Stirland, otro el Obispo de Wurtbard, y el tercero algún rico mercader... Todos tienen una aguja de metal en el corazón. Milo debía ser algun tipo de rebelde antiseñorial! Quizá uno de los zannekers?*