Partida Rol por web

Andar saca el arco y pone una flecha sin decir una palabra. Sólo intercambia una mirada con Otto que significa: "también lo notas".

- Daos prisa.- les susurra a Hans y Otto.

Otto siente algo, los pelos de la nuca erizándose, un escalofrío que le recorre la espalda. Algo no va bien. Y ya no son solo los hombres bestia. Lo siente en las mismas entrañas. Sopla un viento frío. Y Otto lo nota. Alza la alabarda. Presiente problemas

Una vez desatascado del embrollo en el que me habia metido, gracias a la ayuda de Albrecht, Cuando me dirijo a incorporarme y darle las gracias, observo un extraño movimiento de Otto que me deja totalmente absorto y anonadado. ¿Pero que demonios estarán haciendo estos dos ahora?

- Este Milo es un tipo sorprendente. Mirad esto!- Albrecht señala lo que parece una caja con unos títeres- No os resultan familiares? Son el conde de Stirland y el Obispo de Wurtbard. Tienen una aguja clavada en el corazón. ¿Os dice algo esto?

La pregunta de Albrecht se ve interrumpida cuando algo sale corriendo de entre los matojos que rodean los árboles. Tiene el tamaño de un perro, pero ningún perro tiene patas tan cortas ni avanza con esos saltos veloces. Ningún perro chilla de forma tan aguda al atacar.

Antes que Andar suelte su flecha, carga contro vosotros. Otto no se ha dormido y le lanza un golpe de alabarda cuando pasa a su lado, pero es un blanco demasiado ágil: la criatura (rosada, sin pelo, con una boca redonda con dientes de piraña) se lanza con Albrecht... Salta sobre los restos de la cabaña y de allí directamente al rostro del sorprendido quesero... Donde sus dientes encuentran su mejilla.

Tiro las iniciativas como otras veces para adelantar.

(La ultima es de Otto, no de Hans)

ORDEN DE PRECEDENCIA

Albrecht

Andar y Hans yel BICHO (primero los PJs)

Otto

Otto trata de alcanzar a la pequeña criatura, pero sin éxito. La alabarda no ha sido ideada para atacar a criaturas pequeñas y ágiles, sino más bien todo lo contrario. La criatura va derecha a Albrecht. Se le lanza encima y le devora la mejilla. Otto no tarda en reaccionar, y corre hacia el quesero, dispuesto a lanzar su arma con todas sus fuerzas contra esa criatura. 

Ejem, ya podéis actur cuando queráis en el orden señalado.

La cara de Albrecht no deja de sangrar. Le escuece terriblemente y la sangre, roja y densa, no le deja ver con claridad. Dando golpes de ciego intenta zafarse de la criatura y buscar un refugio donde protegerse de un nuevo ataque que, sin duda, lo dejaría listo para entrar en la casa de Morr.

Las acciones se desarrollan en unos segundos, en los que no tengo suficiente de reacción y cuando por fin me percato de lo qu está pasando, veo a Albrecht con una especie de rata enganchada a la cara de este. Solo que ya no consigo distinguir su cara,  debido a la cantidad de sangre que esta brotando de ella. De repente con un sonoro e impulsivo NOOOO reacciono inconsciente a lo que está sucediendo y apunto con mi mano a la repelente bestia que está atacancdo a Albrecht a ALBRECHT. 

De mis dedos sale una luz brillante que impacta de lleno en la criatura. Preparado para lanzar otro hechizo ya que estoy fuera de control con la cara desencajada, meto la otra mano en el bolsillo a la busca de un objeto que me ayude a lanzar un hechizo, como bien había aprendido en la casa del doctor con los libros. Que  con dardo por vulgar que fuera, te ayuda a lanzar los hechizos. Con la mano todavia en la posición apuntando al engendro sale de nuevo una luz brillante que impacta de nuevo en la criatura.

Pasados unos segundos soy consciente, de que he lanzado magia, delante de otras personas y no he disimulado o escondido el hechizo en sí, nunca había reaccionado de esta manera, pero nunca antes en mi existencia habia sido atacado por una criatura así, de improviso, la cual había atacado a mi mejor amigo. ¿Tendre que abandonar el pueblo y a mi familia y ser un foragido? quizas el medico pueda darme socorro en su cabaña y poder huir alguna noche. Bueno eso se verá despueés, hay que acabar con el monstruo que está atacando a Albrecht

 Una vez transcurrido este tiempo, caigo de rodillas consciente de lo que habia hecho en mi imprudencia y me quedo conmocionado mirando a mis vecinos del pueblo.

Master que conste que  mi no me gusta mucho la idea del dardo.... porque no lo tengo en el equipo. Decides tú. xD.

Jamás en vuestras vidas habíais visto magia, y el desplegue de poder de Hans os deja anonanado. La criatura cae fulminada, convertida en un amasijo humeante que chirria, más que gime, a juzgar por el ruido que hace en su agonía.

Levantáis al pobre Albrecht como podéis y le vendáis un poco el rostro sangrante. No hay tiempo para juzgar lo que habéis visto. Magia? Brujería?

- ¿Qué demonios era éso?- pregunta alguno.

- Un Ungor.- responde Andar.- Y nunca van sólos.

De repente, tensa el arco y lanza una flecha. Se oye otro chirrido de dolor entre los árboles, y el ruido de algo al caer contra el suelo.- Corred.

Prepara otra flecha.

Otto mira un momento a la criatura muerta, para luego mirar a Hans, con los ojos como platos. Siempre había sabido que el chaval era listo, que estudiaba cosas raras, pero de ahí a ser un mago... Es un gran trecho. De los magos sabía muy poco, y lo que sabía era malo. Siempre acababan por atraer demonios espantosos, o se acababan convirtiendo en extrañas abominaciones mutantes. No obstante, Andar les mete prisa. De eso tendrá que tratar más tarde en el pueblo. 

-¡Hans chico!- Le dice, mientras prepara la alabarda. -Llévate a Albrecht. Y no digáis nada sobre...- Señala la criatura muerta. -Bueno, ya sabes. Yo me quedaré aquí con Andar y os cubriremos la retirada.- Prepara la alabarda para el combate. -¡Corred!- 

Cogiendo a Albrecht como puedo, le presiono la venda que tiene en la cara, cuando observando la cara de mis compañeros, estando muy nervioso todavia por lo que acabo de hacer, Vaaamos hacia lalala  cacasa del médico del puebblo, ligeramente tartamudeando de lo nerviso que estoy.  

- ¿Qué decís? No os entiendo. ¿Qué ha sido esa criatura? ¿Quién me la ha sacado de encima?.

Pobre Albrecht, la sangre y la commoción no le han permitido ver nada. Las heridas lo han dejado extenuado y apenas se puede mover.

Dos criaturas más aparecen a unos cuarente metros y corren hacia el grupo.