Partida Rol por web

Mientras el arpa suena y Helen recoje los platos, un hombre de semblante serio entra al comedor. Sin esperar a que la mujer le atienda pone un plato, un cuenco y unos cubiertos en el sitio que va a ocupar. Se sienta lo más alejado a los muchachos que puede. Les dedica una mirada severa y un leve saludo con la cabeza.
Cuando la cocinera le sirve la comida, él le da las gracias y se dedica a comer con tranquilidad.

Ya habiendo dado cuenta de su almuerzo, Corven sonrio y empezó a hacer un juego con una moneda, observando al medio elfo para que pusiera algo de emoción en el tañir de su lira. Busco con los vasos vacios y empezó a indicar con el índice a las chicas para que estas jugaran a adivinar donde estaba la moneda. La mostraba, la ponía debajo de uno de sus vasos y empezaba a girarlos, de manera distractoria, hasta que eligieran uno de los tres. Luego los levantaba.

En las primeras rondas, lo hizo fácil, haciendo que  ganen, cuando hubo llamado su atención, fue complicándolo, hasta que estuvieran todos interesados. Ahí empezó el juego real.

Mientras tanto, miraba de reojo al recién llegado a ver si le interesaba dicho juego.

El hombre no os presta mucha atención. No os mira, aunque es posible que os esté escuchando.

Mientras toco mi arpa de la mejor manera posible para mis nuevos compañeros, no puedo sentir un aire un tanto mas pesado cerca del recien llegado, trato de distraerme en mi propia musica, mientras observo como Corven juega con Teela y May, con la mirada trato de seguir el juego sin perderme en aquella cancion que mis dedos saben tocar sin siquiera yo deba recordarla, aquella cancion llena de recuerdos, llena de anhelo.....

Despues de una piezas dejo de tocar y pregunto ¿que les parecio? 

No tardó en unirse al juego, intentando descubrir donde se escondía la moneda, acertando un par de veces y riendo cuando fallaba. La música resultaba realmente amena, y la semielfa levantó varias veces la mirada hacia el arpa, viendo como apenas si parecía atento a su instrumento, al parecer tocando de memoria. -Son unos chicos muy talentosos.- Admitió en voz alta, dedicándole unos aplausos al músico y también a Corven, puesto que ya lo había visto en el carromato que era ingenioso en hacer desaparecer la moneda, no le costaba imaginar que usaría sus trucos en el juego de los vasos. -¿Y tú tienes alguna habilidad especial, Teela?- Preguntó con curiosidad.

El ambiente parecía haber cambiado un poco al entrar aquel hombre de aspecto de pocos amigos, pero todos habían continuado conversando y jugando. De pronto, May se puso en pie, caminando hasta la mesa del hombre y sentándose frente a él. -Tú eres el guardián, ¿cierto?- Dijo con una sonrisa, creando un repentino silencio incómodo alrededor. -Es un placer conocerlo, prometo que no le daré muchos problemas. O lo intentaré, al menos. Soy May, una de las elegidas. Ellos son Corven, Casey y Teela.- Dijo, señalando a los otros chicos.

La muchacha sonríe ante los trucos y el sonido del arpa.

- La verdad es que no poseo una vena artística. Aunque reconozco que siempre me hubiese gustado aprender música y hacer malabares.

Max mira a May cuando se sienta a su lado y prefiere ignorarla. Aunque no le queda más remedio que prestarle atención cuando ella le habla.

Estas en lo cierto. Soy el guarda y doy por supuesto que no me causaréis ningún problema. Mi paciencia es escasa y lo siento si no os gusta.

A pesar de las maneras secas del hombre, May no pudo esconder su sonrisa. -¡Por supuesto! Y ya nos han advertido que no nos metamos en tu zona, así que descuida. ¡Provecho!- Se despidió alegre la semielfa, volviendo con el resto. -Parece buen tipo.- Les dijo mientras tomaba asiento nuevamente. -A mi me gusta cantar, pero mis hermanos dicen que le hago competencia al gallo de la familia.- Se sonrojó un poco al decir eso, antes de soltar una carcajada por sus propias palabras.

-Ese truco es muy interesante, por cierto, Corven. ¿Haces que las cosas se vuelvan invisibles, o las hacer desaparecer a otro lado?-

¿Hacer que las cosas se vuelvan invisibles? – Puso cara de no saber de que hablaba. Siguio moviendo las tazas hasta que levanto todas, una por una y no había nada debajo. Luego, miro a May, y acercando la mano a su rostro, abrió la misma y tenia la piedra, la cerro y tenia la moneda que les había dado el Mago como forma de entrada, la que paso entre los nudillos, y la hizo saltar de una mano a la otra, y de nuevo a la primera. Luego, abrió la mano y no estaba, ni roca, ni moneda, ni en una mano, ni en otra. Fue a sacar algo del oído de May, y la piedra estaba ahí, como extraida de su oreja. Finalmente, cerro la mano, y cuando la volvió a abrir, había una pequeña flor.

Para ti. -

Descuide guarda estaremos por aqui evitaremos problemas Observo a may algo intigrado Cantanos algo anda luego observo a teela ¿Quieres que te enseñe a tocar?

La muchacha sonríe y asiente.
- Me encantaría aprender música.

Rió a la petición de Casey. -Oh, ya habrá tiempo para que me escuches cantar, lo prometo.- Dijo ruborizándose levemente, pues lo cierto era que al ser consciente de que la estaban mirando mientras cantaba, se ponía nerviosa y enmudecía. Sonrió de manera cómplice a Corven al escucharlo sorprendido por su pregunta, pero la sonrisa pasó a una expresión de asombro al ver como los objetos cambiaban de mano, desaparecían y se transformaban en tan distintas cosas a la vez, terminando en aquella flor. Del tenue rubor pasó a un claro escarlata, antes de soltar una risita nerviosa. -Vaya, eso fue sorprendente.- Admitió. -Gracias...- Dijo, y por un segundo su sonrisa pareció tímida.

-¡Bueno, aún hay mucho que ver! ¿Vamos a dar una vuelta?- Les propuso, aunque entendería si no estaban muy animados a correr luego de haber comido. Parpadeó un momento, y en seguida comenzó a recoger los platos, sonriendo. -Mamá dice que siempre hay que ayudar en casa, aunque sea con cosas pequeñas.- Con precario equilibrio, comenzó a llevar los platos hacia la cocina. -¡Helen! ¿Te ayudo a lavar los platos?- Preguntó.

Helen agradece con una sonrisa la ayuda que le brinda May. El guarda recoge el plato y los cubiertos que ha usado y abandona el lugar. El parloteo creciente de varias personas indica que los trabajadores contratados por Marcus se disponen a entrar a comer.

Siguiendo a la chica a lavar los platos, el levanto los platos que faltaban, incluso de músico elfo, y la otra chica, Teela. Sin decir nada, frego los mismos y los puso a secar al tiempo que no perdia detalle, pero se mantenía en silencio, aprendiendo a escuchar los susurros del lugar

le sonrio a teela Tu dime cuando te enseño,por mi sera un placer al ver a May tomar unos platos y llevarselos a lavar me dispongo a hacer lo mismo peor Corven levanta todos los que faltan, asi que lo unico que hago es ir a la cocina por trapo y limpiar la mesa que usamos.

La gente de la villa os saluda de forma amistosa mientras entran en el comedor. Algunos se ponen a ayudar a Helen y os agradecen que también lo hagáis. Podéis escuchar frases como: los grandes magos son personas sencillas.
Teela sale un al exterior, buscando algo que ha visto de reojo.

May fue saludando a aquellos que iban apareciendo para comer, intentando aprenderse los nombres pero sabiendo que tendría que interactuar al menos un par de veces más con ellos para poder recordarlos. Les dedicaba una sonrisa divertida a los otros chicos cada vez que sus miradas se encontraban, y se fijó cuando Teela abandonó el comedor.

-Hey chicos, ¿vamos tras Teela?- Les dijo, haciéndoles notar como la cuarta integrante del nuevo grupo salía. Se secó las manos y fue hacia la puerta. -¡Nos vemos a la cena, Helen!- Saludó también con la mano a los que comían y volvió al exterior. Intentaría convencer al grupo a ir a ver las caballerizas; quizás algunos de ellos estuvieran más interesados en aprender de los libros, pero la semielfa se sentía más en contacto con la naturaleza y los animales. Miró alrededor, esperando que Corven y Casey salieran, buscando a la pelirroja con la mirada.

Sigo a may apresuradamente, su propuesta era muy tentadora como para dejarla al aire, me despido de todos solo con un hasta pronto, al salir encuentro a may buscando a teela Y bien a donde se fue digo con un toque desairado, el aire fresco se siente muy bien me recuerda a mi hogar me pregunto como estaran haya 

Asintio, y frego con rapidez sus platos, para luego, seguir a May, en busca de Teela.

- Si, ademas no lavo sus platos... - dijo a modo de comentario gracioso. - Casey...Que ven tus ojos de elfo?

Abandonáis el comedor en busca de Teela. Los allí presentes se despiden de vosotros con sencillez y cordialidad. Se respira un ambiente de camaradería y alegría, a juzgar por las conversaciones que mantienen los trabajadores.

Camináis por el patio entre los edificios y veis a vuestra compañera. Parece distraída, sus pasos la llevan a girar junto a la torre del maestro, de tal forma que la perdéis de vista.

Apretáis el paso hasta que la alcanzáis. Está quieta, con los ojos muy abiertos. A un par de pasos frente a ella hay un gato negro de gran tamaño (1,23 metros desde el hocico a la cola y pesa más de 10 kilos). El felino está sentado, mirándola.

- Yo tenía un gato -dice la muchacha -era más pequeño. Un día se escapó y lo atropelló un carro.

Teela se agacha con cuidado, apoyándose en su bastón, y toca al gato. El animal ronronea y ella le acaricia mientras sonríe.