Partida Rol por web

El Ascenso

EPILOGOS

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06/09/2018, 11:11
Jesús Yrion

Jesús fue despedido. Eso no es una novedad, a fin de cuentas ya había sido despedido antes de la reunión con los abogados y los hijos del jefazo. Lo que sí que fue una novedad para Jesús fue encontrarse con un mundo cambiante y hostil contra la gente como el; no, no me refiero a los "Creyentes" sino a los "Youtubers".

En efecto, Jesús hizo una página de Youtube y ahí trató de ganar influencia y dinero a costa de las donaciones anónimas de Patreon, e incluso se hizo un Twitch, Twitter y Facebook Oficial. Por desgracia para el pobre de Jesús, los "Haters" no tardaron en llegar con mensajes completamente salidos de tono y sobretodo quejicas contra sus palabras en los distintos medios de comunicación que él tenía... Pese a ello, Jesús tenía experiencia ante las críticas y como hacer oídos sordos.

Por suerte para el, las malas visitas eran visitas a fin y al cabo, así como las visualizaciones de un fan como de un hater contaba exactamente lo mismo; su canal rapidamente creció como la espuma, saliendo en recomendados por el misterioso y mistico algoritmo de Youtube. Lo que le propició una gran suma de dinero.

Pero, ¿Qué hizo con ese dinero?. Bueno... Eso ya es algo... un tanto... complicado de explicar... y sinceramente prefiero dejarlo aquí ahora que todos sabemos que Jesús saboreó el éxito de Youtube; porque si deseamos seguir, entonces nos encontraremos con cosas realmente desagradables para el bueno de Jesús. ¿Deseas seguir? De acuerdo...

 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

 

Jesús una vez obtenido el dinero suficiente y los temas de conversación se iban terminando, tuvo una brillante idea; la de demostrar que en efecto, la tierra era plana, llegar hasta el final de la tierra en la Antártida, mirar hacia lo más profundo del abismo y que el abismo lo mirase a él a los ojos... Y echar una meadita desde la cima (Votado por los Mecenas de Pátreon)

Por lo que, invirtiendo el dinero de Youtube, se embarcó en la aventura para tratar de encontrar y así descubrir el final del mundo, demostrando así que la tierra es plana y que por tanto, Dios existe, no como esa "siensia" que los gobiernos neo-fascistas-liberales de hoy en día intentan hacernos creer. Con una Go Pro con panel solar y el equipo necesario, Jesús partió a lo desconocido en busca de la Verdad.

Adjunto Vídeo:

- Expedición al Fin del Mundo 1/¿? -

Notas de juego

No, no es un vídeo, solo una foto.

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09/09/2018, 22:15
Erik Akter

Eché la vista atrás, rememorando el día de aquella reunión, y exhalé un profundo suspiro. Habían pasado varios meses desde aquello. El campamento, las pruebas, el tablón y aquel desenlace parecían ahora muy lejanos, aunque no hubiera pasado más de medio año. Pensé en mis compañeros, en Viktor, Shannon, Nadine, Ximena... y todos los demás, y me sorprendí a mi mismo echándolos de menos. En aquel momento, aquellos días me habían parecido un infierno, pero ahora que veía las cosas desde otra perspectiva, sabía que había sido una de esas experiencias que te cambian la vida. Un Erik había entrado el primer día de convivencia, y otro muy distinto había salido. 

Suspiré, de nuevo, delante de la puerta. Toda esta experiencia había supuesto un nuevo inicio, un renacimiento. Y es que, más que cambiarme por completo, había conseguido que redescubriera una parte de mi que había olvidado hacía mucho tiempo. Me sentía... bien, contento conmigo mismo. Dormía mejor, y las preocupaciones me asaltaban menos. Había sacado lo mejor de mí, había visto una parte de mi mismo que hasta yo había olvidado y la había sacado a relucir, y por ello le estaría eternamente agradecido. Estos meses no habían sido fáciles. Había trabajado duro, muy duro. Manejar el departamento de logística no era una tarea sencilla, y eso sólo hacía que la admirara todavía más. Por suerte, aun asumiendo su puesto de nueva jefa, teníamos reuniones regulares donde me enseñaba cómo manejar el departamento, los puntos fuertes y flojos de cada equipo y cómo sacar el mayor rendimiento a cada situación. Aquellas reuniones habían sido claves para poder manejarme en el nuevo puesto, y hoy tendríamos la última. Me mordí el labio, tenso.

¿Por qué demonios estoy tan nervioso? No es la primera vez que hago algo así, maldita sea, parezco un adolescente.

Me había adelantado a la sala de reuniones como media hora antes de la hora acordada, y ya llevaba diez minutos delante de la puerta. Suspiré de nuevo, y me atreví a entrar. Saqué el sobre del bolsillo de la chaqueta y lo dejé en la mesa, tras lo cual salí de allí. 

Si algún curioso, llamado por mi extraño comportamiento se acercara a aquella carta, encontraría un mensaje poco propio de un subordinado a su superior, que rezaría tal que así:

Por una emergencia en el último minuto he tenido que cambiar el sitio y hora de la reunión. He hablado con tu secretaria, y la única opción que hemos visto viable es hoy a las 22:00 en tu italiano favorito. Teníamos que tratar asuntos de suma importancia, por lo que espero y deseo que no faltes. 

Atentamente, 

Erik Akter

Pd: ya he llamado a Shannon y se queda con Sara, así que está en buenas manos.

 

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11/09/2018, 00:02
Shannon C. Turner

El viento y la brisa jugaban con mi pelo, mientras el sol me hacía guiñar un poco los ojos, aún tras las gafas de sol. Pero aun así era agradable sentir ese tenue calor.

Apoyada en la barandilla todo parecía estar en calma, como ese mar al que ahora miraba. Mi pasado, mi futuro... todo había cambiado radicalmente ¿Quién me lo habría dicho? La mogigata de la señorita Turner ahora Directora de la Fundación Hydra. Y en esos momentos, de vacaciones bien merecidas en un crucero por el Atlántico.

Un alta firmada fue lo que necesitaban los hermano para verme preparada. Mi nuevo jefe frunció el ceño a lo bestia cuando se enteró de todo. Era normal, era la mejor en el departamento jurídico. En esos meses había demostrado mas de lo que muchos en un par de años. Aun así, tampoco renuncié a ese cargo totalmente. Simplemente me convertí en asesora legal judicial de Hydra.

 

Dos meses de terapia social, acompañada de mis amigas Itziar y Ximena, fueron suficientes para sentirme mas cómoda rodeada de gente.

-Primer paso: Abrazar a alguien. Puede que Manuel me tomara por una loca cuando le hice una visita en su nueva oficina y le di un sentido abrazo. Fue interesante cuando le di una paliza al Soul Calibur X3 que le regalé con la Xbox Tree Plus. "Bésame mi brillante culo metálico"

 

-Segundo paso: Invita alguien a salir. -"Señor Gerald, si no lo hace usted, alguien se le adelantará. Me refiero a invitarme a cenar". - Si, ciertamente puede que fuera muy directa. Aún espero una invitación formal...¿O puede que no? Nunca dije que fuera lesbiana... Puede que crea que estoy loca, lo que me lleva al siguiente paso.

 

-Tercer paso: Haz una locura con alguien y no te arrepientas por ello. Bueno a Itziar no le hizo demasiada gracia la que liamos Sara y yo en el salón. Hey!! La mariquita se salió de la linea del rotulador, la chica se asustó cuando salió volando y ... bueno... la carcajada de ambas fue enorme cuando Itziar preguntó por el estado del sofá. -No preguntéis. - Su cara disimulaba muy mal una sonrisa. Incluso Erik tuvo que salirse al porche de la casa para evitar una carcajada. -" Que tal la cita?"- Fue la frase perfecta para que Itziar no nos castigara a las dos.

 

- Cuarto paso: Imagínatelos desnudos. Típico. Con Ximena y Viktor por casa eso era fácil -" A las Siete, Ximena. Dije que llegaría a las siete! Y Viktor, espero que no cocines nada ahí. Nada que yo tenga que comer, claro." - Y es que desde que Ximena y yo nos fuimos a vivir juntas, las visitas con Viktor se volvieron mas frecuentes. No era malo, era... raro, verlo de aquí para allá en pelota picada. Solo la cara de felicidad de mi nueva secretaria en la fundación me hacía  reirme cada vez que Viktor la daba algo "picante". Incluso a altas horas de la madrugada. Hey! Que algunas queremos dormir!!

 

-Quinto paso: Habla afectuosamente con un conocido. Difícil no, lo siguiente. Contactar con Jesus fue un desafío. Afortunadamente, un teléfono con conexión satélite (cortesía de Hydra) hizo que la conversación fluyera. -"¿El fin del mundo? Buena suerte!"- Negué con la cabeza tras el teléfono. Como científica me era imposible creer que la gente aun creyera eso. -"Cuando vuelvas, tráeme un pingüino!"-Tras eso, se oyó una risa, un chasquido y después.. solo el sonido de la estática. Esperaba que no hubiera caído por el borde...

 

Mientras pensaba en ello, vi que todo había salido bien. O casi todo. A Jhon no pude encontrarle, puede que prefiriera estar alejado de todos. Igual que el señor Jorge. Me hubiera gustado poder hablar con ellos mas en el campamento y me sentí algo triste por ello.

Unas manos tapándome los ojos me alegraron y disiparon mi preocupación casi al instante. Había aprendido que preocuparme por las cosas pasadas, a veces, no llevaban a ningún lado. Y otras, demasiado lejos. Lejos el camino que había decidido seguir.

Como la vez que volví a ver a Nadine.

Me costó algún tiempo mas ir a verla que al resto. Casi cinco meses mas. Había pasado por su local, Showroom, un par de veces pero nunca había entrado. Quizá esperaba que de un momento a otro se abriera la puerta, apareciera su melena rubia, me mirara y me sonriera, invitándome a pasar. Pero no. Fue una peluca morena, con los mismos ojos y menos ropa, la que encontré tras un cristal, dentro de una cabina "adaptada" para la "actuación". Jezabel se hacía llamar entonces.

Al salir dejé a la recepcionista mi curriculum. Estaba en blanco a excepción de una foto y un numero de teléfono. Una frase que escribí a mano sobre el papel fue lo único que rompía esa monótona hoja blanca.

"Cuando quieras dejar de ser la mala del cuento, te estaré esperando"

¿Cuanto tiempo esperé? No lo hice. Esperar, me refiero. Ya no miraba a tras y tampoco esperaba a nadie. Ella me enseño también a eso.

 

 

Aparté las manos de mis ojos cogiéndolas con dulzura y me giré para para encontrarme con mi enigmatico y sorprentente acompañante. Lo besé, a la vez que enlazaba mis brazos al rededor de su cuello. Dejando que la brisa del atardecer nos rodeara, sabía que era feliz. Un leve suspiro salió de mis labios para encontrarse con sus ojos, y dejé apoyados mis brazos sobre sus hombros.

- Te ha costado decidirte, ¿no crees?- Le dije con algo de ironía.- Creí que nunca vendrías a por mi. - Se rie.- Pero la espera ha merecido la pena- Se acerca a mi oido para susurrarme algo a lo que yo respondo con un abrazo como si fuera Hercules, sin intención ninguna de soltarlo.

 

- Ultimo paso: Que no te importe lo que los demás opinen de ti. ¿Que quién es?

 

....A quien le importa....

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11/09/2018, 08:30
Manuel Olvera

 - Adelante.

Al otro lado de la puerta se escuchaba ruido, y el picaporte se movía como si alguien estuviera forcejeando con él. Manuel comprendió lo que pasaba, y se levantó a abrir la puerta. Al otro lado, había un chico pálido, con granos y aquejado de un ectomorfismo extremo, que sudaba y temblaba bajo el peso de una caja enorme que sostenía con ambos brazos. Sin duda era el nuevo sherpa contratado por el CAU.

 - Traigo un... - comenzó a balbucear, hasta que Manuel le cortó con un gesto enérgico del brazo.

 - Ya, ya... venga, entra, no te quedes ahí, pasa - "Al final se le cae al suelo" pensó el directivo, horrorizado.

 

El despacho estaba decorado con sobriedad, nada que ver con la antigua oficina de Manuel. Ni posters de SuperMario, ni entradas de conciertos de death metal, ni pistolas nerf. Un escritorio de madera brillante, una agenda con las tapas de polipiel, un cubilete con bolígrafos sin usar, un teléfono VoIP marca Cisco que Manuel ya había desconfigurado y vuelto a configurar, una tele de plasma y un ordenador viejo.

Al principio, Manuel no entendía muy bien lo que se le pedía como CIO de Calidad. Aquello era muy raro. Él estaba acostumbrado a trabajar con tickets de Remedy*; algún manazas rompía algo, llamaba al CAU lloriqueando y jurando que él no había tocado nada, y Manuel y sus chicos lo arreglaban mejor o peor. Era muy simple, acción -> reacción. Input -> output.

Pero su nuevo puesto no era así. Nadie le decía qué tenía que hacer. Manuel iba a reuniones en las que concertaban reuniones para hablar sobre otras reuniones, y respondía a largas cadenas de correos en el Lotus Notes cuando le involucraban de alguna manera. Aquellos correos le llegaban también a la BlackBerry. Manuel detestaba aquel chisme: "donde esté un android con una ROM cocinada...", pensaba él. Pero era lo que había, no podía elegir, y ahí estaba con su BlackBerry usada zumbando cada pocos minutos en su bolsillo.

En cambio, sí que pudo elegir ordenador. Aquella puta mala bestia con un i9, 8GB de DDR4, SSD y una gráfica de 2GB... A Manuel se le aceleraba el pulso al pensar en el bicho que había encargado. Tenía la ISO de Archlinux recién grabadita en un pendrive sobre la agenda de papel que venía incluida con el despacho, y en la que se dedicaba a garabatear durante las multiconferencias.

El chaval del CAU dejó la caja donde pudo, sacó un cutter para abrirla, y empezó a sacar el contenido con más esfuerzo que cuidado. Sus atrofiados músculos de informático apenas podían con la torre, y Manuel temía que en cualquier momento se le cayera algo al suelo. Cuando dejó la caja, Manuel pudo ver que el chico tenía una camiseta con la cara de Bender.

 - Como me rompas el ordenador, te mando azotar - pensó.

Con el paso de las semanas, Manuel se adaptó. Desde su departamento, tenía que meter en vereda a los demás: simplemente, tenía que identificar procesos de todos los demás departamentos, y mejorar su eficiencia. ¿Cómo lo hacía Manuel?  Con fría determinación: "Esto está mal, esto está mal, esto también, esto puede mejorar...". Cogía el boli rojo y se ponía a tachar, como un profesor sádico de programación. ¿Iba a ser el departamento más odiado?  Sí, pero Manuel podía vivir sin su cariño. En cuanto supo cómo sacar las métricas en excel, Manuel pudo automatizar buena parte de su trabajo con macros: le parecía increíble que nadie lo hubiese hecho antes; "¿de verdad hacíais todo esto a mano?  Jooooder....".

 - ¿Te ayudo? - dijo por fin, impaciente.

El chico le miró con desconfianza. ¿Un directivo ayudándole a montar un ordenador?  Aquello le resultaba extraño, y se le notaba.

 

 - Mira chaval, que he montado más equipos que tú. Trae, anda - dijo mientras se arremangaba la camisa, y se abalanzaba a la parte de atrás de la caja del antiguo ordenador, y empezaba a desenganchar todas las conexiones; efectivamente, con mucha más destreza que el chico del CAU.

Un rato más tarde, entre los dos consiguieron montar el nuevo equipo y dejar embalado el viejo para mandarlo al cementerio de elefantes. Manuel arrancó su nuevo juguete, y lanzó la instalación de Arch. Le quedaba por delante una hora, y luego montar la máquina virtual con el Windows, el Notes y el resto de porquerías que le obligaban a tener instaladas. Windows, en la cosmovisión tecnológica de Manuel, era para niñas (y Mac, para hombres demasiado sensibles). Quizá en un futuro recomendaría a otros departamentos implantar Linux, quién sabe...

 - Bueno, pues ya está... en el ticket no ponía nada del software, así que, si quiere que le instalemos todo va a tener que abrir otro ticket... - dijo el chico, con las manos en los bolsillos.

 - Siéntate, anda - Manuel rebuscó en el cajón, y sacó dos mandos de XBox. Le tendió uno al chico, y dejó el otro sobre la mesa, mientras encendía la consola, oculta tras el mueble de la televisión de plasma - Ahora llamo al CAU y le digo a tu jefe que estás plataformando el equipo. Y el ticket de Remedy, que lo abra él, que yo estoy muy ocupado.

Shannon le había dado un buen repaso al Soul Calibur, y Manuel tenía ganas de desfogarse con alguien. Aquella chica quizá estaba como una cabra, sí: pero jugaba como un tío. Se había ganado el respeto eterno de Manuel. Y encima estaba buena: una quimera. El nuevo Manuel quizá se atreviera a invitarla a tomar algo, algún día.

 

Pese a su desconcierto inicial, el chaval del CAU se adaptó rápido a la extraña situación, y pronto empezó a recibir una soberana paliza por parte del directivo, que sólo pausaba el juego cuando la consola de comandos requería de alguna instrucción para continuar con la instalación. Al definir el nombre del nuevo usuario del sistema, utilizó el mismo de siempre, "modem", el acrónimo que significaba: Manuel Olvera Dominará El Mundo.

Manuel sonrió. Aquello no era dominar el mundo, pero se parecía lo suficiente.

Notas de juego

* Un software de gestión de incidencias.

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12/09/2018, 20:54
Viktor Ciara

La vida daba muchas vueltas, y la de Viktor no era una excepción.

Después de aquella sala comenzó a salir más en serio con una Ximena. Los primeros días fueron bastante buenos: descubrimiento, adrenalina, el corazón golpeando con fuerza, besos y caricias... Pero como era de esperar, Ximena era una mujer de carácter fuerte e, incluso, un poco celosa del tiempo que gastaba en otras cosas como configurar la impresora de Ágata, y es que la chiquilla tenía bastante mala mano con esos aparatos del infierno. En pocas semanas la situación se volvió difícil de sostener... Ximena necesitaba más y Viktor no podía dárselo. Así que hizo lo que cualquier hombre no muy sensato podría hacer: apartarse de su camino para dejarle espacio. La bronca fue bastante sonada, pero ahora ella era libre de su pasado, de Viktor.

Se dejó seducir entonces por Carlo, quien le convenció de ser el encargado de Emergencias Informáticas -en particular contra el hackeo-, un trabajo que se resumía en acudir si había una emergencia vital y dar charlas instructivas en universidades en nombre de la empresa, así como asistir a Itziar y a Shannon en esas materias. También se dejó seducir finalmente por Ágata, con quien comenzó una relación bastante cálida. Ella era entregada y nada celosa, adoraba la comida de Viktor y el tiempo libre del que ambos disponían lo pasaban juntos como si fuesen unos quinceañeros, pese a las continuas quejas de su hermano por descuidar el trabajo.

Y así, tras varios giros, frente a las cataratas del Niágara, en un atardecer, Viktor sonríe y dice las palabras mágicas.

Sí, quiero.

Su mirada no abandona la de su pareja. ¿Quién le iba a decir a Ágata que sería la madrina de su hermano?

Y un beso.

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14/09/2018, 15:08
Itziar Ayland

El edificio que albergaba la sede central de Hidra se alzaba sobre el resto de los rascacielos de la zona, recortándose sobre la silueta de la ciudad como un enorme monumento de acero y cristal a la fuerza de la empresa. A su historia. Y a su futuro. Un futuro que, a juzgar por el sistemático ascenso de valor de las acciones, se aseguraba más y más cada día que pasaba. También la valoración de los consumidores había mejorado notablemente cuando se anunció el traspaso de los departamentos religiosos y militares.

La transformación inicial había ido bien. Podría haberse hecho mejor, desde luego, pero había superado sus expectativas. La Junta Directiva aprobó casi todas las propuestas que ella había elaborado, y para cuando se hizo pública la sucesión del jefazo por sus hijos Hidra ya tenía un timón firme y un rumbo definido. La temida inestabilidad no se produjo, y tanto Ágata como Carlo supieron estar a la altura de lo que se esperaba de ellos.

Pero desde luego, el trabajo había sido mucho más duro de lo que había esperado cuando le ofrecieron el puesto. Y no era raro que esas seis horas que había negociado al principio se alargaran a medida que los problemas comenzaban a surgir. Pero, a pesar de todo, lo habían conseguido.

La Fundación también había salido adelante, y había ayudado mucho a mejorar la opinión pública de la empresa. A pesar de las dudas iniciales, Shannon había terminado por vencer su timidez, y se estaba convirtiendo en un espléndido liderazgo para el proyecto. La terapia social a la que la había acompañado dio frutos más rápido incluso de lo que esperaba, y en ocasiones incluso se veía a sí misma sugiriéndole moderación.

 

Apoyada sobre la barandilla de metal que protegía el borde, Itziar pensaba mientras dejaba que el viento que descendía desde el cielo gris agitara su pelo. No era la primera vez que subía a la azotea del colosal edificio para ordenar sus ideas, y de hecho comenzaba a convertirse en una costumbre. Le gustaba la sensación de soledad que podía conseguir desde allí, el estar sola en mitad de la jungla urbana. El aire frío que alejaba el agobio, y el olor del café humeante del café que acababa de preparar.

Después de haberse alargado más de la cuenta esa mañana, había tenido que cancelar un par de alarmas de su agenda, pero aún quedaban otras tantas.

Ese día iba a ser uno bastante largo. Otro de tantos.

Y es que acababa de salir de una reunión de seguimiento con Ágata de varias de las acciones proyectadas para la Junta. Sin embargo, la reunión había terminado por convertirse en una conversación con un cariz bastante más personal. Y es que la chica aún seguía algo afectada por cómo había terminado su relación con Viktor, y necesitaba a alguien con quien desahogarse. Alguien que, desde luego, no sería su hermano.

Pero a Itziar no le importaba. A decir verdad, siempre había pensado que cuidar del equipo era la mejor manera de dirigir, y apoyar a la joven heredera era algo que hacía con gusto. Siempre había sentido mucha afinidad por ella… aunque a veces tenía la sensación de que había salido de aquel campamento con dos hijas, aunque oficialmente sólo había adoptado una.

Sara. De todas las decisiones que había tomado en su vida, de ninguna había estado tan segura. Y ninguna había cambiado tanto su forma de vivir como esa pequeña.

No había sido fácil, desde luego. Había sido mucho lo que la niña había sufrido, y reaccionaba como una gatita salvaje. Todo el miedo y la rabia hicieron que las primeras semanas fueran tormentosas cuando hubo que comenzar a sentar los principios básicos de la convivencia. Las peleas eran casi diarias, y hubo momentos en los que creyó no ser capaz de soportarlo.

Pero todo eso quedó completamente olvidado el primer día que ella la llamó “mamá”. Todas las dificultades, las peleas, los problemas, quedaron atrás, y comenzaron de nuevo. Como madre e hija. Y aunque aún seguían discutiendo de tanto en cuando, cada vez era más como una familia normal. La ayuda de Shannon también había sido clave para terminar de adaptar a Sara a una vida civilizada.

Ahora vivía en una casita a las afueras, con un jardín enorme y piscina… desde luego, completamente diferente a su anterior piso de soltera. Y su pequeña hija ya empezaba a hablar acerca de viajar a Disneyland y adoptar un perrito…

A veces pensaba en el azar. Y es que no hubiera sucedido nada de eso si no hubieran investigado su departamento… si no hubiera sido invitada a ese campamento. Cuando lo recordaba, Itziar sentía una mezcla de emociones que llegaba a ser algo confusa. Esos días habían sido una montaña rusa de alegrías, decepciones y sorpresas. Pero, desde luego, lo único seguro era que habían cambiado la vida de todos los que habían asistido. Mientras daba un largo sorbo al café aún ardiente, recordó a los que habían sido sus compañeros. Aunque aún seguía codeándose a menudo con muchos de ellos.

Manuel había aceptado el puesto que Viktor había dejado vacante, y no parecía que se desenvolviera mal como vice CIO, aunque de vez en cuando se escuchaba entre sus antiguos compañeros que el puesto se le había subido a la cabeza. Fuese cierto o no, lo desempeñaba con soltura, así que parecía que su antecesor había acertado con su legado.

Jhon había aportado también aire fresco al antiguo departamento de Manuel. Aunque ambos eran buenos en ese campo, su personalidad correcta y amable ayudó a mejorar el trato humano de ese servicio, algo a lo que Manuel no había dado tanta importancia.

Gerald siguió al frente y I+D. Y, tal y como ella había prometido, el trabajo no tardó en llegar, aunque lo hizo al tiempo que el permiso para reforzar el departamento. Y después de un pequeño periodo de adaptación, estaba funcionando mejor que nunca.

Ximena seguía ayudando a Shannon en la fundación, pero por lo que sabía aún tenía algunos problemas para controlar su carácter impulsivo. Y su corta relación con Viktor, que terminó de forma un poco abrupta, no ayudó demasiado a tranquilizarla.

Viktor… que había demostrado en poco tiempo que era todo un rompecorazones. Después de Ximena llegó Ágata… y, cuando eso parecía asentarse, decidió que había escogido al hermano equivocado. El anuncio de su boda con Carlo había llegado un par de semanas atrás, y había supuesto toda una sorpresa para todos. Desde luego, sería una boda sonada.

Por supuesto, había otros de los que no había vuelto a saber nada desde entonces. En ocasiones se preguntaba qué habría sido de ellos, pero tal vez fuera mejor que sus caminos se separaran. Después de tanto conflicto, el olvido aportaba la paz necesaria.

Y, por supuesto, estaba Erik. El mismo que se la había jugado al principio del campamento con aquel bulo. El mismo que había terminado confesándolo y pidiendo perdón. El mismo al que ella había terminado por nombrar su sustituto en su antiguo departamento.

Suspiró.

Lo había hecho muy bien. Su actitud se había transformado por completo, y ahora era un hombre honrado y trabajador el que encontraba cada vez que se reunía con él para ayudarle a pilotar el departamento. Era como debía haber sido desde el principio. Pero…

Una alarma en su teléfono rompió sus ensoñaciones. Dando el último trago al café que ya comenzaba a templarse, se obligó a salir de sus pensamientos para regresar al presente y echar a andar de nuevo al interior del edificio. En apenas unos minutos tenía otra reunión. Precisamente, con él. La última de las reuniones para seguir su trabajo al frente de Logística. Aunque, viendo cómo los resultados acompañaban, simplemente iba a servir para felicitarle dejarle solo al frente de su nuevo cargo. Se sentía extrañamente nerviosa al respecto. Estaba contenta de que todo hubiera funcionado, pero a la vez le disgustaba poner un final.

Con esas ideas rondándole, llegó hasta la sala de reuniones y abrió la puerta para encontrar… a nadie. La sala estaba con la luz apagada y vacía.

Lo cierto es que era realmente extraño. Sería la primera vez que Erik llegaba tarde a una reunión. Pero pronto su mirada se fijó en el sobre que descansaba, solitario, en la mesa de la sala. Con curiosidad, se acercó a él y extrajo la carta de su interior.

A medida que lo leía, trató de contener la sonrisa que pugnaba por asomar a sus labios y hasta llegó a poner los ojos en blanco. Pero finalmente, al darse cuenta de que no había nadie que pudiera verla, se relajó y la amplia sonrisa que había ocultado se dibujó en su rostro.

Serás mentiroso y zalamero... Pensó. Pero en parte, resultaba encantador.

Desde luego, al menos había sido lo bastante detallista para preocuparse por Sara, así que podría permitirse dejarla en buenas manos por una noche. O eso esperaba… pero sí, en realidad Shannon no debería tener problemas para cuidar de Sara por unas horas. Aun sonriendo, cogió el teléfono

Voy a cenar fuera cariño, volveré un poco tarde a casa. Cuida de la tía Shannon y portaos bien.

Y, tras un momento de duda, abrió el chat de Shannon y escribió también.

Gracias por cuidar de Sara esta noche, Shiny. Ya te contaré cómo me va con ese vendedor descarado. ¡Pero podrías haberme avisado!

De pronto, pareció darse cuenta de algo. Miró la hora que reflejaba la pantalla del móvil, y su mente comenzó a hacer cuentas a toda velocidad. Ducha, peluquería, buscar algo que ponerse… Maldita sea, no había tiempo para todo. Definitivamente iba a matarlo.

-¡Delia! –Gritó para que su secretaria la escuchara mientras salía corriendo de la sala.-¡Pídeme un taxi abajo ahora mismo!

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14/09/2018, 21:10
Nadine J. Welch

Poco a poco todas las piezas que habían formado parte de aquel experimento fueron encajando en su sitio. Muchas de las piezas encajaron entre sí. Algunas encajaron perfectamente hasta descubrir que nunca habían sido la pieza adecuada de su compañera. Otras se dejaron colocar en su sitio paulatinamente hasta que resultaron siempre haber sido la pieza apropiada. Había piezas cuyo encaje resutló sorprendente y nada menos que en el borde de todo puzzle. Y luego estaba Nadine.

Nadine tardó en encontrar su encaje para acabar descubriendo que nunca había formado parte del mismo puzzle.

En los meses siguientes a su despido, había aprovechado su puesto y su curriculum para buscar una nueva empresa durante el día que complementara su negocio nocturno. Showroom siguió siendo un desahogo y una liberación en todo ese proceso, hasta que finalmente encontró una empresa que apostó por ella.

¿En su Curriculum Vitae expone que ha sido la promotora de las dos grandes transformaciones de un gigante como Hidra? - Había preguntado la entrevistadora.

Es correcto. La primera transformación dotó a la compañía de una imagen de marca sólida y con valores, pero fue insuficiente. Como sabe, la gigantesca ambición de la empresa por apuntar en todas las direcciones al mismo tiempo resultaba poco creíble, así que tuvimos que realizar un esfuerzo por orientar la nueva dirección de la compañía en un sentido más cohesionado.

¿Y usted participó en esa transformación?

Fue una labor de equipo. - la entrevisradora no pareció del todo satisfecha. Nadine suspiró. - Si le digo la verdad y sin ningún tipo de intención de llevarme un mérito que no me corresponda, entre usted y yo, mi participación en esa decisión fue clave. Sin mi nunca hubieran llegado a la orientación que tienen hoy.

Eso saisfizo un poco más a la entrevistadora, pero algo no le cuadraba.

Y entonces, ¿Por qué se marchó de la empresa?

Yo ocupaba la dirección de la firma de Moda y Diseño, y eramos un perro verde en la organización de Hidra. Nunca fue un departamento que encajara con la corporación. Con la reorientación quedó claro que debía abandonarse aquel sector y eso suponía perder mi propio puesto. No me tembló el pulso aunque me estuviera cortando el cuello porque actuaba por el bien de mi empresa.

¿Y no le ofrecieron continuar con otro puesto?

Claro que fui una de las principales candidatas para los puestos de dirección de la empresa durante su proceso de transformación, pero mi vida es la moda, así que yo misma les deseé suerte y les dije que estaría esperando mi finiquito.

Hipocresía. Se lo había dicho a sus excompañeros y rivales. No había nadie que supiera más de hipocresía que Nadine. No había dicho nada que técnicamente pudiese ser considerado mentira y, sin embargo...

Sea como fuere, aquella entrevista salió bien y Nadine pasó a engrosar las filas de Victoria's Secret. Como siempre, Nadine se dedicó a hacer de las suyas y convenció a la dirección de liderar su propia firma dentro de la compañía. Una firma digamos que poco convencional: "Secret Victoria's Secret".

Con "Secret Victoria's Secret" Nadine dotó a la compañía más famosa de lencería a nivel mundial de una línea BDSM que no perdía la esencia sexy. Las campañas publicitarias fueron demoledoras. A las famosas ángeles de Victoria's Secret les surgió competencia con las sonadas "Devils" de Secret Victoria's Secret y la versión "secreta" de la gran firma fue un gran éxito... en su nicho de mercado. Nadine supo mover sus cartas y consiguió que su línea participara como sponsor de la saga cinematográfica de 50 Sombras de Grey y, al poco, su firma "secreta" era un secreto a voces.

Y mientras su nuevo éxito profesional seguía su curso, Showroom seguía siendo una válvula de escape a su vida de alta directiva. Era un local elegante en el que no se permitían manoseos, problemas o proxenetas, pero a la vez era un local salvaje.

Un buen día, estando en Showroom, entró a su camerino/despacho después de la actuación y una empleada llamó a la puerta. Llevaba un papel en la mano que dijo era un Curriculum "un tanto extraño".

Nadine tomó la hoja, la miró sin reaccionar durante unos largos minutos. La estudió con la mirada a pesar de su escasa información y, después, hizo una bola con ella y la lanzó a la basura.

No deberías haberme molestado por semejante tontería, cielo - Le dijo a la empleada a pesar del tiempo que ella misma le había dedicado a aquel papel.

Abrió entonces el ordenador portatil que reposaba en su tocador y se conectó a Youtube entrando a uno de los canales que tenía destacados y con suscripción. En la pequeña pantalla apareció un hombre totalmente enfundado en varias capas de ropa muy gruesa y en un entorno totalmente helado.

¡No hay nada como la mezcla de heroína y vodka para afrontar el frío extremo!... nada excepto un corazón imbuído de Jesucristo. Aunque el vodka y las drogas duras también ayudan a aligerar la sensación térmica. - Decía el pequeño hombre en la pantalla en un tono perfectamente audible a pesar del ruido ambiente que era ensordecedor dadas las nefastas condiciones climáticas. Nadine se echó a reir.

No sé como te puede gustar semejante bazofia. Es como una caricatura distorsionada de un neonazi cristiano

Nadine se encogió de hombros por toda respuesta y la empleada salió del camerino dejando a Nadine que se desmaquillara y viera su canal de Youtube preferido.

En la papelera junto al tocador, reposaba la hoja echa una pelota arrugada. Nadine no le dedicó ni una sola mirada más a aquel papel ni a su contenido. No lo necesitaba en absoluto. Sobre todo porque aquél número de teléfono se había grabado a fuego en su memoria.

El día terminó, Nadine se marchó y al volver al día siguiente ya no había rastro del contenido de la papelera.

Semanas más tarde, con una tarrina de helado de chocolate y sentada en su sofá, Nadine marcó aquél número de teléfono que no abandonaba su mente. Una voz conocida respondió al otro lado y preguntó varias veces por la identidad del llamante, pero Nadine no dijo palabra. Finalmente colgó y se recordó a sí misma que se había prometido dejar a Shinny crecer sin la mala compañía que ella suponía. Ser libre. Ser feliz. Dio una nueva cucharada a su helado e intentó concentrarse en algún pensamiento más agradable.

Definitivamente necesitaba unas vacaciones. Confiaba en que aquél crucero por el Atlántico que había contratado supusiera para ella el descanso mental y la desconexión que necesitaba. ¿Quién sabe que le depararía aquél viaje? Pensó en ello para apartar de su mente otros temas menos agradables. ¿Quien sabía? Quizás finalmente aquellas vacaciones le permitiesen a Nadine encontrar esa pieza del puzzle que sentía que le faltaba.

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15/09/2018, 20:05
Gerald Casas

Con las "vacaciones" terminadas, no quedaba mas remedio que volver a casa y poner las cosas en orden. No sin antes despedirse de todos aquellos que estuvieron con él en esa larga semana, recoger sus números, de los cuales algunos desecharía nada mas salir de allí y mandar una mensaje sin contenido a su sección en Hydra con el asunto: "Tenemos que Hablar"

-"Bueno... hagamos repaso. Como pensaba ese retiro a sido todo una prueba. PROS: Continuo en mi trabajo y con suerte sera fortalecido en poco tiempo, parece que he hecho buenas migas con personas influyentes dentro de Hydra y tengo sus teléfonos para mantenernos en contacto y seguir escalando. CONTRAS: Piensan quitar la sección militar, con lo que se resentirán gran parte de nuestro trabajo y las patentes asociados a ellos, debemos hablar de ello y conseguir mantenerlas en nuestro parte del barco. No he conseguido ascender ni un solo escalón en la empresa, solo socialmente. Es un hecho, los adolescentes me dan miedo. PREGUNTAS SIN RESPUESTA: ¿El psicolo venido a menos era la cabeza de Hydra? Eso explicaría porque nunca dijo su nombre. ¿Sus hijos están capacitados para ese cargo? Si usan a Itziar para ello, yo puedo salir beneficiado. ¿De que palo va Shannon? ..." -Así es como terminaría su diario de trabajo antes de apagar la luz e intentar dormir.

Para cuando volvió a la oficina y como esperaba, todos los subordinados estaban expectantes ante el mensaje global que mando a su sección, pero en cuento hablo sobre lo sucedido y como nadie corría peligro bajo su tutela, una ola de alivio invadió el recinto, solo para ser bombardeada con el aviso que a partir de ahora deberían dar mas él cayo si deseaban continuar en Hydra. Por su parte estaría ocupado lo que restaba de mes, para intentar hacerse con aquellas patentes compartidas y la necesidad de reuniones periódicas con una o otra sección para discutir los términos. La escusa perfecta para mantener el contacto con Itzar y fortalecer una relación de trabajo en la empresa. Así como con Shannon preguntándole, a veces por simple gusto, sobre temas legales o tratos empresariales y lo que era necesario para mantenerlos, comprarlos o exigirlos. Con todo ello su trabajo era cada vez mas rentable para la empresa y satisfactorio para Gerald quien empezaba a tener mas presencia de lo que otros esperaban de aquel hombre menudo. Poco a poco, poco a poco.

Así empezaron a transcurrir los meses y finalmente parecía afianzado en su puesto por lo que era momento de fortalecerlo y prepararlo para cuando tocara ascender. Pero mientras tanto aun tenia los fines de semana para relajarse y poder ser el mismo.

-¡Jeje! Pena que tire su numero, este tío tiene mas energía que el propio mundo. -Comento nada mas terminar de ver un video de youtube y darle al botón de suscribirse. El ruido de una hebilla siendo arrastrada por el suelo de aviso de que eran poco mas de las cinco y vio entrar por la puerta a Gira. -Vale, vale. Vaaamonos. -Dijo levantándose de la mesa y apagando el ordenador. -Buena suerte con la búsqueda Jesús, la vas a necesitar. -Comento cogiendo las llaves y saliendo por la puerta.

Gira caminaba a su lado, mas distraída mirando los insectos que al frente. -Vaya si que hay bichos hoy... ¿Ya te he dicho lo mucho que me sorprendió que Shannon me invitara aquella vez? -El animal era buen acompañante pero por grandes que tuviera las orejas no parecía interesado. -Se que era parte de una terapia y tal... Pero fue divertido, al menos para mi. Y eso que me dijo... ¿Sabes? Puede que un día de estos la llame no solo para hablar de trabajo.

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25/09/2018, 12:37
Jhon McWright

Los días de convivencia habían acabado, para mí había sido una nueva experiencia. La verdad que aprendí bastante de todos y cada uno de mis compañeros. Pero Jhon tenía una nota negativa de esta experiencia. No había estado integrado tanto como él pensaba que estaría. No sabía si era su forma de ser obeso que realmente no encajaba dentro de sus compañeros, y con ello dentro de la empresa.
Al volver a la empresa pidió 7 dia la libres, necesitaba pensar si realmente estaba en el lugar adecuado. Hasta ahora había sido feliz en la empresa, pero ya no estaba seguro que despues de esto siguiera siendo así.
Finalmente tomo una decisión, no sabía si era la mejor o se estaba equivocando, pero siempre había sido emprendedor. Escribió una carta de dimisión en la empresa aludiendo a que actualmente no estaba preparado mentalmente para seguir en ella.
Llamo a un viejo amigo que vivía en Sidney yvle pidió trabajo en la pequeña empresa que el dirigía, sabía que era un paso atrás en su vida laboral, pero ahora necesitaba cambios en su vida. No sabía si había acertado en su decisión, solo el tiempo daría la respuesta. Lo que estaba claro que en estos momentos John estaba volando hacia Sidney dejando todo atrás para comenzar una nueva vida desde cero. ¿Qué tal le irá? Solo el paso del tiempo lo dirá.

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26/09/2018, 00:20
Ximena Navarrete

Último día de mi imperio.

Tuve que decirles lo que iba a pasar. A los becarios que viajaron lejos de casa por un empleo mal pagado solo por la esperanza de hacer carrera aquí. A los veteranos que dedicaron una vida a la empresa y ahora iban a tener que empezar de cero. A Clara, la madre soltera que con su trabajo alimentaba a dos niños pequeños. A Juan, el inmigrante que atravesó varios países y por fin tenía un buen trabajo y mandaba dinero a su madre invalida em Guatemala donde no podía contar con la seguridad social y no tenía ingreso alguno. A Ernest, quien había trabajado en mi ausencia dirijiéndo al equipo y pasó una semana trabajando catorce horas diarias por sacar las metas que ahora no importaban de nada. A Gwen, quien pidió una cooperación a todos para comprar un pastel y los organizó para que apagaran la luz y se escondieran, y a mi llegada saltaran y gritaran "¡Sorpresa!".

Al entrar me abrazaron, uno, dos, cuatro, seis... Hasta que notaron mi cara. Fue horrible encomtrar tanta ilusión y ser quien rompiera su mundo.

Todos, al envejecer, seguimos recordando donde estábamos y qué estábamos haciendo cuando descubrimos que estamos arruinados. Yo podía recordar cada momento de ese día. Y ellos iban a recordar como apagué el estéreo, me puse frente a ellos, y les dije que la sección de la que dependían tantas personas y familias cerraría.

Lloraron, se endurecieron, reclamaron explicaciones, amenazaron con demandar... Y yo estaba allí, tratando de justificar a Hidra, a una empreasa en la que no creía, a la que no le importábamos, y que nos estaba destruyendo.

Estaba demasiado dolida para llorar. Todo el trayecto de regreso a mi departamento la pasé como una autómata. No supe cómo llegué, o cerré la puerta.

Y entonces me quebré

Estoy con la cabeza recargada en la pared. Hace frío, pero solo estoy en sostén, sentada sobre el suelo. Mi blusa envuelve mi mano, y duele tanto que apenas la siento. Voy a tenerla vendada varios días. El doctor me mirará y señalará que fue una herida auto-infligida y me juzgará y usaré guantes hasta para dormir por ocultar la vergüenza y no explicar como fue que me mordí la mano hasta que sangré.

Lloré, aquí, en la oscuridad. Mi maquillaje corrido y cabello despeinado por habérmelo tirado en mi histeria.

Primer paso de Shinny y primer mes de vivir con ella.

Me acosté en el sofá, tapándome con una manta para ver otra vez Desperate Housewives en Netflix, pero a menos de siete minutos ya sentía la mirada perdida y que los diálogos eran puro ruido mental. ¿Veré Riverdale ahora, tal vez?

Demasiado aburrida para prestar atención, miré a otro lado, y mi mirada fue a caer a la puerta que daba al cuarto de Shannon. Shinny se estaba preparando para su sesión. Ya casi iba para un mes, y era tremendo el avance que tenía. Vi que dudó unos segundos, pero dejó su cabello suelto. Había pasado las semanas anteriores convenciéndola de que ese horrible moño inglés no le quedaba ni tantito de nada, y para probárselo le hice mil tratamientos en el cabello: aceite de coco para que recuperara suavidad, píldoras con biotina para que le creciera, un corte en capas para que ganara volúmen... Y le estaba funcionando de maravilla.

Vi que estaba batallando para decidirse de saco. Bajé el volumen de la televisión, y le grité desde mi asiento:

- ¡Te queda mejor el amarillo! - se sorprendió de que la estuviera viendo. Me reí y volví a la televisión. Nah, esto sigue siendo demasiado aburrido. Alargo la mano a la mesita de la sala, para tomar mi celular. Mando un whatsapp a Viktor, preguntándole si estará libre esta noche.

Me fui a vivir con Shannon. Al cierre dejé de tener trabajo, y aunque antes presumía de mi currículum envidiable, me tuve que enfrentar a la dura realidad de que todos mis logros y éxitos fueron en Hidra. Y quien fuera a contratarme tendría que hablar con Hidra y se enteraría que por mi culpa se cerró toda una sección. ¿Quién contrataría a alguien que fracasó tan espectacularmente?

Ahora que podía vivir sin trabajar (si, así justificaba el que pasara los días en labores domésticas porque nadie me devolvía las llamadas) me dediqué a ser la mejor amiga y a pasar todo rato libre que tuviera Viktor con él. Shanny nos descubría desnudos por accidente, y yo me reía pensando que nada era tan malo y si tenía al menos a Viktor entonces algo bueno había salido del campamento. Sin trabajo, alquilé mi departamento para tener un ingreso, y destinaba la mitad de ese dinero a mi parte del alquiler con Shinny. Ella también necesitaba a alguien, después de la traición de Nadine. Y aunque me dije que era por proteger mis ahorros y poder vivir de la renta de mi piso, en realidad lo hice también porque me dolía como pudiera estar. Porque la veía solita. Porque yo también me sentía sola. Y porque por segunda vez en mi vida, algo que creí no volvería a sentir cuando pasé de adolescente a adulta, un nuevo e inconfesable miedo llegó a mi vida: tenía miedo a matarme.

Después del quinto paso de Shinny.

- ¡Oh, vamos! - paseaba por toda la sala, en círculos, con el celular en mano. - ¡Si cada vez que vaya a saludarte a tu oficina me la encuentro! - odiaba de verdad verla porque me recordaba todo lo que trataba de evitar pensar y me retorcía esa niña el estómago. - ¡No, no trataba de coquetear, solo jugaba con su cabello porque hacía calor!

Colgué furiosa.

Por fin parecía que algo se arreglaba. Shinny logró, no sé como, que me quedara como su asistente. Me aferré a su amistad y mi orgullo. Y a Viktor. Fingí no darme cuenta de como coqueteaba la estúpida hija del jefe con él, y justificando que no saliera a consolarme esa horrible mañana, racionalizando conque tenía responsabilidades. ¡Si el idiota renunció! Pero me aferré, y quise creer que estaba saliendo adelante. Pero... pasó lo que tenía que pasar: se hartó. No valió de nada mi belleza, ni ser buena en la cama, ni ser una novia devota cuando en realidad lo estaba asfixiando. Y él no tenía el suficiente afecto para ver que necesitaba amor y que tenía miedo a estar sola.

Tras semanas de haber mantenido sonrisas y apariencias, volví a llorar.

Durante la quinta sesión de mi terapia.

Tiré el celular al sillón, que a este paso iba para su segundo cambio de pantalla. Llevaba más de un mes en terapia, y seguía donde había empezado. Y se lo dije a la psicóloga. Es que sabía que iba a ser un desperdicio de dinero, es que a qué me meto aquí...

- ¿No lo eliminaste de tus redes, sino que lo seguiste desde otra cuenta... verdad?

Mientras buscaba una selfie que me tomé con Shinny, para mostrarle que tan bien nos estaba yendo en la fundación, me saltó la notificación y no tardé en abrirla. Error. La fotografía de la boda vino a hacerme perder la cabeza. La pobre psicóloga me miraba, con un rostro estoico, pese a que no solo mi celular sino un libro de su escritorio salió volando a una pared.

- ¿Qué te está alterando? - preguntó, simplemente.

Respiré lentamente, tratando de no pensar en mi orgullo herido, pero resoplaba como un dragón herido.

- ¿Quieres la verdad? ¿Toda la verdad? ¡Lo que realmente me dolía era pensar que terminaba conmigo para poder irse a revolcar con esa niña! Y esto... ¡Esto es peor!

- Creía que eras... - bajó la mirada, para leer en su bloc de notas - "un miembro orgulloso de la comunidad LGBTQQQ... Plus..."

Me crucé de brazos, con la cabeza baja, mirando al suelo. No sabía como procesar esa foto de la boda en las cataratas del Niágara. Es que verlo, besándose con el hijo del jefe, fue demasiado fuerte.

- Es que cuando creo que me estoy levantando, me tiran al suelo de nuevo. - me giré hacia ella, señalándome a mí misma - me trató como su muñequita desechable y ahora viene a hacerme esto.

- Lo que creo es que crees que lo hizo por humillarte.

- ¿Acaso no es humillante? - miré al techo, mientras aun trataba de procesar todo el enojo.

- Ximena... analiza la oración. "Te hizo esto". Se casó. ¿Qué dice una madre en México cuando se casa su hija?

- "¿Se me casó mi hija?" - pregunté, incrédula por la estupidez de esta conversación. Es que ya no vuelvo. Es que de nada me viene a servir gastarme casi cien dólares la hora.

Negando con la cabeza recojo mi bolso. No recogí mi celular, ni eso podía hacer aunque estuviera ya la pantalla apagada. Es que no podía ni recogerlo siquiera. Ya estaba frente a la salida, cuando volví a escuchar a la psicóloga. Tenía la mano en el pomo, pero estaba congelada, sin fuerzas para girarlo y dar el paso de salida.

- "Se me casó" es como decir que la boda no fue un suceso en la vida de su hija, sino de ella misma. - me miró fijamente, sabiendo que podía darse esa pausa dramática cuando dejé de moverme. - Estás resintiendo su boda como si fuera algo que planeó hacer para herirte, cuando en realidad se casó para complacerse "él mismo", porque es algo que hizo para él y no contra ti.

Me quedé de piedra. Luego, volví a respirar. Quieta, sin moverme de la puerta, sin siquiera quitar la mano del pomo o soltar mi bolsa. Ella solo se quedó viendo, mientras mi mente trabajaba a velocidad. No se inmutó, sino que se dedicó a mirarme y esperar. Finalmente me giré, resoplé, pero arrojé mi bolsa al sillón y me senté con los brazos cruzados frente a ella.

Una noche, saliendo de mi decimo-sexta semana de mi terapia.

Tuve que ir a revisar la bodega donde tenía mis cosas. Uno de mis inquilinos me llamó al poco de yo salir de la terapia, diciendo que había un desperfecto con el refrigerador, y recordé con horror que la carpeta donde tenía todas las garantías de mis electrodomésticos la había guardado en una bodega alquilada donde guardaba todo de lo que no me podía deshacer y no cabía en mi cuarto con Shinny.

El vigía me abrió la bodega. Busqué entre las cajas la que tenía marcada "libretas", mientras él esperaba. Sola, aquí, a esta hora, no me quedo. La abro, usando mis llaves como navaja para cortar la cinta. Con el flash del celular a modo de linterna busco la carpeta. La encuentro, bajo la libreta donde había guardado todos mis apuntes durante el campamento del mal.

Tomé la carpeta... pero no pude cerrar la caja. No resistí el impulso. Saqué la libreta. Allí había dibujos de los tableros y sus cambios tras cada prueba, apuntes de mis estrategias e impresiones... Recordé el primer día en el campamento, mientras miraba a todos, intentando analizarlos y creyéndome la gran detective. Aquí estaba, en mi entrada en el diario.

Con toda mi gracia de modelo sonrío, dejando de lado un poco la fuerza para ser atractivamente desvalida. Viktor Ciara es Vice CIO, y demasiado tímido para hablar por mucho tiempo con una mujer de verdad. Puedo ver que sin embargo es inteligente, y que si coqueteo demasiado me veré obvia, especialmente a los demás.

Veo a Nadine Welch y a Shannon Turner hablar. Son entre las mujeres que estamos aquí las más fuertes. Si hicieran una alianza sería peligroso. A menos que, o pudiera ser parte de esa alianza, o mostrarme ante ellas como una amiga. Si les hablo, podré evitar que arreglen un encuentro a solas, o ganar dos buenas aliadas. Además, no se notará que estoy arrojando un lazo sobre Ciara. ¿Y quien sabe? Todavía tengo que ver si es el que mejor me conviene. Por ahora me mostraré solo como la amiga sexy que necesita que le presten los apuntes.

No fue por perderlo. En realidad, nunca hubo amor por Viktor. En cuanto lo vi, calculé que podía ser un CEO, y me creí muy lista usando todas mis armas para seducirlo. Si Nadine perdía, Viktor era el siguiente rival mas fuerte: solo tenía que encargarme de Itziar. Me creí astuta, pensando que al tener un plan B aseguraba mi éxito. Jugué, creyendo que era la más inteligente y que todos actuaban como actuaban porque yo movía los hilos. El primer bulo me hizo creer que provocar a Itziar funcionó y que ahora solo tenía que encontrar pruebas para delatarla. Imaginaba tan claro el momento, que casi me sentía vidente: yo hackeaba su computadora y teléfono, luego mostraría ante todos como sobornó e hizo esa trampa para desprestigiarme, yo y Nadine quedábamos como héroes y miraría desde el palco como Nadine era anunciada la nueva gran jefa. Y si perdía, me casaba con Viktor y ambos gobernabamos Hidra para remodelarla a mi imagen.

Dedicas un buen rato de esta noche a espiar nuevamente si Itziar hace algún movimiento que pudiese considerarse juego sucio  pero lamentablemente no localizas nada.

O no ha hecho ninguna acción forzada esta noche, o se ha movido lo bastante sigilosamente como para no ser detectada.

Pero, noche tras noche, no encontraba nada.

Todo fue al revés. Itziar fue quien encontró pruebas contra Nadine. La rabia era mejor que la pena. Y esos meses que estuve con Viktor, viviendo com Shinny y fingiendo que quería esperar antes de conseguir trabajo cuando en realidad nadie me hablaba por más CV que enviaba, es que pude engañarme a mí misma. Pero no más. Yo no soy solo la consultora. No soy solo la asistente. No soy más solo mi trabajo. Yo soy Ximena. Y cometí un error. Y ya basta de autoflagelarme y sufrir.

Salí de la bodega, con no solo la carpeta, sino la libreta. Y cuando iba camino a mi auto, tiré aquella libreta, sin ceremonia, solo alargando el brazo y dejándola caer en el asfalto.

Primera sesión de mí terapia.

- Llevamos cuarenta minutos. - la psicóloga señaló al reloj de pared. - Vas a pagar 95 dólares.

- ¿Y? - me encogí de hombros, pese a que tenía los brazos cruzados.

- No has dicho nada.

Miré a la pared, resoplando, molesta. No hablaba de mis traumas con nadie. Eso es ser débil. ¿Para qué entregar tus secretos? Hace años aprendí que si confías en la gente, la gente es mierda, y te va a decepcionar.

- Ni siquiera sé que hago aquí. - admití.

- Pero, estás aquí.

- ¿Va a parafrasear todo lo que diga? - preguntó, ahora sí mirándola.

- Lo que haré será trabajar con lo que me des. - Me miró unos momentos a los ojos, haciéndome sentir incómoda pese a que no le retiraba la mirada. Esto era horriblemente difícil. Yo estaba moviendo las puntas de los pies demasiado, sin darme cuenta. - Y para ayudarte a sanar, necesito que comiences a darme tus heridas. Lo que te llevó a este momento.

- Debí comprar un libro. - Niego con la cabeza. - "Mis zonas erróneas", o cualquier otra basura...

- Pero admites que necesitas ayuda.

Resoplé. No solo sí había comprado libros, sino que me seguía sintiendo mal.

- No hablo con extraños de mí.

- ¿Nunca?

- ¿A qué cosa llevaría eso? - a la compasión, la lástima... me llevé ambas manos a la cabeza.

- Pero sabes que tiene que llevarte a una parte, y tu lenguaje corporal me habla de que te sientes estancada. - Señalo con la pluma mis piernas. - No solo tienes cruzados los brazos, también las piernas, y casi todo el tiempo tratas de evadir mi contacto visual.

Soy dos Ximenas. Una es seductora y astuta, mientras otra es leal y aun se guarda ilusiones en la vida. Una juega con las personas, poniéndolas a prueba. No en el sentido de Littlefinger: sino para ver qué harán y si de verdad me son sinceros. Verán, cuando creces como una ciudadana de segunda, descubres que todos sus complejos te los vuelcan, y cuando eres la adolescente más bella de la generación todos los chicos quieren endulzar tu oido para ganar una apuesta y agregar una línea más a sus conquistas. Así, cuando alguien quiere usarme, es cuando la primera Ximena averigua si vas a lastimar a la segunda. Y la primera Ximena es la que venga a los que quisieron usarme por mi empaque.

- ¿Quiere la verdad? ¿la verdadera yo? ¿La niña que estaba sentada sola, en el patio, sin nadie que jugara con ella por ser morena y pobre? ¿la adolescente que veía como el único hombre al que por fin había podido llamar "papá" se drogaba en la cama y mi mamá se tapaba con maquillaje y un fleco el ojo morado? - allí está, lo había dicho. - Soy patética. Está bien. Y quise pensar que estaba por encima de los demás y por eso confíe en quien no debía, intenté seducir a quien tampoco debía, y veinte trabajadores leales se quedaron sin trabajo. Pasé de vivir el sueño a despertar, como siempre. Me han humillado, me han despreciado, me han violado... Ya. Soy patética. Es la verdad. Esa es mi vida y así va a seguir. ¿Contenta?

- ¿Si no creyeras que tu vida no puede cambiar, entonces por qué estás aquí?

Vuelvo a cruzar los brazos y miro al techo. Tenía los ojos nublados por un par de tontas lágrimas. Me costó un mundo decidirme a entrar, y dejar el orgullo. Si, estoy mal. Si, ya no puedo sola. No, ya no quiero seguir sola.

Siento a alguien mirándome y veo a Shannon. Le sonrío sinceramente.

Le hice una inclinación de cabeza para invitarla a sentarme a mi lado. La noche es muy fría. Me quito la bufanda, aún abrigada por la sudadera, y se la enredo en el cuello.

– No fumo, gracias. – desde adolescente tuve un enorme rechazo a fumar y beber. Traumas infantiles... Superados, pero al menos puedo sacar el provecho y no querer acercarme al mundo del tabaco. Pero Shannon es muy tierna cuando no sabe qué decir. – ¿Puedo llamarte Shinny? – No sé si sea un apodo de ella y Nadine.

Recordé esa noche. Recordé lo tímida que fue. Y como luchaba todos los días por ser más segura de sí misma, pero a la vez con naturalidad iluminaba todo como el sol. Como le había afectado la traición de Nadine, pero no le había roto. Y como era como un sol, dando luz a todos, y yo me sentía un agujero negro. Como arruiné las cosas con Viktor, con la compañía, con mis compañeros, con mis empleados, siempre queriendo más y más sin dar nada. Como tuve que mirarme al espejo, ver mis ojeras, y admitir que ya no podía fingir. Que tenía que admitir no solo mi fracaso, sino mis defectos. Que tenía que cambiar.

Bajé la cabeza. Esta vez, si pude regresar a la psicóloga la mirada, sin tanto esfuerzo.

- Vine porque le funcionó a mi amiga.

Primer día de vivir con Shinny.

Toqué el timbre, una, dos, perdí la cuenta. No supe como llegué aquí, apenas recordaba haber subido al taxi. Si me hubieran preguntado, no habría sabido decir si hacía calor o frío, pero no paraba de temblar.

Cuando abrió por fin la puerta, Shannon se vino a encontrar con una Ximena desaliñada, con el maquillaje corrido, envuelta en un saco y la mano vendada con una blusa de diseñador. Una Ximena que no podía parar de llorar. Y justo cuando se me doblaron las rodillas sentí sus brazos. No supe si yo la abracé o fue ella. Nunca lloro, pero cuando lo hago soy un dique roto, y hoy iba a tomar todo lo que pudiera. Me metió en el departamento, pero yo no la soltaba. Recargada en su hombro, lloraba todo lo que en años no había podido.

Dos horas antes de la primera sesión de Shinny en su terapia.

Me había cuidado bien, se lo tenía que reconocer a Shinny. Y me desvivía por corresponder.

Hidra había ordenado una terapia conductual para que superara su timidez. Cuando vi que otra vez se iba a peinar con ese moño severo y fatal la senté frente a mi tocador, y ahora mismo me encontraba rizando los últimos mechones de su cabellera. Pensé usar laca... no, su cabello es tan cuidado y tan poco procesado que tiene mucho movimiento natural. En su lugar esparzo con las puntas de los dedos silicón con aroma frutal, para quitarle algo de la nota tan severa de su traje. Cuando terminé, miré su rostro. Una piel muy blanca, de un tono cálido sin embargo. Con una Beauty Blender le apliqué el primer, y luego la base. Con las yemas de los dedos difuminé el corrector de Shape Tate que había encontrado a última hora en una farmacia y llegaba más a lo que necesitaba su tono de piel bastante pálido para las marcas convencionales.

- Necesitas sombras... no tan oscuras. Tengo una paleta de Jaclyn Hill que te quedará perfecta. - Tomé la caja y la puse junto a mi estuche con el set de brochas de Wet N' Wild. Busqué entre mis cosas, y encontré por fin el polvo Easy Bake de Huda que también encontré a último minuto. - Antes, vamos a trabajar en esas ojeras.

Apliqué el polvo. No me gustó la campaña publicitaria que Huda Beauty que hicieron para ese polvo, robando la idea de un photoshoot en una cocina de una empresa indie de una madre soltera que no pudo ganar la batalla legal. Pero fue muy de última hora, y es uno de los pocos polvos que con el flash de una cámara no te hace parecer un mapache a la inversa. Le conté la historia de la empresa Beauty Bakerie, para distraerla. La escuché que iba a volver a tartamudear y le puse un dedo en los labios para callarla.

- Cariño, las diosas no tartamudean. Gritan a todo pulmón.

Primera semana de mi nuevo trabajo...

-Deberías luchar también por ti. Creo que tienes posibilidades. Eres una mujer fuerte, decidida, inteligente, guapa...- Shannon, que te pierdes!-.¿Qué hay de la satisfacción de, precisamente eso, hacer las cosas por ti misma? Tu serías el mejor ejemplo de lo que te propones. No seas el segundo plato de nadie. Pero... tampoco te voy  a detener con respecto a Nadine. La prefiero de jefa a Itziar. Aunque eso sea un impedimento para... para...-

Le sonreí, y con una brocha quité con cuidado el polvo. Ojeras desaparecidas. Busqué la brocha, ahora usando "Thirsty" de Jeffrey Star. El rojo, bien aplicado, iba a aumentar lo impresionante de su mirada, además de que iba a necesitar artillería pesada si quería que se mantuviera segura.

Negué con la cabeza sobre hacer las cosas por mí misma 

– Siempre lo he hecho yo todo. ¿Poner el pan en la mesa para mí mí ma y yo? Yo lo hice. ¿Pagarme la universidad? Yo lo hice. ¿Pagar el funeral de mi madre, mi propio departamento, mi auto y todo lo que tengo? Yo lo hice. Soy joven, pero tengo el alma vieja. Prefiero disfrutar del reino a ser la emperatriz cuya cabeza todos intentarán hacer rodar. Y me siento más calificada para cuidar de mi gente desde las sombras. Sobre las relaciones laborales, no me preocupa apostarlo todo. Tengo fondos de inversión, ahorros y un currículum envidiable, así que no temo a perder mi trabajo por amor... Aunque no me molestaría tenerlo todo.

Ella cargaba su maletín, y yo además del mío traía una carpeta de cuero con papeles para que los revisara y un termo con café para animar su mañana. Ser su asistente, se sentía bien. Hace medio año, me habría sentido horrorizada ante la idea de bajar de puesto y servir a alguien, pero con ella era diferente. O quizá yo era diferente, O eran ambas cosas.

Salimos del ascensor. Con todo lo que cargaba, aun caminaba con porte y un contoneo de caderas, igual que en mis tiempos de modelo. ¡Que lejana se sentía esa niña insegura, que miraba los escaparates de la quinta avenida soñando todo lo que tendría y jamás compartiría! Noto que algunas cabezas se giran para mirarnos, y los que más mantienen la vista son los hombres. Uno de ellos mira con demasiada atención mis piernas. Le sonrío, pero para intimidarlo y hacerle saber que lo he visto. Se gira avergonzado hacia el ordenador y hunde la cabeza en su cubículo. Niego con la cabeza. Creo que algunos hábitos son más difíciles de dejar.

Sexta semana de trabajo.

¿Sabes cuál es la maldición de ser tan hermosa? Qué todos los hombres miran descaradamente tu cuerpo. De adolescente lo usé a mi favor, pero francamente al ser adulta se vuelve tedioso. Me siento más segura entre las mujeres.

La soltería ahora ya no significaba libertad para mí. A veces me preguntaba si necesitaba tiempo a solas. O si...

Estaba sentada, en mi espacio continuo a las puertas a la oficina de la jefa. Pero miro a través del cristal que nos separa. Shinny está taciturna estos días. El sistema operativo termina de cargar. Conecto mi celular al cable USB, para cargar a mi nube personal algunos documentos que ayer no pude respaldar. Y veo sin querer la galería de fotos.

Bien, anoche me sentía sola. Y pensé "si los hombres buscan compañía libre, por qué yo no" y me metí a un club de moda que me recomendó una amiga de la comunidad. Ahora, imaginen mi sorpresa cuando al ir a ver a Jezabel me encuentro con la peor rubia que conocí, usando peluca, y bailando sensualmente. Me reí tanto que varios se me quedaron viendo. Es que el karma es efectivo. Salí, casi abrazando a mi amiga. ¿La rata que soñaba con ser gata había quedado de stripper?

Es que era justicia poética.

Estuve riendo casi todo el camino a casa. Estacioné el coche, bajé, subí las escaleras... y se me murió la risa. Recordé que solía divertir a Shinny con mis historias de antros nocturnos, y ahora iba a tener que explicar por qué llegué tan temprano. Inventé cualquier cosa, pero no pude decirle en ese momento, por temer a lo que creía que era la causa de su ocasional melancolía.

Creo... que quería buscar a Nadine.

– Claro... ¡Por eso me llamaste la atención! - Me reí. Iba a tener que explicárselo. Por su cara puedo ver qué esta consciente de lo que es, pero no tiene mucha experiencia. – Cariño, existe algo llamado "gaydar". Es un radar exclusivo de la comunidad LGBTTTyQ. Y cuando una mujer como yo pertenece a la B, es muy perceptiva con las preferencias de las féminas a su alrededor.

Pedirle... bien, rogarle perdón a Itziar ya fue en si una proeza. Hice mal, lo dije, acepté mi error, le expliqué, e hice lo más grande pidiendo una disculpa. Y le deseé de corazón lo mejor, sin la menor malicia. Si había logrado eso...

Negué con la cabeza, mientras buscaba el CV de Shannon y lo adaptaba para semejante proeza. Edité el documento, lo imprimí, lo puse en una carpeta y la llevé al escritorio de Shinny junto a la dirección del club donde trabajaba Nadine. Un primer paso hacia el perdón, sin saberlo.

Alcé la cabeza, sin saber aun como sentirme, pero más... en paz. Abrí otro documento (ahora de excel) para trabajar en un presupuesto para becas, decidida a hacer de este un mundo mejor.

Primer día de mi nueva vida, de verdad.

– Harán buena pareja. Tu timidez es tan atrayente, que te confieso que si hubiera tenido oportunidad habría atacado.

Miraba nerviosa, frente a las puertas. Había aprendido mucho de mi misma. Había tenido que cambiar, y enfrentar muchas cosas que me habían impedido crecer.

Estaba acostada en el diván de la psicóloga. Tras decidirme a hablar me incorporé, sentándome. Había aceptado que para sanar tenía que hablar. Y... tenía que hablar. Difícil, cuando llevas la mayor parte de una década callándote el suceso.

- Cuando tenía diecinueve había un chico que me gustaba mucho. Trabajaba como camarero, y yo me dedicaba a edecan, mientras alguien me llamaba para hacer mis prácticas. Coincidimos en un evento de Hidra, donde conocí a mi primer jefe. Al acabar el evento se acercó a hablarme y me creí volar. Entonces me ofreció acompañarme a casa. Me creía en un cuento de hadas. Vivía en una casa de estudiantes a donde no podía meter a nadie, por lo que se me hizo fácil invitarlo a tomar una botella que quedó en la oficina que nos prestaron a las edecanes para cambiarnos. - me pasé la mano detrás del cuello. Pude alzar la cabeza, para continuar el relato. - Nos besamos, pero me sentía incómoda. Le dije que no me gustaba el lugar, pero me tumbó, y... ni siquiera me quitó la ropa, solo...

Me llevé los dedos índice y pulgar al entreceño. Luchaba por no llorar. Por una vez, la psicóloga no me instaba a seguir, sino que me pasaba una caja de pañuelos desechables. Agarré uno rápidamente.

- Juré que no iba a volver a ser vulnerable. Que tampoco ningún hombre me podría volver a lastimar. Estaba avergonzada, y solo quería poder para lavar esa vergüenza. Solo quería ser fuerte. Alejé a todos mis amigos, me aislé, en lugar de disfrutar de mi juventud fui con todo tras cualquier oportunidad. Y cuando mi primer jefe en Hidra me ofreció una entrevista de trabajo en un hotel, sentí que era mi venganza. Si me iba a volver a pasar, esta vez sacaría un provecho.

- Aunque no dijeras que no, eso no expresaba consentimiento.

- No dije no, pero tampoco dije si. Solo me quedé de piedra. Y sabía que no quería, claro que lo sabía, y cuando comencé a llorar me tapó la boca. La primera vez no pude creer que eso me hubiera pasado a mí, por lo que me dije "fui una tonta por quedarme sola con él" y me culpé. Después se lo dije a mi mamá, y me dijo que fue mi culpa por exponerme así. En ese momento entendí que abrir mi corazón era dejar que me vulneraran. Y esta vez al menos iba a ser yo la que obtuviera algo más que un vulgar "gracias por el rato".

Un silencio muy largo, hasta que hice mi pregunta.

- ¿De qué sirve el amor, si solo te van a herir?

- Creo que lo que necesitas es confiar. Entregar el corazón no es ser vulnerable. Y dejarte amar es el verdadero camino para tu felicidad.

- No va a funcionar. - negué con la cabeza. - Nunca lo ha hecho.

- Porque no eras honesta ni contigo misma. Ahora, en cambio, has aprendido a serlo. Ya no te aferras al falso orgullo, sino que ahora eres en verdad segura de ti misma. Y creo que puedes hacerlo. - por primera vez, me tomó de la mano. Y por primera vez, en lugar de huir apreté su mano, aceptando el apoyo. - Te pasaron cosas terribles, pero ahora tienes el control de tu vida. No lo tiene ni tu padrastro, ni tu carrera, ni tu inseguridad. Lo tienes tú.

Abrí las puertas, decidida, empujándolas con ambas manos, abriendo el acceso a la cubierta del barco. Me llevé una mano a la frente, intentando tapar el sol que me lastimaba la vista sin los lentes. Estaba apoyada en la barandilla. Se giró, y el tiempo pareció detenerse. Sin planearlo, casi de forma natural, puse una mano en su mejilla. Sentí sus brazos alrededor de mi cuello, mientras yo entrelazaba los míos alrededor de su cintura.

- Te ha costado decidirte, ¿no crees? - Noté su tono de ironía - Creí que nunca vendrías a por mi. - Se rió, y eso junto a la luz del sol y la brisa del barco la hicieron verse aun más bella - Pero la espera ha merecido la pena.

Sonreí, y me acerqué a su oído. Y dije las palabras que nunca, desde el funeral de mi madre, había dicho a ningún otro ser humano.

- Te amo.

Me apretó con los brazos, como si no quisiera dejarme ir. Y por fin, pude entregar mi corazón, de verdad.