Otro rostro

El juego ha arrancado. La noche anterior después de compartir el rato con una copa en la mano, unos cuantos encontraron tiempo para seguir trabajando. Y es que el trabajo de "jefe" suele incluir disfrutar de menos vacaciones de las que suponen tus empleados. Noches en vela, sacrificio de vida familiar y prisas... siempre prisas.

¿En quien delegar el trabajo una vez te vas?

En efecto. Cuesta delegar.

Afortunadamente, en algún momento de la noche todos acaban encontrando un momento para descansar.

Después de la experiencia del día anterior, algunos de los participantes comienzan a atreverse a acudir con ropa más cómoda. No todos os días podías permitirte romper una falda de 200€, o desgarrar una camisa de 150 por una caída de un caballo.

Esta vez los monitores les llevan hasta el patio, donde un monitor diferente les espera delante de un micro en una pequeña tarima.

- Buenos días a todos. ¿han dormido bien?

En primer lugar, quiero presentarme. Soy Antón, y a partir de ahora seré yo quien les acompañe a lo largo de los siguientes retos.

Al parecer ayer la persona encargada no les explicó debidamente la mecánica, por lo que la dirección del campamento quiere transmitirles sus disculpas y su absoluto compromiso para con los valores de la empresa y aprovechar la oportunidad para mejorar. En este caso, conmigo - Sonríe sin una pizca de modestia - Para que podamos entendernos, esto no es una competición. La empresa quiere que aprovechen cada oportunidad que les presentemos aquí para valorar las cosas que podemos mejorar como empresarios y para sacar fuera esas virtudes que sabemos que todos poseen.

Cuando quieran empezar a emitir opiniones con votos, será necesario que lo acompañen de sus propias observaciones. Ya no del global como persona, sino de la resolución que haya hecho de esa última prueba.

¿Su solución ha sido especialmente inteligente o efectiva? ¿ha demostrado las cualidades de alguien con el que te gustaría trabajar? ¿Qué cosas se podrían haber mejorado para pasar de un notable a la excelencia que se exigen siempre como empresa? Las observaciones en confianza de un compañero de trabajo pueden aportar mucho más de lo que cada uno por sí solo podía observar, de manera que les animamos a intentarlo.

Y recuerden que alguien que no se atreve a decir los puntos a mejorar de un sistema, o que no ve nada a mejorar, difícilmente alcanza a ser un alto directivo.

Aunque sigan camuflando la actividad como un medio de cohesionar el equipo, con esta frase todos pueden sentir el gusanillo goloso de ese puesto al que todos querrían optar. Una insinuación velada de lo que la empresa espera de cada uno.

- Y ahora, para presentar el reto de hoy les dejo con Valeria Piedragrande. Coach profesional y dinamizadora por medio de la expresividad corporal y el teatro.

- Muy buenos días y gracias por ... - 5 minutos más tarde en los que saluda, agradece al campamento y a la Empresa, explica su currículum y trayectoria profesional... todo con una sonrisa perfectamente cortés. Algo en la forma de hablar de esta supuesta coach hace que sea fácil perder el hilo de lo que dice. Todos se esfuerzan en recuperar la atención cuando llega la parte de la explicación de la dinámica.

- Y antes de explicar lod detalles, me gustaría que uno se adelantara para ser el primer voluntario. Así, sin pensarlo mucho. Que me acompañe aquí.

Sonríe. Con la experiencia del día anterior y lo mucho que valora al parecer la empresa ser el primero en romper el hielo, no tarda el salir el primer voluntario.

- Estupendo. Ponte a mi lado, por favor.

Bien. ¿Ves detrás de ese biombo que no podías ver desde el ángulo de tus compañeros?

¿Y los trajes de las perchas?

Si... no pongas esa cara. Es exactamente lo que te estás imaginando.

Ahora, mientras los monitores acercan amablemente unas sillas para todos, vas a ir allí, te vistes con uno de esos trajes, y sales frente al micrófono. Contarás un monólogo de al menos tres minutos de la lista que verás en la mesa. El objetivo es tratar de hacerlo entretenido y distendido, más que demostrar conocimientos. ¡Recuerden que no estamos trabajando!

Cuanto termines, podrás ir al baño para cambiarte mientras el siguiente participante se prepara.

¡Adelante!

Esta vez empezaré yo misma, con el permiso de mis compañeros.

Dice Nadine sin perder un segundo cuando la nueva monitora pide un voluntario.

Al llegar a su puesto, la monitora le pide que preste atención a lo que se esconde tras el biombo. Alza las cejas en señal de sorpresa, pero en seguida sonríe con gesto ilusionado.

Cuando la monitora/coach termina la introducción del desafío, se pierde detrás del biombo para salir al rato caracterizada como un entrenador de beisbol: gorra, cazadora de rayas finas verticales e incluso mascando un chicle que nadie sabe de dónde ha salido.

¡Muy bien, equipo! - De repente su voz suena fuerte y clara. Incluso masculina y, sobre todo, parece la voz de alguien acostumbrado a mandar sin necesidad de ser autoritario... un líder.

Hemos tenido nuestros altibajos en esta liga, nadie puede negarlo y no voy a ser yo quien eche balones fuera. Todos y cada uno de los pinchazos han sido responsabilidad nuestra. Es cierto. Y han sido pinchazos serios. - Su voz, que sonaba dura, de pronto se vuelve cercana y amistosa - Pero de todos y cada uno de esos pinchazos hemos aprendido algo ¿verdad? ¡Claro que sí! Porque nos hemos repuesto como un equipo y gracias a vuestro esfuerzo ahora estamos a un psrtido de alcanzar el trofeo de campeones de liga. Ha sido duro, pero lo habéis superado juntos.

Después de la introducción, viene el tema.

Quiero que penséis en todas y cada una de las veces que la cosa se torcía. Todos decían que estabamos en caída libre. Y era verdad, porque la vida es un columpio. Es un continuo ir y venir de caídas y todas y cada una de ellas puede hacerte perder apoyo y que acabes tragando tierra y embarrado hasta las orejas, como Wilkinson contra Cincinaty en aquella carrera ¿recordáis? Sí... Todas pueden hacer que te estampes de morros contra el suelo. Pero en todo columpio, si sabes aprovechar el impulso de la caída, puedes llegar a elevarte más alto de lo que nadie puede llegar. ¡Cerrad los ojos! ¿Lo sentís? ¿Sentís la caída? ¿Sentís el aire cortando contra vuestra piel? ¡Quiero que lo sintáis, joder! Todos lo conocéis de sobra, esa certeza de que el suelo se aproxima demasiado rápido y nadie puede pararlo. Quiero que lo sintáis. ¡Sentidlo! ¡Sentid ahora las cadenas tensándose bajo vuestras manos! Las cadenas que elevan el columpio. La inercia que os hace volar. El cosquilleo en el estómago. ¡Joder! ¡esa sensación de que vais a echar a volar! ¡El viento es aun más fuerte pero ya no asusta! ¡Esas cadenas que tiran del columpio sois vosotros! ¡Vuestros compañeros! ¡Vuestro equipo!

Y ahora esas putas cadenas os van a hacer subir tan alto que los rivales van a cagarse encima. Quiero que uséis las cadenas del columpio. A vuestros compañeros. Y quiero que subáis tan jodidamente alto que me traigáis un pedazo de luna. Y cogeremos ese pedazo de luna y lo colocaremos en la puta vitrina al lado del trofeo de liga que estáis a un partido de conseguir. ¿Me habéis oído? ¡Pues venga! ¡Al campo! ¡No os bajéis de ese columpio y traerme un trozo de luna arrancado a mordiscos si hace falta! ¡¡Vamos equipo!!

Y se fue trotando tras el biombo presa de una euforia inexplicable

Itziar, terminando de despertar tras la increíblemente monocorde charla de su nueva coach, echa un rápido vistazo a su alrededor. los rostros aletargados de sus compañeros le dicen rápidamente que han sufrido lo mismo que ella misma para mantenerse despiertos. Al menos, la mayoría de ellos.

Salvo, quizás, Nadine, que se adelanta al resto con una energía casi histriónica. Su monólogo, que resulta ser una enérgica mezcla entre una charla deportiva y una arenga militar, termina alejando todos los restos de sopor causados por Valeria.

Madre mía, ¿Qué ha desayunado está chica?

-Bueno, compañeros. -Adelantándose tan pronto como Nadine se alejó rumbo al baño, se dirige al resto. -Como ayer tuve la ventaja de poder veros a todos antes de intentarlo, creo que lo mínimo que puedo hacer hoy es compensaros y saltar al vacío de las primeras.

-¡Pero sujetadme la cuerda! - Añadió esbozando una simpática sonrisa. Y, girándose hacia Valeria, la siguió hasta detrás del biombo. Sus cejas se alzaron con un gesto de sorpresa. Al parecer el traje de entrenador era el único algo digno... El teatro era algo que no había practicado desde el colegio... Y ya había llovido desde entonces.

Vamos, Dorothee... tienes que llegar hasta el Mago

Sin pensarlo siquiera, tomó uno de los papeles que ofrecía la mesa y lo leyó en diagonal mientras se ponía uno de los trajes. Inconscientemente, escogió el de espantapájaros. Al fin y al cabo, probablemente la pequeña Dorothee hubiera aparecido en su cabeza precisamente por eso. Una vez cambiada, se adelantó para ponerse delante de todos. Se esforzó en dejar la mente en blanco. Si se limitaba a ser una directiva de la empresa, no iba a salirle bien. Sin embargo, al espantapájaros... no debería costarle.

-Ohhh... ¡Cuánta gente! -Comenzó, observando a los demás, con su mirada pasando por todos ellos sin centrarse en nadie. Su voz, que por un momento había sido dubitativa, comenzó a ganar en fuerza palabra a palabra, hasta que llegó a un tono que casi la haría pasar por actriz amateur. -¿Y todos han venido a ver a la espantapájaros? ¡Qué sorpresa!

-Yo quería hablaros del columpio. ¿Os acordáis? -Esbozó una sonrisa y logró poner un rostro soñador, aunque triste. -A lo mejor no todos... Veréis, era lo que había antes de que todos jugaran con los ordenadores y los teléfonos. Cuando para hablar no hacía falta escribir nada, y jugar era algo que se hacía entre todos.

-¿Os acordáis ahora? De cuando los niños subían allí para girar y girar. ¡Pero si lo hacías tú solo no era lo mismo! Lo mejor era hacerlo entre varios. ¡Podías llegar mucho más arriba! De hecho... podías llegar hasta donde quisieras. Porque... -Fingió tartamudear, como si la emoción la embargara. -Porque el columpio podía ser cualquier cosa que quisiéramos. Un día un castillo. Otro, una nave espacial. ¡O unas ruinas!

-Pero luego... todo se vuelve difícil, ¿verdad? Las cosas ya no pueden cambiar si queremos. Siempre hay problemas... siempre hay límites. ¿Recordáis cuándo llegaron? ¿Quién trajo esos límites? Yo puedo decíroslo. Fuimos nosotros... nosotros mismos. Los que olvidamos el columpio. Los que tuvimos lo imposible y dejamos de creer en ello.

-Así que... ahora que os lo he recordado... creo que deberíamos intentar no olvidarlo. Lo que realmente era el columpio. ¿Verdad?

Se detuvo, con el guión que había leído agotado, pero de algún modo lo sintió incompleto. Tanto, que se decidió a darle otro final. Con otra voz, más seria, más profunda, siguió recitando.

-Y recordad, mis pequeños espantapájaros. -Añadió, improvisando fuera de su propio guión, citando la inmortal obra de Frank Baum. -Que esto es el mundo real, y no hay ningún Mago al final del camino. Si queréis vuestro cerebro, tendréis que rodearos de buenos compañeros y conseguirlo con vuestro esfuerzo. Ése es el verdadero hechizo.

Y, con una última sonrisa, el espantapájaros que había sido Itziar Ayland hizo una reverencia y se retiró hacia el baño, cruzándose con una ya cambiada Nadine.

-Buen trabajo. -Le dijo al pasar. -¡Cuánta energía!

Así que un teatro... Hoy al parecer era mi día de suerte, hablar era al fin y al cabo lo que mejor se me daba. Si bien Nadine había dejado el listón muy alto, había que intentar superarla. Miré en la caja de disfraces y me decanté por un bigote falso, unas gafas de cristales anchísimos que me agrandaban los ojos y una libreta que venía junto a un lápiz. 

Entré a la escena encorvado, mirando el suelo mientras caminaba con las manos a la espalda. Bufé un par de veces y finalmente me encaré al público.

-Hola a todoz, mi nombre ez Kolg Gado, grandízimo autor de novelaz mundialmente conozidaz -dije con un marcado ceceo-. Algunaz de miz obraz literariaz más conozidas zon el zuzurro del zilencio, o la zelva zelvática. También ezcribo manuales de logopedia y ayudo a pazientes a mejorar zus forma de hablar. El cazo ez que me han pedido que hable sobre un tema en concreto durante trez minutoz, ¡trez! ¿Oz lo podéiz creer? La verdad ez que no tengo ni la maz remota idea de lo que puedo hablar. No ez fázil hazer un monólogo que entretenga a un público tan variado. Laz perzonas suelen tener un guzto muy diferente y ez tremendamente complicado hacer algo que guzte a todoz. Mi primera idea había zido dizfrazarme de Padre y daroz un zermón. Me había parezido gradioza hazta que me di cuenta de que nunca había eztado en la iglezia, y que aquí mizmo en ezta mizma zala ya hay un predicadorz.

Me acerqué a Jesús.

-A zus piez Jezús, portador de verdad divina y zalvador de todos nozotros.

Me volví de nuevo al resto del público.

Al dezechar la idea me vino a la mente hacer un monólogo de alguna de miz obraz. Pero claro, zi oz la cuento ya no la vaiz a comprar, y uno aquí vive de laz ventaz, azí que tampoco ez que zea una idea maravilloza.  Y la terzera opción... bueno, todavía no tengo una terzera opción. 

Medité ligeramente, llevándome el lápiz a la barbilla y mirando al cielo.

-Quizáz un médico. Sí, un médico puede zer buena idea. Podría contar hiztoriaz dizparataz sobre pacientes extrañoz. Hay gente muy rara por el mundo. Aunque penzándolo mejor no ez bueno reirze de laz dezgraciaz ajenaz. Tampoco ez que conozca cazos médicoz que contar...

Cerré los ojos y me llevé la mano a la sien, como pensando un tema.

-Zi, zi, creo que lo tengo, creo que me viene. Ezte ez. Ezte ez el tema definitivo. Ez perfecto. Ez emotivo, entretenido y presiozo. Lo tengo. Agarraos a vueztraz zillas porque aquí viene. 

Cogí aire, y antes de hablar, miré el reloj.

-Oh, se acabó el tiempo. Bueno, otra vez zerá.

Nos reunieron de nuevo por la mañana para la nueva prueba.

Realmente estaba de buen humor, ya que después de ayer no creía poder hacerlo peor. Subirme a una caballo no era lo mio, así que ¿que podía ser peor? Y por la noche, bueno, socializar no era lo mio, pero tuve buena charla con algunos. Puede que El Martini me hubiera soltado la lengua.

Nota mental: beber lo justo puede ser productivo. Aunque por otro lado dudaba que el alcohol fuera la solución para mi timidez social.

Un nuevo monitor se nos presentó. Algo así como un tio salido de Gandia Shore siguiendo la moda del " Hombre lija", a decir verdad por su mal afeitado. Fruncí un poco el ceño ente su seguridad. ¿ En serio se preocupan por el trabajo en equipo? Primera noticia que tengo pero...si, supongo que para ser buena jefa debía, al menos, dirigir un buen grupo. La nueva monitora de la prueba me pareció como aquellas chicas que salen de las prácticas de animación socio cultural, con muchas ganas. Esperaba que fuera algo mejor que lo del caballo.

Pero no.

¿Teatro? ¿Desvestirme/vestirme delante de todos? Mi mirada se fijo hacia Nadine a la que hice una mueca de "pero qué?!. A ella no pareció importarle, ya que saltó para ser la primera y ofrecerse a "entretenernos" tal y como era la prueba. No sabía porqué, pero no podía dejar de mirarla. Desde luego se movía como pez en el agua... o mejor dicho, como entrenador en un vestuario. Me hubiera gustado que interpretara mejor a una entrenadora de natación, por poner un ejemplo con poca ropa... pero aquel disfraz le venía bien y hacía que sonriera tontamente.

Por ello, cuando acabó su discurso motivador, no pude sino soltar una buena carcajada - que tapé rápidamente con la mano, no sea que descubriera alguien que yo también tenía sentido del humor. - y aplaudí.

Hasta que me llegó el turno.

Casi me sentí morir cuando temblorosa me levanté  para ir a cambiarme a los disfraces. Miré desconfiada hacia el exterior, desconfiada de que nadie pudiera verme mientras cambiaba.- Este.. no este...tampoco...¿de payaso? Ni de broma! ¿Y este? Dios, me hace gorda!... sera mejor... que...

Al final salí vestida de zanahoria.

-B-bueno... - Empecé tartamudeando. Miré a todos y me puse naranja cono el disfraz de la vergüenza. Definitivamente no se me daba bien entretener a al gente. -S-soy... Madamme Zanahoria y... y...- Shany un chiste. Eso siempre relaja el ambiente.- Eso! Un chiste... ejem ejem... D-dicen que las zanahorias son buenas...p-para la vista. Claro! H-abéis visto alguna vez a...a un.. uff... un conejo con gafas. P-Pues por eso...-

No se porque esperaba un Badfum-tshh que nunca llegó y se me hizo eterno. Como en las películas esas del oeste en las que el matojo rodante ese pasa por delante de todos, haciéndose el silencio. Sonreí mirando a todos, una sonrisa por la situación.

- Lo...o habéis pillado, no? Los conejos...gafas...p-pues eso... Otro!- Si mejor. Espero que esta vez mejores.-¿Q-qué hace una.... piña en una fiesta de melocotones?-Aguardé un segundo mas hasta que resolví.- Es una piña colada.

Facepalm.

Yo misma me deprimí así que, mirando a todos con algo de miedo, como si alguien se me fuera a abalanzar, empecé a retroceder, hasta que me di la vuelta y salí corriendo, roja como un tomate.. digooo naranja como una zanahoría, al baño, donde me encerré en el cubículo a... respirar? ¿llorar? No sabía que hacer...

Un desayuno completo y rústico, aunque algo mejorable, con una ración doble de café, es lo primero que consigue que Viktor se centre un poco en el mundo de los vivos. O al menos se centre lo suficiente para poder ver cómo el panel ha cambiado de la noche a la mañana de un modo bastante sorprendente.

¡Wow!

Exclama, sacudiendo un poco la cabeza. Pero en lugar de seguir hablando, se centra en las pruebas que aún quedan pendientes. Y después de una explicación sobre montar a caballo y el cambio de monitor -y era una pena, porque él al menos había disfrutado un poco de ello- para un spech que ayuda a combatir el insomnio bastante bien y una prueba que ayuda a combatir... algo. ¡Pero da bastante miedo!

Y encima cuando las primeras aportaciones son... asombrosas. La primera en cuestión consigue, al ser tan primaria, que su estómago se revuelva un poco, demasiado vertiginosa. La segunda intervención es más tranquila -y fantasiosa- pero igualmente emocionante. Ambas se llevan algún aplauso.

Cerrando los ojos y pensándolo, se anima a ser el tercero. Total, de perdidos al río. Pero no, Erik se le adelanta y casi suspira aliviado. Su tono cómico es agradable también, a pesar de no comulgar del todo, el tono y el perder el tiempo son dos buenas estrategias que también se llevan un ligero aplauso. Ahora sí, le tocaría a él.

Al menos había una parte divertida: vestirse, disfrazarse, y que nadie te judgase por ello. Al ver los trajes... no había nada que le convenciese. Aunque el traje de arlequin... ese daba miedo. Miedo y... una idea.

Al cabo de un par de minutos sale del biombo, disfrazado de una suerte de arlequín un tanto desaliñado. Unos pasos grandes y exagerados.

Y no todo es lo que parece -voz exagerada y grandielocuente, antes de pasar a una sátira bromista-, los esfuerzos son importantes, las capacidades también.

Pero a veces tu destino toma disfraces y caminos que no puedes esperar o preveer, como cuando llevas tu ordenador al técnico ¡y funciona mágicamente! O cuando te muerde una araña radioactiva para darte superpoderes. Ya sabéis, lo de todos los días, jeje...

Tras dos largos minutos de chistes y referencias un tanto -bastante- frikis, sudando y bebiendo demasiada agua, termina concluyendo.

La suerte influye, pero somos nosotros los que decidimos qué hacer con esas oportunidades.

Y eso...

Gracias.

Vale... ya. Nadie ha notado que llevas un minuto y pico sudando por las caras impertérritas de tus compañeros. Dicho lo cual se dirige a volver a cambiarse.

Interpretar sobre el escenario era algo que a él siempre se le dio bien, no tenía ni un ápice de vergüenza al dar sus discursos o monólogos a lo largo del planeta, no tenía miedo a encarar la falsedad y el mal de los impuros y los corrompidos por el Demonio. Y mucho menos tenía pelos en la lengua para hablar de aquellos temas tan delicados que la gente no quiere que sean hablados.

Así que una vez que el último compañero hubo terminado su actuación, y tras darle la justa cantidad de aplausos que este se merecía, Jesús fue en busca de uno de esos disfraces que con tan buen gusto habían hecho gala los anteriores participantes, pese a que pasó por un par de ellos sin siquiera prestarles atención, encontró uno más que perfecto para la ocasión.

Cuando nuestro partido lo componían únicamente siete miembros ya tenía dos principios. Primero, seria un partido con una verdadera ideología y segundo, seria intransigentemente el primer y único poder en Mascotalandia. Tuvimos que permanecer en la minoría ya que movilizamos los elementos más valiosos de lucha y sacrificio en la nación que siempre no han estado en la mayoría, sino más bien en la minoría. Y como estos son los racialmente mejores de la nación Mascotil pueden en la más alta autoestima reclamar el liderazgo del pueblo y el imperio.

El pueblo Mascotil supeditándose a si mismo a este liderazgo en creciente numero. El pueblo Mascotil es feliz sabiendo que una visión constantemente variable ha sido remplazado por una posición fija. Cualquiera que se considere portador de la mejor sangre y a sabiendas lo aprovecha para lograr el liderazgo, nunca lo abandonará.

Entonces nuestro glorioso y admirable ejército veterano, orgulloso, portador del estandarte de nuestro pueblo que esta igualmente dispuesto a la tradición defenderá el liderazgo político y al partido. Y entonces estas dos instituciones por igual moldearan el hombre Mascotil y, por ende, lo fortalecerá y cargara sobre sus hombros el estado Mascotil, el imperio del Can. Y con el movimiento ¡Esta el símbolo de la eternidad! 

Itziar, ya libre del disfraz de espantapájaros, se sentó de nuevo para observar a sus compañeros. Algunos salieron mejor parados que otros del enfrentamiento con el público. Unos mediante el humor, otros improvisando… hasta que llegó el turno a Shannon, una de las chicas jóvenes que si no recordaba mal estaba al cargo de la gestión de residuos de la empresa. Su actuación fue bastante mala… realmente mala, en realidad. Pero lo peor llegó cuando terminó derrumbándose y se alejó rumbo al baño.

Suspiró. Podría haberle pasado a cualquiera, cierto, pero Itziar sabía cuán frustrante podía llegar a ser pasar por un fracaso así. Especialmente entre directivos, poco acostumbrados al fallo.

Sabía que no era su responsabilidad. Sabía que no tenía ninguna obligación de hacerlo. Pero su instinto de trabajo en equipo, de liderazgo, no le permitía dejar a alguien así sabiendo que necesitaba un poco de apoyo.

-Disculpadme un momento. Creo que me he dejado el reloj en el baño. –Dijo al resto, mientras el siguiente comenzaba a cambiarse, y caminó en la misma dirección en la que había marchado Shannon. Al llegar al baño, llamó delicadamente a la puerta.

-Perdón, voy a pasar. –Dijo mientras abría la puerta con cuidado, para encontrar al otro lado a su compañera, aún sofocada. Acercándose a ella, puso una mano tranquilizadora sobre su hombro.

-Shannon, ¿verdad? –Comenzó a hablar en el mismo tono que solía usar para animar a sus empleados. – Tranquila, que no ha estado tan mal. Seguro que yo tenía un aspecto horrible como espantapájaros. Además, lo importante de verdad es haber tenido el valor de meterte en ese traje e intentarlo. Otros no se hubieran atrevido ni a empezar. ¿Qué dices? ¿Volvemos? O mejor… termina de cambiarte, y te veo en la sala.

Suponiendo que la morena aún necesitaría un momento para recuperarse, salió del baño y volvió con el grupo. Pero mientras lo hacía, pudo escuchar la actuación de otro de los hombres del grupo. El que se llamaba… Jesús, si no recordaba mal, pero al que no lograba situar en el organigrama de la empresa. Sin embargo, lo que le sorprendió fue su monólogo. En lugar de uno de los temas casi infantiles que habían preparado para ellos, ese tipo estaba haciendo lo que sólo podía definirse como propaganda neonazi. Respiró hondo, y se obligó a sí misma a reprimir las ganas de interrumpirle en ese mismo momento. A veces no comprendía la política acerca de los directivos de la empresa.

Dedicándole una mirada cargada de reproche, observó cómo se dirigía al baño para cambiarse.

-¿Se puede saber quién es ese hombre? –Preguntó a los demás, aún molesta por lo que acababa de ver. -¿En qué puesto está?

Cuando vuelvo al grupo me cruzo con la otra mujer, aquella de quien no había oído el nombre pero por descarte debía ser Itziar.

¡Gracias! ¡Oh, vaya! ¿Me he perdido tu actuación?* ¡Cuanto lo siento! Seguro que ha estado genial.

Se sienta con el resto y ve las actuaciones hasta que Shanon huye espavorida e Itziar se va detrás. Yo les sigo excusándome con el resto de compañeros y me cruzo con la mujer poco después cuando esta sale del baño.

No ha estado mucho tiempo. ¿Estará bien Shannon? No creo que le haya dado tiempo a hacerla sentir mejor

En seguida vuelvo - Le digo a Itziar cuando nos volvemos a cruzar, aunque ella está más centrada en la actuación de Jesús. Yo no le estoy prestando atención.

Llamo a la puerta.

¿Shinny? Soy yo, Nadine. ¿Puedo entrar?

Tras haberse quitado aquel enorme disfraz de perro antropomórfico con ropa, Jesús se seca la frente usando un pañuelo que sacó del interior de su chaqueta, y tras respirar un poco de aire fresco, algo que es de agradecer tras estar ahí dentro asfixiándose con aquel disfraz peludo, volvió a junto el resto de invitados quienes parecían aún estar ligeramente sorprendidos por su brillante, o mejor dicho, extraña interpretación de un Perro.

-Mi lema es; primero haz que abran los ojos y los oídos, luego podrás mostrar y decir lo que quieres. Pues si no captas la atención del público con algo extraño, sorprendente o inusual; tu mensaje se disolverá entre tantos otros.

-Por cierto, el tema que he escogido fue "Mascotas" en particular cómo el "Perro" es la mascota predominante y como este se afianza sobre el abandono o la relegación de otros animales de compañía también válidos como son los gatos, las tortugas, los loros, los peces de colores o los caimanes.

-Supongo que es un mensaje algo más profundo que directamente hablar sobre los mecanismos intrínsecos de un columpio, los conejos miopes y arañas radioactivas, el entrenador o el Genio y Figura que es el Sr. Gado.

- Regresen al grupo, por favor. Retrasaremos las siguientes exposiciones hasta que estemos todos aquí. Es importante que estemos presentes para continuar.

Gracias Jesús por explicar su exposición. Y aprovechando su inercia, creo que es interesante hablar sobre ello.

¿Por qué hemos hecho cada uno la elección de disfraz y discurso que ha hecho? ¿Qué dice esto de cada uno?

Mientras lo pensamos, puede adelantarse el siguiente para hacer su actuación.

Me cambié rápidamente, y volví a mi sitio, justo al comienzo de la actuación de Shannon. La chica no lo hacía bien, era tierno, a su manera, pues le ponía empeño, pero simplemente era incapaz. En un entorno tan competitivo como el nuestro, donde los resultados priman mucho antes que el esfuerzo, eso podía salirte caro. Era por eso que me sorprendió (y me alivió un poco) cuando Itzar y Nadine fueron a consolarla. Sus comportamientos no era los propios de un alto directivo, y de alguna manera me reconfortó ver que todavía había gente con verdadera humanidad detrás de aquellos rostros falsos y amables. El siguiente fue el discurso de Viktor, el cual también optó por el humor, pero de una manera muy diferente a mi humor absurdo. Tras él, actúo Jesús con un discurso que seguro que no dejó a nadie indiferente. Jesús sin duda era un personaje divertido, y todavía me costaba encontrar su verdadero yo. Fácilmente podía ser el creído, prepotente y manipulador que clamaba ser, pero en muchos casos este tipo de personas adoptaban (por algún motivo) esa carcasa, escondiendo justo lo contrario. Todavía me costaba saber si aquel discurso fascista era algo real, o si toda su persona era una grandísima parodia.

-Creo que sus palabras tienen mucha verdad, y la elección de los disfraces dice mucho de cada uno. Yo en mi caso, la verdad es que no tiene una gran explicación. El humor no es mi fuerte, como han podido comprobar, pero aun así decidí imitar a un humorista que me encantaba en mi infancia, para contrastar un poco con los grandísimos discursos emotivos de Nadine e Itzar. Es por eso que quizás fuera un poco infantil para el público, pero no he podido resistirme. La gente suele tildarme de serio, aunque generalmente soy todo lo contrario.

Viktor guarda silencio conforme se suceden algunas de las exposiciones. Sus ojos apenas se mueven, pero toma nota interna de todo y de todos, de sus pros y de sus contras. Su gesto parece bastante analítico, tratando de encontrar algún fallo o alguna ventaja y, aunque consigue llegar a algunas conclusiones, prefiere no precipitarse y esperar a que terminen todos.

El único momento en el que desvía su atención es cuando son varias las que acuden al rescate de una Shannon que, según se intuye, tiene algún tipo de problema. Y aunque él mismo se animaría a levantarse, no tiene demasiado sentido y probablemente la agobiaría, así que no se mueve.

El arlequín, el jóker, puede asumir el papel necesario. Siempre lo enfoca todo con humor. Pensé que tendría algún sentido con mi tema.

Pese a todo, no parece demasiado seguro. Sus ojos se clavan por un momento en Jesús, pero enseguida regresan al escenario, esperando quién será el siguiente en hablar.

Nadine resolviò todo con una eficacia y rapidez que me hicieron sentir una inconfesada envidia. Despuès de ese discurso, va a ser definitivo que ella serà de las finalistas para ganar el puesto. No dejo de notar que habla como lo harìa una jefa, haciendo hincapiè en que somos un equipo, pero dando instrucciones (aunque metafòricas, instrucciones) sobre subir el columpio y que todos los demàs somos iguales, pero debemos traerle a ella un pedazo de la luna. La miro con sincera admiraciòn esta vez, apreciando como hizo las cosas. Y el primero y el ùltimo son quienes dejan las mejores impresiones por el dramatismo añadido, asì que su monòlogo (del cual Jordan Belfort mismo podrìa admirarse) se hizo màs poderoso por ser la primera. La carcajada (que intentò disimular) de Shannon me llamò la atenciòn. Itzar, sin saberlo, potencia este efecto al dar un monòlogo relacionado al columpio.

El personaje de Erik Akter no es malo. Shannon se deja dominar por los nervios, y se enreda en su monòlogo. Veo que le afecta un poco. Lo supe al verla reìr, que no estaba acostumbrada a mostrar sus emociones. Esto debe pesarle màs. Nadine va tras ella. Deberìa yo de hacer algo...

Me quedo con la boca abierta ante el discurso de Jesùs. ¡¿Està hablando de raza?! ¡Por las barbas del profeta, dijo "mejor sangre"! Lo miro casi sin pestañear, sin poder creer lo que estoy viendo y escuchando.

La simpatìa que me generò su voto se evapora en un instante. Siento tal rabia que me decido en mi personaje. ¿Conque neonazismo en pleno siglo XXI, eh? Pues va a ver...

Me tardè en arreglarme, pero tengo buenos pulmones y la inspiraciòn a flor de piel. No creo que me beneficie en la compañìa lo que voy a hacer, pero hay que dejar un mensaje. Me subo a la tarima, sosteniendo una tela rojiza que encontrè, a modo de telòn. El tema que elegì quizà no sea el màs conveniente, pero en este momento me importa màs dejar claro algo. Dejo caer la tela dramàticamente. Tengo una tela acomodada a modo de tùnica-vestido negro que me cubre completamente hasta el cuello, y la cabeza llena de luces y planetas imitando al universo.

Conecto mi celular a las bocinas y suena la versiòn instrumental de Strange Fruit. Mi monòlogo va a ser cantado.

Àrboles sureños, cargan una fruta extraña.

Sangre en las hojas, y sangre en las raìces.

Cuerpos negros se balancean en la plaza,

Frutas extrañas cuelgan de los àrboles.

Oh, galante sur.

Pero mi Amèrica es la que da refugio.

La que combatiò a los nazis.

La que alumbra con un faro de esperanza.

Traedme vuestras multitudes cansadas

Traedme a vuestros desdichados.

Soy lìder, pero solidaria.

No me veràn dejar un hombre o mujer atràs.

Termina Strange Fruit y comienza a sonar el siguiente tema, tambièn instrumental.

- Va mi explicaciòn, directora Piedragrande. Para esto me inspirè en la legendaria apariciòn de Cher en un concierto en Washington (tierra entonces de republicanos) a beneficencia para una organizaciòn contra el SIDA infantil. Era una època dura, igual que esta dècada. Algunos estereotipos deben de tumbarse, porque no hay aliado ni enemigo pequeño, y no podemos olvidar las verdaderas raìces de Amèrica. Somos la tierra de la libertad. Lo anterior fue para los conservadores. - mirè con una sonrisa irònica a Jesùs. Luego me volvì al resto de los "espectadores" - Esto va para mis compañeros.

Tal como Cher, soltè la tela-vestido, dejàndolo caer y mostrando un vestido dorado que mostraba varios motivos aztecas, justo cuando la canciòn cambiò a un ritmo màs alegre. Me quitè la "corona" de universo que me puse, quedando con el cabello suelto.

Habìa visto que Viktor estaba indeciso. Me ha ayudado mucho, y Jhon tampoco ha pasado. Me acerquè a Viktor, recargando mi mano en su hombro.

Bajo el Arlequìn està un comodìn, quien oculta inteligencia bajo introversiòn. Superhèroe de todos, ayuda en competencia y por eso quiero llenarlo de abrazos.

Me separè de èl, avanzando al resto de la gente.

Abracemos la internacionalidad y diversidad, todos somos cuidadanos del planeta. Asì crecemos, transformando en oro donde otros se conforman con chapas de plata.

Me acerquè a Itzar. Comencè a cantar, aun detràs de ella.

Bien dicho, compañera, el Mago de Oz no tiene cerebro que comparar. Tenemos corazòn, y valor. Adultos somos, retos superamos, ¡pero vamos la luna, con el màs vivo ingenio infantil, si señor!

Le sonreì a Erik, desde su puesto.

- El tiempo fue justo, pero vuestras ideas aterrizadas. Buen vendedor, tan bueno que, compañeros, agarrense a sus sillas.

Volvì a la tarima. Me quedaban solo segundos. Tenìa que aprovecharlos bien.

- Cuando regrese, decidle a Madame que ninguna como ella, los ùltimos siempre seràn los primeros. Cuando vuelva, aplaudid todos, que su nùmero ha tenido corazòn.

Terminè, justìsimo a tiempo. Estaba repirando agitadamente por la cantada, pero esperaba eso alegrara a Shannon, dejara un mensaje positivo, y levantara el espìritu de todos.

Escribiending...

Estaba terriblemente avergonzada y cuando entré en el baño, al mirarme en el espejo, casi me odio mas a mi misma.

No solo había hecho el ridículo, si no que también, mi autoestima estaba por los suelos. ¿ Quien iba a respetar ahora a una zanahoria como yo? La alegría de la huerta. Jah! Suspiré varias veces intentando no ahogarme con mi propia respiración y sobre todo, por no reventar esa imagen en el espejo.

Entró Itziar y la miré con cara de pena sin girarme, simplemente mirándola a través del espejo. Aún leveaba el ridículo sobrero que hacía de hojas de zanahoria, y un apéndice me caía sobre la mejilla haciéndome cosquillas. Lamentablemente no tenía ni puta gracia en ese momento.

- C-creo que... esperaré aquí un poco mas.- repliqué intentando sonreir a la mujer. Agradecía el gesto, pero no sabía como hacerlo de verdad. Mis palabras no convencían a nadie, por lo que cuando me tocó el hombro sentí, que mas el peso de su mano, estaba sobre mi otro peso mas metafórico: Mi timidez. - V-vale. Gracias Itziar.- Dije al verla salir. Puede que tuviera razón y otros también tuvieran miedo escénico. Aún así yo tampoco lo había hecho mucho mejor.

Cuando salio ella, me metí en el cubículo del aseo, y me senté sobre la taza del inodoro. Allí me quité el estúpido sobrero de hojas y lo tiré al suelo. Mis manos tapaban mi cara y cuando Nadine llegó al baño y golpeo en la puerta, la abrí lentamente.- Claro... entra...- Nadine descubrió a una zanahoria sentada de forma indecorosa y con todo el rimel esparcido por la cara.

La miré apenada, vencida, mientras escuchaba por el ventanuco del baño como algún que otro monologuista forzado hacía de las suyas. ¿Ese era Jesus? Vaya! Y yo ni si quiera puedo hablar entre tanta gente si no es de trabajo.

-Soy patética..-. reconocí a Nadine mientras me levantaba como podía de mi trono de mierda y me miraba en el espejo, intentando quitarme los restos de maquillaje desparramados. - Lo siento, Nadine... no se me da bien socializar.

* Conversación con Nadine

Aquelló me animó.

Me acerqué al ventanuco y vi la interpretación del resto junto a Nadine. Puede que tuviera razón y solo necesitase respirar un poco mas. Pensar en que no había nadie por allí o imaginármelos desnudos... Bueno, eso casi mejor no que una tiene sus necesidades de vez en cuando... Por ello, cuando, Ximena terminó su discurso, nombrando a Madamme Zanahoria, me volví hacia Nadine y la sonrei. Un pequeño beso en su mejilla selló mi gratitud por el apoyo.

- Vale.- Dije para darme ánimos. recogí del suelo el sobrerete de hojas y me lo encasqueté hasta las cejas. - Voy a salir otra vez! - dije llena de orgullo.

Y así fue.

-Hola! Siento que mis chistes no hagan gracias- Empecé a decir delante de todos.- Pero eso es porque lo que tengo que decir no es cosa de risa.- Vale, se me escapó a mi una sonrisa y a punto estuve de reir.

- Los alimentos nutritivos! De eso quería hablaros. De la salud en general. ¿Y que mejor manera que comiendo verduras? ¿O es que queréis tener que abrir la nevera con las dos manos a la vez? Vamos!! Una dieta saludable no dice hola, dice que jamas tendrás el síndrome del azulejo. ¿Sabéis lo que es? Es cuando uno tiene mayor facilidad para partirse que para hacer un abdominal! Y eso es malo!-

-Los alimentos como las verduras son ricas en muchas vitaminas y yo, Madame Zanahoria, me preocupo de vosotros.-Guiñé un ojo a Itziar y una amable mirada a Ximena.- Algunos niños llorones dirán: "Mamaaa... yo no quiero comer lechugaaa. yo quiero jugar al futbooool."- Puse voz de niño llorón.- Bien hijo mio. Si no te comes las verduras no podrás meter goles ni al Arcoiris!- reí haciendo sonar mi nariz- Huys, perdón. Jeje- Ya terminaba y pese a todo no me sentía igual de mal que la última vez.

- Gracias a todos!- terminé mi pequeño monólogo verduril. Luego miré a la monitora para explicarme.-S-supongo que con mi monólogo lo que quiero decir es que... No importa si eres una zanahoria o un tomate. Lo  importante es que siempre haya alguien que se preocupe por ti, aunque solo sea una verdura. No a todos les gustan las verduras, pero... están ahí para ti si las quieres.-Miré fugazmente al resto, especialmente a algunos, y me fui a cambiar.