Partida Rol por web

Se introdujo en el coche y apoyó las manos sobre el volante, como si fuera a salir de allí pitando en unos segundos. Estaba nervioso, pues aquella gente ya había demostrado no tener aprecio alguno por la vida humana y estaban inmersos en lo sobrenatural. No le gustaba dejar a Gumshoe a solas, pero sabía que de acompañarlo no sería más que una carga. Además, estando en el vehículo tenían la opción de salir de allí rápidamente, y con las ruedas pinchadas del resto de coches les sería imposible perseguirlos. Se aferró a esa idea, y esperó, paciente...

De momento, no ves movimiento en el exterior del almacén.

A través de la ventana ves cómo atan a Turner a una silla, pero le dejan libres las manos y los brazos, y luego le entregan la trompeta. Al lado de turner está el tipo que llegó al Cielo Azul y descerrajó un tiro a Manusco. También hay otros dos tipos con pintas de gánsters, y una quinta y última persona en mangas de camisa que da chupadas a un gigantesco habano.

Artie necesitaba una buena distracción. De otra manera podía escuchar parte de aquella información, pero no le serviría de mucho. Además, iban a obligar a Turner a tocar la trompeta y eso... Eso podía ser malo.

Se fijó alrededor del local. Necesitaba algo que pudiera ayudarle. Algo explosivo si era posible. ¿Gasolina? Eso podía servir. Tenían que tener algún depósito o bidón en aquel almacén, pues aquellos camiones no se no movían solos.

Instintivamente, Artie miró a los depósitos de los camiones. Algo estaba cruzando su mente.

Artie buscó un trozo de tela lo suficientemente largo como para, que empapado en gasolina e introducido por el agujero del depósito, sirviera como mecha para causar la distracción que necesitaba. Si encontraba esa tela, tenía un mechero. Luego se escondería lejos del posible rango de explosión, cerca de la puerta del almacén y esperaría acontecimientos...

Uno de sus dedos, mecánicamente, golpeaba en silencio la parte superior del volante. La tensión de estar a la espera no era lo malo, pues sabía de sobra que Artie se había introducido en aquel almacén no únicamente solo, sino además con los tipos que presumiblemente eran dueños de la trompeta maldita. El problema es que era incapaz de vaticinar el modo en que saldría de allí, si corriendo como un descosido, en silencio o con una pistola apuntando a su cabeza. Y esa duda lo estaba consumiendo por dentro...

Pero por ahora, poco podía hacer. Era paciente, más si el detective contaba con él para la posible huida. Lo que sí hizo fue mantener los ojos bien abiertos, por si había algún movimiento en el exterior del almacén

Por desgracia no parecía haber nada con lo que fabricar la mecha. Tendría que desgarrar su propia ropa. Así lo hizo. Se quitó la chaqueta y luego la camisa, quedado en camiseta sin mangas tipo imperio. Luego se volvió a poner la chaqueta y desgarró su camisa para crear la mecha. ¡Eso iba a arder! 

Acto seguido introdujo la camisa hecha jirones por el agujero del depósito. La sacó y la introdujo por el otro lado. Luego la removió para que la gasolina impregnara toda la tela. Se limpió las manos con la tapicería del camión y preparó la mecha.

Se situó todo lo alejado que la mecha permitió. Miró hacia la habitación donde tenían retenido a Turner mechero en mano y sin dejar de mirar, prendió la mecha, para acto seguido salir a toda prisa hacia la entrada del almacén.

A Henry le parece ver que una figura sale encorvada pero corriendo del almacén, algo que viene confirmado cuando el interior del mismo se llena de un amarillento y poderoso fuego que convierte la noche en día por un instante. Artie llega hasta el camión donde está Henry, dándole un susto de muerte.

- He creado una distracción... - Miró a sus espaldas. - Espero no haberme pasado... - Dijo en tono más bajo. - Supongo que ahora esos matones irán saliendo afuera. - Comentó. - ¿Tienes un arma? - Le preguntó sacando la suya. - ¿Y un pañuelo? Será mejor que no nos vean la cara. ¿Nos escondemos y vemos que pasa o los acribillamos al salir?

Artie se acercó a su coche. Creía he tenía un pañuelo en la guantera con el que se taparía la cara. No quería que le vieran. Acto seguido se escondió tras ya propio vehículo mirando hacia la entrada del almacén. 

- Otra opción es hacer como que pasábamos por aquí y decir que nos paramos para ayudar. Pero el asesino me vio en el local. Creo... - Comentó. - Sea como sea tenéis que sacar de ahí a Turner y recuperar la trompeta.

Se llevó la mano al corazón, y del salto que pegó casi se le sale por la boca
-¿Acribillarlos? -preguntó, dubitativo. Ignoraba qué había visto Artie en el interior de aquel almacén, y conste que sabía que esa gente era cuanto menos responsable de varias muertes, pero de ahí a cometer asesinato... -¿No deberíamos arrestarlos y entregarlos a las autoridades? Nosotros nos quedaríamos la trompeta para evitar que se propagara su mal -no ponía en tela de juicio la decisión de Gumshoe, simplemente le extrañaba tener que dar un paso para el que ya no habría marcha atrás. Habían matado a criaturas salidas de quién sabe qué horrible lugar, incluso a muertos andantes, y combatido contra seres alados, ¿pero matar seres humanos? Eso no terminaba de estar en su naturaleza

En cuanto a pañuelos, Carter buscó también en la guantera. De todas maneras si no encontrara nada siempre podía rasgar su propia ropa (aunque apreciaba su pulcra camisa blanca) y usarla a modo de bozal

- Son asesinos y secuestradores. - Comentó el ex agente de policía. - Se como funciona ésto... - Comentó. - Si no sigo en el cuerpo es por mi incorrompible moral. Si no están en prisión es porque tienen bueno. De nada serviría detenerles. - Le aclaró a su inocente amigo. - No digo que tengamos que matarles, pero sin estar preparados por si nos descubren. Tenemos que rescate a Turner y recuperar la trompeta. Es lo primordial 

Del interior se escuchan gritos de alarma. Uno de los tipos sale a la fachada exterior, donde hay una bomba manual de agua, la cual comienza a maniobrar mientras otro tipo mete la manguera por la entrada del almacén. Las llamaradas del interior crean bailarinas sombras alrededor, contribuyendo al caos generalizado que se ha desatado en el lugar.

Al poco, un tipo visiblemente armado sale también del almacén. La autoría de un saboteador no ha pasado desapercibida y ahora, el objetivo es darle su merecido en plomo.

Por la fachada del fondo, más allá del tipo armado y del que opera la bomba de agua, un sonido de cristales resuena y veis salir una silueta más. Lleva un maletín.

- ¡Carter, el maletín! - Excalmó entre dientes Gumshoe. - ¡Subamos al coche, tenemos que alcanzarle! 

Artie se sube al coche y arranca en dirección la hombre que acaba de escapar por una de las ventanas. El plan era sencillo. Si lograse alcanzarlo detendría el vehículo y trataría de arrebatarle el maletín para acto seguido poner los pies en polvorosa. 

No obstante, si recibía disparos, respondería con fuego y plomo desde la ventana de su automóvil. Si por alguna razón, quien escapaba por la ventana era el mismo Turner, le invitaría a subir de forma voluntaria u obligada. 

- ¡Demuestre un poco de sangre Henry! - Sonrió con la adrenalina hasta las orejas.

La silueta con el maletín gira la esquina y lo perdéis de vista. No olvidáis al tipo armado, que al encender el vehículo, conoce vuestra posición y lanza una ráfaga de disparos al mismo tiempo que corre hacia vosotros.

- Carter, esto es peligroso. - Le dice a su compañero. - Podemos irnos si quieres... - Le mostró su pistola. - O podemos devolver el fuego y seguir a ese tipo. ¡Lleva la trompeta! 

No podía estar seguro de ello, pero todo hacia indicar que si. Al menos con la información que tenían era así.