Partida Rol por web

El bosque en llamas (Leyenda Élfica)

Escena Xilrie

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07/12/2021, 18:14
Narrador

Miedo y silencio bajo los altos árboles de Shalanest. El gran reino élfico respiraba intranquilo durante el frío otoño y los habitantes de la bella raza murmuraban acerca de las últimas noticias llegadas al bosque. Se hablaba de ejércitos de negros orcos salidos de las montañas del norte, crueles hordas dedicadas a saquear y destruir los pueblos y asentamientos que encontraban a su paso. Guerra, guerra, susurraban con temor los elfos e incluso las altas copas de los árboles se estremecían nerviosas bajo el azote del viento.

El último rumor mencionaba la caída de Teshaner, la gran urbe humana que apenas distaba cien millas al norte del bosque de los elfos. Miles de muertos, edificios calcinados hasta los cimientos y las murallas derruidas piedra a piedra. No había nada seguro en estas historias, pero sí era cierto que últimamente se había incrementado el número de incursiones orcas dentro del bosque. No eran más que pequeños grupos de merodeadores, pero cada vez eran más frecuentes, y las patrullas de exploradores elfos que vigilaban la frontera no daban abasto para defender el territorio. El eterno reino élfico volvía a revivir las tristes historias de antaño, los tiempos del alzamiento del malvado Rey Dios y la posterior batalla contra los caballeros de Stumlad. De nuevo, la terrible sombra de la guerra se alargaba por el bosque.

Durante el último siglo de paz y tranquilidad, el poder de la nación élfica había menguado a pasos agigantados. Lejos quedaban los tiempos en que los elfos poblaban hasta el último rincón del gran bosque, cuidando con mimo árboles y animales. La destrucción de Shalanest Oeste y la guerra contra los caballeros de Stumlad había reducido drásticamente su número, el cual seguía disminuyendo desde entonces. Muchos murieron en las guerras, y muchos otros se desvanecieron después, sumidos en el pesar y cargados con una losa de desdicha demasiado pesada para sus frágiles corazones. Año tras año, los elfos se fueron replegando hacia el interior del bosque, buscando refugio en Litdanast, la mítica capital del reino, y cortando cualquier lazo con el exterior. Vastas regiones fueron abandonadas y la cuidada naturaleza del bosque se perdió, dejando lugar a incendios, plagas y otros males que borraron la belleza anterior. Aislados de las demás razas, los elfos se sumieron en la penumbra de la tristeza, sabedores de que quizás su tiempo en este mundo llegaba a su fin.

Tú eres el menor de los hijos del Rey elfo Gerahel. Tu infancia discurrió tranquila entre juegos y canciones, pero al llegar a la edad adulta debiste empezar a cumplir con tus obligaciones. Como noveno príncipe, lejano en la línea de sucesión, te alistaste en las patrullas que vigilan las fronteras del gran bosque, con objeto de convertirte en un explorador hábil y diestro, digno príncipe de tu raza. Tras unos meses sirviendo en la patrulla, has encontrado veteranos instructores que te han enseñado las artes del arco, la espada o la exploración y también has logrado el respeto entre el resto de tus compañeros.

En vuestra última expedición, dejasteis la capital Litdanast hace nueve días y habéis vagado por el límite meridional del reino en misión de vigilancia. Es un trabajo agotador, recorrer los abandonados senderos buscando rastros de enemigos o eliminando alguna de las malignas criaturas que cada vez abundan más en el bosque. Al ver el estado de abandono del reino élfico, te preguntas más de una vez si no será ésta otra señal del fin de vuestra raza, una prueba de que vuestro tiempo en este mundo ha expirado y que como pueblo estáis condenados a desaparecer.

Al atardecer del décimo día encontráis un nuevo rastro, las claras huellas de pies calzados con botas de suela de hierro. Orcos, no hay duda, pero no más que un pequeño grupo de guerreros. Enseguida partís a la carrera para dar caza a las malvadas criaturas mientras el bosque permanece en un extraño silencio.

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07/12/2021, 18:15
Narrador

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07/12/2021, 18:16
Narrador

El atardecer se cierne lentamente sobre el bosque de Litdanast como un pesado manto. Sigues el rápido paso de tus compañeros y alzas la mirada para descubrir un cúmulo de espesos nubarrones que surca el plomizo cielo otoñal. El boscoso paraje se oscurece por momentos y las sombras de los árboles se alargan en espectrales formas. Dejas de mirar a lo alto y te concentras en el accidentado lecho del bosque y tratas de no tropezar con las gruesas raíces que cruzan el sendero.

La compañía de exploradores elfos se abre camino ágilmente entre la espesura. Diez altos y estilizados exploradores, vestidos con ropajes pardos, finas capas y pantalones de tonos verdes. Los afilados rostros yacen ocultos bajo capuchas por las que aparecen largas cabelleras rubias. Cada explorador carga a su espalda con un arco de bella factura y un carcaj repleto de larguísimas flechas. De sus cinturones penden espadas cortas y afilados puñales.

Abre la marcha Elean, capitán de la patrulla, veterano guerrero cuyo rostro imberbe contradice la vasta experiencia que se refleja en sus clarísimos ojos azules. Trota con rapidez, el cabello recogido en una larga trenza rubia que danza sobre sus hombros con cada zancada. En su mano izquierda agarra el arco con mano firme y su mano derecha aparta las ramas del camino.

-Debemos detenernos. Le aconseja Miriel, la joven arquera que avanza tras el capitán. Estamos agotados. Añade, el aliento levemente entrecortado, aunque las facciones de la mujer apenas delatan un leve enrojecimiento.

-No es momento para pausas. Responde tajante Elean. Estamos muy cerca. Siento su presencia. Entonces señala un claro que se abre en la espesura. Se han detenido allí, ya son nuestros. Afirma.

Rápidamente, la patrulla se organiza para la batalla. Sigilosos como un susurro, os acercáis hacia el pequeño claro. Aferras tu arma y sigues a tus compañeros, algo nervioso, pero con deseos de entrar en combate.

Por fin descubrís a vuestros enemigos, una veintena de encorvados seres de musculosos brazos y recias piernas. Su piel es de un oscuro tono grisáceo y de aspecto reseco. Los rostros son grotescos, con hocicos perrunos de amarillentos colmillos y pequeños ojos que brillan con un fulgor carmesí. Visten oxidadas armaduras de cuero tachonado y andrajosos ropajes y van armados con herrumbrosas cimitarras de negro acero.

Los orcos han acampado en el claro. Algunos se dedican a despedazar un ciervo y luchan entre ellos para conseguir la mayor ración, mientras el resto engulle la carne cruda sentados sobre un árbol caído. Elean se vuelve hacia vosotros y da la orden de atacar con un silencioso gesto.

Notas de juego

Sección 1

Si cargas con tu arma sobre los sorprendidos orcos, pasa a la sección 42.

Si tienes un arco y prefieres disparar desde tu posición, pasa a la sección 57.

Si prefieres aguardar a ver cómo se desarrolla el combate antes de actuar, pasa a la sección 27.

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08/12/2021, 14:27
Xilrie

Xilrie no se lo piensa demasiado. Es mucho más diestra con la espada que con el arco y de hecho, perdió el suyo hace algunos días mientras descendían un sendero paralelo a un arroyo. Tuvo suerte de no perecer, pues se golpeó la cabeza con una roca y para cuando despertó rodeada de sus compañeros supo que su arco y su carcaj se los llevó la corriente.

Eso le dejó solo dos opciones. Esperar y ser tachada de cobarde o cargar como se esperaba de un príncipe, aunque ella fuera mujer. Trataría de sesgar cuántas más vidas orcas pudiera y si el destino tenía previsto que esa fuera su última incursión, al menos caer con el honor que siempre había caracterizado a su familia. 

Desenfundó su espada, agarró su escudo y de forma sigilosa salió cargando contra aquellas criaturas tras la orden de su capitán. 

Protégeme del enemigo... - Pensó cuando sus piernas empezaron a moverse y adelantó su arma. - Se benevolente conmigo y haz que mi enemigo sufra mi ira.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Sección 42.

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08/12/2021, 19:27
Narrador

Surgís de vuestro escondite y arremetéis sobre la horda de orcos. Éstos se quedan paralizados por la sorpresa y apenas tienen tiempo de alcanzar sus armas antes de que caigáis sobre ellos. En un instante el bosque se llena de sonidos metálicos, entrechocar de espadas y gritos de dolor. Una flecha alcanza en el rostro a un orco, otro cae bajo la espada de uno de tus compañeros. Pronto, tú mismo te ves envuelto en la refriega, luchando contra otra de aquellas repugnantes criaturas. El orco blande una corroída cimitarra y, entre gritos de furia, se lanza sobre ti.

¿Piensas ahora en palacio? ¿En todas las comodidades que allí dejaste? ¿Prefieres ser la princesa de la corte o una princesa guerrera? El torbellino interno que te aflige a veces sale en estos momentos para hacerte pensar. También piensas en Ildorien, tu querido y hermoso Ildorien.

Notas de juego

Sección 42

Debes de luchar contra él y tiene DEF/9.

Si vences al orco, pasa a la sección 69.

Si eres derrotado por el orco, pasa a la sección 222.


Como sé que eres una rolero muy bueno, intentaré no ceñirme a lo puesto en el librojuego y formar una historia más amplia en torno a tu PJ. Espero que sea de tu agrado.

Ildorien: joven elfo, compañero de aventuras y confidencias. Lo que sentías por él... ¿Qué era? ¿Amistad, amor adolescente, algo más?

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08/12/2021, 21:02
Xilrie

Xilrie golpeó contra aquel piel verde con su espada curva. Produjo un tajo descendente desde el pecho hasta el bajo vientre. 

¡Muere maldito! - Le gritó. 

No sucumbiría ante sus propios pensamientos. No sabía muy bien qué sentía por Ildorien. Nunca lo había sabido y nunca lo había querido admitir, pero ahora que se estaba jugando la vida contra aquellas ratas apestosas, recordó su rostro. ¿Quería decir algo aquello? Muy probablemente sí.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si cuenta el ataque anterior le he hecho 6 heridas. 

Me parece buena idea lo de profundizar un poco en la historia de mi pj!

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09/12/2021, 23:41
Narrador

El orco aúlla de dolor de nuevo, pero no cae. Son criaturas fuertes y difíciles de abatir. Con furia asesina, te lanza un golpe lateral, pero tú eres más ágil y lo paras con el escudo. El golpe es tan brutal que te manda un par de pasos hacia atrás. El sonido de acero contra acero y gritos de dolor resuenan a tu alrededor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Orco: -5 PR

Xilrie: vuelves a atacar.


¡Ups! No me di cuenta de la primera tirada que hiciste. Tira solo cuando te lo indique el texto, please.

En la primera le haces 4 PR y ahora 1 PR.

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10/12/2021, 16:16
Xilrie

El impacto del arma orca contra el escudo fue brutal. Tanto que casi le hizo perder el equilibrio. No sabía si tal fuerza bruta era debido a ese extraño metal negro o bien a la fuerza de su dueño, pero por suerte evitó todo daño. 

Era el momento de contraatacar. Bajó el escudo un instante y lanzó una rápida y mortal estocada directa al gaznate de aquella criatura de rostro perruno. Un buen tajo se abrió en su cuello salpicando de sangre todo en derredor. No sabía todavía si la estocada le había segado la vida, pero de no ser así al menos me habría dejado totalmente a su merced. En unos momentos lo sabría...

- Tiradas (1)
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10/12/2021, 16:57
Narrador

Acabas con el orco y te giras para hacer frente a un nuevo enemigo. Pero en ese momento tu fino oído descubre un rumor, primero lejano, pero que poco a poco se va haciendo más nítido. Escrutas la vegetación, tus sentidos alerta, y entonces vislumbras decenas de sombras que se abren paso entre los árboles.

-¡Emboscada! Es lo único que puedes gritar antes de que varios centenares de orcos irrumpan en el claro desde todas las direcciones.

En un instante, la simple escaramuza se convierte en una pesadilla. Los orcos disparan sus ballestas y varios elfos caen muertos con negros virotes clavados en el pecho. Elean grita una desesperada orden de retirada mientras se debate ante el ataque de una decena de enemigos.

Notas de juego

Sección 69.

Pasa a la sección 11.

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10/12/2021, 16:58
Narrador

Golpeas a un orco y retrocedes a trompicones en un intento de escapar de la emboscada. Un virote cruza silbando junto a tu cabeza. Un joven elfo cae ante varios orcos para ser salvajemente mutilado por las negras cimitarras.

-¡Huid al bosque! Oyes gritar a Elean. ¡Es un ejército invasor! ¡Hay que regresar a Litdanast y dar a alarma! Su orden es silenciada por nuevos gritos y golpes.

Con el corazón aporreando tu pecho, escapas del claro y emprendes una ciega carrera entre la espesa vegetación. A tu alrededor descubres a varios de tus compañeros que huyen en desbandada mientras a vuestra espalda se escuchan los salvajes gritos de los orcos. Apenas llevas recorridos una veintena de metros, cuando tus pies se detienen al borde de una escarpada cañada, que se abre en el suelo del bosque como una gruesa cicatriz. Árboles secos y matorrales cubren las paredes de la sinuosa grieta, de unos cinco metros de ancho y que se incrusta en la tierra para formar un estrecho desfiladero varios metros más abajo. Un explorador elfo aparece a tu lado y te aparta sin miramientos.

-¡Rápido, están sobre nosotros! Grita y se dispone a descender por la cañada.

Pero justo entonces es alcanzado por un virote en la espalda. Tras soltar un corto estertor de dolor, el explorador cae en la grieta, golpeándose brutalmente con las ramas para acabar aplastado contra las rocas del fondo. Dudas un instante sobre qué decisión tomar. Mientras, los negros proyectiles derriban a otro de tus compañeros que también se precipita al vacío.

Notas de juego

Sección 11

Si decides lanzarte por la cañada, amortiguar tu caída con las ramas, y huir por el fondo del desfiladero, pasa a la sección 93.

Si prefieres tratar de saltar la brecha y seguir huyendo por el bosque, pasa a la sección 44.

Si consideras un suicidio estas opciones y prefieres darte la vuelta y enfrentarte a los orcos, pasa a la sección 58.

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10/12/2021, 18:33
Xilrie

¡Neldorid! - Gritó al ver como el explorador caía al fondo. - ¡Nooo! - Gritó desesperada y a punto de romper a llorar. 

Valoró volver atrás y combatir contra aquel ejército, pero sin duda sería un suicidio. Tratar de lanzarse a la cañada y llegar de una pieza, algo casi imposible. 

Salta... - Se dijo a si misma, pero tenía las piernas paralizadas por el terror. - ¡Salta! - Gritó de nuevo tratando de convencerse de que podía conseguirlo y entonces sus piernas reaccionaron, cogió carrerilla y saltó con todas sus fuerzas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Sección 44.

Tirada de agilidad 16.

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13/12/2021, 16:48
Narrador

Las flechas vuelan por todas partes y una se clava en un árbol a escasos centímetros de tu cabeza. Uno de tus compañeros recibe otro proyectil en plena espalda y cae muerto al instante. Sin perder un segundo, retrocedes un par de pasos para coger impulso y te lanzas a la carrera hacia la abertura.

Notas de juego

Sección 44

Realiza una prueba de Agilidad/12.

Si superas la prueba, pasa a la Sección 71.

Si fallas la prueba, pasa a la Sección 101.


Solo haz tiradas cuando lo requiera el post.

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13/12/2021, 16:51
Narrador

Saltas por encima de la cañada, las flechas silbando a tu lado, pero tu agilidad felina te permite cruzar el abismo y agarrarte a una de las ramas que sobresalen al otro lado. Rápidamente, trepas hasta lo alto de la brecha y te internas en la vegetación, lejos del alcance de las ballestas.

Sigues corriendo durante largos minutos, hasta que los gritos de la batalla quedan atrás. Odias abandonar así a tu grupo, pero sabes que la lucha está perdida de antemano. Ahora tu misión principal es llegar a Litdanast y alertar a tu pueblo de este ataque. Ese grupo de orcos es demasiado numeroso para ser una simple tribu errante, más bien se trata de un ejército, como bien dijo Elean.

Recorres medio kilómetro por la espesura y pronto tienes que ralentizar tu paso, ya que la vegetación se hace cada vez más espesa. Con la espada en la mano, echas una mirada atrás, pero no distingues ningún movimiento de perseguidores. El bosque permanece en una calma absoluta, casi irreal. Un sepulcral silencio te rodea y compruebas extrañado que ni siquiera se escucha el vuelo de un pájaro o el chasquido de una ardilla que corretee entre los árboles. Algo va terriblemente mal. Sientes un escalofrío en tu espalda y un sudor helado empapa tu frente. Tienes una sensación de peligro que nada tiene que ver con los orcos, es casi terror, un miedo irracional como nunca habías experimentado.

Notas de juego

Sección 71

Pasa a la sección 28.

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13/12/2021, 18:30
Xilrie

Se sentía sola, asustada e indefensa. Ahora que se sabía en peligro, en un peligro aún mayor que el que había dejado atrás, se arrepentía de su cobardía. Nunca debería haber abandonado a los suyos. Morir a su lado iba a ser mejor que lo que deparaba ahora. 

Sin duda alguna, aquello debía ser un castigo de los dioses. Un castigo por su cobardía. Por no haber luchado hasta el final. Su castigo sería terrible y de haberlo sabido antes hubiera preferido la muerte honrosa en el campo de batalla.

¡No! - Alzó la voz. - Si no he muerto es por algo. - Dijo en un susurro casi imperceptible. - Tengo que volver y dar aviso. 

Con fuerzas renovadas, pues tenía un objetivo, decidió cumplirlo. Todo dependía ahora de ella.

Notas de juego

Sección 28.

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14/12/2021, 00:29
Narrador

Te dispones a seguir huyendo cuando un terror irracional invade todo tu ser. Un prolongado y agudo alarido resuena en lo alto del bosque. Es un lamento lleno de odio y rabia, y jamás habías oído un animal que emitiese semejante llamada. Paralizado por el miedo, sólo eres capaz de alzar la vista hacia el oscuro cielo del atardecer, cuando un nuevo alarido se escucha en el bosque y un instante después una enorme sombra aparece en lo alto. Entre las frondosas copas de los árboles contemplas una criatura gigantesca, que bate sus extendidas alas con fuerza y muestra un alargado cuerpo reptiliano. Toda su piel está recubierta por escamas negras y tan sólo sus garrudas patas relucen con el blanco del hueso. Su cabeza, de amplias mandíbulas y afilados colmillos, escruta el bosque desde su elevada posición. Tragas saliva sin poder creer lo que ves: es un dragón.

Jamás habías visto uno, pero has oído cientos de leyendas sobre los demonios alados, siervos del Rey Dios que asoló el norte en el pasado. Se suponía que desaparecieron hace siglos, tras la gran batalla que acabó con el malvado Señor de la Sombra, pero tus ojos te demuestran que no es cierto. Los dragones han regresado.

El gigantesco ser alado planea sobre el bosque describiendo un amplio círculo mientras desciende lentamente. El pánico te invade y lo único que eres capaz de hacer es arrojarte al suelo y protegerte bajo la espesura del bosque, rezando para que la criatura no se percate de tu presencia.

Tras dar varias vueltas más, el dragón emprende el vuelo hacia el sur y desaparece de tu campo de visión. Pasan varios minutos hasta que por fin eres capaz de moverte. Te pones en pie con el corazón aporreando desbocado tu pecho y retomas tu huida. Entonces, los gritos de los orcos vuelven a oírse al oeste, acercándose.

Sin perder un instante, sigues corriendo por la maleza hasta que pronto te encuentras con una estrecha senda que serpentea en dirección este. Sigues corriendo por ella hasta que el río Tirem se cruza en tu camino. Es un río de bravas aguas, aunque de no muy ancho lecho, apenas diez metros. Sus aguas turbulentas brincan y forman infinidad de remolinos entre las piedras y rocas. El Tirem baja desde las tierras del norte para cruzar Shalanest, gira al este y acaba desembocando en la costa. Conoces bastante bien su recorrido y sabes que más adelante hay varios saltos y pronto su curso se hace más calmo, por lo que cruzarlo será más sencillo. Si logras alcanzar el otro lado interpondrás una barrera con tus perseguidores, ya que por todos es sabida la repulsión que sienten los orcos por el agua.

Notas de juego

Sección 28

Si decides vadear el río en este punto y seguir huyendo hacia el este, pasa a la sección 47.

Si sigues el río por este margen en dirección sur, pasa a la sección 2.

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14/12/2021, 08:33
Xilrie

La visión de aquella enorme criatura reptiliana le heló la sangre a Xilrie hasta el punto de que casi olvidó que estaba siendo seguida por un ejército de orcos. Por suerte, el entumecimiento de sus músculos desapareció a la vez que se atenuó el miedo que la paralizaba. Pudo entonces seguir avanzando y escapando de una muerte segura a manos de aquellos brutos malolientes. 

Por suerte llegó pronto al río. Conocía esa zona del bosque y si podía vadear el río, tendría bastantes más posibilidades de sobrevivir y poder llegar a su hogar dando la voz de alarma. No obstante, cruzar por esa zona del río era peligroso, debía llegar hasta un punto en que le río bajaba con menos fuerza.

El vado no estaba lejos de allí, por lo que incrementó el ritmo todo lo que sus cansadas piernas le permitieron y rezó a los dioses del bosque por conseguirlo. Estaba cerca y no se iba a rendir. Eso desde luego.

Notas de juego

Sección 2.

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15/12/2021, 23:45
Narrador

Sigues el curso del río caminando por la orilla, cubierta de hierba y vegetación, pero que permite avanzar a gran velocidad. El rumor de las turbulentas aguas te impide prestar atención a otros sonidos y constantemente echas una mirada atrás con temor a ver aparecer entre las copas de los árboles la silueta del dragón. Recorres un par de kilómetros a buen paso, momento en que el lecho del río describe un giro hacia el oeste. A partir de aquí las aguas se vuelven más calmas y el curso fluvial se desliza con un monótono susurro. Te dispones a vadear ahora el río, cuando el chasquido de una rama al romperse alerta tus sentidos.

Notas de juego

Sección 2

Si tienes la habilidad de Acechar/Esconderse puedes ocultarte entre los arbustos, pasa a la sección 85.

Si prefieres huir hacia el sur y evitar el encuentro, pasa a la sección 73.

Si decides sacar tu arma e investigar qué ha producido el ruido, pasa a la sección 102.

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16/12/2021, 08:29
Xilrie

Automáticamente Xilrie buscó un lugar donde ocultarse. Unos arbustos a pocos metros de distancia parecían óptimos para poder pasar desapercibida a la vez que observaban desde su escondite, lo que se estaba acercando a su posición. 

Era buena ocultándose, por lo que, aunque valoró huir a toda prisa, prefirió quedarse y ser testigo de que era lo que le estaba hostigando. Deseaba que no fuera más que un animalito despistado que había pisado una rama cerca de allí, pero algo le decía que no era así y que algo mucho más terrible que un conejo o un cervatillo, se encontraba cerca de ella. 

Tranquila Xilrie. - Murmuró. - Tú tranquila. Sólo tienes que hacer lo que te han enseñado...

Notas de juego

Sección 85

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16/12/2021, 23:41
Narrador

Te refugias con rapidez bajo la sombra de un árbol de espeso follaje y aguardas oculto tras sus ramas. No pasa ni un minuto antes de que una figura aparezca a la carrera por el sendero del norte. Permaneces agazapado, pero no tardas en reconocer la estilizada forma de Miriel, la mejor arquera de vuestra patrulla. Su acaramelado rostro muestra signos de cansancio y sus ojos azules brillan con intensidad y rabia. El largo cabello rubio se balancea como una suave cascada dorada sobre sus hombros mientras corre con el arco asido en una mano y sin dejar de echar rápidas miradas atrás. Abandonas tu escondite y le sales al paso, pero ante tu sorpresa la mujer no detiene su rápida carrera.

-Vienen tras de mí. Chilla y pasa a tu lado. ¡Debemos huir, son demasiados!

Nada más decir estas palabras, una horda de orcos irrumpe por el sendero, armados con cimitarras y exhalando rabiosos aullidos.

Notas de juego

Sección 85

Si tienes un arco y disparas contra los orcos, pasa a la sección 103.

Si huyes a la carrera junto a la mujer elfa, pasa a la sección 30.

Si le gritas para vadear el río y escapar de vuestros enemigos, pasa a la sección 5.

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17/12/2021, 02:24
Xilrie

Xilrie vio con terror como los orcos, sedientos de sangre, venían directos hacia ellas. Salir de su escondite había sido una mala idea, aunque... ¿qué otra cosa podría haber hecho? Dejar a Miriel sola ante el peligro no era una opción, eso lo tenía claro. Lo importante en ese momento era huir y salvar la vida. Debían regresar al poblado y dar la voz de alarma. Sus familiares y amigos estaban en serio peligro y sólo si les advertían de lo que estaba sucediendo, podían tener una oportunidad.

¡Por aquí! - Le gritó a la arquera. - ¡Tenemos que vader el río! ¡Hay que dar el aviso! - Alzó la voz con esperanza de que Miril le obedeciera y que juntas pudieran salvar la vida.

Sin más, Xilrie empezó a cruzar el río, sintiendo como el agua, fría como agujas, mojaba primero sus pies, luego sus rodillas y luego le llegaba casi a la cintura. Esperaba que el río en aquella zona no le cubriera demasiado, esperaba haber podido llegar a la zona en la que cubría menos, pero no las tenía todas consigo.

Notas de juego

Sección 5.