Partida Rol por web

Toni abrió los ojos de par en par al escuchar a la mujer. Y no se pudo callar- ¡Señora! ¿Qué está insinuando? ¿Que este y yo somos pareja? ¿Me está llamando mariposa? ¡Y que tiene de malo que yo no sea rubio! Eso es porque es usted racista, ¿verdad? ¡Tiene algo encontra de los negros! ¡Se lo noto a la legua!

-A ver pequeño. Cuando tu vas, yo ya estoy de vuelta. ¿Tu te crees que tengo algo en contra de tu color? ¡Nada más lejos de la realidad! Solo que una chica rubia y mona le pega más a.... esta escultura -dijo señalando con un gesto de su cabeza a Rob-¡Deja de protestar por temas raciales que no existen en esta habitación y trabaja un poco, anda. Busca un plato, vamos a sacar los bollos ¡que se nos enfrían! -agarró al bolsa que había sobre la mesa de la habitación, dispuesta a sacar su contenido- ¿No sería mejor que no molestaras a tu padre? Si aún no ha llegado... por algo importante será ¿no? ¡digo yo! -dijo encogiéndose de hombros y mirando a Rob con aire sabiondo.

Rob cogió su teléfono mientras sus dos 'invitados' se 'peleaban' tras él en la cocina.El teléfono de su padre estaba memorizado en una de las teclas rápidas por lo que antes de que su mano agarrara la cafetera ya se escuchaba la señal de llamada al otro lado.

Sonó una vez, una segunda... una tercera....

Y a la cuarta escuchó como descolgaban la llamada al otro lado. Una voz totalmente familiar contestó a la llamada.

-Lo sé, lo sé, te tenía que haber llamado... Prepara café, Rob. Me va a hacer falta y no tardaré en llegar a casa, voy para allá-contestó su padre. No sonaba cansado, como tal vez Rob podía pensar que estaría después de una noche de guardía, sonaba algo distinto, diferente. Y su padre nunca se había olvidado de avisarle si iba a llegar tarde.

Rob lo tuvo claro. Algo había pasado.

-Vale. Claro. Me alegro de que... bueno, de que estés bien. Te espero, estoy aquí con Miss Scrubbs y con Toni, un compañero de la academia. Hay bollos, y... café. Sí. Café, para todos. Hasta ahora.

Cortó la llamada. Había intentado transmitir con el tono más información en sus palabras que lo que puramente había dicho. Y que ese tono de su voz fuera tranquilo, que no sonara a preocupación, y mucho menos a miedo. Su padre no soportaba el miedo, y él trataba de ocultarlo siempre que asomaba ni que fuera un poquito en su ánimo.

Pero estaba claro que algo había sucedido, o sucedía, y que el gran John Slash estaba inquieto. Lo suficiente como para olvidar avisar a su hijo de su retraso, lo suficiente como para que sin estar cansado necesitara sentir circular la cafeína por sus venas.

Se giró de nuevo hacia la pareja de incursores que había congregado la casualidad en su cocina, cafetera en mano.

-Voy a poner esto en un termo, y voy a hacer una segunda. -Lo empezó a hacer mientras hablaba, ensimismado.- Mi padre viene hacia aquí ahora mismo, y me ha dicho que se tomará una buena taza... estaba... -se encogió de hombros. ¿Cómo podía traslucir una mera sensación, sin base ninguna...? - ...cansado. -Mintió.

Les miró de reojo, la vecina cotilla y el compi casi desconocido. ¿Sería una buena idea que ambos siguiesen allí, en casa, cuando su padre llegara...?

La señora Scrubbs había sacado un enorme cacharro de plástico lleno de bollos de dentro de la bolsa. El olor invadió toda la cocina y el dulce olor del chocolate se mezcló con el de la suave fresa y la sabrosa mantequilla.

-Hay de chocolate, fresa y sin nada, por si alguien es remilgado y quiere conservar la línea. Y ya que este amigo tuyo es incapaz de buscar un plato, nos los comeremos directamente de aquí, no hay problema. Sí o sí hay que terminárselos así que ….

Dejó de hablar cuando Rob colgó, porque aunque había estado sacando las cosas de la bolsa y hablando para si misma sobre los bollos, no había perdido puntada de la conversación de su vecino. Se lo quedó mirando un instante hasta que terminó resoplando y poniendo los brazos en jarras.

-Y digo yo. ¿Por que no repartes esa café en tres tazas para nosotros y preparas más para tu padre? Que tu padre llegue tarde a desayunar no es culpa nuestra y los bollos se enfrían –se acercó a Rob y le puso una mano en el brazo, su rostro se suavizó un instante y dejó de ser una vieja cotilla repelente a tener el aspecto de una inofensiva abuela, alguien agradable y en quien poder confiar y que se desearía tener todos los días a tu lado-No te preocupes por tu padre, está bien. Créeme. Lo comprobarás cuando llegue pero, mientras tanto, confía en mí ¡Y coge uno de los chocolate, están riquísimos! –la sonrisa de siempre volvió a su cara y aquel impás de tranquilidad y normalidad desaparecieron tan rápido como habían aparecido. Había sido como una especie de ¿ilusión optica?¿un espejismo?. La abuelita desapareció y volvió a las andadas la señora Scrubbs- ¡Que me aspen! ¿Dónde ha quedado la educación? ¡El anfitrión es el que debe probar el primero los bollos! ¡Señoritingo moreno….deje el bollo en su sitio!-le gritó a Toni mientras señalaba acusadoramente al bollo que este tenía en su mano.

-¡Joder abuela! No me conozco esta cocina, ¿como leches quiere que encuentre un plato? ¿Rebuscando en todos los muebles? Seguro que si hago eso me acusa de estar robando… Tío, yo no quiero una vecina como esta en mi vida –le susurró a Rob justo cuando este colgaba el teléfono- es una pesadilla… no calla ni amordazada…pásame el café que le de una taza a ver si le da un telele y nos deja tranquilos.

No espero a que Rob dijera si o no, sino que simplemente le quitó la cafetera de las manos y se lo quedó mirando- ¿Las tazas, vasos o similar? ¿Aonde andan? –se volvió hacia la mesa y cogió uno de los bollos de chocolate. No había si recorrido la mitad de la distancia que lo se paraba de su boca, cuando escucho a la señora Scrubbs recriminárselo- ¡A la mierda con el bollo! –exclamó cuando sintió como del susto el pequeño y caliente bollo de chocolate se le escapaba de entre los dedos y volvía por inercia al lugar de donde lo había cogido.

Toni sirvió una taza de café para cada uno y, entre comentario de la señora Scrubbs y contestación a la defensiva de Toni entre bollo y bollo, no llegaron a pasar ni cinco minutos cuando se escuchó a un coche aparcar fuera de la casa. Era el inconfundible sonido del coche del padre de Rob.

Antes de que Rob pudiera hacer nada, la señora Scrubbs se levantó y cogió otra taza del mueble, la llenó de café y la colocó delante del sitio libre que quedaba en la mesa justo cuando John cruzó la puerta de la cocina.

-Vaya, café recién hecho y bollos calientes. Entiendo que los bollos provienen de su horno, señora Scrubbs-dijo entrando en la cocina con buen humor pero sin dejar de estar sorprendido por aquella reunión en su cocina-Buenos dias a ambos. Así que tú eres Toni, encantado de conocerte muchacho-saludó tendiendo su mano que el muchacho estrechó rápidamente, los ojos abiertos como platos al comprobar que era cierto, que tenía delante al inspector John Slash.

Se percató de que tenía ya una taza preparada con café en el sitio libre, asi que se sentó tomó un sorbo y cogió uno de los bollos relleno de fresa.

-¿Celebramos algo? -preguntó mirando a los dos invitados primero, terminando en su hijo en último lugar.

-Padre... No, no, ha sido una coincidencia. -Sonrió, y su gesto era el del que quiere quitarle hierro al asunto. Pero no pudo disimular el tinte de preocupación que llevaba ya un buen rato impregnando su voz. -Eh... vienes tarde, estarás... cansado.

No sabía cómo enfocar el tema. No sabía hasta qué punto su padre quería o no explicar ante la cotilla de su vecina, y un desconocido compañero de la Academia, lo que le había retrasado. Y, aún más preocupante que eso, lo que lo había distraído hasta el punto de no avisar de su retraso.

O, quizá, no era distracción. Quizá algo importante había sucedido, o algo se cocía. Algo que requería la intervención de un viejo zorro como Mr. Slash. Y que, sin duda, atraparía en su interés al joven Good Boy de su hijo.

Rob se tragó el resto de su café de un trago, y alcanzó uno de los bollos. Se lo metió entero en la boca, como un crío de seis años habría hecho. Más con la intención de callarse a sí mismo que otra cosa, pero lo cierto es que el sabroso sabor del bollo caliente, rezumando mantequilla y azúcar, le supo a gloria. Y la sonrisa se agrandó, incluso con sus intentos de mantener la boca cerrada.

-Humpf, Nyam...

-¿Coincidencia? Pequeño, yo nunca hago bollos por coincidencia. Lo planeo todo muy bien, tengo que ir a comprar todos los ingredientes, levantarme temprano, hacer la masa y preparar el relleno... no es moco de pavo hacerlos.

-Ya, ya, como tampoco es moco de pavo que se calle un segundo y me pase aquel que queda de chocolate, ¿verdad abuela?

John miró sorprendido al muchacho de color, que pedía un nuevo bollo de chocolate cuando aún no se había terminado el que tenía entre manos, mientras bebía un poco de su café.

Miró a su hijo con curiosidad un instante. La señora Scrubbs y aquel muchacho se comportaban como si se conocieran de toda la vida, pero a él, que conocía a todos los amigos de su hijo, aquel chaval le sonaba lo mismo que un extranjero recién llegado al aeropuerto.

Cogió el mismo el bollo de chocolate y se lo tendió al muchacho, sin darle oportunidad a la vecina de que terminara soltando algo desagradable por respuesta, aunque no pudo evitar que esta le lanzara al chico una mirada asesina que hubiera dejado sin aliento al más duro policia, pero de las que los Slash estaban más que vacunados.

-Muchas gracias, inspector-agradeció Toni recogiendo el bollo de chocolate-están buenísimos...

Aunque no se como se agrían con esas miradas...Dios mio bendito con la vieja...se me tiraría encima si estuvieramos los dos solos, y no precisamente por que le guste sexualmente hablando claro...

-Asi que era cierto. Cuando Rob me dijo quien era su padre, no me lo creí. Es famoso en la academia, muchas veces se habla de usted, es todo un icono...-dijo haciendo desaparecer medio bollo de chocolate en su boca y asintiendo a Rob, todo emocionado-¿...es cierto todo lo que dicen?

John miró por encima de su bollo al chaval y después a su hijo, sorprendido por aquella declaración.

-¿Que es lo que se dice de mi en la academia? No me habías comentado nada de eso, Rob. ¿Hay algo asi como una lección para estudiar mis casos o algo asi? -preguntó un poco por preguntar, se notaba que tenía la mente en otro sitio y solo estaba siguiendo la conversación por ser amable con los invitados de su hijo-No me imagino siendo el objetivo de una clase de las vuestras, ya es lo que me quedaría por ver hoy..... Un café buenísimo y unos bollos espectaculares, señora Scrubbs. Cada día se supera a si misma en estas cosas.

Se terminó el café de su taza y cogio un nuevo bollo con diferente relleno con mirada distraida

-Jajajaja!! No disimules, padre, ya sabes que eres un referente para todos los buenos polis de la ciudad. Buenos en todos los sentidos. -Le guiñó un ojo mientras le clavaba el diente al último bollo de la bandeja, éste relleno de nata, y que se había lanzado a pillar antes de que Toni se fijara en él. -Humpf! Riquísimos, sí.

Masticó unos segundos en un relativo silencio, pero la curiosidad y la inquietud le corroían por dentro.

-Bueno, ¿qué te cuentas...? -después de todo su padre era lo bastante hábil como para decir lo que quería decir, exactamente, y si no quería que Toni o la Sra. Scrubbs se enteraran de lo que fuera, simplemente no daría pistas. -¿Una noche movida? Tiene que haberlo sido, para llegar a estas horas, ¿no? ¿Algo que puedas contarnos sin que luego tengas que matarnos por saberlo...?- Bromeó.

La señora Scrubbs levantó las cejas cuando escuchó hablar a Rob. Se tragó rápidamente el último trozo de bollo que le quedaba y vació de un trago la taza de café.

-No, no, no. ¡Ni hablar de la peluca! Bastante tengo yo cuidando de vosotros para que encima tenga que escuchar cosas que no debo y meterme en  un lio por eso. No tengo ganas de que se pare delante de mi puerta un coche de policía para llevarme de cabeza a un programa de protección de testigos de esos… ¡Qué haría yo sin hacerles bollos a mis vecinos! No, no no… -se levantó de su silla, lanzándole una mirada ‘casi’ asesina a Toni y señalándole con un gesto que él también se iba- Los bollos me han salido de muerte, tu café, Rob, estaba en su punto justo, el desayuno ha sido espléndido y aquí el jefe tiene que descansar, ¿verdad vecino? -le preguntó a John mientras recogía las cosas de la mesa sin dar lugar a nadie a reaccionar- Así que este muchacho y yo, nos vamos a casa, que ya va siendo hora de empezar a preparar el almuerzo y supongo que este lindo muchacho tiene un par de lecciones por repasar por lo menos.

Toni asistió anonadado a lo que era el fin del desayuno. Mientras que se percataba del detalle y digería la mirada y las señas de la señora Scrubbs, esta había recogido la mesa y lo esperaba en la puerta de la cocina por la que la querida vecina de la familia Slash salía al jardín trasero y de ahí podía llegar a su casa.

-Pero… pero.. yo quería hacerle varias preguntas al señor inspector. No todos los días se tiene la oportunidad de encontrarse con… -pero se calló al recibir la mirada penetrante de la señora Scrubbs- Vale, vale. Supongo que yo tampoco quiero entrar a formar parte de ese… ¿plan de protección de testigos? Joder, que me estáis asustando. Vale, ya me voy, pero tendré que venir otro día a devolverte la ropa Rob si no te importa, la mía seguro que sigue empapada.

Se puso en pie y le dio la mano a Rob y a su padre, deteniéndose un instante más en el inspector, reacio aún a irse. Pero la señora Scrubss abrió la puerta, cogió su paraguas y le agarró su brazo, como si fuera una dulce señora mayor que necesita apoyarse en alguien para poder andar con seguridad, tirando de él hacia la puerta.

-Muchas gracias por todo Rob, vuelvo esta tarde mismo para devolverte tu ropa. Muchas gracias señor inspector por el desayuno y la oportunidad de conocerle y….-la voz de Toni se perdió detrás de la puerta de la cocina que se cerró cuando ambos salieron al exterior. Aunque pudieron escuchar una última exclamación- ¡Señora, que está lloviendo! ¿Me presta un cacho de su paraguas? Si se pone un poco…. ¡Vale, vale! Ya lo pillo… ¡Mire que es usted especial y eso que no lleva permanente como mi abuela que si no..!

La puerta se cerró y la cocina se quedó en silencio, con los dos Slash callados, mirando sorprendidos a la puerta. John tomó un sorbo de su café y sonrió.

-Esa mujer no está bien de la azotea, cualquier dia de estos  se nos mete en el salón y acampa allí diciendo que es su casa. Pero mientras tanto, nos quedan sus bollos. Cocina de maravilla. Bueno, y ya me contarás tú a que ha venido este Desayuno con “Diamantes” que tenías en casa hoy, porque ese amigo tuyo es también caso aparte por lo poco que he visto. Si de verdad está en la academia contigo, miedo me da el pensar lo que tendremos en las comisarias de aquí a unos meses…. –cogió la cafetera y se llenó la taza de café de nuevo- Pero de todo eso ya hablaremos, creo que antes te debo una disculpa por no avisarte de que llegaría tarde. Es increíble como una noche tranquila y sin nada en especial se puede complicar una hora antes de fin de turno… pero no, no tienes de que preocuparte, no ha sido nada grave… es solo que… -miró el café un instante antes de tomar otro sorbo, pensando en qué decir o como decirlo-¡Es solo que ese nuevo jefe de departamento que nos han traído este mes me está tocando los cojones de lo lindo!

Hacia un mes escaso un nuevo jefe de departamento había sido destinado a la comisaría en la que John trabajaba al jubilarse el anterior que había sido compañero de John desde que había llegado allí. Ese nuevo jefe era un jovencito con poca experiencia a sus espaldas pero que, por unas causas y otras (incluido cierto enchufe con un congresista republicano), había sido ascendido a ese puesto y venía con ciertas ideas revolucionarias y modernas que no estaban gustando mucho a los veteranos.

John miró a su hijo, serio y cabreado de veras-Esta noche hemos tenido un aviso de una supuesta desaparición y este tipo lo único que dice es que nos tenemos que atener a lo que dice la ley. Es decir, que hasta que no pasen cuarenta y ocho horas sin ninguna noticia del desaparecido no podemos hacer nada. ¡Ni siquiera se ha leído el informe!  ¿Cuándo hemos cumplido eso nosotros en la comisaría? ¿Cuándo no se le ha hecho caso a alguien que viene preocupado por un familiar o amigo? Si esto es lo que enseñan ahora en la academia, ¡te juro que dimito! –se tomó un buen trago del café y dejó la taza sobre la mesa de la cocina con un golpe seco.

Hacía tiempo que Rob no veía tan cabreado a su padre.

-Es un compañero al que apenas conozco, la verdad... -empezó a decir Rob en respuesta a la primera parte del comentario de su padre.- Pero me cae bien, parece un tipo legal, aunque un poco alocado. Y te admira, no me cabe duda, después de todos sus esfuerzos por quedarse a pesar de los empellones de Missis Bollos Calientes. -Le hizo un guiño gracioso, en realidad ambos adoraban a la vecina, incluso a pesar de tenerla encima mucho más de lo que les gustaría. -Pero aterrizó aquí por pura casualidad, creo, y lo hizo empapado. Yo sólo le lancé un salvavidas.

Luego escuchó en silencio y atento al resto de lo que su padre decía. Asintió, un jefe novato y creído era algo muy difícil de soportar. Solían ser jovencitos a quien algún "poderoso" de su familia había conseguido colocar en un puesto que requería autoridad y experiencia, pero al que sólo llegaban con una enorme carga de prepotencia.

Lo que siguió fue aún peor, y Rob comprendió que el carismático John Slash estuviera cabreado hasta las pestañas, no había conseguido su fama a base de ignorar problemas de la gente sólo porque el procedimiento tenía rebabas.

-¿Y quién es ése desaparecido? No es que nadie valga más que otro, lo pregunto por si por casualidad le conozco, o puedo hacer alguna pesquisa por mi cuenta. Después de todo, yo AÚN no estoy en plantilla, alguna ventaja debe de tener eso, ¿no? No siempre deben ser todo inconvenientes.

Sonrió, necesitaba relajar un poco a su viejo, y nada mejor que un hijo dispuesto a compartir el peso de una carga molesta.

John se atusó la incipiente barba, pensativo, pero mirando a su hijo con un brillo inusual en los ojos mientras evaluaba la proposición de Rob.

-Ummm no es mala idea, aunque tiene sus riesgos. Habría que pensarlo todo muy bien, no puede imaginarse que yo ando detrás de nada, nos ha dado órdenes expresas de no actuar hasta que pasen esas malditas cuarenta y ocho horas, con amenazas incluso de suspensión de empleo y sueldo y la apertura de un expediente cuando le he levantado la voz diciendole algo asi como... mejor dejarlo. Pero si conseguimos averiguar algo antes, dentro de cuarenta y ocho horas, ese muchachito enterado sabrá lo que es bueno -miró a Rob bastante más animado que cuando había llegado a casa- Hagamos una cosa. Te voy a contar lo que sé y después estudiamos los dos las posibilidades que tenemos. Voy a por una cosa-dijo, levantándose de la mesa de la cocina y desapareciendo por la puerta para volver instantes después con un pequeño maletín que dejó sobre la mesa. Rob lo reconoció rápido, era el maletín de trabajo de su padre.

-El informe preliminar del caso. Léetelo y te explico lo que no veas claro-le dijo poniendo delante de él un folio con la cabecera del departamento.