Partida Rol por web

El Camino de la Lanza

Resumen de la aventura

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26/08/2017, 18:08
Eban, de la Orden de los Ascetas

Crónicas del Camino de la Lanza

Manuscrito redactado por Eban, de la Orden de los Ascetas, ayudante de escriba de la Gran Biblioteca de Palanthas.

 

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26/08/2017, 18:15
Eban, de la Orden de los Ascetas

Solace

Gâlendor viaja desde su ciudad natal, Solanthus, hasta la isla de Sancrist acompañando a su hermano Dalarion hasta el Castillo Uth Wistan a que sea ordenado Caballero de Solamnia. Su abuelo, Thaddeus, siempre les contó que quince generaciones les separan de Farold Uth Varadyn, uno de los tres Caballeros de Solamnia tristemente famosos por acompañar a Sir Loren Soth de Dargaard en la que sería su fallida misión de acabar con el Príncipe de los Sacerdotes de Istar.

Aunque los archivos de la orden solámnica de la época del Cataclismo se habían perdido para siempre, un minucioso estudio de los árboles genealógicos que se conservaban prueba la existencia de un Uth Varadyn que sirvió como Capitán de la Corona en el siglo I de nuestra Era.

Dalarion se presenta ante un paupérrimo Consejo Plenario compuesto por caballeros de menor rango de las tres órdenes. No cumple los requisitos convencionales pero los insistentes rumores de una guerra en ciernes y el hecho de que los registros oficiales de los Caballeros apenas excediesen de sesenta efectivos repartidos por todo Ansalon ayudan a promocionar su candidatura. El propio Gâlendor es designado como Escudero de la Corona al servicio de su hermano.

Ansiosos por demostrar su valía, viajaran hacia el sureste, más allá del Vingaard, siguiendo los rumores de que patrullas de ogros han abandonado su Blöde natal para internarse en las llanuras de la Solamnia meridional. Para su desgracia se topan con lo que están buscando, un trío de ogros a los que acaban espantando pero no antes de que hieran de muerte a Dalarion.

Gâlendor trata en vano de sanarle apelando a los dioses ausentes. Al no lograrlo, hace un solemne juramento de hallarles y cienza su búsqueda, decidido a hacerse digno de ser escuchado por los propios dioses...

Viaja por Solamnia siguiendo rumores de viejos, charlatanes y juglares. En invierno del año 348 su viaje le lleva a cruzar el Nuevo Mar hacia Abanasinia, hasta Solace, de acuerdo con las indicaciones de un anciano monje que le habla de la existencia en la región de una antigua ciudadela en los tiempos anteriores al Cataclismo, un bastión de los Dioses del Bien.

En su primera noche en Solace, Gâlendor para en la posada El Último Hogar, donde además a su propietario Otik y a su hija Tika, conoce al recién llegado minotauro Kraghol es-Hrall. Un revuelo en la cocina sobresalta a todos los presentes y la pareja se adentra para hacer frente a una criatura humanoide compuesta de comida y basura. Tras acabar con ella descubren que era el guardián de la posada, creado para proteger la despensa de los asaltos furtivos de los goblins que habitan la población. Restos de una flecha goblin evidencian que tal vez su descontrol se debiera a un ataque por parte de estas criaturas desde el exterior.

Otik invita a sus salvadores a cenar, dormir y desayunar gratis en la posada si montan guardia durante la noche. Preguntado por Gâlendor acerca de los antiguos dioses, el posadero le informa que habitualmente acude al local un viejo cuentacuentos y al día siguiente se espera su llegada. Ambos camaradas acceden a defender El Último Hogar durante la noche.

Gâlendor aprovecha la estancia para interrogar a los parroquianos y descubre que la mayoría de las gentes de Solace no creen en los antiguos dioses pero suelen ser tolerantes con las creencias ajenas. Al menos, buena parte de ellos pues el inquisidor Hederick,el líder de la secta de los Buscadores que tienen su sede en la cercana Haven, es amigo de acusar de herejía a todo el mundo. Los goblins campan a sus anchas comandados por algunos cabecillas menores y un tipo llamado Fewmaster Toede. También descubre que hay una ciudadela al Este de Solace, casi llegando al mar, llamada Xak Tsaroth que fue una gran ciudad muy antigua y dedicada al comercio antes de que fue sepultada durante el Cataclismo; podría tratarse del lugar buscado. Y también escucha que al sur hay un sitio llamado el Bosque Oscuro, que los lugareños creen que es la entrada al reino de los elfos o de los muertos.

Durante la noche, Gâlendor monta la primera guardia pero se queda dormido. Él y Kraghol despiertan alertados por los ruidos en la despensa y descubren que hay un quinteto de goblins asaltándola. Uno consigue escapar por la ventana con parte de su botín pero los cuatro restantes son rápidamente ejecutados. El líder huido vuelve a entrar en la posada, esta vez por la puerta principal, en compañía de un temible huargo. Aunque ambos camaradas resultan heridos, consiguen acabar con el fiero lobo gris, pero no antes de que el goblin consiga escapar de nuevo.

A la mañana siguiente, descansados y algo repuestos de su combate nocturno, descubren al anciano cuentacuentos tocando el laúd y cantando. El viejo responde al nombre de Tennyson McMingus Chester y Gâlendor le interroga sobre los tiempos anteriores al Cataclismo, cuando los dioses todavía escuchaban las plegarias de sus devotos. También le habla de su misión y de la ciudadela precataclísmica que está buscando. Tenny no solo confirma la existencia de semejante lugar, sino que les informa de que hay otra persona buscándolo: un elfo desterrado que viaja hacia aquí atravesando las Praderas de Arena y que posee un falso mapa donde él cree que está marcado el mencionado templo. Tenny afirma también que, aunque el mapa es una falsificación bien elaborada, el verdadero solo puede estar en la Biblioteca de Khrystann, en Tarsis. Anima a Gâlendor a buscar al elfo y a viajar con él en busca del auténtico mapa incluso aunque se dice que la biblioteca fue tragada por la tierra durante el Cataclismo.

Gâlendor se dispone a marchar hacia Tarsis y Kraghol insiste en acompañarle. Otik les da indicaciones y les facilita provisiones para el viaje y Tennyson les entrega un ungüento sanador a cada uno hecha de extracto de flor Altáriël que sólo crece en los bosques élficos. Gâlendor se despide de Tika y sus demandas son respondidas con un pañuelo naranja en prenda del favor de la joven camarera.

La pareja emprende camino hacia el Sur cuando se topan con un ogro y con el goblin que se les escapó la noche anterior. Ambos están conversando con un humano pero se olvidan de él en cuanto el goblin reconoce a los dos compañeros y ordena al ogro que los aprese para entregárselos a Toede.

Impulsado por su odio racial hacia los ogros Gâlendor se lanza al ataque y, secundado por el minotauro, no tardan en acabar con ambos adversarios mientras el humano se sienta en una piedra del camino y observa tranquilamente la refriega. Cuando la batalla termina el humano, que responde al nombre de Stannis Backard les propone repartirse el botín entre los tres y acompañarles en su viaje como agradecimiento por que le hayan salvado de estos salteadores de caminos.

Ninguno de los dos camaradas parecen confiar en el desconocido oportunista pero Gâlendor ha quedado tan malherido de su combate con el ogro que las razones de Stannis sobre la conveniencia de refuerzos en su estado acaban convenciéndolos para que accedan.

Durante horas los tres viajan hacia el sur y, pasado el cruce del camino de Haven, ven un enorme lago al lado de manzanos naturales. Y, a la sombra de los árboles, un kender y un rubio elfo silvanesti. Gâlendor, recordando las palabras del cuentacuentos, acude a su encuentro. El kender siente una enorme curiosidad por el minotauro y el elfo una gran repugnancia y desprecio que no tarda en manifestar para enfado de Kraghol.

La conversación se alarga entre el rechazo del minotauro, el desprecio del elfo y los esfuerzos del solámnico por poner cordura y paz entre ambos. Es entonces cuando una especie de rana monstruosa del tamaño de un caballo, provista de dos pequeñas alas reptilianas en su lomo, con gruesas y grandes escamas de color verde oscuro y amarillo brillante en su pecho, y pequeños cuernecitos que van desde la punta de su cabeza hasta recorrer todo su cuerpo, salta fuera del agua del lago.

Stannis y Gâlendor, malherido como está, son partidarios de escapar pero el elfo les zahiere acusándolos de cobardes. El kender siente una enorme curiosidad y Kraghol parece dispuesto a presentar batalla para demostrar a la criatura que no será una presa fácil para ella. El combate da comienzo y, para espanto del solámnico, el elfo invoca un esqueleto para que le ayude en la batalla. El anfidragón, que se presenta como Ortinoth, huye a causa de sus heridas no sin antes prometer que se acordará del grupo y se cobrará su venganza a su debido tiempo.

Stannis es ahora partidario de seguir al dragón herido hasta su guarida y robarle su tesoro y Lexs insiste en pescarlo con la ayuda de Kraghol. Sin embargo, éste y el minotauro acaban imponiendo el buen juicio de seguir adelante y no tentar más a la suerte. El dicharachero kender se presenta como Lexston Walkpath y su soberbio acompañante como Eöl.

Aunque el elfo siente un profundo desprecio por todas las demás razas, a las que considera inferiores, y Gâlendor experimenta el mismo sentimiento hacia los practicantes de hechicería, ambos alcanzan un acuerdo para mostrarse tolerantes el uno con el otro y colaborar en la búsqueda en la que están comprometidos.

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26/08/2017, 18:16
Eban, de la Orden de los Ascetas

Las Praderas de la Arena

Tras cinco días de camino, en los que dejan atrás Abanasinia para internarse en las Praderas de la Arena, el quinteto es interceptado por un quijotesco jinete que se identifica como Nycklos de Roel y que cabalga sobre un famélico corcel. El anciano y demente caballero los desafía a un duelo de espada si desean continuar su camino. El kender acepta el duelo solicitando la espada de Gâlendor, pero Nycklos se indigna ante la mera posibilidad de lidiar con semejante contendiente, a quien confunde con un niño.

El demente anciano se cae de su caballo al tratar de descabalgar y, cuando el solámnico interviene para ayudarle a ponerse nuevamente en pie, Nycklos afirma haber sido derrotado en un duro combate y ofrece la hospitalidad de su casa a sus "vencedores".

Gâlendor se muestra bien dispuesto a aceptar la invitación del anciano, aunque Stannis desconfía y sugiere que se le ate y se le lleve prisionero, consiguiendo únicamente airar al solámnico. Kraghol tambiés es partidario de vigilar al viejo pero Eöl no tarda en perder la paciencia e instar al grupo a ponerse en camino hacia la casa de sir Nycklos sin más demoras.

El caballero les lleva hasta una gran cueva cuya entrada se encuentra oculta bajo la arena de una duna. En el interior, abundan los libros, los objetos cotidianos y sencillos de cualquier hogar modesto y un charco de agua cristalina que mana del subsuelo.

Stannis aprovecha cada ocasión que se le presenta para burlarse de la fe del solámnico y, al enterarse de qué ha traído a Gâlendor hasta aquí, Nycklos le advierte que ha de ser prudente en el futuro pues tales motivaciones son duramente perseguidas en estos tiempos.

Ser Nycklos enloquece repentinamente afirmando que los duendes han entrado en su casa para robarle sus objetos personales y reemplazarlos por réplicas exactas. Exaltado, aparta a manotazos sus libros y pergaminos y, de debajo de ellos, saca una espada larga de mármol con la que espera enfrentar a estas invisibles e inexistentes criaturas. SIn embargo, tan pronto como  ha llegado, la locura se desvanece de la mente del anciano e invita a todos a compartir la cena con él.

Interrogado por Stannis, Nycklos cuenta que se trasladó aquí unos cincuenta años atrás, cuando el desierto aún no había avanzado tanto. También dice que un viejo le dio la espada de mármol y le dijo que algún día la necesitaría, aunque hasta la fecha solo le ha servido de pisapapeles. Confiesa que él también buscó sin éxito a los dioses de joven pero que hace ya mucho tiempo que perdió tanto la juventud como la esperanza de hallarlos.

Los compañeros aceptan la hospitalidad del anciano para hacer noche y, mientras monta guardia, Gâlendor curiosea en los diarios del anciano. En uno de ellos se menciona a un dragón rojo, una torre y un gran tesoro perdido, señalando un lugar a unas treinta millas al Oeste de Tarsis. Aunque duda de tal relato, anota el supuesto emplazamiento para visitarlo en el futuro.

Stannis, Kraghol y Lexs están decididos a seguir disfrutando de la hospitalidad de Ser Nycklos incluso mientras éste duerme, pero Gâlendor les insta a no abusar de su frugal despensa y a ponerse en camino de inmediato y Eöl secunda su propuesta, imponiendo su criterio al de la mayoría.

Los quinteto no llega muy lejos pues a la salida les esperan seis bandidos ataviados con túnicas oscuras que les cubren casi todo el rostro y que les exigen que se les entregue "la espada". Gâlendor les conmina a marcharse pero Eöl, menos dialogante, lanza sobre ellos un conjuro de dormir al tiempo que Lexston les aguijonea con sus provocaciones. El combate se vuelve inevitable, cuatro salteadores mueren y otros dos son hechos prisioneros. La opinión mayoritaria es deshacerse de ellos pero el solámnico se lo impide, tomándolos bajo su custodia personal hasta que puedan ser juzgados y oficiando un breve pero digno funeral para los cadáveres para disgusto de la mayoría.

Interrogado por Stannis, uno de los bandidos se identifica como André Conall y confiesa que fue contratado un tal Manfred, en la posada "El Muelle Varado" de Tarsis, para conseguir una extraña espada. Stannis pide a los prisioneros que le sigan la corriente con la promesa de liberarlos al caer la noche y escapar juntos.
Lexs aprovecha la confusión para volver a la cueva de Ser Nicklos y llevarse de allí la espada de mármol. Gâlendor, pensando que la espada que buscaban los bandidos era la espada de acero del anciano, no le da demasiada importancia al pequeño hurto, entendiendo que no es más que un inservible adorno.

Tras media jornada de camino, el grupo llega hasta un oasis, donde se disponen a acampar. Durante su guardia, cuando se suponía que iba a escapar con los prisioneros, Stannis decide rescindir su trato después de haberles sonsacado toda la información que ha podido.

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26/08/2017, 18:17
Eban, de la Orden de los Ascetas

Tarsis

El grupo llega a Tarsis al día siguiente. Eöl y el kender se disponen a visitar el mercado mientras Gâlendor insiste en entregar a sus prisioneros a la justicia. Stannis comparte los resultados de su interrogatorio con el solámnico e intercede a favor de André, pero el escudero se muestra inflexible respecto al cumplimiento de La Medida. Aconseja al astuto timador que siga los cauces legales y testifique en el juicio en defensa del hombre o busque a otros que puedan hacerlo. También el voluble minotauro, que el día anterior estaba ansioso por matarlos o soltarlos, ahora solicita al solámnico clemencia para los cautivos invitándole a dulcificar el relato de lo sucedido ante los magistrados de la ciudad.

Mientras Gâlendor, Stannis y Kraghol conducen a los prisioneros hacia la Sala de Justicia, son asaltados por la angustiada esposa de André. Gâlendor la invita a acompañarlos y Stannis aprovecha para tratar, en vano, de convencer al solámnico para que oculte parte de la verdad durante su testimonio. La mujer abofetea a Gâlendor y le responsabiliza si su inocente esposo es condenado a muerte, pero el solámnico se muestra inflexible una vez más.

Los guardias de la sala de justicia reconocen al segundo prisionero, que tiene la lengua cortada y no habla, como un criminal reincidente por el que ofrecen una recompensa. Stannis se apresura a solicitar su parte, pero Gâlendor afirma que si son declarados culpables la recompensa la recibirá su esposa como pago por su pérdida y si son inocentes, él mismo los indemnizará por haberlos traído hasta aquí como cautivos. Sin embargo, el pragmático minotauro exige también su parte del dinero.

Acompañan al grupo hacia el interior de la Sala de Justicia y allí el prisionero reincidente es condenado a la horca como asesino de guardias. Stannis actúa como abogado defensor de André, endulzando el relato de los hechos. Gâlendor no declara, dejando el asunto en manos de la justicia de los hombres y de los dioses una vez que ha cumplido con su deber moral de obtener para ellos un juicio legal. Cuando André es exonerado, el solámnico les entrega a él y a su esposa Liliana su parte de la recompensa por haber entregado al asesino de guardias, como compensación; no así sus compañeros. El solámnico también pone a la pareja bajo su protección por temor a que sufran represalias por parte de ese tal Manfred.

Gâlendor pregunta por la Biblioteca de Khrystann pero, como no saben indicarle, se deja guiar por André y su esposa a la biblioteca de Tarsis con la esperanza de que allí puedan informarle. Kraghol le acompaña y Stannis aprovecha para escabullirse en busca de la taberna "El Muelle Varado" en busca de Manfred y sus motivos para tratar de robar la espada de Nicklos.

La bibliotecaria Lillith Hallmark da la bienvenida a la pareja de visitantes, pues el lugar no recibe a muchos. Gâlendor la interroga sobre la historia, el emplazamiento y el modo de acceder a la la Biblioteca de Khrystann. La joven suplica que les permita acompañarlos y Gâlendor acepta el ofrecimiento de buen grado aunque Kraghol trata de disuadirlo y de asustar a la muchacha, que hace caso omiso de las advertencias. Los tres se reencuentran con Lexs y Eöl en el mercado.

Entretanto, Stannis logra localizar a Manfred Greiber, con quien hace tratos para conseguirle la espada de mármol que tiene el kender en su poder y a quien engaña para hacerle creer que Gâlendor lo está tratando de encontrar y matar. Manfred afirma tener ojos y oídos por toda la ciudad y estar al tanto de las actividades del grupo. Stannis accede a conseguirle la espada de mármol a cambio de 1.500 pa en joyas. También pregunta sobre un individuo escamoso que vio escabulléndose de la Sala de Justicia y Manfred responde que se trata de Lengua Dorada, que está buscando aliados para su guerra y que los ha encontrado en el Consejo Tarsiano, que no tardará en abrir sus puertas a un contingente de goblins, hobgoblins y gnolls. Informado por uno sus secuaces, Manfred le indica a Stannis que encontrará a sus compañeros instalados en la posada "El Dragón Rojo".

Stannis se despide del sicario y se reúne con sus camaradas mientras estos disfrutan de la cena. Allí les habla de que ha conocido a Manfred y de que éste está dispuesto a pagar mucho por la espada de mármol. Y también que conviene no alargar mucho tiempo los negocios en Tarsis pues se espera la llegada de problemas en forma de hobgoblins y otros maleantes. Pero Lexs no está dispuesto a entregar su espada, ni Gâlendor a abandonar la ciudad hasta haber hallado la Biblioteca de Khrystann.

A la mañana siguiente, descansados, Gâlendor propone al grupo hacer una visita no muy cortés a Manfred antes de ocuparse de otros asuntos y su propuesta es finalmente aceptada por el grupo. Stannis trata de escaquearse quedándose al cuidado de André, su mujer y Lillith pero el solámnico no lo permite aduciendo que estarán más seguros en la posada.

Guiado por Stannis, el grupo se interna en los callejones de Tarsis donde son emboscados por Manfred y siete de sus secuaces. El bribón está dispuesto a pagar a Stannis lo comprometido a cambio de que éste le entregue la espada de mármol o bien recuperarla por la fuerza.

Gâlendor conmina a los bandidos a entregarse o morir mientras Stannis trata de mediar entre ambos grupos para evitar el derramamiento de sangre, pero las provocaciones de Lexs decantan la balanza hacia el lado de la contienda. Los bandidos son rápidamente derrotados mientras Manfred trata de escapar atrincherándose en una taberna cercana. Gâlendor y Kraghol rodean el edificio en busca de cualquier vía de escape que el líder de los bandidos haya podido usar mientras Lexs fuerza la cerradura de la posada.

Dentro les aguardan las mesas de la posada dispuestas a modo de barricada y once bandidos, entre los que se encuentra el mismísimo propietario del local, armados con dagas, ballestas y espadas cortas. Tras una ardua refriega, logran acaban con los bandidos y, por enésima vez, Stannis propone retirarse antes de que lleguen más, tratando de convencer a todos de que la pérdida de sus colaboradores más estrechos disuadirá a Manfred de seguir con sus actividades delictivas. Pero el terco solámnico no se da por vencido e interroga al único superviviente para saber por dónde ha huido su jefe.

Cuando el infeliz confiesa, Gâlendor le perdona la vida dejándole marchar y advirtiéndole de que no se desvíe del camino recto en lo sucesivo. Incluso le entrega algo de dinero para que pueda irse a curar sus heridas.

Stannis, malherido, abandona la posada con su parte del botín, en tanto que Lexs sube a los niveles superiores del edificio para curiosear acompañado por Eöl. Kraghol y Gâlendor bajan al sótano en pos del fugitivo Manfred. Allí descubren un túnel que parece ser la entrada de una mina que siguen durante medio kilómetro antes de desembocar en una rejilla de alcantarillado situada junto a la muralla occidental de la ciudad. En el exterior les espera Manfred con cuatro guardias tarsianos que les hacen prisioneros por asesinar a más de una docena de ciudadanos de Tarsis. Lo mismo les sucede a Stannis, Eöl y Lexs al salir de la posada.

Gâlendor dialoga con la guardia defendiendo que han obrado para limpiar Tarsis de maleantes mientras Manfred trata de convencerles de que son asesinos a sangre fría. Los guardias se los llevan a todos desarmados y escoltados, pero no maniatados, a la Sala de Justicia para que los magistrados decidan quién dice la verdad.

Gâlendor expone su alegato ante los miembros del Consejo de Justicia, presidido por el consejero Waythorn, mientras que Kraghol solicita que la sentencia se aplazada hasta que se les unan también Eöl, Lexs y Stannis, lo que no tarda en suceder. Manfred es condenado a pagar una multa de 500 pa y es puesto en libertad. Tras las intervenciones de Lexston y Eöl, el jurado se siente predispuesto contra los compañeros y les impone una multa global de 1.000 pa y doce horas para abonarla y abandonar la ciudad. Durante el tiempo que permanezcan en la ciudad, el mago elfo y otro de ellos estará prisionero en las mazmorras y si no se abona la multa, ambos serán ejecutados.

Todos sin excepción pagan sus multas pero, mientras que Gâlendor persiste en utilizar el tiempo que le queda en descubrir el paradero de la Biblioteca de Khrystann, Stannis y Eöl determinan separar sus caminos del minotauro y el solámnico con la esperanza de no volver a cruzarse con ellos. El silvanesti se despide tan amigablemente de Lexs como le resulta posible antes de marcharse, entregándole un cordel del que cuelga una circunferencia metálica de color negro.

El trío restante de compañeros regresan a la posada "El Dragón Rojo" donde se reúnen con André, su esposa y Lilith Hallmark. El panadero les informa de que él y su familia piensan dejar la ciudad porque temen por su seguridad y viajar al norte. Por su parte, Kraghol pone al día de los últimos acontecimiento a aquellos que se quedaron en la posada. Antes de llegar a la biblioteca, guiados por Lilith, el panadero y su esposa se despiden también.

Lilith lleva a los compañeros hasta una zona de la ciudad en la que debió estar en el pasado la biblioteca pero que ahora no es más que un montón de ruinas de un complejo residencial. Durante las siguientes cinco horas tratan de encontrar algo recuperable hasta que finalmente Lexs da con una entrada secreta que abre un corredor que se pierde en las entrañas de la tierra.

Al final de la escalera de piedra les espera una sala con sillas, mesas y estanterías alineadas con las paredes en las que pueden verse miles de libros. Hay también dos gárgolas que custodian el lugar y proponen a los visitantes un acertijo cada una. Gâlendor y Lexs descubren la solución a los enigmas y, a cambio, las gárgolas les permiten inspeccionar libremente el lugar.

El kender encuentra un libro titulado “Xak Zar'koc y Gormlaith”, cuyo contenido lee a sus compañeros preguntándose si la citada espada será la espada de mármol que él tiene en su poder. En el libro se menciona que Xak Zar'koc, situada al este de Xak Tsaroth, fue un lugar de encuentro para los practicantes de lo arcano y los adoradores de lo divino. Gâlendor está convencido de que ese es el lugar del que le habló el viejo monje que le recomendó viajar a Abanasinia en busca de los dioses.

Lilith se despide de sus compañeros, entusiasmada con catalogar y restaurar todo el saber almacenado aquí pero no sin antes darles indicaciones de cómo llegar a Xak Tsaroth, pues de Xak Zar'koc nunca había oído hablar hasta ahora.

El trío ni siquiera espera a pasar la noche en la ciudad con la orden de destierro que pesa sobre ellos, compran provisiones y abandonan Tarsis sin demora.

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26/08/2017, 18:18
Eban, de la Orden de los Ascetas

Throtl

Augethrym, bajo la apariencia de Ninian Caridwen, ha recorrido Ansalon desde la nidada original bajo la cordillera de las Kharolis. Durante un año, ha indagado en busca de otros como él sin éxito, cruzando los desiertos y marjales pantanosos del sur del continente, las montañas volcánicas centrales y los picos nevados de las Dargaard en el norte. Ahora se encuentra en la región de Throtl, decidiendo si continuar su camino hacia el Oeste, hacia la gran cordillera del Vingaard o hacia el Sur, hacia las montañas Granate donde viven los enenos Kayolin.

Ninian está preparando su cena cuando un bárbaro humano de las tribus de Estwilde, una semielfa, un gnoll y un elfo kalanesti se topan por accidente con su campamento. Le ofrecen conejo a cambio de compartir su fuego y ella, ampliamente superada en número, accede sin demasiada convicción a cambio de que le cuenten una historia de dragones.

El bárbaro humano, que responde al nombre de Cadent, cuenta la historia del dragón marino Patiendo el Terrible, que fue derrotado por un legendario héroe de su pueblo llamado Mussitabit. Según el cuento, el guerrero convirtió en estatua de hielo al dragón clavándole su gélida espada.

El gnoll se presenta como Doryc y la semielfa como Lluvia. Ésta última canta para su anfitriona una canción sobre Huma, Paladine y la Guerra de los Dragones, mientras que el gnoll se ofrece a contarle cosas sobre el Dragón de Cinco Cabezas, Takhisis, que es secundada por el elfo y el elfo Nirvandel. Doryc cuenta entonces que ha oído  a un hombre hablar de la conquista de Silvanesti y le ha visto matar al jefe de su tribu con el poder del Dragón de Cinco Cabezas y arrasar Silvanesti con fuego, quemando sus bosques y tomando esclavos.

Tras el relato de Doryc, tanto Nirvandel como Ninian proponen viajar hacia el Sur a comprobar en persona si el relato de lo ocurrido en Silvanesti es real. Tanto el gnoll como Lluvia, que confiesa que su padre era un elfo silvanesti, están dispuestos a unirse a esta empresa pero no sin antes visitar el campamento de los Jinetes de las Marismas para aprovisionarse para el viaje.

Tras una fría pero tranquila noche, el grupo se encamina al citado campamento militar, con cientos de tiendas de campaña que parecen formar un laberinto de tela blanca y franjas verdes. Allí conocen al superior de todos los hombres del campamento, el Capitán Balan, que es caballero de Lord Borlin Galuvere, que responde ante el Conde de Maravén.

Es Balan quien les informa de que un lugar cercano llamada Fuerte Oriental cayó unas pocas semanas atrás en mayos de las tribus de goblins locales lideradas por un hobgoblin llamado Crod Faucenegra. Se dice que además de a los goblins, tiene huargos domesticados, ogros y hasta trolls que atacan las caravanas de suministros. Expulsaron a hombres y mujeres de allí pero mantienen cautivos a los niños para disuadir a sus progenitores y a los jinetes de las marismas de tomar represalias.

Ninian se ofrece a recuperar Fuerte Oriental, pero tanto Nirvandel como el propio Balan consideran la propuesta un disparate. Sin embargo, el caballero está dispuesto a ofrecerles otro trabajo si quieren aceptarlo: escoltar tres carretas de mercaderes hasta Solanthus, llevando suministros a los puestos fronterizos.

Nirvandel es reticente a aceptar el trato por temor a que eso posponga demasiado su viaje a Silvanesti, pero el capitán Balan le tranquiliza diciendo que ha oído rumores de que el Orador de las Estrellas ha pactado con los llamados Ejércitos de los Dragones para que dejen en paz sus tierras. Al parecer Nordmaar, Balifor  y todo el Este de Ansalon ha caído ante la impasividad de los altos elfos.

Movida por la codicia de la recompensa, aunque no se atreva a admitirlo ante sí misma, Ninian accede al trabajo propuesto, animando al resto a hacerlo también. Satisfecho, el capitán Balan les presenta a los comerciantes que tendrán que escoltar: el bravo Jason, su protegida Esmeralda y al viejo Eusebius.

Juntos, con la ayuda del sargento Malin, trazan la ruta del viaje. Desde el Campamento de los Jinetes de las Marismas  hasta el pequeño pueblo de Mosten. Desde allí, a Fuerte Molag. Después a Fuerte Desastre. A continuación un parada en la ciudad de Elmwood y en Fuerte Critwall. Y finalmente, Solanthus.

Durante los primeros seis días de viaje, que transcurren sin incidentes, Ninian aprovecha para hacerse amiga de Eusebius, viajando con él en el carro y preguntándole sobre su vida y la región. El sexto día llegan hasta Mosten y allí hacen la primera parada en su camino donde disfrutan de una noche tranquila y a cubierto.

La segundo etapa del viaje progresa sin sobresaltos durante días hasta que, desafortunadamente, la carreta en la que viajan Esmeralda y Lluvia vuelca perdiendo una de las ruedas. El grupo decide acampar allí mismo hasta que puedan reparar la avería. Ninian prepara la cena y cuenta un sueño recurrente en el que muere convertida en piedra abrazada a un dragón Rojo.

El viaje continúa sin incidentes pero tres jornadas después, al atardecer, descubren un carromato ardiendo en mitad del camino que les impide el paso. Se ve sangre pero no cuerpos y el contenido de la carreta está desparramado por las inmediaciones. Cadent explora los alrededores y descubre dos cadáveres bajo unos troncos apilados. Uno de ellos es idéntico a Eusebius y Cadent reacciona de forma paranoica interrogando a los carreteros. Eusebius le informa de que es su hermano gemelo, o lo era antes de que lo asesinaran. Los asesinos no se han llevado el botín de bisutería, acero y obras de arte que transportaba la carreta y no parece que sigan por la zona.

Recuperan las pertenencias salvables y preparan una pira funeraria para los difuntos. Cadent y Nirvandel se enzarzan en una acalorada discusión mientras Ninian trata de consolar al compungido Eusebius. Es entonces cuando la enana detecta la presencia de un goblin en las inmediaciones y da la voz de alarma, instando a sus compañeros a que se preparen para ser emboscados.

Tratando de ayudar, Doryc encabrita a los caballos de una de las carretas, que emprenden la huida llevándose por delante al gnoll. Nirvandel trata de interceptar el carro, consigue subirse a él en marcha pero lo hace volcar con los caballos aún enganchados. Uno de ellos resulta mortalmente herido y la carreta queda completamente destrozada aunque el otro de los caballos ha sobrevivido sin lesiones fatales y buena parte de la mercancía ha conseguido salvarse.

Mientras Ninian se ocupa de poner fin a los sufrimientos del caballo que ha salido peor parado, sin asaltados por un grupo de seis arqueros goblins. Ambos grupos se enzarzan en un combate de disparos cruzados hasta que otra media docena de goblins hacen su aparición liderados por un musculoso hobgoblin.

La batalla se vuelve encarnizada, Nirvandel cae inconsciente a causa de sus graves heridas y muchos de los compañeros las sufren también en mayor o menor medida antes de lograr imponerse finalmente a los atacantes. Lluvia atiende las heridas del elfo y Cadent parte en busca de un caballo que ha huido durante la refriega, mientras el resto se ocupan de incinerar al hermano de Eusebius.

Se especula sobre la posibilidad de acampar allí mismo, pero el temor a una nueva emboscada y la proximidad a Fuerte Molag impulsan finalmente al grupo a seguir su viaje incluso durante la noche en busca de la protección que este emplazamiento pueda ofrecerles.

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26/08/2017, 18:19
Eban, de la Orden de los Ascetas

Fuerte Molag

Tras toda la noche en camino, Ninian y sus agotados compañeros llegan hasta el desgastado Fuerte Molag y pernoctan en la única posada del lugar llamada “Hacha Sangrienta”. Allí descubren al hermano perdido de Nirvandel, Jarret Greywind.

Eusebius se sincera en secreto con Ninian y le cuenta que en realidad Eusebius era su recientemente difunto hermano. Él es Corrigan, un mago Túnica Blanca de Solanthus enviado por Lord Borlin Galuvere, actual gobernante de Throtl, para entablar una alianza con Solamnia, restaurando los puestos fronterizos y las rutas comerciales. Corrigan teme que la emboscada en la que murió su hermano fuera en realidad un intento de asesinarle orquestado por algún traidor que sabía de su misión. Le entrega su libro de hechizos y le pide que, si algo le ocurriera, se lo entregue a su discípula Kendra en Solanthus. Ninian le asegura que guardará su secreto y le defenderá con su vida para que sea él quien llegue a su destino sano y salvo y pueda entregárselo a Kendra o a quien quiera.

Jarret propone unirse al grupo para ayudar en su protección, Nirvandel invita a todos a comer y Corrigan les insta a permanecer en Fuerte Molag hasta que consigan un nuevo carro para reemplazar el que han perdido. Incapaz de comerse la bazofia que sirven en la posada, Ninian decide salir a cazar y Jarret se ofrece a acompañarla, instado por Corrigan. Cadent y Nirvandel visitan al herrero enano Morin para actualizar sus equipos de batalla.

Jarret y Ninian siguen la pista de un jabalí pero antes de que puedan abatirlo, son sorprendidos por un Ankheg que no duda en atacarlos. La criatura es derrotada y la pareja consigue cazar un gran ciervo con el que Ninian cocina un estofado para alegría de todos los habitantes de Fuerte Molag.

Tras toda la noche trabajando, el herrero Morin con la ayuda de Nirvandel consigue fabricar una sencilla carreta que permita al grupo continuar su viaje hacia Fuerte Desastre. Eusebius cuenta que antiguamente se llamaba Fuerte Batlet y era un viejo puesto de las fuerzas Solámnicas que antaño regían el lugar. Durante el cataclismo sufrió graves daños, quedando muy tocado en su estructura, y fue asaltado varias veces por las descontentas gentes del lugar hasta quedar deshabitado casi por completo. Jamás ha sido reconstruido, aunque ahora vuelve a usarse otra vez como un pequeño, muy pequeño, puesto avanzado.

Al atardecer del cuarto día de camino son interceptados por siete huargos, dos de los cuales tienen a goblins como jinetes y otro más al líder hobgoblin del grupo. El feroz combate se salda con los huargos y sus jinetes aniquilados o en fuga, Jason y Nirvandel muy malheridos y el gnoll Doryc muerto, así como algunos de los caballos que tiraban de las carretas. Los compañeros apresan al líder hobgoblin, a quien Cadent golpea con saña mientras está inconsciente. Eusebius lo impide, diciendo que debe ser entregado a la justicia y Cadent accede a dejarle a Ninian esa elección pues fue ella quien derrotó al hobgoblin. Nirvandel le reprende con dureza por su actitud y también lo hace la enana. Lluvia encuentra un mensaje encriptado entre las pertenencias del prisionero que la posesiva Ninian reclama también como propio.

Corrigan decide revelar su verdadera identidad y sus razones al grupo, exponiéndoles la teoría de que hay un traidor entre sus filas. Ninian lo secunda tras descifrar el contenido del pergamino: "Quiero que tus hombres maten al mercader de barba blanca y a toda su compañía. Pasarán por el camino de Fuerte Molag a Fuerte Desastre. No volváis a fallar."

Cadent, prácticamente expulsado por Nirvandel, abandona al grupo atrayendo sobre sí las sospechas de que él sea el traidor o bien el Sargento Gillmore, que también conocía los detalles de la ruta que iba a seguir la caravana.

Nirvandel propone soltar al prisionero y seguirle hasta su campamento con la esperanza de que les lleve hasta Crod Faucenegra pero Corrigan interviene ofreciendo la información de la que él dispone. Al parecer el citado caudillo tiene como lugarteniente a un ogro hechicero llamado Burghakk, que es quien trata con los líderes de cada tribu. No cree que sea buena idea y recomienda tratar de llegar cuanto antes a Solamnia con la esperanza de que los enanos de Kayolin acudan en su defensa en caso de volver a ser atacados por goblins.

Ninian examina al inconsciente hobgoblin capturado y afirma que no hay nada que pueda hacer por él, que morirá o sobrevivirá sin su ayuda. Con Nirvandel y los caballos heridos, cualquier posibilidad de cobrarse venganza queda aplazada en favor de continuar hacia Fuerte Desastre. La carga es demasiado pesada ahora que se han perdido dos de las cinco monturas y Ninian propone hacer trineos que puedan ser arrastrados por el grupo para no dejar nada atrás que pueda ser utilizado por los goblins.

Mientras sus compañeros trabajan, Nirvandel decapita al prisionero, una conducta todavía peor que la que unos momentos antes había afeado a Cadent. Corrigan le reprende con horror y Ninian, fuera de sí, solamente puede acusarle de ser un goblin y no un elfo por temor a dejarse llevar y que el asesino Nirvandel acabe destrozado entre sus fauces. El elfo responde a las acusaciones atacando, acusando a la enana de codiciosa y de ingrata por no reconocer que acaba de hacer lo más ventajoso para el grupo.

Fuera de sí, Ninian adopta la forma de Augethrym y, exudando su presencia pavorosa, exige al elfo una disculpa si no quiere ser expulsado del grupo. Ante el pánico generalizado, Jason y Esmeralda huyen despavoridos con su carreta. Ninian dice que no es más que una ilusión creada para amedrentar al elfo y éste la acusa de ser culpable de la muerte de Doryc por no haber usado su magia para asustar a los trasgoides y sus monturas.

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26/08/2017, 18:20
Eban, de la Orden de los Ascetas

Casacolina

Tras cuatro jornadas hacia el norte, el grupo de Gâlendor, Lexs y Kraghol se topa con un desaliñado humano de mediana edad. Tratan de darle conversación pero el asustado individuo no dice una palabra y se limita a señalar una tormenta de arena que se aproxima. La tormenta resulta no ser tal sino una criatura que ataca al trío mientras el solitario mudo se escabulle.

El grupo se enfrenta al torbellino de arena viviente, siendo Lexs el que sale peor parado al quedar atrapado en su interior y perder buena parte de su variopinto botín.

Prosiguen su viaje sin incidentes pero tres días después descubren otra tormenta de arena que resulta nuevamente no ser tal. En esta ocasión se trata de un grupo de cinco jinetes enanos a lomos de otros tantos gusanos urkhan. Su líder, Kharzod III, Hijo del Tufa Ojo de Sangre, Thane del Clan Klar de Thorbardin les pregunta si han visto al desaliñado humano con el que se toparon tres días atrás.

Gâlendor solo accede a hablar del fugitivo cuando sepa cuáles son sus crímenes y Kharzod afirma que es un brujo. Llevaba siglos prisionero por los enanos de Hybardin hasta que, recientemente, el actual thane del clan Hylar decidió liberarlo. El thane Tufa no está de acuerdo con la decisión y ha enviado a su propio hijo a asegurarse de que el humano no es una amenaza para el reino de Thorbardin.

Gâlendor cuenta lo que sabe y, a cambio, Kharzod se ofrece a llevarlos hasta la comunidad neidar de Casacolina para que puedan descansar de su viaje por las Praderas de la Arena y conseguir nuevas provisiones.

Tras despedirse amistosamente de los enanos que les han guiado hasta las proximidades de Casacolina, el trío es sorprendido por un feroz oso-lechuza. El lugar parecía deshabitado pero los agradecidos enanos salen de sus casas cerradas a cal y canto para agradecer la ayuda de los viajeros cuando éstos consiguen deshacerse de la bestia.

En la pequeña comunidad enana abundan las mujeres, los infantes y los ancianos pero no los varones adultos. Su portavoz es Khoren Fireforge y les ofrece su hospitalidad en pago por haber acabado con la criatura que devoraba el ganado del poblado. Les cuenta también que Axel Broadblade, el guardia de Casacolina, partió hacia el norte tras haber oído una leyenda sobre un hacha que brillaba con luz propia, el hacha de Reghar Fireforge. Axel no ha regresado y Khoren suplica a los compañeros que vayan en su busca.

Tanto Gâlendor como Lexs se muestran bien dispuestos a acceder a las demandas del anciano enano, aunque a Kraghol la "gratitud" le sabe a poca recompensa. Al día siguiente los tres compañeros se reúnen con Khoren y éste les indica dónde deben buscar a Axel. También les dice que se mantengan alejados del Monte de la Calavera y de Pax Tharkas, pues hay rumores de que habita un dragón en su interior. From Broadblade, el mayor de los hijos del desaparecido, se ofrece como guía durante parte del camino.

Interrogado por Lexs, Khoren dice que el Monte de la Calavera, antes llamado Zhaman, era el hogar del infame archimago y túnica negra Fistandantilus. Una alta torre que se encumbraba sobre las llanuras de Dergoth, a medio camino entre Pax Tharkas y Thorbardin. Cuando ocurrió la Gran Traición, el astuto mago se puso del lado de todos los enanos de las colinas y los nómadas que querían entrar en Thorbardin necesitados de refugio y de comida. Ambas fuerzas se enzarzaron en una sangrienta batalla contra los enanos de Thorbardin, y Fistandantilus desató una poderosa magia que destruyo no sólo al ejército de las montañas al completo, sino también a sus propias tropas, convirtiendo el campo de batalla en una enorme extensión de cadáveres alrededor de Zhaman. El propio mago desapareció, y lo que antes era una alta torre se derrumbó y se convirtió en una enorme calavera con la boca abierta, de donde continuamente sale una bruma verdosa. Ningún enano se acerca desde entonces a las ruinas.

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26/08/2017, 18:20
Eban, de la Orden de los Ascetas

Fuerte Desastre

Tras dos días de viaje cargado de tensión entre los integrantes, alcanzan finalmente Fuerte Desastre, donde se reencuentran con Jason y Esmeralda. La mujer mercader acusa de Ninian y a Corrigan de haberles mentido y manipulado y decide poner fin a su acuerdo comercial. Nirvandel trata de atemperar los ánimos de Esmeralda y ésta accede a posponer su decisión hasta la noche, después de haberla consensuado con Jason.

En el lugar hay una veintena de individuos, humanos y enanos, todos varones adultos y muchos de ellos heridos, desnutridos o mal pertrechados. Su líder es Lord Duncan, un Caballero de la Corona, que se muestra muy agradecido por los suministros que traen consigo y los invita a acomodarse en su torreón. El caballero informa a los compañeros de que sufren los constantes ataques de los goblins y bandidos de la zona.

Ante la insistencia de Nirvandel  y Ninian de ofrecer su ayuda contra los atacantes, Duncan les revela que sospecha que estos se esconden en unas minas abandonas a unas siete millas al noroeste. Su líder es un ogro que se llama Zurghgruth, aunque entre los hombres es conocido como "El Tronchahuesos".

Mientras cenan, Fuerte Desastre es atacado por las hordas de Zurghgruth. Ninian propone buscar y atacar la guarida del caudillo ogro aprovechando que sus fuerzas están aquí y él se encuentra desprotegido. Duncan accede a la propuesta. Esmeralda y Jason deciden huir a Solanthus con uno de los carros. Corrigan decide quedarse para ayudar en la defensa del fuerte. Ninian, Nirvandel, Jarret y Lluvia se marchan con el pequeño carro de Morin con instrucciones de acabar con "El Tronchahuesos" y seguir camino hasta Solanthus.

Siguiendo las huellas del ejército asaltante, los cuatro llegan hasta la vieja mina de la que Duncan les habló. Guiador por Nirvandel y ayudados por la formidable puntería de Jarret, se infiltran en la guarida enemiga acabando rápida y discretamente con los vigilantes: dos osgos, dos goblins y dos hobgoblins, de quienes Ninian obtiene una baraja Talis, de cartas.

El grupo llega hasta una zona de la mina sembrada de tiendas de campañas vacías en las que supuestamente se alojan las huestes de Zurghgruth cuando no están acosando Fuerte Desastre. Ninian decide prenderles fuego para destruir todo lo que pudieran tener allí y acabar con cualquiera que pudiera estar allí emboscándoles.

Un solitario goblin escapa del incendio y, siguiéndolo, encuentran finalmente la guarida de "El Tronchahuesos" cuando la infeliz criatura llega hasta allí para dar la voz de alarma. El pálido ogro acaba con el pequeño mensajero mientras cuatro hembras hobgoblin semidesnudas danzan a su alrededor.

Nirvandel provoca al ogro y éste prácticamente destroza a Lluvia de un solo golpe y pone en peligro también la vida de Jarret. Ninian se convierte en Augethrym y combate vengativamente al ogro mientras los hermanos kalanesti le disparan con sus flechas. Las hobgoblins huyen ante la presencia del pequeño Dorado.

Aunque malherido Augethrym clava sus fauces en la garganta del caudillo ogro, acabando con su vida, antes de regresar a su forma enana y acudir rápidamente en auxilio de la moribunda Lluvia, consiguiendo estabilizarla in extremis. Temiendo que sus esfuerzos se malogren si mueven a la convaleciente, Ninian da instrucciones a sus compañeros para atrincherarse allí hasta que Lluvia esté lo suficientemente fuerte como para viajar. Entre las pertenencias de Zurghgruth, encuentran un cofre con una inscripción en solámnico que reza: "Est sularus oth mithas - Uth Drastin" y un viejo manuscrito escrito en Silvano que relata la ubicación de la tumba de Enarathan, un príncipe qualinesti que destacó por sus valientes acciones defendiendo su hogar de los intrusos.

Nirvandel se reconcilia con Ninian y, en agradecimiento por haber matado al ogro y salvado sus vidas, le regala un anillo. Jarret decapita al difunto ogro con su propia alabarda y Nirvandel cuelga la cabeza en la entrada de la mina para disuadir a cualquiera que se acerque. Tras algunos días de temor atrincherados en el lugar, Lluvia despierta y los compañeros escapan a Solanthus llevándose consigo en el pequeño carromato todos los tesoros que pueden cargar en él.

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26/08/2017, 18:21
Eban, de la Orden de los Ascetas

Solanthus

Tras una semana de viaje sin incidentes, Lluvia, Ninian, Jarret y Nirvandel alcanzan la capital de Solamnia. Se instalan en la posada "El Perro y el Pato", regentada por un caballero solámnico retirado llamado Druen uth Matarin. Ognar, miembro del Consejo Gremial de Solanthus, les hace pagar por el derecho a comerciar en el mercado y Ninian y Lluvia se ocupan de deshacerse de buena parte de su carga mientras Jarret y Nirvandel tratan de averiguar si Jason, Esmeralda o Corrigan han llegado también a la ciudad. Sin embargo, es Corrigan quien encuentra a Lluvia y a Ninian en la plaza del mercado, oculto bajo un disfraz de mendigo.

Jarret y Nirvandel no consiguen descubrir nada acerca de Jason y Esmeralda, pero sí que a nadie en Solanthus le importa absolutamente nada Fuerte Desastre ni sus defensores y que hay una casa de una familia noble llamada Uth Drastin a la que quizá pertenezca el cofre hallado en la guarida del ogro. En "La casa del trueque de Garnet", Ninian cambia con su propietario gnomo buena parte de su plata y cobre por acero y platino, más fácil de transportar.

El grupo se reencuentra en "El Perro y el Pato" pero Ninian se excusa para ir a hablar con el disfrazado Corrigan en privado. Éste le dice que en Solanthus se teme y se odia a los magos y a los Caballeros de Solamnia por igual y esa es la razón por la que él ha entrado de incógnito en la ciudad. Confirma que ha visto a Jason y a Esmeralda pero ninguno de los dos quieren saber nada más de este asunto después del peligroso viaje. Ninian le invita a subir a su dormitorio para devolverle su libro de hechizos lejos de miradas indiscretas.

Allí, todos se reúnen y descubren la identidad del mendigo, que les ayuda a conocer las propiedades de algunos objetos mágicos rescatados del cubil del ogro y también les sugiere buscar a su discípula, Kendra, para viajar juntos a Qualinesti pues ella ha de pasar la Prueba de Alta Hechicería en la torre de Wayreth.

Los hermanos elfos quieren viajar a Qualinesti a investigar el pergamino hallado en la guarida de "El Tronchahuesos" pero Ninian es reacia a alejarse de su amigo Corrigan, que insiste en que su deber está en seguir intercediendo entre Throtl y Solamnia para que ambas naciones se presten apoyo mútuo en la guerra.

En la soledad de su dormitorio Nirvandel consigue abrir el cofre de Uth Drastin y descubre en su interior un viejo diario con los apuntes de un tal Derrick uth Drastin que se remonta a los tiempos de Huma Dragonbane, un camafeo de oro que tiene tallado el rostro de una joven junto al nombre de "Heleia", una ajada capa púrpura y una punta de lanza rota.

Nirvandel se reúne en secreto con su hermano Jaret y le muestra algunas escamas doradas recuperadas durante la batalla contra el ogro. Sostiene que Ninian es un dragón y ambos coinciden en que, mientras Corrigan siga siendo un objetivo de Crod Faucenegra y los suyos, es mejor que mantengan a Ninian lejos de él. Piensan que el Dorado, por pequeño que sea, puede resultar en el futuro un activo más valioso para la guerra que cualquier ejército.

A la mañana siguiente Corrigan presenta al grupo a su pupila, Kendra Ligthproof, desayunan juntos y Nirvandel les informa de que ha logrado abrir el cofre y quiere devolver las pertenencias a sus legítimos herederos si puede encontrarlos. Ninian insiste con terquedad que quiere disfrutar de un merecido descanso en Solanthus pero que está dispuesta a regresar a Throtl con Corrigan si este insiste en marcharse, lo que no hará en ningún caso es irse sin él a ninguna parte. Sus compañeros dan el brazo a torcer, dispuestos a regresar al campamento de los Jinetes de las Marismas, tan pronto como hayan rastreado en Solanthus a los herederos de la Casa Uth Drastin.

A instancias de Ninian, los compañeros adquieren una diligencia para moverse más cómodos y seguros por la región que en sencillas carretas, como hasta ahora. Tras localizar su emplazamiento, juntos se ponen en camino hacia la hacienda Uth Drastin mientras Corrigan lee para todos el diario de Derrick uth Drastin, que fue un jinete de dragones compañero de Huma y combatió a los dragones cromáticos armado con su temible lanza mágica.

Al acercarse a la antigua mansión descubren el estado de deterioro y abandono de la misma. El lugar parece desierto a primera vista y los compañeros están dispuestos a pasar de largo cuando escuchan el sonido de una refriega. Descubren entonces a una joven humana armada con una espada corta y pertrechada para la batalla combatiendo contra un grupo de arañas tan grandes como ella misma.

El grupo acude en auxilio de la acorralada espadachina, pero el lugar resulta que está infestado de arañas monstruosas. Jarret, Nirvandel, Kendra y la anónima joven acaban sucumbiendo al veneno y los ataques de las criaturas, mientras que Ninian debe convertirse en dragón para poder presentarles batalla con la ayuda de Corrigan y Lluvia. El grupo regresa a Solanthus rápidamente con los heridos y allí Corrigan elabora un antídoto con el que salvar la vida de los cuatro agonizantes.

A la mañana siguiente la muchacha despierta y se presenta como Heleia, descendiente de los Uth Drastin. Al parecer, había descubierto recientemente el hogar ancestral de su familia y al llegar allí quedó atrapada por las arañas. La llegada de los compañeros resultó providencial y se siente tan enormemente agradecida de que Nirvandel le devuelva las pertenencias de su familia que se ofrece a acompañarlos allí donde vayan.

Corrigan y Ninian visitan la tienda de magia de la Túnica Roja silvanesti llamada Seraphema, propietaria del Emporio Plateado. Ella identifica varios de los objetos mágicos del grupo, entre los que se encuentra una prenda de hilo cambiante que la enana rescató de la Hacienda Uth Drastin. Interrogada por su amigo Túnica Blanca, Ninian se sincera sobre su verdadera identidad.

En respuesta a las preguntas de Augethrym, Corrigan contesta que los dragones de la Luz abandonaron el continente de Ansalon y se asentaron en una cordillera de islas tropicales al norte. Se dice que esas islas, ahora llamadas Islas de los Dragones, sólo se dejan encontrar por aquellos que tienen sangre de dragón verdadero corriendo por sus venas.

En los días siguientes Corrigan desaparece y no vuelve a ser visto en Solanthus. Cansado de esperar por él y temiendo que no regrese, Nirvandel propone de nuevo viajar a Qualinesti para escoltar a Kendra y descubrir la tumba de Enarathan. Ninian quiere buscar a Corrigan pero entiende que si él no quiere ser encontrado le resultará imposible y acaba dándose por vencida y accediendo a viajar al sur en lugar de regresar a Throtl a cobrar su recompensa.

Circulan rumores de que Nordmaar y Balifor han caído en manos de los ejércitos de la Reina Oscura, que se han visto dragones Rojos, Azules y Verdes en el cielo y que Silvanesti no tardará en caer. Jarret teme que la mujer a la que ama, una silvanesti llamada Riwen, esté en peligro y desea llegar allí lo antes posible. Nirvandel trata de disuadirle para que no viaje solo pero su hermano no atiende a razones. Lluvia también quiere ir a Silvanesti, pues tiene allí a muchos parientes. Antes de decidirse, visitan a Seraphema y ésta les cuenta que Silvanesti ha sido traicionada y sus bosques están siendo totalmente arrasados por el fuego, se dice que el fuego de los dragones.

Seraphema les encarga ir en busca de un quanlos a los pantanos que se encuentran cerca de la ciudad. El viaje resulta accidentado pero cumplen con lo solicitado tras tener que enfrentarse a una de estas criaturas, un cocodrilo y un árbol viviente. Heleia resulta gravemente herida.

A su regreso, Corrigan se le aparece a Ninian y se despide de ella diciendo que él vuelve a Throtl y pidiéndola que viaje con los hermanos Nirvandel y Jarret y con su discípula Kendra hasta Qualinesti. Aunque la enana es reacia a despedirse de su mejor amigo, promete cumplir con su petición.

Esa misma noche, sentados a la mesa, los compañeros deciden la ruta que seguirán para llegar a la Torre de Alta Hechicería de Wayreth. Antes de partir, los hermanos kalanesti visitan el Gremio de Mercenarios para preguntar si alguna caravana comercial viaja a la costa. No va ninguna pero descubren que alguien llamado Airakit Uth Tamra ofrece una recompensa de 12.000 piezas de acero por Crod Faucenegra.

El minotauro Edder de-Zakhan, reclutador del gremio, ofrece a los hermanos participar en una pelea para unirse a la institución y Nirvandel acepta, arrastrando a Jarret consigo. Lluvia oye rumores de lo ocurrido y acude a avisar a Kendra y a Ninian. Lluvia y Ninian están enfadadas por la estupidez de ambos, Kendra preocupada por su seguridad. Las tres acuden a presenciar su combate con un hombre-lagarto. Más muerto que vivo, Nirvandel consigue acabar con su oponente. Ambos son nombrados miembros de pleno derecho del Gremio y cada uno recibe un broche gracias al cual podrán disponer de casa, comida y cama en aquellas ciudades en las que el Gremio de Mercenarios tiene presencia.

Tras ver triunfar a sus compañeros, las féminas se marchan a ultimar los preparativos para el viaje, con Kendra haciendo de guía de la ciudad. Durante la visita turística se topan con un perro llamado Bosco que las importuna, su dueño es Gerard Uth Varadyn y, para excusarse, invita a las tres a comer a su casa. Allí conocen a su esposa Lyssette y a su padre, Thaddeus, que ha construido con sus propias manos un ejército de caballeros y dragones de mimbre. Thaddeus le regala un caballero llamado Huma, que hace 20 años hizo para su nieto Gâlendor, que está de viaje por todo Ansalon buscando a los dioses pero que algún día será un gran Caballero de Solamnia.

Antes de salir de Solanthus, Ninian y Lluvia se topan con un enano llamado Erik Dedos de oro que afirma haber visto en las tierras de Kayolin un guerrero con una armadura azul a lomos de un dragón del mismo color volando hacia el Este, alejándose de la ciudad. Ante la coquetería de Ninian, el enano se muestra dispuesto a seguirla a cualquier parte y defenderla de los peligros del camino. Ninian le rechaza, aduciendo que está bien acompañada, pero regalándole una copa de cobre como muestra de su admiración por haber sobrevivido al encuentro con el Azul y su jinete. Erik acepta el presente e insiste en que si su grupo pasa por las cercanías de la región de Kayolin en dos meses, durante el Harnkeggerfest, pregunten por él.

Nirvandel y Jarret tratan de convencer al Gremio de Mercenarios para que actúen como mediadores entre el grupo y el Consejo de Solanthus, advirtiéndoles de la guerra que se avecina. Edder el minotauro les recuerda que ese no es su trabajo y les encomienda tareas para miembros de bajo rango. Los hermanos reniegan de su pertenencia al Gremio decididos a viajar al Sur.

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26/08/2017, 18:21
Eban, de la Orden de los Ascetas

La cueva de los theiwars

From hace de guía dando un rodeo por las escabrosas montañas para evitar Zhaman y Pax Tharkas. Gâlendor está a punto de despeñarse por un precipicio y perder la vida pero Kraghol consigue agarrarle a tiempo. El grupo hace noche y prosigue camino la jornada siguiente. Tras todo el día caminando, From se despide de ellos para regresar a Casacolina, dándoles indicaciones para que recorran solos la última etapa de su viaje. Después de una nueva noche de descanso, el trío de compañeros llega hasta la entrada de la cueva a la que se dirigían.

A falta de un guía mejor, Lexs conduce al grupo por los túneles subterráneos y son emboscados por un trío de enanos theiwars. Kraghol mata al primero de ellos y los otros dos huyen despavoridos.

El trío sigue adelante y no tardan en ser emboscados de nuevo, en esta ocasión por cinco theiwars. Gâlendor trata de dialogar con ellos y, aunque los enanos no comprenden el Comun, bajan sus armas y comienzan a hablar en su propio idioma. Cuatro de los enanos se marchan al comprender que no pueden hacerse entender pero el quinto hace señas al grupo para que le sigan.

El improvisado guía conduce a los tres compañeros hasta una sala grande donde hay un viejo y orondo enano sentado en un trono. Allí hay también dos enanas andrajosas, con argollas en el cuello y encadenadas al trono, dos combatientes theiwars armados con grandes martillos y un tercero que conversa con su rey arrodillado ante él.

Gâlendor saluda al monarca theiwar y le pregunta por los crímenes que han cometido sus prisioneras. Éste, airado, confiesa que no rinde culto a Reorx sino a Tamex, el Falso Metal, y ordena a los compañeros que rindan sus armas, acusándolos de venir a robar sus tesoros. El solámnico reúsa obedecer las órdenes e insta a los presentes a liberar a las enanas y deponer las armas o atenerse a las consecuencias.

Los guardias theiwars salen al encuentro de los compañeros mientras que su rey se oculta tras el trono y usa su magia primero para inmovilizar a Gâlendor y después para dormir al minotauro. Al solámnico no le queda más remedio que rendirse. Los theiwars les desvalijan, arrebatándoles sus armas, armaduras y objetos de valor antes de arrojarlos a los tres a un pozo. El trío sobrevive al aterrizar sobre una montaña de desperdicios.

Entre los restos se las apañan para obtener algunas improvisadas armas confeccionadas a partir de huesos y también un hacha enana condiciones y algunas armaduras de cuero en malas. Se disponen a buscar un modo de escapar cuando son abordados por un famélico y trastornado enano que resulta ser Axel Broadblade (y Barab, su personalidad alternativa).

El trío ofrece su ayuda a Axel para escapar y éste les advierte de la presencia de los Tyin en estos túneles, que acechan y cazan a todos aquellos que se adentran en sus dominios subterráneos.

En su búsqueda de una salida, el grupo se topa con una cámara de incubación de los Tyin, donde hallan una gran nidada de estas criaturas custodiada por un disir adulto. Gâlendor y Lexs tratan de parlamentar con él y éste les confiesa que Viento Negro, el dios Morgion no los quiere muertos o ya lo estarían. El disir les ofrece un trato: matar a todos los theiwars de los niveles superiores a cambio de que les deje marchar con vida.

Gâlendor recuerda la historia del más tristemente famoso adorador de Morgion, Rennard de Oathbreaker, Caballero de la Rosa y tío carnal del legendario Huma Dragonbane. Fue víctima de la Peste Escarlata y negoció con el Dios de la Enfermedad para salvar su vida. A cambio, vendió su alma, se convirtió en clérigo de Morgion y envenenó a su Gran Maestre durante la Tercera Guerra de los Dragones. Pero Morgion no cumplió su acuerdo y Rennard fue derrotado por su sobrino y consumido otra vez por la plaga por fallar a su oscuro dios.

El solámnico ofrece a su interlocutor la cabeza del rey-brujo de los theiwars a cambio de que les deje salir, pero confiesa que no matará inocentes. El disir accede a los nuevos términos del acuerdo y les insta a darse prisa antes de que decida servirlos como cena a la nidada.

El disir les hace de guía por los pasadizos subterráneos de regreso a los dominios de los theiwars. Llegan hasta un túnel que ha sido cegado por los enanos y, mientras Kraghol trata de retirar los escombros, son encontrados y atacados por un Tyin. Con la ayuda del disir, Gâlendor logra acabar con su atacante y huyen por el pasadizo que Kraghol ha logrado despejar.

Sin su inquietante guía, el grupo regresa al nivel superior de la cueva, donde habitan los theiwars. Ahora el rey-brujo duerme sentado en su trono mientras cuatro de sus sucios súbditos rebuscan entre las pertenencias arrebatadas a los compañeros. En lugar de aprovechar la ventaja de la sorpresa, el solámnico anuncia su presencia con grandes voces y desafía a los enanos a que escojan a un campeón que se enfrente a él a cambio de las vidas de sus amigos.

Los theiwars rechazan la invitación y caen sobre los tres amigos que ahora cuentan con la dudosa ayuda de Axel. Acobardados por la ferocidad de los compañeros, los sirvientes enanos no se atreven a entrar en la refriega pero sí lo hacen los dos guardias y los conjuros del monarca. De resultas de la batalla, todos resultan victoriosos aunque al límite de sus fuerzas. El solámnico derrota primero al rey enano y lo ejecuta acto seguido antes de acudir junto a Axel, que se encuentra a las puertas de la muerte, y utiliza el ungüento de flor de Altáriël para lograr salvarlo. Axel no solo salva la vida sino que vuelve a ser el mismo, recuperando la razón y desterrando de su mente a Barab.

Gâlendor perdona la vida a los cuatro sirvientes theiwars que no han participado en la refriega y también al malherido guardia superviviente, instándoles a reunir a todos los demás enanos que haya en este lugar y huir antes de que los tyin vengan a buscarlos. A las dos prisioneras enanas les devuelve la libertad y se ofrece a escoltarlas a salvo hasta Casacolina, junto con Axel.

Entre el tesoro del difunto rey theiwar, Gâlendor rescata su elegante y cálida capa carmesí y un hacha de batalla cuyo filo está adornado con diversas runas enanas cuya cabeza está partida en tres trozos: el hacha encantada de Reghar Fireforge que Axel había venido a buscar. Axel insiste en que sean los compañeros quienes se queden el hacha rúnica en agradecimiento por haberle salvado la vida y que él llama el "Hacha de la Hermandad", cuya inscripción dice algo así como "Forjada por el Dios Reorx en honor de la gran paz entre todos los enanos. Su magnificencia durará hasta que sea utilizada por un enano para derramar la sangre de un hermano."

Aunque el temor a ser atacados por los tyin o los theiwars acompaña al grupo en el camino de regreso al exterior, nadie les sale al paso. Escoltan a Axel y a las dos enanas hasta las proximidades de Casacolina y allí se despiden de ellos para reemprender camino hacia el Norte, en busca de Xak Zar'koc.

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26/08/2017, 18:22
Eban, de la Orden de los Ascetas

Pax Tharkas

Tras despedirse de los enanos, el trío encabezado por Lexs se encamina hacia Solace dispuestos a hacer una parada en Pax Tharkas sin saber qué les aguarda allí realmente pero convencidos de que dragones no hallarán a pesar de las advertencias de Khoren Fireforge.

Tras cuatro jornadas de viaje divisan desde la distancia las torres de la antigua fortaleza y también un larga hilera de más de cien esclavos conducidos por medio centenar de trasgoides armados con espadas y lanzas. Incrédulo y furioso, Gâlendor sale al encuentro de la caravana e insta a los prisioneros a revelarse contra sus captores, pero a los prisioneros no les queda ningún espíritu de rebeldía.

El líder de los esclavista resulta ser Manfred Greiber, de Tarsis, que les ofrece la oportunidad de entregar la espada de mármol y unirse a las hordas de su señora, Phair Caron, que en estos momentos dirige la campaña contra Silvanesti.

Gâlendor le ofrece la espada de mármol a cambio de que libere a los esclavos y éste, entre carcajadas le propone un trato: que los tres amigos luchen contra él por sus vidas y las de aquellos dispuestos a seguirles. Manfred demuestra no ser tal, sino un corpulento sivak que responde al nombre de Lengua Dorada. Kraghol cae bajo los golpes del espadón draconiano pero, contra todo pronóstico, Gâlendor consigue cortarle la garganta a la criatura, que se convierte en una réplica del solámnico al morir.

Los goblins parecen decididos a huir ahora que su líder ha muerto, pero no los hobgoblins, que se lanzan sobre ellos.

Gâlendor aprovecha el instante de confusión para usar el ungüento de Altáriël del minotauro y devolverle la consciencia en este crítico momento. Los tres amigos presentan batalla espalda contra espalda pero son finalmente abrumados por la enorme superioridad numérica del enemigo. Son reducidos, desarmados, hechos prisioneros y llevados a las minas de hierro de Pax Tharkas como esclavos. Sin embargo, antes de entrar, son noqueados a traición.

Lexs despierta en brazos de una muchacha kender llamada Willow Lighthand. Ella dice que han debido confundirle con un niño, como a ella, y por eso le han traído hasta aquí, al cuidado de Lanzallamas, una hembra Roja muy vieja, ciega y llena de cicatrices que se ocupa de los cerca de doscientos niños para evitar que los esclavos traten de rebelarse. Lexs pregunta por sus compañeros pero aunque Willow no sabe nada, sugiere que un minotauro fuerte como Kraghol debe estar en las minas de hierro y se ofrecer a ayudarle a llegar hasta allí.

Gâlendor despierta en una celda, encadenado por las muñecas y los tobillos a la pared de la mina de hierro. No está solo, en la celda se encuentra también un escuálido y demacrado Stannis Backard al que le han amputado una mano y varios dedos de la otra, tiene la espalda surcada de latigazos y la mitad de la cara desfigurada por graves quemaduras. Cuenta que se dejó embaucar por Manfred y acabó en este lugar, donde Lengua Dorada se deshizo de su compañero de infortunios. Gâlendor sugiere que tal vez los Dioses de la Luz le han traído a este lugar para que pueda redimir al timador. Éste habla de la presencia de no menos de cien goblins en la fortaleza y también de draconianos feroces. Dos de estas criaturas no tardan en traer a un tercer prisionero medio inconsciente a la celda, un elfo rubio que resulta ser Gilthanas Kanan, el hijo menor del Orador de los Soles de Qualinesti.

Gâlendor le interroga sobre los draconianos, pues Lengua Dorada ha sido el primero que ha visto en su vida pero en Pax Tharkas abundan. Y también revela la existencia de dragones, al menos los de color Rojo.

Después de tres días de cautiverio, Lexston y Willow consiguen finalmente hallar una forma de escabullirse de la fortaleza y llegar hasta las minas de hierro sin ser vistos. La pareja de kenders encuentran la celda de Gâlendor y liberan a los tres prisioneros. Gilthanas comenta que existen antiguos pasadizos secretos conocidos como Sla-Mori por los que podrían escapar si lograsen llegar hasta ellos.

Gâlendor pretende encontrar y rescatar a Kraghol antes de huir de Pax Tharkas y los kenders se ofrecen a tratar de conseguirles armas para semejante empresa, pues ellos no tienen más que un par de cuchillos de cocina que han conseguido escamotear. Por desgracia, son sorprendidos por un par de draconianos baaz que montaban guardia. Animados por Gilthanas, Lexs y Gâlendor logran desembarazarse de la pareja de vigilantes y estos se convierten en piedra al morir.

Consiguen saquear la armería donde guardaban sus posesiones y recuperarlas, con excepción de la espada de mármol que no está allí. Heridos, hambrientos, deshidratados pero esperanzados ahora que han recuperado su equipo, incluido el de Kraghol, los compañeros siguen explorando las minas guiados por Lexs y Willow.

El grupo llega hasta una estancia donde hay diez humanos encadenados picando piedra y custodiados por seis goblins y un corpulento hobgoblin. Sin demasiado esfuerzo, logran desembarazarse de los esclavistas y liberar a sus prisioneros. Éstos no se encuentran en condiciones de luchar ni desean hacerlos por temor a las represalias que puedan sufrir sus cautivas familias y se niegan a ir a ninguna parte.

Llegan a continuación hasta la cámara de torturas, donde abundan las celdas atestadas de prisioneros tullidos y gravemente enfermos. Allí descubren a Kraghol, inconsciente, con un brazo roto por muchos sitios y uno de sus cuernos partidos. Un humano de unos cuarenta años está cuidando de él. Se presenta como Elistan, uno de los Buscadores de Haven.

Mientras Gâlendor inspecciona las heridas de su amigo minotauro y de otros prisioneros, una docena de goblins armados con espadas, látigos y jabalinas irrumpen en la sala, liderados por un hobgoblin. Aquellos que no escapan a tiempo son ejecutados por el quinteto de esforzados compañeros. Para cuando regresan junto al minotauro, éste ha recobrado la consciencia y Gâlendor se ocupa de que recupere también sus armas. Kraghol dice que le han torturado para saber más cosas sobre la espada de mármol y que si es tan importante para el enemigo deben recuperarla.

Gilthanas recomienda dejar a los prisioneros donde están, pues no pueden ni caminar por su propio pie y Lexs asegura que los niños se encuentran a salvo con Lanzallamas. Gâlendor se niega a dejar atrás a nadie que quiera seguirles y se lo ofrece a los cautivos, nueve enanos, tres humanos y dos elfos acceden a seguir a los compañeros, armándose con el equipo de sus torturadores goblins asesinados.

Sin embargo, los goblins que han escapado no tardan en reunir refuerzos y acudir en gran número a sofocar la rebelión de los esclavos. Gâlendor da instrucciones a los suyos para que se retiren de regreso a las minas, buscando la protección de la armería para pertrecharse convenientemente y tratar allí de resistir. Gâlendor y Kraghol hacen frente a la hueste en solitario para dar tiempo a sus compañeros a armarse para la batalla.

Con Gâlendor dirigiendo en todo momento la estrategia de la batalla, arengando a sus improvisadas huestes a pesar de que luchan contra casi un centenar de goblins, el grupo de libertos consiguen alzarse con una legendaria aunque pírrica victoria, acabando con más de sesenta atacantes y poniendo en fuga a los demás a costa de perder a todos sus aguerridos seguidores enanos durante la batalla.

Gilthanas promete intentar evacuar a todos los prisioneros que pueda ahora que los goblins han sido diezmados mientras Gâlendor, Kraghol, Lexs y Willow buscan la espada de mármol y les despejan el camino. El diplomático elfo le da al solámnico indicaciones para llegar al Sla-Mori y le entrega la cabeza de unicornio blanco bordada en su sobreveste para que las patrullas de elfos que vigilen Qualinesti le reconozcan como enviado suyo y no le ataquen.

Al salir de la mina, ven a la furiosa Lanzallamas surcando al cielo, para terror de Gâlendor y deleite de Lexston. La vieja dragona localiza a la pareja de kenders confundiéndolos con dos de sus niños que se han fugado y se los lleva entre sus garras de regreso a su cubil.

Gâlendor insiste en acudir al rescate de Lexston aunque Kraghol es partidario de que el kender escape por sus propios medios nuevamente, pues ha demostrado ser muy hábil en este campo. Ambos se infiltran en la fortaleza de Pax Tharkas, donde son descubiertos por un centinela bozak, que les deja pasar para no tener que luchar contra ellos.

El solámnico y Kraghol no llegan muy lejos antes de tomarse de frente con Lexs, Willow y un grupo de enanos gullys. Lexs se ha convertido en su soberano al ganarles una partida de dados y éstos ahora le obedecen. Gâlendor trata de conseguir que le digan dónde está la espada de mármol, pero ellos comienzan a discutir entre sí. Más productivo que el solámnico, Lexs consigue que les lleven al menos hasta las cocinas. Allí está el hobgoblin que los mandó apresar, completamente borrado y el vengativo Kraghol no desaprovecha la ocasión para decapitarlo. El grupo de permite unas horas para comer, beber, dormir algo y reunir provisiones para el viaje que les aguarda.

Algo más recuperados, continúan su recorrido por la fortaleza hasta llegar a las habitaciones de la Señora del Dragón, Phair Caron, cuyo rostro y el de su roja montura, Gema de Sangre, están reflejados en el enorme tapiz de la pared según informa Willow. Allí encuentran un valioso y pintoresco tesoro, entre los que se encuentran objetos de uso íntimo, prendas de lencería, útiles de diversos tipos, mapas de la región y de la propia fortaleza y la espada de mármol que han venido a buscar.

Tras saquear los aposentos de Phair Caron, los compañeros emprenden la huida pero son interceptados por dos draconianos, de los que el cuarteto se desembaraza sin grandes problemas. Descienden al sótano en busca del Sla-Mori. Descubren entonces las celdas de las mujeres, custodiadas por seis distraídos draconianos y, fiel a su imprudente proceder, Gâlendor insiste en rescatarlas.

Los compañeros irrumpen por sorpresa en el puesto de guardia, intimidando a los carceleros e instándoles a rendirse antes de que tengan ocasión de desenvainar sus armas. Los draconianos son maniatados y las cerca de ciento cincuenta mujeres, liberadas de sus celdas. Entre ellas se encuentra una elfa qualinesti, Laurana. Ella pregunta por su hermano Gilthanas y Gâlendor le cuenta que son amigos, que estuvieron cautivos juntos y que juntos obtuvieron la libertad. Fue él quien les habló del Sla-Mori y ahora tratan de escapar por allí.

Kraghol ofrece a todas las cautivas que lo deseen ir con ellos, pero solo Laurana acepta pues las demás temen las represalias que puedan sufrir sus esposos, hermanos, padres e hijos.

Con la ayuda de Laurana, el grupo localiza el Sla-Mori, pero hay un juego de siete palancas y grabados en la pared que Lexs descifra con las gafas que encontró en la Biblioteca de Khrystann, gracias a los cuales puede adivinar qué palancas abren el pasadizo: primero la 4ª y después la 1ª.

Por desgracia, los capturados draconianos lo han visto todo. Kraghol los mataría pero sabe que el solámnico no lo permitirá y Gâlendor determina que se los lleve como prisioneros a Qualinesti, donde podrán ser juzgados con justicia.

El grupo espera la llegada de Gilthanas con los esclavos libertados pero cuando finalmente aparece, lo hace sin más compañía que la de un moribundo Stannis, pues el resto han sido capturados de nuevo.

Preocupado por el timador y por las heridas de todos ellos, Gâlendor sugiere hacer un alto para disfrutar de la relativa seguridad que el pasadizo secreto ofrece al grupo y, pese a las protestas de Lexs, su recomendación es mayoritariamente respaldada.

Tras algunas horas, retoman su viaje por el Sla-Mori y llegan hasta una cripta donde son asaltados por una turba de muertos vivientes: 8 humanos, 8 enanos y 10 elfos. La situación es tan desesperada que incluso a los prisioneros draconianos se les permite luchar por su vida.

Mientras Kraghol, Gilthanas, Stannis, Gâlendor y los draconianos tratan de contener a la horda de no-muertos, Laurana y los kenders buscan desesperadamente la salida de la cripta. Cuatro de los seis draconianos caen antes de que Lexs consiga dar con la salida y entre Kraghol, Gâlendor y Gilthanas consiguen cubrir la retirada organizada de sus camaradas mientras luchan en el estrecho túnel abierto contra los muertos vivientes hasta abatirlos finalmente a todos. Tras desembarazarse de los guardias no-muertos, el grupo se permite un breve descanso para atender sus heridas. Gâlendor promete a los prisioneros interceder por ellos al llegar a Qualinost. Finalmente el grupo sigue adelante y logra llegar hasta la tumba del legendario  Kith-Kanan, donde presentan sus respetos al fundador de Qualinesti. Desde allí, Laurana guía al grupo hasta la salida del Sla-Mori.

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26/08/2017, 18:22
Eban, de la Orden de los Ascetas

Un barco para Qualinesti

Finalmente, tras más días de los esperados originalmente, Ninian, Lluvia, Kendra (y su cuervo Bai), Heleia, Nirvandel y Jarret se ponen en camino hacia la costa. Al tercer día de viaje hacia el Alcázar de Thelgaard, cuando el grupo está acampado y pasando la fría noche al raso, un joven troll trata de robarles sus caballos. Augethrym persigue al ladrón y lo descabalga, sin embargo, antes de que pueda recuperar los caballos robados, dos nuevos trolls irrumpen en escena. El pequeño Dorado acude en auxilio de la malherida Lluvia, escupiendo fuego y repartiendo dentelladas y zarpazos. Mientras, Kendra y Nirvandel son abatidos por los otros dos trolls pero la intervención de Heleia, Jarret y el propio Augethrym consigue poner fin a la amenaza. A pesar de sus graves heridas, el Dorado se convierte en el héroe de la jornada.

Todo el día siguiente se ven obligados a permanecer acampados a la espera de que Kendra y Nirvandel recobren el conocimiento, exponiéndose al riesgo de que sus monturas mueran de hipotermia, aunque por fortuna finalmente no hay nada que lamentar.

Al anochecer de la próxima jornada consiguen alcanzar las inmediaciones del Alcázar de Thelgaard. La población situada a los pies de la fortaleza parece desierta a causa de la tormenta. El fatigado grupo hace noche en la posada "La vieja copa del goblin ahogado", regentada por el enano Hornidrin Granate, donde pasan una semana entera tratando de recobrarse del frío y de las heridas producidas durante el encuentro con los trolls.

Preguntado por el mejor camino hasta Caergoth, el posadero les entrega un mapa de la región y les da indicaciones de las posibles rutas que pueden seguir. Después de cinco días de camino llegan al poblado fortificado de Lytburg, donde hacen noche en la posada "El paso obligado" y parten al día siguiente rumbo a Villa Granate, a la que llegan seis jornadas más tarde.

Ninian aprovecha la visita a la pintoresca ciudad para encargas a una pareja de orfebres, Harnuk y Oro, que conviertan buena parte de sus monedas de oro en una magnífica estatua de un dragón de oro macizo. Nirvandel y Ninian conocen también a un magnífico herrero llamado Theros.

El grupo disfruta de dos plácidas semanas en el poblado minero, para desesperación de todos, que desean ponerse en movimiento, pero que no son capaces de convencer a la tozuda enana de que se marchen de allí sin su estatua de oro.

A medida que el grupo viaja hacia el oeste, descubren que muchos viajeros están realizando el trayencto opuesto, desde la costa hacia el interior de Solamnia. Al parecer, se están produciendo un infrecuente número de tormentas en Nuevo Mar e incluso hay quien afirma que se han visto dragones Azules sobrevolando la isla de Schallsea.

Ayudada por el mapa que obtuvieron en Villa Granate y deseosa de compensar a sus compañeros por la larga espera, Ninian propone no ir a Caergoth sino a Port O'Call pasando por Restglen, para tratar de recuperar algunos días perdidos.

Dos días después llegan al cuasi abandonado poblado de Restglen, hacen noche en la única posada de la localidad y al amanecer prosiguen su camino. Tras varias jornadas sin más incidentes que algunas tormentas ocasionales, el grupo alcanza las inmediaciones de la ciudad portuaria de Port O'Call. A pesar de su tamaño, el lugar parece completamente abandonado y mientras el grupo recorre las desiertas calles escuchan los relinchos agonizantes de un potrillo y descubren a una cría de Azul alimentándose de él.

Azurfane, hijo de Daudhir, como se presenta el pequeño Azul trata con desprecio al grupo y les pide como tributo uno de sus cinco caballos. Ninian negocia con él, ofreciéndose a compartir sus provisiones o a cazar para él si lo que tienen no les satisface a cambio de que indulte a sus monturas y les cuente por qué está en esta región de Ansalon. Como la comida resulta francamente insuficiente, Nirvandel y Jarret acceden a salir de caza mientras las mujeres del grupo conversan con el Azul. Éste narra que nació hace poco más de cinco años en una gruta subterránea en la desértica región de las Praderas de Arena. Sus padres, Dahudir y Shanra, ambos dragones adultos, forman parte de lo que él llama un "Ala de Dragones Azules"; una estructura militar dentro del ejército de Kartilann of Khur, la Señora de los Dragones Azules, una humana que monta sobre el Azul Khellendros y que actualmente está en guerra contra los nativos de Schallsea, la isla cercana.

Azurfane habla del ataque del Ala Roja sobre Silvanesti pero comienza a impacientarse ante la tardanza de los hermanos kalanesti. En ese momento llega un hombre montado en un carro tirado por dos mulas, el carretero resulta ser Cadent, que trae consigo un león adulto al que acaba de dar caza y a los desaparecidos Jarret y Nirvandel, moribundos e inconscientes.

Mientras Lluvia atiende a los hermanos heridos y Ninian despelleja al león para la cena, Cadent se le acerca y confiesa que está allí enviado por Corrigan, que ha contratado sus servicios para que proteja al grupo durante el viaje a Qualinesti.

Azurfane abandona al grupo sin despedirse tan pronto como se termina su cena. Los compañeros montan un improvisado campamento en las cercanías de Port O'Call. Los compañeros están a punto de entregarse al sueño cuando son sorprendidos por una humana de Ergoth llamada Maquesta y su intimidante escolta minotauro, Bas. Su barco, El Perechon, ha sido desviado hacia la costa a causa de una tormenta y están buscando agua y víveres antes de hacerse nuevamente a la mar.

Ninian propone a la capitana formar parte de su tripulación hasta llegar a Qualinesti, compartiendo comida, acero y las tareas del navío para pagar los pasajes del grupo. 1350 piezas de acero cierran el trato para trasportar a todos, incluida la diligencia, los cinco caballos, el carro de Candent y las dos mulas que tiran de él. El grupo fija como destino el puerto de Porliost, en Qualinesti, y Ankatavaka como destino alternativo en caso de que los elfos no permitan atracar El Perechon en sus tierras.

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26/08/2017, 18:23
Eban, de la Orden de los Ascetas

El Estrecho de Schallsea

Tras cinco días navegando, el vigía da la voz de alarma anunciando la presencia de un dragón en el cielo. Un enorme azul con un jinete en su lomo y cuatro draconianos colgando de cuerdas dispuestos a abordar la nave. Las balistas de El Perechon disparan sin causar daños al wyrm.

El grupo comienza a disparar contra el dragón y aquellos que lo usan como montura. Cadent logra abatir a uno de los hombres-lagarto, que se precipita al mar convertido en piedra. Sin embargo, NInian comprende que no son los tres draconianos restantes sino el enorme Azul quien amenaza realmente al barco y a toda su tripulación. Adopta su forma dragontina y Augethrym surca el cielo decidido a distraer al Azul para que sus amigos puedan escapar.

Augethrym es mucho más pequeño y más lento, pero maniobra mejor que su monstruoso enemigo, a quien su jinete identifica como Khellendros. El pequeño Dorado Vomita su aliento de fuego sobre el correaje de la silla de montar de Kartilann y embiste contra ella decidido a descabalgarla. Agarrado a su presa ataviada con una armadura de escamas azules, Augethrym se zambulle en el mar embravecido. El Azul se sumerge también tratando de rescatar a su jinete pero el Dorado está en su elemento. Augethrym puede respirar en el agua, Khellendros no y Kartilann mucho menos.

El wyrm Azul se cobra su venganza hundiendo El Perechon y cuando Augethrym emerge de nuevo no hay más que marineros abrasados flotando en el agua y restos del destrozado barco. Logra recuperar algunas de sus pertenencias aunque buena parte de ellas, incluida su baraja Talis, se pierden tan irremisiblemente como sus desaparecidos amigos. Con la mochila entre las patas, vuela hasta una playa cercana donde recupera su forma enana antes de sumirse en la más profunda desesperación.

Una elfa dimernesti encuentra a Ninian de esta guisa y le dice que si quiere salvar a sus amigos debe seguirla. Augethrym se zambulle en el agua tras su guía y llega hasta la ciudad de coral de los elfos marinos donde la anciana Veylona Dargonis, Oradora del Nuevo Mar, le da la bienvenida. También le dice que si quiere encontrar a sus amigos debe perseguir la estela de Lunitari para encontrar el cementerio de barcos naufragados que es la guarida del dragón marino Girtaiux y sus esbirros ghaggler, una antigua y malvada raza acuática, emparentada con los hombres lagarto.

Veylona envía a su nieta, Aelona, a acompañar a Augethrym hasta la guarida de Girtaiux. Allí encuentran los restos de El Perechon, donde cuatro ghaggler montan guardia. Augethrym se asoma al camarote de Maquesta a través del ojos de buey y allí descubre a los hermanos kalanesti, Nirvandel con el brazo izquierdo quemado y Jarret su rostro. Augethrym se cuela en el camarote y desata a sus amigos, preguntando por el paradero de los demás. Sin embargo, durante el intento de fuga, atraen sobre sí la atención de los ghaggler y estos irrumpen en el camarote. Tras una ardua batalla, logran neutralizar la amenaza y escapar del barco. Augethrum les escolta hasta una barca de remos para que huyan pero se resiste a partir de allí sin Lluvia y Heleia por quienes siente verdadero afecto. No logra dar con ninguna de las dos ni con Cadent, ni con Maquesta tampoco, pero sí con Kendra después de descubrir una auténtica carnicería en la bodega de carga y perder toda esperanza de encontrar más supervivientes. La maniatada y amordazada aprendiz de mago no sabe qué ha pasado con los demás pero piensa que es la última superviviente porque ha mandado a Bai a buscarlos y el cuervo no ha regresado todavía con ninguna noticia. Augethrym ayuda a Kendra a encontrar su libro de hechizos y la saca de allí, nadando con ella sobre su lomo. A los hermanos elfos no se los vuelve a ver, tal vez perdidos en la bruma.

Llegan hasta una playa y allí Ninian localiza una pequeña cueva en los acantilados cercanos donde recuperarse y entablilla la pierna rota de Kendra. Bai regresa junto a su ama para informarla de que no ha encontrado supervivientes, ni siquiera a los hermanos kalanesti.

Al día siguiente, logran juntas llegar hasta el poblado costero de Zaradene. Aunque allí las gentes no son muy hospitalarias, hacen noche antes de partir al alba hacia Qualinesti, pernoctando en la aldea de pescadores de Goodbay la noche siguiente. Al tercer día llegan a la frontera con el reino élfico, pero la vegetación es tan densa que forma un impenetrable muro que les impide seguir adelante y la pareja decide acampar allí mismo.

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26/08/2017, 18:24
Eban, de la Orden de los Ascetas

Qualinesti

Agotados tras las vicisitudes de la fuga de Pax Tharkas, Gâlendor y sus compañeros se entregan al descanso considerándose a salvo ahora que han logrado entrar en el reino de los elfos. Lexs le da a Gâlendor un medallón de la fe de Kiri-Jolith que "encontró" durante su estancia en Pax Tharkas.

Tras un tiempo interminable en el que Lexs y Willow se dedican a intercambiar "tesoros" entre ellos, el grupo reanuda su marcha hacia Qualinost cuando son encontrados por una patrulla de montaraces liderados por Porthios, que abaten a los prisioneros draconianos con su flechas y dan el alto a los demás. Fuera de sí, Gâlendor se encara con los elfos por haber asesinado sin juicio a sus cautivos, pero es aplacado por Kraghol y Stannis que le conminan a ser prudente.

Gilthanas consigue convencer a su hermano de que permita a los forasteros llegar a la capital de Qualinesti y el grupo de montaraces los escolta hasta allí durante dos días de marchas forzadas en los que la admiración y el afecto de Laurana por el solámnico comienzan a germinar.

Al llegar a Qualinost son conducidos a la Torre del Sol y comparecen ante el Orador de los Soles, quien les da la bienvenida y les permite "libertad" para moverse por la ciudad siempre y cuando lo hagan escoltados por guardias armados. Esa misma noche se les invita al banquete que el Orador ha organizado en su honor.

Al día siguiente Gâlendor visita a una sanadora para atender sus graves heridas pero descubre demasiado tarde que no tiene dinero para pagar sus servicios. Es Stannis quien se ofrece a pagarlos y le acompaña hasta el templo de E'li. El lugar está bien conservado pero no muy frecuentado. Stannis se queda orando en el templo para agradecer a quienquiera que le escuche el haber escapado con vida de Pax Tharkas pero Gâlendor acude en busca de Gilthanas para conseguir un trabajo con el que sufragar sus gastos y devolverle a Stannis su préstamo.

Lexs visita la tienda "La Hoja Brillante", donde el túnica blanca Rinäderlérion le vende balas de alquimista para su honda y le compra las gemas que el kender.

Kraghol vende las cosas que saqueó del dormitorio de Phair Caron, a su regreso se encuentra con Porthios, a quien exige que sus armas le sean devueltas. El qualinesti se ríe pero finalmente accede si Kraghol consigue derrotarle en combate.

Gâlendor no encuentra a Gilthanas pero sí a su hermana. Ella le lleva de la mano a una apartada arboleda, lejos de sus escoltas. Ella le llama Aeraëthion, Lanza divina, y le dice que Gilthanas está tratando de convencer a su pueblo de que no se aíslen de la guerra que aflige Ansalon. Antes de que se dé cuenta, Laurana se le echa encima pero Gâlendor se disculpa aduciendo que ha sido él quien se ha dejado llevar por la pasión, que no es digno de estar con ella y que ha ofendido gravemente la hospitalidad de los elfos dejándose llevar por sus bajos deseos.

Lexs encuentra a la pareja y Laurana huye avergonzada mientras el kender comparte generosamente su recién adquirido acero con su amigo solámnico. Stannis rechaza el dinero cuando Gâlendor trata de devolvérselo por decuplicado y Gâlendor promete emplearlo en obras de caridad.

Kraghol y Porthios concretan las condiciones de su duelo y todo el grupo asiste para presenciarlo. Sin embargo, antes de que éste tenga lugar, Gilthanas irrumpe para informar a los presentes de que se han detectado intrusos en el norte de Qualinesti y que estos se dirigen directamente a Karad-Shu. Gilthanas pide la ayuda de los compañeros para viajar con él hasta dicho lugar.

Por el camino Gilthanas cuenta que Karad-shu fue una ciudad gemela que los bárbaros de los bosques construyeron en Qualinost hace siglos, cuando eran aliados de Kith-Kanan en su lucha contra el Imperio de Ergoth. La otra ciudad estaba en Silvanesti, y ambas eran prácticamente idénticas en arquitectura y estructura, de ahí lo de gemelas, pero la de SIlvanesti prosperó, aunque ahora no es más que una civilización muerta, mientras que la de Qualinesti se estancó y murió con el tiempo, mucho antes que la ciudad del este. Ahora sólo queda en pie un edificio, aunque la naturaleza se lo ha ido comiendo. Una criatura imposible de destruir o de desterrar habita entre las ruinas y todo elfo sabe que no debe acercarse allí.

Gilthanas hace uso de la magia y, valiéndose de un pergamino de teletransporte, conduce a Lexs, Gâlendor y Kraghol hasta Karad-Shu.

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26/08/2017, 18:24
Eban, de la Orden de los Ascetas

Karad-Shu

Al alba, Kendra y Ninian despiertan y buscan sin éxito una entrada a Qualinesti. Ninian decide entonces abrirse camino por la fuerza y lo consiguen no sin un gran esfuerzo y sin recibir en el proceso algunas heridas superficiales cuando la espinosa vegetación comienza a brotar al instante a su alrededor.

Tras media jornada caminando, la pareja llega hasta unas ruinas semienterradas por la naturaleza a orillas de un lago, del que emerge un temible wyndlass para atacar a sus desprevenidas presas.

Mientras combaten al monstruo, Gilthanas, Lexs, Gâlendor y Kraghol se materializan de la nada. Ninian desconfía de los recién llegados pero ellos se presentan como el equipo de rescate. Ninian sigue sin confiar en ellos hasta que el solámnico se identifica como Gâlendor Uth Varadyn y le da su palabra de no herirla ni a ella ni a Kendra. Recordando a los Uth Varadyn de Solanthus, Ninian decide fiarse del cuarteto y devolver su atención al temible wyndlass, adoptando su verdadero aspecto.

Mientras los compañeros le atacan con saña, el monstruoso pulpo agarra a Gilthanas con sus tentáculos y lo golpea hasta dejarlo prácticamente muerto; el elfo se sumerge en las cenagosas aguas del lago.

El aliento de fuego de Augethrym y el miedo que inspira el dragón le hacen tratar de escapar. Gâlendor se lanza en pos de Gilthanas para salvar a su amigo elfo de las aguas si no está muerto ya. Mientras, el minotauro y el Dorado unen sus fuerzas a los conjuros que Kendra lanza desde la distancia. Lexs es atrapado también y arrojado por los aires pero Kraghol no tarda en cobrarse venganza y rematar al monstruo malherido.

Finalizado el combate y con Gilthanas temporalmente estabilizado, Gâlendor se dirige a Augethrym con la certeza de que es un heraldo de los dioses enviado a decirle que ha estallado la Cuarta Guerra de los Dragones. Pero Ninian, de nuevo en su forma enana, le desilusiona diciendo que no sabe nada de ningún dios, que no tiene respuestas a sus preguntas y que lo que han visto no ha sido más que un truco de ilusionismo, que ella y Kendra son dos magas camino de la Torre de Alta Hechicería de Wayreth.

Ninian le cuenta que estuvo en Solanthus y conoció a su familia y que está dispuesto a confiar en todos ellos siempre y cuando mantengan alejado a Lexs de ella, pues le inspira un miedo insuperable la posibilidad de ser desvalijada por los kenders. Gâlendor le asegura que Lexston es un amigo leal y honrado y que no tiene nada que temer de él.

Explorando las ruinas de la antigua ciudad élfica, Lexs y Kraghol descubren un pequeño tesoro mientras el resto se ocupan de sacar a Gilthanas del agua y se disponen a acampar hasta que su guía qualinesti vuelva en sí.

El príncipe elfo vuelve en sí después de que Ninian prepare la cena y, dado que no tienes más pergaminos de teletransporte para volver a Qualinost, conduce al grupo hasta la cercana villa de Shrivost. Allí son recibidos como héroes después de que se sepa que han matado al wyndlass.

El grupo aprovecha para pertrecharse para el futuro, identificar los objetos mágicos que han  encontrado en su camino y adquirir algunos artículos que estiman de utilidad para más adelante. A destacar, el caballo de guerra que adquiere el solámnico y también los tres burros que Ninian compra para cargar con los innúmeros productos típicos de Qualinesti que espera vender en el extranjero.

Gâlendor informa a Kendra y a Ninian de su descubrimiento en la biblioteca de Khrystann, su intención de viajar hasta Xak Zar'koc y su deseo de que ambas se unan a él si así lo quieren. Al ser un lugar donde clérigos y magos por igual acudían para intercambiar impresiones, compartir conocimientos y discutir sobre teología, el solámnico piensa que tal vez pueda interesarles a las dos estudiantes de hechicería.

Ninian dice que ella y Kendra buscarán el bosque de Wayreth (o esperarán a que este las encuentre) mientras el resto permanece en Shrivost aguardando su regreso. Después podrán ir juntos a Xak Zar'koc o a donde quieran. Gilthanas asegura que enviará águilas mensajeras a Qualinost para que nadie las importune y Kraghol quiere regresar a la capital para enfrentarse con Porthios y durante su viaje. El grupo acaba acordando que mientras las magas tratan de pasar su Prueba, el resto regresará a la capital, ultimará los preparativos y se reencontrarán con Kendra y Ninian en Shrivost después.

A la mañana siguiente todos marchan hacia el sur, con diferentes propósitos, cuando son interceptados por el Túnica Blanca elfo Ilúvatar al tratar de cruzar el puente del río Inthal-inen. El elfo reconoce a Kendra y dice que Corrigan advirtió al Cónclave de su llegada, sin embargo tiene una carta de Par-Salian, el líder del Cónclave, donde se le dice a la postulante que no se la considera preparada para pasar la Prueba y que Wayreth continuará evitándola hasta que sea juzgada digna de ello.

Kendra llora, Ninian se indigna y Gâlendor pregunta sobre La Ciudadela de Xak Zar'koc. Ilúvatar confirma que fue una escuela de magia de tiempos muy remotos, cayó en el olvido pero fue uno de los primeros lugar en ser asediado por el Príncipe de los Sacerdotes. Habla también de una leyenda sobre una espada sagrada que se convirtió en piedra que fue evacuada por el joven clérigo Ronyc de la familia Roel, que la escondió de las manos codiciosas. Solo los que conozcan las palabras adecuadas pueden entrar en Xak Zar'koc, aunque él no las conoce. Ilúvatar promete que si consiguen entrar en La Ciudadela, él mismo recomendará al Cónclave que se permita a Kendra pasar la Prueba.

A su llega a Qualinost, Kraghol descubre que Porthios ha salido de la ciudad por un asunto oficial pero que espera poder enfrentarse al minotauro cuando regrese. Willow quiere quedarse en el reino élfico con Laurana y el cambiado Stannis está recibiendo clases de teología en el Templo de E'li. La princesa elfa se despide de su Aeraëthion con un beso y un broche como prenda de su amor por él.

El grupo formado por Gilthanas, Lexs, Kraghol, Gâlendor, Ninian y Kendra pone entonces rumbo a Abanasinia, hacia Solace. Cuando se encuentran todavía a dos días de llegar a dicho asentamiento, descubren desde lo alto de una colina que la población ha sido incendiada y que una columna de negro humo se eleva desde sus ruinas.

Gâlendor pierde el juicio a la vista de las ruinas y quiere lanzarse en solitario a galope tendido hacia Solace a pesar de que todavía se encuentra muy lejos. Ninian logra convencerle de que no lo haga apelando a su sentido del honor y diciéndole que un verdadero caballero no las abandonaría a ella y a Kendra a su suerte.

El sentido común acaba imponiéndose pese a la cerrazón del solámnico y el grupo se permite unas horas de descanso cuando cae la noche antes de seguir adelante con las primeras luces del alba.

A su llegada a Solace, Kraghol huele la presencia de goblins en las inmediaciones y Ninian asume la forma de Augethrym para sobrevolar el asentamiento en busca de supervivientes. Al ver al pequeño Dorado, una docena de goblins salen de su escondrijo dispuesto a abatirle con sus proyectiles y son atacados por los compañeros. Kraghol y Ninian consiguen tomar un prisionero cada uno y el resto son rápidamente asesinados.

La Posada del Último Hogar resulta ser el único edificio en pie y el Dorado lo sobrevuela pero allí no queda nadie. Mientras, los demás interrogan a los prisioneros goblins. Así descubren que Lord Toede les envió a Solace a conseguir la espada de mármol pero cuando llegaron un gran dragón Rojo había incendiado ya la población. Los habitantes fueron tomados como esclavos y llevados en carros al norte por draconianos y un mago negro.

Siguiendo las rodadas de los carros, los compañeros logran dar alcance a sus presas al final del tercer día de persecución. Llegan hasta un campamento con seis tiendas de campaña, sacos de dormir desocupados y carretas de prisioneros vacías. Dos draconianos montan guardia. Lexs se infiltra en el campamento y descubre que hay otros tres draconianos durmiendo en los sacos de dormir del exterior y otro más en una de las tiendas de campaña.

Con Augethrym orquestando el asalto desde el cielo, los compañeros se lanzan sobre el campamento y todos los draconianos son exterminados rápidamente. Descubren entonces un enigma grabado en una roca iluminada por antorchas. El grupo decide acampar allí mismo mientras Ninian trata de hallar la salida del laberinto de piedra.

Cuando finalmente la enana logra dar con la solución del enigma, abre la entrada hacia el interior de La Ciudadela.

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26/08/2017, 18:25
Eban, de la Orden de los Ascetas

Xak Zar'koc

La entrada lleva hasta un largo pasillo con tres intersecciones y en cada una de ellas el símbolo de una de las tres Órdenes de Alta Hechicería. El grupo toma la primera intersección, la de Nuitari, a la izquierda y llegan a una sala con un gran atril ornamentado que cuatro draconianos intentan abrir por la fuerza. El grupo acaba con dos de ellos y Kendra deja inconscientes a otros dos con su magia para que puedan ser interrogados. Los cautivos confiesan que hay una treintena de draconianos repartidos por La Ciudadela, un dragón Rojo llamado Haarkon, un mago oscuro y una sacerdotisa de Takhisis. El lugar se divide en dos plantas, en la que se encuentran ahora y otro inferior al que han llevado a un reducido grupo de prisioneros de Solace. El grueso ha sido llevado a Xak Tsaroth y, desde allí, serán llevados a las minas de hierro de Pax Tharkas.

En el atril hay una palabra escrita, Azrain, y cuando Ninian la pronuncia una sección de la pared desciende para dejar paso a los compañeros a un nuevo pasillo. El grupo lo sigue y Ninian descubre en la pared otra palabra grabada, Merak . Sin embargo, antes de que pueda descubrir a dónde conduce, Gâlendor se adelanta y llega hasta una enorme sala abovedada de altos techos y frescos en las paredes. Hay también una gran estatua de un caballero solámnico con el símbolo sagrado de Paladine al cuello y armado con una de las legendarias dragonlances. A sus pies, una placa de piedra pone: En recuerdo de Guy Avondale."El Mal siempre prospera cuando se le da la oportunidad de echar raíces" Saytica, tu fiel amiga.

Hay un fantasma arrodillado en la habitación y Gâlendor le ordena entregarse confundiéndole con un clérigo oscuro. El ser espectral se presenta como Thaomar, el Custodio de Xak Zar'koc, un adorador de Gilean. Él cuenta que la historia de Xak Zar'koc se remonta a dos mil años antes del Cataclismo. Las Torres de Alta Hechicería existían, pero para pasar la Prueba, los alumnos debían aprender primero y Xak Zar'koc era ese lugar de enseñanza para magos inexpertos. En torno al 1600 AC, Leimos Denn, instructor de Xak Zar'koc y Túnica Roja, quiso mantener cierto orden entre los cientos de libros que albergaban estas paredes. Ianros Jamward, clérigo de Gilean, fue el elegido para la tarea de archivar y salvaguardar todo el saber de los libros aquí guardados, pero no quiso aceptar el puesto si no se abrían las puertas no sólo a magos, sino también a miembros de los otros dos panteones divinos. Thaomar llegó como Custodio para sustituir al anterior, cuidando de las reliquias mágicas y sagradas y también del equilibrio entre el bien y el mal pero esta última tarea le resultó imposible con la llegada de los ejércitos del Príncipe de los Sacerdotes. El Cataclismo sobrevino y él sigue aquí como un fantasma, sin descanso y sin que sus plegarias a Gilean sean escuchadas.

Siguiendo el consejo de Thaomar, continúan adelante y llegan hasta una sala que tiene un enorme agujero en el suelo. Hay también un pedestal de mármol blanco en el que están tallados los 21 símbolos de los verdaderos dioses y, sobre ella, Discos de Xak Zar'koc.

Gâlendor está decidido a llegar hasta esta luminosa reliquia de marfil y platino pero tan pronto como se hace con ella, un gran dragón Rojo emerge del agujero del suelo, presentándose como Haarkon, vástago de Harkiel.. Afirma conocer al grupo, estar esperándolos y sentirse impresionado por que lograran escapar de Tarsis y también de Pax Tharkas con la espada de mármol.

Ordena a los compañeros que le entreguen la espada y los discos o los arrebatará de sus cuerpos calcinados.

Ninian tiene visiones de Harkiel, una poderosa y malvada hembra de dragón rojo, amenazando a un cónclave de dragones metálicos, entre los que se haya una pareja de impresionantes Dorados, con destruir sus huevos. Toma la resolución de arrancar una confesión al joven Rojo de dónde tienen los huevos y dónde se encuentran sus parientes metálicos. Adopta la forma de Augethrym.

Gâlendor se encomienda a los dioses y desafía a Haarkon, dispuesto a morir antes que a entregar lo que lleva buscando desde la muerte de su hermano: una prueba de la existencia divina. El Rojo ataca con saña al solámnico y le atraviesa el ojo izquierdo con sus garras hasta el cerebro. Gâlendor muere.

Haarkon trata de arrebatar al difunto escudero su símbolo de la fe pero éste reacciona hiriendo y cegando al dragón. Augethrym aprovecha la oportunidad para destrozarle las alas y hacerle caer de regreso al nivel inferior.

Kraghol ruega a los dioses de la Luz que se apiaden de su amigo humano antes de pedirle a Ninian que recupere el cuerpo del solámnico para poder darle sepultura.

Kiri-Jolith se le aparece al difunto Gâlendor bajo la apariencia de su hermano Dalarion. La deidad encomia la abnegación y el sacrificio de su paladín, que incluso ha dado la vida por defender su fe. Le advierte del regreso de Takhisis y del fin de la humanidad si nadie lo impide. Afirma que Krynn necesita volver a creer en los dioses y le devuelve a la vida nombrándole su campeón, su Justo Cohorte, otorgándole los poderes divinos de los sacerdotes de los tiempos anteriores al Cataclismo.

Un exultante Gâlendor vuelve a la vida para asombro y alegría de sus compañeros, entre los que reparte las bendiciones de los dioses. Tras el emotivo reencuentro, el grupo vuelve a ponerse en movimiento en busca de los capturados habitantes de Solace.

Los compañeros recorren buena parte del nivel superior de La Ciudadela antes de toparse con los fantasmas de tres magos de las tres Órdenes que discuten entre sí cuál es la más poderosa. Ninian les ayuda a comprender que el poder de la Alta Hechicería reside en el equilibrio existente entre las tres Órdenes y éstos se desvanecen dejando tras de sí tres pergaminos mágicos.

El grupo continúa su exploración del lugar y encuentran al fantasma de un túnica blanca dando clases. No está bien de la cabeza y lanza una bola de fuego. Los compañeros se alejan sin mirar atrás y llegan hasta una habitación con tres puertas, donde una mujer vestida de negro les anuncia que les permitirá cruzar una de ellas si le dicen el nombre del guardián de la escuela. Ninian da el nombre de Thaomar y la espectral figura les deja escoger una de las puertas. Los compañeros escogen la puerta de Solinari y encuentran en la nueva habitación un cofre lleno de piezas de platino, gemas y un espejo de mano capaz de retornar conjuros.

Gâlendor insiste en abrir las otras dos puestas con la ayuda de Lexs, provocando la cólera de la doncella, que hace brotar chorros de arena de las pareces que amenazan con sepultar a los compañeros. El espectro les ofrece un enigma a cambio de salvar la vida: ¿Qué es aquello que cuanto más grande, menos se ve? El solámnico responde con certeza que se trata de la Oscuridad, salvando a sus compañeros de un terrible destino al que él mismo había estado a punto de condenarles.

El grupo vuelve sobre sus pasos y llega hasta un pasillo cubierto de gruesas telarañas, que Augethrym abrasa con su aliento de fuego y el pasillo despejado revela la existencia de tres nuevas puertas. Kraghol abre una de ellas y se encuentra con una habitación llena de literas y de asustados roedores que huyen en cuento ven aparecer a los héroes.

Ninian abre la segunda puerta y descubre una pestilente estancia donde un ogro deforme y discapacitado cocina restos humanos en un gran caldero burbujeante. Ninian trata de ganarse al cocinero para descubrir el número de enemigos instalados en Xak Zar'koc pero el solámnico no puede sobreponerse a su odio racial y acomete al infeliz. La criatura no hace ademán de defenderse y sus compañeros tratan de disuadir al terco Gâlendor pero este no se detiene hasta haber acabado con su enemigo.

La tercera habitación es una despensa con sacos de arpillera infestados de insectos. El grupo sigue adelante y se topa con dos nuevas puertas, cada una situada a un lado del pasillo que transitan. Abren la de la izquierda y descubren otro dormitorio donde descansan seis indefensos draconianos. Gilthanas, Kraghol y Augethrym los masacran sin compasión.

Alertados por los ruidos de la matanza, la puerta de la derecha se abre para dejar paso a un corpulento osco y dos draconianos más que se apresuran a despertar a sus durmientes camaradas. El osgo es decapitado y los draconianos se rinden. Gâlendor los hace prisioneros y les interroga, descubriendo que Haarkon tenía a sus órdenes un centenar de siervos, entre los que se encuentran los propios draconianos, goblins y algunos mercenarios humanos. Más de la mitad de sus fuerzas se desviaron hacia Xak Tsaroth con los prisioneros varones mientras que el resto vino aquí con las mujeres y los niños de Solace, aunque no saben dónde los retienen. Lo que sí saben es cómo llegar al nivel inferior de Xak Zar'koc donde están Haarkon y también la sacerdotisa de Takhisis, Minsi Tarenthela.

Mientras Gâlendor interroga a sus prisioneros, Gilthanas descubre una nueva puerta secreta. Sin embargo, a Lexs se le rompe la ganzúa en la cerradura y los compañeros no tienen forma de abrirla. El grupo sigue adelante mientras el minotauro, a instancias de Augethrym, se queda atrás custodiando a los prisioneros.

Augethrym y Lexs descubren dos nuevas habitaciones secretas. El Dorado abre una de ellas y descubre a tres sacerdotes de Takhisis orando ante un altar con un dragón de cinco cabezas en él. Gâlendor los desafía y junto con Ninian y el reaparecido Kraghol, combate al trío de clérigos oscuros. La líder del culto es Minsi Tarenthela, escoltada por su guardia de semiogros. El solámnico no sale bien parado del encuentro pero sus enemigos corren peor fortuna.

Todos ruegan por un descanso pero el solámnico da órdenes de seguir adelante tan pronto como han retirado los cadáveres de la capilla. La puerta oculta que encontró Lexston revela la presencia de unas escaleras que conducen al nivel inverior de Xak Zar'koc.

El grupo desciende hasta la planta de abajo y desemboca en una inmensa biblioteca mayor incluso que la de Khrystann, por la que deambulan espectros de difuntos magos y donde les aguarda un mago túnica negra muy vivo escoltado por tres draconianos y un embestidor forjado. El hechizo del túnica negra devuelve a la vida al constructo y éste enloquece matando a los draconianos y enfrentándose a los recién llegados.

Gilthanas está a punto de morir abrasado por los conjuros del mago pero la rápida intercesión de Gâlendor le salva de la muerte mientras Kraghol acaba con el simio mecánico y Augethrym destroza la garganta del oscuro hechicero, llamado Karabanth el Negro a juzgar por su libro de hechizos.

A pesar de sus reticencias, Gâlendor es finalmente persuadido para que permita al grupo un imprescindible descanso para recuperarse, comer algo y descansar. La biblioteca está llena de restos mortales de los magos que murieron durante el Cataclismo. El solámnico lleva estos restos hasta la profanada capilla de Paladine y usa su magia divina para volver a consagrar el lugar.

El grupo regresa a la biblioteca y continúa su exploración de los niveles inferiores y llega hasta un descuidado patio interior cubierto de malas hierbas. Entre la vegetación, descubren unas escaleras de caracol que se internan todavía más en las profundidades.

Al final de las escaleras llegan a una sala con tres puertas y tres pedestales sobre los que descansar tres grandes piedras preciosas: un ónice, un rubí y un diamante. Las gemas se teletransportan de un pedestal a otro cuando alguien trata de cogerlas, hasta que Ninian sincroniza al grupo para que traten de cogerlas simultáneamente de los tres pedestales.

Los compañeros abren una de las tres puertas y encuentra una habitación blanca con un altar de mármol y tres enloquecidos draconianos, ansiosos por escapar de ella. El solámnico les ofrece la posibilidad de rendirse pero ellos solo piensan en huir y son masacrados prácticamente sin oponer resistencia.

Lexs descubre una puerta secreta en la habitación blanca pero no una forma de abrirla. La siguiente puerta lleva a una vacía habitación roja, con otro altar y otra puerta secreta imposible de abrir. La última puerta lleva a una estancia de negras paredes con un tercer altar y una tercera puerta oculta.

Ninian da instrucciones a Gilthanas, Gâlendor y Kendra para que se sitúe cada uno en una habitación con una gema y las depositen simultáneamente en los altares (el diamante en la blanca, el rubí en la roja y el ónice en la negra), mientras ella, Kraghol y Lexs esperan en la sala de los pedestales. Al ser colocadas en los altares, las gemas desaparecen abriendo las puertas secretas y regresando a sus pedestales originales.

Un grito en la sala negra alerta a todos de que Kendra está en peligro. Ni Gâlendor ni Gilthanas pueden salir de sus respectivas estancias y los demás no logran entrar en ella hasta que no vuelven a retirar las gemas de los pedestales por el procedimiento anterior.

Allí encuentran a Kendra combatiendo en solitario a una espectral túnica negra. Aunque la maga quiere demostrarse a sí misma que puede hacerse cargo de la situación ella sola, Ninian no está dispuesto a permitirlo e insta a todos a intervenir. La magia sagrada de Gâlendor y la arcana de Kendra se ocupan de terminar con el vengativo fantasma.

A la vista de los acontecimientos, Ninian comprende finalmente el funcionamiento del mecanismo de las puertas secretas y decide intercambiar posiciones dejando a Lexs, Gilthanas y Kendra en la sala de los pedestales y haciendo que Kraghol reemplace al elfo en la sala roja y ella misma a la maga en la sala negra.

Tras la puerta secreta de la sala blanca, Gâlendor llega hasta una sala con una gran mesa de madera y tres puertas, una de las cuales se encuentra custodiada por dos panoplias con armaduras completas y grandes alabardas. Ninian y Kraghol llegan respectivamente hasta unos barrotes con una puerta de madera al otro lado y unas palancas que no pueden alcanzar. El minotauro hace un lazo con su cuerda y logra alcanzar una de las palancas, despejando el camino a la enana que corresponde a su compañero tirando de la segunda palanca para abrir los barrotes que impiden el paso de Kraghol.

Entretanto, Gâlendor explora una de las tres puertas y descubre una pequeña habitación llena de libros calcinados, solo uno parece haber sobrevivido al incendio, uno de los diarios del Custodio Thaomar en el que cuenta los estragos del asedio por parte del Príncipe de los Sacerdotes y que termina con una serie de inconexas frases.

Kraghol y Ninian entran por la puerta de la izquierda y de la puerta central llega la voz de Haarkon provocando al trío de compañeros. Éstos cruzas la última puerta y llegan a una sala repleta de infinitas columnas equidistantes. El grupo descubre una puerta y se encamina hacia ella, llegando hasta una estancia que no es sino un balcón hacia un insondable abismo, donde les aguarda el espectro de Thaomar.

Ninian pregunta al fantasma cómo llegar hasta las celdas de los prisioneros y éste le responde que no puede ofrecer más respuesta que sus sospechas de que se encuentran en el Sanctasanctórum pero no puede indicarles cómo llegar hasta él. También le habla de los discos de Xak Zar'koc y de sus poderes sagrados. Con la información que le da el espectral Thaomar y las anotaciones de su viejo diario, Ninian descubre cómo seguir adelante.

Entretanto, Gâlendor aprovecha para ataviarse con una de las armaduras completas de las dos panoplias que flanquean la puerta anterior y Gilthanas, Lexs y Kendra llegan hasta allí a la carrera para ayudar a los tres compañeros. La maga ha identificado las propiedades de algunos objetos mágicos obtenidos recientemente y piensan que pueden ser de ayuda contra el dragón Rojo si todavía está vivo.

Guiados por Ninian, los seis se encaminan hacia el Sanctasanctórum y finalmente llegan hasta un pasillo flanqueado por estatuas de magos de las tres Órdenes y que termina en una puerta de oro. Al otro lado les aguarda la estatua de un caballero arrodillado con las palmas desnudas hacia arriba y, talladas en la pared, están representadas las tres lunas de la magia. El lugar está lleno de monedas y joyas que el Rojo ha reunido en este lugar para convertirlo en su guarida. Haarkon está allí en compañía de Tika Waylan, la camarera de la posada "El Último Hogar". Al Rojo amenaza con matarla si los compañeros no deponen las armas.

Gâlendor se encomienda a su dios, mientras Ninian le insta a usar los discos de Xak Zar'koc y Kraghol se dedica a provocar al dragón Rojo. La espada de mármol habla entonces a la mente del solámnico implorando ser un instrumento de justicia en sus manos y pidiéndole que pronuncie su verdadero nombre.

Haarkon responde a las provocaciones asesinando a la pelirroja camarera delante de todos ellos. Un enloquecido Gâlendor sella su alianza con Gormlaith, que todo este tiempo ha colgado de la espada de su amigo minotauro, a cambio de llevar la perdición al asesino de Tika. El arma cobra vida, desprendiéndose de su carcasa de mármol y brillando con una luz escarlata. Mientras, todos se disponen para combatir al pérfido cromático.

Tras una sangrienta batalla, los compañeros logran finalmente imponerse sobre su enemigo, que les asegura que les dirá lo que quieran y les entregará su tesoro a cambio de que le perdonen la vida. Sin piedad, Augethrym se lanza sobre su cuello y acaba con su vida.

Mientras el destrozado solámnico llora la muerte de Tika, medio centenar de mujeres y niños de ambos sexos van asomándose desde la habitación contigua, incapaces de creer que su captor esté finalmente muerto. Tras saquear entre todos el tesoro del dragón muerto, ponen camino hacia la capilla de Paladine recientemente consagrada de nuevo por Gâlendor.

Allí el solámnico guarda en solitario dos días de luto, velando el cadáver de Tika (que queda permanentemente preservado por un conjuro divino de "descanso eterno") mientras el resto se recupera poco a poco y aguarda a que Gâlendor esté en disposición de partir de regreso a Qualinesti.
Liberan a sus cuatro prisioneros draconianos fuera de Xak Zar'koc, recuperan las pertenencias, monturas y animales de carga que dejaron en el campamento exterior y se ponen en marcha de regreso al reino de los elfos occidentales.

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26/08/2017, 18:27
Eban, de la Orden de los Ascetas

La Torre de Wayreth

Tras varios días de marcha, el grupo alcanza la frontera de Qualinesti y descubre columnas de humo alzándose desde la capital. Ninian propone llevar a Shrivost al medio centenar de refugiados con un salvoconducto firmado por Gilthanas para que se queden allí mientras ellos viajan hacia Qualinost sin tener que temer por sus indefensos acompañantes.

Los compañeros hacen noche en Shrivost, dejan allí a los refugiados y ponen nuevamente camino hacia la capital. Tras tres días de marcha llegan al puente donde se encontraron con Ilúvatar pero esta vez son seis batidores elfos quienes les esperan allí. Dos de ellos les escoltan hasta la Torre del Sol. Qualinost parece perturbadoramente desierta, excepto por los elfos armados que se mueven por la ciudad. En la Torre del Sol son recibidos por Solostaran, el Orador de los Soles, y también el Thalas-Entia, el Consejo de los Qualinesti. Allí descubren que el Ejército de los Dragones Rojos de Pharin Caron está a las puertas de la nación, pues siguieron a los compañeros a través del Valle Oculto en el que terminaba el Sla-Mori.

Gâlendor habla ante el Consejo de los sucesos de Xak Zar'koc y del regreso de los dioses pero algunos le acusan de blasfemo. Uno de los elfos trata de arrancarle su medallón de la fe y sufre los mismos efectos que Haarkon cuando intentó hacer lo mismo. Gâlendor increpa a los nobles de forma educada y usa la magia divina para sanar las heridas de su atacante.

Un sorprendido y avergonzado Solostaran pregunta a los compañeros qué es lo que quieren. Gâlendor una fuerza de elfos para reconquistar primero Pax Tharkas y después Xak Tsaroth bajo bandera Qualinesti. Ninian y Kendra, únicamente buscan autorización para poder viajar libremente por la nación élfica en busca de la Torre de Wayreth.

El Orador de los Soles no cree posible que su ejército pueda enfrentar a los dragones y aboga por que los elfos abandonen su hogar ancestral. Ninian les increpa con dureza diciendo que o mandan embajadores para formar alianzas con otros pueblos o nadie estará dispuestos ni a luchar a su lado ni a acogerlos en el exilio.

Amrilas Sirtirinan, el general de los ejércitos de Qualinesti, estima que pueden contener a las fuerzas enemigas durante poco más de medio año empleando tácticas de guerrilla en los bosques. Los enemigos cuentan al menos con media docena de dragones pero Sirtirinan tiene bajo su mando tres brigadas: la Casa de Jinetes, con 300 caballeros y 50 jinetes de grifos; la Casa de Arqueros, con 600 tiradores; y la Casa de Guerreros, con 600 infantes diestros con la espada.

A los civiles ya se les está trasladando a Frenost y desde allí a Porliost si finalmente Qualinesti llegara a caer y hubiera que escapar en barcos. Solostaran entiende que Ninian tiene razón a la hora de solicitar la ayuda de otras naciones pero no encuentra mejores diplomáticos que su propio hijo Gilthanas y aquellos que deseen acompañarle.

Entre los compromisos y acuerdos que los diplomáticos pueden hacer en nombre de la nación Qualinesti están la vuelta a abrir sus fronteras al mercado extranjero, usando como puesto comercial la fortaleza de Pax Tharkas como se hacía antaño, la posibilidad de extraer hasta 1000lb por año y por nación de sus minas de mithril y plata de las Montañas Kharolis -por sus propios medios-, y un envío de recursos continuado para abastecer en la medida de lo posible a los ejércitos de sus aliados (no sólo armas sino también algunas monturas, pero sobretodo víveres), tanto en sus tierras como en las del reino élfico durante el tiempo que dure la guerra. Además, en respuesta a la ayuda recibida, Qualinesti enviará a sus guerreros para combatir fuera de sus fronteras con el fin de derrotar al ejército invasor allí donde golpee, pues no sólo será una petición de auxilio, sino un acuerdo de cooperación mutua; la idea de los elfos es que humanos, enanos y elfos combatan juntos al común enemigo. Así mismo, como los enanos seguramente sean bastante más reticentes a aceptar un trato con los elfos, el Thalas-Entia accede a ofrecerles acceso ilimitado a las enormes minas de hierro de Pax Tharkas en tanto que sean ellos quienes ayuden a recuperar la fortaleza. Después de todo son los más cercanos, y su dominio está casi frontera con frontera con la antigua fortaleza.

Antes de partir de Qualinost, Gâlendor ordena sacerdote de E'li a Stannis Backard y Gilthanas reúne todos sus mapas de la región mientras los demás ultiman los preparativos para el viaje.

Gâlendor quiere viajar de regreso a su patria para forjar una alianza entre humanos y elfos pero Ninian logra convencerlos a todos para que primero las ayuden a Kendra y a ella a encontrar el bosque de Wayreth y después viajen juntos a Thorbardin con el fin de reconquistar Pax Tharkas y tener un enclave en el que elfos y enanos puedan brindarse su mutua amistad.

Kraghol, Lexs, Gilthanas, Ninian, Kendra y Gâlendor se ponen en camino a la mañana siguiente, al frente de cuatro carromatos y una escolta de ocho guardias elfos. Al poco de partir de Qualinost, la caravana es interceptada durante su viaje por el bardo elfo Nathanëfarason, que desea acompañarlos y escribir sobre sus gestas.

Tras dos jornadas de camino, la caravana llega hasta una región del bosque donde los arbustos han sido podados con formas de diversas criaturas. Llueve y la niebla es tan espesa que no deja ver bien lo que hay delante pero Ninian percibe la presencia de cuatro huargos en las inmediaciones y cuando estos atacan, los compañeros acaban con ellos rápidamente.

No llegan muy lejos antes de encontrar a un enorme oso pardo atrapado entre unas zarzas. La enana sospecha que una bestia tan descomunal debe haber sido encantada y pide a Kendra que disipe los sortilegios. La maga reduce el tamaño del oso pero en lugar de atacar al grupo, el animal se queda quieto y plantea un acertijo a los compañeros. En cuando Gâlendor lo resuelve, el oso se marcha, el paisaje cambia y pueden verse en la lejanía las redondeadas atalayas gemelas de la mal llamada Torre de Wayreth.

El grupo se encamina hacia allí y en la entrada descubren a Corrigan esperándolos. El túnica blanca indica a los presentes que solamente el aspirante a la Prueba y un acompañante pueden pasar a la Torre mientras el resto deben esperar en un claro cercano.

Las dos amigas son llevadas ante el Cónclave, presidido por Par-Salian, Justarius y Laddona, de los Túnicas Blancas, Rojas y Negras respectivamente. Kendra es enviada mágicamente a realizar su Prueba y Ninian es presentada por Corrigan ante el Cónclave. Augethrym asume su verdadero aspecto en señal de respeto ante sus oyentes y pone de manifiesto el clima bélico que se vive en todo Ansalon, pero no revela nada acerca de Xak Zar'koc. Pide la ayuda de los magos, si no como parte activa en la guerra, sí para transportar mágicamente a la caravana diplomática hasta Thorbardin para ganar un tiempo precioso. El Cónclave rechaza cualquier posibilidad de tomar parte activa en la guerra como colectivo pero no se opone a que sus integrantes lo hagan en el bando que escojan y del modo que elijan, del mismo modo que no ofrecen su ayuda a los diplomáticos de Qualinesti, ni impiden que otros lo hagan.

Mientras Kendra pasa su Prueba, Ninian recibe el permiso para deambular libremente por las instalaciones y comerciar con los magos, adquiriendo una caja de raciones de campaña, vendiendo algunos artefactos oscuros e identificando otros. Ninian busca también información sobre las Islas de los Dragones y descubre cierta información en la biblioteca.

Kendra supera con éxito la Prueba e ingresa en las filas de los Túnicas Blancas, aunque durante el proceso su sombra actúa con independencia de los movimientos de su propietaria. Ninian invita a Corrigan y a aquellos magos que lo deseen a unirse a ellos en su viaje a Thorbardin. Algunos se muestras dispuestos a defender Qualinesti, pero ninguno quiere viajar al reino de los enanos. Corrigan dice que está ocupado buscando en la biblioteca libros que puedan ayudarle a detener la guerra o decantarla hacia el lado de la Luz, pero que los compañeros vuelvan a buscarle aquí cuando regresen de Thorbardin.

Kraghol y Gâlendor apoyan la posibilidad de llegar a Thorbardin con la mediación de los habitantes de Casacolina, que están en deuda con ellos, puesto que en los mapas de Gilthanas no aparece la ubicación exacta de la entrada al reino enano.

Después de un día acampados en la floresta de la Torre de Wayreth, la caravana continúa el este. Al cuarto día los sonidos del interior de uno de los carromatos alertan a los compañeros. En su interior encuentran a un aurumvorax alimentándose con el tesoro que los enanos envían como tributo a sus aliados enanos. Un colérico Augethrym se enzarza en feroz combate contra la voraz bestia y solo la intercesión divina de Gâlendor logra evitar que el pequeño Dorado sucumba ante los zarpazos de su enemigo. Tras asestar el golpe de gracia a la bestia y sanar por completo a Augethrym, el solámnico se retira a descansar y Ninian le confiesa el secreto de su verdadera identidad.

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26/08/2017, 18:27
Eban, de la Orden de los Ascetas

La defensa de Casacolina

Tras dos semanas de viaje desde que dejaron la Torre de Alta Hechicería de Wayreth, la abrupta aparición de uno de los enormes gusanos de urkan hace que uno de los cuatro carros vuelque, rompiéndose una rueda y desparramando parte de su contenido. Los compañeros se ven forzados a defender la caravana de esta amenaza, aunque pierden en el proceso a dos de sus escoltas elfos.

Con un carro y dos camaradas menos, el grupo sigue adelante hacia Casacolina, en cuyas proximidades son interceptados dos días más tarde por From Broadblade. Escoltados por su guía, son recibidos por el viejo Khoren Fireforge, patriarca del asentamiento, y las dos jóvenes enanas que Gâlendor, Lexs y Kraghol rescataron de la guarida del rey theiwar. Así es como se enteran de que Axel Broadblade ha sido hallado medio muerto en un risco cercano rodeado por una decena de goblins muertos.

From y Gâlendor insisten en ver de inmediato al moribundo, que en estos momentos está siendo tratado por Helga, la curandera de Casacolina. Gâlendor obra el milagro de sanar a Axel para asombro de todos los presentes. From y Brom afirman estar en deuda con el solámnico y le piden que les permita servirle hasta que hayan podido saldarla.

Khoren se muestra encantador con Ninian e incluso le ofrece quedarse en Casacolina, casarse con alguien trabajador y formar una buena familia. Los compañeros descubren que hay movimientos de goblins en las inmediaciones y se ofrecen a ayudar. Mientras Axel está convaleciente, es Sharn Cabezacuadrada quien lidera las reducidas fuerzas del poblado y quien les habla de las defensas naturales con las que cuenta el lugar. Gâlendor propone que enanos y elfos trabajen codo con codo y expone una sólida estrategia de defensa en caso de ataque, que es bien recibida por todos.

Es esta previsión del solámnico lo que permite que los cuernos de las atalayas este y sur resuenan en mitad de la noche alertando de la inminente presencia de enemigos. Gâlendor arenga a los defensores y los divide en dos fuerzas. Envía al este al grueso de las fuerzas enanas, una veintena de ellos, liderados por Sharn y Kraghol. Él, Lexs y Gilthanas se encaminan a la puerta sur al frente de seis enanos y otros tantos elfos. Ninian envía a Kendra a apaciguar a los niños y mujeres asustados y sobrevuela en su forma dracónica el asentamiento tratando de descubrir si la amenaza es real. Gâlendor envía a Brom y From a vigilar las atalayas norte y oeste y hacer sonar los cuernos en caso de ataque por estos frentes.

Augethrym detecta movimientos de tropas goblins, cerca de cuarenta avanzando desde el este y la mitad aproximándose desde el sur. Temiendo sembrar el pánico entre defensores y atacantes por igual, Augethrym decide limitarse a ser un mero observador e intervenir únicamente en caso de que alguna de las líneas de defensa se desmorone.

Muchos goblins caen bajo las flechas de los elfos pero en lugar de atacar, los trasgoides se dedican a destrozar la empalizada. Aunque Augethrym tarda en darse cuenta, desde el sur, un ogro azuza a una hidra de seis cabezas contra Casacolina. El Dorado se lanza a la batalla vomitando fuego. Kendra se suma a las fuerzas de Kraghol, que exterminan a las fuerzas del este y toman a cinco de ellos como prisioneros, aunque media docena consigue escapar.

Gâlendor se retira del frente sur en busca de su caballo y su lanza. Las defensas aguantan gracias al heroísmo de Gilthanas, que consigue acabar con el ogro con la ayuda de Lexs y se enfrenta a la hidra con sus escasos efectivos. Un elfo muere y dos enanos caen gravemente heridos, Gilthanas consigue cortar una de las cabezas de la bestia pero surgen otras dos para atacarle. Augethrym vuela al frente oriental en busca de ayuda pero la carga de caballería en solitario del retornado solámnico pone fin a la existencia de la hidra. Mientras Augethrym calcina el cadáver de la bestia para que no pueda regenerarse, Gâlendor usa su magia divina para salvar la vida de Gilthanas y de los dos enanos moribundos.

El solámnico se responsabiliza de la muerte del guardia elfo, Talathel, y pide la ayuda del bardo Nathan para escribir una carta a los familiares del difunto donde se ponga de manifiesto su valor. Los enanos reconstruyen la empalizada destrozada y Kraghol interroga a los prisioneros, descubriendo que un ogro o un gigante conocido como Partespinazos está reuniendo todas las tribus de goblins y ogros de la región.

Un recuperado Axel Broadblade insiste a la mañana siguiente en hacer de guía a la caravana diplomática de Qualinesti hasta Thorbardin. Incansablemente buscan la Puerta Norte de Thorbardin sin éxito hasta que, al anochecer, Lexston consigue dar con ella. Gâlendor da instrucciones a Axel, Nathan y a los elfos de montar un campamento en el exterior con las carretas mientras el resto se adentra en el reino de los enanos.

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26/08/2017, 18:27
Eban, de la Orden de los Ascetas

La Puerta Norte

Gâlendor, Lexs, Kendra, Kraghol, Gilthanas, Ninian, Brom y From se adentran el Thorbardin y son recibidos por las enormes estatuas vivientes de dos antepasados enanos. El solámnico trata de razonar con ellos en vano y el grupo es atacado por los pétreos defensores en un combate sangriento que a punto está de costarle nuevamente la vida a Gilthanas. Los compañeros parecen haber llegado hasta un callejón sin salida pero la magia de los Discos de Xac Zak'koc permiten a Gâlendor, tras sanar a su amigo elfo, reparar en una invisible inscripción grabada en la pared. Es un acertijo escrito en lengua enana pero el solámnico replica los caracteres que solo puede ver él para que Ninian los traduzca.

Tras interpretarlo, la enana piensa que se trata de una campana, pero los compañeros no encuentran ninguna en las inmediaciones. Lexs busca en su mochila pero no tiene ninguna. Gâlendor propone usar su escudo como un gong y Ninian lo golpea con su maza, hasta que el sonido abre finalmente la entrada oculta.

Los compañeros regresan al campamento para informar a sus compañeros, curar sus heridas y descansar hasta la mañana siguiente. Kendra, From y Brom deciden quedarse también cuidando de la caravana y el quinteto entra en Thorbadin a través de la puerta oculta.

El grupo avanza por el complejo de la Puerta Norte, que demuestra ser una ciudad en sí misma sembrada de cadáveres. Tras horas recorriendo los desiertos subterráneos, se topan con Arman Kharas al frente de otros doce guerreros. Ninian saluda a los enanos pero en ese momento un pálido y tatuado theiwar llamado Krothgar interrumpe la conversación canturreando y anunciando que el grupo de Arman jamás logrará escapar con vida de la Puerta Norte. Ofrece a los compañeros hacerles de guía si abandonan al hylar y se esfuma cuando estos rechazan la propuesta.

Arman y los suyos conducen al grupo hasta un olvidado y desatendido templo de Reorx, en el que Ninian descubre una entrada hacia las profundidades. Arman se presenta como el hijo de Glade Hornfel Kytil, Thane del Clan Hylar. Afirma ser la encarnación viviente del legendario héroe enano Kharas e interroga a los compañeros. Ninian les habla de los males que acontecen en Ansalon y la naturaleza de su misión diplomática.

El enano se muestra altanero y despectivo con todos, pero confiesa que él y su grupo están aquí buscando a Pico, su medio hermano. Ha caído prisionero de los theiwars y tratan de rescatarlo. Pide la ayuda de los compañeros y a cambio promete interceder en su favor cuando se reúnan ante el Consejo de Thanes para presentar las demandas de los Qualinesti.

Cuando el grupo acepta y Ninian sugiere tomar el pasadizo recientemente descubierto, cuatro de los enanos se niegan aduciendo que es una profanación del templo y abandonando la misión de rescate cuando Arman insiste en que todos deben seguir por ahí.

El camino lleva hasta los niveles inferiores del templo y, por extensión, a los niveles inferiores del complejo de la Puerta Norte. De este modo los compañeros llegan finalmente hasta una prisión en la que tienen encerrados a una veintena de aghars. Recordando su estancia en Pax Tharkas y la ayuda de los gullys, Lexs insiste en liberarlos ante la negativa de Arman de perder el tiempo con esos pobres infelices. La propuesta del kender es respaldada por Gâlendor y Ninian, que reprende con dureza al racista enano.

Arman insiste en que si quieren perder el tiempo liberando a los gullys, lo hagan después de que Pico quede libre y Kraghol respalda su criterio, proponiendo a sus compañeros la posibilidad de separarse si no están dispuestos a abandonar a los desafortunados aghar.

No queriendo separarse de su amigo minotauro, Gâlendor y Gilthanas acceden al ultimátum y a anteponer el bienestar del solitario Pico al de tan nutrido grupo de gullys. Ninian, compadecida con la situación de los gullys, pone el grito en el cielo ante el egoísmo de Arman y la complacencia de sus compañeros. Un enfurecido Arman da órdenes a sus fuerzas de seguir adelante y Kraghol, tras increpar a la enana, decide abandonar también a sus amigos para seguir al hylar.

Gâlendor y Gilthanas quedan en tierra de nadie, sin saber si correr tras el minotauro o quedarse con Lexs y Ninian, que ya se afanan por abrir las celdas de los cautivos.

Tan pronto como Lexs consigue liberar a los gullys, un grupo de diez guardias theiwars irrumpe en la prisión. Tan sorprendidos como los compañeros, los guardias huyen para dar la voz de alarma. Gâlendor insta al acrecentado grupo a buscar a Kraghol y a los demás, pero no saben por dónde han ido y no tardan en perderse.

Entretanto, Arman y su nuevo amigo minotauro llegan hasta una plaza donde descubren a una docena de theiwars que jalean a dos prisioneros a los que obligan a combatir entre sí. Kraghol y sus compañeros arremeten contra los espectadores con la esperanza de encontrar a Pico entre los dos forzados combatientes. Los theiwars que no se rinden son asesinados por el grupo y el resto, hechos prisioneros. Los combatientes resultan ser dos cautivos del clan Klar, aliados de los Hylar, a quienes liberan para que les hagan de guías en esta zona de la ciudad.

Gâlendor y los demás, al frente de los libertados gullys, localizan finalmente a Arman y su grupo. El enano insta a los aghar a marcharse por donde han venido, entendiendo que no son más que una innecesaria molestia para su misión de rescate. Ninian insulta duramente a Arman y lo amenaza con denunciarlo ante el Consejo de Thanes por entorpecer su labor diplomática. Kraghol se enfrenta verbalmente a la enana, acusándola de practicar la tiranía con el grupo e insta a Gâlendor y a todos los demás a buscarse la vida si pretenden seguir viajando en compañía de los gullys mientras él ayuda a Arman con su misión.

El solámnico trata de mediar entre ambas partes pero Arman ordena a sus hombres que hagan prisioneros a todos los compañeros menos al minotauro. Ninian amenaza con matar a cualquiera que se atreva a ponerle una mano encima a ella o a los asustados aghar. Kraghol trata de convencer a Arman de que si bien Ninian es culpable de cualquier cosa que el enano quiera acusarla, el resto de sus compañeros no lo son y solo actúan tratando de evitar males mayores.

Gâlendor interviene de nuevo para calmar los ánimos, aduciendo que aún no se ha derramado sangre y ya hay bastantes enemigos alrededor como para luchar entre aliados. Un furibundo Arman transige en que el grupo se marche antes de que se arrepienta y decida matarlos a todos. Kraghol insiste en quedarse con su nuevo amigo enano y dejar que los demás se las apañen sin su ayuda para escapar del complejo.

El gully Slik se ofrece a llevar a Ninian y a los demás hasta Aghabardin, su ciudad, mediante un camino oculto y directo. Gâlendor, Lexs y Gilthanas recuerdan la ayuda de los gullys en Pax Tharkas y deciden aceptar su hospitalidad, para regocijo de los 18 liberados prisioneros aghar.

Mientras, Kraghol, Arman y los suyos encuentran a más prisioneros enanos, famélicos y enfermos. A todos los dejan donde están, temiendo que sean un estorbo para su misión, hasta que finalmente dan con Pico. Cuando el minotauro consigue forzar la celda, son descubiertos por un grupo de quince guardias theiwars armados, que duplican en número a los hylar. Su líder amenaza con matarlos si no se rinden y echárselos de comer a sus cerdos o bien arrojarlos por el Eco del Yunke. Kraghol carga contra el caudillo theiwar pensando que si lo mata los demás se dispersarán. Le basta un golpe terrible de su hacha para amputarle el brazo izquierdo y acabar con su oposición. Kraghol le insta a ordenar a sus camaradas que suelten las armas y se retiren. Tan pronto como los theiwars emprenden la huida, el minotauro no duda en ejecutar a su indefenso y mutilado caudillo.

Arman promete enviar una partida a liberar a los prisioneros enanos una vez que su hermano esté en casa y a salvo y abandona a su suerte a los que allí se encuentran suplicando su ayuda, salvo a los cinco enanos que compartían celda con Pico. El grupo, cargando a los enfermos prisioneros, recupera a los guardias dejados en el templo de Reorx y más tarde alcanza el puente conocido como el Eco del Yunque. Desde la fortaleza situada encima, los theiwars les arrojan rocas de gran tamaño.

Uno de los guardias de Arman muere aplastado pero el resto del grupo consigue alcanzar la barbacana del otro lado del puente. Paran para recuperar el aliento y comer algo y Arman le cuenta a Kraghol que los theiwars tienen dos ciudades que continuamente combaten entre sí: Theibardin y Theiwarin, donde están los desterrados de la primera ciudad y no hay más que asesinos, esclavistas y nigromantes; los que no quieren ni siquiera Theiwarin son los que se han apoderado de la Puerta Norte. El objetivo del grupo es llegar a Sala de Justicia Norte, un antiguo y pequeño complejo administrativo, desde allí alcanzar las madrigueras de los Suburbios Oeste y, finalmente, llegar hasta Hybardin. El sueño de Arman es encontrar de nuevo el legendario Mazo de Kharas y unificar a los pueblos enanos. Teme que con las superpobladas ciudades subterráneas, no tarde en producirse una nueva guerra civil y confía en que eso pueda evitarse si empiezan a adoptar una política aperturista con las naciones del exterior.

Kraghol aboga por que los enanos se alíen con los elfos, aunque advierte que no valen gran cosa como aliados, y que formen un asentamiento en Pax Tharkas para mitigar el problema de superpoblación. Le cuenta a Arman sus aventuras junto con Gâlendor y le anima a no perder la esperanza de encontrar el Mazo.

Arman le habla de Kharas, de las guerras de Dwarfgate, de la tumba del rey Duncan y del Mazo del Honor, que fue forjado como símbolo de alianza entre los humanos, elfos y enanos. Confiesa que también hay goblins en los subterráneos. Garghulg Corto-de-luces acaudilla a un buen número de esas criaturas, pero no se atreven a invadir Thorbardin más que para saquear comida de vez en cuando. Los enanos tienen localizadas dos entradas a los dominios de los trasgoides.

Antes de volver a ponerse en movimiento descubren que uno de los prisioneros enfermos ha muerto. Arman y los suyos llegan finalmente a la Sala de Justicia Norte y allí encuentran a un tambaleante enano cubierto de telarañas. Tratan de darle el alto pero, cuando éste no responde, Kraghol no duda en disparar sobre él repetidas veces. En ese momento se manifiesta la verdadera amenaza, una enorme araña que lanza sus redes desde el techo sobre el minotauro y su grupo de enanos. A esta primera araña pronto se le suma una plaga de menor tamaño. El grupo escapa para salvar la vida, consiguiendo poner a salvo a sus heridos.

La compañía de enanos alcanza finalmente los Suburbios Oeste, una enorme plantación de setas que constituye uno de los principales campos de cultivo de todo Thorbardin. Kraghol pide a los enanos descansar en este lugar a la espera de que sus compañeros consigan darles alcance de algún modo tras haber sido abandonados a su suerte en territorio enemigo. Arman, preocupado por su hermano y el resto de enfermos y heridos, convence a Kraghol para seguir adelante hasta Hybardin y le habla sobre los distintos clanes de Thorbardin y sus dirigentes.

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26/08/2017, 18:27
Eban, de la Orden de los Ascetas

Agharbardin

Guiados por Slik, Gâlendor y compañía son conducidos a través de inmundos pasadizos hasta la sucia comuna que los gullys llaman orgullosamente su ciudad. Su líder, el Thane de Aghabardin, es el Granbulp Bulp Altobulp I, ante quien Lexs se reconoce como un igual al haber sido nombrado Gran Thorag Gorag Dorag Forag Dos de Pax Tharkas durante su estancia en aquella fortaleza. Ninian saluda reverentemente al thane de los aghar y le regala una sortija bañada en oro como símbolo de amistad y buena fe. Gâlendor y Gilthanas se muestran respetuosos aunque dudan de que la alianza con los aghar sirva de algo a su misión diplomática.

El thane se retira a su baño diario e invita a los forasteros a hablar con el Mejor Cocinero de Aghabardin y Jefe Chamán, Nomscul. El gully Slik guía a los compañeros hasta él y Ninian le reverencia y le regala una copa y un plato de cobre. El Chamán no siento ningún interés por los regalos y la acusa de ser como los hylar que solo piensan en tesoros, les habla de los otros clanes y les recita una antigua profecía de los aghar: “Rey y reina descender por barrizal, en Foso de Bestia de golpe caer. Aghar coronarlos, bailar y cantar, y ellos soberanos para siempre jamás.”

Nomscul habla con tal sencillez y candor que conmueve a Gâlendor hasta el punto que este decide ordenarle sacerdote de Reorx, obligando de este modo a cualquiera que desee consagrarse a la fe del forjador a aprender de Nomscul su portentosa humildad y generosidad. El emocionado aghar accede entonces a las demandas de Ninian de guiarles hasta el Foso de la Bestia, aunque al solámnico le gustaría abandonar Agharbardin y conocer al clan Daewar.

Nomscul les regala una cuerda de tripas de troll y reúne a los gullys para comunicarles que el grupo se dispone a cumplir la profecía. La bestia resulta ser un vomitado escamoso, con la que Gilthanas, Lexs, Gâlendor y Augethrym logran acabar tras grandes sufrimientos. Ninian es nombrada Reina de los aghar y se le pide que escoja al Rey de entre sus tres compañeros de fatigas.

La enana ordena que se prepare un gran banquete en su honor y se organicen festejos donde será coronada en presencia de los más importantes gullys de agharbardin. Tras la coronación ella elegirá a su Rey y al Thane Regente que gobernará en nombre de ambos. Ninian pretende escoger a Gilthanas, pero tanto el elfo como Gâlendor se niegan a participar en la pantomima. Lexs, en cambio, está entusiasmado con la oportunidad de extender sus dominios como monarca de los aghar desde Pax Tharkas hasta Agharbardin.

Al actual thane la idea de ser reemplazado por dos advenedizos le ofende y acusa a Nomscul de traición. Ninian interviene pidiendo que se convoque al Consejo de Thanes y el Gran Bulp trata de hacerla su esposa y ser coronado Rey, para disgusto tanto de Lexs como del propio chamán gully, que sabe que al resto de los enanos de Thorbardin no les importan nada los aghar.

Gâlendor trata de forzar entonces la coronación de Lexs y el asustado Nomscul nombra al kender Rey Lexum Walman I y a Ninian Reina Atizadora, para satisfacción de casi todos, que no entienden lo que sucede pero sí aprecian la perspectiva de un gran banquete. Los gullys se arrodillan ante Gâlendor cuando éste comienza a curar las heridas del grupo. Ninian regala a su guía, Slik, un plato de cobre y, agradecido, éste promete servirla en todo.

Tras una noche de descanso, Gâlendor pretende abandonar Agharbardin sin más demoras, ante la negativa de Nomscul que afirma que el rey y la reina deben quedarse. El solámnico insiste en ir a Daebardin a conocer a los daewars y Ninian pide al chamán que los acompañe hasta allí. Nomscul obedece pero al llegar hasta unos campos de cultivo, su grupo es detenido por el sargento Dorum del clan Hylar y sus guardias. A través de un ingenioso sistema de vagonetas, los apresados compañeros son escotados por el Mar de Urkan hasta Hybardin.