Partida Rol por web

Para abrir el mecanismo debes superar una tirada de Oficio NO12 (debería ser NO16 pero el Exito Espectacular reducen en 2 grados la dificultad).

Puedes hacer la tirada y narrar cómo se abre (porque confío en tu habilidad xD)

Dejé a la enana hacer, ya que yo no había visto ninguna cerradura o mecanismo para abrir la puerta. Si queríamos traspasarla, ella era la indicada. Yedra había bajado con Dírhael y estaban al lado nuestra, moviéndose con cuidado por entre los escombros y restos de combatientes. Con tanta arma y armadura herrumbrosa, cualquier corte podía infectarse y acarrar una severa enfermedad. Me quedé al lado de Therusia y observé todo lo que hacía para aprender sus métodos para encontrar cosas ocultas.

—Será mejor que os apartéis

La enana habló con tono grave, se veía capaz de abrir aquella puerta, pero no tenía muy claro que no fuese a ser una trampa. la gran cantidad de cadáveres no descartaba aquella opción. Tozuda como era, no iba a permitir que nadie estuviese cerca mientras trabajaba, no fuese a dispararse un cuchillo o una flecha. Con cuidado, y preparada para recibir cualquier sorpresa que pudiese darle aquella puerta, comenzó a manipular con eficiencia enana aquel pequeño mecanismo hasta que oyó un clic. ¿Sería la puerta que se abría?

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   Mientras Therusia trastea con la puerta, repito lo que me ha venido a la cabeza, que lo sabrán ya, que son elfos y enanos, bueno: elfo y enana. Pero... que me lío.

   - Cuando estudiamos, somos de culturas orales, como Amaltea puede corroborar.

   En las historias y ritos sobre los Valar, las viejas culturas solían seguir un camino. Un camino que debían realizar para abrir las puertas a las tierras imperecederas.

   Avanzaban por pasillos, que sean como este seguro que es una casualidad, o entre árboles en caso de elfos y al final debían realizar gestos o tocar ciertas partes o pronunciar unas palabras para abrirse camino. Todo estó estaba representado por pinturas... cómo estas en las que se ha fijado Amaltea... si pudiéramos limpiar la mugre que las cubre e iluminarlas mejor seguro que mostrarían alguna pista. -

   Todo esto lo recito a la carrera antes de que Therusia levante la trampa de turno, si es que existe, que la veo muy afanada enredando en la puerta.

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     La puerta se abre en el momento en que Yedra termina de dar su aviso y a la vez que en la cara de Therusia se graba una mirada de satisfacción y orgullo, la habilidad de los suyos puede con los artificios de los estirados elfos parece pensar.

     En silencio y como si apenas pesara uno de los laterales se desliza mostrando un pasillo que asciende en el mismo ángulo en el que estáis ahora formando una V con la  puerta en el vértice.

Me aparto para dejar a la enana obrar su magia. Yedra murmura antiguos relatos sobre los dioses y comenta lo que ya pensé al ver los murales, pero no tenemos tiempo para estar raspando las paredes para quitar el musgo de ellas. En cuestión de segundos, la puerta se abre ante nuestros ojos, mostrando un pasillo de subida. Extraño era la palabra para describir este túnel, ya que forma una V con la puerta como vértice. ¿Una trampa o cuello de botella ante invasores, quizás? No era mi campo, así que no pensé mucho en ello.

-"Bien hecho Therusia." Le comenté, mientras me acercaba y asomaba la cabeza por el umbral para ver más adelante.

     Cuando Amaltea se asoma lo único que ve es oscuridad y apenas su sombra alargada con la poca luz que le llega de la antorcha que sigue portando Ithildir. Si nota con cierta sorpresa que el aire se aligera, claramente hay una corriente de aire que se lleva los fétidos aromas acumulados.

     Cuando la antorcha sobrepasa la puerta en las paredes veis los mismos murales que lleváis observando desde que entrasteis pero aquí están, con bastante diferencia, mucho mejor conservados. Hay pérdida de color y en algunos lugares se ha caído la pintura, pero al menos es más fácil distinguir figuras de elfos vestidos con túnicas blancas en una especie de viaje hacia el mar.

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   Me acerco a mirar esos murales, pero la ligera corriente de aire, el olor a moho y el cambio de presión, junto con el humo de la antorcha hace que me lagrimeen los ojos y que suelte un sonoro estornudo.

   - AAtttchuaaaaaa. -

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—Sois increíbles —dijo el elfo para felicitar el buen hacer conjunto de sus compañeras.

Ithildir cruzó la puerta y comenzó a iluminar los muros, pasando a examinar de cerca las imágenes.

—Bueno, bueno, bueno... Sin duda este ha sido un hallazgo maravilloso, y una buena idea la de investigar. Dejadme echar un ojo a estos frescos. Oh, heri Elentári, man vanima es ná linyenwa onda! —musitó luego en una lengua algo distinta a la que habíais escuchado antes.

     Acoger enseñanzas únicamente. Es paso a las tierras imperecederas era un premio y con el tiempo simplemente una decisión. Cuando un elfo se cansa de la vida en la Tierra Media inicia su camino hacia los Puertos Grises,pero en la antigüedad no había todavía esa sensación de cansancio (estas ruinas tienen 3000 años aproximadamente) y el paso/viaje todavía tenía cierto tono místico.

     Los elfos partían desde cualquiera de los puertos que había (ahora ya solo los Puertos Grises) y participar en los ritos de este tipo de edificaciones servía más para contar y recordar la historia pasada (al fin y al cabo aunque la mayoría de los elfos de la Tierra Media ya estaban a principios de la Segunda Edad no todos habían participado en los combates y sucesos de la primera y segunda edad).

Ithildir se tomó el tiempo que sus compañeras le permitieron para degustar con la mirada las imágenes que allí se exponían. En ocasiones murmuraba alguna cosa, preguntándose el significado de algún pasaje hasta que lo descubría, asintiendo sonriente.

—Bien, euh... Nos encontramos ante un lugar de saber. Estas galerías acogían distintos pasajes de nuestra historia pasada. Desde antes incluso de que los hombres hubiesen despertado. Cuando sólo las estrellas gobernaban la cúpula celeste. Cuando el mundo era otro. Apoyados en estas imágenes se mostraba a los jóvenes la historia de nuestros antepasados, sus grandes proezas, y también las nefastas decisiones que desembocaron en innumerables pérdidas y desgracias —dijo esto último con cierto aire apesadumbrado—. En estos frescos podemos ver el camino hacia la purificación, el trayecto tomado por los nuestros en dirección a tierras sagradas. Tras la puerta intuyo que se mostraban imágenes mucho mas crudas. Pena, traición y lucha contra criaturas de edades pretéritas. En fin, es un lugar maravilloso que convendría ser conservado. Mas dudo que podamos hallar algo de provecho para la tarea que nos compete.

—Mmmmm vaya... En todo caso, si queremos salir de aquí, quizás sea buena idea que sigamos hacia adelante. Aunque lo cierto es que nos estamos alejando un poco de por donde hemos entrado, si encontramos una salida cerca será fácil volver a localizar la entrada por la que accedimos.

Therusia se rascó la barba y se quedó pensativa unos segundos, tratando de ubicarse

Therusia os dirige hacia la salida y veis como este camino es inverso al que habíais seguido. Desde aquí sube lentamente y en este lado podéis ir viendo las pinturas mucho mejor conservadas con rostros delicados de elfos etéreos, puertos ya hundidos y desaparecidos y al final una hermosa isla apenas vislumbrada entre jirones de niebla.

Ithildir os va narrando algunos de los pasajes, algunos conocidos, otros intuidos y aprendéis un poco de lo que significa el paso del tiempo para los elfos tan diferente al del resto de criaturas de la Tierra Media.

El pasillo termina en una puerta que al abrirla veis que estaba cubierta completamente por tierra y hierbas que el tiempo había ido depositando. El sol brilla a cierta altura indicando que habéis pasado bajo la superficie más tiempo del que creíais. Os invade una sensación de energía renovada, de unión con uno de los pueblos libres, el que primero luchó por la libertad y la luz y que ahora comienza su declive.

Tras recorrer los sinuosos pasillos élficos, llegamos a una salida, una ventana que daba al exterior, tapada por espesas hierbas. Afuera, el sol calentaba ya la tierra. Parte de mi pesadumbre se quedaría en ese lugar y ahora andaría con más ánimo hacia nuestro destino. Salí la primera al exterior y empecé a explorar los alrededores. Quería saber dónde estábamos y a cuánta distancia estábamos de mi fiel can.

     Caín está a unos 200 metros y eso porque se ha alejado siguiendo algún rastro de un animal despistado. El edificio que permanece bajo tierra (o más bien la parte del edificio que se ha conservado) no tiene una gran extensión y si habéis notado que se retorcía sobre si mismo dando una sensación de caminar mayor a la distancia real. El perro te saluda con alegría y parece que él también ha recuperado parte de su buen ánimo en estas horas de libertad.