Más allá de los ríos que cantan y los árboles que recuerdan, donde el tiempo gira en espiral y los niños ven lo que los adultos han olvidado, algo se ha roto.
Un hombre llegó con fuego en las manos y paz en los labios. Dijo que venía a salvarlos. Pero su luz quema sin calentar.
Ahora, en las sombras de la selva, los antiloques callan. Los espíritus huyen. Y en las cuevas del este, una serpiente antigua despierta… alimentada con buenas intenciones.
Ustedes han venido a rescatarlo.
Pero quizás lo que deben hacer… es detenerlo.