Partida Rol por web

El barullo en el Bláson de Juliver sube y baja a medida que los comensales entran y salen. La noche está resultando bastante agradable, cuando un reducido grupo entra por la puerta y se sienta en la mesa entre vosotros. Por su aspecto diríais que son algún tipo de estudiosos. Os llama la atención la elfa de largos cabellos negros que parece liderar el grupo.

Drabeorn frunció el ceño ante el desplante de la chica, pero al cabo de unos segundos pareció olvidarse, relajó el gesto y volvió a su jarra de cerveza.

- No importa, Ethelwyn, ellá sabrá lo que hace.- dijo en voz alta, aunque no había nadie sentado junto al bárbaro.

Tomó buena nota mental de la historia del carro asaltado. Aquello era extraño: los salteadores de caminos solían salir con el buen tiempo, como las cucarachas y demás alimañas. Muy desesperados tenían que estar aquellos bandoleros.

Aunque el Blasón estaba abarrotado, el frío del exterior hacía que siguiera entrando gente. Cerca de donde estaba Drabeorn se sentó un grupo de ratas de biblioteca, guiados por una guapa elfa morena que sobresalía sobre los demás. Drabeorn la miraba con descaro, aunque esta vez mantuvo el pico cerrado.

El pequeño Gnomo se sorprendió al oir hablar al semiorco. Sin duda no era un tosco bárbaro pese a lo que sus marcas pudieran sugerir. Con una eterna sonrisa escuchó sobre sus ganas de viaje.

-Yo también estoy de paso en este lugar.- Añadió. -Aunque de momento no tendo destino fijado. Tal vez intente sacar unas monedas en el mercado como ha sugerido el posadero. Lo justo para seguir el camino. Aunque con este tiempo apetece poco viajar.-

-Por cierto. Mi nombre es Abroshtor.-

-Bueno... entonces necesitais una poción de curación.... Estais de suerte, son mi especialidad!- En realidad no tenía especialidad alguna, pero podía prepararlas tan bien como cualquier boticario. -En cuanto al precio... 37,5 monedas serán suficientes. Como verás, mis beneficios son reducidos, pero me importa más la satisfacción del cliente. Y que vuelva a comprar, por supuesto.- Añadió con una carcajada.-Si aún os interesa mañana podría tenerla preparada.-
 

Al rato entró en el local un grupo de estudiosos. -¿Quienes son?¿Los conoces?- Preguntó al semiorco.

Recuerdas al grupo de escolares. Llegaron no hace mucho desde Torreón de Espinas, aunque jurarías que antes eran más (ahora sólo son 3).

La boca de Druul se ensancha en una amplia sonrisa ante la cordialidad, y el precio!, del gnomo y sus pociones. Desgraciadamente hay que observar bien su rostro para diferenciar la sonrisa de las cicatrices en su cara.

- Encantado Abroshtor, mi nombre es Druul. Soy de Fuerte Inevitable, pero me gustaría dejar el lugar, al menos por un tiempo. No tengo gratos recuerdos. El precio que me propones me parece muy justo, y sin duda más favorable que el de una tienda convencional. No vale aguarla, eh? - añade con una carcajada- Trato hecho entonces. Respecto a los estudiosos...

Druul piensa por un momento.

- Ah, sí, ya los recuerdo. Llegaron no hace mucho desde Torreón de Espinas, aunque juraría que antes eran más, ahora solo veo tres. No sé qué les habrá sucedido. Si quieres nos acercamos a ver si nos enteramos de más.

También el otro "grupo", el de la mujer bien pertrechada, el bárbaro y el vociferante amigo de Rheoder, le intrigan.

Marcoul había permanecido en silencio ante la conversación que se había desarrollado en la mesa cercana. Apenas un leve movimiento de cejas ante la mención del camino de los cruzados por parte de la mujer. La observo con silencio dubitativo, él también se encontraba bloqueado a la espera, y por un largo tiempo estuvo absorto a lo que sucedía a su alrededor, como si internamente meditase sobre lo que hacer.

Finalmente, dejando la jarra en la mesa, levantó con cierta lentitud su cuerpo y se dirigió con pasos pesados hacía Alyssa

"Saludos pelegrina, me llamo Marcoul, y también me dirijo a la Cruzada de Mendev".

“Vale... el bárbaro habla solo... genial...” pensó la joven. Aunque sus cavilaciones no duraron mucho cuando se abrió la puerta de la posada de nuevo. Alyssa se quedo mirando absorta al grupo recién llegado, sobre todo a la elfa. En su aldea no era común ver gente como ella, como poco se podía decir que eran una gente bella.

Un nuevo desconocido se sentó junto a ella y la saco de su ensimismamiento. El hombre calvo se presentó y la joven paladina le correspondió. -Buenas noches, mi nombre es Alyssa Andersen, mucho gusto en conoceros.- dijo con una sonrisa. -¿Que os lleva a la cruzada?- preguntó con curiosidad.

De fondo escuchaba la aguda voz del gnomo hablando con alguien, pero no tenia muy claro con quien, ni sobre que: el ruido del Blasón de Juliver apagaba cualquier ruido posible.  

Las camareras, con amplias sonrisas en sus caras, no tardaron en hacer jocosos comentarios sobre la joven mujer y los dos fornidos hombres, lo que levantó sonoras carcajadas y algún que otro comentario soez. El grupo de académicos, sin embargo, no parecían disfrutar del ambiente. En más de una ocasión os encontrasteis con la mirada de la joven elfa, que parecía evaluaros y tomar notas mentalmente. Echó una última mirada a Drabeorn, antes de comentar algo con sus dos compañeros, dar un largo trago a su copa y sonreir.

Entonces se levantó y se dirigío hacia la mesa del bárbaro - "Buenas noches. Os importa si me siento con vos?" - preguntó con una sonrisa. 

Druul, confiando en que el gnomo sintiera su misma curiosidad y le siguiera, se levantó y se situó de pie cerca de la mesa del bárbaro, para escuchar la conversación. Seguía sospechando que algo había pasado con el grupo de estudiosos.

Drabeorn no pudo evitar sonreír ampliamente y mirar de soslayo a la vecina de la armadura antes de asentir y señalar una silla vacía.

- Por favor. ¿Qué bebéis, mi señora?

"Cerveza está bien" contestó, "Pero dejad que sea yo quien invite." añadió la elfa antes de buscar la atención de uno de los camareros y señalar la jarra del bárbaro. "Soy Iliara Manto de Estrellas, de la Orden de Fuegodorado." - añadió con voz alta y clara. "Probablemente no hayáis oído hablar de nosotros, pues centramos nuestra actividad en Torreón de Espinas y sólo de vez en cuando venimos a Fuerte Inevitable". Notáis el aroma dulzón de su perfume, aunque éste no consigue ocultar los extraños y exóticos olores que parecen provenir de las bolsitas que lleva colgadas alrededor de la cintura.

El Gnomo estaba satisfecho de haber cerrado su primer trato. Aquella noche prepararía la poción y por la mañana estaría más que lista.

El semiorco le instó a moverse más cerca de los recién llegados. Abroshtor, con diligencia, se incorporó de un salto y con una sonrisa siguió a Druul. Nunca desperdiciaba una oportunidad de investigar un rato, y más si podía enterarse del estado de los caminos...

Drabeorn aceptó la invitación sin rechistar. En cuanto a pagar la cuenta, se le podía considerar un firme defensor de la igualdad de género.

- Tenéis razón, no conozco vuestra orden.- dijo, aunque poco tenía que ver que fueran de Torreón de Espinas. Le habría pasado lo mismo con cualquier orden de estudiosos (o magos, a juzgar por aquellos saquillos olorosos) de los Reinos de los Ríos.- Mi nombre es Drabeorn, del clan Crin de Lobo. Seguramente habréis oído hablar de nosotros.- dijo, hinchándose con orgullo.

"Conozco bien a vuestro clan, maese Drabeorn. En Torreón siempre os hemos considerado unos aliados formidables. Es una lástima que vuestro lider, Darioth, nunca haya estado muy interesado en los temas políticos de la ciudad" sonrió. Vió entonces al semiorco y al gnomo allí plantados, prestando atención a sus palabras. "Por favor, tened la amabilidad de tomar asientros vosotros también." les instó con un gesto. "Espero que no os importe, Drabeorn, pues tengo una petición que haceros y cualquier ayuda será bien recibida" añadió subiendo ligeramente el tono de su voz mientras mirada de soslayo y con una sonrisa la mesa vecina [Alyssa y Marcoul].

"Veréis, hace unas semanas coincidimos con dos de nuestros asociados aquí, en Fuerte Inevitable; estaban investigando la existencia de ciertos portales en las ruinas azlanti que hay más al norte." hizo una breve pausa para tomar un sorbo. "Hace tres semanas nos reunimos aquí con ellos por última vez; si bien Jharun seguía algo frustrado al no avanzar su investigación, Tiawask estaba entusiasmada con haber conseguido financiación adicional. Desde entonces no hemos vuelto a saber de ellos y temo por su seguridad. Nosotros no tenemos la experiencia suficiente para organizar una batida, pero sí los fondos. Estaría muy agradecida si pudiera contratar vuestros servicios para localizar a nuestra expedición extraviada. ¿Qué me decís, os interesa?"

Las únicas ruinas azlanti que conoces al norte de aquí, a unas 6 millas, son las conocidas como El Capitel Esmeralda, unas viejas ruinas de un extraño cristal verde, en un claro en medio del Bosque de Ecos. Cualquiera que haya hablado con los lugareños sabe que son unas ruinas antiguas, extrañas y peligrosas.

Alyssa noto que la elfa hablaba para ellos también. Y si había gente en peligro no podía dejarlos atrás… de todas formas no podía seguir su camino hasta que no hiciera algo de mejor tiempo.

-Posiblemente hayan sido bandidos- aportó la joven elevando la voz al igual que Iliara. –Hemos oído historias en la taberna de que están bastante activos.- recordó. –Por mi parte os ayudare a encontrar a vuestros amigos.– dijo con una sonrisa.

- Gracias por el ofrecimiento. Permitidme presentarnos, este que me acompaña es Abroshtor, un buhonero gnomo con grandes precios en pociones por cierto, y yo soy Druul, actualmente desocupado podríamos decir.

Conforme la explicación de la elfa avanza, Druul frunce el ceño y niega con la cabeza, como si algo no le encajara.

- Mi señora, muchos en la ciudad solamente conocemos unas ruinas azlanti al norte de aquí, a unas 6 millas. Son llamadas El Capitel Esmeralda, unas viejas ruinas de un extraño cristal verde, en un claro en medio del Bosque de Ecos. Los rumores se refieren a ella como unas ruinas antiguas, extrañas y peligrosas.

Tras una pausa para añadir más drama y misterio, prosigue.

- Son esas las ruinas a las que os referís? No creo que allí haya bandidos, ni ellos se atreven a establecerse en un lugar así.

El pequeño Gnomo hizo una ligera reverencia al presentarle Druul. No dijo palabra alguna mientras este hablaba ya que estaba todavía asimilando todo lo que había escuchado. "¿Dirigirse a los alrededores de unas ruinas olvidadas?" Su cabeza no dejaba de pensar a toda velocidad la cantidad de cacharros y artefactos que podría encontrar.

Con mal disimulada agitación, esperó impaciente las respuestas a las preguntas del semiorco. Simple cortesía, ya que en su interior sabía que iría fuera cual fuere la respuesta de Iliara.

"Os agradezco enormemente vuestra ayuda, mi señora ... lo lamento, no recuerdo haber oído vuestro nombre..." le responde dubitativa a Alyssa - "En cualquier caso, no les deis por muertos tan temprano, esos dos saben cuidarse por sí solos, os lo aseguro; aunque sí es cierto que la actividad de los bandidos ha ido aumentando en los últimos tiempos, y lamentablemente parece que las... autoridades... no les prestan mucha atención."

Se giró entonces hacia el semiorco - "Así es, mis colegas llevaban su investigación en torno al Capitel y entiendo que es allí donde podríais hallarlos."

El rostro del Gnomo se iluminó. Desde que había oido hablar de las ruinas del bosque siempre había deseado visitarlas y aprender todo tipo de secretos. Nunca se había sentido a gusto en Sevenarches hasta que había encontrado el viejo compedio de formulas en la biblioteca. Estudiarlo fue su motivación y al aprender el oficio de alquimista, poco valorado en el pueblo, partió sin dudarlo con la esperanza de ver las ruinas.

-Contad conmigo señora!. Encontraremos a sus amigos!- Aunque tristemente pensaba que estarían más muertos que vivos.-