Partida Rol por web

Pasaron cinco días...

El grupo necesitaba reposar tras lo vivido en el primer nivel subterráneo del Capitel. La lucha había sido agónica en varios momentos de aquella mazmorra asesina, resultando difícil en ocasiones, conciliar el sueño. Goblins, autómatas, trampas, monstruos, no-muertos y sobre todos ellos, Klarkosh, el amo implacable que parecía regirlos a todos...

Abrosthor pasó largas jornadas en el laboratorio de Abernard Royst. El erudito dejaba trabajar al gnomo en sus intrincadas fórmulas, mientras revisaba los mapas de los primeros niveles del Capitel. El mago pasaba horas abstraído entre los planos y antiguos tomos, tomando notas y realizando apreciaciones propias de un orate.

Druul, por su parte, repartía su tiempo entre el gnomo alquimista y Drabeorn, el bárbaro del clan Crin de Lobo. Ambos se encargaron de buscar posibles compradores para los objetos de valor rapiñados en el interior del Capitel y obtener líquido para adquirir equipo que pudiera ser de utilidad para la próxima expedición. Durante esos días, ambos pudieron contemplar como el ajusticiamiento de bandidos que decían trabajar bajo el mando de Tarrin Dars había aumentado proporcionalmente al número de asaltos proferidos en los nevados caminos. Antes de colgar de una soga, todos esos criminales maldecían a los Caballeros Infernales y a las gentes de Fuerte Inevitable con juramentos de que en el futuro, la mano de Tarrin Dars caería sobre todos ellos.

Dynah, pasó gran parte de su tiempo orando y buscando respuestas a las preguntas que desde hacía días rondaban su cabeza. En mitad de la noche, un sueño la atormentaba... Una jauría de no-muertos cuyos blasones raídos mostraban un cráneo coronado, irrumpían en el Templo de la Llave Dorada y acababan con la vida de la madre Dramagne....

Además de sus habituales obligaciones, la oráculo pasó largas horas al cuidado de la elfa rescatada de las entrañas del Capitel. Poco a poco, Cenariel fue recuperando la consciencia y las fuerzas. La muchacha estaba agradecida de corazón a los tratos recibidos, pero en la Iglesia de Abadar, todo tiene un precio -uno que habitualmente suele ser justo...

La elfa se uniría a Dynah para cumplir la misión que la devota abadarita tenía por delante. 

La Madre Dramagne reunió a Dynah y Cenariel y las impelió a que buscaran a sus compañeros. Todos ellos debían conocer de qué se trataba, pues un oscuro sentimiento de temor, germinaba en el corazón de la anciana sacerdotisa.