Partida Rol por web

- Y usted no me está entendiendo a mí. Ya me ha quedado claro que al vagabundo y a la mujer de fuera como a Rachel, les mató esa cosa y que Arthur solo evitó que esas cosas les hiciesen daño, pero eso no es lo que quiero saber. Míreme, señor Bedford. Vayamos por partes, ¿quiere? Merryweather la lió hace 20 años e invocó a un demonio con sus amigos. Hasta ahí todo claro. Vamos a centrarnos en ese demonio en concreto, ¿quiere? Piense en que alguien no quiera desterrarlo de este plano, sino controlarlo. ¿Qué tendría que hacer? Creo que la pregunta es sencilla, señor Bedford y usted conoce la respuesta. - Y le miré esperando su respuesta, tras la cual vino la siguiente.

- Dijo que le estuvieron manteniendo a raya a pesar de lo poderoso que era. ¿Cómo lo hacían? Insisto, no necesito las palabras del ritual sino lo que se hiciese en él.

Sabía lo que buscaba: a las prostitutas desaparecidas. El maldito camionero estaba ligado a ellos, Mills y el imbécil de su compañero nos dieron la pista dejándole morir para que no hablase. Su sentimiento de culpa era tan grande que caería con las suficientre presión, pero primero había que cavar un poco más. Ahondar para que lo soltase todo e ir dejando ver nuestras cartas poco a poco.

- Lo cierto, señor Daeric, es que nosotros tan solo intervenimos en el ritual para expulsar a aquella criatura. - Respondió a la pregunta del agente de la OFI. - Merryweather nos explicó lo que teníamos que hacer, muy por encima y sólo pudimos completar la expulsión gracias a unas anotaciones en unas hojas amarillentas que encontramos en la granja y a los polvos de Ibn-Ghazi que estaban en una caja de puros. - Explicó. - Entre esas hojas amarillentas había seis copias del cántico en latón además de otra anotación afirmando que se copió del libro De Vermiis Mysteriis, escrito en 1542 por un tal Ludwig Prinn. - Hizo una breve pausa y continuo. - Recuerdo esos datos porque desde entonces he tratado de encontrar más información al respectos in éxito alguno. Dentro de esas notas estaba escrita la frase:  "podría emplearse para liberar al espíritu encerrado dentro del antiguo ámbar". - Miró entonces a Jones, quien parecía de los dos, a más incrédula. - En una de las hojas se incluía una descripción de la estrella de cinco puntas, los símbolos que hay que dibujar y la combinación de productos químicos que deben quemarse en el fuego. Una vez hecho todo eso, se recitaba la oración para invocar a la criatura y se pronunciaba al revés para expulsarlo, que es lo que hicimos. Dos horas de invocación o expulsión en la que al menos uno de los "hechiceros", debía mantener en todo momento la entonación o fracasaría. - Se detuvo unos momentos para coger aire y proseguir. - Prinn aconsejaba que, mientras durase la invocación, al igual que en cualquier otra, se escogiera a un vigilante para que las molestias y distracciones de los espíritus malignos no interrumpieran a los hechiceros y eso hicimos. Artie se encargó de ello y fue una suerte contar con él. De no haber sido por él no lo habríamos conseguido. - Tragó saliva. -Creo sinceramente, que logramos gracias en parte a un golpe de suerte... no somos exorcistas, tan solo aficionados y aún así, lo logramos...

- Bien... - Dije tomando notas de todo lo que contaba. - Eso explica el polvo de Ibn-Ghazi. - Y miré mis notas. - Pero dígame dos cosas, ¿por qué Anna Vixen y su amigo Arthur buscaron recientemente información sobre esos polvos? Quiero decir, cuando fuimos a la granja, no estaban etiquetados como lo que eran... y usted y los demás conocían lo que era, así que deberían saber que criatura tenían delante... por otro lado, su amigo Arthur, se ha dedicado a lanzarnos a sus amigos de asuntos internos para tapar todo este caso. Con esto no le estoy diciendo que no le crea, señor Bedford, sino que sabemos que hay más y que si usted no lo cuenta, tenemos a dos testigos que hablarán por usted para salvarse su culo. Porque queda claro que Arthur ya está moviendo teclas para salvar alguno y a pesar de que matase a dos muertos, tendrá que explicar porqué disparó a dos personas a la cabeza y como ve, su abogado no le cree para nada.

Miré la hora. Era demasiado tarde para llamar al chino aquel y preguntarle por el libro nuevo. Respondería al teléfono con un: "celado, celado" y colgaría. Era hora de empezar a dejar ver cartas, cartas de verdad.

¿por qué Anna Vixen y su amigo Arthur buscaron recientemente información sobre esos polvos? Quiero decir, cuando fuimos a la granja, no estaban etiquetados como lo que eran... y usted y los demás conocían lo que era, así que deberían saber que criatura tenían delante...

- Ante todo somos investigadores. - Respondió Warren. - Es cierto que nuestro campo de investigación es atípico, por llamarlo de alguna manera y que no somos más que unos "iniciados" en todo ésto, pero tratamos de catalogar todo lo que vamos descubriendo. - Se encogió de hombros. - No creo que sea descabellado pensar que Arthur y Anna trataron de descubrir más acerca del asunto. ¿No cree? - Preguntó de forma sincera. 

...por otro lado, su amigo Arthur, se ha dedicado a lanzarnos a sus amigos de asuntos internos para tapar todo este caso. Con esto no le estoy diciendo que no le crea, señor Bedford, sino que sabemos que hay más y que si usted no lo cuenta, tenemos a dos testigos que hablarán por usted para salvarse su culo.

- ¿Amigos de asuntos internos? - Frunció el ceo contrariado. - ¿Los mismos que le hicieron la vida imposible hasta que tuvo que salir por la puerta de atrás de la agencia? - Negó con la cabeza. - Sinceramente agente Daeric, nunca le he preguntado a Artie por eso e concreto, pero no creo que precisamente tenga amigos en asuntos internos. Más bien lo contrario. Si están tratando de tapar algo, no creo que sea para ayudar a mi colega...

Porque queda claro que Arthur ya está moviendo teclas para salvar alguno y a pesar de que matase a dos muertos, tendrá que explicar porqué disparó a dos personas a la cabeza y como ve, su abogado no le cree para nada.

- Eso es evidente... - Dijo haciendo un claro gesto con la cara que confirmaba lo que acababa de decir Kharis. - Tendrá que dar tantas o más explicaciones que yo y difícilmente alguien le crea... nos crea... - Añadió.

Por lo que estaba viendo, si todo aquello era cierto, habíamos solucionado el maldito misterio de la granja, aunque existía más bien poco a lo que agarrarse en cuanto a acusación, salvo por haber aspirado demasiado polvo de la clase que fuese.

Sin embargo, no nos ayudaba en nada con el caso de las prostitutas y en eso, perdíamos el tiempo.

Además, nuestros queridos amigos de asuntos internos seguían estando por allí fuera y aún había que encontrar a quién estaban protegiendo, porque siempre había alguien por encima de, en este caso, ellos.

Miré a Kharis con gesto de fastidio.

Creo que de aquí no vamos a sacar mucho más, pensé, metiéndome las manos en los bolsillos de la chaqueta.

-Señor Bedford. Nosotros no investigamos rituales mágicos, sino asesinatos. Supongo que entiende eso. Todos los asesinatos que han tenido lugar en esta zona y que están sin resolver, ahora tienen un buen móvil y un posible asesino: usted. Así que si no nos ayuda con eso, mucho me temo que terminará pagando por cualquier cosa, incluidas aquellas en las que nada tuvo que ver. Es su última oportunidad, porque en cuanto salgamos de aquí, se enfrentará sin ayuda de nadie a la ley y a las familias y los conocidos de todos los fallecidos. Así que usted verá.

Miré al abogado, que seguramente buscaba alegar locura para sacar a su cliente, y negué con la cabeza. No iba a conseguirlo por ahí porque Warren estaba perfectamente; sabía distinguir el bien del mal.

- ¿Y qué quiere que haga, agente Jones? - Le preguntó. - Cuando uno cuenta todo, toda la verdad... - Se encogió de hombros. - No puedo aportar nada más, me temo. - Dijo bajando la mirada preocupado. - Se lo he contado todo. De principio a final. - Miró de nuevo a Chandrelle. - No he matado a nadie. - Le dijo a la agente. - Aunque quizás soy en cierta manera responsable de la muerte de la pobre Rachel. Quizás nunca debimos ir a esa granja, aunque lo que hicimos creo que está bien. - Resopló fastidiado. - Pobre Rachel... - Murmuró finalmente y luego guardó silencio.

- Bueno, pues sus no amigos, están buscando tapar lo ocurrido en la granja. Así que alguien no está jugando limpio aquí. Dígame, ¿sabe lo que es un Ghûanxuheï? - Le miré a los ojos, esos que ahora mantenía bajos. No quería darle más información respecto a las demás cosas del caso, pero quizás él supiese que era ese demonio, quizás supiese algo más que el viejo de la tienda.

El terreno eran arenas movedizas y se me hacía complicado saber por donde pisar. Pero estaba claro que ese hombre no mentía con respecto a la granja. Tras escuchar su respuesta, me recosté en la silla, más relajado. - Hábleme de su familia, señor Bedford. - Le solté como si tal cosa. - ¿Algún familiar enfermo? ¿Agente de la ley quizás?

- ¿Un Ghûanxuheï? - Bedford se detuvo a pensar unos momentos. - Creo que es como llaman los anzanos a los espíritus malignos. ¿Puede ser? - Preguntó entonces. - Leí algo sobre ellos en un manuscrito antiguo que encontré en la universidad de Sarnis una vez. - Se encogió de hombros. 

Luego llegó una pregunta aún más inesperada para Warren, le preguntaron por su familia. 

- Pues verá... - Tomó aire. - No es que tenga una familia muy amplia. Mis padres murieron cuando yo tenía doce años en un accidente de tren. - Comentó. - Desde entonces nos cuidaron mis abuelos. A mí hermano y a mi digo. - Contó. - Charles, ni hermano es junto a mi abuela, la única familia que me queda. Charles está casado con una mujer y tienen tres hijos. - Sonrió. - ¿Saben que dicen de que los gemelos se saltan una generación? Pues no pasa así en mi familia. Charles y yo solos gemelos y los pequeños de Charles, Neithan y Jacob también. Luego está Abigail, la pequeña. - Hizo una breve pausa. - Mi abuelo Warren murió hace unos años y mi abuela Samantha sigue viva, aunque ya tiene noventa y siete años y está malita, la pobre. - Se notó cierta tristeza en su tono de voz. - De mi familia paterna pues... Casi no tengo contacto con ellos. Son de San Patrick. - Se encogió de hombros. - ¿Por qué lo quieren saber?

- Esa era la criatura en concreto que desterró. Esperaba que pudise decirme algo más de ella, como si se la podía controlar de alguna manera, pero realmente veo que no sabe nada sobre eso. - Le respondí al hombre y saqué mi móvil. - Una pregunta más. ¿Conoce a este hombre? - Y le mostré la imagen de Chester Barns.

- En cuanto a su familia, quería saber a quien deberíamos llamar cuando los chicos de asuntos internos lleguen a ustedes. Alguien quemó la granja hace unos días y entiendo que si lograron expulsar a la entidad, lo hicieron para eliminar pistas... y después de esas pistas en ese lugar, quedan los cabos sueltos... usted y sus dos amigos. Por el momento se quedará aquí mientras hablamos con ellos. Quiero que nos confirmen lo ocurrido en la granja, porque por ahora les cae asesinato en primer grado y complicidad. - Y me levanté de la silla y me acerqué a la puerta. Di un par de golpes.

- Lamento tener que enviarle a otro lado más... incómodo, pero necestiamos la sala para hablar con su amigo Arthur. - El agente abrió la puerta. - Por ahora pueden llevarse a Bedford y traigan a Arthur... - Miré en la libreta. - No recuerdo el apellido, traíganlo.

- Humm... - Miró la fotografía. Negó con la cabeza. - Tiene una buena barba. - Dijo. Alzó la mirada de la foto para cruzarla con la de Daeric y acto seguido volvió a fijarse en el hombre de la fotografía. - No, no le conozco. Creo que no le he visto en mi vida. - Negó de nuevo la cabeza.

Luego llegó la noticia sobre el incendio en la granja.

- ¿Quemada? - Preguntó. - Joder... - Se llevó la mano a la boca. - Era un lugar siniestro, quizás esté mejor así, pero... - Suspiró. - ...no quedarán pruebas como dice... - Resopló. - Mal asunto.

Warren se puso en pie y uno de los agentes se llevó al detenido a su celda. Acto seguido apareció el agente Vimont escoltando a un hombre de piel morena y bigote. Iba engrilletado y le acompañó hasta el asiento que acababa de dejar libre el señor Bedford. El agente le ancló los grilletes a la mesa y acto seguido miró a los miembros de la OFI.

- ¿Qué, han sacado lo que necesitaban del señor Bedford? - Les preguntó con una sonrisita en la boca.

- Buenos días agentes. - Dijo entonces el detenido. 

Aquel hombre parecía más entero que Warren Bedford, aunque no ausente de nerviosismo. Puede que fuera debido a que estaba más acostumbrado que Warren a ese tipo de circunstancias, pues al fin y al cabo, había pertenecido al cuerpo o puede que fuera por otro motivo, no podían saberlo.

Tal y como sospechábamos, de Bedford no íbamos a sacar nada. Era un idiota que había aceptado formar parte como engranaje de un estúpido ritual, el cual se había llevado por delante a varios estúpidos más con él, lo cual no era para lamentarse, precisamente, aunque él si lo hiciese. Parecía que su sentimiento de culpa era real, por lo que quizás aquello fuese la prisión que más merecía, y de la cual no podría escapar jamás, mejor incluso que una de verdad.

-Sí, se quemó todo, o más bien, "casi" todo, porque de otra manera no hubiéramos sido capaces de encontrarle a usted. Pero no se preocupe. Estoy segura de que su abogado encontrará una manera de que logre evitar la cárcel. Lástima que la pobre Rachel no pudiera evitar morir a causa de usted y todos cuantos participaron en su "precioso ritual". Quizás debería pensar más en ella. Tiene toda la vida para hacerlo, la vida que ella perdió y no volverá a tener jamás -le solté, antes de permitir que se lo llevaran.

Miré entonces a Kharis, intentando discernir lo que le había parecido mi discurso. ¿Demasiado duro? Teniendo en cuenta que con aquella clase de cosas había un reguero de cadáveres por medio... no.

El agente Vimont no tardó en aparecer, trayendo a otro de los sospechosos con él. Me hice a un lado para que lo sentara en el sitio correspondiente y le colocara las esposas, pero mi capacidad para permanecer indiferente ya había quedado atrás y al ver la sonrisa arrogante que acompañó a su comentario, me giré hacia él con furia contenida.

-Me temo que no, agente. Estamos seguros de que no se acostaba con su madre pero aún no sabemos quién es su padre. Hay tanto sospechosos que me temo que tendremos que interrogar a media ciudad -. Entonces curvé los labios en una sonrisa falsa -. Pero no se preocupe que ya le avisaremos.

Esperaba que además del agente, el detenido tomara buena nota del humor que llevaba, pero por si acaso, al saludarnos con un sencillo buenos días, procuré ser más clara solo para él.

-Eso es porque es pronto, señor Gumshoe. Seguramente dentro de unos minutos no se atreverá a decir eso.

Sin esperar a verle la cara, me giré entonces hacia Kharis.

-Agente Daeric, creo que no necesitaremos que esa cámara siga filmando. Avise a los agentes de fuera que la desconecten -le dije, guiñándole un ojo.

Volví entonces a mirar a Gumshoe. 

-No se preocupe, señor Gumshoe. Estoy segura de que no sufrirá ninguna clase de accidente mientras esté con nosotros. Solemos proteger a nuestros... testigos.

- ¡Wow! - Exclamó Vimont. - ¡Juega usted fuerte agente! - Dijo sin perder su sonrisa.

No dijo nada más, seguir allí dentro junto a aquella agresiva agente de policía, no iba a acabar bien, pues su lengua era afilada, y no parecía tener demasiadas ganas bromas o intromisiones adecuadas. Mejor sería esperar fuera y esperar a que los agentes de la OFI concluyeran su trabajo para que todo volviera a la normalidad.

- Si necesitan algo, estaré fuera. - Comentó finalmente.

- Vaya... - Respondió Arthur al recibimiento de la agente Jones. - No esperaba que empezara tan fuerte la cosa. - Comentó. - Responderé a todo lo que me pidan, agentes. No tengo ya nada que ocultar dada mi situación. Estoy seguro, no obstante, que Warren les habrá contado prácticamente todo lo que sucedió en esa maldita granja y... - Hizo una pausa breve. - ...supongo que están buscando cerrar el caso y me van a presionar para que cuente lo que quieren oír. - Asintió con la cabeza. - Les digo ya de buenas a primeras que lo van a tener difícil, agentes, pues ustedes y yo estamos del mismo lado. Del lado de la verdad... - Sonrió levemente. - ...y la verdad que les voy a contar no les va a servir para hacer un informe convincente. Están ustedes en la mierda... - Afirmó. - ...o faltan a la verdad, o acaban pareciendo unos dementes. Sé lo que és, a mi también me ha pasado muchas veces...

- Agente Jones, dejemos las cámaras estar, ¿quiere? - No sabía que le pasaba a Chandrelle, pero si volvía a salirse así de tono, tendría que sacarla fuera y recordarla algunas cosas. Luego miré al ex-agente de la OFI, tranquilo y sereno, con tanta seguridad en que no le pasaría nada que se olvidaba de lo evidente. Uno podía ser locura, tres contando lo mismo... era ocultación del triple homicidio.

- Bueno, tan complicado no debe ser demostrar lo que está pasando, cuando su ex-compañero Mills va borrando sus huellas de la granja y encargándose de que no podamos avanzar. Por el momento se pueden escudar en lo que quieran, pero la realidad y lo que el juez verá será un triple homicido... por ahora. Porque Mills está tapando más cosas que estamos seguros que van unidas al caso. Así que de momento, tenemos a Warren que ha declarado que usted disparó a la cabeza de dos personas. Vivas o no, estaban en pie y andando hacia ustedes y fue su arma la que les... mató. - Dije después de una pequeña pausa.

- Por lo tanto, como le dije a Bedford, ¿qué tal si vamos por partes? Nos resume esa noche en la granja con todo lo que recuerda y luego nos habla de porque Mills tiene tanto interés en que no descubramos nada de lo que hicieron allí. ¿Qué tiene contra él que le pueda destruir como para que le esté protegiendo así, señor Gumshoe?

- ¿Mills protegiéndome a mi? - Arthur sonrió. - ¡Eso si que algo que no me lo esperaba escuchar! - Exclamó el ex agente de la OFI. 

Aquel hombre no parecía estar amedrentado ante las palabras del agente Daeric, sin duda su voluntad era más fuerte que la de Warren Bedford. Era evidente que sabía estar en una situación como aquella, pues ya la habría vivido anteriormente aunque fuera desde un ángulo completamente inverso. Tras unos segundos y tras repiquetear los dedos contra la mesa, volvió a hablar. 

- Hace ya quince años que estoy fuera, pero estuve muchos años en su posición, agentes. - Les dijo a ambos detectives. - Realicé muchos interrogatorios a detenidos, testigos o víctimas y créanme cuando les digo que desde entonces, las técnicas de interrogatorio no han cambiado de demasiado. No se lo tomen a mal, pero no han inventado nada. 

Por una u otra razón Arthur Gumshoe parecía estar en su salsa en aquella sala. No es que se le viera despreocupado por las acusaciones que se vertían sobre él, sino más bien que manejaba los tiempos con cierta soltura. No por nada había sido agente de la OFI, como bien se había preocupado en remarcar.

- Pueden consultar mi expediente. Verán que no tengo una sola mancha hasta que empecé a investigar ciertos casos "extraños". - Entrecomilló con los dedos la última última. - Si conocen a Mills ya sabrán lo tenaz que puede llegar a ser destruyendo el trabajo de otros. ¿No se han preguntado porqué un agente de asuntos internos se inmiscuye en un caso en el que ningún agente de la OFI está involucrado como investigado? - Negó con la cabeza. - Piénselo bien detectives... - Hizo una breve pausa. - Existe dentro de la OFI un departamento secreto que se encarga de tapar de cara a la opinión pública, ciertos asuntos que pueden considerarse como paranormales, fantasiosos o simplemente extraños. Eso hicieron conmigo. Por eso no estoy todavía trabajando con ustedes. 

Arthur miró de forma alternativa a los dos agentes que estaban llevando a cabo el interrogatorio. Asintió varias veces al comprobar que estaban convencidos de que llegarían al fondo del asunto y que eran sin duda más listos que él. 

- ¿Les suena el caso del caníbal de San Morice? ¿El avistamiento de Kuddar? ¿El asesino de la gabardina? - Pese que no habían estudiado esos casos nunca, tanto a Jones como a Daeric les sonaban aquellos viejos casos. Habían sido casos controvertidos de hacía casi dos décadas, todos ellos quedaron archivados y sin llegar al final del asunto. - Yo le encargué de todo eso y de otros casos considerados extraños. Mills fue un dolor de muelas. ¿Han destruido pruebas o se las han robado directamente? ¿Han amedrentado a testigos, peritos u otros agentes? Es su práctica habitual. - Sonrió. - Desde luego a ese Mills sólo le interesan dos cosas, esconder la verdad y el propio Mills... - Negó con la cabeza. - No agentes, Mills no intenta ayudarme, le doy completamente igual. Ya consiguió que me expulsaran de la OFI. Ya logró callarme y ahora intentará lo mismo con ustedes si no le bailan el agua... - Encogió los hombros. - ¿De verdad que no se han dado cuenta? - Lanzó una nueva pregunta al aire.

- Sí, ciertamente nos hemos dado cuenta. Por eso estamos aquí y Mills y si compañero no lo saben y tardarán en saberlo. Pero las técnicas de su ex-compañero han cambiado, ahora también permite que mueran sospechosos de asesinato, tapando una investigación que supuestamente no tiene nada que ver con lo que ocurrió en la granja. Quiero decir que a Mills se le ha debido ir todo de las manos, porque o bien a dejado morir a un asesino en serie y como no, ha tratado de amedrentarnos para dejarlo estar... o ese tipo tenía algo que ver con la granja y la criatura que allí se encontraba. Así que si Mills no es su amigo, ayúdenos a cogerle por tapar y destruir pruebas... o quizás por ordenar asesinatos... porque con lo que nos ha dichos sobre él, todo es posible.

Abrí la carpeta y le puse las fotos de las chicas desaparecidas, las prostitutas delante y junto a ellas la de Marie.

- ¿Reconoce a alguna de estas chicas? Si es así, de qué. - Quizás les unía un viejo caso a Mills y a él y simplemente Mills hizo su trabajo en la granja y por otro lado se encargó del cabo suelto que le quedaba para que las chicas no pudiesen rebelarse contra él. Y tras dejar las imágenes en la mesa le miré. Sus gestos, sus reacciones, todo decían algo siempre. Si las conocía su mirada le delataría, habían gestos siempre involuntarios que, salvo que se entrenasen, siempre nos delataban y él siempre había sido el interrogador, no el interrogado.

Hasta hoy.

Arthur examinó las fotografías. Lo hizo en silencio durante unos instantes, sin alzar la mirada y sin hacer demasiados gestos. Todo ello ante la atenta y observadora mirada de los dos agentes de la OFI, mientras que aquel abogado, incrédulo, ya había decidido ni abrir la boca observando el espectáculo que estaba teniendo lugar en aquella sala de interrogatorio, pues parecía más cercano a estar siendo testigo de una película de ciencia ficción, que de un caso real de asesinatos. Finalmente Arthur alzó la mirada.

- ¿Son prostitutas? - Preguntó. - No las conozco, no suelo necesitar ese tipo de servicios. 

Si estaba mintiendo, era bueno, pues el agente Daeric no lograba atisbar ningún gesto que delatar tal mentira. No obstante, tampoco podía estar seguro de que le estuviera diciendo la verdad. Que supiera que eran prostitutas podía decir mucho o no decir nada. Al final, el aspecto de aquellas muchachas les delataba y un antiguo agente de la OFI y actual detective privado, bien podría tener aquello a lo que los de su profesión llamaban "instinto".

Aquel hombre no era como los otros. Sabía demasiado, tenía muchas horas detrás interrogando y sabía cómo funcionaba aquello. No iba a desmoronarse. Era como jugar una partida de póker con todo un campeón y la única posibilidad de ganarle era o bien ser capaz de percibir hasta el último tic o arrinconarle.

Pero esa última opción parecía en aquellos momentos demasiado lejana para nosotros.

-Si logró hacerle callar en su momento, ¿no cree que quizás ahora debería intentar devolverle la jugada? Si colabora con nosotros, quizás entre todos logremos acabar con él y hacérselas pagar todas juntas. Quedándose ahí sin ayudarnos, sin decir nada y simplemente esperando a que la vida pase por su lado es una invitación a recibir más patadas en el culo. Esas chicas están muertas. La granja hecha cenizas. Parece que alguien está intentando no solo saciar un apetito voraz por matar sino también no dejar testigos; ningún testigo. Y usted lo es.

A mi entender, su suerte iba a cambiar. Si no había hecho nada y estaba en el lugar equivocado y en el momento erróneo, caería. Si era culpable... la cárcel podía ser su única posibilidad de salvación.