Partida Rol por web

En verdad me replanteaba el mero hecho de querer ser bombero con semejante caos. - Mierda... Se caen los techos como si nada. - comento un poco atemorizado, debía encontrar el motivo por el cual decidí ser esto y es el de salvar a las personas. 

Una vez que mi objetivo estaba claro, voy buscando una salida para tomar la manguera y tratar de extinguir el fuego. - Ayuden, al menos que no se expanda. -  no sabía si era una buena idea pero dada mi inexperiencia, fue lo único que se me ocurrió. Y cada tanto miraba de reojo a Scott, por lo visto se manejaba mas naturalmente en estas situaciones que yo.

Una fracción del techo cae sobre nuestros compañeros que afanosamente echaban agua sobre las llamas. Horrorizado, Scott quita la manguera de las manos de Jesse y comienza a echar agua sobre los bomberos prisioneros por los escombros. – ¡Hag hagan algo p por di dios! – el bombero novicio intenta apagar las llamas sobre sus compañeros mientras grita al resto en ayuda. 

Scott se ocupó de la manguera mientras que Jesse y los demás le quitaban los escombros mojados de encima a sus compañeros. Había demasiados. Trozos de hormigón, planchas de metal... Cuando lograron despejarlo todo descubrieron con horror que uno de sus compañeros había muerto en el desplome.

-Sacadle de ahí -ordenó el jefe de la cuadrilla-. Llevadlo abajo, reemplazad al grupo.

El teléfono de emergencia, situado en una caja adosada a la pared, comenzó a sonar. El jefe de cuadrilla lo cogió y al instante se le ensombreció el semblante.

-Siguen habiendo cortocircuitos. Desde el vestíbulo nos han dicho que creen haber visto llamas en la 90 y la 92. Tengo que avisar al capi. Llamaré a la 135.

Por mucha agua que echara sobre sus compañeros atrapados por los escombros y  las llamas ya era demasiado tarde. Habían muerto al instante por el peso del mismo techo. Aquello fue demasiado para Scott. Sus piernas perdieron fuerza y se desplomo al suelo mientras gimoteaba palabras inteligibles. Otros dos pisos ahora se encontraban en llamas y la tarea no era menos que suicida al punto que las ordenes del jefe de cuadrilla eran solo un ruido mas en la escena.-

La situación era cada vez más desesperante con las llamas rodeándoos por todas partes.

-¡Arriba, arriba, al 82! -ordenó el encargado- ¡Olvidaos de este piso, aquí ya no hay nada que hacer! ¡Arriba todos!

Los hombres que quedaban en esta planta corrieron hacia la escalera sur mientras todo se hacía cenizas a su alrededor.

Intenté sacar a mi compañero que se encontraba debajo de los escombros, me llevó un buen rato pero lo logré. Contento por la odisea observo el panorama con otra actitud pero al ver como Scott se tiraba al piso y gimoteaba, solo me generó preocupación. - Hey. ¿Que haces? -  le pregunto mientras lo ayudo a levantarse. -Será mejor que nos vayamos de aquí porque moriremos todos. - busco incitarlo para que me acompañe y no pierda la cabeza en el medio del caos. 

Justo cuando ayudaba a Scott escucho las órdenes de nuestro jefe.- Como ud diga. - afirmo asintiendo sin perder de vistas a mis compañeros. Una vez que estamos listos nos vamos al piso 82.

Corréis de vuelta al piso 82 donde se establece un nuevo centro de mando. Por lo que escucháis, el incendio ya ha llegado hasta el piso 94 y se comenta que también han estallado nuevos focos cuarenta plantas más abajo. Está claro que el que construyó el edificio lo hizo con los pies.

Vuestro jefe de cuadrilla está hablando por teléfono con el capitán. A medida que habla van llegando todos los compañeros que estaban en las plantas intermedias. Al final sois casi una treintena. Cuando termina de hablar por teléfono, os mira a todos.

-Bien, la mitad de vosotros vamos a regresar a la 81 y a seguir desde ahí. El resto quedaos aquí y haced lo que podáis. Ya hay gente en la 93 y 94 intentando evitar que se extienda más. El capi dice que quiere a dos hombres más en la 135 para ayudar a contener a la gente. Por lo visto ha cundido el pánico -os mira a vosotros- ¿Queréis subir?

La situación colapsaba de repente, el edificio se consumía gracias al fuego y lo peor de todo es que había muchas personas que sacar del lugar. - Yo me ofrezco a subir y si Scott se anima, iremos los dos. -  no me preocupaba recorrer el edificio sorteando obstáculos, prefería eso antes que estar con una manguera luchando contra el incendio. 

Ahora mirando a su compañero. - ¿Qué dices amigo? - le pregunto señalando hacia arriba y mientras espero la respuesta voy acomodando el equipo para una nueva odisea.

Todo parecía perdido para Scott pero su nuevo compañero y tal vez futuro amigo había decidido salir con él a las rastras si fuese necesario. Entonces nuevas órdenes llegaron pero en cambio la tarea era más simple. Había que ayudar con la evacuación en lugar de arriesgar el pellejo en pasillos inundados de llamas. – Gra..gracias n..no se qu..que m..me pas..paso. Vam..vamos. – Scott recupera la compostura y sigue a Jesse de cerca .

Trabajosamente iniciáis el ascenso nuevamente. Los equipos de respiración, llenos otra vez, os pesan como si estuvieran cargados de piedras. De la 83 a la 88 todo está en llamas y ni se os ocurre abandonar las escaleras. La 89 parece estar en calma aunque llena de humo. Una vez en la 90 os encontráis con unos compañeros que luchan contra las llamas. Llegáis hasta la 95 donde veis a más de los vuestros.

-Hemos logrado pararlo aquí -os dice un cansado bombero-. Nos quedaremos en esta planta por si vuelve a subir pero ahora todos los esfuerzos hay que concentrarlos en la 94. Si no fuera por todo este humo. No sabemos por dónde va o dónde viene.

Un poco más arriba, en la 98, os tropezáis con una sorpresa. Cuatro invitados de la fiesta que intentado bajar por su propio pie. Tienen las caras cubiertas con toallas mojadas. Pero sabéis que así no podrán ir muy lejos antes de morir asfixiados.

Los otros que te acompañan te felicitan por tu idea. Entráis en la 100 y echáis la puerta abajo de uno de los apartamentos. Allí mojáis todas las toallas que podáis para improvisaros unos turbantes que echaros a la cara. Las escaleras sur tienen mejor aspecto, así que bajáis por allí. Cuando os encontráis en la 98 descubrís con agrado a dos bomberos que suben por las escaleras con aspecto cansado.

Günther baja las escaleras de  3 en 3, casi sin aliento y con las pulsaciones a un nivel que no alcanzaban desde su notable participación en la modalidad de esgrima con sable en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, en la que aquella maldita confabulación hungaroitaliana le arrebato el oro. No puede evitar estamparse, sin consecuencias afortunadamente, contra el primer bombero con que se topa.

- Al fin alguien con un poco de profesionalidad...

Dirigiéndose a los bomberos con toda cortesía:

- Caballeros ¿Tendrían la amabilidad de indicarnos cual es la manera óptima de llegar a la calle sin menoscabo de nuestra integridad física? Por cierto, sepan que en la planta 135 se celebra una especie de aquelarre en la que hay como 200 invitados esperando a ser evacuados...

Cuando se despida de los bomberos, tratará de hablar de manera reservada con aquel bombero que le de aspecto de ser más taimado, rastrero... y de tener menos ganas de seguir subiendo escaleras, al que le dirá lo siguiente:

- Le ofrezco 80.000 dólares americanos en metálico por sus servicios.

Solo necesito que me acompañe hasta la calle y use su equipo y formación para ir abatiendo todo obstáculo que podamos encontrar en nuestro camino. Después podrá continuar con sus labores habituales.

Un hombre salido de una película de los años veinte choca contra Jesse cuando ascendíamos por las escaleras con nuestras mascaras de oxigeno. Ahora que el aires es mas respirable que en los pisos inferiores ya no es necesario usar los chismes para respirar, por lo tanto Scott guarda su máscara junto al tanque de oxigeno que lleva en su espalda.  – Ho..hola. Aba..abajo hay m..muc…mucho fueg…fuego. Ci…cinco pi..pisos de  llam..llamas. Solo p…pode…mos ascen…ascender. Por fav…favor regre…regresemos. – Su espanto ante el fuego y las recientes muertes todavía no le permiten hablar de forma continua. A este paso todos deben pensar que es tartamudo pero el miedo no le deja hablar como es debido, y por lo tanto al hablar gesticula demasiado.

Realmente era una proeza sortear tantos obstáculos en cada piso, tan mal estaba todo esto que casi nada era salvabable en cuestiones edilicias.
Mientras voy subiendo cada uno de los pisos con mi compañero voy topandome con diversas circunstancias que solo en algunas ocasiones colaboro y en otras solo me limito a seguir el camino, hasta que de repente nos cruzamos con un hombre muy refinado que nos contaba de su paso por las olimpiadas. A decir verdad, mucho ha pasado de ello y ni siquiera está en buenas condiciones para soportar el caos que tenemos aquí.
Con una sonrisa amable luego de quitarme la máscara, me acerco al Sr apoyando mi mano sobre su hombro. - La verdad es que no puede descender, mas abajo es todo un desastre. Mis compañeros intentan controlar el incendio pero no es recomendable para ud bajar. Por ahora lo único que queda es subir y buscar una alternativa allí para salir. Lo siento mucho. -voy explicando con mucha calma para que logre comprender y hacernos caso.
-Subamos - le aviso a Scott mientras tomo el brazo de Gunter con intenciones de subir.

En ese momento, Günther mira con solemnidad a los dos bomberos, les lleva aparte para que no les oigan los otros tres invitados y suelta lo siguiente en voz baja:

-Les ofrezco 80.000 dólares americanos en metálico por sus servicios. Solo necesito que me acompañen hasta la calle y usen su equipo y formación para ir abatiendo todo obstáculo que podamos encontrar en nuestro camino. Después podrán continuar con sus labores habituales.