Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

El cuerno de la abundancia

Descubriendo al enemigo

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18/05/2011, 17:42
Helena

 En el momento en que su mirada y la mia se cruzaron, todo dejó de importarme un poco, el entorno, el frio, el dolor ...

 - No quiero separarme de vos claro que no - dije casi sin aire al notar como su intensa mirada me cortaba la respiración - Pero temo que al irnos, los dos, sepan de que el castillo esté solo y quede a la merced de cualquier rebelde o renegado de las tropas de Francis, que venga y que tome por suyo lo que no le pertenece, si no es seguro conmigo, menos lo será aún sin mi - bajé la mirada - Quizás, si buscáis la manera de poder venir junto a mi, pero dejando el castillo totalmente protegido... - yo no sabía como hacerlo, ahora el, era mi consejero, debía darme su opinión y ayudarme a buscar estratagemas para mi pueblo y mi reinado 

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18/05/2011, 18:11
Guillaume du Balzac

Ahora el que contuvo la respiración era yo, parecía que me iba a pedir que nos separáramos, los saldados me han dicho que no hay tales tropas, que son un número que pueden hacer frente los soldados…

Pero claro, tampoco quería confiarme en exceso – La manera de dejar el Castillo a buen recaudo es esperar a Du Garbac, Terence me dijo que era el hombre en el que podíamos confiar, aunque es un poco peculiar, se espera que regrese mañana, aunque con este tipo tampoco se puede asegurar

¿Querría la reina y mi amada esperar? ¿Cuál sería su decisión?

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18/05/2011, 18:26
Helena

 Asentí y le miré - Esperaré dos días como máximo, si pasado mañana al amanecer no regresó, partiré a Roma - le dije, no quería dejarle solo, pero ansiaba poder desacerme del matrimonio falso que me unía a Francis y a poder ser, del que a mi amado le unía con esa mujer.

 Suspiré suavemente y bajé la mirada un segundo, solo me hacía falta estar quieta apenas unos minutos y la trisiteza, pesadez y cansancio volvían a mi - Por favor, hacer algo para que me mantenga ocupada si no, caeré rendida - sonreí de medio lado a Guillaume 

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18/05/2011, 21:27
Guillaume du Balzac

- Está bien, esperemos que llegue antes – asentí

A lo otro suspiré y la di un abrazo – Tenemos que solucionar el tema del entierro, propongo que se le entierre y cuando soluciones el tema de Roma que bendigan sus restos, me perece lo más razonable, podéis decirle a Marie que de esa orden - ¿Vais a presenciar el entierro o preferís manteneros al margen? – Lo que más deseaba es que pudiera descansar, pero habían cosas necesarias hacer para poder descansar de una vez, y no me refería concretamente al descanso eterno.

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19/05/2011, 16:55

 El día pasaba lento, el desasosiego en aquella sala era casi palpable pero había una cosa en la que Terence había sido muy claro: se podía confiar en Du Garbac sin esperar una traición de él, por suerte, había hombres a los que el antiguo consejero que ahora yacía muerto, frío e impávido en una loza en las afueras de aquellas dependencias, si conocía bien. El viento parecía soplar cada vez más fuerte y a pesar de no pasar de medio día, lo cierto era que la tormenta había ennegrecido tanto el cielo que parecía ser casi la noche.

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24/05/2011, 13:10
Helena

  Miraba a través de los cristales el frio que hacía fuera.

 Alcé la mano para tocar el frio vidrio y rápidamente volví a esconderla bajo mi ropa para devolverle su calor. Me giré y miré a Guillaume, me había despistado con el ruido de fuera - Si, estaré presente - le dije cuando se refirió al entierro de Terence - Es lo menos que puedo hacer por el, estar a su lado mientras el señor le acoge - bajé la mirada - ¿y vos? - quizás el no quisiera estar delante, no se lo iba a pedir si fuera el caso

 Necesito salir un segundo, en estas tierras no os preocupéis, quiero ir a buscar un objeto antes de que entierren a Terence

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24/05/2011, 13:27
Guillaume du Balzac

Estaba pensativa, seguramente su cabeza hervía en mil cosas, por eso pensé que cuanto antes descansara el cuerpo de Terence mejor para ella.

- ¿Yo? Por supuesto que me gustaría asistir, nos ayudó – por no decir que dio la vida por ella, pero esto me lo callé – que menos que en señal de agradecimiento

Luego me sorprendió con otra cosa - ¿Os puedo acompañar yo o quizás alguno de los guardias? – Si era algo que debía hacerlo a solas lo respetaría

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24/05/2011, 17:54

 El silencio se hizo largo o al menos así podía sentirlo Guillaume, sin embargo la paciencia y amor infinito que sentía por ella, le hacían aguantar cada momento de ese silencio. Finalmente y antes que ella pudiera responder, Marie llamó a la puerta y entró unos segundos después.

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24/05/2011, 17:55
Marie

 -Su majestad, milord... Los hombres están listos, el hombre que ha quedado al frente de los soldados, pide vuestro permiso para decir algunas palabras antes de sepultar a lord Terence y...

Sabía bien, Marie, que aquellas cosas no solían transmitirlas por medio de ella pero dadas las circunstancias, no quedaba de otra y los hombres, confiaban en ella. Su esposo y su hijo pertenecían a ese cuerpo fiel que seguía bajo el mando de Helena.

-Me informan que si vos lo deseáis, podéis hablar también.

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26/05/2011, 19:46
Helena

 - No me importa que me acompañeis, es mas, lo imploro - dije, no sabía como iba a reaccionar al entrar en la cabaña y ver las cosas de Terence, necesitaría alguien que me mantuviera firme. 

Asentí a Marie - Lo haré - dije sintiendo como mi corazón menguaba un poco mas, darle sepultura era la prueba definitiva de que nunca volvería a verle.

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26/05/2011, 22:19
Guillaume du Balzac

Mientras esperaba su respuesta Marie llegó y nos anunció que estaba todo listo, ofrecían la posibilidad de hablar a la Reina cosa que me parecía correcta si ella lo consideraba oportuno.

Entonces respondió Helena, me gustó que quisiera contar conmigo – No es necesario que imploréis, lo haré encantado - le aseguré.

Me puse la mano en la barbilla y le dije a Marie – Decidles que esperen unos minutos, Helena quiere tener un último detalle con Terence – Miré a la reina para ver si lo que dije era de su agrado y añadí a esta última – Llevadme a donde esté ese objeto

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31/05/2011, 17:57

 Terence y Helena intentaron ir hasta la cabaña pero fue inútil, el clima gélido no les dejaba, así que tuvieron que sepultar a Terence sin aquel objeto que la reina había querido ir a buscar en la cabaña donde había compartido hermosos momentos al lado de su consejero. Todo era silencio, casi, hasta que el hombre más viejo de la guardia comenzó a recitar algunas oraciones para pedir por el alma de Terence. Algunas lágrimas rodaron, incluso de aquellos hombres fuertes que parecían no sabían llorar. Marie, a un costado de la reina junto a otras dos sirvientas, lo hacían desconsoladamente.

Sobre la fría roca yacía el cuerpo inerte y helado, blanco como una rosa de invierno, muerto como los días anteriores y con todos sus secretos y peligros bajo el ropaje especial con el cual iban a sepultarle. Las palabras de Adrien iban y venían, los rezos eran sal para las heridas y las buenas virtudes del querido Terence eran alabadas hasta el infinito. El silencio se hizo tras meter el cuerpo en la bóveda especial para personas amadas por el pueblo, al lado de reyes y reinas, de consejeros de otros tiempos y quizás ninguno con el valor que el consejero y amante de Helena había tenido.

Todo se selló con el sonido de la roca deslizándose, luego le harían su estatuatilla para inmortalizarlo pero por el momento, aquello estaba hecho. Helena no se sentía bien, así que pronto fue llevada a sus aposentos en los brazos de su nuevo consejero, aunque para nadie era un secreto que allí sucedía algo más. Algo que los leales no se atrevían a mencionar pero los que aún sentían un ligero cosquilleo si, por suerte, estos eran los menos. El clima empeoró, si bien ya no había tormenta, el frío calaba los huesos de manera que si no estabas cerca del fuego, sentías cómo tus extremidades se adormecían.

Seis días habían pasado desde la sepultura de Terence, en el castillo ya estaba Francoise du Garbac, había puesto a todo el mundo en sus puestos, era el nuevo capitán de la guardia y sin duda lo disfrutaba, especialmente cuando se hacía acompañar de los jóvenes más agraciados de entre sus filas pero claro, aquello había quitado un peso sobre los hombros de Guillaume. Aquella noche, luego de la cena, du Garbac dio su primer informe, todo estaba en calma y Guillaume podía partir en dos o tres días con Helena hacia Roma, sería un viaje largo pero tenían buenas caravanas para hacerlo, lo cual no era buena idea, irían como dos pordioseros.

Todos se retiraron a sus aposentos, Helena estaba cansada y si bien en el pasillo besó a Guillaume con pasión, le pidió que la dejara a solas, quería dormir y llorar su pena sin hacerlo sentir mal.

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05/07/2011, 20:18

Los días pasaron lentos, el clima no mejoraba, muy por el contrario, parecía empeorar cada vez que la reina y su consejero intentaban salir del castillo. Una mañana, Helena se levantó buscando a Guillaume, quizás pudieran salir aquella misma mañana y fue entonces que supo que Guillaume había salido de viaje; no tardó mucho en volver, ese mismo día pero por la noche, llegó, cansado y casi congelado; hubo que ponerlo muy cerca del fuego casi por fuerza pues por voluntad propia no quería. Helena se apareció en los aposentos de él luego de ser avisada de esto. 

Un viaje del que ella no estaba enterada.

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05/07/2011, 20:49
Helena

Ande rápidamente hasta los aposentos de Guillaume, no estaba enfadada por su ausencia, preocupada era la palabra, ¿porqué no me había dicho nada?

Había escuchado que había venido casi congelado, ¿a quien se le ocurría salir con esa temperatura?

- Guillaume - en cuanto le vi, casi corrí hacia el, hasta que le abracé - ¿Estáis loco?  - murmuré acariciando su pelo y su cara - Que le preparen un baño de agua caliente, aunque no demasiado para no abrasarle - ordené, también sopa.

- Porqué no me avisasteis de vuestra ausencia? - pregunté frotando sus hombros

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06/07/2011, 17:28
Guillaume du Balzac

Me alegre muchísimo de ver de nuevo a Helena que irrumpió en mi estancia, aún no me había quitado mis ropas y no podía evitar tiritar.
Respondí a su cálido abrazo y la besé como si me fuera la vida en ello, no quería más que permanecer en sus brazos una infinidad de horas o olvidar los malos momentos.
Pero me aparté para explicarle lo sucedido – Vino Said en medio de la noche, llegó hasta mi habitación de la forma más silenciosa que jamás he visto, amenazó con mataros a vos si no le acompañaba, me dijo que tenía que hablar con Zafira
Me acordé de su estado, solo de pensarlo era doloroso – La habían mutilado y torturado… Me contó que las tropas de Heinze y el rey estaban escondidas a la espera de que el tiempo mejorase, Zafira partió para volver con su padre y… solicitará su ayuda para destruir a Heinze, el lado malo de todo esto es que una vez acabe con ellos no está segura de si se detendrá, le he devuelto a su hija en un estado lamentable, tendría motivos para ello
Guardé un momento de silencio - Hay otra cosa, ya no estoy casado, la maldije tres veces tal y como exige su cultura – No había sido tampoco algo fácil, pero ya estaba hecho

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06/07/2011, 17:56
Helena

Traté de calentar sus hombros con mis manos aunque no sabía si daba mucho resultado.

Cuando me conto que prácticamente había sido secuestrado para ver a su mujer me alarme, y según avanzaba su historia me preocupé mas aún, pero debía mantener la calma. ¿Que habíamos hecho para merecer todo lo que estaba pasando?

- Tranquilo - le abracé y besé su frente - Ya estáis aquí, ahora entrar en calor y mas tarde discutiremos lo sucedido - traté de quitar sus ropas para alejar la humedad de su piel.

No estaba casado, no podía dejar de darle vueltas a ello ... pero yo aún lo estaba y para ello debía ir a Italia - Guillaume, debería partir a Roma pero ... no puedo dejaros así ni pedir que me acompañéis después de lo que habéis pasado, ahora sois mi consejero - acuné su rostro entre mis manos - ¿Me aconsejáis quedarme junto a vos un par de días? - dije clavando mis ojos chocolate en los suyos

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06/07/2011, 18:58
Guillaume du Balzac

Notaba a Helena mucho mejor, se notaba perfectamente, me alegraba no sólo por como me trataba sino por supuesto también por ella, por su salud.

Todos sus besos y abrazos eran respondidos por mi con una sonrisa y con más besos – Bien, cuando queráis hablamos
Luego me planteó una decisión muy difícil – Como amado vuestro lo único que os pido es no tener que separarme de vos – Seguramente era una jugarreta de mi mente, pero no podía quitarme de la cabeza que si me separaba de Helena le podía pasar lo que a Zafira y la culpa de tanta desgracia ya seguro que no la podría soportar.

- Sobre si quedarnos o ir a Roma es una difícil decisión, si nos vamos seguramente atacarán este castillo antes de que volvamos con refuerzos… también hay que tener en cuenta que puede que lleguen a la vez los refuerzos de Roma y los soldados del padre de Zafira, es imposible adivinar que puede ocurrir… quizás deberíamos ir a Roma, pero cabe la posibilidad de que cuando regresemos el castillo esté ocupado por el enemigo, aunque también puede ser que lleguemos justo a tiempo para salvarlo…

Me inclinaba por ir a Roma, pero no estaba muy convencido, la ayudé a desvestirme estaba deseando mostrarme de nuevo desnudo para ella y cada vez me importaba menos si alguno de los sirvientes nos veía.

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08/07/2011, 21:31
Marie

Enseguida apareció una legión de sirvientes, comandados por Marie, con agua caliente para la tina y comida para el recién llegado. Una vez que dispusieron de todo, ella misma se encargó de que todo el mundo saliera para dejar a solas a los dos amantes pero antes de partir, volvió sobre sus pasos y le entregó un sobre lacrado a la reina. 

-Espero que sean buenas noticias... Es de Roma.

Sonrió y salió de la alcoba para que el señor pudiera darse un baño y quitarse todo el frío del camino.

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08/07/2011, 22:42
Helena

Asentí a Guillaume, tenía razón, era muy importante para mi que me anularan matrimonialmente con Francis, pero sin castillo, sin mi gente, de poco serviría.

 - Hagamos una cosa - le miré a los ojos - Recuperar el calor, comer algo y hablaremos mas  tarde - acaricié su rostro mientras se desnudaba y era a mi a quien invadía el calor, pero poco pudo pasar puesto que apareció Marie con mas sirvientes que traían agua y comida.

- ¿De Roma? - dije emocionada, miré a Guillaume, ahí podría estar la solución a los problemas. - Meteos en el agua primero, ahora leo - le dije, me importaba mas su salud que las noticias 

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09/07/2011, 10:25
Guillaume du Balzac

Marie llegó con la preciadísima agua caliente y con una carta, la comida podía esperar, lo que más tenía era frío – Gracias Marie – le dije.

- Si, me parece bien – besé su mano, la que me acariciaba el rostro y ya con los sirvientes fuera me acabé de desnudar, quitarme esa ropa fría y húmeda ya era un gran alivio, pero de nuevo mi cuerpo, contra mi voluntad se ponía a tiritar.

Me metí en barreño de agua y sentí gran placer con ello, me acosté de cara a ella dejando que el agua calentara mi cuerpo con rapidez – Abridla y si os place… meteros conmigo – le sonreí