Partida Rol por web

- No puedo odiaros pues también me siento responsable de lo ocurrido… - le dije con suaves palabras, no quería emocionarme, pero cada vez me costaba más.

- No digáis eso, demostremos que el amor siempre vence – aunque mis palabras sonaban a tratar de convencerme a mi mismo también, pero una cosa si era cierta, ahora no parecía tan difícil – creo que aún podemos tener nuestra oportunidad, la que el destino nos negó hace tres años, pero hay que ir poco a poco

Difícil responderle directamente – Si queréis que nuestro amor tenga su oportunidad supongo que sería lo correcto, pero sois vos la que estéis segura de dar ese paso – sólo así sentaríamos una base sólida

 Que Guillaume tomara parte de la responsabilidad de lo que nos separó, me hizo sentir que la carga que tenía sobre mis hombros no era tan pesada. Siempre había pensado que las cosas, tenían que llevarse entre dos, esa era la base de una pareja, algo que Francis no me había dado nunca ni por asomo.

 - Poco a poco - asentí, estaba totalmente a favor de eso, no por correr iban a salir mejor las cosas.

 Tragué saliva y asentí - claro que que quiero - le miré a los ojos y le tomé de la mano para llevarla a mis labios, besé sus nudillos suavemente - Gracias - susurré mirándole a los ojos - me haces la mujer mas feliz de este mundo - de nuevo, le trataba de tu, porqué quería sentirme mas cercana a el

  Je vous aime peu

Susurré en el francés mas natal que existía, algo que le decía hacía muchos años " te amo pequeño "

Le sonreí, sentí que ella no podía haber hablado mejor en lo que llevábamos de conversación, aunque aún sentía temor de nuestro destino, algo que loco el tiempo podría arreglar.

Mi sonrisa se amplió cuando llevó su mano a mis labios y supe lo que tenía que hacer, miré a sus labios, aparté mi mano y acerqué mis labios a los suyos, sentí que ardían, acerqué su cuerpo a mi y la besé con dulzura, lástima que me encontraba un poco apagado, pero fue un hermosísimo beso.

le trésor de mon coeur

Le respondí, siempre la había sentido así, el tesoro de mi corazón -  supongo que ahora debería cortejarte de nuevo, sería bonito – suspiré - aunque primero deberías hablar con Terence, si nos sorprende sin saberlo sería peor ¿Creeis que debo de hablar con él o mejor me mantengo apartado? – y ahora que caía - ¿Y el rey? ¿Cómo lo hacemos?

 Estaba emocionada, volvía a sentirme joven y normal.

 Cuando me llamó tesoro de su corazón me sonrojé, adoraba cuando le escuchaba pronunciar tan delicadamente cada palabra que en su boca sonaban aún mejor de lo que habían sonado nunca.

 Mi corazón latía con fuerza, me sentía capaz de todo.

 - ¿Cortejarme? - sonreí con dulzura - Pero no se si vale si sabes que ya tienes mi corazón - acaricié su cara - aunque puedo hacerme un poco la dura - bromee, sentía que estaba en nuestro pequeño mundo, sin reinos ni títulos.

 - Hablare con el, le quiero, le quiero muchísimo, pero no es el querer que el desearía y creo que es justo que el lo sepa - bajé la mirada sabía que le iba a hacer daño, pero Terence no se merecía estar conmigo si yo no podía darle al menos la mitad de lo que el me daba a mi.

 - Pase lo que pase ... quiero que tenga la posibilidad de ver a su hijo - sabía que tal vez a Guillaume le doliera eso, pero Terence tenía al menos ese derecho - Es todo muy complicado porque ... le aprecio, se ha portado muy bien conmigo pero realmente no puedo seguir así sabiendo que para mi eres lo mas importante - suspiré abatida

 - El rey está enfermo, no sabe lo que pasa fuera de sus aposentos y va de mal en peor, no se yo si quizás dure mucho - no le deseaba la muerte a Francis, nunca lo había echo, pero no quería seguir a su lado y como Reina no "debía" separarme, era mejor que el tiempo hiciera su propia justicia

 - Dudo mucho que mejore -  apoye mi espalda contra la pared saboreando el increible beso que me había dado, tan dulce, tan íntimo y sincero.

 - te amo - susurre 

Las cosas se habían sucedido a velocidad de vértigo, estaba un poco conmocionado, pero sabía que si las cosas se tranquilizaban lo suficiente sería tan feliz como cuando la cortejaba a escondidas.

Me reí – No, la dura no, por favor, mi corazón ya ha sufrido suficiente, pero si esos paseos de decíais antes, poder disfrutar del amor

Suspiré lentamente – Si, podrá ver a su hijo, tan sólo espero que esto no nos cause problemas cuando se haga mayor, por eso quiero llevarme bien con él desde que nazca, no quiero odio y rencor en mi familia, quiero dejar las cosas bien atadas

Cuando habló del rey – Está bien, quiero que sepáis que podéis contar conmigo, no quiero que os sintáis sola – hablaba en todos los aspectos

- Y yo a ti, Helena – le respondí

 El viento golpeaba con fuerza las paredes del castillo, provocando un ulular que se dejaba escuchar con violencia en aquel recinto pero eso no preocupaba a la pareja, ajena a todo lo que acontecía en los alrededores cercanos del castillo. La guardia parecía normal, aún cuando no se escuchaba nada del otro lado, ni siquiera Marie volvió a interrumpirlos. Tenían un momento a solas y habían de disfrutarlo pues no sabían cuándo volverían a tener otro así.

Aunque el ruido para Guillaume parecía ser ligeramente distinto al de otros momentos, poco le importaba. También se había olvidado de que había que devolver a Zafira y dar una buena razón para ello pero seguramente su esposa lo ayudaría, en ese momento, lo único que quería era disfrutar de la mujer que toda la vida había amado. Una cortina se movía ligeramente con el aire, dejando entrar un poco del aire helado de allá afuera. Por las ventanas el cielo se veía obscuro, como si la noche fuera a llegar pronto y eso no era posible, al menos no, literalmente. Más, finalmente estaban allí, profesándose el amor que nunca se habían perdido y el mundo podía ser mejor lugar si conseguían armonizar todo para ser uno solo como siempre lo habían planeado y aquello era por lo que realmente valía la pena luchar, lo demás estaba de más o en principio así parecía ser.

 Abracé a Guillaume, realmente quería besarle pero había prometido a Terence no hacerlo mientras estuviera con él, aunque eso no fuera a durar mucho. - ¿Os quedareis hasta mañana? - le pregunté, no hacía buen tiempo para que se marchara - Os invito a que os quedeis - sonreí tratandole nuevamente de "usted" pues ibamos a cortejarnos nuevamente

 - Por favor - dije un poco mas íntitmamente 

- No… no debo… - suspiré – Vos debéis hablar con Terence y yo aún tengo que arreglar lo de mi matrimonio, me encantaría, pero también quiero a mi esposa aunque no la ame como a vos y no se merece que me vaya sin decir nada

- lo siento – dije en un susurro

 Sonreí y le acaricié el rostro - Lo entiendo perfectamente - le dije mirándole a los ojos - ¿Partís ya? le pediré a Marie que os prepare algo para el viaje y ... bueno, espero que pronto puedas volver a verme - me sentía llena de alegría, llena de emoción.

 Guillaume me hacía sentir la Reina del mundo, no solo la reina de Francia.

- Gracias – le dije por su comprensión

- Si, partiré de inmediato y no, no es necesario que me preparéis nada, ya comí algo al venir, volveré a comer ya en mi castillo – posé mi mano sobre la suya

- Si queréis puedo volver mañana… - Me encontraba un poco mejor, a ella se la veía feliz y eso estaba bien

 Asentí

 - Me parece buena idea - iba a decirle " dale recuerdos de mi parte " pero estaba segura de que no le sentaría nada bien - Me gustaría, pero quizás ambos necesitemos un par de días para lidiar con lo que está apunto de pasar - estreché sus manos y una vez mas, besé sus nudillos, deseaba sus labios, pero debía contenerme

 - No sabes lo feliz que me haces - dije de corazón, veía un nuevo mundo lleno de posibilidades, aún con algunas dificultades, seguro que juntos podíamos saltarlas 

- De acuerdo, un par de días entonces, al tercero vendré si antes no recibo noticias tuyas – no estaba mal, así disponíamos más tiempo para arreglar nuestros temas personales y dejar vía libre.

- Me alegro mucho, tu también me haces muy feliz – si no me separaba pronto no me iba a poder separar nunca – espero que todo vaya bien, nos vemos en tres días – y antes de desaparecer a por el caballo – te amo

 Asentí - Tres días - dije sonriendo, ¿que eran tres días? había pasado casi tres años privada de su compañía, de su voz, de su sonrisa.

 - ¿Puedo pedirte una cosa? - dije un poco mas íntimamente, me acerqué mas para susurrarle - Me gustaría que le dijeras a tu esposa que ... - no sabía como justificarme, no había justificación - Que lo siento, yo no quería ... romper nada - le miré a los ojos - pero te necesito - hice una mueca de tristeza apretando los labios - mucho - dije de corazón