Partida Rol por web

Manley dispara casi a bocajarro contra el italiano que se abalanza hacia vosotros, le abre un boquete en el pecho, justo sobre el corazón, pero el italiano apenas se tambalea lo justo para que podáis ver algo aferrado a su nuca, es imposible distinguir bien que es esa cosa en medio del caos, pero el tipo sigue avanzando sin dolor aparente. 
Wong rectifica su golpe para hundir su bastón en el cráneo y atravesar al parásito, entonces si, el italiano se desploma y los otros dos atacantes lanzan un chillido agudo de dolor y cargan con más fuerza.
El disparo de Baker con el rayo es lento y se ve interrumpido cuando algo en la reyerta tumba el desintegrador, sin haber impactado en nada.
Con el dispositivo en el suelo, la niebla os rodea y todo pasa muy deprisa tenéis encima a los dos atacantes enfurecidos, podéis oler a sangre, todo el aire huele como a matadero y están tan cerca que podéis oírles respirar. 

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Pero... Manley retrocedió ¿Qué diablos es eso? señaló al ser que se aferraba a la nuca del italiano y que el Señor Wong había abatido. No se atrevió a decirlo en voz alta pero ¡Era como si ese ser controlara la voluntad de aquellos hombres! No se enfrentaban a seres de este mundo. Manley intento alejarse para ganar tiempo y poder recargar su pistola con las misteriosas y extrañas balas que le había entregado Bride.

Baker reacciona como un rayo. Consciente de que el científico es totalmente inutil en un combate, este huyó a toda prisa hacia el establo. El Doctor tenía la esperenza de anular de alguna manera el almacenaje de energía que residia en aquel lugar. Lástima de no poder acarrear el Desitegrador. 

Baker se lanza a la carrera hacia el establo, dejando atrás el desintegrador, y Manley se aleja unos pasos mientras cambia las balas de su revolver.

Los dos atacantes, se centran en su objetivo, el aparato, y en los dos héroes que quedan junto a el en ese momento.

El primero de ellos levanta sus brazos como una marioneta y se lanza al ataque del ya maltrecho detective que hace un intento deseperado por esquivar sus golpes. Salva sus manotazos enloquecidos e intenta golpearlo con la cultata de su arma ya que se le ha hechado encima, pero falla al gopearle y apensas consigue apartarlo un poco.

—Maldita sea, doctor —maldice Wong, que nunca dice nada fuera de tono. Aunque trate de disimularlo, esta situación le supera—.  Defiendan el aparato. ¡Sin el aparato no hacemos nada!

Mientras intenta poner orden, adopta una pose defensiva casi de forma instintiva, fruto de su experiencia en el tai chi, y agarra su inseparable bastón con ambas manos, golpeando en toda la boca al atacante que antes se atreve a cercarse al desintegrador y, probablemente, rompiéndole como mínimo el tabique nasal.

Mientras el recepcionista se enzarza con el detective, el otro atacante, Dalton el guardaespaldas de Kepler, se intenta interponer entre el dispositivo y Wong. Recibe el buen golpe de bastón, que le hace tambalearse pero se recompone en seguida y le devuelve el ataque a manotazos, torpes pero contundentes. 

No consigue a

Golpearle pero se interpone entre el desintegrado y el oriental. 

Manley consiguió recargar las balas, una, dos y tres. Luego alzó la vista: el recepcionista y el guardaespaldas se habían centrado en el aparato. Parecía que el desintegrador les atraía como la miel a las moscas. Eso les convertía en un blanco perfecto. Manley avanzó, alzó los brazos, apuntó a los  blancos, por este orden: uno, el guardaespaldas, dos, el recepcionista. Apretó el gatillo y rezó para que aquellas balas fueran algo más que simples balas.

Los certeros disparos de Manley hacen blanco, primero en el recepcionista, y después en el guardaespaldas, este último tiene el cuello destrozado y casi no se le sostiene la cabeza, aun así, ni se detienen, ni muestran signo alguno de dolor, y tampoco cambian sus intenciones, que siguen centradas en el dispositivo.

El cuerpo destrozado del italiano inerte en el suelo, confirma que es posible detenerlos, pero viendo sus heridas, parece claro que necesitarán una buena paliza para ser derrotados.

Baker a regañadientes hace caso al oriental. De repente frena su carrera y saca su pistola de clavos. Disparó contra el guardaespaldas acertando su tiro.

Baker remata al guardaespaldas que cae como un muñeco roto, su parásito atravesado por el clavo se desprende sin vida del cráneo medio vacío.
Solo queda en pie el chófer que no cede en su empeño asesino.

Esta vez se lanza a por Wong con sus dos brazos extendidos, como si quisiera estrangularle. Consigue agarrar su cuello y apretar con una fuerza inhumana. 

El señor Wong apenas puede coger una bocanada de aire para recomponerse. Su cara empieza a ponerse lila y sus ojos, sangrantes. En ese momento, parece mucho más viejo de lo que realmente es.

Con el bastón aún en la mano, trata de golpear inútilmente a su oponente en la cabeza para zafarse de ese agarre diabólico, claramente inhumano. El agarre le ha pillado claramente desprevenido y no consigue reunir las fuerzas suficientes como para atinarle.

La situación se ha vuelto critica especialmente para Wong que siente en su garganta la presión de una manos que parecen apunto de reventar.
Bride no encuentra manera de disparar sin arriesgar la vida del oriental, que no ha conseguido golpear al chófer, entonces recuerda la navaja que siempre lleva encima e intenta apuñalarle sin herir a Wong. 

Consigue perforar sus pulmones y provocarle una hemorragia letal, pero eso no parece detenerlo, aunque se tambalea y por un instante precioso suelta el cuello de Wong.

Parece un buen momento para rematarlo.

Manley vio como Wong estaba en problemas, avanzó. Justo ene se instante, Bride atacó dejando al chófer tocado. El ex ganster dio un paso lateral, era su oportunidad, ahora o nunca, buscó la espalda del chófer y después disparó a bocajarro sobre la base del cráneo. 

Aguante Señor Wong exclamó

Baker volvió a disparar con su herramienta de trabajo. En un principio el clavo tendría que haber fallado, pero un ligero tropiezo con una piedrecita desequilibró al científico modificando la trayectoría para acertar en el blanco. Esta va por usted Sr.Wong!!

El eco del disparo de Manley aún resuena entre la niebla cuando Baker se acerca y dispara su clavo en el cráneo del desafortunado recepcionista, a vuestros pies queda una montonera de cuerpos destrozados de diversas maneras. 
Todos ellos presentan igualmente el cráneo medio vacío y ocupado por algo que claramente no pertenece a este mundo. Algo capaz de controlar todo un cuerpo humano y convertirlo en una marioneta mortal. 
¿Cómo habrá llegado eso ahí? ¿Qué tienen que ver con el aparato? ¿Les pertenece y solo quieren recuperarlo? ¿Lo quieren para destruirnos, o quizás solo quieran librarnos del peligro que supone? Pero sobre todo, ¿de qué más serán capaces para hacerse con el? 
Todo queda en silencio, un silencio antinatural, cuando todo rastro de luz desaparece, incluso las linternas. 
Las luces sobre el establo desaparecen con unos parpadeos y todo el hotel se apaga con un breve estallido de cortocircuito, puede oírse la explosión de todas las bombillas a la vez. 

El señor Wong recupera la respiración como puede, de rodillas en el suelo y haciendo aspavientos. Peor que encontrarse a esos enemigos inhumanos, lo que le molesta es haber perdido el control de la situación. Se recompone como puede, ya respirando más tranquilamente y se alisa el traje.

—Acabemos con esto. Manley, ayúdeme —ordena mientras levanta de nuevo el desintegrador—. Debemos llegar al establo, la cosa se pone fea.