Partida Rol por web

 Me alivio al darme cuenta que los disparos no llegaron a darme, pero mi alivio no duro mucho al ver que atravesaron mi paracaídas, el viento logra alejarme de la zona donde debía aterrizar, por suerte los arboles lograron detener mi caída, miro alrededor y me doy cuenta que no fui el único con esta suerte. - Esos disparos pasaron bastante cerca, por un momento creí que me habían dado, ¿Morris estas bien?, debemos colocarnos a cubierto aquí somos un blanco fácil. - Digo para luego sacar mi cuchillo y cortar las cuerdas del paracaídas. - ¿Te ayudo a bajar?.

Lew salió corriendo en dirección a los árboles lo más agachado posible para intentar pasar desapercibido... Solo confiaba que su brazalete con la cruz roja de sanitario le ayudara a no recibir un tiro a las primeras de cambio.Había que bajar esos muchachos de allí antes de que los alemanes les dieran caza como patos...

El corazón aún le iba a mil por hora y a pesar de estar ya cerca del suelo la tensión iba en aumento al verse colgado del árbol.

Creo que sí, ayudame a bajar, estoy liado con las cuerdas del dichoso paracaídas. James trataba en vano de deshacer el nudo que se había hecho al aterrizar en el árbol, pero parecía que realizaba el efecto contrario.

Parecía impensable que el sanitario del grupo que había caído en la zona del bosque estuviera comandando al pequeño pelotón de soldados rasos. Aquella gente que había ido a la guerra podía ver enfermos "en casa", pero prefirieron alistarse para verlos en el campo de batalla. Doble trabajo, el de curar y guerrear al mismo tiempo. El francotirador Francis no dudó de su palabra y se elevó en un pequeño risco pedregoso, donde había alambradas circulares oxidadas. Allí se agazapó apuntando en la dirección en que Lew y tras de él el soldado John Dutton avanzaban.

Una vez allí, ochenta metros más abajo, no encontraron más soldados que James Morris y J. Droniel colgados de los árboles: sus paracaídas habían descansado de lleno en la copa, y estaban ciertamente bien amarrados allí arriba. Su altura no era sino uno cinco o seis metros (no demasiado, pero una caída podría ser bastante dañiña). Segundos después, Tras hacerse el médico Mac Y John una carrera campo a través (donde oían algunos disparos a lo lejos, como de eco), se aproximaron a la zona de sus dos compañeros "colgados".

Éstos dos no podían cortar con un simple cuchillo los amarres: eran tantos y estaban tan liados desde su mochila paracaidista que aunque cortaran algunas de las sogas seguirían enganchados. Tal vez hiciera falta tirar de abajo a arriba, una fuerza en un punto descendente (y Lew y John estaban allí ahora).

Lo primero que pensásteis fue un taco. Un severo taco; tal que "me cago en D..." o "La madre que..."... Y fue por ver a lo lejos (o eso os pareció) un carro blindado indeterminado, y algunas posiciones altas, al este, donde descansaban dos nidos de ametralladoras. Además: era raro que tal despliegue no estuviera acompañado de algunas patrullas alemanas por la zona...

Lew miró hacia arriba y no lo vio nada claro...si estiraban de ellos la caída podría ser mortal o inhabilitante para el combate, que estando en una zona llena de alemanes podría ser lo mismo. La única manera de bajarlos era subir hasta allí y cortar las cuerdas con cuidado para que ellos pudieran descender por el tronco del árbol sin hacerse daño.

"John, yo subo y tu me cubres... si no habla inglés, no tiene cara de inglés y no tiene uniforme inglés recétales una ración de plomo"

Mientras subía deseo que el francotirador fuera tan bueno como parecía...si no su participación en la guerra iba a ser breve

-Cuando estaba considerando la idea de cortar las cuerdas y rezar para no hacerme mucho daño en la caída, veo al Lew y Frost acercando, sera mejor que los espere. 

-Vaya inicio hemos tenido eh Morris, ni hemos tocado tierra y ya necesitamos al doc, jajaja. 

Esperaba no dañarse las manos con la áspera corteza de los árboles y de paso que los alemanes no lo bajaran de allí a tiros. La verdad es que no subía a ningún árbol desde su niñez, cuando subía a los árboles para esconderse de sus instructores, pero aquello era como montar en bicicleta o estar con una mujer, no se olvidaba.

Se puso el índice en los labios pidiendo silencio a los chicos colgados... los muy necios se permitían el lujo de hablar y reír ,revelando su posición a las patrullas alemanas, y el tiempo empezaba a correr en su contra. Lew subió con energía por el árbol moviendo brazos y piernas y tras un par de sustos llegó a la altura de los chicos colgados y les susurró

"Silencio, hay patrullas alemanas en la zona.... estaros quietos y yo os iré desenganchando. A mi señal agarraos al tronco del árbol y bajad"

Francis observa la escena, manteniendo sus manos firmes sobre el rifle, pero dejando el dedo lejos del gatillo. Siente su cuerpo tenso, a pesar de que transcurrieron pocos minutos desde que se puso a cubierto. "Ésto no es como cazar ciervos -se dijo- acá hay vidas de compañeros en peligro".

Haciendo un esfuerzo por mantenerse tranquilo, y por controlar el rito de su respiración, el francotirador otea el horizonte, en busca de cualquier enemigo que pudiera estar aproximándose a la posición de sus compañeros. 

Siguiendo las instrucciones del médico, James se mantuvo en silencio y lo más quieto que podía estar teniendo en cuenta su situación. El tiempo allí colgado le parecía eterno, como si se hubiese detenido y no veía la hora de poder bajar a tierra y ponerse a cubierto.

Estoy listo. Dijo preparándose para aferrarse al árbol.

- Me quedo en silencio mientras bajan a Morris, mientras veo al rededor por si alguien se acerca, no podemos tardar más de lo necesario aquí, debemos apresurarnos a conseguir un mejor terreno y reunirnos con el resto.

- Ya estoy listo. - Miro en dirección al tronco diagonal debajo de mi preparado intentar caer sobre el.

A sus órdenes Doc- no había tiempo para discutir, lo primero era sacar a los compañeros de allí, ya llegaría el momento de hablar mas tarde.

En cuanto el doctor empezó a trepar por el árbol John hizo lo propio y se giro para mirar por los alrededores, aunque por dentro estaba rezando para no encontrarse con el enemigo tenía que estar alerta por si acaso.

En cuanto todos estuvieran en tierra firme tendrían que salir de allí como alma que lleva el diablo y lo que menos quería era tener que correr bao el fuego enemigo. 

El doctor comenzó a trepar, habiendo instado antes a sus compañeros a guardar silencio. Parecía no darse cuenta que, las patrullas o vehículos que pudieran rondar por la zona, en caso de ser así, habrían visto ya el paracaídos de color casi blanco. El caso es que no sabíais cómo diablos no se os habían acercado ya algún pelotón nazi a través del terreno. Ayuda de Dios o pura suerte, Lew consiguió llegar pisando en las diferentes ramas hasta sus dos compañeros. Una vez delante de ellos oteó el terreno y logró divisar un par de nidos de ametralladoras (lo cual lo comunicó a sus dos compañeros colgados, ambos no tenían tal ángulo de visión). Eso sí, cuando Lew quiso darse cuenta, notó que no tenía cuchillo, que no lo había recogido o se había olvidado de traerlo... Suerte que pudo tomar el Jhonatan, que sí tenía, y cortar las cuerdas, una a una, de sus compañeros (primero de uno y luego de otro). No fue nada fácil y en realidad pareció muy agónico, pues era una gran "mata" de nudos enmarañados ahora.

John miraba desde abajo, con la cabeza alta, y desde arriba , muchos metros al norte, debía estaros vigilando el francotirador Francis.

El cuchillo raspaba y raspaba, cortaba y poco a poco se desafilaba. Sin embargo, la amalgaba de cuerdas se desató y ambos soldados quedaron liberados de su evidente carga. Ahora tocaba bajar de allí cuanto antes... y huir.

Veís que de los dos nidos de ametralladoras aparentemente vacíos, accede a una agachandose y reptando un soldado alemán, dispuesto a internase en ella para quizá utilizarla, quién sabe. Jhon lo vió girando la cabeza, y Francis desde lejos, desde su mirilla. Los tres que ahora intentan bajar del árbol no se han dado cuenta, están en otros menesteres.

-Maldición, este hijo de p... -piensa Francis, al ver al soldado alemán acercándose al nido de ametralladoras. 

Por nada del mundo permitirá que ese sujeto tenga un blanco fácil. Apunta hacia él, mide el ritmo de su respiración para poder detenerla del todo en el momento de apretar el gatillo.

-No tengo idea de si podré acertar a esta distancia; pero al menos le daré un tiro de advertencia, para que se cague en los pantalones.