Partida Rol por web

James miraba por la mirilla del rifle francotirador, apoyado en el marco de la ventana y oteando afuera. Lo mismo hicieron John y Jhonatan, que miraron hacia afuera, justo en la ventana y dirección que instantes antes lo había hecho Francis. Todos vieron exactamente lo mismo...
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Una ristra de cuerpos de soldados alemanes (unos siete) tirados más allá del camino que venía de la granja de Mogens (¿Unos ochenta o noventa metros?). Parecían haber caido como abatidos, aunque a tamaña distancia no sabíais quién los había matado (pues de lo único que estábais seguros es que habían perecido allí).

Francis se levantó y contempló lo mismo, aunque su rostro pálido y languideciente exhalaba sorpresa, terror y desconcierto, sin duda.

Finalmente, se hizo de noche. Una gran luna parecía querer acompañaros en esas horas, la cual asomó nada más caer el último rayo de sol.

Mierda, no he visto nada, ¿quien demonios ha matado a esos nazis? James estaba desconcertado y a pesar de que lo que contaba Francis parecía inverosímil, confiaba en su buena vista.

No sé vosotros, pero creo que no deberíamos movernos de aquí al menos hasta que amanezca, y menos sin saber lo que hay ahí fuera.

Al ver aquella escena algo dantesca, Frost no pudo evitar sorprenderse y a la vez alegrarse en parte, por lo menos se habían quitado de encima a aquellos alemanes.

¿Pero que los había matado? Al ver la cara de Francis y como actuaba estaba claro que algo raro había pasado y que el que había acabado con los alemanes no era aliado.

Si ya no tenían suficientes problemas ahora tenían a un sujeto desconocido, y por lo visto bastante letal, merodeando por el lugar y encima estaban en la oscuridad de la noche, la verdad es que iban de mal en peor.

Al escuchar las palabras de James dijo en voz baja- Estoy de acuerdo y mejor permanecer en silencio o por le menos lo mas discretos posibles- lo que menos necesitaban ahora era llamar la atención de lo que hizo aquel estropicio.

Francis movió la cabeza negativamente

"Debemos largarnos, ya!. Esa cosa puede venir a por nosotros...o a por Moegens... por el amor de Dios, no dejaré ni a Moegens ni al Doc a manos de esa cosa....y... los cadáveres, que pensais que pasará cuando la patrulla no vuelva a su hora? Esto se va a llenar de alemanes....hay que moverse!"

Había desencuentro de opiniones entre vosotros... Mientras discutíais qué hacer oísteis un chasquido en la parte posterior de la granja...: ¡¡CHASK!!

Cuando estaba a punto de contestar a Francis se pudo escuchar aquel chasquido que hizo que las palabras se le quedaran atrancadas en la garganta.

Frost puso todo su ser en intentar escuchar algún otro sonido que rebelara algo mas y apuntando al lugar de donde provenía ese sonido, John pudo notar como una gota de sudor bajaba por su cara y como los nervios empezaban a salir a flor de piel, lo peor de aquella situación era no saber que era lo que había allí fuera y las palabras de su compañero no ayudaban a tranquilizar la situación.

Ahora el salir de allí no parecía una opción, lo que hubiera echo eso ya sabía que estaban allí y lo mas probable es que cuando salieran acabarían como aquellos alemanes ahora restregados por el suelo de la granja.

Francis se llevó un dedo a la boca pidiendo silencio y con un gesto rápido quitó el seguro de la pistola mientras se parapeteaba en el interior de la habitación. En voz baja les dijo

_{"El que tenga granadas que las prepare...las balas no lo han parado..."}

Os dísteis cuenta que el chasquido fue sucedido por un castañeteo reverberante; como por un rugido ahogado... Y procedía de la sala del fondo. Todos os quedásteis en silenco un instante. Sabíais que allí había algo que provocaba algún tipo de ruido.

Lew tosió y su tos resonó en el granero como si hubieran disparado un cañón, o al menos eso le pareció al resto de sus compañeros y teniendo en cuenta el ruido sospechoso que habían oído. Francis le tapó la boca para amortiguar el ruido y notó como su cuerpo empezaba a convulsionar levemente hasta que se quedó totalmente inmóvil. Una rápida inspección y quedó claro que Lew había fallecido, lo cual les liberaba de la toma de una decisión que les perseguiría durante toda su vida. El buen Doc les había hecho un favor...

Un rápido tirón de la chapa y el cordón que la sujetaba al cuello de Lew se partió, Francis la guardó en el bolsillo deseando que ninguno de sus compañeros tuviera que guardar la suya.

Aquel ruido hizo que el corazón de James se helase, fuese lo que fuese lo que mató a los alemanes, podía estar allí. James agarró su fusil y se mantuvo inmóvil, si se movían y eran oídos podría ser su fin. Ni siquiera la oportuna muerte de Lew le hizo dejar de mirar en dirección al ruido.

Con un gesto James negó con la cabeza ante la sugerencia de las granadas, lo que hubiera dado por tener tan solo una.

Aquello era una ratonera. Tenían que salir mientras tuvieran oportunidad. Si aquello era lo que había visto daba igual lo que hicieran, estaban muertos. Si eran alemanes y les tiraban una granada estaban muertos. Había que salir y aprovechar la oscuridad...

Francis hizo un gesto en dirección a la puerta, señaló a James y a el mismo e hizo el gesto de rodear la casa para intentar coger a aquella cosa por sorpresa.

Lew había muerto. No había más vuelta de hoja. Su pena debía haceros sentir mal, pero no había tiempo. Francis hizo un gesto a James como para marcar cierta acción y evitar aquel miedo que el soldado tenía en el cuerpo (y que todos teníais). ¿Quien había por allí? De la misma manera, Jonathan y John estaban bastante tensos, sin saber qué hacer. De nuevo, los chasquidos en la sala del fondo volvieron a sucederse... esta vez con algo más de intensidad...

Jhonatan no sabía que hacer en aquel momento, el miedo lo tenía en blanco, no estaba listo para aquella situación, solo podía observar a sus compañeros esperando algún tipo de orden.

El chasquido y ruido que le siguió no ayudaba para nada a la situación de Jhonatan, si los demás no estuvieran ahí posiblemente hubiera salido corriendo en cualquier dirección como un niño pequeño en busca de los brazos de su mamá.

Con un esfuerzo sobre humano y un pequeño golpe que se proporciono Jhonatan a si mismo, logro recobrar la calma, seguía muy asustado ante aquella situación pero al menos se notaba menos.

Continuo mirando a sus compañeros, tratando de ignorar los chasquidos que volvieron a resonar en todo el lugar.

Estaban paralizados, ateridos por el miedo. No le entendais mal, no es que Francis no estuviera aterrado, lo estaba, pero uno no sobrevivía en las calles del Bostón de la gran depresión sin aprender a ignorar el miedo y a salir adelante cueste lo que cueste. Se llevó el dedo a los labios y se deslizo en silencio por la puerta para rodear el almacen para averiguar el origen de ese ruido.

Tal vez si es esa cosa la pueda encerrar desde fuera... Dispararle no tiene sentido si ha sobrevivido a las ráfagas de 7 ametralladoras, pero juro por Dios que si me tiene que llevar a la tumba lo hará con el cargador de la pistola vacio.

Aún en la situación en la que se encontraban Frost pudo notar como el buen Doctor daba su último aliento y aunque eso no fue nada grato, ahora mismo la cosa no estaba para lamentarse, si salían de una pieza de allí ya se ocuparían del compañero, no estaba por la labor de dejarlo allí, lo mínimo que podían hacer era darle una digna sepultura, eso si, si la situación se lo permitía.

Frost no sabía muy bien que hacer, aquella incertidumbre de no saber que había por allí rondando era peor que los disparos, con los disparos por lo menos sabías lo que pasaba, y lo peor de todo es que parecía estar acercándose donde estaban ellos, pues los sonidos se escuchaban cada vez mas fuerte.

Pudo fijarse en como el compañero se movía para ver la situación, Frost hizo lo mismo para cubrirle la espalda, no quería que otro de los compañeros cayera otra vez, puede que no sirviera para mucho, los cuerpos de los alemanes allí regados daban fe de ello, pero lo mejor era ir acompañado de alguien por si acaso ocurría cualquier contratiempo.

Francis y John Dutton salieron muy despacio del granero, casi de puntillsa, evitando todo posible ruido. La intención del francotirador era rodear por fuera la casa y tal vez mirar por alguna ventana o hueco dentro de la habitación de los ruidos (desde fuera). John tenía previsto cubrirle las espaldas, por si algo en retaguardia sorprendía a Francis. Adentro quedaron Jonathan y James, velando de manera tensa el cuerpo de Lew, al cual aún ni le habían tapado por no ser la situación lo bastante tranquila ni para darse cuenta...

Estos dos últimos vieron cómo Francis y John salían del granero y los perdieron de vista un segundo.

Avanzásteis sigilosamente, con las armas en alto. Francis llevaba su inseparable rifle de francotirador, y John su característico subfusil. La luna era la única testigo de vuestros afilados y discretos pasos. Tras unos tensos segundos donde no se oían ni los grillos, girásteis la esquina de la casa y advertísteis un ventanuco, en cuyo interior asomaba la habitación de la que procedían los ruidos. Francis levantó la cabeza y sus ojos pudieron ver el interior. John velaba por su seguridad, pero al comprobar que no había aparente peligro afuera (no había alemanes ni carros blindados) se acercó a la ventana también. Clavó la vista en el interior.

EL TERRORÍFICO INTERIOR.

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Acto seguido, vísteis que la figura golpeó la puerta que había en el interior. Salió enloquecida, y sabíais que los que estaban al otro lado eran John y James. Un tremendo terror helado os invadió el cuerpo, y éste no sabía si haceros vomitar, orinaros, desmayaros o haceros huir como alma que llevaba el diablo...