Partida Rol por web

Esperar la vuelta de Togo fue un tormento. Como sabían por boca de Puglas que había patrullas de monjes enmascarados recorriendo las calles buscando a los prófugos, el pensamiento del pequeño Togo siendo atrapado y llevado de vuelta al templo no era en absoluto descabellado. Pero el joven no se equivocaba cuando había dicho que él lo tendría más fácil para escabullirse por las calles que si iba el grupo al completo. Así, tras varias horas, Togo llegó a la habitación de Alétheia en compañía de un encapuchado. Cuando Reginar retiró la capucha que cubría su cabeza y rostro, éste suspiró aliviado y sonrió al grupo.

¡Vaya si la habéis hecho buena ahí dentro! - Silbó. - Habéis pegado un buen manotazo al avispero… - El explorador, tras saludar efusivamente a todos, tomó asiento sobre la mesa en que reposaba el cuadro del señor Carsson. Su mirada fue del retrato a Rhylen un par de veces, antes de tragar saliva y morderse el labio inferior durante unos instantes. Después, al ver que todos daban por sentado que el cuadro era así, se secó las manos en los muslos y carraspeó para de tomar la palabra. Se tomó su tiempo para explicar lo que había sucedido mientras los enviados de Kassen se encontraban dentro del templo, Togo, que ya la había escuchado en el Regalo del Bosque, vio como Reginar se explayaba en detalles que antes no había dicho por cuestión de tiempo. Y es que encontrar al explorador no había sido fácil pues, tras recibir la nota de Togo de mano de uno de sus hombres, él mismo y otros dos de sus compañeros siguieron a escondidas a Wenton hasta la panadería para asegurarse de que no era una trampa. Seguros de la veracidad entonces del escrito, iban a confirmarle al panadero que harían lo que pedía Togo cuando, de pronto, aparecieron varios monjes de túnicas grises y uno con túnica negra. Entraron en tropel en la panadería y se llevaron a Wenton a rastras con la cabeza cubierta e inconsciente. En aquel momento Reginar pensó que los compañeros habían sido atrapados y que su escondrijo en el Regalo del Bosque también había sido descubierto. Pero no fue así, durante el día de ayer sus informadores le avisaron de que los monjes estaban alterados buscando algo en las inmediaciones del templo, el explorador supo que al menos alguno de los compañeros había salido con vida de allí. Pidió disculpas por no haber podido llevar armas hasta la panadería, pero después de lo que había visto no podía arriesgarse a que lo atrapasen a él también. Llegado a ese punto de la conversación, Reginar se cruzó de brazos y aguardó los detalles de lo que el grupo había descubierto en el interior del templo. 

Las informaciones del libro no eran gran cosa pero menos daba una piedra.

- Todo apunta en esa dirección, Hostawen.- Asintió a las teorías de la callada elfa. Le daban ganas de achucharla ahora que la había recuperado pero temía romperle los frágiles huesos de su constitución de elfa.  Por el contrario ese lobo, Rakna, después de haber recibido los cuidados del Débil, parecía haber crecido y haberse hecho más temible aún. Ya no era un famélico animal salvaje a punto de desfallecer. Preocupada, en uno de sus acercamientos a Hostawen se interesó por el lobo.- ¿Crees que podrás controlarlo? Parece que crece sin parar.- El inocente Togo también hablaba pero Alétheia no podía tomarse en serio sus palabras, con ese aspecto de niño travieso metido en un asunto que le quedaba demasiado grande para su edad.- Sí, sí, Togo, ya lo habíamos dicho, eso.- No era cierto, en realidad, pues una cosa era pagar a un templo aún mayor que el de Tamram y otra que parte de lo recaudado fuera al soborno de las autoridades de la ciudad. Eso podría explicar la connivencia de la guardia de Tamram con los abusos perpetrados por los monjes de Razmir. Eso y que tuvieran en su poder los horarios de las patrullas, algo fundamental para poder hacer sus escapadas sin llamar demasiado la atención. No le dio tiempo, ocupada como estaba con cuidar al Sr. Carsson, a detener al chiquillo cuando éste decidió salir pro su cuenta a traer a Reginar. No podía con el carácter incontrolable, infatigable y espontáneo de los niños. En el templo de Kassen había muchos jóvenes acólitos a los que trataba de evitar siempre que podía, a no ser que le interesase. Lo que le iba a ella era la fruta madura. Sus ojos brillaban cada vez que miraba a su Paladín.

Finalmente Togo regresó acompañado de un encapuchado que resultó ser Reginar. Una fugaz sospecha cruzó la mente de la precavida Pitonisa.

¿Y si...?- No podía ser. Reginar no podía haberlos traicionado pues, si hubiera asido así, el Padre Prasst lo hubiera previsto.

- No ha sido suficiente, Reginar. No sabes qué barbaridades tienen lugar entre aquellas paredes infames.- La sacerdotisa bajó la mirada pesarosa por tener malas noticias que dar al explorador.- Hay que acabar con ellos.

Sí...lo sé. - Reginar era consciente de a dónde había mandado a aquella personas y se sentía culpable en parte por los sufrimientos que habían padecido. Pero la situación de horror por la presencia de los monjes estaba llegando a tal punto en Tamran que esos sacrificios eran tan necesarios como inevitables. - En efecto, no sé qué se esconde tras esos muros, pero necesitamos saberlo. Creo que ahora, estando en alerta todos los monjes por los recientes...acontecimientos, será incluso más difícil volver a entrar. Así que entendería que no quisieseis volver a intentarlo. Sólo espero que hayáis localizado algo acerca de vuestras joyas perdidas. - Había estado evitando hacer la pregunta desde que entró por la puerta de la habitación, pues no estaba seguro de si quería saber la respuesta acerca de lo acontecido con su amigo. El miedo a que sus sospechas se confirmasen era tan fuerte que no se había atrevido a hacérsela a Togo cuando fue a buscarle. Sin embargo ya no podía retenerla más. - ¿Averiguasteis... averiguasteis algo acerca de Elthiran?

Rhylen, que había permanecido callado mientras sus compañeros intercambiaban información con Reginar, decidió intervenir tras el incómodo silencio que desató su última pregunta. – Tus sospechas son acertadas, Reginar… Elthiram murió tras los muros de ese maldito templo cumpliendo con su deber y así debería ser recordado, dijo tras ponerse en pie y darle un pequeño instante para que lo asimilara. – No obstante, hay que seguir adelante, sólo así conseguiremos que tu perdida no haya sido en vano…, dijo con tono consolador, - Dime, ¿durante estos días descubriste algo de interés? ¿El regreso de la suma sacerdotisa? ¿El lugar a dónde había marchado, quizás? 

Aunque Reginar trató por todos los medios el mantenerse sereno, o por lo menos aparentarlo, el temblor en sus fuertes manos, cerradas en un puño férreo, denotaban la rabia y desolación que ardía en el interior del montaraz. Pese a todo, Reginar logró articular palabra tras unos instantes de reflexión. Gracias por sus palabras, señor Carsson. Sin duda su pérdida no será en vano. - Tragó saliva con dificultad. - Lo único que pude descubrir es que la sacerdotisa que dejó el templo lo hizo a caballo y no en barco como pensamos en un principio. Uno de mis hombres logró seguir su rastro durante un día y medio por la carretera que sale hacia el sur, hacia la frontera con Molthune. Pero lamentablemente ella y su acompañante debieron unirse a un numeroso grupo de personas y carretas, mercaderes probablemente, lo que hizo imposible saber si dejaron el grupo en algún momento. - Suspiró. - Estoy convencido de que si hay algo sobre esa mujer, sobre vuestras joyas y sobre hasta qué punto llega la podredumbre del gobierno local está sin duda en el dormitorio de esa sacerdotisa en el templo.

- Pues no pueden ser peores noticias, me temo…, respondió al instante. – Como bien has dicho, el avispero ha sido agitado y veo prácticamente imposible que podamos acceder de nuevo al templo sin ser descubiertos, comentó sin tapujos. - ¿Alguna idea?, concluyó preguntando a todos los presentes.

Cabizbajo y triste Togo se acercó lentamente a Réginar - Siento mucho lo de tu amigo, aunque no podemos confirmar su muerte la verdad es que entre varios restos de huesos y calaveras encontré un anillo dorado con su nombre grabado, una varita y esto - dijo mientras sacaba la pequeña bolsa con monedas - supongo que sería de él.... Los objetos los guarda el elfo...

El mediano dejó pasar unos segundos hasta que Reginar empezó a hablar de nuevo con Rhylen sobre lo que habían averiguado y a la pregunta del anciano el pequeño contestó con gran interés - Bueno, no tenemos información sobre las joyas, ni dónde están, pero al menos sabemos donde no están.... Quiero decir, que ya sabemos lo que hay en la primero planta y en el sótano. Si las sospechas de Reginar son ciertas, las joyas deben estar en el piso de arriba, que por algo lo tienen totalmente prohibido. Seguramente allí estén los aposentos de la mujer. Sobre "la podredumbre del gobierno local" como dices Reginar.... encontramos un papel donde se indicaban los turnos de guardia. Y también un libro donde registran las entradas de dinero, pero también hay salidas ¿ Quizás para sobornar a las autoridades....? 

Si encontrásemos el modo de poder entrar por la parte de arriba para llegar directamente al piso de arriba, no sé.... escalando o volando....

Puedes quedarte las monedas pequeño, os vendrán mejor a vosotros... - El pésame del mediano a punto estuvo de hacer que su entereza se derrumbase. Asintió con respecto al anillo, identificándolo como el de Elthiran sin siquiera leer el nombre tallado, sin embargo no reconoció la varita. No creo que fuese de Elthiran... - dijo sobre la varita mientras acariciaba el anillo con mimo, como si el alma de su amigo residiera en aquella pequeña pertenencia de escaso valor. Él no hubiese sabido siquiera cómo utilizarla. Me temo...me temo que fuese de alguien más que corriese la misma suerte. - El montaraz examinó el libro de registros con atención. Su rostro, petrificado debido a la tristeza, mostraba no obstante cierta alegría por el hallazgo del grupo. Luego observó el legajo donde estaban detalladas las patrullas que rondaban el barrio. Buen trabajo, muy buen trabajo. Con este libro podremos saber cuánto y a quién han robado esos malnacidos. Puede ser que sí, que algunas de estas salidas se dinero sean para pagar a las autoridades, o puede que no. No lo sabremos hasta que no tengamos una prueba en la que se señale a alguien. Necesitamos nombres. - Reginar se mostraba conforme por el intrépido muchacho. Se hubiese reído de no estar tan afligido del desparpajo mostrado por aquel pequeño. Sin duda la idea era buena. El problema está en que el acceso al templo escalando las paredes del patio está vigilado. ¿Sabéis de más entradas?

El pequeño, emocionado por sentirse parte importante de la misión contestó rápidamente con gran interés - Sí, sí. Tiene un pasadizo secreto que va desde la posada hasta los sótanos del templo, pero también estará vigilada supongo. Siempre lo está y ahora con más razón, porque huimos por ahí...

Cierto es que el patio está vigilado, pero no menos cierto es que está mal iluminado, por la noche podría ser una opción para colarse. Si alguien o algo distrajese la atención de los guardias hacia otro lugar podríamos intentarlo. O evitar el patio y entrar directamente al edificio por alguna ventana.

Por cierto ¿Conoces a un panadero llamado Wenton?

Sí...probablemente sí, claro. - Dijo compartiendo los mismos pensamientos que el mediano en referencia a la entrada por el pasadizo que daba al Lamento del Explorador. - Puede que la idea de distraerlos no sea descabellada, pues los centinelas que vigilan el patio no suelen ser más de dos o tres sobre las murallas. Aún así creo que vosotros tenéis una idea más clara de cómo es el complejo por dentro que yo. Pero sí, no sería mala idea que trataseis de explotar alguna de esas dos ideas. - La pregunta sobre Wenton hizo que el montaraz mirase confundido al pequeño. Wenton, sí claro. Fue él quien nos trajo la nota que tú escribiste. ¿No se la diste tú? Ya dije que lo seguí junto a Noremir hasta su panadería cuando vimos cómo era secuestrado por los monjes.

El pequeño se rascó la cabeza sonriendo cuando Reginar le contestó sobre Wenton. Se notaba que la emoción le hacía hablar casi  de pensar - Sí claro... jajaja. Lo había olvidado. Pues en menudo lío lo hemos metido. Sin querer hicimos que Krant pensara que Wenton estaba dando dinero a una resistencia organizada contra el templo. Por eso lo apresaron. Por suerte pudimos liberarlo y antes de que lo buscaran ha podido huir en barco fuera de la ciudad con su familia. Podríamos utilizar su casa como escondite, aunque quizás averigüen dónde vivía y vayan allí a buscarlo...

¿Podríamos deducir por las notas del libro con qué frecuencia sale dinero del templo? Quizás estén a punto de hacer una entrega y podamos seguirlos. Nombres sabemos alguno de acólitos y sacerdotes del templo. Krant, Egarthis,... 

Mientras hablaba El mediano cogió el libro y lo ojeó con detenimiento fijándose en las fechas de las salidas de dinero intentando deducir cuando sería la siguiente.

La elfa se mantuvo en silencio durante toda la conversación. Sólo interrumpió su concentración para responder con la cabeza de forma afirmativa a Alétheia, luego dejó que la conversación transcurriese. Parecía que el mediano narraba a la perfección lo que había pasado...

El descanso en la posada y el plácido sueño había sentado muy bien al pequeño. Tanto era así que sentía como si la magia de la varita de Aletheia que el día anterior había recorrido su cuerpo, permaneciese en él dispuesta a salir en cualquier momento, cosa que por otro lado el mediano deseaba desde hacía tiempo, desde que observaba como los bardos que con tanta admiración veía  allá donde iba, la manejaban a su voluntad. 

Pobre hombre... - Prefirió no hacer comentarios, pues sabía bien cómo muchas veces una decisión podía tener fatales consecuencias para personas su círculo cercano. Bueno, lo importante es que ha podido escapar. Esperemos poder solucionar ésto y que el hombre tenga una posibilidad al menos de regresar. En cuanto a utilizar su casa, me temo que sea más fácil de localizaros allí que aquí en esta posada. Esta zona de los muelles es una mirada de pequeños establecimientos como éste y es poco probable que os busquen aquí de no ser que alguien se lo diga. - Volviéndose hacia el libro, Reginar señaló una de las últimas salidas. Creo que éste fue el último envío que hicieron, - chasqueó la lengua decepcionado, - por lo que dudo que vuelvan a sacar dinero en un par de meses. - Tras el comentario negó con la cabeza, - No, no, me refería a nombres de miembros del gobierno. Alguien debe estar apoyándoles y es a ese alguien al que tenemos que delatar.

Rhylen escuchaba pensativo la conversación entre Reginar y Togo. El pequeño mediano mostraba un ímpetu admirable a la hora de sacar conclusiones e incluso aportar alguna idea de cómo afrontar la, ya de por sí, complicada situación… por muy arriesgadas que fuesen. – Es muy arriesgado…, intervino haciendo referencia a la idea de acceder por la planta superior. – La planta superior estará fuertemente vigilada, sin contar que no todos tenemos la capacidad para trepar tan alto, añadió pensando en Alétheia y Tanyl, sin caer en la cuenta que existía algo llamado magia que podría resolver aquel contratiempo. – De ser descubiertos allí, me temo que será complicado escapar ilesos. Esta última vez hemos tenido mucha suerte…, apuntó para que todos fueran conscientes de los riesgos que suponía seguir adelante con aquella misión, si finalmente se llevaba a cabo…

Mientras la conversación continuaba, Rhylen, al igual que en la primera reunión con Reginar, continuaba encabezonado con la figura de la suma sacerdotisa. – Si no podemos llegar hasta las joyas, hagamos que ellas vengan hasta nosotros…, intervino de nuevo. - A ver, el libro deja constancia del día en el que suma sacerdotisa abandonó el templo, ¿no? Y ya hace varios días de ello… su regreso debe estar cerca de producirse, dijo captando la atención del grupo. – Pues bien…¡démosle una grata bienvenida!. Sabemos de sobra que todo gira en torno a ella, si conseguimos capturarla podríamos obtener la información que tanto necesitamos e incluso pedir un rescate por ella en forma de joyas, ¿qué me decís? 

Todo menos regresar a Kassen le parecía una locura. De Togo podía esperárselo, pues era un niño, pero del Sr. Carsson...

- No sé si os estáis oyendo vosotros dos.-  Dijo cruzándose de brazos a punto de soltarles una buena reprimenda. Empezó con Togo que, aunque había resultado tremendamente útil, no le correspondía hablar tanto, siendo sólo un polizonte que se había colado en el barco en una travesura.- Krant con la sola ayuda de un garrote casi mata al Sr. Carsson de una soberana paliza. ¿quieres que eso vuelva a pasar? No sabemos cuántos como Krant habrá allí dentro protegiendo aquello que con tanto celo guardan en el piso superior. ¿Quién va a enfrentarlos? ¿Tú?- Dijo señalando con el dedo acusador a Togo.- ¿O tú?- Ahora apuntaba al escuchimizado de Tanyl.- Penetrar de nuevo en el Templo de Razmir queda totalmente descartado a no ser que se os ocurra una MUY buena idea y que esté planificado al dedillo. Improvisar ha sido lo peor que hemos podido hacer y se nos fue todo al cuerno.- Efectivamente hacía bien Reginar en sentirse culpable de haber mandado al grupo venido de Kassen al templo donde casi mueren.- En cuanto a usted, Sr. Carsson, sé que se tiene en muy alta estima, y yo soy la primera en admirar sus tremendas capacidades pero... quizá crea que con su espadón de vuelta pueda hacérselas pagar a Krant. Sin embargo, ellos también tienen armas y armaduras, como bien hemos visto. Y eso no es lo de menos.Son muchos y nosotros estamos solos.Además,si esa mujer que abandonó el templo es una Suma Sacerdotisa o una integrante de la Secta de Razmir de alto rango, ¿qué os hace pensar que puede ser fácil capturarla? ¿Sabéis acaso el poder que el enjuto cuerpo de nuestro amado Padre Prasst, Sumo Sacerdote del Templo del Débil, es capaz de acumular? Podría dejaros con uno sólo de sus conjuros babeando durante meses, sino años, como si fueseis presa de la demencia senil. Igual de poderosa podría ser ella...bueno no tanto como el Padre PRasst pero más que lo que podamos aguantar.- La Pitonisa recolocó un mechó rizado de pelo rebelde que, con su airado discurso, se había lanzado sobre sus bellos ojos claros.- Si algo he visto durante nuestra estancia en ese templo es que la misión de recuperar las joyas nos queda muy grandes, muy a mi pesar. Eso lo sabía bien el Padre Prasst quien sólo nos dijo que recabáramos información.- Hablaba como si ella no hubiese sido poco precavida cuando había sido una de la sprimeras en forzar la situación cn el panadero.- Lo primero que deberíamos hacer es  informar a Kassen, que estén prevenidos pues el incidente con Wenton puede haberles puesto a los de Razmir sobre aviso. Después..oh, si de verdad existiera esa resistencia...no dudaría en unirme a ellos...- La expresión triste y decepcionada de la Pitonisa era clara. Le gustaría machacar a esa falsa religión y hacerles pagar por sus viles actos. Entonces abrió los ojos de par en par cuando una idea se le pasó pro la cabeza.- ¿Y si formáramos esa resistencia? Quier decir. Sabemos que hay gente descontenta con los monjes d eRazmir. Podríamos acosar a sus grupos de acólitos con pequeños y rápidos ataques que frustraran sus coacciones, que son parte de sus fuentes de ingresos. Incluso así, podríamos lograr retener a alguno de ellos para sacarles información. Imaginaos poder pillar al bruto de Krant en un callejón oscuro....

Tanyl había dejado de prestar atención a los cinco minutos de la reunión. Él era un hombre de acción no de palabras. Para ser sinceros, tanta planificación le aburría.

Así que se pasó todo el tiempo haciéndole ojitos a Hostawen, tumbado a la bartola y arrancándole mechones sueltos a su felino. A ojos vista estaba el poco interés del jóven por participar en cualquier estrategia de combate.

Rhylen fue arrugando cada vez más y más la frente a la vez que iba aumentando el tono de la reprimenda de Alétheia. - ¡HUM!, gruñó como contestación mientras la pitonisa continuaba con su argumento.
Lo cierto es que Rhylen no podía echarle nada en cara, para él la pitonisa había llegado mucho más lejos de lo que pudo imaginarse el día que la conoció. Comprendía que no estuviese acostumbrada a asumir riesgos o arriesgar su vida tan fácilmente como venía haciéndolo el viejo guerrero. Sin embargo Rhylen seguía en sus trece, y continuaba pensando que la opción de la suma sacerdotisa era la más acertada, aunque sí que coincidía plenamente con ella en que la idea de acceder nuevamente al templo era una locura…
-No creas que sería la primera vez que doy una reprimenda a un meapilas que asegura contar con el poder de su dios, comentó convencido. - ¡Claro que será arriesgado! ¿Pero acaso no sería mejor interceptarla ahora, acompañada de una seguridad mínima y desprevenida, que una vez haya regresado al templo?, comentaba con los brazos extendidos. – A mi entender… ¡es una oportunidad que no deberíamos desperdiciar!

No obstante, Alétheia había comentado algo que era bastante evidente, necesitarían ayuda y debilitar poco a poco el grueso muro del templo de Razmir. Fue por ello que la opción de fundar una resistencia contra la secta le pareció, no sólo una gran idea, sino que además compatible con su plan por interceptar a la suma sacerdotisa. Mientras se preparaban y esperaban su llegada podrían ir debilitando las poderosas fuerzas de Templo, y quién sabe, quizá si golpeaban con dureza podrían incluso adelantar la vuelta de su líder. – ¡Hagámoslo!
 

La elfa escuchaba desanimada la conversación, entrar en el templo le parecía una locura que le hacía querer batirse en retirada a los verdes bosques en los que solía habitar. Por suerte, Alétheia intervino en el mejor momento, regañaba a sus compañeros por las propuestas. Cada palabra que soltaba animaba a Hostawen en lo que parecía una batalla perdida. Sus ojos acabaron coincidiendo con Tanyl, que parecía aceptar de buen grado las palabras de Alétheia, casi parecía en la misma sintonía que la exploradora elfa. Lo que no sabía Hostawen es que no era por las palabras de la clérigo del débil, sino insinuaciones. Rhylen fue el primero en secundarla, tras eso llegó el apoyo de la elfa -¡Sí! Deberiamos hacer ambos planes...- 

Los movimientos nerviosos de Reginar indicaban que no acababa de ver claro el tema de la sacerdotisa. - Como ya os dije en nuestra primera reunión, no sabemos si es la líder de la organización o simplemente alguien con un puesto más alto en el escalafón del templo. No la había visto con anterioridad y eso es raro porque, durante los últimos tiempos, mi tarea principal ha sido indagar en qué traman esos monjes enmascarados.  - Dicho ésto, se volvió hacia Alétheia. - Yo he intentado levantar a la gente pero el miedo es el aliado más poderoso de Razmir. A excepción de algunos hombres que trabajan para mí como informadores, no he conseguido demasiado éxito a la hora de atacar frontalmente a la orden. A lo mejor, ahora, con vuestra ayuda...la cosa puede cambiar. Pero dudo mucho que podamos hacer mucho más que eliminar algunas patrullas. No olvidemos que parte de la guardia está de su lado y que parte del gobierno, como es lógico, también. De ahí que os pidiese ayuda para obtener nombres y poder plantar cara al templo desde arriba, con la ayuda de aquellos que no están comprados por el oro de Razmir.