Partida Rol por web

Tu hermana no se detiene ni siquiera a mirarte. Sencillamente corre raudamente a su habitación y parece estar llorando.

Estás a punto de seguirla cuando un mano te detiene. Se trata de Zuleica, tu vieja esclava, más cercana a una amiga con la cual conociste los placeres de la carne y una de las pocas personas que no te jusga. Ella te dice:

- Déjala tranquila, si insites solo empeorarás las cosas.

Te lleva de vuelta a tu habitación y se sienta a tu lado y, como si fuera tu madre, te dice:

- Sé lo que sientes por ella. Desde que eras niño tus ojos la miraban llenos de añoranza, pero además de ser una relación prohibida entre los romanos, ella es especial. Puedes tomarla, pero si lo haces por la fuerza solo conseguirás quebrar su corazón para siempre...

Ella no parece tan vieja, pero ya han pasado los años en que podía engendrar y varias ebras platedas poblaban su cabellera negra. Ella te sonrió y dijo:

- Recuerdo que cuando niño le dijiste a tu padre que querías ser un faraón para que cuando fueras mayor pudieras casarte con Lydia. El amo te dio una surra que no te quedaron ganas de repetir eso de nuevo.

 Negué con la cabeza:

 - Es la persona que más amo de este mundo, pero sé que le he hecho daño... ¿Como puedo arreglarlo?.

Ella se levanta y toma uno da las copas y se queda mirando por un momento el vino con sangre, tomando el aroma. Luego dice:

- Veras, ella es una chica dulce y todos los cambios que hay en esta casa la tienen confundida. Ha perdido hace poco a sus padres y tú eres lo único que le queda, pero desde que contragiste esa enfermedad en el frente solo te ve de noche. Debes ser más sutil en tus juegos con las esclavas.

Ella no toma del vino, lo deja sobre la mesa y te dice:

- No sé qué te paso durante el tiempo que estuviste en la legión, pero eso de la enfermedad no me lo creo. Además eso de que Melita ande como perra faldera tras de ti no lo quiero para mi... así que prefiero no beber de tu vino especial.

 - No se a que te refieres... - Respondí, sonriente. - ... Melitta a sido leal a mi familia desde siempre por libre voluntad, no porque haya nada mágico en mi vino, por lo que insinuas...

 Esto era malo, si los demás vampiros sabían que Zuleica sabía mi secreto sin estar vinculada, para garantizar su lealtad, podría ordenar su eliminación... Y tenía planes para ella.

La esclava te mira con una sonrisa maliciosa, se dirige a la puerta y te dice:

- No sé que te ocurre o que le haces a las chicas, pero te soy leal y no le diré a nadie. Puedes confiar en mi como lo hiciste antes. Además, necesitas de alguien que te diga las cosas como son.

Luego te deja a solas en la habitación de nuevo con tus preocupaciones.

Pero con todo esto de Varia, Eve y tu hermana estabas olvidando lo que te encargó Camilo y debías pensar en cómo actuar.

 Mando llamar a uno de los esclavos y ordeno que busquen un burdel que esté regentado por una mujer egipcia, confiando en que solo haya el que me interesa en la ciudad...

No tienes que esperar mucho para tener noticias acerca del burdel que buscas, más de alguno de tus esclavos había oido hablar de él. Uno de los que trajeron a tus esclavas escapadas se presenta ante ti y te informa:

- Yo conozco el lugar del que hablas, dominus. Se trata de un lenosinio en la Suburra regentado por una egipcia muy bella. Dicen que posee mujeres y chicos bellísimos y es visitada por gente de dinero, incluidos senadores. Lo sé porque hay un sirio en el barrio que conoce a la dueña, dice que constantemente ella o su esclavo eunuco van y le compran hachís.

Sabias que varios de tus esclavos consumían esa droga, pero no te molestabas por ello. Mientras cumplieran con sus obligaciones. No obstante, ese detalle acerca de la egipcia es bastante interesante.

 Seguramente a ella le gustaba alimentarse de mortales drogados, para disfrutar ella misma de los efectos de la droga:

 - Me gustaría hablar con ese sirio, ¿sería posible preparar una cita con él?. También quiero hablar con Melitta...

El esclavo te dice que si deseas ir a ese lugar él te puede llevar, tan solo debes ordenarlo. Además, el negocio del sirio queda en la misma Suburra, por lo que estaran a un paso del burdel.

En cuanto a traer a Melitta, el mismo esclavo la llama y al poco ella se encuentra en tu habitación. La esclava se queda parada delante de ti y te dice:

- Acá me tienes, dominus. Dime en que te soy útil.

 Me aseguro que nadie está cerca, sobre todo Zuleica, antes de hablar:

 - Quiero que empieces a mezclar varias partidas de mi vino especial con el que se da a todos los demás en esta casa, incluido el de mi hermana. También quiero que mezcles mi sangre con la comida, pero ten cuidado, Zuleica sospecha algo, pero no quiero que le pase nada, quiero que ella también reciba su ración, así que hazlo todo sin que pueda enterar por si misma o a través de otros. Asegúrate también que la reciben mis esclavas favoritas, incluidas Eve y Varia, tengo planes para esas dos. Quiero que todas vosotras viváis para siempre a mi lado...

 Melitta conocía mi secreto, al estar vinculada, así que no había peligro...

Melitta piensa te escucha con atención, y cuando le dices acerca de lo del vino, ella reacciona algo preocupada... incluso podría decirse celosa. Ella te dice:

- Si así lo deseas, se hará, mi amo, pero ¿Debo darles el vino periódicamente para que compartan de la completa comunión con tu poder o solo una dosis que les vuelva más dócil?.

Melitta era astuta, por lo cual la elegiste antes que a ninguna. Ella, obviamente, solo quiere tu atención, y sabe que ustedes no son libres de crear ghoul a su gusto.

 - Solo una dosis, de momento no puedo convertir a nadie sin permiso, lamentablemente, pero si que puedo darles una dosis para que dejen de rebelarse contra mí. Sobre la cocinera, será más fácil que aproveches cuando vaya a hacer algún recado relacionado con su trabajo para actuar sin levantar sus sospechas...

 Apto seguido cojo a Melitta y la llevo a una habitación vacía y cierro la puerta:

 - También quiero que haga otra cosa... - Le cuento lo referente a mi hermana, a como se ha vuelto contra mí y su enamoramiento de un cristiano. - ... Quiero que me ayudes a reconciliarme con ella, no solo con mi sangre, quiero que le hables bien de mí, de lo mucho que la quiero. También quiero que me des consejos de como... ganarme su favor... Quiero que los dos volvamos a estar unidos...

De nuevo puedes ver los celos en los ojos de Melitta. Sabes que ella te ama, la sangre le obliga a hacerlo, y el amor es siempre egoista, en especial el de un ghoul. No obstante, es tu esclava mucho más allá de lo que se puede imaginar ella misma; sencillamente está subyugada.

- Se hará todo como dispongas, dominus - Dice con una reverencia de su cabeza.

En ese momento escuchas un golpe a tu puerta. Es tu esclavo anunciándote que tiene todo listo para ir donde el sirio vendedor de hachos.

 - Ahora salgo.. - Le digo al esclavo, luego le hago una caricia afectuosa a la esclava, nunca está de más mostrar algo de cariño, ya que sirve para fortalecer el vínculo. - ... Sabía que podía contar contigo...

 Me reuní con el esclavo y me dispuse a partir a reunirme con el vendedor...

El esclavo te tiene preparada una montura y parte junto contigo al famoso barrio de Suburra.

No es que nunca te acercaras antes por esos lugares, pues alguien con apetitos como los tuyos a veces desea cambiar de de aires y visitar uno de esos burdeles donde puedes disfrutar de placeres más exóticos. Pero por alguna razón aquella noche en la Suburra parece extraña, Los pillos de siempre han desaparecido y las putas callejeras tampoco aparecen. No has escuchado de que algo grave esté sucediendo en ese lugar, por lo cual no entiendes muy bien qué ocurre.

Cuando llegas a la tienda del sirio ves todo cerrado y ni luces de que haya alguien en casa. No sabes muy bien que pensar hasta que escuchas a unos transeuntes decir:

-... hay pretorionos por todas partes. Parece que ese lame pollas del emperador ha decidido entretenerse en el lenosinio de la egipcia.

 Me acerco al que a hablado y le pregunto, amablemente, con el fin de entablar una conversación:

 - Saludos, buen hombre, ¿sabéis si el sirio que vive aquí se encuentra en su casa?.

Los hombres se miran entre sí cuando le preguntas. Uno de ellos, con los dientes carcomidos y un ojo menos, te dice:

- ¡Oh, loado señor! Ese sirio, proveniente de una raza de folladores de cabras, se ha escurrido como un rata al saber que el divino Cesar se encuentra en la Suburra visitando uno de los lenosinios. Si desea comprar algo conocemos otros proveedores de ese tipo de mercancias, solo necesitamos un pequeño estímulo económico.

Pillos con lenguas de orador griego siempre se podían encontrar en Suburra. Entretenidos de escuchar mientras no creyeras una sola de las palabras. Pero lo interesante era la presencia del Emperador en una de esas casas de putas, y por lo que dijeron antes, se trataba de la de una egipcia. Quizá fuera de la que te habló Camilo.

 - ¿Decís que el emperador se encuentra aquí?. ¿Podías decir en cual de... esos establecimientos es?. - Como estimulante, de enseñé al hombre, un par de monedas...

Un par de ases fueron suficientes para que esos dos pillos accedieran gustosos a llevarte a ese lugar que te interesaba. Desde afuera la fachada del lugar se notaba mucho mas cuidada y distaba de las casas romanas, siendo similar a las de egipto. Todo el lugar estaba lleno de guardias pretorianos a cargo de la seguridad del Cesar.

El del parche en el ojo te dice:

- Ese es el lenosinio de Thot Neferu, una putilla egipcia deliciosa y viciosa. Dicen que se esmera en prodigar a sus clientes de cuanto placer ellos deseen.

 Les di las monedas y les dí las gracias por sus servicios. Esperando que los guardias no me pusieran demasiado reparos, traté de entrar como un cliente más...