Partida Rol por web

¿Lo semejante atrae a lo semejante? ¿negatividad? Ojalá tenga razón y pueda atraer según esa ley suya: para eso estamos aquí.

Esbozando una pequeña sonrisa el ego del catedrático estaba ahora por las nubes. Bajó su cabeza, sonrió de nuevo y se internó en la sala, como adelantándose al resto.

Con su permiso, doctora, marcharé dentro.

Claudia abrió con cuidado la puerta de los aseos de señoras del personal y asomó la cabeza, por si acaso, antes de salir. Desde luego no había ni un alma por allí, tal y como esperaba, así que cerró la puerta con cuidado y salió al pasillo. Tampoco le preocupaba mucho que le cerraran el paso y las alarmas no sonarían porque, si había entendido bien a la Dra. Sánchez, su equipo tenía permiso para moverse por todo el recinto, pero encerrándose en uno de los baños de los funcionarios se evitaba salir y volver a entrar, o quedarse remoloneando por el lugar y toparse con alguien que le hiciera preguntas que no le apetecía responder.

   Johana se había mantenido absorta en los comentarios de los demás a medida que se adentraban a la construcción y le asustaba tanto el escuchar esas terroríficas historias, que no podía esbozar palabra alguna. De verdad ella se estaba sintiendo un poco ofuscada por la extraña pesadez del ambiente, o tal vez sólo era su propio delirio, o su propio don, que le permitía incursionar en el pasado de algunas cosas que podrían mejor estar escondidas de los ojos humanos. Sin embargo, desde el fondo de su ser sacaba la fortaleza necesaria para mantenerse allí el suficiente tiempo hasta que le diesen la paga, pues la estaba necesitando y era muy lógico que por lo menos aguantaría todo ese pesar por más tiempo.

    Mientras tanto, se mantenía en silencio y con un bajo perfil, prestando atención a aquellas personas que claramente sabían más que ella sobre lo que ocurría en ese lugar. No era alguien de fe, pero estaba considerando que lo que el padre Fermín le había dado podría ayudarla en algún momento, al igual que las recomendaciones de la doctora. Por el momento, sólo asentía con la cabeza hasta que sintiese algo que le hiciere reaccionar de una manera un poco abrupta, indicando que algo estaba presente, allí, en la oscuridad.

Señor LaFleur estamos esperando a una compañera de la investigación, aunque... puede avanzarse usted si así lo quiere.

En ese momento apareció Claudia. Le sonrió - Bienvenida Señorita Aldán. Justo a tiempo - hizo un ademán con la mano para señalar al grupo - Estos son sus compañeros, tendrán toda la noche para conocerse. Les estaba diciendo que si no hay ni dudas, ni nada que comentar, ya estamos listos para comenzar la investigación.

Uno de los guardas le dijo algo discretamente, la Doctora le contestó - enseguida estaré con ustedes - y éste con su compañero se introdujeron en una sala contigua a la entrada principal.

Vi que una mujer se acercaba a nosotros. Se llamaba Aldán por lo que pude oír. La verdad es que la situación me empezaba a inquietar, y mi mente me susurraba que estaba comenzando a perder el tiempo ahi fuera. 

Amigos -les dije a mis compañeros tras haberse alejado la doctora Sánchez-, con vuestro permiso voy a entrar ya. Tengo curiosidad por este bello regalo arquitectónico, y más por el motivo que nos ha hecho llegar hasta aquí...

Sin más preámbulos caminé hasta la entrada. Teníamos vía libre para investigar a nuestras anchas, y caminar por cualquier resquicio. En primer lugar me dirigí al recibidor de la entrada, aquel que daba a la primera gran sala.

Quizá la palabra adecuada para definir aquella situación era “kafkiana”. O aberrante. O incomprensible. En otras circunstancias y de no ser por el tipo que se despedía, Claudia pensaría que se encontraba inmersa en una pesadilla y rodeada de estatuas de sal o de fantasmas de otra época aunque fueran vestidos de forma moderna. Pero naturalmente y conociendo un poco el género humano no podía hacer otra cosa sino rendirse a la realidad, brutal como solo puede ser, y es que el tan cacareado grupo de investigadores no era sino un grupo de maleducados, eso como mínimo, o uno de ellos por lo menos. Los otros tres podían ser sordomudos o mudos.

-Si al menos se hubiera presentado señorita...- Dice Castor en tono un poco cansado y algo malhumorado, llevaban tiempo hablando del fenómeno que ocurría en el monasterio y ahora que estaban en el tenía ganas de hacer su trabajo e irse al pub más cercano - No suelo saludar a las personas que aparecen de la nada sin presentarse. Si me disculpan...- mientras decía las palabra paso entre el grupo siguiendo los pasos del francés- Iré a hacer un poco de turismo con el doctor LaFleur, ya que estamos aquí habrá que aprovechar.

Los pasos del exorcista freelancer resonaron en los pasillos vacios del Escorial mientras avanzaba siguiendo el camino del Parapsicólogo.- Les esperamos allí delante señoritas.

El padre, que estaba comentando algo con Alfonso, avanzó algunos pasos en busca de Claudia

Señorita Aldán, espere por favor. Siento esta... desconsideración, pero no se enfade, supongo que todos estamos algo tensos y nerviosos... Ha de saber que estamos muy orgullosos de poder efectuar esta investigación con una historiadora de su nivel.

Isabella sigue hablando con el padre Fermin.

- Ma e... pater yo pensaba que esto era un seminario sobre el alma. En la enciclica de sua Santidad.... - le comenta aferrando su rosario, mientras camina junto a él, por los lóbregos pasillos del monasterio. Su andar es sosegado y pacífico, como si el mundo no se fuera a terminar mañana.

De repente, Isabella se percata que ha llegado una nueva invitada con la Doctora Sanchez. Tan concentrada estaba en su disertación, que no la ha escuchado hasta ponerse a su altura. La mira a la cara y recuerda fugazmente haber visto ese rostro.

- ¿Excusi, Es usted la señorina Aldán? La sua cara me resulta e un tanto conocida. Es usted la autora di "Religiosidad e Costumbres en el siglo X en la península ibérica" Recuerdo haberlo leido per la mia tesis. Un piacere conocerla en persona - te estrecha la mano

   La llegada de una persona más al grupo hacía que Johana se sintiese un poco más reconfortada. Estaba tan acostumbrada a servir en silencio que había olvidado sus modales, a lo que procede a saludar -Buenas, señorita Aldán. Mi nombre es Johana y también estaré en el grupo- aunque denotaba algo de inseguridad, Johana mantenía su temple; el hecho que su trabajo no le diera lo suficiente no quería decir que la hacía menos persona que todos los presentes, quienes claramente eran experimentados en este extraño campo.

Creo recordar que la biblioteca estaba en la parte superior... Si. Eso es. Estaría bien observar esa cantidad de libros y su contenido.

Subía las escaleras mientras aún estaban los demás en el patio externo.

Le agradó el hecho de que los varones se decidieran a avanzar intrépidos por su cuenta, aunque en el fondo sentía cierta preocupación:- quizás debería haberselo contado todo, una verdad a medias puede ser tan peligrosa como un riesgo ocultado. No, será mejor que lo descubran ellos-

Bueno, lo dicho: el padre los guardas y yo estaremos revisando las cámaras y algunos otros asuntos, y después les adelantaremos. Si quieren que les acompañe Alfonso: díganselo. Cualquier novedad me sea comunicada.

Sin más preámbulos, se despidió de Johana e Isabella y siguió a Claudia dispuesta a intercambiar algunas opiniones y a rebajarle su enojo y desilusión.

Cuando termine padre, reúnase con los guardas en la sala de las cámaras, iré enseguida.

    Sin saber con certeza hacia dónde ir, Johana esperó a que la mujer indicase un lugar a seguir -Creo que estaré un poco perdida, pero por el momento te seguiré, si no te molesta- le preguntar con una sonrisa en el rostro, un poco nerviosa por el lugar donde se hallaban.

Las pasos de John resonaban en los pasillos testigos del renacimiento Español, sabiendo con un primer vistazo, más o menos los metros que quedaban hasta la basílica, Castor decidió cerrar los ojos hasta allí para intentar notar cualquier indicio sobrenatural a su alrededor.

Mientras avanzaba así, su mano derecha se alargo hasta tocar la pared y siguió así hasta llegar a la inmensa estancia.

Muchas veces había estado en contacto con espíritus y ahora sus refinados y entrenados sentidos intentaban encontrar cualquier pista que le dijera que ahí había algo más con ellos.

Cuando escuchó las palabras de Johana saliendo por la puerta, se detuvo, y antes de contestarle pensó que la chica parecía tener más miedo del oportuno, pero no había tiempo que perder, había contratado a cinco personas y todas tenían que aportar sus labores. Quizás le hará falta un poco de confianza - Johana,  sin no quieres ir tú sóla, vé con Isabella, o adelántate a seguir a uno de los chicos. Yo tengo trabajo pendiente, nos veremos en un rato - Dicho esto, salió por la puerta para encontrarse con Claudia que la había citado en privado.

   De acuerdo entonces. Gracias por la paciencia- contesto no muy segura de mis palabras. Seguidamente, prosigo a adelantarme hacia donde el hombre fumador (John) se había dirigido, todavía a la expectativa de lo que podría llegar a aparecer.

máster, se supone que yo voy a la biblioteca. Ya me dirás cuando llegue y como es. Yo estoy pendiente.

saludos.

Al escuchar los tardíos saludos del grupo, desde la otra sala, los cuales pensó que nunca llegarían, se desenfadó y sonsacó media sonrisa. Aunque la situación le dejó un regusto a indiferencia, no se lo tomó como nada personal. Observó a cada uno cómo reaccionaban:

Inicialmente Merc, sin atenderla en absoluto, partió por su cuenta, parecía muy inquieto.

John se le había presentado excusándose irracionalmente del despiste que tuvo al no escucharla saludar, seguramente este comportamiento se debía a los nervios de la circunsancia. Seguidamente vio comó se adelantó.

Con las palabra del padre se sintió halagada.

De Isabella comprendió que su tardanza no era porque la estaba ignorando, sino que estaría traduciendo sus expresiones al castellano, era evidente su natalidad italiana - Sí, bueno... la verdad es que esa obra no es mía, del todo, el autor que decidió llevarla a cabo, y que le dedicó la mayor labor, fue un compañero del departamento: Ricardo Mendoza, yo solamente colaboré en algunas cuestiones... Igualmente es un placer.

Johana, la saludó formalmente, continuó expresándole a la Doctora sus preocupaciones, y se decidió a seguir a John.

La Doctora se despidió de la mayoría para poder atenderla en privado.

La mujer te sonreía y asentía.

- Ma yo pensé que questa obra fue tuta suya. Ei molto buena. Equale que la encíclica primera de Joanes Paulo Secundo - eleva el manual - Pater Fermín tiene buena vista.

Sonrió al padre.

- Ma... e pensé questo concibulo era per el alma. Yo no sono ei ... - titubea un poco y aunque su dominio del español era bastante aceptable, tenía aún acento italiano - Exorchista.