Partida Rol por web

James hizo lo mismo y observó la cara de tranquilidad que Dev puso cuando lo vio sangrar. - Siéntate y tranquilízate pequeña.

Observo a los dos hombres, no parecen mala gente, parecen entrenados y tranquilos, así que termino de relajarme en la silla, apoyando la cabeza contra la pared, y cerrando los ojos un instante. Estoy tan cansada…

- De la ciudad, acabo de llegar, no he visto a nadie más por aquí.

Luego le echo un vistazo a las hojas que estaba mirando, sin moverme del sitio.

- ¿Habéis encontrado algo útil? Quizás este pueblo sea una trama, o quizás se han largado todos.

Me encojo de hombros, mirando la estancia ¿Habrá comida por aquí? ¿Y una cama? Joder, hace eones que no duermo en un puto colchón.

Tras hacerse un pequeño pinchazo se puede ver que tambien tiene la sangre roja, entonces James dice:

Siéntate y tranquilízate pequeña.

- De la ciudad, acabo de llegar, no he visto a nadie más por aquí.

Luego la chica le echa un vistazo a las hojas que estaba mirando, sin moverse del sitio.

- ¿Habéis encontrado algo útil? Quizás este pueblo sea una trama, o quizás se han largado todos.

De pronto alguien mas hace su aparicion, se trata de un hombre que lleva una escopeta

-Tranquilos todos- dijo con su áspera voz

-No hace falta cortarse un dedo para saber si eres un bastardo Zaruk o no-

-Todos tienen pinta de hijos de puta alienígenas salidos de una pandilla callejera, y con lo vanidosos y prepotentes que son, no creo que quieran vestirse como mugrientos supervivientes- Las palabras de Malcom no iban para la chica, si no para todos en general. El dedo lo mantuvo en el gatillo

-Alejad todos las manos de las armas, y hablemos con claridad de una jodida vez- Comentó esta vez con aire autoritario y con cara de muy pocos amigos, por no decir ninguno.

-Todos estamos jodidos, cansados, apaleados y muertos de hambre, sugiero encontrar víveres y algún sitio donde pasar la puta noche esta invernal, mañana podemos irnos cada uno por donde hemos venido-

Hizo una pausa para que todos asimilaran sus palabras

-Así nos vencieron los cabrones alienígenas, por comportarnos como idiotas

Un sonido y la pareja mira hacia el exterior, es entonces cuando se dan cuenta de que alguien les vigilaba, el hombre levanta las manos, parece que no está armado pero aunque se acerca despacio aun mantiene la distancia El hombre está en la calle y pueden verle a través de la puerta trasera que esta abierta.

Debería haberse sorprendido por la llegada del nuevo desconocido. Pero después de dos resultaba ya difícil hacerlo.

- Joder, esto parece la gran estación central. - Dijo con una expresión indescifrable - Coño, claro, pasa y únete a la fiesta. Aquí tienes un Donut.

Doug cogió una de las rosquillas resecas del cajón y se la lanzo al tipo.

Luego se volvió hacia la ventana sin ver si el recién llegado había atrapado el lanzamiento.

- Pues yo sugiero que investiguemos el puto lugar, porque esto está plagado. - dijo mientras ojeaba la calle - Y ¿sabéis? puede que el nuevo tenga razón, si veis a alguien limpio le pegáis un tiro.

 Estoy hablando con el poli cuando se presenta un tipo de los que yo catalogo como repulsivo in extremis, uno de estos chulos de gatillos fácil que se cree mejor que nadie, se le ve a la legua. Así que, antes de que comenta alguna tontería, me quedo en mi sitio, sin decir nada, con el gesto aburrido de siempre.

No digo nada, el tipo no me interesa lo más mínimo, el Sargento Sullivan habla, yo sonrío de medio lado, parece un hombre con nervios de acero y sentido del humor a partes iguales.

- Qué suerte, a mí nadie me ha ofrecido Donuts – bromeo en un tono de voz neutro, borrando al leve sonrisa de mi cara.

Llevo un mes tragando mierda, estoy viva, un chulo desagradable no va a venir a decirme lo que coño tengo que hacer, como sobrevivir y como tengo que identificarlos. Cuando vea que el tipo se tranquiliza, y deja el gatillo de su arma en paz, me acerco en silencio hasta los papeles que miraban, para verlos bien, si hay algún ordenador compruebo si está encendido y si puedo hacer algo.

Parecía que la cosa estaba a mil kilómetros de salir bien con esta gentuza.

Se colgó la escopeta, cogió el donut duro como una piedra y se dirigió a la ventana por la que había entrado. No si antes dejar el dulce en las manos de aquel bravucón.

-Bueno, esto es una pérdida de tiempo, en vez de colaborar, todos haciendo el capullo. Adios-

Se marchó por donde vino, tenía su siguiente destino claro.

Doug se quedo mirando al recién llegado sin comprender. Le vio salir por la ventana y pero no hizo nada por impedirlo. Se volvió hacia la chica, Dev, y alzo el donut ofreciéndoselo.

- Si tienes que matar a alguien puedes tirárselo a la cabeza. - Dijo con ironía. Luego su rostro recupero la seriedad.

Era una situación poco común, en el último mes había encontrado a poca gente y ahora nada más que cuatro personas en la misma estancia. Su instinto le decía que probablemente muchos habrían huido al bosque como el mismo, buscando un lugar seguro. Puede que aquella fuera la única ciudad de las inmediaciones, y eso significaba que quizá hubiese más gente.

- Joder, deberíamos ver si hay más gente en la ciudad - sugirió. Luego tras meditarlo un instante añadió - Personalmente no me fio de nadie, pero qué coño, juntos tenemos más posibilidades de seguir respirando ¿no os parece? Así que coordinémonos. - Miro a James - Jimbo, tu ibas a mirar las celdas ¿no?, registra la comisaria a ver si encuentras algo más. - Luego miro a la chica - He visto dos tiendas mientras me acercaba, ¿que te parece si investigamos una cada uno? - Luego se volvió de nuevo hacia James - ¿Crees que podrías poner algunas barricadas en este sitio? al menos evitemos que entre cualquiera sin una invitación. Pero si lo haces estate alerta, es probable que si llega más gente venga aquí.

- Supongo que tienes razón en eso, pero no quita que sea asqueroso. - Comentó alzando una ceja. Cuando dijo que eran socios no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa. - Vaya, hacía mucho que no tenía compañía. No agradable, al menos. Creo que casi se me olvida cómo se hablaba. - Pensó para sí mismo justo antes de que aquel sonido llamase su atención. Apuntó con el arma hacia la puerta y frunció el ceño. - Es matar o morir... A veces. - Aquel pensamiento fue tan sólo un intento de mentalizarse que quizá tendría que disparar a alguien. No era lo que él querría, pero si es necesario debería tener el valor de hacerlo.

Miró de reojo a su compañera como si preguntase "¿qué hacemos?" pero pronto volvió a mirar hacia la puerta, en concreto al hombre. No deseaba atacar a nadie. - A ver, a ver, podríamos mantener la pistola en alto y caminar hacia la puerta, irnos, no gastar munición de forma innecesaria y seguir el plan inicial. Guay. Pero no quiero que el otro me escuche decir esto... Hmm... Sería buena idea desarrollar de la nada telepatía. - No se movió. No sabía qué debía hacer. Esperaría a que la chica hiciese algo primero.

Malcom se dirige después de la comisaria hacia la cafetería, el lugar estaba bastante tranquilo como cabía esperar, al asomarse nota algo que le llama la atención, el lugar sin duda debe tener una puerta trasera de servicio, pero desde donde esta (delante de la puerta principal) no consigue verla. La puerta principal está abierta, como si el establecimiento estuviera abierto, por lo que puede ver del interior es un lugar normal, si no fuera porque no hay nadie y todo está lleno de polvo podría ser un local normal en una ciudad normal en un día normal.

Desde su posición puede ver como detrás de la barra hay dos puertas, una parece que lleva a un almacén mientras que la otra a la cocina y allí es donde escucha ruidos de pasos

Doug se detuvo un instante para organizar su mochila. Cargo el revólver que había encontrado con las cuatro balas y volvió a guardarlo en la mochila con el seguro puesto. Después reviso la escopeta. Levanto la vista hacia la chica. Joder, nena se dijo mientras devoraba aquel cuerpo escultural. Dio unos pasos hacia ella.

- Prefiero las pistolas. - dijo tendiéndole la escopeta - Si pillas a cualquiera de cerca con esto te aseguro que no volverá a levantarse.

Aguardo a que cogiese el arma antes de recuperar su mochila, colgársela al hombro y comenzar a andar hacia el exterior de la comisaria.

- Iré a la tienda de alimentos. - Dijo, y miro su reloj. - Volveré en quince minutos.

Con los ojos cerrados, escucha al tipo que entró después de ella, decir que se larga, los abro tranquilamente, y al hacerlo me encuentro con una escopeta, cargada. La cojo y le sonrío al teniente, guardando la que yo tenía.

- Estas mierdas no se me dan bien, yo prefiero los puños – me encojo de hombros – pero a veces no queda otra.

Me levanto, ese tipo me ha caído bien, así que me acerco a él, tranquilamente.

- Voy contigo, y así podemos registrar un par de sitios rápidamente. - Le murmuro a Sullivan, mientras reviso el arma que me ha tendido.

Maldita sea mi suerte, siempre hay alguien en algún puto sitio

Algo ofuscado por el encuentro anterior, Malcom empuñó su escopeta y avanzó sigiloso como un gato a través del local, echando una mirada por los alrededores, intentando encontrar algo que fuera de utilidad allí dentro. Luego habría tiempo para rebuscar en el almacén, pero antes tenía que visitar la cocina. No quería que un maldito Zaruk estuviese por allí husmeando.

Avanzó con mucho cuidado para sorprender a quien estuviese allí dentro rebuscando. Si era un Zaruk, abriría fuego sin pensárselo.