Partida Rol por web

Abres la puerta, y te encuentas con Tyrion, metido en su cama. Tiene el rostro pálido. Evidentemente está enfermo. Junto a él, sentado en una silla, se encuentra Walter Aldrin, el vagabundo al que Tyrion dio un puesto en su corte. Está encendida la chimenea, cosa que agradeces porque en la calle hacía algo de frío.

Gaheris, pasa, pasa. No te quedes ahí fuera, que entra frío...Empieza a toser notablemente. Se recompone. Vaya, te veo en forma. ¿Cómo está la familia?, ¿bien?

 Le dedico una sonrisa cortés, antes de respondedle:

 - Gracias, mi señor. Bueno, todos estamos bien. Vuestra hija me expresó su deseo de venir a veros, a decir verdad, si todavía no ha llegado es que no tardará. ¿Como os encontráis?

 Estaba genuinamente preocupado por el hombrecillo, me había tratado como un hijo y, además de proporcionarme un estatus, me había dado la mano de su hija más joven. Miriamele era una encantadora y dulce jovencita, además de inocente y hermosa como una flor. Sin duda me daría hijos muy gallardos... En cuanto ella estuviera lista para nuestra primera vez, ya que no había querido presionarla y que se sintiera preparada para ello, aunque a veces no era fácil para mi, por lo atractiva y hermosa que era...

 Luego me fijé en Walter Aldrin y le dediqué un saludo:

- Señor Aldrin, me alegro de veros.

- Yo también me alegro de veros, Ser - haciendo alusión a su titulo

Un esbozo de sonrisa, reflejo de la cordial situación, antes de volver a llevar la mirada al gnomo.

Ya sólo falta mi hijo. ¿Qué habrá hecho durante la noche? Hace ya un rato que mandé a buscarlo...Desde luego dormir no...no...

Se dirige a Gaheris.

No estoy muy bien Gaheris. No creo que el color de mi cara, ni estás toses, den por supuesto lo contrario. A todos nos toca, y al ser pequeño me he llevado la gorda. Ríe

La lumbre está casi apagada ya. Tyrion coge otra postura, sentándose sobre la cama. Hace amago de levantarse, pero se marea y vuelve a echarse.

  Me acerco preocupado al noble, y le respondo, con mal disimulada preocupación en mi voz:

 - No digáis eso, señor, estoy seguro de que os recuperareis enseguida, ya lo veréis. Lo único que necesitáis es descansar y hacer caso a vuestros médicos.

 Esperaba que fuera así, sería triste que este hombre llegara al fin de su vida, sobre todo para él, al no lograr ver cumplido su sueño de devolver a la Casa Lannister la grandeza y gloria de antaño.

Chorradas Gaheris, chorradas... Más putas las pasamos cuando tuvimos que hacer acopio de nuestras fuerzas para salvarnos de aquellos asaltadores. ¿Recuerdas?, a uno le rajé el brazo. Tenías que haberlo visto Walter, menudo montón de carne cortada. Cenamos jabalí al final de la noche.

- Y confío en que podáis volver a hacerlo, mi señor.

Mis palabras decian una cosa, pero mi mirada decía otra, no parecía tener demasiadas esperanzas de que aquello pudiera repetirse en realidad.

 No quería que la conversación siguiera afectando a Tyrion, así que decidí cambiar de tema, mientras esperábamos la llegada de su hijo, mientras le dedicaba al aludido a mi pregunta una sonrisa cómplice:

 - Y decirme, Walter, si no es impertinencia preguntaros, ¿ya habéis echado el ojo a alguna hermosa dama con quien sentar la cabeza, señor?.

 Aprovechando que nuestro señor no me miraba en aquel momento, le hice un guiño cómplice al antiguo vagabundo, para que se diera cuenta de mis intenciones al hacerle esa pregunta, buscando que el noble pensara en otra cosa menos lúgubre.

- Ningún noble señor ha tenido a bien ofrecerme la mano de su hija y mis ocupaciones no me permiten perder el tiempo en busca de faldas que en el mejor de los casos no consiguen más que distraernos.

Walter parecía un hombre bastante dedicado y "práctico"

 Obviamente el hombre no ha captado mis intenciones, pero al menos tenía algo de que hablar:

 - Bueno, estoy seguro de que eso cambiará. Darle algo de tiempo al tiempo y ya veréis...

Volví la mirada a Tyrion

- ¿Ser Gaheris nos acompañará, mi señor? - intentando adivinar

La cabeza me da vueltas mientras sigo semidormido sentado en el borde de la cama, a tientas busco algo para calzarme mientras sigue el golpeteo en la puerta, me levanto  y abro del todo una cortina para dar paso a la luz matutina, los golpes siguen  y yo sigo ignorándolos

Será que en este lugar nunca abra un buen amanecer para mí?

Me dirijo hacia la mesa tomo una copa y sirvo en ella un poco de vino de especiado .

Adelante y seas quien seas más vale que traigas buenas noticias nunca es bueno molestar a un Lannister en una mañana de malas pulgas!

Claro, Gaheris dirigirá la guardia. A la hora de afeitar cabezas, no hay nadie como él. Aunque a más de uno le ha dejado un trasquilón bien feo...¿Dónde se habrá metido mi hijo? Se dirige a Gaheris. Podrás soportarlo ¿no?

El mayordomo abre la puerta, y se asoma con precaución. Parece algo inquieto, nervioso.

Mi señor, lamento despertarle, de verdad. Su señor padre requiere de sus servicios. Creo que es urgente.

 Miro a mi señor y le respondo, asintiendo con la cabeza:

 - Lo haré, señor, después de todo es mi cuñado y además, en mis tiempos de caballero errante, he tenido que soportar a gente mucho peor, os lo aseguro.

Así es. ¿Y esos hijos Gaheris? ¿Cuándo me vas a traer un nieto para que juegue con él? Desde que murió tu suegra, me aburro demasiado...y estar tan lejos de la corte es deprimente, no sé en que gastar el tiempo.

Mira a Walder.

Me puedes acercar ese chaleco Walder, creo que vamos a tener que ir nosotros mismos a por mi hijo. Un paseo no me sentará mal.

Empieza a toser de nuevo.

Asiento de forma servil

- Como deseeis pero... bastaría que nos enviarais en vuestro nombre, mi señor

Me acerco con el chaleco dispuesto a ayudarle a ponerselo

 Miro preocupado al noble, mientras doy la razón a Aldrin:

 - Tiene razón, mi señor, permitirme que vaya a buscarle, mientras vos y Walter nos esperáis, por favor.

 No quería que se esforzara más de la cuenta ni tampoco que se quedara solo... Tendría que dar instrucciones a los sirvientes para que hubiera, al menos, uno con él en todo momento.

No, no, no os preocupéis, creo que ya estoy mejor. No debéis darme por minusválido. Os mira con gesto serio, y después empieza a sonreir. Vamos muchachos, seguidme.

Abre la puerta, y sale de la habitación dirigiéndose a la calle.