Partida Rol por web

Finn comienza a entonar una maravillosa nana, que da en el suelo con un par de arqueros. Mientras que otros dos goblins consiguen mantenerse despiertos. 

De las manos de Dalfrid salen dos poderosos proyectiles mágicos, que impactan en el enorme Rey goblin. Este grita enfurecido por el tremendo dolor, y su fea cara muestra aun más furia y rabia, si eso fuese posible. 

A esas alturas ya importaba poco la estrategia, consistía en matar o morir, así que simplemente cogió su maza y continuo balanceándola hacia un lado y a otro rezándole a la diosa para que impactase en la cabeza de alguno de sus enemigos.

-Debimos habernos marchado cuando estuvimos a tiempo.

Suspiro mientras veía a Buri caer, solo esperaba que aquella herida no fuese letal y pudiera sanarla por medios mundanos.

Y por supuesto, aquellos nervios no sirvieron de nada, ella solo era una guardia novata, que había salido un par de veces del fuerte, aquellos goblins los estaban superando, no debían de haberlos menospreciado de aquella manera.

Tras ver cómo caía Buri y ante la inminente llegada de un montón de goblins más Brent recargó la ballesta y apuntó a mismo ser que Dalfrid.

- Ese tiene que caer… - masculló para sí mismo mientras apretaba el gatillo de la ballesta.

El virote salió volando directo hasta el rey, impactándolo pero sin herirlo demasiado.

El Rey goblin recibe en primer lugar dos potentes proyectiles mágicos de Dalfrid, estos le ocasionan dos profundas heridas y un alarido de dolor. Y a continuación Brent le acierta con un virote, que le ocasiona otra herida. El Rey muy herido, se tambalea y parece quedar aturdido, pero no cae al suelo. 

Dos arqueros son dormidos por el hechizo de Finn, uno de ellos al caer al suelo, muere, y el otro queda profundamente dormido. Mientras que otro arquero (a3) llega hasta donde esta el Troll (T) y le dice algo, tras lo cual el Troll avanza hacia donde os encontráis, lleva un enorme garrote en una de sus manos. 

Karel tropieza cuando lanza su ataque, a punto esta de caer al suelo, pero en última instancia logra mantener el equilibrio, aunque no puede evitar que su escudo vaya a parar al suelo. 

El chaman (Ch) comienza a recitar palabras, parece que lanzará algún hechizo. El goblin con red que se había caído al suelo, se levanta (r1).

El goblin con espada y escudo (gravemente herido por Karel, G2) ataca a Alaia, mientras que otro goblin también con espada y escudo, y que lleva una armadura de cuero completa (J), ataca a Karel. Finalmente el otro goblin con red, se la lanza a Brent (r2). 

Vuestro turno.

Habiendo gastado ya uno de sus hechizos, el mediano volvió a aprovechar el poder que tenía el dormir para echar al suelo a otros cuantos Goblins más, esperando así obtener la ventaja en todo esto, o lo que es aún mejor, eliminar del campo de batalla a los goblins que impedían el acceso al Rey Goblin.

-¡La llave!. -Gritó a sus compañeros señalando con el tridente al Rey- ¡Sin ella el Troll no los obedecerá!.

La situación se había vuelto bastante tensa para aquel grupo, pero esperaba que haberse guardado todos sus hechizos y sus esfuerzos para la batalla final sirviera de algo.

El combate se había vuelto caótico, con disparos, conjuros y tajos por doquier. Solo podía concentrarme en mis enemigos y lanzar hachazos a diestro y siniestro. El goblin que había herido a Alaia, cayó a sus pies y me volví hacia el jefecillo que había osado atacarme, impactando de lleno en su pecho.

Finn vuelve a entonar una nana, y uno de los goblins con red y espada cae dormido al suelo. Mientras que el otro se mantiene en píe.

Algunos goblins cayeron, pero otros se preparaban para contraatacar. De momento, a no ser que hubiera sorpresa, me libraba de la atención de aquellos "pieles verdes". El rey goblin, dada su gran estatura y corpulencia, estaba muy herido, y era el momento de tratar de rematarle. Tal vez "muerto el goblin, se acabara la rabia", o al menos se dispersaran aquella horda de malnacidos ladrones... Por ello, tomé otro par de flechas con la intención de disparar al Rey de todos ellos... ¡FASSSH!

¡No cantarán canciones sobre tí ni sobre tu estirpe! ¡Y te lo dice alguien quien recita tonadas de seres inimaginables! -grité  eufórica mientras disparaba una de las dos flechas, que parecía certera-.

Dalfrid dispara dos flechas contra el enorme rey de los goblins. Una de ellas falla, pero la otra se hunde de forma precisa y letal en el cuello de la criatura. Ocasionándole una pérdida de consciencia que le hace golpearse fuertemente contra la pared antes de caer al suelo, donde tras unos estertores, queda inmóvil. La llave plateada que lleva a su cuello colgada de una cadena, deja de brillar, quedando oscurecida, casi negra. Al mismo tiempo alrededor del cuello del Troll aparece una cadena hecha de grandes eslabones de plata, que comienzan a consumirse hasta convertirse en polvo y caer los restos al suelo. El Troll lanza un poderoso alarido de pura alegría.

De forma ágil Brent esquiva la red lanzada por el goblin, no si antes haber recargado la ballesta.

- Umph - soltó un resoplido al esquivar la red del goblin, casi a la vez que gritaba- Karel!!! Virote va!!!

Alza rápidamente la ballesta, y de forma certera da un virotazo al jefe de los goblins. El estar en movimiento no le permite apuntar bien, pero por lo menos acierta en el brazo izquierdo de su blanco.

Sonriendo por su buen trabajo, recupera del todo la verticalidad y observa la situación actual. Parecía que la situación pintaba mejor… tan solo parecía… seguía habiendo muchas amenazas.

Alaia ya metida totalmente en el fragor de la batalla, casi no noto la herida, asi que continuo  sin pensar mucho en a quien o que atacar, y con la criatura que le había dañado caída a sus pies, aunque no por su habilidad con el arma, simplemente decidio seguir avanzando y acabando con lo que tuviese por delante, o al menos intentándolo.

Avanzo hasta el chaman, que estaba conjurando en aquel momento, aquello podia ser peligroso, y aunque el Troll estaba cerca, un hechizo bien lanzado podia ser mucho mas peligroso que un Troll

Consiguió golpearle, quizás solo por que avanzaba y movía la maza, y por probabilidad al final debía de impactar a alguien.

Finn duerme a un goblin, Karel mata a uno y hiere al jefe, pero es Dalfrid la que con una certera flecha cambia notablemente la situación. El Rey goblin cae y muere, ocasionando su muerte que el Troll quede libre, no tiene que continuar doblegándose ante cualquier orden del Rey goblin.

Alaia ataca y hiere al chaman y Brent vuelve a herir al jefe goblin, pero ninguno de los dos cae.

El Troll al verse liberado de sus cadenas, grita de forma atronadora expresando su enorme alegría, hasta parece que aumenta de tamaño, una vez liberado del terrible ritual. Los goblins, miran aterrados al gigante, y echan a correr, aprovechan las cercanas escaleras, para subir y perderse en sus cuevas. Los goblins dormidos son aplastados por el feliz Troll.

Se para un rato frente a vosotros y os dice: -GRACIAS, YO LIBRE, IR DE AQUÍ. - Y tras comerse algún goblin, y volver a aplastar a otros para asegurarse de que estén bien muertos, aplasta la cabeza del Rey goblin contra el suelo.

Todo está lleno de sangre y vísceras, y por desgracia, no toda es de los goblins.

Vuestro turno.

El rostro compungido de Finn ante aquel espectáculo era todo un poema, uno bastante malo de hecho, pero un poema a fin de cuentas; este simplemente tragó saliva y se dirigió con cuidado de no pisar ninguna tripa o víscera de más hasta aquella sala en la que el Troll hubo salido.

-Aún me queda un hechizo de dormir, por si la situación lo requiriera, -advirtió el mediano- pero primero creo que será mejor terminar de investigar esta cueva. No fuera a que hubiera más goblins, y aún no hemos encontrado "eso" que vinimos a buscar.

Empapado nuevamente de sangre goblin, me acerco al valiente enano y trato de estabilizarle. ¡Nunca hay que dejar morir a un congénere, aunque sea un loco jovenzuelo! Saco unas vendas y trato de taponar las heridas, para que dejen de escupir el líquido vital. Poco a poco, voy tratando cada herida, cerrando algunas y en otras haciendo un apaño. Cuando termine, ya me tocará a mi vendarme.

-"Los que no estéis heridos, que sois la mitad, id a la sala aledaña y liberar a los rehenes. Indicarles la salida que hemos encontrado y que esperen allí. Si hay alguno sano y con ganas de venganza, que coja un arma y nos acompañe. Hay que conseguir los impuestos del conde. ya estamos muy cerca de conseguirlo." Dije con voz cansada.

Una vez terminé con Buri, me tocaba a mi lamerme las heridas, que esta vez eran graves.

Alaia aun en shock por aquella lluvia roja afirmo con la cabeza.

Tras respirar profundamente pareció recuperar el habla, sobretodo teniendo en cuenta que habían logrado el objetivo que ella mas deseaba, liberar a los prisioneros, ahora solo quedaba buscar el oro del conde, pero pasara lo que pasase, ya no pesarían aquellas vidas en su conciencia.

-Si, vayamos a ver si los podemos liberar, ya queda poco chicos, un ultimo esfuerzo.

Dijo tratando de animar a la gente, mientras esquivaba restos de goblin con cara de asco.

Del Olmo se duele de su cuerpo ya veterano, solo pensaba en su retiro si salía de esta y le devolvía su oro el desagradable joven Conde.

—Terminemos rápido esto —dice— mis huesos están pidiendo un buen descanso en el lugar más apartado de toda esta pestilencia.

Es así como se dirige hasta el próximo nivel donde seguro estarán los prisioneros y quizá alguno tenga idea de hasta donde llevaron el botín.