Partida Rol por web

Cierto era que salir a la calle daba pánico..el frío nos abrasaba la cara y las manos. Íbamos sin prisas, observando el paisaje y buscando un frondoso bosquecillo, tal y como nos dijo el fraile.

- Cojito amigo mio, sigues siendo igual de cagón que cuando éramos críos, solo son árboles. Le dije a mi buen amigo con ánimo de que dejará atrás sus miedos. Los árboles eran cosa de otro mundo eso si, retorcidos, de ramas largas y entreladazas entre si...sin duda no era el mejor de los destinos para ir de excursión. Me pregunto si este es el bosque del que nos hablaba Fray Manuel? Bajemos de los caballos para echar un vistazo, por si vemos huellas o algo parecido. 

Tu buen amigo Jacobo no se tranquilizaba ni con tus palabras. Parecía como si ya le hubieras metido en otros líos de los que él no estaba de acuerdo. Menos mal que esta vez había recompensad de por medio (y parte de ella ya la habíais cobrado por adelantado). Enseguida notásteis que gracias a las abundantes lluvias de la zona, el suelo (pese a que estaba helado y lleno de nieve) parecía fértil, y las hayas habían crecido mucho a lo largo de los años. Además tenían robustos troncos, copas ovaladas en su tercio superior y conservaban su oscura corteza de color gris ceniciento característico. Mientras mirabas aquí y allá algunas huellas, una vez te hubiste bajado del caballo, lo único que encontraste fue lo que ya sabías: el bosque tenía un aspecto sombrío, y no permitía crecer en el suelo apenas ninguna planta por la escasa luz que penetraba en su interior. Además una niebla casi permanente durante todo el día parecía que estaba ayudando a la creación de miles de leyendas por parte de los aldeanos de las poblaciones limítrofes.

Ente la neblina y el frío de las nevadas recientes, os adentrásteis en el hayedo, y Cojito se apretaba los brazos contra el pecho. Avanzásteis tirandode las monturas, pues era dificultoso cabalgar en medio de ese bosque oscuro y estrecho. Tras una media hora de marcha y lento avance, divisásteis un pequeño sendero sobre la nieve, el cual parecía haber sido respetado por ésta. Tras seguir dicha pista (ya que no había ninguna otra), y con los pertinentes bufidos de brío de Jacobo, llegásteis a un pequeño claro, libre de árboles, donde se concentraban los restos de un campamento improvisado. Allí podíais ver señales de una confrontación, como si allí hubiera habido una lucha (unos asientos rotos, la hoguera maltrecha, restos de fogata aquí y allá, telas sucias sobre la nieve...).

¿Has visto eso, Rodrigo? -dijo Cojito, agachándose para coger un trozo de cuero que debía ser de una bota o un zurrón-. Aquí ha pasado algo, ¿crees que habrán sido los bandidos? Quizá estén cerca.

Déjame ver...le dije a mi buen amigo quitándole de las manos el trozo de cuero que había encontrado. Pues sí, todo pinta que aquí hubo trifulca. Diría que fueron los bandidos...o tal vez algún animal o algún lobo que atacó al campamento que tenían montado. Vayamos a ver que encontramos. Dije a Cojito mientras me acercaba a los restos de hoguera, asientos...

Una vez que te acercaste (Jacobo iba detrás tuya), lograste percibir algo que no habías visto a simple vista: las manchas oscuras en la corteza de las hayas cercanas parecía indicar que el combate allí producido, fuera cuel fuera, había sido cruento y mortal. Viste también un par de vasos mal enterrados, que asomaban ligeramente a escasos centímetros. Por último unas huellas cercanas, casi borradas por la nieve en constante precipitación, aún se dejaban contar: eran huellas de bota, y había bastantes, aunque lograbas distinguir en torno a unas cinco personas. Este rastro se perdía yendo al oeste, como si esas gentes se hubieran marchado por allí, atravesando el hayedo.

Entonces sonó algo silbante. Una flecha se clavo en los pies de Jacobo, y a punto estuvo de clavársela en su pierna. Cuando levantásteis la mirada vísteis a tres tipos vestidos con pieles de animales, saliendo de entre la frondosidad del bosque. Los tres tenían arcos y comenzaron a dispararos. Cojito gritó un poco, pero enseguida sacó su cuchillo para defenderse. Los caballos comenzaron a encabritarse, algo asustados.

Cuidado Jacob...nos atacaannn. Si ellos tenian arco yo también...y no había nadie que me ganase con el arco. Asi que comencé a disparar flechas contra esos bandidos salvajes como si no hubiese un mañana.

¡Estos tíos no quieren nada bueno, Rodrigo! -gritó Jacobo-. Entonces agarró con fuerza con su cuchillo y trató de defenderse, encarándose con uno de los otros que había allí.

Turno 1:

Los tres asaltantes corrieron hacia vosotros. Dos avanzaron hasta tu amigo Cojito, al verle más canijo que a tí. El tercero marchó contra tí, tratando de esquivar tus flechas en la carrera. Todos llevaban los cuchillos en alto, dispuesto a clavároslos.

Bandido 1 vs Cojito: 5 vs 5 . Desempate a favor de Cojito 1 Contador menos para Bandido 1
Bandido 2 vs Cojito: 6 vs 5. 1 contador menos para Cojito.
Bandido 3 vs Rodrigo: 6 vs 4. Rodrigo pierde 1 contador de estado.

Uno de los tuntantes que luchaba con cojito fue atravesado por el puñal de éste, quedando ahora tendido en el suelo. El que fue contra tí logró esquivar tu par de flechas, llegar delante de tí y cortarte en el muslo... Ahora estábais dos contra dos...