Partida Rol por web

Tras haber recuperado un poco la salud de los compañeros y la cordura de ver el cuerpo inerte de nuestro compañero Nomdil, la noche comenzaba a caer sobre nuestras cabezas. Una noche con el cielo limpio e iluminado por una hermosa luna que parecía llorar la desaparición de sus compañeros con un precioso baile de lluvia de estrellas - Hermano Nomdil, esperemos que las estrellas te guíen hacia el lugar de descanso que los de tu raza se merecen - pensé arrodillado ante el cuerpo de nuestro amigo poniendo una mano en su pecho y levantando la cabeza hacia el cielo.

Tras la plegaria, me incorporé lentamente y llamé la atención de mis amigos - Hermanos, antes de que sea más tarde, voy a encargarme de darle sepultura a nuestro compañero, vosotros descansad que os hace falta... - comenté mientras comencé a hacer una pequeña hendidura en la tierra de las medidas de nuestro hermano y buscaba piedras de tamaño considerable para darle el sepulcro que se merecía, pero antes de eso tomé prestados los objetos y armas de nuestro hermano - Nomdil, espero que tus pertenencias nos lleven a la victoria en nuestro combate con el peor enemigo que hasta ahora hemos visto... - Giré mi cabeza hacia los compañeros y miré a Ergala - Ergala, aquí tienes las pertenencias de nuestro compañero, se que les vas a dar un buen uso y es más, sé que Nomdil quisiera que tú las tuvieras para vengarle - Tras coger cuidadosamente todas las pertenencias del conjurador, me dispuse a sepultar el cuerpo de Nomdil.

Tras la tarea, me tumbé y me quedé dormido observando el cielo tan limpio y estrellado....

Nomdil tenia:
Daga elfica de más 10.
20 mp.
Arco corto de +10.
32 flechas.
Bastón de mago sea de tirar objetos para usarlo.
5 días de provisiones.
1 pergamino de un uso de dormir tirar runas para poder usarlo.

Repartir los objetos y armas como queráis.

1.
Era una mañana fresca, el sol había salido con fuerza, el cuerpo de nomdil estaba enterrado y protegido de los carroñeros, algunos miembros de la hermandad les costará recuperarse más que los otros al menos sin ayuda externa.
El norte de la isla había quedado libre de la influencia de beth, y su plan de chantajear al rey para el casamiento había sido frustrado por la Hermandad.
Uno de los dos elfos del grupo Nomdil, había su alma partido hacia Valinor.
La elfa Antary sabia que algún día talvez muy lejano se volverían a encontrar en valinor. El último lugar que va las almas de los elfos junto a los Maiar y Valares.

El rey seguramente habría llegado ya a la ciudad y dejado a los físicos que atendieran a sus hombres.
Del sur no se sabian noticias, Ni cuando Beth cumpliría su objetivo De encontrar el prisma que necesitaba el Turmulario para salir de la tumba.
El día que lo encuentre. Que hará con los prisioneros?.
Pero desde el lugar del norte donde estaban hora mismo los miembros de la hermandad, pocas noticias del resto del mundo podrían tener.

El antiguo campamento donde había estado el rey y sus hombres unas horas antes había sido escenario de terribles batallas y muertes.
Los juglares tendrán nuevos relatos sobre la hermandad liberando el norte y su nueva amiga Antary la elfa guerrera.

La heridas se curaban más rápido de lo que hubiera sido sin tomar esas pastas, pero aun así el dolor del ataque de aquel zombie había sido tan fuerte que apenas me tenía en pie si ayuda.

Malleus por su parte junto con Antary enterraron al pobre Nomdil y ayudaron a reanimar a Ergala, (herida por Beth en su forma animal).

Las nubes se habían ido, y el mal seguía en el norte de la Isla, pero no estaba seguro de ser demasiado útil en estos momentos, pero el tiempo apremiaba. Recordé que teníamos la pócima en nuestro poder y no podíamos hacer otra cosa más que llevársela al rey para curar del encantamiento a su hija, y quizás en ese tiempo mis fuerzas volvieran a ser las que eran o por lo menos algo mejor de lo que me encontraba en estos momentos.

Amigos, debemos partir a la ciudad y darle al pócima al rey, aunque me encantaría dar una paliza a ese condenado hechicero, creo que ahora no es mi mejor momento, ¿Qué me deciís?

Antary de poco conocía a ese tal Nomdill pero sentía que merecía un entierro digno. Dijo unas palabras en elfico mientras Malleus le tiraba arena encima .Al terminar la ceremonia fue a ver si necesitaban cualquier cosa la Maga y el Enano que necesitaban descansar bien para coger fuerzas nuevamente.

 -Me parece bien Tritón,  lo mismo encontramos algún que otro valiente que quiera ayudarnos una vez le damos la pócima a la princesa. O el rey nos cede su ejército o alguna ayuda que toda será bienvenida. Eso o nos ingeniamos alguna que otra estrategia ya que el hechicero ha parecido más fuerte de lo que nos pensábamos. 

Después de aquel golpe caí al suelo en seco, sin ningún aliento de vida, simplemente dejé de pensar.

Pero de la nada, como un relámpago que cae solo y desamparado en un bosque oscuro del rincón mas recóndito de la cabeza, volví recobrar la consciencia. El primera bocanada del acto de respirar, de sentir la tierra y el viento de alta mar, fue pasándose lentamente por mis órganos y mis pulmones, el corazón empezó a latir.

Abrí los ojos y al otro lado, la Hermosa elfa Antary me recibió, después de un par de palabras intangibles brotadas de mi boca, me incorporé, lo primero que hice fue mirar el cuerpo sin vida de Normil, no sabía porque yo estaba viva y el no, un gran pesar se volvió a posar sobre mi, una ira interna, una venganza pendiente.

¨¨¨¨¨¨

Después enterrar el cuerpo, sé decidió volver a la ciudad y entregarle la pócima a la princesa," No te preocupes Triton, morirá, aunque eso me cueste morir una segunda vez" dije mientras sujetaba los objetos personas de Normil

2

Tras el entierro, merecido reposo, y cambio de vendas las heridas estaban mejor, Ergala había tras la meditación recuperado sus fuerzas Arcanas, y la mañana era nítida y agraciada.

El caminar era algo más pesado y las heridas se podían abrir con facilidad, habiendo echado 3 cuartas partes del camino ya era la hora de comer, cuando se comenzó a ver a un grupo de tres  humanos pescadores, tenían el carro vació y el buey agradecido de no llevar peso iba de paso ligero, los ropajes eran los típicos de la zona, claros y frescos con turbantes marrón claro, eran de edad adolescente y los otros dos edad media con barba corta.

El joven tenía en la mano una vara para apresurar al buey, y los otros dos detrás del carro vació, asegurando las cestas y tinajas, de los baches del camino. Mientras el carro avanzaba sus cuerpos se dejaban llevar como un mal baile de los baches y piedras del camino.

Más a lo lejos se podía apreciar un par de dromedarios cargados con especias y sacos, una pareja de humanos con ropas oscuras y turbantes blancos jóvenes iban hacía el mercado de la ciudad.

En el horizonte se comenzaba a ver grupos de humanos entrando y saliendo de la ciudad.

Esta no se llegaba a ver, pero si la montaña donde estaba el palacio del rey a pesar de estar pasando la ciudad, la altura hacia apreciar antes el palacio, mucho antes que la ciudad.

En verdad el día había salido hermoso el sol apretaba con fuerza, un día ideal para ocultar los malos espíritus, orcos y oscuras criaturas.

El día parecía animar a la gente pues todos y a pesar de la distancias, parecían animados y vivaces.  

La Hermandad siguió mi consejo y nos dirigimos a la ciudad, a pesar de dejar al hechicero campar a sus anchas mientras tenía a nuestro compañero retenido.

Pasaba el tiempo y el cansancio se apoderaba de mis músculos, el cuerpo me ardía, no solo por las heridas, el sol apretaba fuerte en el cielo.

Un grupo de personas del pueblo aparecieron crece de donde estábamos, era una señal evidente de que ya quedaba menos para llegar a la ciudad. Al mirar al horizonte la torre del palacio se vislumbraba entre las montañas.

Mi fabulosa hacha me ayudaba para caminar,  me tome una de mis provisiones diarias, no quería que mis músculos se quedasen sin fuerza.

Tras el entierro y debidas plegarias por el alma del conjurador, se estuvo meditando las opciones que podíamos tomar a partir de ahora y que rumbo sería el correcto. Se decidió, a mi ver, correctamente que lo primero era ir a la ciudad a entregar la pócima para la princesa y que volviera a su forma original.

El camino se hacía algo pesado, pero el precioso día ayudaba a seguir el camino sin demasiadas dificultades que las propias del estado físico de algunos de los compañeros. Tritón caminaba torpemente y sabía que su orgullo no me permitiría ayudarlo en sus pasos, pero con la ayuda de su magnífica hacha se desenvolvía bien, Antary también iba a buen ritmo, pero la pobre Ergala era la que peor lo estaba pasando y no dudé en ayudarla en sus torpes andares - Ergala, permíteme que te agarre de donde sea te eche una mano en el camino a la ciudad, puede que te cueste bastante y no es conveniente que esas feas heridas se vuelvan a abrir - comenté mientras agarré a la dama para ayudarla a continuar con el camino sin poner ningún dedo en ningún sitio comprometido.

Ya estábamos llegando a la ciudad cuando nos encontramos con una carreta que se dirigía hacia donde nosotros o por lo menos eso parecía - ¡mercaderes disculpen un segundo! ¿son tan amables de permitir que esta dama pueda ir en la zona de carga? Somos de La Hermandad - comenté eso último sacando pecho - y nos vimos envueltos en una cruenta batalla y tenemos algunos heridos. Si fueran tan amables se lo agradeceríamos - y proseguimos con el camino hacia la ciudad.

Partimos hacía el palacio, todos estábamos algo fatigados, en especial yo, que con mis heridas aún cerrándose no podía aumentar el ritmo del paso, Malleus me miraba de vez en cuando hasta que se acercó y me tendió algo de ayuda "Gracias Malleus, me es de gran ayuda un hombro fuerte como el tuyo" respondí mientras sonreía algo dolorida

Después de una larga trota, vimos unos mercaderes y Malleus sin pensárselo les pidió su ayuda para llevarme en su carreta, me limitaba a poner la mano en mi herida esperando que sintiesen un poco de pena por mi (:D) "Gracias de nuevo" susurré 

2
Los ciudadanos no estaban acostumbrados a ver a extranjeros ni entendían el idioma.
Pero enseguida al ver su estado entendían que necesitaban algo de ayuda.
La Hermandad llego al palacio sin problemas.
Fueron enseguida bien recibidos y conducidos a una fría y oscura sala ahí estaba el ray a su lado se encontraba el interprete y en una jaula su hija.
Nada mas entras la Hermandad
.
El rey alzo la cabeza esperanzado,
Pero al ver el estado en que habían quedado sus ropas y ellos mismos, no sabia que pensar.
Enseguida el interprete les dio la bienvenida.

Ya en el palacio del Rey, magullados, heridos, suspirando por los esfuerzos realizados, pero con el orgullo en nuestros rostros de haber llevado a buen éxito la misión de conseguir la pócima de la princesa, me aproximé al trono donde el Rey aposentaba su majestuoso trasero. Algo llamó mi atención al aproximarme al trono ¡la princesa estaba en una jaula!, pero bueno, supuse que sería normal, pues en su estado no creo que atendiera a demasiadas órdenes y se comportara tal cual el estado en el que se encontraba. Tras eso, miré al interprete mientras traducía las palabras del rey y asintiendo con la cabeza en señal de gratitud por la bienvenida, observé también el rostro de su majestad y una mueca de preocupación le invadió, lo cual no me pareció extraño en vista del estado en que llegábamos.

Echando una mirada de reojo al interprete, para que empezara a traducir, y seguidamente al rey comencé a hablar - Mi señor, la lucha ha sido encarnizada y ya sabrá por sus hombres que se han perdido infinidad de vidas. Lamento mucho por lo que está pasando esta ciudad pero le aseguro que habrá un final para esto, y no será malo, se lo aseguro. No se preocupe por el estado en el que nos encontramos. La Hermandad ha perdido a un gran guerrero que, como todos, dio con gusto su vida para proteger a los que debe de defender. - mientras comentaba esas palabras, saqué de la pequeña bolsa del cinto un pequeño frasco - Mi señor, aquí tiene la cura de su hija, como ve, no todo está perdido, se ha logrado una gran victoria contra el hechicero y se ha conseguido acabar con su forma animal, y no tardaremos mucho en acabar con su forma humana y con todo su poder, nosotros "La Hermandad" jamás ha fracasado en sus obligaciones y no vamos a empezar ahora, vamos a dar nuestra vida gustosos por que la paz de este reino vuelva a ser una feliz realidad - alargué la mano y le ofrecí el frasco.

- Mi señor, le voy a solicitar su mayor hospitalidad y sus mejores curanderos para que atienda a mis compañeros y consigamos descansar un poco antes de partir hacia la liberación de nuestro compañero Sam y de dar muerte al hechicero que está haciendo la vida imposible en sus tierras. Y si se me permite también, le solicito la ayuda de algún guerrero ducho en la batalla o buen conocedor de las artes de la guerra para que nos eche una mano a acabar con semejante somormujo - comenté mientras hacía una reverencia para que mis peticiones fueran atendidas.

Malleus uno de los guerreros del grupo nos dio palabras de aliento, pero no solo fueron palabras, pues mostró un frasco,  era el frasco que daría forma a la princesa.

Enseguida se la entregué al rey y le traduje las palabras del guerrero.

Este alzó la cabeza y su mirada reflejaba interés y desconfianza. Miro a su hija en la jaula y le dio el frasco.

Era una decisión importante, ¿y si era otro engaño del mago Oscuro?.

La mona olió el frasco, se lo acerco a la cara con curiosidad y se distrajo con el movimiento del liquido y la burbujas de aire que contenía.

Luego miró a su padre y a los presentes y dejo de hacer monadas, abrió el frasco pero no llego a beber.

Si le quedaba algo de humana esta se reflejaba en  la mirada, sus ojos parecían hacer cálculos de los  riesgos, enturbiados por su nuevo cerebro de mona.

-fdsjfadsfjklaasd, djkfhadsfqewñads, adifdaioriewfafdaaf – dsfdsafas.

-dsaasdjasdjsafjads. dsfadsfasfadsfasf –dasasdasssfdf.

Dice unas palabras, su cara se centra en su hija y le hace un gesto al intérprete.

-El rey os da la gracias por el esfuerzo, sea cual sea el resultado su gratitud va con vosotros, mandara a sus físicos  que os atiendan, den ropajes nuevos, y baños.

Si es verdad que su hija cobra con el brebaje el aspecto de antes organizará en el día de hoy día festivo y mañana se celebrará un banquete y festejos en vuestro honor.

Pero si su hija no cobra el aspecto humano, todo abra terminado, pues el rey no tiene ganas de verla sufrir así. Vosotros seréis libres de marchar adonde queráis,  pero ya nada se podrá hacer ya.

Vi como se le entregaba el frasco al rey y éste se lo ofrecía a la mona de su hija. Tras varios titubeos la mona no hacía nada más que jugar con el frasco y yo empezaba a impacientarme por ver el resultado.

Las palabras del rey no hicieron otra cosa que impacientarme algo más. Miré al rey y al interprete y viendo que no hacían nada de provecho y como la mona no hacía más que juguetear con un frasco con tan valiosa cura que no me lo pensé ni un instante. Decidido me acerqué a la mona - Mi señor, yo seré al que le eche las culpas si esto no sale bien........ - comenté mientras me acercaba con paso firme a la mona.

Agarré el frasco y a la mona con decisión y firmeza, abrí el pequeño frasco con la boca y escupí el tapón hacia un lado y sin dejar mediar ni un segundo, le introduje el frasco a la mona por el gaznate para que se bebiera hasta la última gota de poción........

Al llegar a la ciudad, enseguida nos llevaron a la presencia del rey, estaba ansioso de saber sobre nuestras hazañas, y aunque no eran todo buenas noticias, la llegada de la hermandad con la botella que (supuestamente) contenía el antídoto para contrarrestar la maldición del hechicero hizo que su semblante fuera alegre.

Me senté en el primer lugar que vi, mi cuerpo necesitaba reposo, mientras veía los acontecimientos que sucedieron, Malleus que era el que mejor estaba alzo la voz, y habló en nombre de la hermandad, sus palabras fueron como viento fresco que llegaban a la ciudad, luego hubo un momento de pausa, duda, no sabía bien que estaba pasando, pero mi instinto me hizo quedarme allí sentado y esperar acontecimientos. Finalmente de nuevo Malleus se acerco donde estaba la hija del rey y la hizo beber toda la pócima.

Eso, que no deje ni una gota, nuestras cicatrices nos ha costado conseguirla. Dije al ver la escena.