Partida Rol por web

Esta bien, calmemonos. Digo mirando a Scott. Te perdono, pero no vuelvas a tratarme de esa manera. Dice la mujer molesta por el asunto de que la hayan hechado de la casa que estaba pagando, pero ciertamente debía tener paciencia, estaba preocupada por lo que había visto.

Me daba tranquilidad que Daniel estuviera de acuerdo conmigo, era el sobrino de mi esposo y eso generaba cierto bienestar al saber que el apoyo no solo venía de mi parte por así decirlo. -Muchas gracias, acompáñame a la cocina a si preparamos el postre para servirlo en la mesa. - le propongo a Daniel haciendo un gesto indicativo para retirarnos de la sala. 

Nos retiramos hacia la cocina. 

Un resoplido sonó desde mi interior, la lámpara iluminaba perfectamente la estancia los platos la cubertería, el mantel hasta los vasos estaban perfectamente alineados, solo faltaba la compostura de mis invitados. Mi tensión había crecido en momentos, sin más que poder hacer que ver que había metido la pata, quizás por el cansancio del trabajo o por la presión de mis deudas que la tía de Samantha nos facilitaba con su dinero. 

Miré a Samantha con aspecto entristecido cuando vi que se disculpaba, Mi señora Samantha, Michael creo que me he dejado llevar por el instinto primario, la ira, no fue mi intención os pido disculpas. Quizás tengas razón o solo haya sido la imaginación que nos juega malas pasadas, pero si queréis ir a ver tanto Michael como Samantha tenéis mi aprobación, aunque tampoco tengo que aprobar nada ¿Verdad? Estamos en un país libre, y en una casa también de absoluta confianza.

Miré a mi sobrino gracias Daniel tienes razón pero según mi estado de hoy prefiero quedarme aquí presidiendo la mesa, no quiero formar más altercados por esta noche, vayan por favor le dije a Samantha para después referirme a Michael, puedes coger las armas que veas conveniente Michael si ves que estás en peligro, no quiero que mi jardinero llegue a sufrir algún tipo de percance.

Dicho esto volví otra vez a sentarme, poniéndome la servilleta en el hueco que hice al apretarla con mi corbata preparado para recibir el delicioso postre.

El cambio de humor me confundia, seguia pensando en lo que habia visto, ¿y si mis sobrinos corren peligro?, ¿y si ese hombre es un maniaco homicida?..- Samantha no quería decir más luego de lo que había pasado.

Me levanto mirando a Julia por un momento, y salgo de la casa acompañando a Michael

Michael permanecía de pie, inmóvil, junto a la mesa de la cocina. Parecía confundido. En su vida había visto muchos arrebatos de cólera pero si había algo de lo que había que cuidarse era de la gente que pasaba de un humor a otro en cuestión de segundos.

Esos son los peligrosos.

Lo había sufrido en sus carnes y el recuerdo había quedado impreso como un tatuaje. Para siempre.

Miró de nuevo el cuchillo y comprendió lo infantil de su acción.

¿Un cuchillo porque a esa señora le ha parecido ver algo? Sí, suena tan ridículo como parece.

Sin embargo no se le escapó la indirecta que el señor de la casa le había enviado. Seguro que si hubiera podido habría bailado sobre su tumba. Sabía que su presencia allí no era bien recibida.

Que se joda.

Sabía que no era el hombre adecuado para Julia.

¿Qué pensar de alguien que prefirió esconderse en casa a servir a su país?

Él lo había perdido todo y por eso despreciaba a la gente como el señor Fitzgerald. Bueno, por eso y por otros motivos.

Y cuando Samantha se levantó para salir a la calle miró el cuchillo un instante y la siguió. Dejando el cuchillo sobre la mesa.

La casa de Corbitt es una casa aislada de una sola planta, sin terraza su estilo es ecléctico y sus muros están construidos de ladrillo rojo cálido sin revestimientos, con un techo de tejas facilitando la adaptación al medio que le rodea. Como todas las casas posee una amplia zona ajardinada con otros tipos de construcciones detrás como suelen ser invernaderos y huertos. El interior de la casa no puede verse porque todas las persianas están bajadas menos una la del sótano que da a la parte delantera y que se encuentra encendida. Escucháis como de esa zona surge el ruido de cristales que se rompen y muebles que son arrastrados.

Posee como todas las casas un buzón de correo, la calle a esta hora de la noche está vacía y los coches que pasan son escasos al ser una urbanización sin más salidas que la entrada de sus propietarios. Al ser domingo por la noche escasean también los viandantes dando una sensación de extrema soledad que se mezcla con la oscuridad, dando un cierto aire libertino.

Por suerte se habían calmado los ánimos. 

Ayudé a Julia con el postre, e intenté tranquilizarla, ya que le preocupaba que sus niños hayan escuchado el alboroto.

- Si se hubieran despertado te habrían llamado, seguro que están bien -aseguré confiado.

Cuando volvíamos con el postre, Samantha y Sullivan (me resistía a llamarlo Michael, era una confianza que no me permitía) salían para ver si el Sr. Corbitt necesitaba ayuda.

Luego nos sentamos e intenté distender el ambiente comentando temas banales como el clima y las últimas noticias.

Me siento como una tonta, ¿acaso que podemos hacer?. Dice la mujer a Michael. ¿Llamar a la puerta y preguntar si el señor asesino un niño recientemente?, oh señor, si no fuera porque, porque hubo ese incidente con Scott no hubiera salido de primeras, tengo algo de miedo.

Miro  el exterior de la casa con atención, y en general las ventanas del sótano, ¿se ve algo?

- ¿Está segura de lo que vio, señora? - preguntó Michael con educación. - En ocasiones el estrés o el cansancio pueden jugarles malas pasadas a los sentidos.

Aunque lo decía por experiencia propia no lo dejó entrever. Les había costado una buena bronca salir de aquella casa y no era el momento de pensar en volver con las manos vacías.

Pensó en una excusa para llamar a la casa del señor Corbitt. Quizás se le había caído algo al suelo y podrían usarlo de excusa para ir a su puerta a devolvérselo.

- ¿Dónde dice que vio al señor Corbitt con ese... niño? - preguntó, esperando que hubiera algo tirado que pudieran usar.

Mientras dejo el postre en la mesa y comienzo a servirlo escucho las palabras del sobrino de mi esposo. -Lo sé, pero no puedo evitarlo. Mis hijos están acostumbrados a los ruidos pero no sé si a tanto griterío.- obviamente lo decía por la reacción exasperante de mi esposo que no me había sentado del todo bien. 

La situación comenzaba a calmarse y tomo asiento en la mesa junto a mi esposo, observo como Michael y Samantha salen al exterior para ver lo que sucedía con el Sr Corbitt. La verdad es que me hubiera encantado estar con ellos para saber lo que vio mi tía que tanto la asustó, pero Scott jamás me dejaría hacer tal cosa. 

Espero impaciente mientras pruebo el postre a que regresen.

Entrando a la casa, y luego, se prendieron las luces del sótano Murmure

- No sé - respondió meneando la cabeza. - Todo es muy extraño.

Al llegar al lugar indicado por la señorita¹ Finch miró por el suelo por si hubiera cualquier cosa que pudieran devolverle o, por lo menos, indicarles qué podría haber pasado.

Samantha cuando te acercas ves que todo ruido ha cesado quizás no has sido demasiado cautelosa al acercarte, no puedes percibir nada más debido a que la casa se encuentra con las persianas bajadas. Al asomarte ves fugazmente una sombra difusa que se apresura a esconderse en las sombras, después se apaga la luz quedando la sala del trabajo del sótano completamente a oscuras. 

Michael no encuentras nada por la zona de la casa. 

- No hay nada por aquí - murmuró Michael mientras se acercaba a la señorita Finch. - Nos quedamos sin excusa para llamar. ¿Se le ha ocurrido algo a usted? - preguntó, consciente de que aquella mujer seguro que tenía más labia que él a la hora de hablar con los vecinos.

-Mis felicitaciones querida. El postre os ha quedado exquisito.- Comentó en tono tranquilo. Girandose hacia Daniel. -No os parece, sobrino.- Sonrió. Esperemos a Samantha y Michael a ver que opinan. Seguramente terminen por darme la razón.

"Os parece raro que todavía no hayan venido Samantha ni Michael"

No escucháis ningún sonido del exterior que os alerte, todo está en silencio demasiado silencio, aunque siendo domingo por la noche es de lo más normal. Este día todos los ciudadanos se recogen en sus casas o eso parece, ya que las calles se mantienen desérticas, el fluir de los automóviles desaparece y todo se envuelve en un silencio y calma que no es comparable con ningún otro día de la semana.

Ves a Samantha indecisa quedarse pensativa allí al lado de la casa, crees que no es el mejor lugar para ponerse a meditar ante esta situación. ¿Qué harás Michael? Todo esto no te resulta raro, te recuerda el campo de concentración donde estuviste capturado, veías esa reacción en muchos que habían sufrido el shock por la gran tensión soportada en la guerra y después en los campos de concentración.

¡Vaya! El postre estaba exquisito. Pero el de la tia Samantha y Michael parece que va a estropearse.- Comenta al resto de comensales tras un rato de charla, mientras esperaban el regreso de los dos ausentes. -Es extraño que se demoren tanto. ¿No os parece?