Partida Rol por web

  Tras los primeros pocos pasos dados en el túnel, se despertó un inquietante eco, aquel lugar era claustrofóbico. Pero a diferencia del resto de estancias, no apestaba tanto quizás. Aquel túnel debía recorrer un buen trecho.

El chico no sabía nada que pudiera ayudarlos a imaginar lo que encontrarían al final del túnel así que si querían averiguarlo tendrían que cruzarlo.

La maga estaba dispuesta a llegar al final del asunto, así que sin más dilación comenzó a caminar por dentro, no muy ligero por si sus compañeros decidían seguirla, ya que la luz de la lámpara se perdía rápidamente en tan intensa oscuridad.

Nuño, valiente como de costumbre, siguió a la portadora de la lámpara, pues no quería quedarse a oscuras en aquel asqueroso sótano. Para ahuyentar sus propios demonios el bardo empezó a canturrear una tonta y alegre canción de taberna.

¿Cómo podía el joven Torquemar descansar en tal cabaña? ¿Sabía lo que se cocía bajo su cama?

El basilisco estaba resultando ser simplemente un animalejo territorial. Lo que estaban encontrando bajo la cabaña era una amenaza lo suficiente seria como para mover toda la guardia del señor de la zona.

Jack dejó en paz los cadáveres y seguió al resto de sus compañeros, mientras negaba con la cabeza. Un condado incapaz de mantener seguras las rutas comerciales, la descendencia de la nobleza a punto de ser interrumpida y un heredero que escondía una bruja... Quizás el fin del reinado de los Torquemar estaba cerca. Pero el marinero se cuidó de no hablar de lo que pensaba. Cierto capitán podría reaccionar violentamente. Aunque pensase lo mismo.

El capitán Davenport se hallaba confuso. Todo lo que había visto allí abajo le hacía dudar. Su fidelidad a Torquemar era tal que cualquier pensamiento negativo hacia él estaba prohibido según su código de conducta. No obstante, se preguntaba qué diablos ocurría bajo aquella cabaña, parecía el infierno mismo y albergaba la esperanza de la inocencia de su señor, que era ajeno a todo ello y  no tenía conocimiento de lo que había debajo de la cabaña, aunque su corazón dudaba.

Continuó por el túnel cabizbajo avanzando con sus compañeros, su corazón estaba apesumbrado. Tenía la sensación de que iban directo hacia las puertas misma del infierno. Pero tenía que llegar al fondo de todo el asunto.

 Plap, plap, pla-plap

 El silencio es sepulcral, tan solo se escuchan los pasos de los aventureros adentrándose en la más intensa negrura. La lámpara era la única fuente de luz, pequeña y trémula. La oscuridad los inundaba por delante y por detrás mientras que el pasadizo se mantenía sobrio, trabajado en piedra.

 Finalmente, no sabríais decir cuantos metros más allá, cincuenta o quinientos, llegaron al final de ese. No había encrucijada o quiebro alguno. Solo una pared que les cortaba el paso. Una pared y una escalera que ascendía hasta una puerta de madera, una recia y reforzada puerta de madera. Con un pestillo, en estos momentos parecía abierto. Uno de ellos subió por ella y tras examinar la puerta vió que también había restos de sangre y uñas rotas clavadas en su superficie arañada.

Iasana encabezó la marcha todo el camino ya que portaba la lámpara. La monotonía del lugar, la ausencia de luz y casi de sonido, le hicieron perder la noción del tiempo y del espacio recorrido. Tras andar lo que le pareció un buen trecho, llegaron al final.

Aunque la maga era arrojada, dejó que uno de sus compañeros subiera por la escalerilla y oteara lo que había más arriba. Ella no era diestra en combate y apreciaba mucho llevar la cabeza sobre los hombros, así que no iba a hacer ninguna estupidez que la llevara a arriesgarse innecesariamente. Sin embargo, una vez se hubo dado la voz de que se podía continuar, no dudó en subir los escalones y alcanzar la estancia siguiente.

 Los valerosos compañeros se apearon a la puerta y la intentaron abrir... pero esa no cedía a sus esfuerzos, parecía que estuviera atrancada por fuera o que hubiera algún obstáculo... Al forcejear notaron que era toda su superfície la que parecía tener un gran obstáculo detrás.

 No parecía que se pudiera abrir aquella pesada puerta.

La puerta no cedía. En parte era de esperar si se tenía en cuenta cómo se encontraron cerrado el otro extremo.
-Parece que encerrada... -Jack calló y volvió a recomponer la desastrosa frase- Parece que la encerraron... Y el joven Torquemar lo sabía... ¿Quien, si no él, tapó nuestra entrada y puso trampa en la puerta?

El hombre de color hablaba considerablemente fluido, sin duda el hecho de haber llegado al final del túnel le hacía estar tranquilo
-¿Alguien sabe para qué sirve un basislisco? Me refiero a... a algún componente. ¿Sabéis cuentos sobre elloo?

Liam también perdió la noción del tiempo. Las muñecas, aquel engendro que en tiempos fue una mujer enamorada, aquellos restos de cuerpo. Todo aquello giraba en su cabeza, trataba de encontrar sentido a todo pero era incapaz de discernir nada. Entonces, el pasillo llegó a su fin. No podían continuar. La reverberación que producía la voz del compañero moreno lo asaltó.

- Me parece que nos hemos metido de lleno en una trampa sin salida - comentó empujando con el hombro la puerta bloqueada - Aunque tampoco sabemos que el joven Torquemar está detrás de todo esto. ¿Nó?

Se giró hacia Raúl tomándolo por el cuello.

- ¿Qué demonios está pasando! ¡Cuéntanos como escapastes de la bestia! ¡No estarás detrás de todo! ¿Verdad?

 El joven estaba al pie de la escalera mirando como JAck o el capitán intentaban abrir la puerta atascada, sin lugar a dudas ellos eran más fuertes que no él y más de dos personas ya se molestaban más que ayudar.

 Pero ni aún así lograron mover aquella puerta.

 - ¿A dónde dará en el exterior...?- Reflexionó en voz baja.

 La tensión crecía y afectaba a todos, incluso al capitán, que buscó a un blanco sobre quien descargar su frustración.

¡¿Por que siempre me las cargo yo?

 El forzudo brazo de Davenport sacudió todo el menudo Raúl mientras le gritaba a escasos centímetros de la cara. El chaval  quedó paralizado, palideciendo de nuevo. Buscó ayuda con la mirada al resto de los presentes.

- Eh, eh...- Las palabras no le salían en un inicio, pero finalmente se recompuso, por lo menos lo suficiente.

- No lo sé, no lo sé, yo no sé nada. ¡Lo juro! Yo nunca fui requerido para pelear ni atacar a la bestia... yo-yo solo les acompañaba, atendía a las bestias, hacía la comida, yo-yo no sé que ha pasado aquí. ¡Lo juro! Soy inocente, INOCENTE.

- Calma, calma caballeros. Dijo Nuño en tono conciliador. Ahora que sabía que no había más peligros aguardando, adoptó una pose relajada y autosuficiente. Una pose bastante diferente a la que había tomado en el camino por el túnel

- Será mejor que todos nos calmemos. Continuó con su aterciopelada voz. – No creo que podamos seguir por aquí, sugiero que volvamos a la casa, y discutamos frente a una buena taza de té el siguiente paso a seguir ¿De acuerdo? Finalizó el bardo, señalando con la mano el único camino de vuelta.

Iasana se sintió frustrada al no poder develar el final del camino. Si ella hubiera estado menos agotada, tal vez habría intentado algo con su poder, aunque fuese una trivialidad gastar su energía en liberar el peso que trababa la puerta. Sin embargo, la larga jornada de viaje y el combate con la criatura que habitaba aquellas profundidades habían acabado con su resistencia y la idea de tomarse un té se le antojó imperiosa.

-Creo que tienes razón- dijo arrebujándose en su capa, como si de pronto hubiera atravesado una corriente fría aquel lugar. -Volvamos a la superficie. Podemos hacernos una idea de cuanto hemos andado si contamos los pasos al volver, y mañana, una vez descansados, podríamos explorar la zona a una distancia a la redonda aproximada para ver si encontramos alguna construcción que pudiera albergar la salida de este lugar. Ahora tenemos que comer y descansar.

Liam soltó a Raúl de mala gana. No le apetecía regresar pero no había otra opción. Nuño tenía razón, debían pensar bien lo que iban a hacer. No obstante dirigió una mirada amenazadora al intimidado Raúl.

- Más te vale que no nos conduzca a una trampa o eres hombre muerto -hizo un gesto pasando el dedo índice por la garganta a modo de amenaza.

Demasiado ya habían hecho en tal agujero. Habían liberado la zona de un problema serio.

-No creo que sea nuestro problema... Nos pagan por recuperar al heredero. Volvamos a cerrar la entrada, por la que hemos entrado. Este es problema de guardias, y ahora los guardias ya lo saben -acabó mirando a Liam- Si fuese por mí, ¡quemaría la casa!

Ahora mismo la máxima preocupación de Jack era encontrar un buen lugar donde descansar. La cabaña había dejado de ser hogareña.

 El grupo de aventureros y Raúl, se dirigió de nuevo a la cabaña.

 Regresaron por el túnel, ahora menos tenebroso al no esperar que sucediera nada, y a tras dejaron el vestidor donde habían los cadáveres en las butacas, el dormitorio con la mujer y las muñecas hechas añicos y subieron por las escaleras que había en el vestidór del macabro maniquí esquelético.

 Una vez arriba cerraron la trampilla y colocaron de nuevo el baúl encima.

 Una vez en la cabaña, sintieron como el aire que pasaba por las ventanas abiertas en la cabaña habían purificado el aire, y refrescado el ambiente. Pero también por ellas llegaban unos incómodos aullidos que no parecían demasiado lejanos.

Durante todo el camino había estado taciturno con la mirada ausente. Sentía una gran opresión y su rostro estaba pálido. En su mente se dibujaban las horribles escenas que había presenciado: restos humanos sobre butacas, dormitorio con aquella desdicahda mujer, las muñecas hechas añico. la atmósfera era opresiva. Sentía que si no respiraba aire puro comenzaría a gritar.

Tan pronto como salió por la trampilla buscó aire fresco de las ventanas abiertas. Comenzó a respirar absorbiendo todo el aire que le era posible a grandes bocanadas. Después de unos minutos se sintió mejor.

- ¿Qué hacemos ahora?

Nuño, se sentó pesadamente en una silla, y  empezó a afinar su laúd. Las cuerdas sonaban lastimeras al ser tensadas por las expertas manos del bardo.

- Podemos irnos a casa, y decir que nada pudimos hacer por el hijo del señor… Si todos nos ponemos de acuerdo, nadie pondrá pegas a nuestra versión. Soltó de sopetón Nuño, con una sonrisa enrte dientes, ante la pregunta de Liam. Pregunta que por otro lado no esperaba que hiciera el capitán, pues siempre lo había tenido como el líder del grupo. Una de aquellas personas a las que hay que mirar en momentos de dudas. Así que Nuño aprovechó el hueco de poder para implantar sus mezquinas, pero nada peligrosas ideas. Al fin y al cabo, con lo que había vivido en aquel asqueroso sótano, tenía para escribir unas cuantas canciones épicas.

- ¿Irnos a casa? Si quieres te marchas tú, que huelo a mezquindad y cobardía - contestó el capitán ofendido por la proposición del bardo.

Curiosamente, el hecho de llegar otra vez a la superfície y notar el aire fresco del exterior no tranquilizó a Jack. Segían estando demasiado cerca del sótano.
Pero en todo caso sus compañeros habían recuperado el humor para hablar y proponer nuevas ideas.

Sea en tierra o en mar, siempre había quien proponía dar media vuelta.
-No está bien que volvamos... No es lucrativo. -curiosamente el marino pronunció perfectamente esta palabra- Para mí, nada cambia. Me da lo igual como sea ese Hugo. Oro a cambio de piedra: Este era el plan.

Aunque esta era una razón de peso para Jack, creyó conveniente dar otras razones para los que no pensaban como él:
-Todavía no hemos llegado. No hemos visto la béstia. ¡Miremos primero y hablemos después!