Partida Rol por web

 Esta vez sí.

 El filo de Nuño, tomando la guardia baja de la mujer que indefensa se debatía sin atino entre los largos brazos de Jack, el filo acerado del juglar penetró, en el cuerpo de la criatura, logrando cortar aquella piel que más parecía cuero.

 Cuando retiró la espada, a pesar de la mala calidad de la luz, todos pudieron ver como lo que salió del interior de la muchacha no era sangre... o por lo menos, no era roja. Un icor negro y denso resbaló por la herida allí donde la espada había entrado, pero la criatura, lejos de morirse, y poner así fin a su suplicio, coninuó aullándo y forcejeando entre los brazos fuertes de Jack.

 Entonces, los más atentos se percataron de algo... un sutil movimiento llegado de las alturas, por encima de su cabezas. ¡Unas menudas figuras se alzaron de los estantes para abalanzarse encima de los contendientes!

Menudas Figuras

 Eran tras los criaturitas que se habían lanzado contra los combatientes, pero se centraron en la mujer loca y su apresador. Dos de las muñecas se colocaron a escasos palmos de distancia de la criatura maldita y desprendieron unos leves haces de energía de color morado, cambiando por unos instantes el tono de la luz de la habitación, tornándola más lúgubre si cabe. Los contendientes cercanos a la mujer no daban crédito a lo que veían ¡las heridas que Nuño y Jack causaran a la mujer se cerraron parcialmente!

 La otra muñeca intentó lanzar el rayo al hombre de tez oscura, pero no logró alcanzarle.

Liam contempló aquella parodia de mujer que trataba de zafarse de los delgados pero fuertes brazos del moreno Jack. Se colocó junto a ella contemplando esa desgraciada criatura. En sus ojos no había restos de humanidad, sino un velo de oscuridad y un vacío infinitos que desfiguraba el hermoso rostro que debió ser en tiempos. Ahora su semblante estaba contraído por el odio, era hora de poner fin a la vida o "no vida" de esa infeliz criatura. El capitán levantó su arma sobre la indefensa criatura para decapitarla cuando vislumbró algo en la penumbra. Más bien su instinto percibió un fugaz movimiento acompañado de un breve resplandor, se detuvo un instante para vigilar las sombras. Algo cayó sobre ellos.

Los efectos del aturdimiento del hechizo de Iasana por fin les daban una ventaja en el combate. Jack, en una muestra de arrojada valentía, se había lanzado sobre ella, apresándola a duras penas, pero dejándola a merced de la espada de Nuño, quien no dudó en clavársela sin compasión.

Pero poco les duraría el alivio. Desde las sombras, animadas por algún extraño conjuro, saltaron tres de las muñecas que decoraban el lugar y comenzaron a deshacer lo que tanto trabajo les había costado a los aventureros.

Maldita sea! como es posible? La mujer seguía acuclillada en un rincón, lejos del combate. Había logrado reanimar al trapero, pero poco más le quedaba por hacer allí para ayudar. Tiene que haber algo, alguna forma de detenerla... no quiero morir en este agujero.

La maga sabía que no podía pelear cuerpo a cuerpo con ninguna de aquellas criaturas. Si por un momento se le ocurría entrar en la lucha, lo único que haría sería entorpecer. Pero mientras, tal vez pudiera hallar la fuente que mantenía a aquel despojo de mujer con vida y destruirlo, o al menos intentarlo.

Apoyándose en su bastón, la chica se puso en pie. Como primer paso, manteniéndose alejada de los hombres, empezó a acercarse hacia los estantes, dispuesta a hacer añicos cuantas muñecas pudiera. Si esa criatura era capaz de controlarlas, tenían un ejército de minúsculas figuras cercándoles las espaldas.

Tras reponerse de la repentina aparición de las tres muñecas, Liam aferró su arma y trató de seccionar la garganta de la grimosa criatura con el fin de decapitarla. Fijó su atención en la figura inmovilizada por Jack y se dispuso a descargar un feroz golpe.

 Las tres figuras flotaban en el aire, son sus ropitas de muñeca moviéndose al compás de sus movimientos.

 Iasana temiendo que fuera fruto de una magia y que esta pudiera afectar al resto de muñecas inanimadas, blande su cayado contras las muñecas de porcelana de las estanterías, rompiéndose estas como si de jarrones se trataran. Pero los aventureros apenas pueden oír el sonido de la cerámica quebrarse estando la mujer esa gritando a pleno pulmón y agitándose entre los brazos del hombre negro, pataleando en todas direcciones.

 La urgencia de la situación templa el pulso del capitán de la guardia de los Torquemar y esta vez sí blande con acierto el filo de su espada, logrando desgarrar parte de las ropas del pecho de la mujer, causando que más icor negro se derrame sobre sus ropas hechas jirones y salpique la otrora lujosa alfombra que adorna el suelo de la habitación.

¡¿De dónde había salido tal engendro?! Jack tenía los ojos como platos contemplando con horror el asqueroso líquido que salía de la mujer.
Además, las tres figuras animadas que se habían unido a la refriega también parecían salidas de un viejo cuento para asustar a los niños.

Su primer impulso fué el de querer apartar de sí aquél saco de mal agüero. Pero se controló e intentó reducir a la mujer, como mínimo para que fuera más fácil acabar con ella. Pero ese líquido oscuro... esta cosa no tiene sangre, sumado al espectáculo mágico que daban unas muñecas que no deberían moverse por si solas, hacían mella en las supersticiones del marinero que empezó a ponerse nervioso, en lugar de concentrarse en mantener su presa indefensa.

Poco a poco notaba que perdía el control sobre ella.

- Por los clavos de Pisto!! Nuño tenía la cara desencajada del susto. Por si no fuera poco la fea, horrible, repulsiva y vomitiva cara de aquella cosa hecha mujer, ahora se unían a la refriega aquella especie de muñecas de porcelana. Tenía todo los pelos de punta.

En pleno alarde de valentía, Nuño se giró hacia la muñeca viviente más cercana, la más pequeña e indefensa de las tres, e intentó alcanzarla con su espada corta. Con un poco de suerte conseguiría que dejara de brillar ¿Cómo narices podía brillar así?
 

 Como salidas de la peor de las pesadillas, esas muñecas danzaban por el aire, iluminándo de un tono morado oscuro toda la habitación, incluso por encima del rojizo causado por la lámpara encima de las cortinas carmesíes de la cama.

 Iasana esgrimía su báculo contra las muñecas de porcelana mientras confiaba en que los hombres derrotaran a la enloquecida criatura y a las muñecas embrujadas. 

 Nuño, con una energía salida del miedo más intenso logra lanzar una estocada que corta el aire y atraviesa una de las muñecas, haciéndola añicos al instante y causando que la carcasa de cerámica, pelo y ropitas caigan al suelo cual juguete roto mientras una intangible y espectral luz morada en el aire... con un lastimero gemido, tan intenso que logra sobreponerse a los gritos enloquecidos de la mujer, la luz desaparece en un centelleo enceguecedor que dura apenas unos instantes pero es más que suficiente como para dejar gravadas en las retinas de los aventureros una mancha púrpura en la mirada al cerrar los ojos.

 A pesar de sus palabras, el hedor, las luces y los gritos regresaron pronto de vuelta a la realidad al Trapero. Cuando las muñecas se apartaron de los estantes y empezaron a emitir luces por poco no siente como se ensucia los pantalones.

 Ya estaba a punto para arrancar a correr escaleras arriba cuando vió como aquella muchacha de extraños abalorios y poderes arcanos, de frente perlada en sudor por el esfuerzo de conjurar, blandía con valor su cayado contra las muñecas que permanecían en los estantes. Por su parte el capitán atacó de nuevo a la la mujer aferrada, a punto de escapársele a Jack, y como incluso Nuño atacaba a los peligros de la habitación, destrozando a una de las muñecas con una audaz estocada.

 A pesar de palpitarle las retinas, aparte del pitido que le había quedado en el oído tras el quejumbroso alarido de la luz al desaparecer, y de las frías garras del miedo agarrando y retorciendo sus tripas, el muchacho lanzó una cuchillada al aire a una de las muñecas. A pesar de que el golpe era más un desafío que una verdadera intención de causar daños, el destino quiso que la muñeca se desplazara en el aire hacia el lugar donde la punta de la daga del ladronzuelo. La frágil figura se partió y cayó rota, igual que en el caso anterior, una mancha de luz quedó flotando en el aire unos instantes antes de desaparecer en un estridente chillido.

 Cuando parecía que la cosa estaba más complicada, cuando los peligros se multiplicaran, el grupo de aventureros logró hacer de tripas corazón y plantar cara al desafío.

 Sacando energías ocultas, que ni siquiera ellos sospechaban tener, lograron derribar a dos de aquellas maléficas aparicions que eran aquella muñecas. Ya solo quedaba a la mujer enloquecida y una de las muñecas.

 Aquella endeble y frágil muñeca, que había lanzado antes un rayo que fallara en alcanzar al hombre negro, siguió en su empeño.

 Sus bracitos de trapo se balancearon en el aire, agitados por su movimiento, aquellos de vosotros que la miraba juraría que aquel rostro de porcelana fruncía maliciosamente sus labios en una macabra sonrisa. De nuevo, un haz de luz morada salió de aquella muñequita, peroesta vez alcanzó al hombre extranjero.

 Jack lanzó unos tremendos alaridos cuando sintió un gélido frío recorrer su espinazo hasta afianzar unas invisibles garras en su pecho y sentir como se clavaban cual cuchillos en su corazón. Pero lo pero fue sentir como si tiraran de él, como si quisieran arrancarle de si mismo.

 Todos presenciaron como si un Jack espectral estuviera siendo arrancado de su cuerpo. ¡Pero Abdourakhane se resistió, entre gritos de pánico y dolor, a que tal atrocidad se cometiera!

 El haz de luz que la muñeca proyectara sobre el extranjero hace que este afloje la presa que había cernido sobre la mujer.

 La mujer parece que se sobrepone al poder que le lanzara Iasana segundos antes, y logra zafarse de la presa en la que estaba sometida por Jack y se levanta siseando y gritando a Nuño, lista para abalanzarse sobre este en breve.

Liam desvió fugazmente la vista para observar las frágiles muñecas para volver a posar su atención en la Mujer atormentada. Se debatía con fiereza entre los brazos del moreno compañero, pero había logrado zafarse. Con la celeridad de una pantera el capitán arremetió con la espada usando sus dos manos para imprimirle más fuerza. 

 El combate no había terminado, a pesar de que dos de las tres muñecas estén rotas en el suelo, la mujer maldita continúa siendo un peligro.

 El capitán Davenport continúa centrando sus esfuerzos en derrotar a la criatura. Tal vez la única forma de darle descanso, sea la muerte. Dejando el escudo a un lado, Liam esgrime la espadaa con ambas manos y logra alcanzar a la criatura, logrando causara una profunda herida en la cintura, fruto de un tremendo ataque en barrido horizontal. Más icor negro se desliza por las ropas rasgadas de la mujer... mas ella continúa en pie.

Como es posible? de donde obtiene la fuerza para mantenerse en pie? Iasana no dejaba de destruir muñecas de porcelana sin compasión mientras no perdía de vista el desarrollo del combate que llevaban a cabo sus compañeros. Tengo que encontrar qué le da la fuerza, donde está la magia que no la deja pasar al más allá.

La muchacha empezó a bordear toda la habitación buscando algo que pudiera indicarle que clase de magia estaba operando en aquella criatura y cómo podía hacer para destruirla.

Con la loca libre de la presa del marinero volvían a tener la situación cuesta arriba. Aquella mujer estaba fuera de control y era un peligro. Un peligro para cualquiera, incluso dos hombres de acción como Liam y Jack.

Por eso el marinero gastó unos preciosos segundos en recuperar su machete.

Nuño contempló a los ojos a la mujer y comprobó que lo tenía muy chungo, pues parecía que aquellos ojos dementes solo le miraban a él. - ¿Qué le habré hecho yo? Pensó irracionalmente el bardo para si mismo.

Intentó tragar saliva, per le costó horrores, pues pronto comprobó que tenía la boca reseca, muy reseca. Volviéndose a armas de valor, pues creía que huir sería peor (no le apetecía dar la espalda a aquella mujer desquiciada), apretó con fuerza la espada corta e intentó hundirla en la sangre de la mujer.

- Muere bruja, muere de una vez!! Las palabras salieron casi desesperadas de la garganta del bardo, mientras buscaba acabar con la visa de su ponzoñoso enemigo.

Por desgracia para Nuño, su intento de asesinato fue más teatral que eficaz…

El éxito casual de su anterior ataque le infudió un valor desconocido a Raúl, casi había esgrimido el arma a ciegas como para mantener el peligro a ralla de él, pero había conseguido acabar con una de esas aberraciones por lo que se sorprendió a si mismo y sintió la sangre arder dentro de sus venas y osó por primera vez en su vida, lanzar otro ataque más.

 Con la habitación en penumbra por la mala calidad de la luz, y sumida en un caos de gritos, juramentos y aullidos de dolor. El grupo de aventureros se desenvolvían tan bien como sabían.

 Iasan fue rodeando la habitación mientras blandía sin parar su cayado por los estantes repletos de muñecas de porcelana, mientras su mirada buscaba en la habitación cualquier cosa que pudiera explicar la existencia de esa mujer enloquecida.

 Jack, debilitado y medio aturdido por el rayo de la muñeca se incorpora con la frente perlada en sudor aferrando de nuevo el machete, dispuesto a continuar con la lucha a pesar de la temible experiencia.

 Nuño, sintiéndose el objetivo de la mujer, intenta interponer su acero para disuadirla, pero la convicción no está a la altura de su nerviosismo. El golpe falla, cortando el aire a un lado de la mujer.

 Envalentonado por su éxito, el Trapero lanza un nuevo ataque, creyéndose afortunado, la muñeca danzó y el ataque eludió...