Partida Rol por web

No distingues ningún detalle adicional.

Cuando Arthur lanzaba el grabado en la caja hermética, el Señor Butter, sonriente, alzaba su copa a modo de brindis, desde su yate. Sibaritas… Pensó la india con la particular escena. Pancho continuó su camino y estaban para salir del puente. El equipo “señuelo” no daba respuesta a la llamada de la chica. No era buena señal.

Se acercó a las rejillas del furgón para comprobar y fue en ese instante cuando aparecieron tres motos de agua y una lancha rápida.

– ¡Pancho detén el furgón!- gritó dando la voz de alarma, por si su compañero no había podido ver todavía el ataque por su posición de conductor. –Están atacando a Marcus con subfusiles.- informó al resto de compañeros.

Ignorando si alcanzaría desde la posición actual, Luna rebuscó con presteza entre sus cosas y sacó su fusil francotirador. Para cuando se posicionó, alguno de sus compañeros ya había abierto la puerta corredera del furgón.

Fijó la mirilla sobre el tipo en la moto de agua que había recogido el grabado y retornaba a la lancha rápida. Las posibilidades eran mínimas, pero Luna no era de las que se rendía. Esperó que el ralentí del coche fuera a menos y se concentró manteniendo la templanza.

El frenazo asustó a Jason, que se había puesto los auriculares del MP3 y no se había percatado del problema náutico. Se los quito rápidamente y observó la situación.

- Mierda - pensó

Si mataban a Butter se quedaban sin cobrar, pero si perdían el grabado quizá tampoco cobrasen. Las motos estaban entre 100 y 150 metros, si alguno tenía buena puntería podría acertarles, él desde luego no, pero visto el rifle que Luna acababa de sacar por el portón las posibilidades eran altas. Quizá hasta podrían reventar el motor de la lancha. Le preocupaban más la seguridad del ricachón.

- Cubrid a Butter -  dijo a los demás - si la palma no hay pasta.

Escudriñó el exterior para intentar ganar alguna ventaja. Una bolsa de plástico se había enganchado en el armazón del puente y ondeaba como una bandera.

- ¡Luna, viento del oeste! - dijo con la esperanza de que su compañera tuviera tiempo de corregir el disparo.

El mexicano obedeció de inmediato la orden de Luna y detuvo el furgón lo más rápido que pudo dejando a la chica con una trayectoria limpia de disparo. 

-Venga ya genios, ¿A nadie se le ocurrió la posibilidad del río? Preguntó mientras palabra con las manos sus escopetas, se encontraban en el sitio reservado para las armas del conductor que cualquier camión tiene, por si las cosas dejaban de producirse "a distancia".

Él tampoco había pensado en la posibilidad que intentaran un ataque por agua, aunque fuera una posibilidad a tener en cuenta. Una cosa más aprendida para la próxima vez. 

El tipo cae al agua esparciendo un halo oscuro de sangre a su alrededor. El grabado queda flotando cerca de él mientras que la moto de agua continúa en marcha sin control hasta acabar chocando contra un pequeño muelle de la Isla de Roosevelt. Luna ha aprovechado el consejo de Chispas al vuelo, no hay tiempo para dudar. Los coches de alrededor frenan de golpe en cuanto escuchan un disparo y se oyen pitos y algún que otro accidente sobre el puente. Otro de los motoristas, abajo, recoge el grabado mientras que de la lancha rápida aparecen dos figuras más con armas en sus manos y abren fuego sobre Luna, que todavía estaba tras las rejillas con el viento de la altura sobre el río dándole en la cara y moviéndole el pelo. Los dos disparos impactan en el furgón, uno a cada lado de ella. Dentro del mismo, suena como una campana anunciando las dos de la tarde.

No saben como pero de repente se han visto envueltos en un tiroteo. Esta claro que su cliente tiene una fuga de información y alguien sabía donde iba a recoger el paquete. Mientras Arthur hace estas reflexiones echa mano de su TEC 9 y comienza a disparar contra el segundo motorista que ha recogido el grabado desde el interior del furgón. Mientras realiza estos disparos le dice a Luna.

— Yo me encargo de la otra moto, cúbrenos frente a la lancha.

Los tiros volaban indiscriminadamente sin fijarse mucho en el resto de vehículos que había en el puente en ese momento. Arthur analizaba la situación para proteger su paquete.

— Pancho, busca como podemos llegar hasta el borde del río.

El segundo motorista cae, y es el tercero el que recoge el paquete y pone rumbo a la lancha. De algún punto del puente suenan unas sirenas.

-¡Sirenas! -anunció, aunque era algo evidente. Tenían varias posibilidades, desde simplemente salir de la furgoneta y procurar buscar el modo de bajar antes de que pudieran identificarles como los que habían efectuado los disparos, o tratar de huir en ella. Sinceramente no creía que fuera lo mejor, visto lo visto, el tratar de darse a la fuga, pero no lo descartaba

-¿Cómo va por ahí? -preguntó a su vez, tratando de hacerse una idea de qué estaba ocurriendo en el río y así poder sopesar mejor sus opciones. Sea como fuere, debían actuar, y rápido. Ya tendrían tiempo de buscar el grabado o averiguar qué estaba pasando

Había podido abatir a otro de los asaltantes pero seguían teniendo fuerzas suficientes para llevarse el grabado y se les acababa el tiempo. 

— ¿Janet que hacemos? Deberíamos salir de aquí rápidamente.

Ante las dudas del cerebro de la operación Arthur se impacienta, no tiene intención de volver a esconderse y pasar por la cárcel. Eleva la voz dirigiéndose a sus compañeros para animarles a salir de aquella situación. 

— Pancho sácanos de aquí echando hostias. Si llega la policía será difícil explicar nuestros trajes prestados y la documentación falsa. Ya veremos que hacemos con la furgoneta más tarde. 

Pancho escuchó los gritos de Arthur, le sorprendía que unas sirenas le asustaron tanto, pero quizás el famoso tenga razón en lo de salir huyendo de allí. 

El mexicano echó un rápido vistazo al tráfico que se había formado en el puente, tendrían algo de tiempo mientras llegaba la ley a su posición. 

-Creo que el tráfico nos dará un poco de tiempo, no se cuanto, pero no más de dos minutos. Así que podemos acabar con el último cerdo y huir o simplemente huir. Somos más lentos que esos policías, pero a cambio somos más pesados. No será una huida fácil en ninguno de los casos. 

- Más los dos tíos armados de la lancha, quizá hasta haya alguno más dentro - dijo Jason con nerviosismo mientras volvía a su asiento y sacaba su móvil.

- Por mi recogemos y nos piramos ya, no es suficiente pasta como para acabar entre rejas. Quizá podamos rastrearlo después.

- Luna, ¿tiene alguna indentificación la lancha? ¿Matrícula, modelo, pegatinas, algo? - sus dedos bailaban sobre la pantalla buscando algún modelo de lancha rápida que cuadrase con la que estaba en el río. La había visto de lejos, pero quizá hubiese suerte.

Salir de aquél atolladero necesita las mejores dotes de conducción por parte del mexicano grandullón. Mientras, en la parte de atrás, los dedos de Chispas vuelan sobre el teclado hasta encontrar el modelo de lancha: un modelo cerrado con materiales metálicos y aislantes térmicos y acústicos. Se le escapa un "¡Mierda!", y es que las balas no van a hacerle nada.

De fondo, las sirenas se sienten cada vez más cerca. Algunos vehículos más grandes, por detrás en el atasco, se les puede ver apartarse para dejar paso a la policía.

-¡Sácanos de aquí, Pancho! ¡Puedes hacerlo! -apoyó fugazmente una mano sobre su hombro, y le conminó a salir de allí zumbando. No era ya simplemente el peligro de resultar heridos, sino que si los detenían tendrían mucho que explicar y tirar de fondo de armario para poder pagar la fianza. Y eso sin contar con que no fueran acusados de algo peor. Prefería no enfrentarse a la poli bajo ningún concepto

Cuando estuvieran a salvo, en su casa, podrían de nuevo repasar todo lo ocurrido, y trazar un plan de acción. Pero ahora mismo era imposible. Del mismo modo que tampoco podrían detener a los de la lancha ni ir tras ellos, era una batalla perdida pues ellos estaban sobre el puente y los otros sobre el río

Pancho hundió el pie en el acelerador, intentando esquivar todos los coches que se habían parado a raíz de los tiros y las sirenas. Al principio había distancia entre los coches y era fácil buscar una salida de aquella ratonera, pero cuanto más avanzaba más difícil se hacia encontrar una ruta por donde el camión entrara sin dañar los demás vehículos que todavía llamaría más la atención de la policía.

-No puedo ir más lejos, hay demasiado tráfico y este trasto no es que sea muy ágil de conducir en un atasco. Así que pensad algo, y rápido.

Si tenían que abandonar el furgón era un problema que Pancho debería resolver más adelante con la compañía de seguridad.

Arthur estaba visiblemente nervioso, un trabajo que parecía sencillo se estaba complicando mucho. No solo el robo, los tiros y ahora la policía. En su mente se revivían viejos fantasmas y no quería volver a pasar por aquella pesadilla.

— Pancho sácanos de aquí. ¿Que haces? Siempre presumes de que nadie es mejor que tu con un volante entre las manos moviéndote por la carretera. — Acercándose al asiento del conductor. — Es el momento de demostrarlo, a penas quedan unos metros para salir del puente y luego todo será mas fácil, para perdernos por las calles.

El camión hace rugir los motores y arranca con Pancho Castillo aporreando el acelerador con el pie y el claxon con la mano. Saltan cristales de retrovisores por todos lados, pero consigue abrirse hueco dejando atrás una ruidosa nube de insultos por parte de los conductores allí atrapados. Abajo, en el río, la lancha y la moto de agua se alejan a mar abierto con el grabado en su poder. Queda flotando en el agua, con ligero vaivén, la lancha neumática con el cadáver del capitán y el yate del Sr. Butter.

Tras unos frenéticos minutos en que las sirenas no os han dado caza, salís por el otro lado del puente al mismo tiempo que el teléfono de Janet suena. Es Marcus Butter.