Partida Rol por web

Pancho andaba tranquilo hacia el Jet hasta que puso el primer pie dentro, no le gustaban los vehículos que no conducía y menos todavía si no usaban carreteras. Además no sabían  nada de todo aquello, estaban dentro de un avión, desarmados y sin una propuesta de trabajo. 

Así pues se sentó, se puso el cinturón de seguridad y observo el interior de aquel aparato. Era una pequeña mansión dentro de un avión, pero prefería su pequeña casa a las afueras, sin comodidades pero con un gran terreno para pasar el poco tiempo libre que tenía últimamente. 

Jason se tiró en el primer asiento que encontró y sacó el móvil. 

- ¡Toma ya! ¡Hay WiFi! - exclamó.

Tras dejar su katana y su TEC al cuidado del mozo de carga del aeropuerto acompaño al señor Butter y sus amigos hasta el control primero para subir al avión después. Se sentó en un asiento cerca de Janet y su benefactor para saber de que iba toda aquella historia pero dejaría que ella se encargara de los detalles.

Estaba contento, le gustaba viajar. Le permitía alejarse de la rutina, además un viaje a Europa suponía alejarse del bullicio. La mayoría de la gente no le reconocería por la calle y añoraba esa tranquilidad que tenía antes de las acusaciones y su fuga. Podría pasear tranquilamente sin miedo a que alguien montará un numerito a su alrededor.

— Vámonos.

Janet esperó. Dejó que Chispas se divirtiera un rato con a saber qué cosas estaría haciendo ahora que se podía conectar al mundo virtual, y a que los demás se acomadaran a su aire. No quería ser la primera en hacer las preguntas, ni en jugar sus cartas. Lo que sí hizo fue colocarse en el asiento más próximo a Marcus Butter y, con elegancia, cederle a él toda la primera salva de información al respecto de lo que había ocurrido. Supuso que lo primero sería despegar e iniciar el viaje, por lo que se quedó pensativa y observándole de vez en cuando, sin quitarle ojo a sus compañeros. Todos eran como hermanos, y bajo ningún concepto los pondría en un peligro mayor del habitual. Y no sabía por qué, pero tenía la extraña sensación de aquella aventura no había hecho más que empezar, y con ella la posibilidad de que algo terrible pasara...

Por supuesto dejó que su mirada recalara en Luna algo más de lo que la etiqueta consideraría prudente, pero ella sabía que eran ante todo amigas. Y que en cierto modo disfrutaba con un juego del que se sabía perdedora

Tras los permisos de rigor, que ocupan en total unos veinte minutos, el avión coge pista y despega. Ya en el aire, con un silencio que todos desean romper en cualquier momento, Marilyn activa el piloto automático y se une con vosotros en la parte posterior y sirve unas copas. Cuando el Sr. Butter da el primer sorbo a su Jerez, se dispone a hablar con ese tono que pausado pero que atrae la atención de todos los que le rodean:

- Sé que tienen muchas preguntas, chicos, pero déjenme ponerles un poco de contexto. Como bien saben ustedes, dado que fueron testigos, anoche sufrí el robo del grabado que ustedes adquirieron para mí. El grabado no es lo más importante que he perdido. Verán, ocultos en un doble fondo de dicho grabado se encuentran unos documentos escritos por un importante historiador y arqueólogo del siglo XX, el profesor Isaac Lakedem. No quiero desmerecer el innegable valor artístico e histórico del grabado, pero donde de verdad está depositado mi interés es en esos documentos. Quiero recuperar esos documentos toda costa, y ahí es donde entran ustedes. - Marcus mira alrededor. - ¿Preguntas?

Jason levantó una mano sin dejar de mirar al móvil.

- Yo ¿Dónde vamos? ¿Y quienes eran los pavos de la lancha y las motos de agua? 

- Está bien, Sr. Storm. Si me permite, empezaré por...

- Empieza por el principio, Marcus - interrumpe Marilyn -, será mejor.

- Tienes razón, Marilyn. Tenemos tiempo de sobra - asiente Marcus, haciendo ver que tenéis varias horas de vuelo por delante -. Como les decía, Lakedem era de origen judío, superviviente de los campos de concentración nazis de la Segunda Guerra Mundial, en los que pasó varios meses cuando apenas era un adolescente. Falleció en su casa de Chicago en 2009, en un incendio, a la edad de 83 años. El profesor vivía solo desde la muerte de su mujer en 2004, sin hijos ni familiares conocidos con vida. Aquel incendio se llevó también consigo la mayoría de las posesiones de Lakedem, incluyendo como se creía hasta ahora, el grabado. Respecto a los papeles que hay dentro del grabado, Lakedem era un apasionado de de la edad media y la edad antigua, y la investigación a la que dedicó más tiempo y pasión es a la del mito de "El Judío Errante". El profesor estaba convencido de la autenticidad del mito y dedicó buena parte de su vida a intentar localizar el rastro de José Cartafilus a lo largo de su historia, desde el mismo momento en que Cristo murió hasta nuestros días. El diario de dichas investigaciones es lo que contiene en su interior el grabado.

Marcus Butter hace una breve pausa en la que repasa vuestras expresiones y da un sorbo de Jerez.

- Uno de los asistentes a la subasta parece ser el Sr. Hanz Göering - prosigue -, el cabecilla de un grupo que anda tras los papeles del profesor Lakedem desde hace tiempo. Sin duda, también parecen haber llegado a la conclusión de lo que oculta el grabado en su doble fondo. Pensamos que es algún tipo de secta obsesionada con la inmortalidad. Hemos ido notando su presencia desde hace tiempo, y alguna vez he sufrido algún intento de robo, pero jamás habían atentado contra mi persona hasta anoche. Se preguntarán qué intentaron robarme anteriormente... Lakedem, en 1999 viajó con su esposa a Europa, momento que aprovecharon unos ladrones para robar en su domicilio. Entre los objetos de valor, desapareció parte del diario del profesor. Cuando la policía dio con los culpables unas semanas después, ya no tenían los documentos en su poder. Yo encontré esas notas hace unos meses y, aunque están incompletas, he podido estudiarlas en profundidad. Esas notas eran el objetivo de los robos anteriores y el motivo de este viaje. En ellas se revela que Lakedem, tras multitud de dudas y caminos erróneos, consiguió encontrar el rastro de José Cartafilus en una de las identidades que tomó en el pasado. A finales del siglo XVI, Cartafilus tomó el nombre de Chrysostomus Duduloeus. Una simple investigación encontró que el tal Duduloeus había "nacido" en Alemania, de padres griegos, y fue el primer escritor conocido que relató la leyenda de "El Judío Errante".

Marcus da un nuevo trago al Jerez y se inclina hacia delante.

- Lakedem estaba convencido no sólo que Duduloeus había decidido contar su propia leyenda de forma novelada, modificando y camuflando muchos datos y, sin duda, ocultando aún más, signo de que habría escrito una versión íntegra, completa, su propia y verdadera historia hasta ese momento. Esta versión íntegra habría sido ocultada por el escritor tras la "muerte" de su identidad como Chrysostomus Duduloeus y, según las notas del profesor, se encontraría enterrada en la tumba de Duduloeus. En las notas del profesor Lakedem hay algunas investigaciones posteriores en que cree localizar de nuevo el rastro de José Cartafilus en una nueva identidad, aunque pierde el rastro cuando esa "nueva vida" llega a su fin trágicamente en un accidente de tren. El resto de la información es bastante inconexa y no permite extraer más información. Temo que Göering esté trabajando ya sobre los documentos del profesor y se me adelante. Recuperar el diario de Cartafilus es la prioridad. Duduloeus murió en una zona agrícola, al norte de los Alpes alemanes, cerca de las fronteras con Francia y Suiza. Según ell profesor Lakedem, podría situarse en un gran valle a unos 140 kilómetros al suroeste de Stuttgart, al abrigo de los Alpes. Las principales poblaciones de la zona son... - Mira entonces a Marilyn.

- Villingen y Rottweil. Separadas 18 kilómetros la una de la otra. - Apunta ella. - Sobre las 5 de la madrugada sobrevolaremos la zona.

- Gracias Marilyn. Bien, presten atención. Sobrevolaremos los espacios aéreos francés, suizo y alemán en una franja muy corta de tiempo, lo que apenas dará tiempo al personal de tierra a ocuparse de nosotros. Aún así, anunciaremos un destino falso, porque nuestra intención no es aterrizar. Al sobrevolar los Alpes alemanes, ustedees saltarán en paracaídas, cayendo cerca de las poblaciones que Marilyn ha tenido a bien informarnos. Son poblaciones que han variado muy poco en los últimos tiempos, y tengo esperanza en que aún existan antiguos cementerios o registros de los mismos que permitan encontrar la tumba de Duduloeus, abrirla, coger el diario y salir de allí.

Mientras Marcus termina su explicación, Marilyn os hace entrega de unos comunicadores de medio alcance (unos 10 kms.), junto con una breve explicación de su funcionamiento y el canal con el que comunicarse entre vosotros y con el avión. También un localizador que emite una potente señal con la que es posible localizar al grupo en cualquier punto del planeta.

- Una vez activéis el localizador, iremos a recogeros en menos de doce horas. Estéis donde estéis. - Termina Marilyn su explicación.

- Tienen activa una línea de crédito para los gastos, además de los honorarios por su trabajo, los cuales estoy dispuesto a duplicar respecto al trabajito de ayer. - Finaliza Marcus.

- ¿Quién cree que ha sido el chivato? - preguntó Jason

Dudó unos instantes y levantó la vista del teléfono. Tenía aspecto asustado - ¿Paracaídas? - preguntó tragando saliva. 

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- No tenemos ni idea, Sr. Storm. De hecho, creemos que no lo hay. Son muy escurridizos y de alguna manera, consiguen rastrearme sin ser detectados.

Pancho escuchó sin mucha atención la historia, demasiadas fechas y nombres, eso eran cosas que no le interesaban y además no era el encargado de eso. Pero todo cambió cuando la palabra paracaídas apareció en el relato como un eclipse en un día soleado. 

-Estoy con el chaval, ¿Que es eso de saltar en paracaídas?. Miró a Janet con cara de cabreo, no era muy amigo de los deportes de riesgo. Y menos cuando podría acabar como una tortita de trigo, aplastado en un valle en el culo del mundo. 

- No se preocupen - tranquiliza Marcus, moviendo arriba y abajo las palmas de las manos -, todo irá bien. Ahora, preocúpense de dormir un rato. Nos quedan unas horas de vuelo.

Se quedó mirando a Pancho, pensativa. Tenía razón, lanzarse en paracaídas no es que fuera precisamente de su agrado, y era ponerlos a todos en peligro. Sin contar con el hecho de que después debían aterrizar y ponerse a buscar en lugares que desconocían por completo. Al menos Marcus había resuelto sus dudas, y estaba claro que aquel alemán era el que había causado todos aquellos problemas. Sin embargo poco podían hacer, ya que habían aceptado el encargo. Lamentó no poder oponerse a la idea, pero saltar del avión era el único método de hacerse irrastreables, y en eso coincidía con el señor Butter

-Considere, si le localizan con tanta asiduidad, que haya un topo entre sus ayudantes -comentó. No es que dudara de la tal Marilyn, en absoluto, de hecho Marcus tendría tantos ayudantes que encontrarlo supondría un auténtico reto. Pero era la única razón lógica para que se anticiparan a sus movimientos. Pero eso no era lo malo. Lo malo es que, por ende, se anticipaban también a los de su grupo...