Partida Rol por web

De improviso, el walkie crepita en las manos de Jason. Se escuchan unas voces en alemán.

- Johann, ¿todo bien por ahí fuera?*

-'Johann, ¿todo bien por ahí fuera?' -repitió, como si se hubiera convertido en Google Translate. Y observó a los demás en silencio. Varias posibilidades cruzaron rápido por su cabeza. La más fácil era responder, claro, y se preguntó al tiempo que se giraba hacia el prisionero si el que quedaba vivo era o no ese tal Johann. En cualquier caso daría igual, bien podía responder su compañero y ya está. Lo cual abría un nuevo abanico de posibilidades...

Podían decirle al alemán que respondiera como que habían atrapado a unos intrusos turistas, lo cual prepararía el terreno para meterse en la fortaleza, pero al mismo tiempo podrían considerar enviar refuerzos (lo cual supondría -o no- un problema). En cualquier caso algo pasaba, y no había otra que responder o saltarían todas las alarmas del castillo
-Vas a responder. Sabes que entiendo lo que dices, así que si sueltas algo que suene mínimamente extraño y que no sea lo que nosotros queremos el plan de atarte a un árbol va a cambiar radicalmente. Y no te va a gustar -espetó al reo, y se quedó mirando a sus compañeros para comprobar que estaban todos de acuerdo, o por si alguno de ellos tenía otra idea distinta

- ¡Hey! ¡Hey! !Janet! - dijo el chaval intentando que no se le cayese el aparato de las manos.

—Ya has oído a la jefa — añadió Arthur, colocándose cerca del alemán —No lo estropees, hasta ahora lo has hecho muy bien.

El alemán coge el walkie y lo acerca a su oreja. Intercambia algunas palabras en alemán a través del mismo y después de un pitido final, se lo entrega a Janet.

- Ya está. No sospechan nada. - Dice éste.

La corta conversación discurre así:

- Aquí Johann. Todo bien. Carl ha creído ver a unos excursionistas acercarse demasiado al perímetro y ha ido para allá.

- No os despistéis.

- Gracias, Lukas. Corto.

Pancho miró a Janet, con la misma expresión de un niño que se ha metido en una clase universitaria.

-¿Que ha pasado en esa conversación?

No tenía ni idea de lo que habían hablado y como eso podía afectarles.

-Ha dicho que era él, y que todo bien. Que Carl creyó ver a unos excursionistas y ha ido a investigar -añadió, señalando al muerto. -El que le hablaba al parecer se llama Lukas. La cuestión es, ¿tu amigo de verdad se llama Carl? -preguntó a su vez, inclinándose sobre el maniatado alemán y arrugando el ceño. Observó en silencio a sus compañeros, y el que estuviera más cerca del cadáver podría comprobarlo. Si Carl era su nombre, el prisionero había cumplido. En caso contrario... bueno, no detendría la mano de sus compañeros, pero incluso aunque le perdonaran la vida nadie avisaría de dónde estaba. Y en cualquier caso eso implicaría un cambio en los planes, pues ya estarían sobre aviso

En fin, por ahora mejor no dar nada por supuesto y comprobar la documentación (de haberla) y asegurarse de que Johann no les había puesto una diana en la nuca

- Se llama Carl Koch, nacido en las afuerrras de Berlín. Es la verrrdad. - Contesta. - No he dado la voz de alarrrma.

—Lo que decidáis está bien— dijo respondiendo a la pregunta que había hecho Arthur antes de la interrupción del walkie— No tengo problema en ir, sé que podría escaparme sin sudar demasiado y sabéis que puedo defenderme... pero no hablo ni una mierda de alemán, y estaría bien saber si nos está timando. Pero sea lo que sea, hagámoslo ya.

Claro, que eso da igual, si el tipo este da aviso, estarán muertos. Se puede derribar a uno o dos, pero no a todo un castillo.

Bien, dos entrarán. Creo que podrían ser incluso tres, pero... ¿Y los de fuera? Hay que encontrar otra entrada... o buscar una forma de distraerlos. Quizás podamos hacer explotar una de las motos, justo cuando os hagan entrar, para que se asusten y os/nos encierren mientras van a buscar a los otros, en vez de dar dos tiros directamente.

- Me preocupa más cómo salir - dijo Jason pensativo - Somos cinco, con el ricachón seis, más Marilyn siete. Necesitamos por lo menos cuatro motos de nieve, o bien el helicóptero. Podemos entrar cuatro, necesitaríamos sabotear el resto de motos y destruir el helicóptero para tener una opción. O bien sabotear todas las motos y huir con el helicóptero.

-Eh tú, currywurst - dijo dirigiéndose al nazi - ¿cómo os traen suministros? ¿Tenéis un camión con cadenas o algo así?

- Y ahora que lo pienso - dijo - este ha dicho que quieren que el ricachón descifre unos documentos. ¿Apuestas a que no quiere marcharse sin esos documentos?

-Yo iré, Luna. Así el alemán no nos supondrá un problema -anunció. No había otro modo. Si por un casual conseguían infiltrarse con sigilo puede ser que escuchasen alguna conversación, o que encontrasen algo escrito en alemán, o cualquier otra cosa, y de ser así debía poder estar ahí para transcribirlo. Por lo demás la respuesta del prisionero le tranquilizó. En la voz del tal Luke no había detectado ningún signo de alarma, por lo que a pesar de no haber ninguna documentación descartaría por ahora la traición. Al parecer aquel tipo apreciaba su vida de manera sensata

Por lo demás esperó a que respondiera a la pregunta de Jason. Porque si bien era cierto que entrar suponía un problema, no lo era menos salir. Tuvieron suerte al internarse en la nieve de que los encontrara aquel tipo raro, de otro modo podrían haber muerto congelados. Y para huir de la zona debían asegurarse poder hacerlo cómodamente y a ser posible sin ser perseguidos por medio ejército ario en el transcurso

- Porrr helicópterrro. No sé dónde hace la carrrga porrrque no es mi función, perrro todo llega porrr airrre. - Contesta el alemán. - Es un Bell 212 - dice, en referencia al helicóptero -, amerrricano. Cabe una docena de perrrsonas.

Jasón escuchó al alemán y, levantando una ceja, dirigió a sus compañeros una mirada cargada de intención.

Pancho cruzó la mirada con Jason y sonrió.

-Parece que ya tenemos carroza para el baile. Así que llamar la atención con las motos no será ningún problema. Me gustan más las cosas con ruedas pero creo que podría hacer volar un helicóptero.

Tras unos momentos pensando en el plan, que todavía no tenían, se dirigió hacia Janet.

-Si vosotras vais yo iré con vosotras dentro del castillo, necesito saber donde esta el helicóptero y si tienen todo lo necesario para salir de allí, cosas como gasolina o las llaves. Seguro que Jason tiene algo para vigilarnos desde fuera del castillo. Y si nos metemos en algún lio entre él y Arthur seguro que pueden rescatarnos o crear una buena distracción. Por no decir que también pueden buscar alguna otra entrada por los alrededores si todo transcurre con tranquilidad dentro.

—Está bien. Jason, tú y yo desde fuera: Pancho y las chicas desde dentro. ¿En marcha? — añadió mirando a Janet.

Hizo un alto, mirando a Arthur también, por si alguno daba con alguna última idea antes

—¿Y por qué no entramos todos? Joder, acordaos el mes pasado aquellos frikis preparacionistas que se perdieron en Los Andes y el seguro no quería pagar el rescate por no sé que mierdas. Salió en todos los periódicos.

Era bien sabido que el mundo no tenía en muy buena estima a los estadounidenses por cosas como aquella, de modo que, ¿por qué no aprovecharse de ello? Los actos surrealistas como aquel eran tan creíbles como aquellas noticias que ya se habían convertido en un chiste "Un hombre de Florida". En cualquier caso, Luna haría lo que le mandasen, no le gustaba diseñar estrategias que involucrasen a más personas. Si salía mal, no se lo podía perdonar, y sabía que no era la mejor preparando planes. Era demasiado impulsiva y eso era contraproducente.

—No sé, la verdad que no se me ocurre nada— dijo finalmente— Lo que decidáis estará bien

Con el cuchillo en la mano, se acercó al nazi y miró a sus compañeros, esperando la señal para soltarlo. Una pequeña parte de ella sentía deseos de que se revolviese para poder volver a golpearlo, pero la parte más humana, que había educado en aquellos años en Manhattan también calmaba su lado más instintivo.

—¿Por qué coño te metiste en esto, Johann?

Johann levanta su cabeza para mirar a Luna, pero desiste. Opta por no contestar y vuelve a agachar su cabeza.