Partida Rol por web

Los dos extraños aliados caminaban a la par en dirección al norte oeste, a la distancia y a pesar de la oscuridad de la noche el explorar previene la imagen de una torre en ruinas que está al norte de si posición tras una arboleda bastante espaciosa.

De igual manera se percatan que el camino parece dividir se sendero en 2, el primero parece mantener el rumbo al norte oeste, pero el otro gira hacia el sur oeste y por lo que parece va en sentido lateral al que los dos aventureros sigue.

Pero algo se mueve en el aire y se percatan juntos de que hay tres grupos de humanidades en la zona, al parecer en el vino que se dirige al noroeste hay un campamento junto a una fogata, por su aspecto podrían ser viajeros acampando, Enel nor-este junto a la torre hay un grupo de humanos fuertemente armados que o parecen ignorar a los viajeros o están tratando algo, y el más raro, un enano, un semielfo y dos humanos que pareciera estar acechando los dos grupos.

los aventureros conviene que la mejor opción es la planteada por el semielfo y cada uno a su modo se aporta sus ideas al plan, en tanto en lo alto de la torre los 2 vigias ignorando a sus acechadores parecen tener una conversacion bastante amena, incluso a la distancia se escuchan una risa, que es acallada por la señal de silencio de uno de sus compañeros.

al mirar en dirección al campamento notan que no parecieron notar o fingieron no hacerlo, como fuese no parecen sobresaltados y por un instante todo retorna la principio. sin embargo, nievo da un golpe en la espalda del bárbaro para señalar el camino, al parecer de lo otra ruta que venia del sur dos personas se aproximan por la mitad de la carretera, a simple vista perciben que son dos viajeros, por su complexión física parecían varones y uno de los 2 era visiblemente mas grande que el otro, los dos se detienen y observan el panorama quizá juzgando sus opciones.

al mirar en direccion de nuevo a la torre se dan cuenta que los guardias aun no se percatan de los dos viajeros, pero a su paso no pasara mucho antes de que los detecten a ellos o a ustedes.

Nathul optó por tomar la iniciativa. Habían visto a esas dos personas llegar y nada parecía indicar que fueran parte de aquél campamento pues lo estaban evaluando. El bárbaro hizo una seña a sus amigos y se acercó agazabado.

- Eh vosotros, no avancéis, esos son unos bandidos haciéndose pasar por comerciantes acampados.

Se podía ver en las sombras a un corpulento semielfo, no demasiado alto pero sí fuerte.

- Venid aquí, que podamos hablar. Nosotros somos guardias de una caravana que acabará pasando por aquí.

Lo más probable era que esos dos estuvieran en una situación similar a la de ellos. Si aclaraban las cosas sería mejor para todos.

- Bandidos... - Murmuró la arquera por lo bajo, cuando oyó de boca del mestizo que se trataban de bandidos, los del campamento que vigilaban.

No es que Mishella no pensase ya que no se tratasen de bandidos, todo lo contrario. Se sabia de primera mano que el camino a Casilius estaba lleno de peligros, y los bandidos eran parte del orden del día, pues multitud de caravanas de comerciantes iban hacia la,famosa ciudad. Era una gran oportunidad para un grupo de bandidos y ellos estaban juntos para evitar los actos de esos malhechores. Así, la pelirroja continuó vigilando, desde su posición, mientras Nathul se encargaba de parlamentar y avisar a esos dos que llegaban. Continuó con su arco preparado, escondida sin moverse como hasta ahora.

Wiri d’ Kuta continuaba su andar hasta encontrar una escena sospechosa tratando de identificar que sucedía escucho a alguien susurrarles, aun tratando de entender que es lo que sucedía el semi-orco se acercó a ellos y al escuchar que se trataba de banidos hecho un ojo por si los podía identificar como a los que al parecer iban siguiendo pero por más que trataba no recordaba ni la cantidad ni los rostros de los bandidos que perseguía tiempo antes.

Así que ustedes son guardias, que planean con aquellos banidos?

Tal vez ellos tienen mi oro y mis armas, debería ayudar.

Nosotros seguimos a unos bandidos que tienen nuestro oro y armas, si los van a detener cuenten con nuestro apoyo pues queremos recuperar lo que es nuestro.

De paso podríamos mostrarnos de utilidad y que nos den recompensa por ayudar a guiar esta caravana.

Bueno , si los bandidos fuerais vosotros yo diría  lo mismo y les acusaría a ellos de ser los bandidos .Respondo  bajando el tono.Por suerte  mi famoso instinto me dice que sois buena gente  y si no fuera así la furia de Yueral caería sobre los que maltratan a uno de sus clérigos .Por otro lado .Señalo al semiorco .Como ha dicho el compañero  nosotros también perseguimos a alguien y seria de justicia poética que ya que unos bandidos nos robaron  otros bandidos nos cedan  su equipo para recuperar lo que perdimos ....¿Cuál es vuestro plan ?Pregunto aprovechando para examinar al grupo .

Yergez se mantuvo en segundo plano con la ballesta calada a la cintura pero sin apuntar a los viajeros. Su rostro se mantenía pétreo y solo sus ojos se movían evaluando a la pareja. No parecía que estuvieran con los bandidos y su ayuda podía ser crucial. Yergez no olvidaba que el semielfo había mencionado que había casi 10 bandidos entre la el campamento y la torre y aún no tenían ninguna ventaja estratégica más allá del factor sorpresa.

Estos dos hombres parecían fuertes y el hecho de seguir a unos bandidos les convertía en aliados. Era una señal excelente.

- Hay unos pocos alrededor de la fogata, pero más allá hay una torre, se ve desde aquí, donde creemos que está el resto. Si alguien se acerca a la fogata lo recibirán con agrado pero cuando menos lo esperen llegarán sus refuerzos por la espalda para capturar a las víctimas. Entonces nuestro plan es ir primero a la torre, para tratar de acabar con ese grupo sin que se den cuenta los que están alrededor del fuego.

Hizo una seña para que se acercaran a donde estaban ellos, a cubierto.

- Yo me llamo Nathul, ellos son Mishella, Yergez y Niebo. Sed bienvenidos.

El semielfo los presentó a todos.

La arquera observó pensativa a los hombres que llegaron, mientras pensaba, por sus vestimentas y equipo, que se trataban de guerreros. En cuanto el bárbaro del grupo, Nathul, empezó haciendo las presentaciones, Mishella asintió con la cabeza al oír su nombre, en claro saludo para identificarse.

- Me temo que es el peor momento para las presentaciones, pero tenemos que ver como resolvemos lo de los bandidos. Lo ideal sería que alguien acompañara a Nathul a la torre. Yo me se defender con el arco, pero es en la distancia donde mejor actúo, más que en el cuerpo a cuerpo. Tendríamos que dividirnos. Después de todo, ya saben lo que reza el dicho: Divide y vencerás. - Sonrió al decir esa última frase.

Si  hay que atacar a distancia  tengo algún que otro truco en la bolsa  y siempre  seré de mas ayuda que en el combate cuerpo a cuerpo .Comento al oír la propuesta de la llamada Mishella. De todas formas  vosotros veréis si preferís que me dedique a atacar a distancia  o que vaya con el grupo de cuerpo a cuerpo para curar a  los posibles heridos .Como recién llegado me acatare lo que decidáis ...

Los dos extraños transeúntes se percatan con velocidad que algo anormal se está tejiendo en aquel cruce, sin tener tiempo para reaccionar de la arboleda aparece un fornido semielfo que delatado por sus fachas de aventurero se apremia a prevenir a la pareja de una inminente emboscada.

En medio de susurros y las sombras de la noche les informan en detalle lo que al parecer es una trata bastante elaborada de un grupo de asaltantes local, sin embargo nada más que la buena fe parece sustentar los argumentos de los aventureros que al parecer se preparan para un ataque sorpresa.

Sin embargo y sin darse cuenta de la razón la arquera y el semielfo comienzan a hablar con naturalidad, la mirada de yergez gira rápidamente en dirección a la torre donde los oteadores se ha incorporado con sus armas y miran sorprendidos a los aventureros, la distracción de los recién llegados no dio tiempo de nada y el chillido de uno de ellos presagio el final del factor sorpresa.

Mishella aun con su arma preparada actúa con retardo distraída por su propia conversación. Suelta una de sus flechas contra uno de los tipos en lo alto de la torre y silbando por los aires el tronco de la flecha se aparece como un árbol desnudo en una de las piernas de los bandidos que suelta un grito agudo de dolor mientras señala en dirección al disparo.

Finalmente el grupo de bandidos les había descubierto y eso precipitaba el combate. Perdieron el efecto sorpresa pero eso no les impediría luchar. Nathul ya llevaba el espadón listo para que derramara la sangre de esos asaltantes.

Estupendo..murmuro por lo bajo  al ver como todo se ha ido al infierno  y en vez de atacar por sorpresas somos  nosotros los atacados .

Sin saber muy bien como, al parecer porque les oyeron hablar, los bandidos se percataron de la posición del grupo. En ese momento, sin pensárselo dos veces, la arquera tensó su arco y dejó volar una saeta en dirección a uno de los enemigos.

- Ya nos han visto, es hora de luchar, me temo... - Murmuró, volviendo a apuntar con su arco.

-vengan, malditos.

me preparo al ver al grupo de bandidos y busco algo que pueda usar como arma.

Yergez buscó rápidamente una cobertura al ver que los bandidos se ponían en alerta.

El clérigo miraba completamente desconcertado a sus compañeros, mentalmente amasaba la idea de una confrontación por las situaciones actuales que los rodeaban, lo que no esperaba era que los bandidos tomaran la iniciativa de golpe, en cuanto ve a mishella disparar la flecha el joven humano echa mano de su símbolo clerical y casi conjurando entre dientes clama a Sarenrae: o grandísima señora no desampares a tu hijo ante las inclementes fuerzas del mal, que fe sea mi escudo y mi brazo tu espada.

Al instante un aura brillante rodea el cuerpo del joven de cabellos dorados que con sus armas desenfundadas se prepara para la embestida de ataques al tiempo que avanza para cubrir al sorprendido enano que no parecía reaccionar aun.

De una de las esquinas uno de los hombres asoma corriendo mira en dirección al camino y a pesar de los árboles y las ramas el brillo emitido por el clérigo le da un pista de a quien atacar, sin mayor dilación el hombre lanza una jabalina la cual impacta a Niebo que se retuerce de dolor pero que gracias a su ardid sagrado no recibe mayor daño, casi al mismo tiempo desde lo alto de las ruinas el vigilante herido suelta un disparo sobre la arquera, esta evidentemente había demostrado ser muy competente y para él y su compañero representaba una significativa amenaza, con precisión certera inserta al constado de Mishella una flecha de arco corto que profundamente hace que la mujer se doble de dolor, sin embargo de no haberse movido en el último segundo quizá esa flecha podría haber causado un daño aún más catastrófico.

Del campamento del este un hombre camina presuroso hacia el grupo de aventureros y confiado advierte: adelante camaradas que este botín no se va hacer solo, y estos son menos que nosotros, el hombre que había alcanzado cierta distancia del grupo y sin saber muy bien a quien pretendía atacar, lanza una jabalina con cierta dificultad y tranzado un arco descendente la vara de madera con punta metálica se clava junto a los pies del Kalamar que de no ser por la distancia habría enfrentado consecuencias similares a las de sus compañeros.

- ¡Aaaagggg! ¡Maldita sea, me las pagarás! - Se quejó de dolor la pelirroja.

Sin pensárselo dos veces, la arquera tensó su arma, colocando una flecha y dejandola volar hacía su agresor. De forma rapidísima, sin dar siquiera tiempo a que su primera flecha impactara en su objetivo, Mishella cogió otra flecha del carcaj y volvió a cargar su arco con ella. Esta vez, se tomó medio segundo de más en apuntar y su flecha daría en el blanco, sin lugar a dudas.

- La venganza es un plato que se sirve frío... - Murmuró.

La endiablada puntería de la campesina resulta devastadora como si se tratase de un guerrera de mil batallas toma 2 de sus flechas con pericia, la primera de ella se incrusta en la pierna de aquel arquero que había logrado impactarle haciendo que este emita un grito agudo pero corto, el hombre no logra mantener el equilibrio ante el impacto y termina calleándose de la torrero, el golpe es estrepitoso y lo bastante fuerte para destrozar la cabeza del humano contra las piedras del piso.

Sin embargo Mishella estaba lejos de estar satisfecha y con la velocidad de un rayo una segunda flecha perfora la ligera armadura del otro arquero, la potencia del impacto es tal que no solo atraviesa el corazón del muchacho si no que lo deja clavado a la pared, en el rostro del oteador queda petrificada una expresión de terror mientras su vida se extinguía de manera inevitable.

de repente uno de los bandidos avanza a la vanguardia y usando una de su jabalinas ataca a su enemigo mas próximo, el trozo de madera con punta metálica se proyecta sobre el cuerpo del clérigo pero esto ni siquiera es rozado por el arma que termina incrustada en una de las ramas de un árbol cercano.

a pesar de que los bandidos se habían percatado de los aventureros era evidente que les habían tomado en cierta medida por sorpresa y quizá por esto sus movimientos eran torpes y desorganizados, los héroes deberían aprovechar cada instante de ventaja antes de quedar expuestos una ofensiva mas eficaz por parte de los atacantes del camino.

Por fortuna para la arquera, y para el grupo también, aquellos dos arqueros no eran mejores que ella, cosa que quedó patente por el contraataque que realizó la pelirroja del grupo. Los dos arqueros de la torre fueron fulminados por Mishella, pero eso si, en defensa propia y del grupo, pues la habían atacado previamente y eso no tendría perdón.

- Al menos ahora podremos olvidarnos de la amenaza de los arqueros... - Murmuró al grupo mientras seguía cogiendo flechas de su carcaj y tensando su arco.

- ¡Preparáos! ¡Ahí vienen más! ¡Trataré de dejarlos fuera de combate antes de que se acerquen a nosotros! - Gritó a Yergez y Niebo, que estaban cercanos a uno de los que se aproximaba.

Tenía bastante claro que los dos mestizos, el semielfo y el semiorco, sabrían ocuparse del otro flanco, mientras ella seguía a lo suyo, que no era otra cosa que lanzar flechas. Así, la arquera lanzó sendas saetas en dirección al enemigo que se aproximaba por el lado derecho, tratando de herirle, al menos.