Partida Rol por web

  Temporalmente el grupo se dividió en dos, Zafira, aún algo exaltada por lo que creía haber sentido en aquel peculiar monje, prefirió tomar medidas cautelares esperando afuera. Mientras tanto, Aldar, Balakar y Avlin entraron en el establecimiento dispuestos a tomar un bien merecido descanso acompañado por la comida y bebida gratis prometida unos momentos antes.

  La sala principal en la que entraron era bastante amplia, a parte de la puerta por la que habían entrado había otra salida que debía de dar a un segundo salón interior, unas escaleras que llevaban sin lugar a dudas a los dormitorios y una cortina tras la barra que seguramente ocultase a entrada a la cocina y el almacén. El trio prefirió escoger una de las mesas cercanas a la pared de la entrada donde había un banco empotrado contra la pared y un par de sillas para repartirse distribuirse como quisieran. Además de ellos un grupo de cuatro hombres bebía discretamente en la esquina opuesta a ellos y justo enfrente de la mesa que iban a ocupar se encontraba la barra donde la joven camarera se acercó a ellos para atenderlos. Lo cierto es que no era de extrañar la falta de clientela en ese momento, estaban a pleno día en un sector no muy recomendable de la ciudad en plena feria de primavera, pero al menos podrían pasar un rato tranquilos.

  -Menuda sorpresa, un grupo tan pintoresco de apuestos aventureros en mi turno de mañana ¿En qué puedo serviros, mis valientes héroes?- El saludo de la tabernera quizás fuera algo sobreactuado, pero al menos era uno de los mejores recibimientos que habían tenido en las últimas semanas de pesares y batallas sin saber muy bien si podrían seguir vivos al día siguiente.*

  Ahora de nuevo sola Zafira pudo acomodarse algo mejor en su asiento, notaba como su pequeño acompañante buscaba acomodarse para descansar un poco mientras hacía su mejor esfuerzo por adaptarse a aquel entorno. Aquella ciudad era ruidosa y con gente siniestra, o al menos eso cabría esperar después de haber conocido a ese Nimble, se preguntaba como debería de ser el tal Heinrich para tener bajo su mando a semejante criatura.

  Mientras divagaba algo comenzó a formarse en el callejón, el pequeño grupo que de cuatro hombres que había divisado al llegar a aquel lugar parecía bullicioso como a punto de estallar en una discusión, por lo que empezó a prestar mayor atención. Desde donde se encontraba pudo acertar a ver que se trataba de tres hombres de pie en torna a una mesa tras la que había sentado un cuarto, parecían haber un par de bolsas sobre la mesa y unas cartas dispersas sobre ella, pese a la calma en el resto de la calle no lograba entender por completo el origen de la discusión, pero estaba segura de que iban a terminar mal.

  Como si el destino la hubiera leído la mente, el hombre del medio tiro la mesa sobre el que aún permanecía sentado, sin embargo este último logro esquivar la mesa con una velocidad inusitada, aunque para su desgracia, una vez logro evitar el mueble el trio le había logrado rodear empuñando distintas armas. Lo más extraño era que pese al peligro inminente que se cernía sobre él, aquella persona parecía mantener la calma...

 -Yo... yo soy Asdra.- La chiquilla asustadiza pareció tener que hacer un esfuerzo por responder a Sully, no tenía muy claro que pintaba aquella joven en todo aquel entuerto, desde luego parecía demasiado buena para moverse entre el tipo de gente que servía a Heinrich pero si estaba allí, sin duda sería por algún motivo. -Creo que he oído hablar de ti antes, a Longbert un par de veces.- Una sonrisa se dibujo en su cara. -¿Sabes algo de qué va a sucedernos?-

Zafira llamó hacia el hombre que había sido rodeado.  Parece que tienes todo bajo control -dijo con falsa ironía- pero dime si es algo injusto y con gusto te ayudo.  

 Tras estar atento a quien sabe que, el gnomo contesta: "Ah, que mujer mas amable! Tan solo un poco de licor y alguna comida que valga la pena... Ud ya sabrá cual, jejeje!" mirandola como un niño activo tras reirs, para luego con sus pequeñas regordetas manos cruzadas en señal de espera.

Entro y doy un vistazo al lugar, para mi buena fortuna mis compañeros entran después de mí, nos acomodamos en una mesa y tomo asiento en el banco empotrado a la pared, se acerca la camarera humana y después del gnomo le hablo: - a ver preciosa, para mí una jarra de cerveza y carne, mucha carne- le digo esto guiñándole el ojo.

Tomamos asiento en una mesa junto a la pared, yo enfurruñado al ver que no hay una ventana lo bastante cercana. Zafira se ha quedado en el exterior, y por momentos dudo si es celosa en exceso o más sabia que nosotros.

Sin embargo, cuando nos alcanza la tabernera todo eso queda momentáneamente al margen.

Cerveza y cualquier tipo de guiso o puchero. -Digo escuetamente, antes de mirar a mis compañeros- Uno ya come demasiadas cosas quemadas en el bosque...

Sully ensanchó la boca en una gran sonrisa.

Todo bueno seguro.

Después miró a la chiquilla.

Supongo que esperar, pero desconozco el propósito de ello. ¿Habéis tenido suerte con el encargo que se os encomendó? ¿Ningún contratiempo?

  Mientras esperaban por la posadera a que trajera sus encargos de comida y empezaban a sentir como el estomago les rugía ante la expectativa de una buena comida bien merecida después de todo por lo que habían pasado les pareció llegar a oír cierto ruido procedente de la calle a través de la ventana abierta. No estaban muy seguros de que se trataba, pero parecía que alguien allí afuera estaba montando cierto revuelo. No sabían muy bien como reaccionar a aquello hasta que oyeron la voz de Zafira, sonaba calmada y parecía dirigirse a alguien lejano, pues hablaba con un tono de voz elevado.

-Parece que tienes todo bajo control, pero dime si es algo injusto y con gusto te ayudo.-

  La tabernera desapareció tras la barra echando la cortina a un lado, mientras esperaban la comida pudieron disfrutar un poco de la calma y relajarse de tanto ajetreo mientras esperaban a tener noticias de Longbert, aunque la verdad era que no iba a importar mucho si se retrasaba un poco con tal de que pudiesen disfrutar de aquel momento como era debido.

  Unos minutos después su olfato les advirtió que su encargo venía a por ellos, más de uno no pudo evitar empezar a salivar sabiendo lo poco que quedaba para poderse llenar las tripas. Justo después del rico aroma la cortina volvió a abrirse para dejar paso a la joven que traía una gran bandeja cargada de dos jarras de espumosa cerveza acompañadas de una pila de cuencos soperos y una fuente de alguna clase de estofado de carne junto con un vaso de menor tamaño y la botella de licor solicitada por el gnomo. De la mejor manera que pudo distribuyó la suculenta carga sobre la mesa dejando que se sirvieran a su gusto el estofado.

-Bueno, queridos, espero que lo disfruten, si necesitáis alguna cosa más no dudéis en llamarme.-

 -No se preocupe, hermosa dama ¿Qué clase de caballero sería si dejara que vos os ensuciarais las ma...- Antes de que lograse terminar la frase el primero de los hombres lanzo una puñalada esperando coger al joven desprevenido haciendo que Zafira contuviese la respiración por un momento. Por suerte para aquel desconocido sus reflejos no se limitaban solo a esquivar mesas, rápidamente tomo a uno de los compinches de su atacante haciéndole perder el equilibrio para arrojarlo contra el puñal que venía a su encuentro. Sin dar oportunidad a reaccionar al tercer atacante ante lo que acababa de ocurrir el trilero le asesto una patada directa en cierta zona en la que, de haber pertenecido a otro genero, habría hecho a Zafira estremecerse por empatía. Ya solo quedaba uno de los tres que tuvo que pelear para sacar a su compañero de encima para poder ponerse de pie y tratar de dar la vuelta a aquel penoso duelo aunque, para su desgracia, en cuanto empezó a levantarse pudo notar como algo frío y afilado comenzaba a acariciarle la parte baja del mentón, el trilero estaba apuntándole con su espada directamente con un gesto de burla.

-¿En verdad vas a seguir intentándolo? Creo que sería mucho más sabio el coger a tus camaradas y llevártelos de aquí antes de que las cosas se pongan feas... más feas aún, al menos para vosotros.- Como si aquello se hubiera tratado de un simple juego el desconocido dio la espalda a los malogrados perdedores para tomar las bolsas de mesa y abriendo una de ellas para meter la mano saco unas monedas que arrojo sobre uno de los caídos. -Para que no digáis que no tengo compasión, os permito quedaros con esa parte pese a que habéis perdido, pero espero que hayáis aprendido las lecciones. Si estáis dispuestos a jugar, estadlo también para perder y jamás me interrumpáis mientras hablo con apuestas señoritas.- Esto último lo acompaño con una reverencia en dirección a Zafira tras la cual la guiño un ojo.

  A duras penas, el trio de zarrapastrosos logró recomponerse lo justo para salir de escena lo más rápido que les permitió su penoso estado. Mientras tanto, ignorando por completo a aquellos bandidos el joven comenzó a acercarse a la druida. Tenía un aspecto curioso, vestía con buenas ropas la mayor parte de ellas teñidas de color púrpura, aunque estaba claro que con aquella manera de proceder no debía ser noble,  su cabello era de tono plateado y tenía una complexión atlética, seguramente no debería pasar muchos apuros en lo que se refería a romper algunos corazones de vez en cuando.

-Gracias por prestarse voluntaria a ayudar antes, no es habitual en la gente que ronda estos lares tener tan noble corazón, aunque no tenéis aspecto de se de por aquí ¿me equivoco?-

  -Si claro, viniendo de Longbert como no va a ser bueno.- Parecía que Asdra empezaba a tomar confianza con su compañero, pero justo después pareció caer en la cuenta de algo y bajo la cabeza con cierto pesar. -Contratiempos, no se si deberían de llamarse así. Heinrich nos había enviado a conseguir cierta "mercancía" para él, esa parte fue sencilla, el problema vino después, pues nos había insistido en que debíamos llegar antes del comienzo de la feria y que usáramos los medios necesarios para lograrlo . A causa de ello tuvimos que tomar rutas secundarias y contratar espadas de alquiler que nos acompañasen, al principio parecía que no habría problemas, pero entonces aparecieron los orcos, primero unos pocos y luego autenticas oleadas.- Sin duda se la veía bastante afectada por todo aquello. -Para cuando logramos escapar de aquel infierno más de la mitad de la carga se había perdido junto con las vidas de Lorgav y Collum y varios de los guardias contratados. Y por si eso fuera poco llegamos con días de retraso...- La última parte fue dicha con un tono que parecía guardar más resentimiento que dolor.

 Cuando el gnomo vio venir a la mujer con los manjares liquidos y solidos,  una infantil sonrisa oreja a oreja se le vino. Sin embargo haciendo un mirada de reojo hacia la calle, lo puso sin lugar a dudas un poco alerta. 

"Oh, gracias tabernera!" y se agarra la botella, se sirve un poco de licor en su pequeña copa. Al instante, sin decir demasiado, les dice "Disculpen señores, voy a ver algo mientras disfruto la bebida... Vuelvo al instante, jeje!" y haciendo un simpatico paso ligero se va hacia el exterior

"Veamos, veamos que tanto alboroto pasa allá afuera...?"

-GROAR- Suena con fuerza mi estómago al ver una comida decente después de nuestra última misión- ¡Psi fiens froblems ns grifas!- hablo con la boca llena del estofado dirigiéndome a Avlin que se levantó de la mesa, aunque también escuché un pequeño alboroto afuera estoy seguro de que la ágil Zafira correría hacia nosotros ... o al menos nos gritaría si tuviera problemas.... pero de momento el estómago manda sobre mis acciones. Ñam, Ñam, Ñam.... mastico con alegría y volteo hacia Aldar y le muestro un poco de lo masticado al hablarle.... -Mesfo esfba muy bfeno!!-

Acepto la comida con una agradecida sonrisa a la tabernera, y comienzo a comer en silencio. No me molesta el ruido que hace el enano al comer, o al hablar mientras lo hace. En cambio, no me fío mucho del modo en que se marcha el gnomo. Estos hombrecitos tienen tendencia a meterse en líos, en especial en la ciudad, y me jodería que ne fastidiaran este rato de descanso bien ganado achacándome cualquier responsabilidad hacia él. Hemos sido compañeros durante un curro, y ese curro ha terminado. Sus problemas son suyos. Ni que le debiera nada a nadie.

Sí, en efecto, lo tenías todo controlado. -se rió-  Había algo en la forma en que reaccionaste al principio que me hizo pensar que todo se resolvería a tu favor.  

Y con gusto, halöerien gsh'alhá.- dijo en el dialecto del elfo de bosques de su región, que si este hombre sabía algo de él lo reconocería como la máxima que uno debe de intervenir siempre que hay una injusticia.  Y con esto de paso le respondía a su pregunta de no ser de por acá.

Sólo de paso.  Mis compañeros y yo ayudamos a una caravana, y parece ser que el mercader que la había encargado nos quiere dar una muestra especial de su agradecimiento.  Y como viene un enano con nosotros, pues está de lo más pendiente de que así sea -señaló hacia la taberna con una sonrisa de lado mostrando en juego una falsa impaciencia, continuando la limpieza de sus botas con su cuchillo-.  

Nunca es buena noticia retrasarte en tu plazo de entrega, aunque al menos la mercancía estuvo a salvo.

Esperaremos y veremos qué quieren de nosotros.

¿En qué zona os atacaron?

  Para cuando pudo asomarse por la puerta, Avlin pudo observar como Zafira seguía en el lugar donde la habían dejado al entrar pero ahora un joven se acercaba hacia ella, tenía el cabello plateado y vestía con unas finas ropas de colores purpura, tampoco pudo dejar pasar por alto el hecho de que iba armado, pero a simple vista su actitud no era ni mucho menos amenazadora si no más bien todo lo contrario. Incluso parecía tratar de flirtear con la druida en la lengua de los elfos, o eso intuyó, pues no dominaba esa lengua, aunque en cuanto terminó de hablar a la joven su mirada se poso en Avlin directamente, dedicándole una sonrisa, aún no tenía muy seguro como tratar a aquel hombre.