Partida Rol por web

El laberinto del bufón

IV - Mucho más que un secreto

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18/04/2017, 00:48
Freya

Al ver mis palabras interrumpidas por el enano, alcé la voz para que este me escuchara desde el otro lado, en tono molesto.

- ¡¡Maldita sea, Balakar, ya vamos!! – grité al hijo de Moradin.

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18/04/2017, 02:49
Aldar

Mis palabras parecieron extrañar a mi salvaje amada, por el modo en que repitió dos de ellas. A pesar de eso, aún me dedicó un suave gesto, apartando el cabello de mi frente antes de exponer lo que no comprendía.

No lo se, Freya. -Confesé, apartando la mirada con incomodidad- Una cosa depende de la otra, supongo. No tengo intención de viajar hasta esas ruinas a ciegas, de modo que si no conseguimos de esa bruja la información que necesitamos es posible que debamos olvidar todo eso de devolverle el golpe a Heinrich y pensar en simplemente huir de él. -Me encogí de hombros, cabizbajo, y terminé por aferrarme a la espalda de Freya en un abrazo en que me permití cerrar los ojos unos instantes, suspirando ante el calor que me proporcionaba su contacto y el aroma de su cabello y su piel- O buscar otras opciones, yo que se. Es sólo que no veo sentido a hacer planes cuando no tenemos las riendas de nuestra vida. -Confesé, abriendo los ojos de nuevo.

Me separé de ella un poco, pues comenzó a hablarme de nuevo, al parecer queriendo pedirme algo. Traté de escucharla con atención, interesado en todo lo que ella necesitase o quisiera, pero la voz de Balakar mis interrumpió, con absurdas preguntas acerca de armamento que más me parecieron una excusa que otra cosa.

Tssssss... No te enfades... -Le pedí con una sonrisa, alzándome de puntillas hasta acariciar sus labios con los míos unos húmedos instantes- ...y dime, ¿qué es lo que no voy a poder negarte? -Pregunté con cierto tono de complicidad.

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18/04/2017, 21:39
Freya

Aldar no supo responder a mi pregunta, pues ni siquiera él tenía la respuesta. Tal y como me decía, nuestros siguientes pasos dependerían mucho de lo que sucediera con aquel tema de la bruja, con lo que era difícil planear nada. Se abrazó a mí, momento en que le rodeé también con mis brazos, arropándole, tras lo que confesó que incluso puede que tuviéramos que buscar otra opción que no fueran las ya contempladas; así como que no le veía sentido a hacer planes ahora.

Agaché mi cabeza, posándola sobre la suya con cariño mientras pensaba en cómo habían cambiado las tornas. Poco tiempo atrás, parecía ser él quien estaba dispuesto a hacer planes, negándome yo a ello hasta determinar que saldríamos con vida de aquello. Ahora, en cambio…

Aun así, no era eso lo que más me importaba. Si no quería hacer planes, esperaría, tal y como había hecho él. Lo que me mataba por dentro era verle con aquel desánimo.

Le separé ligeramente de mí, lo justo para mirarle a la cara, sonriéndole.

- No pasa nada. – me encogí de hombros. – Si no quieres hacer planes, los haré yo por los dos. Y si te portas bien te los contaré. – susurré la última frase con picardía, riendo después, mientras anhelaba con todas mis fuerza verle sonreír.

Al retomar la palabra después, dispuesta a volver con los demás al terminar, Balakar me interrumpió antes de que le preguntara aquello a Aldar. Aquel gesto no me gustó, y así lo hice saber, ante lo que mi amado explorador me reprendió con una sonrisa. Se alzó entonces sobre las puntas de sus pies, callando mi boca con dulces y humedas caricias durante unos instantes.

- Así es difícil enfadarse… - farfullé al separarnos, mirándole sorprendida ante su pregunta, aunque sonriendo en seguida. – Es que… Mmm… - No sabía cómo decir aquello, me sentía demasiado avergonzada. - ¿Querrías…? – llevé parte de mi pelo hacia atrás, antes de suspirar y soltarlo todo. - ¿Querrías enseñarme a leer? Sé que no podrá ser pronto, pero… Me gustaría aprender. – le pedí con mis mejillas encendidas, terminando por mirar hacia abajo.

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20/04/2017, 06:25
Zafira 'Ithildin

Yo me encargo de los prisioneros Balakar.  Si quieren pueden ir los dos por lo del templo.  

Dejaré limpio lo del Apestoso con unas hierbas de olor.  Deberá de ser suficiente. 

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20/04/2017, 07:59
Aldar

Freya pareció tomarse bien mis reticencias a planear un futuro que podía cambiar en cualquier momento. De hecho, bromeó con el hecho de que ya haría ella nuestros planes en solitario, legando incluso a ofrecerse a compartirlos conmigo si me portaba lo suficientemente bien. Rió con tal fuerza que me arrastró con ella, teniendo que reír también ante su ocurrencia.

Vaya, ahora tendré que portarme bien... ¡Qué fastidio! -Bromeé, también con picardía.

Pero Balakar interrumpió lo que quería decirme, haciendo que la bárbara se enfadase. No tardé en salirle al paso, besando a mi hembra con dulzura hasta suavizar su ánimo lo bastante para pedirle de nuevo esa explicación acerca de lo que quería pedirme, y que no podría negarle. Se quejó, entre dientes, de que era difícil enfadarse de aquella manera, y con grandes dudas terminó por hacer su petición, que fue para mí toda una sorpresa.

¿L-leer...? -Repetí, parpadeando por lo inesperado de aquella petición- Vaya, no imaginaba que algo así te interesase... -Comenté, recuperando la sonrisa, una con mucha picardía- Eh, debería ser yo quien mirase hacia abajo, en busca de buenas vistas... -Bromeé, haciendo referencia a su generosa delantera. Pero me puse más serio, con mis ojos clavados en los suyos con suma sinceridad y cariño- Por supuesto que te enseñaré a leer, Freya. No dispondremos de mucho tiempo, pero todas las noches antes de dormir se puede sacar un rato, con el campamento ya montado. ¿No te parece? -Y es que, compartir con ella incluso cosas tan sencillas como aquella, me resultaba tremendamente agradable.

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20/04/2017, 14:35
Avlin Tuercegris

- Tranquilo- sonrió el gnomo- Jake y Asdra no usaron sus verdaderas identidades, no son aliados suyos. Se presentaron como dos hermanos que buscaban ayuda para el camino que debían recorrer hasta recuperar los huesos de su difunto padre. Yo les ayudaba. Si vienes conmigo al templo, por ejemplo, simplemente te presentaré como un miembro contratado de la compañía. No creo que haya problema. En el fondo, ellos sólo quieren el relato del camino- se encogió de hombros- creo que les importa muy poco la razón de nuestro viaje o quienes vayamos.

Avlin seguía contando todas estas cosas mientras rebuscaba en su mochila las raciones para la comida. Esperaba que Aldar y Freya no tardaran mucho. Se moría de hambre.

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20/04/2017, 19:49
Freya

Cabizbaja como me encontraba, no pude ver la sorpresa en el rosto de Aldar, pero su forma de preguntar fue más que suficiente. Asentí aun sin mirarle, mientras reconocía que no se esperaba que aquello me interesara.

Levanté la mirada cuando trató de llamar mi atención, diciéndome que debía ser él quien mirara hacia abajo para encontrar… Lo hice, miré, viendo como parte de mis pechos sobresalían de la armadura de cuero. Regresé la mirada de inmediato hacia mi amor, dándole un cómplice golpe en el hombro mientras sonreía.

Terminó poniéndose serio, provocando que yo también lo hiciera, diciéndome que por supuesto que me enseñaría a leer. Sonreí con alegría, aunque mi gesto se tornó algo preocupado cuando me explicaba que podría sacar un rato todos los días antes de dormir, cuando hubiéramos acabado la jornada. No me gustaba del todo pensar que aquello pudiera quitarle horas de sueño, pero ciertamente nuestra vida carecía de una rutina que permitiera otra cosa, al menos de momento.

- Sí, podría ser, gracias. – le dije pensativa, queriendo explicarle mi decisión, aunque temiendo estar apresurándome. – Nunca me ha interesado demasiado, esa es la verdad… Entre los míos pocos conocen el lenguaje escrito. Pero viendo la importancia que parecen tener los documentos para algunos, el pensar en el futuro… - apreté mis labios, mirando hacia un lado. – Quiero poder enseñarles. – confesé, antes de volver a fijar mis ojos en los de Aldar. – Si tenemos hijos… - mis mejillas volvieron a encenderse. – Es decir, cuando los tengamos, - rectifiqué. – me gustaría ayudarles. Quiero que sepan desenvolverse con todo tipo de personas, que sean más como tú, tan listos como tú. - le sonreí, volviendo a acariciar su cabello.

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20/04/2017, 22:05
Aldar

Freya pareció tardar un poco más de la cuenta en darse cuenta de a qué me refería pero, cuando al fin pilló mi broma, sonrió con complicidad golpeando mi hombro. Aquellos bruscos gestos eran autenticas muestras de cariño entre nosotros, algo que me causaba casi tanto placer como sus caricias.

Casi.

Entrando al fin en materia, confesabs su deseo de aprender a leer, algo que obviamente estaba más que dispuesto a mostrarle. Sólo la sonrisa que mostró ya valía el esfuerzo, incluso tan breve como fue al ponerse seria mientras planificaba cuándo dedicar a eso algo de tiempo. Pero fue otra cosa la que había atraigo su atención, y era lo que me extrañaba ese súbito deseo de aprender a dibujar las palabras. Se explicó acerca de ello, apartando la mirada al decir algo que no entendí al principio.

¿Enseñarles? ¿A quiénes...?

Alcé mis cejas, sorprendido, al ver que Freya volvía a mirarme, hablando de si... Fruncí el ceño, viendo que lo contemplaba únicamente como una posibilidad, pero volví a alzar las cejas nuevamente al ver que rectificaba y que me definía como "listo".

Bueno, pensaba enseñarles yo, pero me parece bien. -Contesté con complicidad- No obstante, deja que yo les enseñe algo a nuestros pequeños, aunque sólo sea a tirar con arco. -Añadí en un susurro íntimo antes de ponerme de puntillas y besar sus labios con ternura, brevemente- Y no creas ni por un momento que "ese" es el plan que prefiero no hacer ahora, mi amor. Claro que quiero tener hijos contigo,
lo que no puedo planificar es cuándo, donde y en que condiciones. Pero quiero... y VOY a tener hijos contigo.Y serán tan listos, guapos y fuertes como su madre.
-Añadí antes de darle un nuevo beso, al que dediqué unos instantes de más, teniendo que acumular toda la voluntad de que disponía para separarme de ella- Deberíamos volver con los demás, por desgracia. Tenemos trabajo. -Dije con la voz entrecortada por la pasión. Habría que encontrar un momento más adecuado.

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20/04/2017, 23:17
Freya

El vaivén de las cejas de Aldar me fueron demostrando lo que mi hombre pensaba al respecto de mis palabras, pero finalmente aceptó con complicidad que yo me encargara de eso, aunque no había sido exactamente lo que quería decir. Me pidió que les dejara enseñarles algo, aunque sólo fuera a tirar con el arco, susurrándomelo de tal modo que me resultó tremendamente seductor.

Volvió a alzarse, regalándome un fugaz y tierno beso, antes de aclararme que no era el tener descendientes lo que no quería planificar. Simplemente no disponía de la información necesaria para hacer planes así, pero me dijo que deseaba tener hijos conmigo, que así sería, lo que me llevó a esbozar una bobalicona sonrisa. Continuó hablándome, pero esta vez en voz baja, halagándome mientras hacía referencia a cómo serían nuestros pequeños. Sonreí ampliamente, antes de querer aclararle algo yo también.

- No he dudado ni por un momento que no quisieras, hombrecillo. – afirmé de forma casi socarrona, relajando mi rostro después. – Y no pensaba encargarme yo sola de enseñarles, pero no siempre estarás, y cuando eso pase quiero poder ayudar. Además, si tenemos varios… - dije algo avergonzada, pues aquel era mi deseo, pero no tenía ni idea de cuál era el de Aldar; si bien había hablado de hijos en plural. - Habrá trabajo de sobra para los dos. – le sonreí con complicidad.

Tras aquello volvió a besarme, volvimos a besarnos, teniendo que contenerme para no arrastrarle hasta la pared y proseguir las mutuas caricias apoyados contra esta. Por suerte, o por desgracia, Aldar logró separarse de mí cuando nuestros besos tomaban más fuerza; instándome a que regresáramos con los demás. Lo hizo con su voz entrecortada, lo cual no hacía más que avivar mi deseo.

- Sí, deberíamos volver. – suspiré profundamente, dispuesta a hacer frente a nuestras obligaciones. – Pero tenemos algo pendiente… Y recuerda que si quieres que te cuente mis planes tienes que portarte bien. – le dije con picardía, guiñándole un ojo, antes de girarme hacia la puerta y caminar rumbo a esta.

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20/04/2017, 23:33
Freya

Salí por la puerta que nos devolvía al lugar donde se encontraban nuestros compañeros seguida de Aldar. La conversación no había ido precisamente por donde me imaginaba, pero me sentía satisfecha y con fuerzas para afrontar lo que fuera que se nos pusiera por delante.

Busqué en seguida al enano con la mirada, tratando de no fruncir el ceño.

- A ver, ¿Qué era eso del arco y la honda? – pregunté con hastío. - Manejo ambos, sí, aunque hace mucho que no toco ninguno de los dos. – expliqué recuperando la fuerza en mi voz. - Pero hay cosas que nunca se olvidan. – concluí esbozando una media sonrisa y mirando a Aldar de soslayo.

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21/04/2017, 07:02
Balakar

Me quedé helado, con una escudilla de madera suspendida en el aire, mientras Avlin explicaba de que iba toda aquella historia de falsedades y mentiras.

- No tienen ningún respeto, malditas sean mis barbas.- Mascullé entre dientes. Dejé sobre la mesa el plato, colocando sobre el mismo parte de las provisiones que nos quedaban para improvisar un almuerzo de hermandad.- Por mi de acuerdo. Esperemos a que vengan estos dos y se lo explicas, a ver qué opinas. Vamos mal de fondos y nos vendrá bien rascar lo que podamos.

Por suerte, no hubo que esperar mucho antes de que la sombra de Freya se cerniese sobre mi cabeza. A pesar de su tono cansado, su ceño reflejaba el intento de mostrarse tranquila y cooperadora.

Resoplé y asentí antes de volverme hacia ella e invitarla a ella y al hombre de los bosques a tomar asiento.

- Estábamos debatiendo que nos hace falta para lo que sea que decidamos hacer. Avlin, aquí presente, ha sugerido con buen tino, que suplamos lo que nos falta. Y, dado que no tenemos un clérigo con nosotros, que vele por nuestros cuerpos y nuestras almas, podríamos comprar algunas pociones de curación o pergaminos clericales para lo mismo. Asdra y Jake...- chasquee la lengua, molesto.- Asdra y Jake.consiguieron cerrar un trato que abarataba un poco esos bienes a cambio de una crónica de nuestras andanzas. ¿No es así, Avlin?.- Pregunté. Sin esperar respuesta, respondí a la bárbara pelirroja.- Y, respondiendo a tu pregunta... Creo que nos falta potencia de fuego, por así llamarlo. Aldar tiene su arco y Avlin, una ballesta ligera, que no creo que pueda usar si está ocupado con sus ilusiones y sus cosas hechiceriles. Tú usas un hacha de combate con mucha soltura, pero necesitas ambas manos. Aunque un arco aprovecharía mejor tus dotes, una honda es un arma simple y sencilla para distraer o herir sin necesidad de soltar tu arma.- Expliqué, ignorando la mirada que cruzaba con Aldar. Por eso preguntaba. Me gustaría que todos tuviésemos un arma para el cuerpo a cuerpo y otra para las distancias más lejanas, por lo menos. Pero vamos cortos de fondos.

Esbocé una sonrisa ladeada, señalando el abarrotado dorso del contrato, lleno de cuentas, sumas, restas y borrones.

- Lo que me recuerda que Tam y el Apestoso todavía llevan sus petos de cuero. Zafira te ayudará a quitárselas y a limpiar un poco la de Kefflen con hierbas de olor. Con suerte sacaremos diez o doce monedas más para los fondos. ¿Te parece? No tiene que ser ahora mismo, podemos sentarnos a comer y que Aldar saque los mapas para hacer cálculos de la comida que vamos a necesitar, ¿de acuerdo?- Pregunté al explorador.- Avlin, ¿querrías subir a avisar a Bloermund e invitarle a comer con nosotros? ¿Os parece bien?- Interpelé a mis camaradas, queriendo conocer su opinión.- Vuestra charla, ¿bien? ¿Algo que debamos saber?

"Que no sea que se marchan por su cuenta, Moradin. Que no sea que se marchan por su cuenta..."

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21/04/2017, 17:56
Aldar

A pesar de que echaría de menos durante largo tiempo la cercanía e intimidad que aquella conversación con Freya me había reportado, regresar junto al grupo me resultó extrañamente grato. Puede que fuera por el modo en que el concepto de "compañía" había adquirido un nuevo sentido, el que debería haber tenido en todo momento, con la marcha de Jake. Los presentes, pese a nuestras diferencias, tenían toda la intención de remar en la misma dirección, y eso tras todo lo vivido, era buena señal.

Freya dio respuesta a la curiosidad del enano, dedicándome una mirada llena de complicidad al respecto de las cosas que no se olvidaban. Era algo de lo que ambos sabíamos bastante, en efecto. Balakar explicó su razonamiento, la necesidad que veía de que todo miembro del grupo contase con un arma auxiliar en que apoyarse si las circunstancias del combate variaban.

No está mal pensado, Balakar. Aunque no creo que Freya vaya a poder cargar y disparar una honda mientras sostiene su enorme hacha con una mano. Y puestos a tener que usar ambas, un arco es un arma bastante más efectiva en mi humilde opinión. -Comenté encogiéndome de hombros, buscando con la mirada un lugar donde tomar asiento- Bien es cierto que las flechas son más caras que las piedras,
claro. ¿Y qué es eso de una crónica? ¿Qué pretendes contarles a esos monjes, exactamente? Recuerda que tenemos gente tras nuestros pasos...
-Advertí a Avlin, tratando de no mostrarme especialmente duro. Me quedé mudo al ver que Balakar indicaba que Zafira y Freya fueran las encargadas de desvestir a los bandidos para aprovechar sus armaduras, y divertido fruncí el ceño con una socarrona sonrisa buscando la reacción de Freya con expectación. Estaba convencido de que ese "encargaos las mujeres" no quedaría sin una réplica a la altura, y si algo le sobraba a Freya era altura para darla- Sí, podemos repasar los planos si queréis, aunque dudo que eso haga variar las estimaciones que ya he compartido antes. -Volví a encogerme de hombros, sonriendo ante el deseo del enano de que compartiéramos lo que fuera relevante de nuestra conversación. Miré a Freya, sonriente, y le pregunté con diversión- No lo se, ¿lo hay?

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22/04/2017, 09:49
Avlin Tuercegris

- Descuida Aldar- sonrió despreocupado Avlin- los monjes sólo tienen interés en el camino, los descubrimientos, los lugares... No les importa demasiado quién vaya o deje de ir. Eso no será un problema.

El hombrecillo se acercó a las escaleras entre saltitos.

- Entiendo entonces que aceptamos el encargo de Bloermund. No es por ser pesado pero tengo hambre y el viejo es seguro que también necesita reponer fuerzas. Estaría bien que tuviéramos una comida relajada y tranquila para variar y que tengamos una decisión tomada que dar a Bloermund antes de que baje. El hombre ya ha tenido bastante, creo que agradecerá algo de normalidad y franqueza.

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23/04/2017, 13:56
Freya

Balakar en seguida nos puso en situación, explicándome también lo referido a las armas a distancia. Ciertamente me convenía portar algo más que mi hacha, a pesar de ser más diestra con esta, y es que no sabíamos el tipo de situaciones con las que podríamos encontrarnos; y de aquel modo resultaría completamente inútil en cualquier cosa que no fuera el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

- Me parece bien. – respondí al enano en cuanto a lo de contar con un arma secundaria a distancia. – ¿Tan justos vamos? ¿Aun con las gemas de Bloermund? Creo que lo del arco merece la pena, más que la honda, pero si no hay oro suficiente, que así sea. – me encogí de hombros, pues habían sido ellos quienes habían echado cuentas, y no sabía exactamente de qué dinero disponíamos.

Aldar se mostró también a favor del arco, centrando después su atención en Avlin, quien explicó el tema de nuestras andanzas; al parecer nada que atentara contra nuestro ánimo de ser discretos.

Terminé tomando asiento en un escalón, cuando Balakar comenzó a dar instrucciones. De forma casual, o no, la labor encomendada a la elfa y a mí implicaba quitar las armaduras a los presos y lavar una de estas con hierbas aromáticas.

¿En serio?

Enarqué profusamente un ceja, mirando al enano con los ojos entrecerrados.

- Nos dejas comer antes, qué generoso. ¿Y cuándo quieres que hagamos lo de la armadura? ¿Antes o después de que freguemos los vasos y platos y barramos vuestras migas? – dije con claro sarcasmo. – Porque, ¿Qué es exactamente lo que vais a hacer los hombres mientras? No me ha quedado claro… ¡Oh, sí! Nada. – mis ojos se entrecerraron aún más.

Cuando el enano nos preguntó por nuestra conversación, Aldar me miró con una sonrisa, dejándome la responsabilidad de responder a mí. Se lo estaba pasando pipa.

- La charla bien, gracias. – respondí escueta, mirando después a Aldar y dedicándole una sonrisa antes de continuar explicándome. – Ha empezado bastante mal, pero el explorador ha sabido encontrar el camino, como siempre. – bromeé, poniéndome seria después. – Nada que deba preocuparos, podéis estar tranquilos. – aclaré.

Avlin preguntó entonces si definitivamente aceptábamos el encargo de Bloermund, abogando por una comida relajada en la que pudiéramos comunicar al hombre nuestras intenciones.

- Creo que está claro que todos estamos de acuerdo en emprender esa misión en cuanto hagamos las compras. Y por supuesto estoy de acuerdo en eso de tener una comida tranquila, sobre todo en la parte de la comida, me rugen las tripas. – dije poniéndome en pie, en busca de algo que echarme a la boca.

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23/04/2017, 14:28
Balakar

- Tomad asiento, pues.- Dije, animando a los recien llegados a unirse.- Estamos tirando de raciones de viaje, asi que...- Encogí los hombros, resignado. Estaba claro que mi idea de reparto de trabajo no era del agrado de Freya, asi que decidí dejarlo estar. No era algo que corriese mucha prisa.- Hay galleta seca, encurtidos, algunos frutos secos...

Por otro lado, la confidencial reunión mantenida por la pareja parecía haber ido bien, fuese lo que fuese lo que hubiesent tratado. "Si debemos saber algo, supongo que lo sabremos... Si no... Pues nada..." Volví a encogerme de hombros.- Si os parece bien, sugiero que dejemos una pieza de oro, como pago del vino de Bloermund.- Comenté, antes de agarrar una jarra para servir la bebida a la mesa. Desde la distancia que separaba el barril de vino de la mesa, comenté.

- Sea un arco, pues. Hemos pergreñado una relación de compras pendientes, teniendo en cuenta las trescientas piezas de oro que tenemos.- Con una jarra llena hasta rebosar, volví a la mesa.- No he contado con el pago de Bloermund... Hasta que no aceptemos el contrato...- Chasqueé la lengua, molesto y dejé el recipiente en medio de mis compañeros.- El trato. Queria decir que aceptemos el trato propuesto por Bloermund sobre Argentea, su hermano y los bandidos. Obviamente, dispondremos de más fondos, pero por ahora, queria trabajar con lo que podia tocar.

Tomé asiento y partí una galleta seca, mientras meditaba y escuchaba las opiniones de los demás.

"Esta es la peor parte del asunto... La espera."

Notas de juego

Pues nada. La lista de la compra, deberia incluir un arco, preferiblemente largo, y 20 flechas para Freya. Un par de cálamos, una veintena de hojas de pergamino y un estuche para guardar los manuscritos para Avlin, ademas de otros diez virotes para su ballesta ligera. Un par de viales de agua bendita que ya veremos como distribuimos. Y, según lo que nos cueste, pociones de curación y pergaminos de hechizo.

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23/04/2017, 16:21
Aldar

Avlin me dejó más tranquilo al exponer que lo único de interés para los monjes era la ruta y los lugares. La geografía se me daba bien, incluso podía ayudar al gnomo con ello llegado el caso, de modo que asentí conforme.

También quiso saber si había unanimidad acerca de aceptar el encargo de Bloermund. Cogí una galleta y la husmeé un instante antes de aportar mi punto de vista sobre ello, deseando hincarle el diente.

Yo, desde luego, estoy conforme con ello. Nos pilla de camino, de lo que encontremos allí dependerán nuestras opciones de lograr algo en esas ruinas, y siendo sinceros la paga del viejo es generosa. Supongo que podemos pedir un adelanto de la misma si hace falta equiparnos mejor, no se. -Indiqué antes de llevarme la galleta a la boca, masticando mientras Freya arrojaba la ya esperada réplica al enano. Lo cierto es que fue bastante mejor de lo esperado, dadas las circunstancias, más sarcástica que brutal. También Balakar fue bastante comedido, optando por callar y encogerse de hombros, posiblemente temiendo soliviantar aún más a la pelirroja con explicaciones o excusas- Venga, venga, no es para tanto, seguro que nuestro buen Balakar no lo ha propuesto con esa intención... -Traté de mediar, de evidente buen humor- Ya me encargaré yo de quitarles esas prendas y de limpiarlas, con quien quiera echarme una mano. Los demás podéis recoger,
pero eso después de comer, ¿no?
-Propuse con buen talante, divertido también ante la respuesta que Freya le había dado al enano acerca de nuestra conversación privada. Encontrar el camino, ¿eh? Curiosa forma de decirlo, sin duda- Una pieza de oro por el vino me parece bien, también. -Añadí acercándome a servirme un vaso del licor, llenando dos en realidad- En general, todo lo propuesto. Como mucho, puedo sugerir la opción de ahorrarnos ese arco si vemos que hay otras cosas necesarias en que invertir su coste. -Me acerqué a Freya y le tendí uno de los dos vasos- Aún conservo mi viejo arco, aunque no lo uso porque el que obtuve en los almacenes de Heinrich es mejor. Lo guardaba por si surgía un imprevisto, pero también puede llevarlo Freya y darle uso mientras tanto.

Volví a acercarme a la mesa, dando un trago al vino, y cogí un puñado de frutos secos en una mano, llevándome unos pocos a la boca. Me senté y cogí el portaplanos para sacar el mapa y extenderlo sobre la mesa, apartando vasos y platos, para mostrar a los demás la ruta y exponer mis estimaciones es de tiempo, para que todos tuvieran claro de qué hablábamos. Me daba la impresión de que no nos costaría alcanzar un acuerdo, por una vez, y eso era buena señal para nuestro futuro.

Notas de juego

El tema de la ruta no lo pongo por no alargarme, que ya lo comenté en el off.

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24/04/2017, 19:37
Avlin Tuercegris

- Bien- sonrió Avlin satisfecho- iré a avisar a Bloermunt para que se reúna y coma con nosotros. Le vendrá bien recuperar fuerzas.

El hombrecillo se fue encantado escaleras arriba con esa especie de saltitos que parecía dar cuando caminaba, mientras algo tintineaba en sus bolsillos. 

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27/04/2017, 22:50
Corum

Bloermund descendió con paso lento por las escaleras, apoyado en una de sus muletas y con una de sus nudosas manos deslizándose por el polvoriento pasamanos, tomándose su tiempo, como si no quisiese aquel descenso de escasos pies lo llevase de vuelta al mundo repleto de sombras del cual acababa de ser liberado. Le precedía Avlin, sonriente y animado, bajando los escalones de dos en dos, algo que no hacía más que acentuar las diferencias existentes entre ambos, no sólo ya por su estatura o juventud, mas sino por el entusiasmo y ganas de vivir que reflejaba en su rostro.

A regañadientes, cediendo únicamente por la insistencia del gnomo, acabó uniéndose a los compañeros durante aquel sobrio almuerzo, al que contribuyó con un excelente queso de cabra y vaca tan curado que era sólido como una roca. Lo hizo, no obstante, de una manera silenciosa y meditabunda, picoteando aquí y allá, manteniéndose alejado del vino en todo momento por ver en él el arma utilizada por su sobrina para reducirlo a un estado al que no habían conseguido llevarlo ni los más cruentos combates contra orcos y demás alimañas durante sus días como aventurero.

Las palabras que los compañeros consiguieron arrancarle de sus agrietados labios no pasaron más que de meras contestaciones con monosílabos, pues su atención, aunque no se atreviera a mirar, se hallaba a escasos pies de él, en el lugar en que yacían los tres cuerpos inconscientes de su sobrina y sus dos compinches.

La esperable visita de una patrulla de soldados – hasta la que habían llegado los rumores extendidos por los curiosos que habían sido testigos de la intervención de Aldar y de las palabras de Zafira – pareció sacar de su ensimismamiento al tendero, al hacer que éste se levantase y caminase con toda la resolución que su andar inseguro era capaz de otorgarle hasta la puerta, donde recibió y tranquilizó a la milicia haciéndoles creer que aquel grupo que comía alegremente tras él había puesto en fuga a unos ladrones que pretendían hacerse con lo poco que le quedaba, algo que no era del todo mentira. El desinterés y el cercano cambio de guardia hicieron el resto, pesando tanto o más que las palabras del tendero, lo que animó al sargento a dar la orden a sus hombres de que volviesen por donde habían venido.

Solventado el único inconveniente que podía darse a corto plazo, todos reanudaron el masticar hasta que en la mesa no quedaron más que migas y alguna que otra corteza del queso. Tras ello, y por hacer algo de provecho mientras Corum llegaba, Avlin y Balakar dejaron la tienda para dirigirse hasta la Gran Ermita de Fharlanghn para recoger los pergaminos encargados por Asdra. Además, aconsejados por Bloermund, los dos compañeros hicieron varios altos durante su regreso para comprar en distintos establecimientos parte del equipo que consideraban necesario en vistas a la nueva aventura que tenían por delante.

Corum apareció al poco tiempo de que el gnomo y el enano apareciesen en la sala principal de la tienda cargados con numerosos paquetes. El gigantón entró como una exhalación, apartando las puertas como si éstas hubiesen sido de tela, lo que habría hecho ponerse en guardia a cualquiera de no ser porque Tzotz lo precedió por pocos minutos y porque vieron lo vieron saltar literalmente de su caballo antes de irrumpir en la tienda.

¡¿QUÉ HA PASADO?! - Su voz, autoritaria y profunda, retumbó en la estancia como el rugido de un trueno. ¡¿QUÉ HA PASADO?! - Repitió a la vez que su ojos negros, casi ocultos por las espesas y canosas cejas de su ceño fruncido, examinaban la habitación. Todos repararon de inmediato en su mano derecha, la cual aferraba cual tenaza el mango de Lohärkarme, su imponente hacha.

¡Viejo estúpido! ¡Maldito el día en que te dejé solo! - Añadió cuando reparó en que su amigo estaba a salvo.

Notas de juego

Cuando concretéis el equipo y los pergaminos los reviso para descontar el dinero que sea necesario.

 

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28/04/2017, 10:11
Aldar

Aquel murciélago que acompañaba y servía a la druida regresó a su lado justo cuando Balakar y Avlin regresaban con las compras. No tardó demasiado en oírse los cascos de un caballo pesado, y ese fue el único motivo por el que no situé una flecha en la tensa cuerda de mi arco apuntando a la puerta, en previsión de lo que pudiera pasar. pude asumir la llegada de Corum, que penetró en la tienda como quien se adentra en el refugio de un enemigo, dispuesto a abatir todo lo que se le ponga por delante.

¡¡Calma, Corum!! ¡¡Calma!! -Le exhorté con las manos en alto, mostrándole las palmas, aún en la distancia que confería la extensión de la tienda entre donde se encontraba él al entrar y nuestra posición en la trastienda- Por aquí, Bloermund está bien. Dentro de lo que cabe, al menos.

Mientras se acercaba, el leñador comenzó a lanzar maldiciones contra su amigo, a pesar de que en sus manos sostenía aquel magnífico y aterrador hacha que habíamos visto en su cabaña, lo que me hizo sonreír. El bárbaro había acudido en auxilio de su amigo dispuesto a todo, lo que era absolutamente entrañable, digno de elogio.

El problema no ha sido estar sólo, Corum, sino mal acompañado. -Repliqué con desgana, acompañándole a la parte trasera de la tienda, donde descansábamos. Le señalé a los prisioneros, inconscientes y atados en el hueco bajo las escaleras- Te haré un breve resumen, si te parece bien. La cría esa es su sobrina, Elmyra, no se si la conocías. Su padre, el hermano de Bloermund, al que creía muerto, resulta que no lo está. En su lugar, es el líder de la banda de asaltantes de caminos que se aposta en Argéntea, de los que me habló Durian. Parece que la envió con Bloermund para utilizarle como fuente de suministros. La pequeña bruja le ha estado envenenando el vino, y tu amigo sufría delirios. Había llegado a creer que todo el material que le desaparecía le era arrebatado por fantasmas de sus víctimas de antaño, cuando era la cría y esos dos membrillos quienes se lo llevaban. -Le expliqué a grandes rasgos, poniendo una mano sobre el hombro del gigantón- La guardia no sabe nada. Hubo algo de revuelo cuando les hemos reducido, pero Bloermund ha logrado convencer a los guardias de que simplemente hemos ahuyentado a unos ladrones. Tu viejo amigo quiere encargarse personalmente de administrar justicia, pero dadas sus mermadas fuerzas, desea que le prestes tu firme brazo. Además... -Me acerqué más, susurrándole una confidencia- ...no está bien, ha sido demasiado tiempo expuesto a ese mejunje. Precisará que alguien cuide de él hasta que se recupere, ¿entiendes? -Le confié, apretando su hombro antes de soltarlo, con complicidad.

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28/04/2017, 15:42
Avlin Tuercegris

Avlin y Balakar volvían cargados de paquetes hasta las cejas. El gnomo trataba de mantener las cosas en su sitio, evitando de vez en cuando con un gesto rápido y ágil que algunos de sus recién adquiridos suministros acabara en el suelo. Todo esto mientras mantenía también un precario equilibrio, chocando con el enano que maldecía en su milenaria lengua ancestral cada vez que notaba como el hombrecillo se le venía encima sin remedio.

Así cruzaron la puerta de Suministros del Pateacaminos, entre maldiciones y tropiezos. Apareció entonces el murciélago de Zafira y todo el cuidado que habían mantenido hasta entonces se fue al traste. Avlin empezó a manotear sin recordar todo lo que llevaba encima lo que acabó con todos los paquetes esparcidos por el suelo. Al tratar de recuperarlos perdió el equilibrio y cayó de espaldas contra Balakar que luchaba por mantener sus propias cosas agarradas.

Así acabaron los dos revueltos por el suelo, el enano aferrado a los paquetes como si le fuera la vida en ello y el gnomo hecho un higo tratando de defenderse del murciélago que se había quedado tan pasmado como los demás en una esquina del tejado de Bloermunt.

Avlin nunca lo supo con seguridad pero habría jurado que había visto al viejo esbozar una sonrisa.

Entró entonces Corum hecho un basilisco como si fuera a tirar todo el edificio a cabezazos y Aldar reaccionó con presteza para calmar los ánimos.

Notas de juego

He añadido un pelín de color a la escena :-p