Partida Rol por web

¡Hija! Llegas justo a tiempo. Tenemos visita.

Un simple vistazo te basta para barrer la estancia. La mesa está puesta con la porcelana más blanca y los cubiertos son de la plata fina que mamá sólo se saca en las grandes ocasiones. En el centro de la mesa un pequeño cochinillo, todabía humeante, brilla grasiento a causa de la miel desprendiendo un aroma embriagador. De fondo se oyen voces, no más que un ligero murmullo entre el que pronto reconoces a tu padre. Por un momento te quedas absorta.

Pero... vamos, pasa. No te vas a quedar ahí toda la noche.

Al encarar la puerta del salón descubres a tu padre acompañado por dos hombres. Uno tiene el pelo cano y corto, por el que sus orejas, aunque puntiagudas, sólo consiguen salir tímidamente. Es pequeño, algo regordete y viste una capa blanca. El otro, mas jóven, viste de color grisáceo y, aunque es mas delgado no supera en estatura a su compañero.

¿Eh? A mi nadie me dijo nada de ninguna visita.

Entro simulando la más absoluta tranquilidad y mirando de reojo a los dos hombres. ¿Quiénes son? ¿Por qué estan aqui? ¿Habrá pasado algo malo?... No, si hubiera pasado algo no estarian todos tan tranquilos.

Pienso todo esto en los pocos segundos que tardo en ir desde la puerta hasta mi madre.

¿Quiénes son? Le susurro intentando no mirar para ellos

Miestras espero una respuesta echo un vistazo a la mesa tan perfectamente colocada. Pues vaya, si que deben ser importantes...