Partida Rol por web

Para recoger información de los habitantes de Turog debes usar la Habilidad Averiguar Intenciones.

Obtener información por este medio requiere 1 minuto como mínimo, aunque bien podrías pasarte toda una noche tratando de hacerte una idea de la gente que hubiera a tu alrededor.

Realiza una tirada de Averiguar Intenciones que representará la búsqueda general a lo largo del día por las zonas más concurridas de Turog. A continuación te expondré los datos que has podido recopilar en base a esa tirada.(Eso incluye los verdaderos y los falsos )

Master!!jaja. Unas preguntitas para saber que hago a continuación.  ¿Qué conozco del Liceo?. Si no conozco nada me gustaría dar una vuelta por los alrededores pàra ver que puede esperarnos y posteriormente querría saber si podría en nombre de Solamnia poner un cartel para pedir voluntarios que me ayuden en la investigación y de esa forma reunir al grupo, por alguna pequeña recompensa.

En notas estoy haciendo un diario que podría servir de informe a la orden. No sé si te parece necesario.

Conoces todo lo que figura en la descripción de la misión en la portada principal. Eso incluye los rumores que ya mencioné y que el Liceo se encuentra a unas veinte millas de Turog.

Todo lo que puedas o no puedas descubrir se queda al margen. De todas formas se trata de un lugar muy misterioso para que la gente mundana conozca algún detalle de interés.

Lo del diario de campaña me parece una idea genial. Si quieres llevarlo te animo a que lo sigas. Recuerda que una vez dentro el liceo seguramente dejes la pluma para empuñar la espada. En todo caso puedes recopilar los datos más importantes al salir, por ejemplo.

Sobre lo del cartel, si es lo que quieres puedes hacerlo perfectamente aunque como DM tengo otros planes en mente (imagina un rostro sonriendo con una linterna en el mentón) ^^ xd

Por fortuna o por desgracia (todo se verá), tu comentario ha llamado la atención de un grupo de hombres situados en la mesa contigua. Son una cuadrilla de guerreros de tez oscura como la de los marinos del Mar Sangriento y van equipados con cotas de escamas.

Todos ríen ebrios con risas orgullosas y altivas  en motivo de lo que parece alguna celebración. El más cercano de ellos se acerca a ti y te tiende una jarra de madera mientras sonríe maliciosamente mostrando una hilera de dientes de color terroso.

-¡Oye preciosa! ¿Por qué no nos acompañas hasta que alguien descubra que ocupas esta mesa?-

Al oírlo uno de sus compañeros alza su jarra y proclama: -¡En el andar y en el beber se conoce a la mujer!- Con lo que desata una avalancha de vítores y carcajadas de sus dos compañeros.

Laurana llegó a bien temprana mañana a la villa de Turog, un poco hastiada por no haber logrado finalizar el viaje la noche anterior y haberse quedado tan cerca del reconfortante descanso que sólo un cómo lecho podía ofrecer, y que buena falta le hacía. Llevaba ya muchas jornadas de viaje encima, demasiadas según su gusto, y eso empezaba a hacerse patente en su ya de por sí pálida tez.

Pero ahora que finalmente había llegado a su destino tampoco se podía permitir descansar, no todavía. Dos quehaceres le habían traído hasta el pueblo: el primero, recaudar toda la información que pudiese sobre el Liceo y los sucesos que se habían dado últimamente; el segundo, encontrar alguien que pudiera acompañarla y escoltarla en su ya inevitable incursión en el templo maldito. Estaba segura que, como ella, más habrían acudido a la llamada, así que no debería resultarle difícil engatusar a alguien con la promesa de un buen saco de monedas.

Lo prioritario era hacerse con información cuanto antes. Empezando por los habitantes, con preguntas bien formuladas se les podría sonsacar casi todo, y luego hacia la taberna, a ver cuanto podría averiguar escuchando conversaciones ajenas.

El caballero agradece la colaboración y la bebida que la tabernera le ha dispensado y con una sonrisa y una cortés inclinación de cabeza agradece su disposición. Muchas gracias. Levantando la jarra da el primer sorbo y saborea la deliciosa bebida.

Una mirada a los alrededores le hace ser consciente de la situación y personas en la enorme sala. Espera no descubrir a nadie que le haya parecido atractiva su conversación anterior y por ello observa todo el salón para cerciorarse de ello. Una vez que se ha asegurado, termina de disfrutar de su bebida mientras piensa en los siguientes pasos a dar. En ese momento recuerda que rumores hablaban de ciertas peticiones de ayuda. Es por esto que el caballero se acerca al tablón de anuncios a ver si encuentra algo de interés o que le permita conocer nombres o informaciones que le ayuden en su empresa.

Cogiendo la jarra de sidra con su mano diestra, se levanta de forma casual y se acerca al tablón. Durante unos momentos se entretiene frente al mismo, mientras saborea el contenido de su recipiente. Con porte autoritario estudia los papeles ahí colgados. Finalmente, de la misma forma que se acercó, se aleja y vuelve a sentarse en su mesa, a terminar de disfrutar del elixir, cómo cualquiera de los presentes.

No descubres más información sobre el Liceo aparte de que está situado a unas 20 millas en dirección sud sud-oeste. Todos los habitantes a los que preguntas de explican más o menos lo mismo que conoces por los rumores. Hace tiempo los ejércitos del señor del dragón estaban cerca de aquí. Los draconianos acosaban a sus habitantes y se producían brutales secuestros. Durante la última semana se cometieron seis secuestros más, pero fueron silenciosos y en medio de la oscuridad, nadie oyó nada. Después, el cielo se cubrió de nubes que emergían del Liceo y cuando todo terminó los draconianos se marcharon del lugar rápidamente.

También has averiguado que un hombre consiguió escaparse y volvió a Turog balbuceando incoherencias acerca del Liceo. Enloqueció y eso le llevó a la muerte. No pudieron sacar nada claro de él. Algunos habitantes piensan que por fin se han terminado los sustos pero al hablar con los hombres que  formaron las patrullas de los toques de queda y los grupos de resistencia locales algunos parecen discrepar, pues piensan que esta es la calma que precede a la tormenta y sin duda hay un motivo razonable para que se enviaran mensajes en todas direcciones (El regreso del superviviente y la desaparición de los draconianos) para pedir que acudieran héroes a explorar ese templo maldito.     

A pocos hombres has escuchado susurrar algún comentario acerca de ti (salvo los que se preguntaban que asuntos pueden juntarte con un minotauro), pues la mayoría de las observaciones hacían referencia a tu bobino compañero y al tamaño de su enorme espada bastarda.

Una pareja de guerreros, los cuales aventuras que son bastante veteranos, se han limitado a observar críticamente a tu compañero y a intercambiar aspectos teóricos de su potencial capacidad marcial en combate.

 Los demás que no han quedado mundos de asombro han comentado lo extraño que es encontrar al animal por aquí y resaltaron el tamaño de su cornamenta, de su espada, o de su cuerpo en general.

Sobre el caballero no has podido oír ningún comentario  pero si has podido observarle como, mientras bebía tranquilamente de su jarra, se ha levantado acercándose a un tablón a la derecha del amo de la posada, que se encuentra tras un largo mostrador deslizando bebidas y hablando con los clientes de una forma desenfadada, claramente alegre de ver su local a rebosar después de una época de vacas flacas.

Leila se sobresalta cuando un grupo de hombres de al lado de su mesa  se dirigen a ella. Los mira de reojo con una sonrisa maliciosa- ¿Por qué no?- dice a la vez que agarra la gran jarra de cerveza, la alza por encima de su cabeza en señal de brindis y le pega un gran sorbo- ahhh… esto es gloria…!!-dice a la vez que pega un gran suspiro de placer y se ríe juntos a sus nuevos conocidos.

No los conocia de nada y tenia que ir con ojo... pero tampoco podria mostrarles cierta desconfianza hacia ellos ya que no se lo tomarias demasiado bien, simplemente tendria q ir con precaución.

Continuo en mi pequeño juego haciendo rodar la moneda mirando al vacio,

estos humanos hacen demasiado ruido para escuchar algo de manera clara

"malditos sean"

me empiezo a irritar dado que depues de estar unos dias deambulando no necesito que una panda de humanos se me quede mirando como idiotas

"parece ser que no hay si quiera un poco de valor en este antro para preguntarme si quiero algo"

Acto seguido y viendo que no vendra nadie me dirijo hacia el dueño el dueño de la posada.

Espero a que se de cuenta de mi presencia cosa que no es dificil dado que me ha visto venir i le digo con calma sin gesticular de manera agresiva:

-Puede que no lo aparente posadero , pero poseo bastante paciencia pero teniendo en cuenta que llevo bastantes dias sin descansar y que cuando llego nadie viene a pedirme nada se me puede llegar a acabar-.

Le hecho las monedas encima de la barra.

-espero que usted pueda saciarme de manera rapida-.

El guerrero comienza a pensar en sus siguientes pasos. En el informe a escribir en la noche de hoy, en la forma de acceder al Liceo, la forma de conseguir algo más de información.... en sus pensamientos se encuentra tan inmersos que ha conseguido evadirse de la realidad hasta que unos gritos furibundos le sacan de su ensimismamiento.

Dirige la cabeza y la mirada mientras bebe un trago hacia la dirección de donde se supone vienen aquellas voces. Mirando a la barra, puede observar un minotauro bastante alterado y parece indignado con el posadero.

El caballero apoya su jarra en la mesa y escucha atento por si es necesaria una intervención por su parte. Si el minotauro va a dar problemas al tabernero no tendrá más remedio que actuar, aunque no quiere actuar sin motivo y si la cosa se apacigua no habrá necesidad de ello. Todo el mundo pierde la paciencia cuando desea algo. A su mente vienen momentos de pérdida de nervios, como aquella vez en Kalaman, en cuya reunión su intervención fue ignorada por sus superiores, aun a sabiendas de que era la  opción más viable. Sin embargo tras pedir las disculpas oportunas acató las órdenes como si suyas hubiesen sido. El Código y la Medida así lo requerían.

Tu atención en el engreído e impaciente minotauro queda en un segundo plano cuando tu sentido del bien se percata de que delante de ti, al fondo de la sala, hay una muchacha siendo acosada por unos malhechores de poca monta.

Los rufianes consiguen que sus cuatro voces y risas jocosas sobresalten por encima del rumor general de la taberna. Estos indeseables han empezado embriagando a la pobre chica con sugerentes y gratuitas invitaciones y ahora ya se han mudado a su mesa, sin duda con las más irrespetables y mezquinas intenciones. Seguramente sean marinos de las costas de Kalaman, o guerreros ocasionales, tal vez solo sean asaltadores de caminos o mercenarios, pues van equipados con cotas de mallas y sus espadas no deben de estar muy lejos.

La indefensa muchacha no puede zafarse de los rudos abrazos y persuasiones del cabecilla y por otro lado, todos parecen demasiado ebrios como para poder defenderse con dignidad, valor que nunca tuvieron.

Después de intercanviar algunas dudosas historias y preguntas se trasladan a tu mesa y de las risas y el baile, con jarras cada vez más vacías, pasan al roce y a esas miradas que traspasan hasta la capa más gruesa de ropa.  Al poco ves todas las miradas puestas en ti y, el que parece el cabecilla del grupo, se te acerca repasando cada centímetro de tu piel. Cuando llega, con un aliento que podría tumbar a un caballo te dice:
 
- Mis chicos ya se han divertido mucho con tu compañía. Pero ahora ¿Por qué no vamos arriba a divertirnos un poco más?-
 
Esto último lo dice muy cerca de ti. Alarga un brazo y te acerca por la cintura hacia él y, sin dilación, desliza su rugosa mano donde la espalda pierde su casto nombre.

Leila se sobresalta, con la cara medio desencajada, hecha una rápida mirada a su alrededor, pero el local está muy animado y nadie se percata de lo que sucede.

Rápidamente se levanta de su asiento, con un movimiento agil aparta sutilmente la manaza de ese hombre- venga chicos! Queréis iros ya!?- hace una pequeña pausa a la vez que coge la jarra vacía que tiene en frente- ¡yo necesito un trago más!- dicho eso se aparta un poco de la mesa lentamente, intentando representar que esta animada sin parecer descortes, ya que sino esos hombretones se lo podrian tomar como una negativa.

En el fondo no estaba muy agusto ya que no sabia como podrian reaccionar.

El amo de la Cerveza Roja deja su historia a medias mientras te escruta directamente con un rostro porcino de desconfianza. Sus oyentes paran de reír y fingen ignorar la presencia de ambos  concentrandose en sus bebidas o en conversar sobre el mal tiempo que últimamente azota sus doloridos huesos.

El grueso posadero  empieza, mecánicamente, a lavar una jarra de madera con un paño y hace petar la lengua.  [-*Tsk-]

-No queremos sirvientes de Sargonnas por aquí, criatura. Lo mejor será que te vayas ahora mismo y no des problemas... Si tienes sed, vete al establo, allí hay un pozo de donde damos de beber a los caballos-

Entre el desenfadado grupo alguien se le escapa una risita ante la idea de que tengas que acercarte al bebedero como cualquier otro bovino. El posadero parece reconfortado por su ocurrencia. Guarda la jarra “limpia” y se cuelga con energía el paño en el hombro para poner sus manos en la cintura. Con su aspecto no le es difícil sonar grosero.

-Y si eres el doble de sensato de lo que imagino, no se te ocurrirá volver a pisar mi casa ni ninguna otra posada de por aquí – Vuelve a petar la lengua con un gesto de indignación - ¿Me he expresado suficientemente claro? ¡Fuera!-

Instintivamente su mano se cierne en torno a una porra de roble de las que todo buen tabernero tiene bajo su mostrador y no duda en enarbolar con sorprendente esgrima en las testas de aquellos que se niegan a cumplir las normas. Claro que para aquellos que se niegan a cumplir las normas la porra suele ser solo una mera sugerencia al hecho de que tal vez deberían irse.

El caballero frunce el ceño y deja la jarra sobre su mesa. Con cara de enfado se dirige hacia la mesa donde se encuentra la muchacha y tapando la luz que iluminaba sobre la mesa y con cara de pocos amigos dice dirigiéndose al que parecía el cabecilla de aquel apestoso grupo: Será mejor que ceséis en vuestras intenciones y dejéis tranquila a la dama. No toleraré tal comportamiento en mi presencia. Mientras se acerca hacia el rufián y le fuerza a levantarse de la mesa para expulsarlo de la taberna. Iros de aquí antes de que tengáis más problemas.

Imagina que no se lo van a poner fácil aquellos rufianes, por lo que se espera cualquier tipo de reacción por parte de aquellos indeseables, sobre todo una reacción agresiva. Por lo que se mantiene en guardia por si fuese necesaria una acción mas violenta.

Inquieto por la forma de zarandear las manos del posadero intento escuchar que le esta diciendo a Kuroth. Eso si, me preparo para ponerme en pie y con una mano en uno de mis estoques.