Partida Rol por web

El escorpión corta de un tajo la pierna del zombie rematándolo en la cabeza mientras cae. A través de la máscara, con un esfuerzo debido al largo combate, suena una voz femenina dándoos las gracias. 

-Domo Arigato.-

Los zombis lentamente y sin inmutarse por los terribles golpes, se mueven hacia sus nuevas presas. Sin embargo os dais cuenta que hay uno, el más alejado, al que considerábais un zombi, pero no lleva máscara, se mueve más rápido y en vez de ojos dos llamas de un fulgor rojizo se centran en la escorpión a la que tratáis de ayudar. 

El Zombi al que Ide Shido Miko a clavado su lanza y golpeado su caballo, se revuelve para intentar morderlo pero la propia lanza le impide llegar hasta él, mientras que el zombi golpeado por la flecha de Tsuruchi en la garganta decide que el caballo debe ser igualmente comestible y le muerde una pata.

La otra Unicornio se desliza en medio del combate cortando con su cimitarra a la vez que el Ronin hunde su Ono en las costillas del no-muerto haciendo crujir todos sus huesos. Pero la coz no es tan eficaz y el zombi procede al ataque aunque no consigue agarrar a su objetivo.

Otro relámpago de luz verde ilumina a los objetivos del conjuro de Hiruma Mausuko que, a pesar de las heridas sufridas, siguen en pie y atacan a la escorpión. El zombi que es distinto del resto golpea a la bushi en un hombro, sin apenas hacerla perder el equilibrio.

Continuo avanzando y recitando... - Vamos, aguanta y continua. Recuerda tu entrenamiento en la muralla. -

Un tercer relámpago de luz verde ilumina a los zombies que quedan en pie a pesar de las heridas sufridas. No se si con esto conseguiré tirarlos, pero por lo menos se lo dejaré más fácil a mis compañeros.

Ahora que se había descubierto al maho tsukai, o en el peor de los casos, otra amenaza peor. Zhuo espoleó a su montura para degollar de otro golpe a la nueva amenaza.
 

Los zombies se vieron sorprendidos por nuestra presencia, nuestro ataque. La balanza se equilibraba para el bushi Escorpión. De tener una muerte segura a ver con esperanza como iban volviendo al suelo aquellos muertos vivientes.

El Maho tsukai se encontraba cerca del Escorpión.

-"Suerte para él de no estar yo allí." pensé.

Los zombies que tenía a mi lado se resistían a volver a morir. Uno incluso consiguió dañar a mi montura. Gran error por su parte. Con un relincho de furia volvió a cocear en su ya siniestro destrozado cuerpo manchado. Dejé la lanza clavada en su cuerpo, un cuerpo que permanecía tumbado en el suelo pero no inmóvil. Se seguía moviendo como un rabo de lagartija recién cortado.

Con mi cimitarra en mi otra mano decidí atacar al zombie que estaba en pie. Otra amenaza para nosotros que debía acabar cuanto antes. Su cabeza era mi objetivo. Su máscara la veía en mi mente como salía despedida hacia el cielo donde un silbido avisaba de su fin cercano.

Tras dar en otro blanco, estaba buscando a mi siguiente objetivo cuando veo a un enemigo con un aspecto diferente al de los demás. En sus ojos podía verse el jigoku. Ese debe ser la mayor amenaza.

Elegido el nuevo enemigo a batir, preparo mi arco y disparo otra flecha 

El combate contra aquellos zombies continúa y la victoria parece mucho más cercana. Una serie de poderosos y coordinados golpes hacen que los no-muertos disminuyen en número y la samurai Escorpión agradece la ayuda que le estamos dando y con la cual, quizás sobreviva.

Avanzo a la posición donde estaba una de mis compañeros Unicornio y lanzo mi ono contra otro de los cadáveres andantes, esperando destrozar su cuerpo con mi pesado ataque.

Con una hábil técnica la Escorpión, aprovechando el conjuro de golpe de jade de la Hiruma, clava su wakizashi en el pecho del zombi obligándolo a permanecer en el círculo, mientras su carne se ve despedazada por los trozos de jade que surgen del suelo.

Ide Zhuo, al igual que Tsuruchi Genji, han identificado la principal amenaza y entre los dos, abaten al ser que también es golpeado por las esquirlas del golpe de jade de la shugenja.

Ide Sido Miko hace un ademán con la correa, una señal para su montura, la cual se encabrita y golpea la caja torácica del zombi que, ensartado en el suelo, rasgaba las patas del animal. Aprovechando el impulso, Miko parte en dos la cabeza del zombi haciendo saltar su máscara por el aire con la cimitarra.

Mientras, el ronin Oruno descargaba con furia su ono contra el último zombi que quedaba en pie, aplastando su cabeza, y partiendo varias costillas con el impulso. 

Por fin reina el silencio y el campo vuelve a ser tranquilo. La luna ilumina ya por completo el mundo y la noche cae sobre Rokugan. Solo los faroles de algunos campesinos que, alertados por el ruido de batalla han salido de sus casas para ver que ocurría, rompen la noche como luciérnagas grandes rondando las casas.
La aldea de Mizu Mura se encuentra muy cerca y pronto podréis descansar del viaje y del combate. Más una voz atrae vuestra atención.

-Domo Arigato Gozaimasu.- La Samurai Escorpión se inclina ante vosotros durante más de cuatro segundos, una reverencia digna de los campeones de clan. 
-Soy Soshi Kumako, Bushi del clan escorpión y os doy mi más sincero agradecimiento por salvarme.- La bushi vuelve a inclinarse ante vosotros.

Mientras os agradece vuestra ayuda, os percatáis de que posee la saya vacía de una katana en su obi. Sin embargo, algo no cuadra. La saya es de color azul cielo con la punta rematada en plata labrada, nada que ver con la saya de color negro lacado de su wakizashi.

Buscáis rápidamente por los alrededores pero no encontráis katana alguna. Todos parecéis haberos dado cuenta menos el Ronin.

-Dōitashimashite (De nada), Soshi-sama - Digo con una reverencia larga mostrando mi cortesía. - Lo realmente importante es que os encontréis bien. ¿Os han alcanzado los ataques de estas viles criaturas? ¿Requerís que convoque a los kamis para que sanen vuestras heridas? - Mi tono de preocupación es realmente notable. La mera posibilidad de que la samuraiko se haya manchado en la trifulca hace que mi corazón palpite a gran velocidad. Pues si esto llegara a suceder habría que empezar los protocolos necesarios para solicitar él te de Jade. Aun así se que sugerir que este manchada puede ser una gran ofensa por lo que evito decirlo explicitamente.
 

-No será necesario...- ves como titubea al no saber como llamarte. -...shugenja cangrejo sama. Ningún no muerto me ha tocado. He luchado más veces contra estas criaturas y tengo la suficiente experiencia.- La bushi escorpión recoge su lanza y agrega; -Sé quién es el culpable de estos ataques y he jurado destruirlo. Pero es mejor seguir hablando en el pueblo.-

El combate finaliza cuando mi ono parte la última de aquellas viles creaciones. No me preocupo demasiado de mirarlo, pero de inmediato y, conociendo como funciona aquel impío asunto, comienzo a lavar mi arma con agua para que ningún fluido contaminado permanezca en contacto con mis posesiones. 

La bushi Escorpión se presenta y nos agradece por la intervención, a lo que contesto con una leve inclinación. No me presento ante ella, como lo ha hecho, pues soy un ronin y no tendré la osadía de hablar antes que los samurai a pleno derecho que me acompañan. Solo me presentaré cuando todo el resto lo haya hecho.

La mujer indica que debemos continuar con la conversación en el pueblo, entre otros datos interesantes, por lo que termino de lavar mi arma y cualquier salpicadura sobre mi armadura, antes de seguirla hacia Mizu Mura, de donde parecen acudir una serie de aldeanos alertados por la batalla y sus consecuencias.

La duda de la escorpión hacen que me sonroje. - Disculpadme Soshi-sama, mis rudos modales no tienen excusa, mi nombre es Hiruma Mausuko. Y estaré encantada de acompañarte y escucharte. Pues es uno de mis deberes prestar toda la ayuda que me sea posible para erradicar estas criaturas. - Las palabras de Soshi son claras y firmes con respecto a su estado. Pero los prejuicios son grandes y el echo de que sea un escorpión me hace desconfiar de ella a pesar de todo. Durante todo el camino no le quito ojo de encima e intento analizar todo lo que nos comente, por si encuentro alguna incoherencia.