Partida Rol por web

- Muchas gracias. El forense realizó una leve inclinación de cabeza antes de dirigirse hacía la sala. ¿Que habría allí? Se sentía como un niño apunto de abrir sus regalos de navidad. Oh, las fotos...Tenía la certeza de que guardaban un celoso secreto entre sus tintas de impresión...

Y entonces, como si el mundo se coordinara, aquel policia también habló de material fotográfico. Sullivan se giró, sorprendido de su suerte, y se acercó con paso rápido a la secretaria y a aquel policia. Cielo Santo, alguien robando material para Polaroid. Y policias que ni siquiera reconocían aquella celebridad de aparato. No sabía que le sorprendía más, pero si tenía claro cual le agradaba.

- Disculpen mi intromisión. Soy Jules Sullivan, forense al cargo de los recientes asesinatos de Ashville. tendió la mano al policia, sin andarse con rodeos. Me temo que el robo del que habla este estrechamente relacionado con el caso que investiga mi grupo.  Se giró hacía la secretaria, con una sonrisa amable, aunque todo su cuerpo estaba cargado de autoridad. Su tiempo en Joshua's Tree era limitado, y la rapidez que les exigian había quedado clara. Aún así, había parte de interés personal en ello. Quería saber más de aquel imitador. ¿Por qué? ¿Como?  ¿Podríamos tener acceso a esas pruebas junto con las que ya nos habían preparado? Lamento las molestias, pero, como comprenderá, es de extrema importancia resolver el caso cuanto antes.

- Creo que nos está mintiendo, señorita. - dice caminando hacia el cajón que mira con tanto nerviosismo - Obstruir una investigación federal está penado con veinte años de carcel, - se apoya sobre el mostrador y señala el cajón - le vuelvo a pedir con amabilidad que nos muestre sus registros que están ahí, ¿verdad? - pregunta guiñándole un ojo - No tenga miedo, no vamos a acusarla de nada a usted, pero hay un asesino ahí fuera y usted le está ayudando al intentar engañarnos... - finaliza poniéndose serio.

John no puede evitar esbozar una leve sonrisa al escuchar a su compañero.

- Bien dicho, chico, aprendes rápido.

- Srta. Saltsman, no estamos aquí para revisar su negocio, pero necesitamos que nos ayude. Es más fácil colaborar ahora, que no después si nos vemos obligados a venir con una orden de registro. Sería mucho más engorroso para todos, ¿verdad?

El agente, al ver acercarse al agente Sullivan y pedirle acceso a las prubas, le mira extrañado.

-¿Pero este tío quién es?- Tras hablar, le mira de arriba a abajo. -Mira, dejeme que le diga que...-

Una voz femenina le interrumpe.

-Es el agente Jules Sullivan y su compañera Salina Sparks, del FBI, están aquí por los crímenes de Ashville.-

Las palabras de la secretaria, lejos de tranquilizarle, le ponen aun más a la defensiva

-Con el FBI teníamos que dar. Poco trabajo debéis tener si os ponen a investigar las trifulcas entre pueblerinos.- El agente le lanza una mirada despectiva. Los agentes podian intuir que aquel hombre era de aquellos que odiaban a los agentes del FBI ¿Por qué? normalmente por miedo o por envidia, o porque muchas veces la intervención de los federales se debía a la ineptitud de las fuerzas de seguridad. Y ellos lo sabían. -Mira, Mr. FBI, salvo que traiga una orden o algo, no puedo dejarle ver estas pruebas- El agente lanza una sonrisa de triunfo -Es el procedimiento, usted lo entenderá mejor que nadie-

El agente le da la espalda a Sullivan en un intento por zanjar la conversación.

Rose da un respingo al oír como la acusan de mentir, pero lejos de negarlo, empieza a revolver todo lo que tiene en la mesa, una libreta, varios bolígrafos y algunos papeles, para finalmente abalanzarse sobre el cajón que antes mirara de reojo.

-Que cosas dicen ustedes agentes, jiji ¡Ah!- la mujer abre el cajón de golpe -Si tenía aquí guardado el libro de cuentas. Que memoria la mía. Y ahora que lo dice, recuerdo haber vendido varias cosas de esas. a ver, a ver...- Empieza a ojear rápidamente las hojas, podéis notar cómo el pulso le tiembla. -¡Aquí está! La semana pasada vendí una cámara de esas a Tom, el dueño del restaurante ranchero de la esquina, deberían probar sus costillas, son la mejores de...- Al ver que se está yendo por las ramas, vuelve al cuaderno -También le vendí por la misma fecha varios carretes a Richard, el doctor del pueblo. Ah si, y hace 3 días una pieza para la cámara al viejo Martin.-

Cuando termina de hablar, podéis notar que, a pesar de haberse relajado un poco, sigue estando tensa.

Sullivan miró con seriedad y cierta reprobación al oficial. Por culpa de estúpidos como él que se dedicaban a tomarse el sistema judicial como una liga deportiva a ver quién gana más puntos iban a perder un valioso tiempo. Ese hombre estaba entre las pruebas y él y aquello le sacaba verdaderamente de sus casillas...

Inspiró aire lentamente, intentado calmarse. Al juego de la burocracia podía jugar todo el mundo, pero desde luego resultaba lento y tedioso y el caso no andaba precisamente sobrado de tiempo. Se puso a limpiar las gafas con fingida tranquilidad antes de guardarlas en su caja, intentado disimular su molestia.

- Por supuesto, agente. Pero supongo que sabe que nuestro caso tiene máxima prioridad. Espero que entienda también la bronca que recibirá mañana en su despacho cuando llegue nuestra solicitud firmada explicando nuestro encuentro de hoy y su honorable legalidad. Sonrió, consciente de que la presión que había sufrido su grupo podía caer con igual facilidad sobre cualquier implicado. Pase usted un buen día y espero que nos veamos mañana.

Se giró hacia la secretaría con una sonrisa, como si su encuentro con el agente hubiera sido un mero encuentro en el que se habla del tiempo, y se dirigió por su parte a la sala de pruebas.

- Nada como un poco de presión a la antigua usanza...

- Gracias por su colaboración, Rose. Si recordara algo más, no dude en llamarnos a este número.

John le deja una tarjeta sobre la mesa. Una vez fuera de la tienda, le dice a su compañero:

- Bien, tenemos tres sospechosos. Creo que es hora de llamar al resto del equipo y planificar nuestro siguiente movimiento.

Asiente a modo de despedida con una sonrisa amable a Rose y sigue a su compañero - Creo que deberiamos empezar a preguntarnos si alguno de esos sospechosos es uno de los hombres que fotografié, señor. - dice siguiendo a su superior por el pueblo.

Al realizar la llamada, tanto Jules como Selina parecen estar fuera de cobertura, por lo que intuís que se encuentran ocupados aun analizando a las víctimas. Viendo la hora que es, decidís ir a comer algo. Sin más, os dirigís al famoso restaurante del que os habló Rose (pues no hay otro en el pueblo) en el que el dueño es uno de los sospechosos que tenéis en la lista. Sin embargo, con la idea de poner en común cosas con vuestros compañeros, no interactuáis con él y simplemente le observáis desde la distancia. Una camarera jovencita de pelo rubio y bastante dicharachera os toma nota y coméis tranquilamente, observando al tal Tom. Parece ser un buen anfitrión y hace muy bien su papel de cowboy.

Cuando termináis, pagáis la cuenta y volvéis al coche. Una vez allí John toma el teléfono en sus manos y da al botón de rellamada. Esta vez el teléfono da señal.

Biiiip, Biiiip, Biiiip...

El policía te lanza una mirada de asco.

-Buena suerte Mr. FBI, espero ansioso ese encuentro.-

De pronto, casi antes de que el policía termine de hablar, el teléfono de Jules suena en su bolsillo. Al tomarlo, ve que en la pantalla pone A.Dwight. Sus compañeros están llamando. Tras hacerle una señal a Selina, os metéis en una pequeña habitación que resulta ser un antiguo despacho convertido en almacén, cerráis la puerta y tras descolgarlo, pones el manos libres.

- Buenos días, Señor Dwight. Inconscientemente, Jules tenía su amable sonrisa condescendiente, aunque era dificil que sus compañeros pudiesen saberlo ¿Como han ido las investigaciones en Ashville?

Sería un bonito gesto de protocolo dejar que fuesen sus compañeros los que empezasen a informar, aunque el forense no aguantaba con el culo en el asiento...y eso que aún faltaban cosas por ver.

- Hemos conseguido cuatro nombres, que estarían relacionados con material fotográfico Polaroid, pero me parece que la mejor opción sería reunirnos y poner en común la información que tenemos. ¿Qué les parece?

Como he mencionado "cuatro" nombres, me giro hacia mi compañero y añado.

- No deberíamos descartar a Rose, ella también tiene acceso a dicho material.

Al parecer no eran los únicos que habían estado aprovechando el tiempo. Bueno, si hubiera sido de otra forma se hubiera sentido ampliamente defraudado. No era eso lo que decía el gran expediente John Dwigth.

- Ciertamente es un buen número...y me atrevo a sumarle uno más, Sr. Dwigth. Al parecer aquí en Josua's Tree ha acontecido un robo de material fotográfico de las características que buscamos. Lamentablemente...quedó un segundo en silencio, con una leve sonrisa. Ese hombre iba a arrepentirse bastante de lo que ha hecho. La policia local considera que si queremos acceder al caso del robo debemos presentar una orden. Por supuesto y dado que usted es el Jefe de la Operación, quería avisarle antes de remitir esto a instancias superiores para solucionar este pequeño malentendido.

- Por mi parte he acabado el análisis forense de los cadaveres y me disponía a observar ahora las pruebas restantes, pero puedo presentarme en Ashville con la antelación que necesite para realizar la puesta en común antes de la llamada diaría. añadió, con obediencia. Al fin y al cabo, aún quedan un par de horas de tarde...echó la vista a us enorme reloj de pulsera. Debería ser suficiente.

Sonríe a su superior dándose dos golpecitos en la nariz - La tendera no se mostró muy cooperativa, - explica apoyando su brazo derecho en el hueco que dejaba la ventanilla que habia bajado - hasta que no le explicamos lo perjudicial que puede ser obstruir una investigación federal, fingió no saber ni que era una cámara polaroid. - apuntilla dando un trago del café que se había llevado del bar

- Al parecer en esta zona a nadie le gusta el FBI, SeñorJohnson... Pero desde luego la actitud de Rose un poco sospechosa. Aunque si contamos el factor de que empieza a ser un secreto a voces en el pueblo, quizás solo sea la ingenuidad pueblerina de que podría pasar desapercibida y ahorrarse problemas.

- Bien, en ese caso iremos a verles. No quiero precipitarme alarmando innecesariamente a los sospechosos, y es posible que necesitemos su ayuda y la de la agente Sparks.

- Como desee, Sr Dwight. Yo seguiré con el análisis de las pruebas y procuraré tenerlas listas a su llegada.

Tras acordar encontraros en Joshua Tree, colgáis el teléfono y os aproximáis a vuestro vehículo. Johnson se dirige al asiento del conductor, aludiendo que recuerda haber visto la salida al pueblo cuando iban hacia Ashville. No tardáis nada en poner en marcha el vehículo en dirección hacia las afueras y hacia la carrera principal.

Durante dos horas de viaje, los mismos paisajes que os acompañaran por la mañana vuelven a ser todo el entretenimiento que tenéis durante el viaje. Mientras dura el periplo, pensáis en las pistas halladas y en los sospechosos que tenéis en vuestra lista. Al poco, tras apenas dos horas de viaje, aparece el desvío que lleva a Joshua Tree.

Tras recorrer varias calles y preguntar a un ciudadano, encontráis el edificio médico forense donde Salina y Jules están viendo las pruebas. Tras aparcar en un hueco entre dos vehículos, penetráis en el edificio, encontrándoos en un vestíbulo en el que una amable recepcionista os sonríe preguntándoos que queréis. Tras informarla de que buscáis a los agentes Sullivan y Sparks, la mujer asiente y se aleja del lugar a través de un pasillo a su izquierda. Al poco rato, la mujer llega con los dos agentes tras de sí.

Una vez colgáis el teléfono, salís de la habitación y tras saludar nuevamente a la secretaria y al agente, os dirigís a Fred, para informarle de que vuestros compañeros están de camino. El agente asiente con una sonrisa.

-Entonces creo que puedo marcharme de nuevo al pueblo. No es que no me lo esté pasando bien, pero tengo algunos asuntos personales que tratar y me gustaría llegar pronto. Agentes, ha sido un placer, les veo en el pueblo.-

Tras despediros, os dirigís a la sala que os había indicado la secretaria, pero al entrar, comprobáis que la sala está vacía. Extrañados, os encamináis de nuevo a la entrada y preguntáis a la secretaria que, tuerce el gesto en una mueca de duda.

-Qué extraño, la petición se hizo hace tiempo. A ver, a ver… ¡Oh!- La sorpresa inunda el rostro de la mujer. –Vaya, parece que con la petición policial, ha habido un lio y se ha traspapelado su orden. Les pido mil disculpas. Enseguida se lo soluciono.-

De nuevo, aunque esta vez involuntariamente, la policía obstaculizaba vuestra investigación. Esto empieza a parecer surrealista. Tras esperar casi 40 minutos en silencio, finalmente os avisan de que las pruebas están listas. Os dirigís con celeridad hacia el lugar que os han indicado, una habitación oscura en la que uno de los forenses os espera justo en la entrada.

-Bienvenidos, disculpen las molestias, las pruebas están listas. No creo que haga falta recordarles que mientras analizan las pruebas deben llevar guantes de látex, No pueden sacar nada de la sala y si necesitan análisis de algún elemento, apúntelo y lo haremos lo antes posible. Ahora les dejo. Buenas tardes.-

Tras entrar, veis las pruebas colocadas numeradas en la mesa, todas ellas metidas en bolsitas de plástico. Lo primero que os sorprende son las pocas pruebas que hay. Las primeras son las dos fotos de los fallecidos, en ambas, el fallecido aparece en la distancia, en su vida cotidiana en el pueblo. En otra bolsita hay varias hebras de paja, parecidas a las que Sullivan encontró dentro de los cadáveres. También hay varias fotos, de las escenas del crimen, en ambos casos hay abundante sangre. También hay otra bolsita con astillas de madera y una foto en la que se ve una mesa de madera con un golpe en una esquina.

De pronto un intercomunicador resuena en la sala y la voz de la secretaria inunda la sala.

-Disculpen que les moleste, pero hay dos agentes del FBI, los agentes Dwight y Johnson, que preguntan por ustedes.-

Al mirar el reloj, veis que entre el retraso, el protocolo y el cuidado, han pasado dos horas desde que hablarais con vuestros compañeros. Lamentáis que por culpa del infortunio no hayáis podido sacar nada en claro. Tras salir de la sala y quitaros los guantes, os encamináis una vez más al vestíbulo, donde vuestros compañeros están esperándoos.