Partida Rol por web

Animales. 

Dwight frunció el ceño ante el lamentable espectáculo que se estaba montando en el bar familiar Simpson. Siempre le habían parecido bastante despreciables esas actitudes de macho en celo que se empeñaban en mantener los jóvenes norteamericanos, y los no tan jóvenes también. Dedicó una mirada de reproche a los chavales que vitoreaban al fondo y se dirigió directamente a la barra, seguido de su compañero Johnson. 

-Póngame una jarra de cerveza y un vaso de agua con hielos -le dijo al dueño cuando, una vez de vuelta en la barra, se acercó a tomarles nota. Esperó con paciencia a que les sirvieran sin mediar ni una palabra con Peter. Finalmente, se quedó con el vaso de agua y le acercó la cerveza a su compañero. 

Él, John Dwigth, era y había sido abstemio toda su vida. Consideraba que beber alcohol era una debilidad del hombre, y aún más cuando se estaba de servicio. Pero tuvo que ceder al ambiente orgulloso y tradicional de aquel antro y pedir al menos una cerveza. Dos bebidas sin alcohol hubieran estado fuera de lugar. 

-Gracias -le dijo al viejo camarero, sin dedicarle una sonrisa. -Imagino que estará hasta arriba de trabajo, ¿verdad? ¿Señor...?

Mark permanece en la habitación mientras el Dr. Sullivan se enfunda los guantes de látex. Cacarea datos mientras está apoyado en un archivados color beige con los brazos cruzados, como si diese instrucciones a unos alumnos perdidos en clase, inclinando la cabeza hacia la Agente Sparks pero hablando para toda la habitación:

- Si se fijan bien, el banquero tiene el corazón perforado, y el tendero tiene una fuerte contusión craneal y una amplia incisión abdominal que derivó en la salida al exterior de parte del aparato digestivo. Yo diría que el arma blanca era curva. Ambos presentaban rigor mortis cuando llegaron aquí.

Joanna Baker se mantiene a cierta distancia, callada y con mirada lacónica. Es normal, puesto que quienes yacen muertos sobre la fría camilla metálica han sido sus vecinos durante años.

- Al final uno se acostumbra. - Apostilla Mark Gullavson con una sonrisa.

Cuando te pones manos a la obra, te olvidas de todo. Durante cerca de una hora desaparecen de la escena tu compañera la Agente Sparks, la Sheriff Baker y el estúpido Mark Gullavson. Ell chapoteo de las gotas de sangre que caen de la camilla al sumidero del suelo marca el tic tac del único reloj que te guía en estos momentos. En tu mente se van almacenando los datos como piezas de un puzzle que van encajando poco a poco:

El arma usada fue una arma curva de un solo filo, y a juzgar por los restos de orín en las heridas, estaba oxidada. Al menos, parcialmente. La muerte de Elmore fue larga y dolorosa, puede que hasta dos horas durase la agonía. En su intestino delgado se encuentran adheridas pequeñas fibras artificiales, probablemente de ropa o una alfombra. La herida craneal presenta pequeños trozos de madera incrustada. No es una herida profunda, por lo que es posible que fuera fruto de la caída del cuerpo al recibir la herida de arma blanca. En su mano izquierda hay restos de astillas de madera que han provocado microincisiones, como si hubiera agarrado algún objeto de madera con fuerza. El rigor mortis y nivel de descomposición indican que llevaba muerto entre ocho y doce horas cuando fue encontrado su cuerpo. Por otro lado, la muerte de Bale fue instantánea. Su cuerpo se encuentra manchado de barro seco en su parte frontal. El rigor mortis y nivel de descomposición de este cuerpo indica que llevaba muerto entre seis y nueve horas cuando fue encontrado. Presenta también muchos organismos larvarios en sus cavidades al haber yacido varias horas en un entorno húmedo y orgánico. En ambos cadáveres se aprecian restos de paja en la ropa, en el caso de Elmore, hay además algunas hebras pegadas en su mano derecha.

- Ni se lo figura, caballero. Todos quieren su almuerzo al mismo tiempo y además tengo que lidiar con estos críos cretinos que no tienen otra cosa que hacer. No son de por aquí, ¿verdad? Bueno, disfruten de su... - Echa un rápido vistazo a la comanda de los agentes. - ... agua.

El ambiente del bar no podía ser más tópico. Abigarradas paredes repletas de cosas colgadas, olor a fritanga y vaqueros paletos increpando a la cocinera. Si no fuera porque daba la impresión de que tanto a ella como a su jefe parecía gustarles aquel jueguecito, Peter les habría enseñado modales a aquellos niñatos.

Se sentaron y Dwight pidió las bebidas, dejandole la cerveza a él. Estaba de servicio y tenía prohibido beber alcohol. Tampoco era un bebedor habitual y no creía que fuese a sentarle especialmente bien. Por otro lado, no quería parecer maleducado y rechazar la jarra que su compañero le había ofrecido.

Notó como sus manos empezaban a sudarle ligeramente en el interior de sus puños cerrados. ¿Debía beber o rechazarlo? Esa sensación de encontrarse continuamente examinado y evaluado por Dwight empezaba a ser estresante.
-Gracias. A su salud- fue lo único que consiguió hacer salir de sus labios al tiempo que daba un ligerísimo sorbo a la jarra.

Por suerte en aquel momento llegó el propietario del local y consiguió relajarse un tanto mientras alejaba la jarra lo suficientemente lejos.

Aquel hombre no parecía muy hablador, o más bien parecía no querer tratar con foraneos más allá de vender su mercancía y recibir su dinero a cambio.

Durante un momento, tal vez demasiado largo, su mirada se quedó perdida, mirando fijamente hacia la cocina.

Señor Simpson...

Dwigth enarcó una ceja al ver que el dueño del bar había ignorado su discreta pregunta. Dio un sorbo a su vaso de agua sin mirar a su compañero y esperó a que el ajetreado camarero volviera a pasar por delante de ellos para interpelarle de nuevo. 

- Señor Simpson, le ruego nos dedique un par de minutos de su tiempo. - se aclaró la garganta antes de continuar. No somos dos clientes al uso, hemos venido a realizar una investigación. Creo que no hace falta que le dé más pistas al respecto. A buen entendedor...

- Solo queremos saber si ha visto algo fuera de lo común últimamente. Algún cliente nuevo, algún cambio de comportamiento y de horario en alguno de sus conocidos. Cualquier actitud extraña que haya percibido en Ashville últimamente. Imagino que aquí se hablará de muchas cosas, y que pese a que no pongo en duda su discreción para con las conversaciones ajenas, seguramente sea difícil ignorar los rumores que pululan de vez en cuando por ahí. Sacó discretamente su placa del FBI y la colocó sobre la barra. Tenga en cuenta que está hablando con dos agentes federales, y que solamente hemos venido a ayudar 

Mirando rápidamente a un lado y a otro, Tom empuja la mano del agente que sujeta la placa.

- Pssst, eh, ¡guarde eso! No me altere el local. - Corta Tom, con un tono de súplica.

El dueño del local os lleva hasta un extremo de la barra, normalmente el que utiliza para el servicio a mesas y donde los clientes no se sientan. Allí sirve un par de trozos de tarta de arándanos para no llamar la atención de los clientes y comienza a hablar en voz baja.

- Imagino por lo que están aquí, claro. ¡Oh, Dios mío! Es una gran tragedia. Tres muertes tan seguidas... Les ruego comprendan que somos un pueblo y estamos todos muy impactados. No... No querríamos parecer sospechosos. Es sólo que... No sabemos bien cómo asimilar esto. ¿Es posible que sea una maldición? ¡Qué tontería! Fíjese, aquí me tiene hablando de maldiciones con agentes del FBI. En cuanto a rumores o gente sospechosa - Tom alza su mirada y mira a un punto alto y lejano, como quien hace uso de la memoria - no he oído nada fuera de lugar.
 

John Dwigth permaneció tranquilo, con actitud serena y los brazos firmemente apoyados en la barra, pero dentro de su cabeza se activó una alarma. ¿Había dicho tres muertes? Hasta ahora sólo les constaba el asesinato de Elmore y Bale, pero no se había mencionado un tercer cuerpo. Miró con disimulo a Peter, a quien seguro que aquel detalle no se le había pasado por alto. Sin embargo, decidió que lo más prudente sería no alterar a aquel tipo y seguirle la corriente. 

-Es una gran tragedia sí... -bebió un escueto trago de su vaso. Guardó su placa, que había vuelto a esconder en su puño derecho, discretamente en la chaqueta. ¿Qué podría decirme de las víctimas? ¿Recuerda cuándo fueron... asesinadas?

- ¿Asesinadas? Bueno... El pobre Elmore hace una semana o así, y Bale hace... ¿Cuánto? ¿Un par de días? Deseo que descansen en paz... Eran buena gente, ¿saben? Ambos muy queridos por todos. En cuanto a Benson, el pobre sufrió un infarto hace tres días. - Tom examina vuestras caras y se da cuenta de lo evidente, que es que ni conocíais a Benson ni nada al respecto, al no tratarse de un asesinato. - Arthur Benson era el párroco de Ashville. Su viuda lleva tres días seguidos ofreciendo una misa por su alma. Era una persona muy querida y respetada en la comunidad.

-Una tragedia, sin duda- dijo tras una pausa. Al igual que su compañero, a juzgar por su mirada anterior, había pensado que una tercera víctima era un estupendo hilo del que tirar. El hecho de que el tal Benson muriese por causas naturales fue un jarro de agua fría. Aún así se apuntó el nombre mentalmente para tenerlo en cuenta en el futuro.

-Pero volvamos a las dos víctimas. ¿Recuerda alguna riña, algún encontronazo con alguno de ellos por parte de un parroquiano? Sabemos que el señor Elmore tuvo una fuerte discusión la noche antes de su fallecimiento- trató de evitar la palabra asesinato que parecía causar demasiada aprensión al tabernero.

- Supongo que se refiere al viejo Hill, joven. - Dice, girando el rostro hacia el agente Johnson. - Yo estaba trabajando y no lo vi, pero sí me lo contaron algunos trabajadores que vinieron a comer. Al parecer, el viejo Hill fue a pedir un crédito para comprar nuevas semillas porque las que tenía no servían. Robert estudió su caso, como siempre hace con todo el mundo, pero el riesgo de perder el dinero era muy alto. ¡No sería la primera vez que el viejo Hill dejaría pudrirse una cosecha por su tacañería en contratar trabajadores! Y claro, la posibilidad de embargar lo poco que posee el viejo Hill le hizo denegar el crédito. Bueno, pues el viejo armó un escándalo considerable lanzando insultos y amenazas que ni sabía que existían. Todo un espectáculo. El viejo Hill es un gruñón. Nunca ha discutido directamente conmigo, pero las pocas veces que viene por aquí, siempre es para quejarse una y otra vez de la comida, del servicio... De todo. En fin, ya saben cómo es ese tipo de gente.

El tiempo pasa a mi alrededor sin darme cuenta. Mi concentración frente a los cuerpos es tal, que todo lo que me rodea se vuelve gris y borroso mientras sólo permancen enfocados órganos, tejidos, incisiones... 

Con gran delicadeza voy tomando muestras destacadas con mis fórceps y las voy inoculando en pequeñas bolsitas de zip dónde las catalogo con el nombre del cadáver al que pertenecen, la zona del cuerpo de dónde proceden, y la fecha de hoy*

Al finalizar la inspección de ambos cuerpos me yergo y mi semblante muestra un ceño fruncido.

- Gracias señor Gullavson -

Me vuelvo hacia mi compañera y asiento.

- Creo que aquí hemos terminado -

No quiero añadir nada más en presencia del forense local, pues no quiero que información confidencial sobre la investigación se esparza por la comarca sin control.

Me dirijo hacia la salida y me inclino hacia la Sheriff.

- Dijo que los cadáveres se encontraron en el salón de su casa en el caso de Elmore y en el jardín en el caso de Bale, ¿correcto? -

Algo me dice que las víctimas fueron trasladadas a estos lugares a propósito. Lanzo una mirada a Selina, una mirada que indica "creo que deberíamos visitar la supuesta escena del crímen"

- Correcto. - Responde Joanna Baker a la pregunta del Dr. Sullivan.

- Perfecto - le respondo a la Sheriff mientras salgo por la puerta, y añado - ¿Tenemos aún algo de tiempo para visitar las escenas del crímen? Me gustaría echar un vistazo en particular al jardín de Bale... -

Miro de soslayo a Selina y le susurro.

- Ahora te cuento -

No tengo problemas en compartir información con la Sheriff... de momento, pero desde luego no tengo interés en dar a conocer ninguna conjetura al señor Gullavson, así que prefiero esperar a estar de vuelta en el coche patrulla para hablar con mi compañera.

- Supongo que eso nos hará ser impuntuales, Dr. Sullivan. Tardaremos más de tres horas. ¿Quieren que nos reunamos con sus compañeros primero o prefieren ir por su cuenta? Puedo avisar si quieren por radio a Fred para que localice a sus compañeros y les informe de nuestro nuevo destino - dice ahora dirigiéndose a Selina -. Por cierto, ¿cómo prefiere que me dirija a usted? ¿Como doctor o como agente? - Dice la Sheriff Baker volviendo al Dr. Sullivan.

Mientras Joanna conversa, abandonáis las instalaciones del Hospital St. Peter hacia el coche de la sheriff mientras el siempre cretino de Gullavson observa el trasero de la Agente Sparks con un mal disimulo desde las escaleras del hall principal. Selina Sparks se percata de ello, ya ha desarrollado una especie de sexto sentido para ello, y Mark le guiña un ojo y se despide con la mano. Acto seguido, vuelve al interior del hospital.

Me llevo la mano al mentón mientras sopeso las opciones.

- Hmmmm, entonces mejor reunirnos con ellos primero, así averiguamos si han conseguido sonsacar algo a los locales. - haciendo una pausa para arquear la ceja continúo - Sheriff, ¿cree que sería posible pedirle a su ayudante que les guíe hasta la residencia de Bale? Creo que si nos reunimos allí todos podemos ahorrar algo de tiempo mientras nos ponemos al día e investigamos esa escena en particular. -

El viejo Hill... Aquel cascarrabias estaba en boca de todos. Sinceramente, le parecía inverosímil que aquel gruñón tuviera algo que ver con alguno de los asesinatos, pero si querían hacer bien las cosas, tendrían que hablar con él tarde o temprano. Respecto al señor Simpson... nada raro a primera vista. Y es que ése era precisamente el problema. Todo parecía normal en aquel pueblecito de la costa Oeste. Nada fuera de lo común, todo en orden. Y en aquella aparente normalidad radicaba precisamente la dificultad del caso. 

Dwight apuró su vaso de agua y miró a su compañero. Era evidente que un tercer asesinato hubiera sido una buena pista de la que tirar, por muy cruel que pareciese. En fin... no se le ocurría nada más que preguntar. Quizá lo mejor fuera ir a hablar con aquel viejo Hill. 

-Hábleme de Elmore. ¿Vivía solo? ¿Tenía hijos? ¿Hace cuanto que llegó a Ashville?