Partida Rol por web

-Ha pasado un mes desde los sucesos acaecidos en las cercanías del otrora tranquilo pueblecito de Greenwood. Nada ni nadie iba a hacer sospechar a sus habitantes que el Sanatorio del que se enorgullecían era el escenario de las prácticas más aberrantes que la especie humana podría sospechar. -La voz era molesta y en cierta manera familiar sin embargo el dolor intenso en la parte posterior de la cabeza era demasiado intenso como para poder prestar la suficiente atención a aquellas palabras.

-¿Me estáis escuchando?, despertad que la hostia no fue tan fuerte. -Dijo insistentemente la voz. El mundo era brumas y poco a poco estas fueron aclarándose hasta que fueron dibujándose el contorno de una mampostería de un diseño familiar, sobre ésta descansaban unas vigas de madera que a su vez sustentaban una techumbre de paja. 

No estabas solo, a tu lado se encuentran maniatados los rostros familiares de tus compañeros, si es que podía llamarse así a unas personas que hacía medio año no se les conocía y fue precisamente la casualidad lo que hizo que acabasen compartiendo acontecimientos tan funestos que acabarían por convertirles en eso, camaradas de infortunio. Sin embargo no era aquella situación la que les terminaba por atemorizar...

Allí se encontraba, con su cabello perfectamente peinado y recortado y un traje igualmente gris que el que habían visto la primera vez... Como si nada hubiera pasado a excepción de una quemadura marcada que cubría la mitad de su rostro.

-No parecéis muy interesados en saber lo que habéis hecho... Bueno supongo que es normal, sois plenamente conscientes. Nooo... No me miréis así. -Les contestó con condescendencia. -Estáis amordazados porque me he cansado de vosotros, quiero contaros lo que vamos a hacer. Podéis llamarlo mi pequeña venganza.

-Si os fijáis. -Añadió de nuevo mientras abría sus manos como si les invitase a mirar en derredor. -No está el señor Thomas por ninguna parte. Al igual que Charity y todos los que trabajaban para mí tuve que matarles. Fue por eso por lo que no fui tras ustedes. No os creáis que lograsteis huir de mi. Simplemente tuve que cerrar mi proyecto. La verdad es que es una pena... 

-¿Reconocéis esto verdad? La iglesia de la colina de Stonecrest. En este periódico tachan a sus habitantes sin ser conscientes de que son los que están más cerca de la verdad. Precisamente les conocí cuando abrí el Psiquiátrico, con razones muy nobles. Pero a dónde se va la nobleza cuando descubres la verdad. La verdad sobre ellos que aguardan más allá de las estrellas. - Su voz tornó rasposa de nuevo, momento que aprovechó para hacer una pausa.

-Lo que visteis era la forma de sus sirvientes, estoy preparándome para cuando lleguen y estaba otorgándole a vuestra amiga el mismo privilegio. Desafortunadamente a alguien se le ocurrió trastear con el tanque de tejidos y por ello quedó incompleta. La mataron en la redada... Podría seguir explicándoos pero es inútil. 

-Os preguntaréis el por qué no os he matado... Para vosotros tengo algo especial. -Añadió con una sonrisa enigmática. Tras ello salió.

Se produjeron unos murmullos y sonidos ahogados, entonces te diste cuenta que parte de esos sonidos los estabas emitiendo a través de la mordaza que se encontraba empapada de tu propia saliva. En ese momento la puerta se abrió y entraron en el lugar varios encapuchados.

-Sos afortunaos hejeres. -Dijo uno de ellos, no quedaba muy claro quién era de todos. -Pronto podrés ver al que se oculta más pallá de la ciudad de fielo de Leng. No todos pueden.

Entonces se miraron y como si vieran una señal hasta entonces oculta asintieron y tomaron con facilidad a los tres prisioneros. Les obligaron a levantarse. Alguien pareció resistirse sin embargo un golpe fue suficiente para domesticarlo.

En el exterior era de noche sin embargo era clara por la luna llena que brillaba en el firmamento iluminando sus pasos, no había nadie en ninguna de las construcciones destartaladas que vieron algunos de ellos en el pasado. En su lugar había un sendero compuesto por encapuchados de la misma guisa que portaban antorchas. No había mucha opción para resistirse así que los prisioneros siguieron aquel guión hasta que llegaron a la parte superior de la colina, ésta era una superficie lisa y en lo alto descansaba un altar compuesto de piedras apiladas de forma triangular. 

Entonces se hizo el silencio hasta que otra figura encapuchada, diferente de todas las demás hizo acto de presencia: Terrence Freygan.

Era el líder de aquel culto, o al menos parecía una figura importante pues con su presencia todos los que no portaban antorchas se tiraron al suelo al tiempo que rompían en cánticos:

-Arwassa, Arwassa, min yath m'lath N'har. -Repetían el mismo verso una y otra vez en un idioma que no parecía humano a los oídos inexpertos de aquellas personas. Los prisioneros seguían amordazados y poco más podían hacer salvo mirar con odio o con temor.

Tras un rato de cánticos la luz pareció titilar por un momento. Aquel hecho pasó desapercibido para el resto de los testigos excepto para los que eran allí prisioneros.

-No queríais ayudar a la elevación de la especie humana. Entonces serviréis como ofrenda a Arwassa quién aguarda en las estrellas, más allá de la ciudad de hielo de Leng. -Acompañó sus palabras alzando los brazos al cielo.

Entonces de repente algo parecía estar allí.

Primero fue el aullido o eso creíais que fue pues apenas lo percibisteis... Simplemente lo sabíais y la fauna en la lejanía respondió acaloradamente a aquella voz.

El origen estaba en multitud de miembros que parecían concentrarse en un único punto que tal vez funcionaría como cuello... Sin embargo no había faz allá en la prolongación que asemejaba al cuello, en su lugar había una gran oquedad repleta de dientes. Aquellos miembros flotaban en la oscuridad y se alzaba por todas las criaturas que seguían con sus cánticos.

-Arwassa, Arwassa, min yath m'lath N'har.

No tardó en unirse el líder de aquel culto a los cánticos. Era ensordecedor sin embargo el trío no oía eso tan solo sentía... ¿paz?

No tardaron los tentáculos en enrollarse en torno a sus cuerpos. Fueron alzados con suavidad y sin dificultad, la tierra empezaba a antojarse lejana y aquellas criaturas... Toda la humanidad era insignificante. De repente todo el mundo se convirtió en negrura y donde no había oscuridad sólo habían incisivos.

-Arwassa, Arwassa, min yath m'lath N'har.

-Arwassa, Arwassa, min yath m'lath N'har.