Partida Rol por web

Sosteniendo la puerta para las mercenarias, Barstan espera nervioso, intentando no apremiarlas con la mirada. Habiendo estado varios días oculto no se había enterado de nada de lo ocurrido en el pueblo y al parecer Nomath no había tenido a bien comunicarle ningún incidente, por lo que esperaba que todo siguiese como siempre. Pero estas noticias de ataques le inquietaban. No sólo había perdido a una amiga, si no que era probable que hubiese más víctimas en un futuro, y si no se encargaban de este asunto puede que los cruzados volvieran para encargarse, y no dudarían en cargarle el muerto de esto también. Justo lo que le hacía falta.

Seguidme -dice una vez las mercenarias han atravesado la puerta, y empieza a cruzar la calle en dirección a la casa del alguacil.

Adowyn se encoge de hombros ante la mirada conmiserativa de Eloki y le pregunta en voz baja: ¿qué?

Cuando se da cuenta de que es por lo del baño bufa y le dice, también en voz baja, ¡hostia, tía, cómo te pones por nada!

Adowyn no recibes respuesta del posadero lo has dejado perplejo.

En cuanto vais a salir escuchas otra vez el vozarrón del lugareño, esta vez te dice hoy es el día del sol no encontrarás el ayuntamiento abierto, si quieres visitarlo tendrás que ir a su casa Barstan espero que sepas cual es...

Salís al exterior el día está nublado y el aire es frío, pronto habrá pasado la tarde y vuestros estómagos estarán hambrientos, pero por ahora os sentís confortados con la cerveza.

La calle está desértica el camino es polvoroso formado por una veintena de casonas de dos plantas con una estructura simple de madera. Éstas se juntan unas con otras sin espacio para callejones, no hay diferencias en los tipos de arquitectura, forma o alguna otra señal que los identifique...una empalizada de afiladas estacas rodea la población, cuya entrada está vigilada por dos cazadores. Bastan se acerca a una de las puertas suponiendo que es la del alcalde...Llamas y después de esperar un rato una mujer de rizados cabellos dorados y generoso escote acude a abrir, aunque sus ojos parecen ensombrecidos por un llanto reciente.

- Soy Riccia, mujer del alcalde - se presenta, e invita a pasar para refugiarse del frío, dando a un amplio recibidor adornado por una gruesa alfombra de piel de oso.

Soy Adowyn, dice la cazadora, y señalando luego a sus compañeros: vienen conmigo. Nos han dicho que podrían hacer falta manos para investigar las muertes recientes de Saki y de Beven y aquí estamos.

Hola Riccia... ¿está el señor alcalde? Como dice mi compañera, estamos buscando al alguacil para echar una mano con el asunto de los asesinatos. Pensábamos que quizás tu o tu marido sabríais dónde puede estar hoy. - le comenta Barstan mientras entra en la casa y espera junto a la puerta.

- No me he puesto de ninguna forma, Adowyn.- le respondió tranquilamente la hobgoblin a su compañera mientras dejaba la posada, dejando que Barstan las guiara hasta la casa del alcalde.

Por el camino, Eloki estuvo fijándose en lo vacío que estaba el pueblo en esos momentos, además de lo... iguales que son todas las casas. Seguramente era por ser prácticos: en cualquier momento los orcos podían atacarles y si todo era igual, la reconstrucción sería más sencilla.

También notó lo frío que estaba el aire y lo poco agradable que sería el baño en el río en esas condiciones, pero no iba a ser la primera vez que hacía algo así.

El semiorco llamó finalmente a una de las puertas, abriéndoles una mujer que seguramente los humanos considerarían "de buen ver", pero que tenía aspecto de haber llorado recientemente. ¿La ocurriría algo?

- Señora... - saludó educadamente, tocándose el ala del sombrero al pasar dentro, aceptando su invitación. Ya que ellos estaban hablando primero, les dejó seguir con la conversación.

Adowyn, viendo que Barstan conocía a la mujer del alcalde, dejó que llevara la voz cantante. Era consciente de sus limitaciones comunicativas y prefería que quienes se entendían mejor con la gente, como parecía claramente el caso, dieran el paso al frente.

Mientras le veía hablar evaluaba al semiorco, que parecía perfectamente adaptado al mundo de los humanos. Además era fuerte, estaba en forma y era... mono. Vamos, que estaba como un queso. Aquellos bíceps bien formados, aquellas piernas recias. Adowyn se sobresaltó al empezar a pensar en lo que llevaría entre las piernas y tuvo que sacudir la cabeza para alejar el pensamiento de su imaginación.

¡Claro! Te dice la mujer que después de abrir la puerta te señala hacia otra casa un poco más arriba en la otra calle. Es la tercera empezando por la de enfrente, que Erastil te guíe hacia el final de tu camino Barstan, espero que algún día se te reconozca lo que hiciste por nosotros, hasta entonces ten cuidado no todos los humanos tienen una mente tan fanática como los cruzados pero tampoco son tan pacíficos.

Agradezco mucho tu apoyo Riccia. Me alegra contar con la ayuda de mis vecinos tras todo lo que he pasado en este pueblo, sois buena gente, sólo espero que para el siguiente asalto orco los cruzados lleguen antes de que la lucha haya terminado... Y no te preocupes por mí, ya sabes que puedo cuidarme. Además, verás que voy bien acompañado -dice Barstan señalando a las dos mercenarias.

Muchas gracias de nuevo, iremos de inmediato a hablar con el alguacil -se despidió de la mujer con una sonrisa.

Tras salir de la casa del alcalde y comprobar que tanto Adowyn como Eloki le seguían, Barstan se dirigió a la casa que le había indicado Riccia, un tanto intrigado porque desde la conversación con la mujer, Adowyn le había estado echando unas miradas un tanto peculiares, y le parecía percibir una media sonrisa en la boca de la joven...

La mujer no dudó en darle la indicación de buena gana al semiorco y las chicas que le acompañaban. Incluso, con lo que dijo, dejó claro a Eloki que Barstan había debido hacer algo importante para ayudar a proteger aquél poblado, y que aún así había tenido problemas debido a su raza. Eso era algo que la hobgoblin entendía bien, pues había pasado por ello en más ocasiones de las que le gustaría recordar.

Discretamente, meneó un poco la cabeza para alejar esos pensamientos de su cabeza, mirando luego a Riccia e inclinando la cabeza respetuosamente.

- Gracias por su ayuda.- dijo con tono suave y educado, saliendo tras el semiorco y dejando que él liderara la marcha.

Os dirigís a la puerta que os han dicho cruzáis la calle y avanzáis algunas más, después llamáis a la indicada. Escucháis un - ya va.

Se os queda mirando algo confundido ya que no esperaba ver tal grupo, pero te reconoce Barstan, su ojo derecho todavía le sirve para poder inspeccionar a los aldeanos en la oscuridad.

Barstan hijo de perra tienes suerte de que no te hayan lacerado todavía de arriba abajo, uff pone cara de dolor eso tiene que doler, verdad que sí luego os mira a vosotras vaya me traes compañía...Pero ven pasa sabía que eras un buen amigo y que te acuerdas de mi, buen amigo te da unas palmadas y te invita a entrar vamos pasad tengo unas cervezas por aquí. Te dice mientras se adentra en una gran habitación plagada de papeles desordenados y libros de cuentas es su despacho. Hay tres puertas dos de ellas son normales de madera pero otra es una puerta de hierro reforzada con una buena cerradura. Pero el alguacil se mete por una de madera sacando una caja de cerveza que os va sirviendo.

Ambrus Valsin señoritas para servirles te dice mientras va viendo con detenimiento como esas señoritas portan armas oh Bast ¿no me digas qué vienes por esos crímenes? se ríe con estridencia como si sufriese arrebatos de carácter. Esa camarera y ese pastor fueron asesinados en noches consecutivas, ninguno de ellos parece que tuvieran enemigos. Algunos de los lugareños dicen de haber escuchado esas dos noches aullidos de lobo. Esos cadáveres parecen revelar que fueron asesinados por un animal grande , del tamaño de un hombre, como un lobo o un huargo. Todos parecen haber sido parcialmente devorados. No sé lo que creer bast no soy cazador si es un lobo no puedo seguir el rastro de ese animal, lo mío no son los bosques...dice mientras se toma los tragos con rapidez y eructa a vuestra salud.

Yo puedo, dice Adowyn sin añadir más.

Ambrus, maldito borracho, te tengo dicho que no me acortes el nombre. Y también que no bebas tanto si estás de servicio, no sé ni cómo narices conservas el puesto. -dice Barstan con tono humorístico, del amigo que conoces de hace tiempo, para no enfadar al alguacil, aunque en el fondo lo dice con la mayor seriedad pues siempre ha sido de la opinión de que las autoridades no deberían ser tan dadas a nublar su juicio con tal facilidad.

Pero no veo que hay de gracioso en la muerte de dos de nuestros vecinos. Somos una comunidad pequeña Ambrus, todos nos conocemos. Me gustaría encargarme de esto personalmente. Probablemente es lo último que haga por el pueblo antes de tener que marcharme.

Realmente hasta le sorprende que la investigación haya avanzado lo más mínimo viendo el estado de embriaguez del alguacil.

Así que lobos... o algo similar. -dice Barstan pensativo. Mira a Adowyn como si quisiera debatir una idea, pero no llega a formular la pregunta. -Adowyn, dices que puedes rastrearlo, perfecto. Además tu lobo nos debería ser muy útil. Ambrus, nos vamos, pero antes, indícanos dónde sucedieron los asesinatos, para tener un lugar donde comenzar a buscar.

Antes de recibir una respuesta, otro asunto viene a su mente. -Por cierto, ¿qué ha sido de los cadáveres? ¿Podríamos examinarlos?

Sí, un examen de los cadáveres nos iría bien, dice Adowyn que ve que el semiorco tiene las ideas claras.

Además de un culito respingón, piensa.

De las heridas podemos averiguar si han sido animales salvajes, animales terribles o monstruos.

El recibimiento que les dio el alguacil fue un poco irregular, la verdad. Seguramente era de esas cosas que pasaban entre buenos amigos o, al menos, conocidos con mucha confianza, incluso con desconocidos delante. No es que fuera algo que no hubiera visto antes, más desde luego no con un tono tan de... macho y no viniendo de un oficial de la ley.

- Gracias, pero no me apetece ahora.- le respondió Eloki al ofrecimiento de la cerveza. Quería centrarse más en la información que les daba el tal Ambrus sobre las muertes.

La hobgoblin no dudaba de que Adowyn y su lobo podrían encontrar un rastro y seguirlo, de existir, así como el hecho de que sería buena idea ver los cadáveres y dónde los encontraron. Sin embargo, había una pregunta que le rondaba por la cabeza.

- Señor, ¿es normal que suceda algo así en esta zona? - preguntó directamente - Quiero decir, con la permanente amenaza de los orcos, pocos animales se arriesgarían a pasar mucho tiempo en un área donde abundan, incluso algunos monstruos. Y los que pudieran hacerlo sin atreverse, normalmente no se limitarían a matar a una persona por noche, sino a atacar la población directamente. Por no hablar de que criaturas así no suelen pasar desapercibidas ni en plena oscuridad. Al menos... en la noche que atacaron a la camarera - miró a sus compañeros -. ¿No nos dijeron en la posada que murió tras salir del trabajo? Eso es en mitad del pueblo prácticamente. Un animal, por mucho que sea un depredador y terrible o no, no se acerca tanto a los poblados. Y los monstruos no son precisamente sutiles.

Ese precisamente era el mal augurio que estaba teniendo yo... podría ser algo sobrenatural, pero prefiero que sopesemos eso en privado. -susurró Barstan a Eloki, mientras le daba un suave codazo para indicar que olvidara ese frente de la conversación o al menos no lo continuase aunque el alguacil siguiera el juego.

Así pues, dijo Adowyn para distraer la atención del alguacil, ¿dónde se guardan los cuerpos? ¿O están ya enterrados?

Barstan tienes la absoluta certeza de que el alguacil nada tiene que ver con los asesinatos y que de seguro está sufriendo una crisis neurótica por los hechos acontecidos fuera de toda razón natural. En cuanto a tu pregunta te contesta Sí Barstan Wellmore están todos allí donde fueron asesinados una risita nerviosa le surge de repente el pueblo no quiere ni tocarlos ambos cuerpos están fuera de la ciudad: Saki hace dos noches mientras recogía bayas para el desayuno y Beven la noche siguiente cuando llevaba sus ovejas de vuelta a la ciudad. También mataron a media docena de sus ovejas y las 10 que sobrevivieron aparecieron desperdigadas por la zona. Se pone a llorar de la risa mientras se derrumba en el suelo sollozando yo no quería que pasara todo esto primero los orcos y ahora...no puedo seguir así necesito vuestra ayuda necesito lágrimas caen de su único ojo mientra se parte de la risa en vuestras narices, intenta controlarse llevándose las manos a la boca o secándose las lágrimas pero las risas siguen sucediéndose durante un breve tiempo luego llanto...

Ambrus... -Viendo al hombre derrumbarse delante suyo, las sospechas que su comportamiento inusual había despertado en Barstan se disipan como la niebla, y puede apreciar el lamentable estado psicológico en que se encuentra el alguacil. Poniéndole una mano en el hombro dice- Deja esto en mis manos. Encontraré al responsable, sea lo que sea, y le pondré un final a este tenebroso asunto. Así podrás dormir de nuevo.

Mientras se gira hacia sus compañeras para continuar la conversación, Barstan disimuladamente recoge las cervezas de la mesa y las sitúa en otro punto de la habitación, lejos del alcance del deprimido alguacil.

Vamos chicas. Aquí no hay más que hacer. Salgamos fuera y sigamos hablando mientras buscamos esos cuerpos para examinarlos.

Al cruza la puerta, Barstan se percata de una cosa.

Hmm... no llevo todas mis armas encima, sólo un par de hachuelas arrojadizas. Por el cariz que puede tomar esta situación lo mejor será que vaya a buscar el resto de mi equipo. Esperad en la puerta, no tardo nada.

Y con estas palabras Barstan se dirige al trote hacia la tienda de Nomath, para recoger sus cosas. No tarda en regresar, portando dos hachas de buen tamaño al cinto además de las dos pequeñas que ya le habían visto con antelación, y un arco con carcaj cargado al hombro.

Estoy listo.