Partida Rol por web

Y cada paso que doy siguen llegando soldaditos que aplasto con mis puños como si fuese aquel viejo actor... ¿Como se llamaba? Bud Spencer, creo. Casi sonrío mientras voy tumbando a todos esos cabrones sin ninguna piedad, pero aun así no paro de mirar de reojo a aquellas moles de metal que estaban activándose mientras daba cuenta de aquella escoria mal entrenada.

El ruso entra en la sala como una exalación y comienza con un recital de golpes que nada tiene que envidiar a las películas de artes marciales, efectos especiales inclusive. Falta la cámara lenta, claro, así que la acción es difícil de seguir. Las consecuencias, de nuevo, son plenamente perceptibles: de los 4 hombres que habían lanzado contra vosotros no queda ninguno en pie, todos sangrando por la nariz, agarrándose algo, o con alguna cosa rota de forma muy dolorosa. Pero éstos no han sido los únicos afortunados, a Svyatoslav todavía le ha dado para acabar con 2 más que han tenido la mala pata de estar demasiado cerca, aunque a estos sólo les ha podido propinar un par de puntapies (más que suficientes, eso sí, para dejarlos fuera de juego).

Ahora viene lo "gordo": ante vosotros todavía una decena de esbirros con las armas preparadas, un tipo vestido con traje también verde pero algo diferente de los de los demás y dos dreadnoughts flanqueándole. Esto puede ser duro.

La acción se precipita: súbitamente aparece en escena un tipo rubio vestido con ropa paramilitar entrado "a matar", llevándose por delante no sólo los otros 4 esbirros que habías enviado contra el enemigo, sino que el movimiento todavía le alcanza para acabar con otros dos que han tenido la mala suerte de estar demasiado cerca. Toda una exhibición de artes marciales. En la sala queda todavía otra decena de hombres armadados que no se atreven a disparar al recién llegado por miedo a impactar contra sus compañeros (lo que le facilitaría todavía más su tarea). Tú en medio de la sala, en el pasillo central entre las sillas, y a tu lado la reconfortante presencia de los dos dreadnoughts...

 Ordeno a mi marioneta que abra fuego, después de ponerse a cubierto, sobre sus compañeros, mientras yo también disparo, con un ataque Psíquico...

Vuelvo a cargar contra la masa de soldados propinando puñetazos, patadas, codazos y rodillazos a todos ellos sin mostrar un ápice de duda, pero sin dejar de mirar de reojo a los robots y pensar en como darles cera...

Me encanta cuando me meto en estos grupos de gente tan grande y al cabo de pocos segundos solo yo quedo en pie... Y cuando me quedo solo lo hago con dos pistolas de esas tan guays en las manos, en posición firme frente al tío ese y sus dos chatarras.

- Disparad contra ellos... - ordeno a mis hombres - ...no tengáis miedo por impactar en los nuestros...la ciencia y la magia están de nuestro lado y los reviviremos!!

Quiero que disparen y acaben con ellos ya. Ordeno a los dreadnoughts que preparen sus armas para entrar en acción mientras me preparo mi Ocultación (en cuanto la cosa se ponga algo fea). Tocará realizar un ataque sorpresa con una de mis granadas Hydra...

-Schiet op hen... - ordena el líder de Hydra a sus hombres - wees niet bang te raken op onze... wetenschap en magie zijn aan onze kant en opnieuw beleven! -y los sicarios abren fuego a pesar de haber compañeros suyos por medio. No obstante el ruso va interponiendo los cuerpos de los sicarios al fuego enemigo y casi hasta parece que están colaborando en la "matanza". Al final sólo queda él de pie entre un mar quejumbroso verde y rojo, entre inconscientes e incapacitados.

El mago, por su parte, todavía con el control de uno de sus hombres, ha contribuido a la escena de caos, sumando otro inconsciente al grupo, igual que el sicario controlado, blandiendo su arma de rayos repulsores.

Sin media palabra lanzo una de las granadas contra el artista marcial para acabar con él de una maldita vez. No soportaré que ese hombre fastidie mi gran día. Quiero terminar esto cuanto antes y eso significa por la vía rápida.

- Acabemos con esto... - digo brevemente en un inglés con fuerte acento.

Al ruso esta vez le fallan sus reflejos felinos y casi golpea con la cabeza el artefacto explosivo lanzado por von Wyrm, pero sí le basta el tiempo para cubrirse con uno de los sicarios. Ésto no le salva de salir despedido varios metros hasta impactar brutalmente contra una pared de la sala, atravesarla y desaparecer en el pasillo, pero sólo momentáneamente. Al instante reaparece de entre los escombros de la pared, el humo, la sangre... su ropa, ensangrentada y cubierta de de detritos, la que todavía le queda, su pelo y piel, cubiertos de yeso y polvo, su actitud, bueno, mejor que lo describa él mismo, pero lo que está claro es que está de pie y listo para entrar nuevamente en acción.

Entretanto uno de los dreadnoughts parece detectar el movimiento de Svyatoslav y finalmente se lanza contra él, quedando su compañero todavía junto al líder de Hydra. La carga del monstruo de metal acaba en un directo hacia la zona de la cabeza (su puño es tan grande como una cabeza humana convencional) y la pobre parada instintiva del ruso poco puede contra la potencia del ataque. Esta vez le cuesta más levantarse...

 Ordeno a mi marioneta atacar al robot que ataca al ruso, al mismo tiempo que yo uso mi magia para deslumbrarlo, como hice con el del barco...

Estoy atontado, pero cabreado, la adrenalina recorre mi cuerpo haciendo que sienta palpitaciones hasta en la punta de la nariz... Tengo la ropa destrozada y sangre que creo que no es mía sino de un sicario por todas partes, aquel puñetazo hubiese tumbado a cualquiera, ¿pero a mi? ¡Ja!

Me incorporo de un salto y arremeto contra aquella mole de metal de la misma manera que él hizo conmigo. Golpeando con la suela de mi bota su abdomen.

Svyatoslav salta con una de esas peliculeras patadas voladoras hacia su enorme oponente de metal, pero el resultado es casi ridículo: impacta y cae, sin mover un ápice al pesado dreadnought. Probablemente se ha debido a que todavía se encontraba algo aturdido por la explosión y el puñetazo previo del dreadnought, pero éste no tiene ningún reparo en atacar a un enemigo caído. Su enorme puño impacta contra el pecho del ruso, que por fortuna ha visto venir el golpe y se ha cubierto con ambos brazos. Los tendrá amoratados al acabar el día (si es que no ha muerto antes) y se queda sin aliento, pero lo peor del golpe lo ha absorbido bien.

Mientras en un costado de la sala -o de la sala que ha sido abierta al pasillo, más bien- tiene lugar un intercambio de golpes entre un dreadnought y el ruso, en medio de la sala una súbita descarga luminosa hiere los ojos -o receptores visuales- de aquellos que quedan dentro de la explosión de luz. Todos han logrado librarse de sus efectos adversos por esta vez, pero la luz salida de la nada es sin duda una sorpresa para ellos.

Cojo una de mis granadas de Ligadura y se la lanzo al ruso. Quiero apresarlo y que quede a mi merced mientras ve mi gran logro. Luego lo torturaré y puede que lo modifique en mi laboratorio para que sirva a mi causa. Al fin y al cabo es un buen especimen y servirá para mis oscuros propósitos.

Y cuando parecía que el peligro había pasado momentáneamente y Svyatoslav sólo tenía que preocuparse del próximo golpe de la mole de metal, una granada singular explota a sus pies, extendiendo una sustancia verdosa y extremadamente pegajosa...

 Ordeno a mi marioneta que siga atacando al robot, mientras yo trato de cegarlo...

El polvo, la escayola, incluso la sangre que cubría mi ropa y mi cuerpo salpicó a mi alrededor del fuerte golpe que me había dado la mole de metal, había clavado una rodilla en el suelo y me había flexionado para evitar que me partiese todos los huesos en pedazos... Y de repente... Veo en el suelo una sustancia mohosa que me deja pegado al mismo... ¿Pero que coño? Intento despegar la rodilla y mi pie para moverme, pero no puedo... Y aquella cosa sigue delante de mi... Aun así puedo pelear y es lo que haré pelear a la defensiva para conseguir evitar caer allí en el siguiente ataque...