Partida Rol por web

El mundo oscuro.

Recorriendo sendas en la oscuridad.

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27/01/2021, 10:01
Francis Anne Quinn

Finalmente, la muchacha se detuvo y se giró hacia Dean. No sabía si lo había hecho porque vio imposible huir, se había dado cuenta de que no éramos peligrosos o se había tomado en serio las advertencias sobre los peligros del bosque, pero lo importante era que dejó de huir, aunque no sin defensa alguna.

Llegué unos segundos más tarde por uno de sus laterales y me paré al igual que Dean a cierta distancia, no porque tuviese en su mano un arma, porque todos teníamos, de alguna clase u otra, sino porque no era necesario acercarse más, por el momento.

En realidad, tampoco es que me importase demasiado que se fuese. Si no representaba una amenaza, seguía prefiriendo moverme sola que acompañada. Incluso conociendo a Dean y aceptando la utilidad de tenerlo a mi lado, no me había convencido de que era mejor marchar en grupo, aunque fuese pequeño, que sola.

Pero eso ya lo veríamos. En aquellos momentos, la situación nos obligaba al menos a convencer a la muchacha de que no éramos un peligro para ella… y a la inversa, y debía reconocer que con el sol a punto de desaparecer, podríamos descansar mucho más seguros siendo tres que dos.

Dean levantó las manos para mostrarle que no llevaba armas y yo le imité. Tenía la ballesta a la espalda y el cuchillo guardado, y podía coger cualquiera de ellos con rapidez, pero algo me decía que no me haría falta.

Mis ojos se movieron de Dean a la muchacha, observando su reacción ante las palabras de mi compañero. Entendía su desconfianza, porque yo había reaccionado igual y cuando sobrevivías a base de ocultarte y no fiarte de nadie, era difícil actuar de otra manera.

-Escucha. La noche se nos está echando encima y como dice Dean, ahora lo que necesitamos es encontrar un lugar en donde ocultarnos. Seguro que sabes dónde podríamos hacerlo y si estamos juntos, podemos turnarnos para vigilar y estaremos más seguros. No somos tus enemigos –le dije, apoyando las palabras de Dean.

La chica parecía ser algo más joven que yo y no tenía demasiado mal aspecto, por lo que estábamos hablando con una superviviente nata; pero al igual que en mi caso, todos sabíamos que en cualquier momento el destino podía alcanzarnos de una manera u otra. Aquello podía ser tomado como una oportunidad. Estábamos solos y podíamos seguir solos, pero de repente, teníamos una alternativa inesperada.

Al pensar en ello, me relajé y adopté una posición menos agresiva.  

-Me llamo Queenie y soy una superviviente como tú. Él es básicamente un cazador de vampiros y la noche pasada me salvó la vida. Dentro de lo malo, creo que podías haberte encontrado con gente bastante peor que nosotros. Además…

Lentamente, me quité la mochila, la abrí y saqué una de las latas.

-… hemos tenido suerte. Encontramos raciones de comida en un vehículo abandonado no muy lejos de aquí. Así que… ¿te apuntas a una cena y una noche tranquila? –le pregunté finalmente, mostrándole una de las latas.

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28/01/2021, 20:00
Sigrid Foster

Dean desprendía ese aire carismático que te hace confiar, parecía el chico amable que le enseñaría el instituto a cualquier novato y le haría sentir como en casa. Sigrid no le devolvió la sonrisa, pero le miraba con curiosidad. Es que aquel encuentro, al margen de la desconfianza, era el primero en casi ocho años, y aunque no era consciente de ello, miraba al chico como si se tratase de un animal exótico en peligro de extinción.

Aunque seguía sin bajar la guardia, parecía que el miedo se evaporaba de los ojos de la chica, hasta que llegó Queenie, y tal como esperaba, se acercó por un lateral. Esto le hizo desconfiar de nuevo. Era un pequeño gesto, pero significativo. Para conversar, uno se pone de frente. Los flancos se usan para amenazar, imponerse o cazar. Giró rápidamente su cuerpo quedando enfocada hacia el espacio libre que había entre ellos dos, como si marcase las doce en un reloj con las saetas en espejo vertical.

Observó a la chica igual que había hecho antes con su compañero, pero sin dejar que ninguno escapase al control de su visión periférica. Hablaba mucho, igual que Dean. No es que le molestase, en absoluto, aquello era todo un acontecimiento, pero le abrumaba un poco. Estaba acostumbrada al silencio, a pasar inadvertida, y el hecho de romper esa calma la hacía sentir como una bengala de humo rojo señalando su ubicación.

No parecían tener malas intenciones, aunque no comprendía por qué querían ir los tres juntos. ¿Por qué Dean la había perseguido? ¿Cómo sabía que ella no era una amenaza? Este chico es bastante impulsivo... En su historia Queenie era la heroína que le rescató de perderse en el bosque, pero en la de ella, era Dean quien la salvó de un vampiro. ¡Un vampiro! No había visto ninguno, pero sabía que se alimentaban de sangre. ¿Por qué un ser así querría matar una fuente de alimento que se regenera? ¿Por qué extinguir un pozo inagotable? ¿Sería un vampiro desterrado? ¿Uno que no piensa mucho y le echan por actuar en detrimento de los demás?

Sigrid dejó sus cavilaciones de lado para centrarse en el aquí y el ahora. Se tensó un momento al ver a la chica sacar algo de su mochila, aunque los gestos de la joven eran deliberadamente limpios y lentos para demostrar buenas intenciones. Observó la lata y luego los ojos de la chica. Diría que ambos eran buena gente. Quería creerlo. Pero muchos lo parecían. Algunos lo eran y otros fingían serlo. La tragedia vivida cambiaba a la gente. Personas buenas se hacían malas y las malas, peores. Y sí, creía que había almas buenas, pero ocho años daban para perfeccionar insidias y mentiras, camuflar intenciones y endurecer el carácter barriendo de una patada la compasión y la conciencia.

Tenía que responder. La sensación era muy intensa. ¡Caray! Si solo tenía que tomar una decisión y decir unas palabras. ¿Por qué se sentía como si estuviese haciendo un examen delante de un tribunal? Otra vez sentía el corazón latir con rapidez. No tenía que decidir si sus intenciones eran buenas o malas, podían ser las dos cosas a la vez. Era el modo de dar una oportunidad sin dejar de estar prevenida.

¡Ah, iba a hablar! ¡A hablar con dos desconocidos! Si la viese su abuelo... ¡Se sentía como si estuviese a punto de cometer la gamberrada más grande del mundo!

Separó los labios, pero antes de pronunciar ningún sonido miró a ambos. -Sigrid... -dijo como si se extrañase de escuchar su propia voz- soy Sigrid -aclaró consciente de que esto no se le daba muy bien. Ir los tres juntos tenía la ventaja que ellos habían expuesto, pero el inconveniente de que al tomar una decisión, ella era una y los otros sumaban dos. De todos modos, por el momento era tan solo una noche lo que pensaban compartir.

-De acuerdo, -dijo algo más recompuesta, intentando ser amable. Parecían dispuestos a dejarse guiar por ella, ya que Queenie confiaba en que conociese un lugar donde ocultarse y Dean prefería que los tres permaneciesen juntos. Esperaba que fuera así y que el chico no hubiese cogido fobia al bosque, porque ella no pensaba entrar en la ciudad de los horrores.

-En el bosque hay un viejo puesto de guardia forestal. Si queréis podemos pasar allí la noche.

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28/01/2021, 22:41
Dean

- ¿Un puesto forestal? ¡Eso seria estupendo.!- dijo Dean mirando a Francis en busca de aprobación ante la idea.- Si esta cerca podría aprovechar lo poco que queda de luz para poner alguna trampa alrededor y estar más seguros. Con suerte habrá una de esas radios de onda media, Dios quiera. 

El hombre se mostraba feliz, relajado, completamente confiado de seguir a aquella mujer desconocida.- Sigrid es un nombre bonito ¿De donde es?.- pregunto con curiosidad, como si fuerais de excursión.- Me suena del anillo de los nivelungos ¿Conoces esa obra?... a mi me la conto el padre Joseph cuando un crio, no me acuerdo de mucho la verdad.

Dean se mostraba muy animado y amigable pero mantenía la distancia con la chica. Contaba con una buena empatía emocional que le decía que era mejor darle espacio, aunque por otra parte no paraba de parlotear.- Respecto a lo que a dicho Queenie, es cierto. Había un vampiro, uno que viéramos, puede que fueran más. Pertenezco a la orden de Leopoldo, mis hermanos y yo combatimos a las criaturas de las tinieblas que atentan contra los hijos de Dios.- Explico como si eso tuviera que decirte algo.- En ejercicio de mi sagrado deber me perdí. Espero que tengan una emisora de onda media en el refugio con la que pueda reencontrarme con mis hermanos... Oh, no se asuste.- dijo Dean esperando no haber asustado a Sigird.- No les diría que vinieran a buscarme, quedaría con ellos en alguna parte si no gusta de conocerles, aunque son bueno hombres, comprometidos con la divina misión que nos fue encomendada.

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29/01/2021, 10:19
Francis Anne Quinn

Aquella chica parecía dudar en cuanto a lo que debía hacer. Estaba claro que cuando nos miraba a Dean y a mí, no sabía que pensar; aunque dudaba que alguien viese a Dean como una amenaza, todavía recordaba cómo me había despertado y había respondido al verle, con desconfianza y ánimo rebelde, así que podía comprenderla sin demasiada dificultad.

Todos éramos víctimas en aquel nuevo mundo en el que nos encontrábamos y resultaba muy complicado fiarse de alguien, porque eso significaba ser vulnerables, y perder lo único que hasta entonces nos había mantenido con vida.

Estar sola me había enseñado a valerme por mí misma y a aceptar mi destino, fuera el que fuese, porque estaba claro que era casi imposible no caer en ninguna trampa, no coger enfermedades o no ser atrapada por sorpresa. Pero el hecho de no tener que depender de nadie también me daba una sensación de libertad y de seguridad que hasta ese momento no había tenido. Era fácil acostumbrarse a una misma cuando era todo lo que tenía.

Claro que no tenía ningún sentido que no se fiase de nosotros, al igual que no lo tenía el que yo no lo hiciera con Dean. De haber querido acabar conmigo, ya lo habría hecho mientras estaba inconsciente y si hubiésemos querido acabar con ella ni siquiera habíamos perdido el tiempo hablando. La habríamos encerrado y finalmente, atrapado de alguna manera.

La chica terminó diciendo su nombre, como si fuese una pesada losa hacerlo. No parecía estar habituada a la gente.

-Mucho gusto, Sigrid –le dije, de manera suave e intentando transmitir tranquilidad, porque ella no era una amenaza para nosotros ni nosotros para ella.

Había tratado con muchas mujeres así en mi trabajo, llena de dudas y necesidades, que les habían llevado a dar un paso pero que también les impedía seguir con los siguientes, y solo mostrando certeza y confianza, fui capaz de insuflarles la seguridad que necesidades.

Finalmente, nos dijo un lugar en el que podíamos quedarnos y que curiosamente no estaba allí, sino en el bosque, el mismo del cual Dean le había advertido. Pero las posibilidades, tal y como comentó a continuación Dean, invitaban a sentir confianza,

-Creo que es una gran idea. Pero respecto a lo de la radio, Dean, no sé si sería mejor mantener el silencio. Después de todo, que nosotros no seamos peligrosos no significa que no haya alguien escuchando, humano o no humano, que sí lo sea.

Ahora que por fin habíamos establecido una comunicación, me acerqué a Sigrid, más tranquila. No iba a colocarme justo delante, pero al menos sí a una distancia menor, para no seguir teniendo que gritar mientras hablábamos.

-Como verás, el “Hermano Dean” siempre está confiando en Dios para todas las cosas –le dije, sonriendo -. Ya te acostumbrarás. Dean, no la atosigues. Primero, busquemos ese refugio y ya hablaremos más tarde.

No costaba demasiado acostumbrarse a Dean, pero nunca se sabía si a alguien podía molestarle toda aquella parafernalia divina sin que se molestase.

-Bueno, pues… ¿nos vamos? El Sol no tardará en ponerse.

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30/01/2021, 20:35
Sigrid Foster

-Igualmente -asintió con un suave gesto de cabeza a Queenie en respuesta a su educado saludo.

-Gracias -dijo algo sorprendida a Dean cuando elogió su nombre, aún así se notaba que le había hecho cierta gracia. -Proviene del nórdico antiguo -explicó. Luego él habló del Anillo de los Nibelungos. -Sé que es una ópera larguísima de Wagner, pero nunca la he escuchado ni la he visto. Me habría gustado... -alargó la frase a sabiendas que eso era ya un imposible.

Tal vez su hermana sí la conocía, incluso podría haberla visto en más de una ocasión. Asistía a conciertos, musicales, viajaba... El tren de vida que llevaban ella y su madre era muy distinto al suyo con su padre.

Cuando Dean habló anteriormente de sus hermanos, Sigrid imaginó a dos niños pequeños asustados e indefensos en medio del bosque, ¡pero no podía estar más equivocada! Eran miembros de la Orden de Leopoldo. Poco sabía de ellos, tan solo había escuchado que combatían criaturas sobrenaturales.

El chico comenzó a tratarla de usted, tal vez por haberse revelado como religioso. Sigrid no fue consciente en ese momento, pero por respeto le correspondería después con el mismo trato.

Sigrid apretó los labios intentando sin éxito disimular una sonrisa cuando Queenie habló del “Hermano Dean” y su carácter. También agradeció en silencio que la chica propusiera hablar ya en el refugio. Estaba acostumbrada a viajar en silencio. Solo así podía escuchar lo que había a su alrededor y solo así podía pasar inadvertida.

Afortunadamente los dos estuvieron de acuerdo en dirigirse al refugio. El sol siempre baja con rapidez y los segundos son oro, así que no había tiempo que perder. -De acuerdo. ¡En marcha! -exclamó y comenzó a caminar en la dirección correcta. En otra situación hubiese preferido ser la última del grupo y guardar cierta distancia, pero solo ella conocía el camino y el tiempo apremiaba.

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30/01/2021, 23:57
Dean

Llegasteis al puesto de guardia forestal. Era una cabaña elevada sobre el terreno, que parecía mantenerse en buenas condiciones. Dean, como buen caballero, se adelanto para ver si algún zombie rondaba el interior. No escucho ruidos ni vio nada sospechoso. La hierva de la zona llevaba años sin ser pisada.

Dean saco de la trasera de su pantalón una pistola y subió las escaleras haciendo un gesto para que esperaseis allí. Nunca se sabía cuando podía ser una trampa o encontrar un cadaver adormilado que en un momento te pegara un susto.

En unos minutos Dean asomo de nuevo.

Despejado, ni humanos, ni zombies... nada. El sitió parece abandonado, cuando se marcharon de aquí lo hicieron como alma que lleva el diablo. La ropa esta mohosa en la lavadora, hay restos de comida pegados en una cacerola... Las buenas noticias es que este sitió tiene placas solares y se autoabastece con agua de algún arrollo cercano. Así que en teoría tendremos agua caliente, luz, una buena cena y Dios quiera, paz, por esta noche.- dijo recogiendo el arma para volver a subir.

-He abierto los armarios para ver si teníamos ocupas indeseados, salvo algún ratón, nada. No obstante estaría bien revisar el sitio a fondo, puede que encontremos algo útil. Aunque lo primero es asegurar el sitió y hacerlo un poco habitable. Las sabanas tienen mucho polvo y Dios sabe que mas. Seria buena idea sacarlas, dar vuelta al colchón, ¿No les parece?

Dean se acerco a la chimenea meditando si seria o no buena idea encenderla. El humo podía alertar de su posición, tanto a sus hermanos como a otras criaturas menos amigables.- Bien, lo primero es asegurar la puerta, luego nos encargaremos de lo demás, si les parece bien. 

* Hay una habitación con un emisora de radio, me gustaría encenderla mas tarde, aunque sea para escuchar. Mis hermanos estarán preocupados por mi, seguro que están rezando por encontrarme.- argumento el hombre, que parecía poco dispuesto a dejar de hablar, como si hubiera acumulado palabras en aquel rato de silencio que necesitara soltar o explotaría.

- Solo hay una cama, de modo que yo usare mi saco de dormir sobre el sofá y ustedes pueden compartir la habitaci...- Dean os miro de repente, a una y otra y después carraspeo la garganta como si hubiera recordado algo.- Es una idea, no pretendo decir que.... que tengan que hacerlo... ¡Dios me libre de tal cosa!... Osea... que yo puedo poner mi saco en cualquier parte... No... ejem.... ¡Voy a ver si funciona la ducha!.- dijo notando abriéndose paso rumbo al baño.

Notas de juego

* No encontré lo que quería en un plano, así que por favor, imaginar que la habitación grande es un despacho de la guardia forestal.

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31/01/2021, 10:58
Francis Anne Quinn

La chica, Sigrid, encabezó la marcha, aunque no tardó en perder su puesto en favor de Dean que, como ya había demostrado, tenía un sentido de la caballerosidad que rayaba en la mejor de las tradiciones de Sir Walter Scott. No es que me quejara, pero ninguna de las dos, desde luego yo no, y no dudaba de que nuestra acompañante tampoco, éramos precisamente chicas desvalidas e incapaces de valernos de nosotras mismas. Cualquiera podía caer en una trampa, como así había sido en mi caso, pero eso no debía significar que de repente era una inútil que no podía encargarse de los peligros.

Pero no dije nada y sonreí al ver como se adelantaba.

-Nuestro caballero no duda en marchar en primer lugar para protegernos. Lo hace con buena intención pero a veces es algo irritante. Supongo que es mejor eso que alguien que huyese a las primeras de cambio –le comenté a Sigrid en voz baja, para que no me oyese Dean.

-¿Llevas mucho tiempo sola? ¿Vienes de muy lejos? –le pregunté mientras caminábamos. Aquellas eran las clásicas preguntas que se podían hacer, porque todos teníamos un pasado, seguramente del que no nos apetecía hablar pero también formaba parte de nuestra vida, nuestro carácter, y conocernos era vital para poder saber con quién luchábamos.

Finalmente, llegamos a la cabaña. Tenía bastante buen aspecto, eso debía reconocerlo. No era solo un conjunto de tablas mal puestas encima de un árbol.

-Vaya, es un buen lugar, y parece que no ha venido nadie en bastante tiempo –comenté, echándole un vistazo a todo el lugar.

Dean sacó su pistola y empezó a subir las escaleras para examinar la cabaña. Yo preparé la ballesta, por si acaso, y me coloqué de espaldas al árbol, vigilando.

-Nunca se es demasiado precavida –le dije a Sigrid, sin dejar de mirar a nuestro alrededor.

Cuando oí la voz de Dean, bajé la ballesta y me relajé.

-Si es un lugar tan bueno costará abandonarlo –comenté, mientras me hacía a un lado para que subiese nuestra acompañante primero. Además, el hecho de ser mayor que ella me hacía sentir una especie de afán protector, aunque no fuese necesario. A lo mejor era ella quien acababa protegiéndome y salvándome la vida, pero me resultaba inevitable actuar en aquellos instantes como Dean lo hacía con nosotras.

Quizás se me estaba pegando algo del “Hermano Dean”. Ya mismo hasta podía empezar a rezar.

Ni en sueños.

La cabaña estaba abandonada, desde luego, pero tenía bastantes lujos. Estaba preparada para ser habitada con poco esfuerzo y no sabía por qué motivo habría sido abandonado. Lo más probable era que tarde o temprano, en alguna salida, sus habitantes hubiesen caído y no hubieran podido regresar allí a tiempo para resguardarse.

Lo mismo nos podía suceder a nosotros.

Solté las armas, me quité la mochila y me dirigí en primer lugar a la puerta. También miré hacia abajo, a la escalera. No me hacía ninguna gracia que fuese tan sencillo acceder, pero era lo que teníamos.

-Buena idea. Desde luego, tendremos que agitar un poco todo esto si queremos dormir encima. ¿Qué dices, Sigrid? ¿Nos ponemos manos a la obra?

Mientras tanto, Dean comentó lo de la radio.  Era un optimista incurable.

-Bueno, primero aseguremos el lugar y después ya veremos lo que conseguimos con la radio. Yo no contaría demasiado con que funcionase. Podría tener las baterías dañadas. Pero ya lo veremos –comenté.

Poco a poco la cosa fue pareciéndose más a una casa. No es que buscase algo así, pero era de agradecer el tener un lugar en el cual dormir que no fuese un agujero en el suelo o en la roca. Me hacía sentirme incómoda porque la única vez que lo había hecho, ya sabía lo que me había sucedido.

Dean siguió hablando mientras trabajábamos y al hacer referencia sobre dónde dormir… él mismo entró en un laberinto del cual no podía salir.

Me eché a reír sin poder evitarlo y miré  a Sigrid, por si estaba confundida, tanto por su actitud como por mi respuesta.

-El “Hermano Dean” no está acostumbrado a ciertas cosas que no forman parte de su doctrina habitual. No tiene ningún problema con ello, pero no había coincidido nunca con una lesbiana y no sabe si ha metido la pata. No te preocupes. Yo dormiré en mi saco de dormir y tú puedes utilizar el colchón. No quisiera que te sintieras incómoda –le dije finalmente a la joven, sin dejar de sonreír. Dean era como un niño pequeño.

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01/02/2021, 20:41
Sigrid Foster

Dean se apresuró a comprobar que todo estaba en orden y en su ausencia las chicas hablaron un poco. Asintió cuando Queenie le llamó caballero, sin duda estaba de acuerdo en que era mejor eso a que saliese huyendo, además a Sigrid no le molestaban esas cosas. Tal como estaba el tema, cualquier gesto de amabilidad era bien recibido. Los dos hablaban como si se conociesen de hacía tiempo, aunque a ella le pareció entender que su primer encuentro fue la pasada noche. Decidió salir de dudas. -¿Solo hace 24 horas que os conocéis? Parece que haga más tiempo...

Queenie tenía curiosidad. Seguramente después de esa noche todos ellos se conocerían más. -Llevo sola desde primavera. Vengo de bastante lejos, de las montañas, y mi intención es regresar. Aunque antes necesito algunas provisiones. -Se le hacía muy raro hablar de ello, aunque las preguntas de la chica eran de lo más normal. -¿Y tú? -se interesó también por ella.

Dean no tardó en llegar y pronto les brindó una breve descripción del estado de la cabaña. Sigrid subió cuando Queenie se echó hacia un lado, dejándola pasar primero. A parte de una calificación de 3 estrellas por la falta de limpieza, todo apuntaba a una noche agradable en el refugio, siempre que nadie más se apuntase a la fiesta, claro.

-Antes de asegurar la puerta me gustaría poner algo fuera -dijo cuando Dean quiso encargarse de la entrada. Sigrid solía trazar un perímetro con hilo de pescar. En este caso lo haría estratégicamente colocado en los balcones, de un modo que pasase inadvertido, y colgaría su pequeña campanilla en el salón con la intención de trasladarla después a la habitación para que su sonido la alertase si algún intruso merodeaba.

Dean se acercó a la chimenea pero no la encendió por el momento. Sigrid creía que no era prudente hacerlo, por lo que pediría que no hiciese fuego. Por supuesto que hace ocho años su opinión sería la opuesta. ¿A quién no le gusta la calidez de un fuego bajo? Mmm... a los vampiros.

La conversación se animó, hablando de la radio, pensando en la cena... hasta que llegó el tema de la habitación y Dean se puso de lo más raro. Sigrid miró extrañada a Queenie. ¿Qué le ocurría? Seguramente se había criado entre hombres y esto de pasar una noche con dos mujeres le ponía nervioso. Iba a preguntarle a ella, pero la chica se adelantó y dio una explicación a la repentina desaparición del religioso. Sigrid abrió los ojos de par en par cuando dijo que era lesbiana, no por el hecho de que lo fuera, sino por el modo en que lo expresó.

-De ningún modo. Compartiremos el colchón ya que el hermano Dean prefiere la ducha -bromeó sabiéndole allí escondido. Que a Queenie le gustasen las mujeres no significaba que le gustasen todas las mujeres y desde luego tampoco que fuese a asaltarla mientras dormía.

-Sí -respondió cuando dijo de airear las sábanas y dar la vuelta al colchón, tal como había sugerido antes Dean. De hecho le daba un poco de asquete. Estaba convencida de que además de polvo y algún bicho que podía picarles, en el tejido habría más alegrías que penas. Y eso por no hablar del olor. Si olía mal dormiría en un sofá o en el suelo-. Si no hay cortinas me gustaría poner la sábana tapando la ventana -le dijo mientras se dirigía hacia la habitación. Sería imposible dormir pensando que en cualquier momento podía asomarse una cara-. A ver cómo está esto... -ponía cara de poco convencida mientras se acercaba a examinarlo-. Me parece buena idea dormir con nuestros sacos encima. -Si dormía cada una en su saco o estiraban uno y se tapaban con el otro ya lo decidirían luego.

Una vez tenían un poco organizado todo, Sigrid fue a investigar el despacho para ver lo que podía encontrar. Abrió los cajones con especial cuidado por si había alguna alimaña. Luego se dirigió a la mesa del salón y abrió su mochila para sacar un mapa. Lo observó durante un instante, ubicándose.

-Bien... estamos aquí -señaló con el dedo índice esperando a que ambos se acercasen-. Y aquí está el puesto militar donde nos vimos -indicó a modo de segunda referencia. Luego apartó su mano y miró a Dean. -Me gustaría que indicase dónde está la Orden de Leopoldo, por favor.

Dejó que se acercase y le dio un tiempo. Si se había perdido en el bosque tal vez no supiese ubicarse muy bien y prefería que se tomase su tiempo a que diese una respuesta rápida y errónea.

-No quiero fastidiar la noche... -continuó hablando, incluyendo ahora a los dos- pero me preocupa que haya vampiros y nos descubran. Me gustaría que nos enseñase a combatirlos, Dean -miró a Queenie para ver si estaba de acuerdo y luego a Dean. Él era el caramelito, puesto que era él quien luchaba contra ellos. Un trofeo mucho más apetecible que ellas, así que tal vez en esta ocasión le tuviesen que salvar a él. -Puede instruirnos mientras cenamos -añadió con una leve sonrisa, dirigiéndose hacia la cocina para echar un ojo a lo que había.

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02/02/2021, 21:46
Francis Anne Quinn

El hecho de que Sigrid comentase que parecía que nos conocíamos desde hacía más tiempo, me hizo reflexionar sobre lo sencillo que había sido al final, confiar en Dean. Por mucho que que mi reacción en un principio hubiera sido la lógica cuando se está rodeado de peligros por todas partes, su comportamiento nos había permitido llegar a conectar con facilidad.

Creo que era todo gracias a él porque yo hubiera seguido sola.

-Bueno, es mérito suyo. Es un hombre honesto, creo que tal y como lo vemos. Eso no es algo demasiado habitual –comenté.

Pero la confianza podía tener lugar también con aquella chica. Ella también parecía llevar sola mucho tiempo, si bien al contrario que yo, parecía tener un objetivo más o menos claro. Envidiaba la seguridad que proporcionaba, no tanto el saber de dónde veníamos sino hacia dónde queríamos ir, lo cual no era mi caso. El hecho de hacerme pensar en mi vida anterior, volvió a despertar lo que no deseaba recordar, aunque sabía que me resultaba imposible de olvidar.

-A varios kilómetros de aquí hay una ciudad. Los vampiros me lo arrebataron todo así que me marché de allí sin mirar atrás. Me da igual ir a un sitio que a otro –le dije, antes de subir a la cabaña.

A pesar de luchar para sobrevivir, aceptaba con bastante naturalidad el hecho de que en cualquier momento, podía morir. Cuando no tenías nada por lo que vivir, no importaba demasiado el resultado de una pelea. Me sentía más vacía por dentro de lo que parecía por fuera y lo único que me impedía rendirme era la costumbre. No lo había hecho hasta ese momento y no iba a empezar ahora, y… a ellas no les gustaría.

La broma de Sigrid me sacó de mis oscuros pensamientos e incluso me hizo sonreír. Era algo que ya casi había olvidado.

-Estupendo. Estaré más cómoda en el colchón y así también tendremos oportunidad de burlarnos un poco del casto “hermano Dean” –le comenté en voz baja, siguiendo la broma.

La verdad es que aquella chica era alguien con quien se podía hablar y una vez superada la desconfianza inicial, me parecía que sin duda, nos hacía ser mejores. Dentro de aquel heterogéneo grupo, tenía que reconocer que me sentía bastante segura.

Era toda una novedad formar parte de algo, a pesar de no buscarlo.

Solo cuando tuvimos todo listo, nos pusimos a hablar sobre dónde estábamos y cómo luchar contra los vampiros.

-Los vampiros deben ser bastante silenciosos porque a mí me sorprendió uno y no me di cuenta de nada. Supongo que la mejor defensa es no estar solos. Pero como dice Sigrid, mejor lo hablamos durante la cena, ¿no? Hermano Dean, ¿por qué no hace los honores? –le dije en tono de broma a Dean, sintiéndome más relajada que en mucho tiempo.

Atrás había dejado muchas cosas y delante no me esperaba nada. La compañía era buena y si al menos mi presencia podía ayudarles, habría merecido la pena. Había perdido todo lo que quería en la vida y no me quedaba demasiado para justificar que todavía estuviese andando por ella. Quizás aquella extraña reunión fuese mi oportunidad.

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02/02/2021, 23:58
Dean

- Por favor, señoritas, van a hacer que me sonroje. No soy muy diferente a cualquier otro hijo de Dios que ha decidido recorrer la senda de la luz.- Explico el joven sacando unas sartenes de un armario. Las tomo y pregunto a Sigrid.- ¿Crees que esto servirá? Las atamos con una cuerda y con un hilo de pescar al inicio de la escalera, si alguien trata de subir y tropieza con el hilo todo esto se moverá y hará ruido. Si no entendí mal esa era la idea ¿Cierto?.- pregunto el joven quien había guardado la mejor olla para cocinar.

-Conozco esa ciudad, el vampiro que la gobierna es un hueso duro. Dicen que ofrece tratos a los humanos para vivir allí a cambio de dejar que los vampiros se alimenten de ellos. Les dan alojamiento, comida, atención medica... todo lo que pueden necesitar.- explico Dean con cierta lastima de no tener bastantes balas para poder liberar la ciudad.

Cambió ligeramente de tema mientras abría su mochila y sacaba algunas cosas para cocinar. Abrió el grifo de la cocina y dejo que cayera el agua retenida hasta que de marrón paso a un color normal. Mientras limpiaba lo que iba a usar para cocinar os explico.- Hay todo tipo de vampiros. Yo he visto unos que son feos, pero feos como si hubieran salido del infierno arrastrando la cara por cristales y se hubieran limpiado las heridas con acido. Otros en cambio tienen el encanto y el gracia de un ángel... al menos en apariencia. Unos son rápidos como rayos, otros sigilosos como gatos, algunos ven en la oscuridad... hay algunos que no se reflejan en los espejos y otros que si...- dijo y se encogió de hombros.

- El mal puede tomar muchas formas y hay que estar alerta. Lo mejor seria hacer guardias, las primeras horas de la noche y las ultimas son las menos peligrosas, de modo que yo hare el turno de madrugada. -aseguro el hombre. Saco un paquete de macarrones de la bolsa tras poner agua a hervir en el fuego.- Tengo experiencia cazado estas bestias del averno.

Dean observo el mapa extendido en la mesa y bufo como si fuera un examen de algebra avanzada.- Veamos.. Esto es el norte... por aquí había una carretera... creo que fue aquí donde esa señora tan simpática me indico el camino.. aquí me desvíe... creo... umm... ni idea.- aseguro finalmente.- El señor no me dio el don de la orientación.- declaro disculpándose por su torpeza.

- Tampoco sé si puedo enseñaros a defenderos de un vampiro en unos pocos minutos, puedo enseñaros alguna cosa pero con los vampiros solo he visto que funcione una estaca en el corazón o una bala en la cabeza, si no se hace polvo al momento sigue disparando.

Mientras el agua hervía y no Dean movió las cortinas para tapar las ventanas. Una nube de polvo cayo sobre el hombre que empezó a estornudar por ello. En un gesto no demasiado higienico se limpio la nariz con la manga del jersey.- Aun así esta bien que conozcáis algunas llaves, hay otras cosas peligrosas por el mundo que no son vampiros.

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04/02/2021, 22:53
Sigrid Foster

-Así, es -asintió a Dean cuando cogió las sartenes. Había captado la idea, el ruido les alertaría.

Ambos hablaron de una ciudad cercana gobernada por vampiros. Él conocía al líder, pero Queenie había vivido allí. -Siento mucho lo que te ocurrió, Queenie -le dijo con pesar. Suponía que se refería a su familia. Algo terrible habría pasado. ¿Pero no era protección lo que ofrecían los vampiros? ¿Cómo esperaban que confiasen en ellos? Había algo que no le quedaba claro. Dejó pasar unos segundos antes de preguntar. -¿Te fuiste a su llegada o conviviste algún tiempo con los vampiros?

Miró cómo caía el agua marrón del grifo hasta que se volvió transparente. Cuando Dean sacó el paquete de macarrones, los ojos de Sigrid se iluminaron alegres. -¡Pasta! -exclamó boquiabierta. ¡Aquello sí era una fiesta!

Era evidente que el hombre estaba decidido a hacer la cena, y ella no se lo iba a impedir. Dejó de husmear por la cocina y se sentó junto a la mesa.

-Esa ciudad, ¿es la que está al final de esta carretera? -preguntó a Queenie señalando en el mapa la vía donde vio el coche abandonado. Ella creyó que llevaba hacia un pueblo, pero tal vez era algo más grande. En cualquier caso parecía que la chica conocía bien la zona y seguro que le podía explicar algunas cosas, a diferencia de Dean que si bien apuntaba a ser buen cocinero, era un auténtico desastre con la orientación. Estuvo a punto de reír con este pensamiento.

Estaba bien conocer cómo eliminar a un vampiro, por más complicado que fuese hacerlo. -Bien, dormiré con un virote de madera -sonrió. Luego asintió de acuerdo con aprender algunas llaves. Ella sabía defenderse bastante bien, pero nunca está de más adquirir nuevas tácticas, especialmente de un experto en combatir criaturas sobrenaturales. -¿Qué otras cosas peligrosas hay? -le preguntó con ganas de saber más. Miró divertida cómo estornudaba y emergía de entre la nube de polvo. Pobre. Iba a buscar algo que acercarle, pero Dean lo atajó en un momento.

-De acuerdo -dijo conforme-. Entonces Queenie y yo hacemos la primera y la última guardia. ¿Cuál prefieres? -le preguntó a ella. Tenía una sensación extraña. Estaba convencida de que no ocurriría nada, pero a la vez estaba concienciada de todo lo contrario.

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05/02/2021, 09:30
Francis Anne Quinn

Una cabaña, tres desconocidos y por increíble que pareciese, bastante compenetración entre nosotros, lo cual hizo que nos pusiéramos rápidamente manos a la obra. Sin dejar de bromear ni de hablar de nosotros y también de lo que nos esperaba, preparamos una especie de alarma anti-visitantes inesperados.

Pero nuestras confesiones hicieron aflorar todo lo que sabíamos y sentíamos. Dean habló sobre el vampiro que gobernaba mi ciudad, y la repulsión que me produjo me obligó a dejar lo que estaba haciendo, girarme y alejarme unos metros de ambos. Me aproximé a la ventana, mirando más allá de la oscuridad, hacia una vida que ya no tenía sentido, mientras continuaba oyendo la voz de Dean a mi espalda.

Hubiese matado a aquel vampiro de haber tenido la fuerza y los conocimientos suficientes, porque el deseo de venganza ya lo llevaba desde que había perdido todo lo que me importaba.

Sigrid se mostró comprensiva y preocupada por mí. Todos tendríamos historias horribles que contar y no me consideraba más merecedora de lo que podía serlo ella, en cuanto a recibir el apoyo de otros, pero la verdad es que en aquellos momentos, cuando el pasado regresaba, me resultaba muy difícil seguir adelante.

-Aguanté todo lo que pude –dije en voz alta, sin volverme, mientras seguía mirando al vacío -. Mi padre acabó con mi madre; ya era un monstruo antes de transformarse, por lo que quizás lo que hizo fue salvar a mi madre de un castigo peor. Mi novia vino a continuación. Fue inesperado, aprovechándose de su confianza al ir a ayudar a alguien que parecía necesitarlo. Y finalmente, mi abuela, sorprendida en su propia casa aprovechando que yo no estaba. Quizás de no haber salido, aún estaría con vida, no lo sé. Me hubiera gustado morir allí mismo para no tener que seguir recordándolo y dejar mis preocupaciones atrás.

Me quedé unos instantes más absorta en mis recuerdos, mientras mi mano se deslizaba inconscientemente hacia la fotografía que tenía, la sacaba y la sujetaba sobre mi pecho. Ya no podía llorar, pero eso era porque sentía tal tristeza, que ni siquiera las lágrimas podían escapar a ella.

Solo después de unos momentos, logré rehacerme y girarme para continuar hablando como si hubiese dejado todo atrás.

Dean estaba dando una especie de clase magistral sobre los vampiros. Sigrid me preguntó sobre dónde estaba la ciudad; me acerqué a mirar el mapa y asentí con la cabeza.

-Lo único que debería preocuparnos es que nadie entre aquí. Supongo que cuando un disparo no es suficiente, o una flecha, una buena estaca debería hacer el resto. En fin. Si quieres yo hago la última. Suele costarme menos levantarme temprano –le dije finalmente a Sigrid, mirándola a ella y a Dean.

No tenía demasiadas ganas de hablar, así que me dirigí hacia la cama y me tumbé mirando hacia el techo, aún con la foto aplastada contra mi pecho. Los recuerdos felices aparecieron solos, pero dolía tanto saber que jamás volvería a tenerlos, que tuve que esforzarme en quitármelos de la cabeza.

No había nada peor que sentir el dolor de una herida que jamás podría cerrarse.

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05/02/2021, 13:12
Dean

Dean fue detrás con intención de sacarte de la cama.- No, no, no esa es una mala idea. He visto a gente tumbarse así y no querer levantar nunca más. Si la depresión te vence ellos ganan. Los vampiros quieren a la gente sumisa y dominada, destrozar su alma para que nada les importe porque así son fáciles de gobernar.- dijo seguro de si mismo.

- Tu abuela y tu... pareja.- dijo dejando notar que el tema de la homosexualidad lo respetaba pero se le atragantaba.- Querrían verte fuerte y animada porque te amaban. Mira, se que no crees de Dios pero crees en el amor... que viene siendo algo muy parecido, así que por el amor que les tuviste y te tuvieron tienes el deber de levantarte de esa cama y comer un plato de mediocres macarrones.

Después de dar sus argumentos Dean tomo un paquete de comida preparada del ejercito que llevaba en su mochila y uso la lata de carne, añadiéndola a la pasta ya cocinada.- Bien señoras, la cena esta lista.- dijo cambiando de tema.- ¿Quieren oír la apasionante historia del hombre con memoria de pez?.- os pregunto como si supierais de que iba.-

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05/02/2021, 16:44
Sigrid Foster

Los ojos de Sigrid acompañaron a Queenie hasta la ventana. Se veía muy afectada. Pensó que debió ser algo reciente, si no, a estas alturas la chica estaría muy lejos de allí. No le quedaba claro si su padre seguía en este mundo, pero no era momento de insistir. Había otro asunto que consideraba importante, pero temía que solo le produciría más dolor. Tal vez pudiese hablarlo con el hermano Dean en el cambio de guardia.

-De acuerdo -respondió cuando ella escogió el último turno. Entonces escuchó algo que le dio bastante confianza. “Lo único que debería preocuparnos es que nadie entre aquí”. -Pienso lo mismo, nadie debe entrar -coincidió. Más que un asalto, le preocupaba ser engañados, las artimañas que pudiesen utilizar con ellos. ¿Y si llamaban a la puerta? Un niño, un anciano, o peor aún, un conocido.

Queenie había sido sorprendida por un vampiro, así que, aunque hubiesen otras criaturas, ésta era la más probable que se les acercase. Además había un más que posible motivo. ¿Y si el vampiro que sorprendió a la chica la pasada noche iba tras ella para regresarla a su ciudad? Por lo que contó Dean, el líder ofrecía protección a cambio de alimento, así que sin duda los humanos tenían las puertas abiertas para entrar a vivir en esa ciudad, por llamarla de algún modo. Pero, ¿era tan sencillo salir?

Por otra parte, Dean había perdido a sus hermanos, aunque comprobada su poca maña para ubicarse, lo más probable era que se hubiese extraviado él. Sus hermanos podrían regresar para encontrarle, algo que en realidad parecía poco probable durante la noche. ¿Y si llamaban a la puerta diciendo que eran ellos? Desde luego ella no lo creería, sino más bien que habían sido capturados y utilizados para dar caza a otro cazador. Pero, ¿abriría Dean la puerta en este caso?

Y luego estaba ella misma. En realidad era la que aparentemente lo tenía más fácil. No vivía allí ni conocía a nadie. Pero, ¿eran los vampiros capaces de hurgar en la mente de las personas y averiguar acerca de sus allegados? Si era así, adiós ventaja.

Estaba nerviosa. Por favor, que mis miedos no se hagan realidad.

Queenie se marchó abatida a la habitación. Seguramente prefería estar sola en ese momento. Sigrid no dijo nada, tan solo le dejó el espacio que necesitaba. Cuando la cena estuviese lista, le acercarían un plato de macarrones a la cama a ver si se animaba un poco.

Distinta fue la reacción de Dean. Este hombre era una caja de sorpresas. No solo se notaba que había estado con más gente, es que tenía un auténtico don. Sigrid le sonrió a su regreso, contenta por cómo le había hablado a Queenie.

-¡Menuda pintaza! -exclamó al ver los macarrones. ¡Madre mía, qué fácil soy de contentar!

Se sentía como en un campamento de verano. Sin levantarse, retiró la silla de su lado esperando que Queenie la ocupase. -Yo quiero escucharla -respondió divertida. A ver con qué salía Dean.

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05/02/2021, 19:41
Francis Anne Quinn

Qué sencillo era mirar hacia delante cuando no había motivos para mirar atrás. No me sentía mal porque Dean intentase que me sintiese bien, sino envidia. Me hubiera gustado morir en aquella ciudad, antes de ver como todo a mi alrededor desaparecía, o en la caravana, antes de poder comprobar que no había esperanza.

Dean seguramente jamás pensaría algo así, pero era lo que tenía disponer de un objetivo que seguir, o en el caso de Sigrid, de juventud para ser optimista.

No, los míos no hubiesen querido verme de aquella manera, pero no estaban allí para hacerlo así que esa justificación no me valía demasiado. Sin embargo, no podía permitir que ambos me viesen así, tan hundida, porque ahora todos dependíamos de todos.

-Bueno, supongo que si he llegado hasta aquí, tu cena merece la pena ser probada –le dije a Dean, sentándome junto a Sigrid y lanzándole una sonrisa de agradecimiento a la joven, mientras colocaba una mano en su antebrazo. Hacía tiempo que nadie se preocupaba por mí y apreciaba lo que ambos estaban haciendo.

Pinché el tenedor con unos cuantos de aquellos de macarrones y cuando me los llevé a la boca, me detuve un instante al primer bocado. Después, conseguí masticarlos un poco más y tragármelos, no sin esfuerzo.

-Hermano Dean. Prométame que la historia del hombre con memoria de pez será mejor que estos macarrones. Porque serás un cazador de vampiros estupendo pero como cocinero, reconozco que me tienta salir ahí fuera y alimentarme de la corteza de los árboles.

Lo dije con mucha seriedad, pero solo aguanté un segundo antes de echarme a reír.

-Bueno, pues cuéntanos algo de ese pez. O perdón. Me refería a ese hombre con memoria de pez. ¿Se orientaba igual de bien que tú? –le pregunté, siguiendo de broma, mientras volvía a pinchar más macarrones. No estaba demasiado bueno, pero era comida y había probado cosas bastante peores.

De nuevo me sentí extraña, cenando como si se tratase de un viaje de placer, una especie de retiro de la civilización entre tres amigos, que durante unos cuantos días habían decidido olvidarse de todo y alejarse de la contaminación, el ruido y el estrés continuo, para disfrutar de veladas nocturnas plagadas de grillos y búhos.

Cuando era joven, una chiquilla, había ido alguna que otra vez de campamento. Había una en especial que recordaba con cariño, porque representó un momento diferente para mí. Aquella sensación aún perduraba en mi interior y quizás por ese motivo, no me sentía especialmente mal vagando por los bosques, rodeada de naturaleza, teniendo como único techo el cielo estrellado y como compañía, pájaros y ardillas. Aquel recuerdo era tan bueno, que me había permitido sentirme cómoda a pesar de la situación en la cual me encontraba, y en ese momento, mientras reíamos y comíamos, conseguí sentirme, por contraproducente que pareciese, de una manera similar. Mi vida era como una montaña rusa, lleno de subidas y bajadas; cada vez que me daba cuenta de que jamás volvería a ser feliz, descendía hasta los infiernos; pero aún disponía de algunos caminos que me permitían recuperar algo de lo que había tenido.

Era muy poco, pero por mi bien, y por el de Dean y Sigrid, me agarré a ellos.

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06/02/2021, 01:01
Dean

Dean se sintió satisfecho de lograr sacar a Francis de la cama y que se sentara a comer con ellos.

Sirvió los platos con gusto, dejando el suyo por último. La comida era razonablemente buena dadas las circunstancias, caliente y recién hecha era un lujo dados los tiempos que corrían.

- Si tuviera a mano el huerto de la orden os chuparíais los dedos.- Aviso. Cerro los ojos bajando la cabeza y rezó para si una oración de agradecimiento por los alimentos. No pidió a nadie que le siguiera en su plegaria al terminar se os unió con ganas.

- Que aproveche.- dijo metiendo el tenedor en la pasta. Comió un poco y trago antes de empezar a hablar.- Hace un par de años me cruce con un tipo peculiar, fue bombero en su día y su físico era impresionante pero algo le paso en la cabeza. Unos dicen que se dio un golpe, otros que sufrió un trauma psicológico que le dejo el cerebro tocado y se que esto no es divertido pero le causaba situaciones muy cómicas. Llego con sus hijas a la puerta de la orden, pensando que era un colegio donde refugiarse. Naturalmente le dimos cobijo unos días hasta que decidió marcharse pero cada cierto tiempo se le olvidaba donde estaba y como llego allí.

En cierto momento la hermana Alice fue a despertarle, ella es un monja de avanzada edad y no sabía que al despertar su cerebro estaba especialmente turbado, así que el corrió hasta hermana, la tomo en brazos y empezó a gritar. "Ayuda, a esta mujer se le esta derritiendo la cara", naturalmente la hermana Alice grito por la sorpresa pero el hombre pensó que le habían quemado la cara con acido o era una victima de algún incendio y los gritos de la anciana eran de dolor, así que recorrió varios pasillos en calzoncillos, cargando con una anciana monja, sin saber donde estaba o donde iba hasta que mis hermanos lograron pararle y calmarlo.

Dean se reía recordando aquella imagen, la hermana Alice llevada en volandas por un bombero en calzoncillos por los pasillos de la orden le parecía tronchante.

- En otra ocasión se quedo mirando al padre Ángel mucho tiempo en silencio y este le dijo "Vamos hijos, sabes quien soy." tratando de estimular su memoria a lo que el dijo muy serio..."Si, claro eres Batman.

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06/02/2021, 23:08
Sigrid Foster

Sonrió a Queenie y dio dos toquecitos amistosos en el dorso de su mano cuando la colocó sobre su antebrazo. La chica estaba más animada y comenzó a bromear sobre Dean. Sigrid rió imaginando que salía tal cual a comer cortezas de árbol y luego cuando habló de su sentido de la orientación. Pobre hombre, pero la verdad es que se prestaba a bromear. Se veía de lejos que no se lo iba a tomar a mal.

-¿Tenéis tomates? -le preguntó con curiosidad cuando habló del huerto. Los tomates le encantaban, pero los tomates buenos, con aroma y sabor.

Cuando el hermano Dean comenzó a rezar, Sigrid ya había mordido medio macarrón. Abrió los ojos de par en par, consciente de que se había adelantado, y miró a Queenie, ya que el hombre tenía los ojos cerrados. Se encogió de hombros, dejando la pasta descansando en su boca esperando a que acabase la oración para tragársela.

-Igualmente. ¡Buen provecho! -Siguió comiendo como si tal cosa mientras escuchaba la historia del bombero, que resultaba de lo más interesante. Bebió agua y comenzó a reír con la anécdota de la anciana, de hecho se partía de la risa, tanto, que casi se le sale el agua por la nariz. Miró cómplice a Queenie a ver si pensaba lo mismo que ella. ¡Alice no se vería en otra igual! No tenía muchas probabilidades de que otro bombero cachas la llevase en volandas, y ya no digamos en ropa interior.

-El bombero debería haberse quedado con vosotros. Seguro que lo habría hecho si Batman se lo pide -sonrió divertida.

Caray, se lo estaba pasando genial.

-Yo también conozco una historia de alguien con memoria de pez, de una mujer en este caso. Es muy buena. ¿Queréis que os la cuente? -se puso de pie dando por hecho que la respuesta sería positiva y gesticuló con los brazos.

-¿Listos? Bien, pues aquí va -tras una breve pausa, hizo una mueca verdaderamente graciosa y se encogió de hombros levantando las palmas de las manos hacia arriba-. ¡Ups, vaya! ¡Se me ha olvidado! -dijo con fingida sorpresa antes de comenzar a reír de nuevo dejándose caer sobre la silla.

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07/02/2021, 09:39
Francis Anne Quinn

Sigrid me miró cuando vio a Dean ponerse a rezar antes de comer, y yo asentí con la cabeza, observándole en silencio mientras acababa. Para nosotras estaba claro que aquel ritual no era necesario, pero sí él lo consideraba importante, ninguna de las dos lo interrumpiríamos o pondríamos en duda. De todas las personas que podíamos habernos encontrado, habíamos tenido suerte con Sigrid.

La comida seguía sin estar buena, pero la historia de Dean había logrado que no importase demasiado. Había un buen ambiente entre los tres y hablábamos como si nos conociésemos desde hacía años.

Eso era algo difícil de conseguir, pero las situaciones extrañas, generaban extrañas compañías. No me importaba reconocer que en aquel momento, me sentía bien y me alegraba. Lo único que necesitaba era no pensar demasiado y durante la cena, gracias a ellos dos, lo estaba consiguiendo.

Sigrid puso su granito de arena con un chiste bastante malo, pero lo suficiente como para hacer que espurreara una buena cantidad de macarrones al estallar en una risa tonta.

-¡Oopss! Lo siento, perdonadme –dije, limpiando lo que había ensuciado y dándole una torta amistosa en el brazo a Sigrid -. No se por qué pero los chistes malos son los mejores.

En realidad, sí que sabía por qué. Se trataba de algo tan improvisado y sencillo, que todo dependía del humor que tuviese una en ese momento y como habían conseguido que me sintiera bien, no pude evitar estallar en aquella risa inesperada.

-Espero no soñar esta noche con bomberos, monjas en paños menores o peces. Si no duermo recaerá sobre vuestras conciencias –les advertí con una sonrisa en el rostro, mientras continuaba comiendo.

Mientras lo hacía, miré a mi alrededor. Una cabaña, comida, cobijo… de nuevo aquella sensación extraña de estar en un lugar que me hacía sentir segura y bien pero que no me pertenecía. En la caravana había experimentado algo parecido y podía haber sido mi final. No hubiera estado tan mal, al fin y al cabo, morir sin darse cuenta de ello. ¿Cómo sería despertarse siendo una vampira? ¿Retendría mi personalidad? ¿Estaría todavía con vida….

Agité la cabeza para evitar caer de nuevo en pensamientos oscuros, pero algo estaba consiguiendo abrirse paso a través de la fina tela que había interpuesto.

No podía evitarlo, porque por mucho que intentásemos aderezar la vida con risas, el dolor no desaparecía, pero ahora le estaba dando vueltas a otras cosas. Habíamos escapado matando, pero… ¿habría alguna posibilidad de salvarlos?

-Dean. ¿Sabes… qué ocurre con una persona cuando se transforma? Quiero decir, ¿sabes si… siguen siendo ellos, de alguna manera, o son… no sé, como animales salvajes….? ¿No habrá… alguna manera de devolverlos a como eran antes?

En mi interior, la respuesta sencilla, esa negativa inexorable, aparecía inundándolo todo. Era lo normal, lo esperable, lo lógico. Pero el y si… también estaba allí, fruto del desconocimiento de algo que nos había invadido sin dejarnos tiempo para hacernos preguntas y buscar las respuestas.

A lo mejor Dean tampoco se las había hecho, puesto que creía en la salvación eterna. La terrenal era algo secundario. Pero en mi caso, en el de la mayoría, era bien diferente.

Y si…

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07/02/2021, 15:23
Dean

Dean respondió afirmando con la cabeza, esperando escuchar una historia como la suya, de otra persona con mala memoria sin mas. No fue hasta que escucho reír a Francis que entendió la broma y entonces comenzó a reírse a carcajadas, hasta casi llorar. Así de inocentón era Dean.- ¡Oh, Dios! ¡Que buen chiste, me has pillado!.

Bebió un trago de agua de una cantimplora que dejo sobre la mesa. Había unos vasos limpios que ya estaban en la casa y que dejo para vosotras.

Queeni hizo sus preguntas, un tema bastante más serio, por lo que Dean se tomo un momento de reflexión antes de responder.

- La teoría nos dice que cuando una vampiro drena la sangre por completo de un humano su alma vuelve a Dios y es reemplazada por el espíritu de un demonio liberado del infierno. Este demonio tiene los recuerdos del cuerpo parasitado y puede actuar como tal para engañar a las personas mas cercanas a este con oscuros propósitos.- explico y después añadió.- Aunque el padre Ángel sostiene que algunos vampiros conservan su alma, que no dejo su cuerpo pero fue corrompida por el ente demoniaco, de modo que para mantenerse vivo le reclama sangre y sacrificios. De no ofrecérselos vuelve loco al huésped hasta lograr liberarse en su forma mas abominable... Claro no tenemos forma de demostrar esto a ciencia cierta, salvo la experiencia de siglos de combatirles. 

-Sobre la cura hay hipótesis de todo tipo. La hermana Alice dice que si un vampiro se entrega de nuevo a la luz de Dios este será perdonado, su alma volverá al Señor... Claro que para eso tiene que exponerse voluntariamente al día, lo cual le cuesta la vida. Otros dicen que hay una leyenda sobre el santo grial, que si bebieran de él sangre de un inocente, ofrecida de forma voluntaria, se sanarían.

Dean tomo un momento para comer un poco, no quería que su comida se enfriara.- También he oído que los vampiros tienen una leyenda sobre "la hija de Eva", que dicen que es una descendiente pura de la segunda mujer que Dios creo, el tercer ser humano, levantado del barro por un soplo divino.- especifico.- Dicen que la sangre de esta mujer es distinta a todas las demás y quien la mordiera recuperaría el alma perdida.

El hermano Dean se tomo otro segundo.- Como en la otra pregunta, no tenemos certezas. Siento no serte de mas ayuda.

 

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07/02/2021, 22:23
Sigrid Foster

-No pude evitarlo -reconoció riendo todavía contagiada por las risas de sus compañeros. El chiste era malo, pero sentirse en tal confianza como para hacerlo era de lo mejor que había sentido en mucho tiempo.

Sigrid había bajado la guardia y era consciente de ello, pero por algún motivo inexplicable, en ese momento no le importaba, al igual que años atrás no le había importado saltar una verja en mitad de la noche para bañarse con sus amigos en la enorme piscina de la mansión de alguien muy rico. Claro que ni Sigrid tenía los años de entonces ni la situación era la misma. Ahora las concesiones, grandes o pequeñas, podían salir muy caras, incluso pagarse con la vida.

-Yo hace tiempo que no sueño con nada -respondió a Queenie, casi como un pensamiento en voz alta. De hecho, desde que abandonó la cabaña meses atrás, no había vuelto a soñar.

Recogió el mapa de la mesa y lo guardó con cuidado en su mochila temiendo que ella misma en un descuido pudiese derramar el vaso de agua sobre él. -Es muy buen anfitrión -sonrió a Dean cuando disponía tan amablemente las cosas.

Queenie preguntó acerca de si había vuelta atrás de una transformación. Aunque no especificó a qué criatura se refería, el hermano Dean lo tuvo claro. Ahora Sigrid estaba convencida de que tenía a alguien muy cercano a quien quería rescatar.

Escuchó con atención. No tenía idea de algunas cosas, como “la hija de Eva” o que se hablase del santo grial, pero se planteaba una pregunta: ¿Qué haría Dean, y qué haría su Orden, si sabían de uno de sus miembros convertidos en vampiro? ¿Iban tras él para acabar con su vida? Naturalmente no podía dar voz a esta intriga después de saber la preocupación de Queenie.

Sigrid estuvo a punto de compartir algo, pero finalmente no lo hizo. Ella tenía una visión romántica y misteriosa de los vampiros, basada únicamente en novelas y películas. Aparecían como seres crueles y despiadados, egoístas y dominados por hambre, pero siempre había alguno que se guiaba por el corazón. Igual ese era el camino que podía llevar a Queenie a recuperar a su ser querido, pero ya no sabía qué pensar. Los vampiros existían, y después de escuchar a sus compañeros, su percepción de ellos había cambiado por completo, y no para bien precisamente.

También Sigrid pensaba en su hogar. Ya no quedaba mucho tiempo si quería regresar. Debía tomar la decisión de seguir buscando lo que necesitaba o volver con las manos vacías y algo de información. Tenía la sensación de que había llegado a un punto peligroso. Había ya mucha confluencia de personas y criaturas. Dejó un tiempo prudencial para que los dos hablasen del tema que les preocupaba y luego preguntó:

-¿Sabéis qué noticias hay en relación al corona-Z? ¿Hablan de algún avance al respecto? ¿De la cantidad de infectados, si se mantiene, crece o va a la baja? ¿Se conoce algún refugio seguro? Me refiero a uno constituido por personas.